miércoles, 25 de octubre de 2017

Juan Manuel Bonet: «La cultura en España no empezó en 1982» (ABC, 8 de septiembre de 1995)


JUAN MANUEL BONET: «LA CULTURA EN ESPAÑA NO EMPEZÓ EN 1982»
Madrid. Manuel Calderón
La opinión es unánime: el IVAM es museo ejemplar. El que será su nuevo director a partir del próximo día 11, Juan Manuel Bonet, comparte este criterio, pero se atreve a añadir algunas carencias en colecciones y exposiciones, sobre todo en esas vías muertas de la vanguardia representada por artistas solitarios que no siguieron la pauta de la ortodoxia moderna. Propone que el Instituto Valenciano de Arte Moderno sea un museo «menos ortodoxamente moderno», más tranquilo y reflexivo. El nombramiento de este crítico de arte -durante muchos años en estas mismas páginas- e historiador al frente del buque insignia de la política cultural valenciana ha anticipado el debate que vendrá sobre los intelectuales en el nuevo horizonte político: «La cultura en España no empezó en 1982», afirma.
-¿Qué es lo que conduce a un crítico e historiador del arte a dirigir un museo de arte contemporáneo?
-El crítico no sólo es crítico cuando escribe sino también cuando organiza exposiciones. Creo que la tarea de la crítica va a tener que ver cada vez menos con la tarea de escribir. La vinculación con los museos es algo que surge como ley de vida. En mi caso, el primer museo con el que colaboré fue en mi adolescencia, con el Museo de Arte Abstracto de Cuenca de Fernando Zóbel, una persona inolvidable que contó mucho en mi formación. Pasado un tiempo, en 1985, el actual director del Georges Pompidou me llamó para-la comisión de compras del Museo Cantini de Marsella y conseguí que ese museo tuviera obras de Sicilia, Broto o Campano. He colaborado con el CAAM de Las Palmas, para el que he montado cuatro exposiciones, la última «El poeta como artista», y con el Museo de Teruel.
-Parece que en los últimos años han primado los criterios políticos en la gestión museística. ¿Está de acuerdo?
-Depende, porque el arte y la política son entidades políticas muy distintas entre sí. El arte existe independientemente de la política. Evidentemente son mejores las democracias que los regímenes totalitarios para que florezca el arte, pero acaba sobreviviendo. No tiene que haber una relación entre poder político y museos, y creo que éstos deben tener una autonomía relativa dentro del aparato cultural de un estado.
-¿Dispone el IVAM de esa autonomía?
-En esa línea está la visión que tiene el nuevo gobierno valenciano sobre el IVAM: no anteponer intereses políticos a los propiamente museísticos. Creo que ha habido, sobre todo en los últimos meses, antes de las elecciones, un cierto catastrofismo difundido por personas que, con buena o mala intención, decían que el IVAM peligraba. Me parece que las decisiones tomadas hasta ahora sobre el museo contradicen esas opiniones que considero interesadas, incluso electoralistas en algunos casos.
Transición democrática
-Este va a ser un debate que en los próximos meses va ir en aumento.
-Es cierto que hay opiniones que dicen que la llegada del centro-derecha al poder en España va a suponer la llegada de una cultura rancia. Me da la impresión de que muchas de las personas que opinan de esta manera no se lo acaban de creer. La cultura en España no empieza en 1982. Por ejemplo, creo que hay una etapa importante de la que se ha hablado poco de ella que es la de los años de la transición democrática entre 1977 y 1982, donde se hizo un trabajo de exposiciones muy notables y la Dirección General de Bellas Artes expuso a Chillida, Miró, Tápies, Saura. Guerrero... Es decir, las grandes exposiciones que yo llamaría de un período de reconciliación nacional vinieron de la mano de un gobierno de centro. Lo que en el IVAM sí se ha planteado es el hecho de la alternancia, y una alternancia no traumática. En un país con mayor tradición democrática estas cuestiones ya ni se plantearían.
-¿Cree que es producto de una falta de consenso en política cultural?
-Creo que es producto de esa falta de consenso, pero sobre todo de falta de tradición democrática. En Francia nadie se ha planteado nunca si el Centro Pompidou, como así fue, lo hizo el presidente Pompidou u otro presidente de otro signo. Hay instituciones museísticas en toda Europa realizadas por gobiernos distintos, pero sobre eso existe un consenso que forma un tronco cultural común. En España vamos camino de eso. de acabar con temores infundados que quedarán diluidos por la práctica.
