lunes, 3 de febrero de 2025

"Cuando una nación tiene un cáncer. El octubre de los argelinos en Francia" de José Jiménez Lozano ( El Norte de Castilla, 3 de diciembre de 1961)

 

Cuando una nación tiene un cáncer

El octubre de los argelinos en Francia

I) Los hechos

Octubre. 1961: De veinte a treinta mil argelinos se manifiestan en París el 17 de octubre: cuatro o cinco mil el día 18, y algunos millares más de mujeres y niños, el 20. Gritan que se libere a Ben Bella o «Viva Argelia argelina».

Las cifras oficiales hablan de tres muertos (uno de ellos europeo) el primer día y de dos el segundo. Se efectúan 14.094 detenciones.

II) Las causas

Las causas directas y próximas de las manifestaciones son las medidas tomadas por la Policía el 6 de octubre y que aconsejan a los argelinos que no aparezcan en las calles entre las ocho y media de la tarde, y las cinco y media de la mañana del día siguiente, mientras los cafés a los que ellos suelen acudir deben cerrar sus puertas a las siete de la tarde.

La razón de estas medidas, según la Policía, es doble: 1) Proteger a los agentes de los atentados nocturnos; 2) Proteger a los mismos argelinos honestos de los atentados de los miembros del F.L.N.

En la realidad: es una medida discriminatoria contra los argelinos, que les impide acudir a sus trabajos nocturnos, abrir sus tiendas o divertirse buenamente.

Un testimonio: «Yo empleo a lo largo del año a seis obreros argelinos. Desde hace un mes, todos ellos han sido sucesivamente arrestados y puestos luego en libertad a los tres o cuatro días. Ayer mismo se detuvo a uno de esos obreros míos, que lo ha sido durante cuatro años, mientras en un bar se tomaba un café tranquilamente con su mujer. Su hoja de servicios en el Ejército, pensaba él, que le ponía al abrigo de toda detención. El dueño del bar me dijo luego que había enseñado a Policía sus recibos de jornal, su cartilla militar, su certificado de domicilio. Pero, por lo pronto, se le montó en los coches de la Policía. Le volveré a ver, sin duda como a los otros, dentro de unos días con la cara hinchada y señales de golpes en el cuerpo. Siento una horrible vergüenza».

Las causas últimas y profundas de estos servicios policiales y de las manifestaciones son una sola y vieja causa: el acceso de la guerra de Argelia, que ha comenzado a reventar ahora todo el pus acumulado durante siete años.

III) Más hechos

Descubrimiento de cuerpos de argelinos arrojados al Sena o colgados en el bosque de Vincennes o Meudon, con anterioridad y posterioridad de las manifestaciones.

Una redada en el Metro: Entre la muchedumbre es interrogado un argelino. Mientras que saca su documentación, un agente rompe su bastón sobre la cabeza del infeliz; la sangré corre. La muchedumbre murmura, pero “pasa de largo”.

IV) Las consecuencias

Las consecuencias de las manifestaciones han sido las violencias ejercidas sobre los argelinos. Violencias en caliente y violencias en frío.

Violencias en caliente; que serán, si no justificables, al menos explicables en unos hombres, como los policías, cuyo cuerpo ha perdido varias decenas de sus miembros asesinados por los terroristas del F.L.N. Pero la brutalidad de la represión y su amplitud no son ni siquiera explicables.

Un testigo: En “Démocratie 61” escribe Pierre Berger: «Nuestras ventanas dan sobre la calle de Lille y el bulevar Saint-Germain. Ante nuestras ventanas, un pelotón de C.R.S. y un grupo de agentes, metralleta en mano, barrieron la calle de Lille. En el otro sentido, una cincuentena de musulmanes avanzó hacia el bulevar Saint-Germain. Estos hombres marchaban tranquilamente. Estos hombres manifestaban en voz casi baja las palabras que significaban su razón de haberse lanzado a la calle. De repente, los C.R.S.  dispararon. La carga fue muy breve, las fuerzas del orden pusieron a la pared a los manifestantes Después los golpearon con los puños, a patadas y con la porra. Uno de ellos tiró».

Violencias en frío: Heridos abandonados, falta de alimentos, y de la higiene más elemental entre los que concentraron; frío. 7.000 argelinos concentrados en el Campo de los Deportes no pueden dormir durante varios días. No se llamó en ningún caso a la Cruz Roja. Nazismo, en fin, resucitado.  