Intelectuales y política
-¿Qué opina de lo que en algunos artículos se ha dado en llamar «los intelectuales del PP»?
-En primer lugar, yo soy independiente y no tengo carné de ningún partido. En segundo lugar, no creo en los intelectuales orgánicos, del PP o del PSOE y. además, no creo conveniente que el PP disponga de una cohorte de intelectuales. Carlos Semprún, que es una persona que considero lúcida, escribía que podría ser peligroso que de repente al PP le aparecieran intelectuales en busca de una especie de etiqueta de lo políticamente correcto. Yo creo que lo que es pernicioso es la creencia interesadamente extendida por determinados círculos de que la cultura sólo puede ser patrimonio de los partidos de izquierda y que los partidos de derecha no tienen nada que decir al respecto y que un intelectual, por el hecho de serlo, es automáticamente de izquierdas. En la práctica es absurdo, ahora y siempre, porque siempre han existido intelectuales de derechas, de izquierdas u otros sin ninguna vinculación con lo político.
-¿No existía esta diferencia en la vieja vanguardia artística?
-Para el «Diccionario de las vanguardias españolas» que acabo de escribir, aparecen múltiples tipologías de intelectuales. Es absolutamente mitológico, por ejemplo, pensar que todos los intelectuales estuvieron con la República. El libro de Trapiello fue bastante esclarecedor al respecto. Y hay una cosa que es bastante molesta, que cuando se intenta decir que sí, que hay intelectuales de derechas se citen a fascistas, como leí recientemente en un artículo, que ponía de ejemplo a Foxá. Sánchez Mazas o Pound. Pero muchos otros son liberales, tradición que en España ha sido rica.
Tiempo ganado
-¿No cree que la política cultural ha girado demasiado en torno a la museística?
-En parte sí, pero por el gran desfase que existía en España. En un país que no existían museos de arte moderno o esos lugares donde los creadores jóvenes pueden buscar ejemplos las lagunas son muy extensas. Ahora sí podemos hablar de una trama museística gracias a que desde 1977 se ha incidido en este aspecto.
-Hay quien piensa que son demasiados museos.
-Hay quien lo piensa, pero yo no lo creo. Estos museos que se convierten en el buque insignia de una comunidad son positivos. Otra cosa es la excesiva proliferación de fundaciones centradas en la obra de una artista. Soy partidario de centros donde se agrupen artistas de una misma comunidad.
-Todo el mundo está de acuerdo en que el IVAM es un museo ejemplar, pero ¿no le haría alguna crítica?
-La crítica que yo le haría al IVAM sería la que le haría a otros museos tipo MOMA, que son el olvido de realidades que también existen. Yo no quitaría nada de las líneas ya emprendidas -lo que menos me interesa es esa aproximación al Pop Art hecha desde su vinculación valenciana-, pero me sorprende la ausencia del surrealismo, ya que intentar entender los artos 20 y 30 sin el surrealismo es bastante difícil, y en un país que tiene además a Miró, Dalí, Oscar Domínguez y otros surrealistas menores Creo que por ese lado se puede hacer un esfuerzo. Pero hay otro aspecto que es mucho más flagrante porque responde a una tradición museística y de pensamiento bastante más arraigada: es la práctica total ausencia de la tradición figurativa en las colecciones y las exposiciones. Hay que decir que éste es un vicio compartido. Hay que abrir un campo de reflexión en este campo y mirar a artistas solitarios que se salieron de los caminos de la vanguardia.
-¿Podría anticipar los nombres de esta vía?
-Un punto importante sería la Italia novecentista, la de De Chirico, Morandi, de Carra. Y luego otros más radicales como Hooper o Balthus. No estoy diciendo que vaya a hacer exposiciones de estos artistas, de hecho estoy pensando en una visión de la Italia de esa época. Pero al privarnos los museos de ese punto de vista, nos privamos de un componente importante de la modernidad.
-¿Da la impresión de que le gusta moverse en dominios intelectuales donde hay una componente política fuerte y contradictoria?
-Efectivamente la figuración italiana se produce en un contexto como el de la Italia mussoliniana, apoyada por una mujer, Margarita Sargati, que fue amante de Mussolini, pero soy capaz de deslindar lo que es arte de lo que es política. En los siglos venideros no se mirará cuál es el sistema político en el que vivió un artista. Me gusta establecer un paralelismo entre Hooper, artista de la época de Roosevelt, de esa América de la depresión, y artistas soviéticos de la época de Stalin.
Españoles de los 80
-Con respecto al arte español, ¿qué cambios va a introducir?
-Quisiera atender más a lo que se ha hecho hasta ahora, el arte español de los artos 80 y su vertiente pictórica. No es lógico que un museo como el IVAM haya prestado tan poca atención a la pintura española de la generación de Broto y Campano. Ha hecho exposiciones de Sicilia, Barceló y Campano, pero se pueden hacer más...
-Fueron también artos muy acelerados en los que los artistas vendían mucho y se quedaban con poca obra.
-Sí, pero creo que en el ÍVAM ha habido resistencias a admitir nombres de ese debate artístico de los 70 y 80. Creo que la colección se puede reforzar más en esa línea. Como filosofía global me gustaría hacer un museo menos ortodoxamente moderno: que contemple lo que ha sido la realidad artística de este siglo integrando en él tanto esas facetas más propiamente vanguardistas con otros caminos individuales y solitarios. Es el momento para hacer un museo más tranquilo y reflexivo.
-Como crítico e historiador del arte ha mostrado siempre interés por dar con una síntesis de la vanguardia española, ¿cómo quedaría plasmado en un museo?
-La cultura española de los primeros años de este siglo se conoce sobre todo la que se desarrolló en París, pero hay otros nombres que podrían interesar, como es Ángel Ferrán, Manuel Ángeles Ortiz, Bores. Cossío, Ponce de León, Ucelay. Me voy a preocupar para que este período esté presente en el IVAM, tanto en la colección como en exposiciones.

ABC, Madrid, 8 de Septiembre de 1995, pp 36-37.

sábado, 21 de octubre de 2017

Conferencia "La esencia de lo político" de Julien Freund (Universidad del Salvador, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, verano de 1982)


La esencia de lo político[1]
Julien Freund[2]

[Introducción]
[La noción de esencia] Para comenzar, quiero precisar la noción de esencia que no es una noción abstracta. Lo que comprendo por esencia y más precisamente, esencia de lo político, es la política que siempre se practicó desde que hubo historia. Es decir, la política que se encontraba bajo formas rudimentarias en los antiguos países africanos o que se encuentra bajo una forma desarrollada en los países de hoy. Por consiguiente, la esencia no está fuera de la experiencia, por el contrario, la esencia busca las constantes en todas las experiencias que tenemos en la historia de la vida política. La humanidad siempre estuvo dividida en unidades políticas particulares; por experiencia no conocemos un Estado universal que incluya el conjunto del globo y por lo tanto, es a partir de esa experiencia puramente histórica que quisiera hacerles comprender las condiciones de toda vida política.
[Metodología] Pero al mismo tiempo hay que plantear desde el principio un problema de metodología: no comparar más que lo que es comparable. En las ciencias de hoy, sobre todo en los campos de la sociología, la politología y la economía, caemos en una confusión que molesta al rigor científico. Comparamos por ejemplo, el socialismo con el liberalismo y el error reside en la forma en que hacemos la comparación pues se opone el ideal socialista al real-liberal. Esta comparación es falsa, o bien se compara el ideal con el ideal, o bien lo real con lo real. Lo ideal del liberalismo es tan valioso como el ideal del socialismo y por otra parte, el socialismo realmente practicado es tan débil desde algunos puntos de vista como el liberalismo practicado. Hay un punto esencial para tomar en cuenta: todos los socialistas que han llegado al poder, sin excepción alguna, terminaron en un despotismo. Si se nos presenta el socialismo ideal, estoy de acuerdo, pero que no se lo oponga al liberalismo real. Hay que comparar la práctica liberal con la práctica socialista. Esto es lo que llamo comparar lo que es comparable.
[Maquiavelismo] Quisiera agregar un segundo punto. Reflexionemos sobre el maquiavelismo. El maquiaveliano es el hombre que analiza lo político tal cual es, con todas las prácticas que condenamos y son maquiavélicas. Maquiavelo nunca fue un maquiavélico, pues si lo hubiera sido no hubiera escrito su trabajo sobre El Príncipe, hubiera escrito un trabajo de moral política. Maquiavelo puso en evidencia un precepto fundamental del maquiavelismo: en política hay que hacer creer, o sea, hay que tratar de engañar a la gente sin que ésta se dé cuenta de que es engañada; ésta es la esencia del "hacer creer".