V) Las reacciones

En el Parlamento. — Ante todo esto, Claude Petit, diputado de la circunscripción del Loira, ha dicho en la Asamblea: «Estamos viviendo lo que no comprendimos que los alemanes vivieron después de la llegada de Hitler al Poder.» Testimonia otros casos y dirigiéndose al ministro del Interior [Roger Frey] dice: «la bestia horrible del racismo está suelta. Cierre rápidamente la trampa, señor ministro».

La prensa. — “La Croix”, católico: “En la sola ciudad de Saint-Denis se han contado 170 desapariciones desde el 1º. de octubre”. “El número de cadáveres de argelinos sacados del Sena desde el 1º de octubre sobrepasa con mucho las cifras oficiales”. “Un manifestante, llegó a casa con tres golpes en la cabeza. A la mañana siguiente quiso reanudar el trabajo. A mediodía tuvo que volver a casa orinando sangre”.

“Le Populaire” socialista: “Los rostros del odio y del racismo, que muchos no querían ver disfrazados como estaban en su bienestar y su civilización, aparecen bajo la luz brutal de disturbios en la Calle”.

“Le Figaro”, centro derecha: “gran número de víctimas han sido golpeadas después de su detención en el curso de escenas de violencia en frío. Miles de hombres están alojados desde hace días en locales inadaptados para tal objeto. ¿Se han tomado todas las medidas de urgencia indispensables para que sea respetado el mínimo de dignidad humana y de humanidad?

Los Sindicatos. — Protestas y testimonios. Amenaza de huelga si la represión continúa.

Los Intelectuales — Protestas. Se les prohíben reuniones. Los estudiantes, en su gran mayoría, se manifiestan por la solidaridad con los argelinos y recogen ayuda.

El poder.—El señor [Maurice] Papon, en la Alcaldía: “La Policía no puede tener en cuenta los argumentos de los que no reaccionan nunca cuando son asesinados los agentes y se liberan ahora del miedo que pasaron el 17 de octubre”.

El señor [Roger] Frey, en la Asamblea: “No tengo ni el comienzo de una sombra de prueba”.

Sin embargo, se han nombrado siete jueces de instrucción para abrir encuestas y el fiscal general ha recibido numerosas querellas contra la Policía.

La Iglesia.—En vísperas de las manifestaciones, los cardenales condenaron de mañera absoluta el ritma de odio y violencia y todas mis manifestaciones. Al día siguiente de la manifestación tuvo lugar una nueva llamada del cardenal [Maurice] Feltin para que los cristianos se hiciesen los defensores de la dignidad humana.

En el distrito XIII de París, un sermón como un grito de solidaridad con los argelinos y la petición de actuar en su favor, porque “hay momentos en que la oración y la compasión no son suficientes”.

En San Pedro de Neuilly petición a los cristianos para que ayuden a las familias de los argelinos.

La Federación Protestante de Francia: protesta.

Unión de Sociedades Judías y gran rabino de Francia: “Nosotros, las victimas clásicas del racismo, expresamos nuestra solidaridad a las víctimas”.

Los parlamentarios cristianos y musulmanes: protesta airada.

Vergüenza e indignación en todos los ciudadanos franceses y en todos los hombres del mundo.

Cuando una nación tiene un cáncer

Francia está dividida entre los territorios de la O.A.S. y sus partidarios, y los partidarios de la Independencia de Argelia. Los franceses tienen sus por quejas legitimas contra los terroristas del F.L.N., y los argelinos que trabajan en Francia se sienten humillados por los franceses. Violencia de un lado y del otro. Si Francia duda en ceder a Argelia a los argelinos por más tiempo, el tiempo de la comprensión habrá ya pasado. Argelia será independiente a pesar de los franceses y contra éstos, y a causa de la ceguera de éstos será antifrancesa y fatalmente antioccidental.

Argelia es el cáncer de Francia, un cáncer de racismo y de odio. Si no se “saja” mañana mismo, quitas intoxique la paz del mundo entero. Y destruya totalmente el sentido ético de toda una civilización, de toda una época.

JOSE J. LOZANO, "El Caballo de Troya" de El Norte de Castilla, 3 de diciembre de 1961, p. 7.

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