Estos son los principios básicos para comprender lo que llamo la esencia de lo político.
[La esencia de lo político visto desde tres puntos de vista]
Analizaré esta esencia desde tres puntos de vista:
1)         Dato
2)         Presupuestos
3)         Finalidad de lo político
1) Por dato, entiendo al fenómeno humano perpetuo que hace que haya una política, ya que toda sociedad debe organizarse y como consecuencia de esta organización surge lo político. Del ámbito económico surge otro dato: somos seres de necesidad; también del religioso: morimos todos, por lo tanto este dato debe responder a dos condiciones:
a) Es y debe estar en la naturaleza humana, en todos los órdenes. No es exacto afirmar que la sociedad sea un hecho natural pero el hombre vive naturalmente en sociedad. La naturaleza humana hace que ningún ser humano se haya creado a sí mismo; es el fruto de una pareja, es decir, el principio esencial de una sociedad. Si el hombre se pudiera crear a sí mismo, podría prescindir de ella, pero como no se crea a sí mismo, es natural que viva en una sociedad.
b) Este dato es insuperable, lo que quiere decir, que no se modifica con el espacio o el tiempo. Este dato se encuentra ya en las sociedades de antaño y aún en las sociedades de hoy. Todas esas sociedades debieron organizarse con formas rudimentarias de costumbres que hoy constituyen formas más desarrolladas de la ley. Es por eso que el hombre es por esencia un ser político, y desde ese punto de vista, me opongo a la idea marxista de la posible superación de lo político. Marx nos enseña que se puede contribuir a la decadencia del Estado pero el error que comete es confundir estado y política. Es posible que el estado pueda ser superado, ya que el estado es una creación de principios del Renacimiento, pero la decadencia posible del estado no significa la decadencia de la política. Aún si el estado debe decaer, la política subsistirá bajo otra forma distinta de la estatal.
Es en ese sentido que creo que la sociedad es el dato fundamental de lo político.
2) Presupuestos de lo político [(de orden, de opinión, de lo público)] son las condiciones mismas del ejercicio de la actividad política. Si una faltara de las tres condiciones, no tendremos una verdadera política pues la sociedad en sí misma no es nada. No puede coexistir porque incluye instituciones como la familia, la justicia, la división del trabajo, reglas, costumbres o leyes. Una sociedad no tiene sentido si no está organizada, poco importa que la organización sea rudimentaria o completa.
a)      [Noción de orden] Pero ¿qué quiere decir "sociedad organizada"?: sociedad que se desarrolla según un cierto orden. Querer hacer otra política, es querer instituir otro orden. Se puede derrocar un régimen tiránico por un régimen democrático, pero en los dos casos hay un problema de orden, siendo el orden la expresión misma de la voluntad de organizar. Se puede, desde ese punto de vista, ser izquierdista, reaccionario, conservador o socialista. En todos los casos se quiere instituir un orden, y vemos entonces que el primer presupuesto es el orden; la política es la actividad instauradora de un orden. Pero ¿cómo se instaura un orden? De la misma manera que como se lo conserva, es decir, por una voluntad política. El orden no se instaura por sí mismo, es el resultado de la voluntad que él establece. Cuando Lenin tomó el poder en 1917, puso fin al orden zarista para instituir al orden comunista, es decir, sustituyó un orden por otro. Si nos referimos al tema de la propiedad (privada y colectiva, las dos forman un orden), Lenin instituyó una propiedad colectiva por su voluntad y si otro hubiera triunfado en 1917, por ejemplo los mencheviques, tendríamos ahora, en Rusia, la propiedad privada. El error que se comete es creer que la propiedad colectiva será el resultado de un desarrollo lógico de la economía. No es exacto, o bien se elige el sistema colectivo o el privado. No excluyo que mañana América pueda pasar bajo el régimen de propiedad colectiva, pero será por una voluntad política y no por un desarrollo interno de la economía. Lo comprobamos con Lenin; cuando en 1919 se dio cuenta que su sistema de propiedad colectiva no era válido, al contrario, debilitaba a Rusia, e instituyó la nueva economía política que daba lugar a la propiedad privada. Fue con la llegada de Stalin al poder, que por voluntad política se suprimió esta nueva economía.
Ø  [Noción de ley] Para comprender la noción de orden, es necesario considerar que no hay orden sin regla. Una regla se define por un permiso y una prohibición. Si todo está permitido, no hacen falta reglas; es porque se prohíbe algo que hay un orden y una regla. Hoy la noción de prohibido está mal vista pues se quieren hacer leyes permisibles; es importante llamar la atención sobre este hecho pues cuando se legisla sobre el permiso, se llega a la dictadura. En efecto, en un sistema como el de Rusia Soviética, se legisla sobre el permiso y todo lo demás está prohibido, en cambio, en los sistemas occidentales se legisle sobre lo prohibido y todo el resto está permitido. La diferencia es enorme y en ella reside la condición misma de la libertad.
Ø  [Noción de jerarquía] El segundo aspecto de la noción de orden es que éste está fundado sobre la noción de comando y obediencia, es decir, sobre la jerarquía. Comandar es imponer un signo y el comando es del orden del signo. Solamente la obediencia es acto, al comando no es nunca acto, indica intenciones. Por ejemplo, un general que comanda indica intenciones y son los soldados que obedecen, los que hacen el cumplimiento del acto militar. Pero, porque la obediencia es acto, no tiene sentido más que por la desobediencia posible y si no hay posibilidades de desobediencia, la obediencia se vuelve inútil. Es en la medida en que queda la posibilidad de desobedecer, que la obediencia toma toda su significación. El régimen tiránico es precisamente el que no acepta más la posibilidad de una desobediencia. Esto es en cuanto al primer presupuesto; al segundo concierne la noción de opresión.
b)      [Noción de opinión] Dado que el orden del que acabo de hablar es el resultado de reglas y leyes, el orden no es natural pero es convencional, o sea, establecido por voluntad humana. El problema que explica el fenómeno de la revolución, es que si el orden es convencional, quiere decir que fue hecho por el hombre. Los revolucionarios dicen: ya que fue hecho por el hombre, puede disolverse e imponer otro. Este es el principio mismo de todo sistema revolucionario: sí se puede reformar el orden, éste no es una necesidad natural ya que se pueden concebir órdenes diferentes que dependen de funciones diferentes de los hombres.
En este nivel de opinión intervienen las creencias morales o ideológicas, según se estime que un orden es más justo que otro, que debe tener más autoridad o más igualdad, que la mayoría debe participar en el orden o que una minoría debe decidir. De esta manera, enseguida captamos la importancia de la opinión en la instauración del orden.
Hay que examinar en forma más precisa el papel de la opinión en la política. Es en virtud de la opinión que una sociedad por sí misma, acepta ser esa sociedad y no otra. Es porque ustedes argentinos aceptan ser argentinos que tienen su status particular de argentinos, y porque los franceses quieren ser franceses que tienen ese status particular francés y un orden diferente al de los argentinos. Pero eso depende de la opinión general de unos y otros y según las opiniones, se puede estar por un ordenamiento en general y no por un orden francés, alemán o italiano.
Donde hay una opinión, hay necesariamente otras múltiples opiniones. Una opinión única no existe. Ese es el error de les ideologías, queremos hacer creer (en el sentido en que hablé de Maquiavelo) que hay una sola opinión y que sólo ésa es la cierta.
Es también a causa de la opinión que en una colectividad política determinada, se da un régimen constitucional diferente del régimen de otro país, siendo que en función de la opinión, en un régimen se entrevé de cierta forma la relación comando-obediencia y en otro régimen, en función de la opinión, se tiene otra idea de la misma relación. Pero, cualquiera sea el régimen, todos tienen una policía, todos tienen un ejército y sobre ese punto ningún país puede hacer saber más que otro. Hay constantes y las instituciones no son más que opiniones materializadas.
Vimos que la noción de orden, el primer presupuesto, descansaba en el comando y la obediencia. La noción de opinión, segundo presupuesto, descansa en la distinción de lo privado y lo público. Esta distinción no es jurídica ni económica, sino política. Es decir, en virtud de la opinión política del poder, lo que concierne a lo público será más importante que lo privado o viceversa. Conocemos sistemas, por ejemplo, bajo la República Romana la esfera de lo privado era mucho más importante que la de lo público. En nuestros días, asistimos a lo contrario, queremos aumentar la esfera de lo público y disminuir la esfera de lo privado, hasta caer en el totalitarismo, que no es otra cosa, que el proyecto de supresión de la esfera de lo privado para no dejar más que la esfera de lo público, de forma que el individuo, el encontrarse solo frente a esa masa que constituye lo público, habrá perdido toda posibilidad.
Lo importante en una comunidad política es saber reconocer un lugar a lo privado -que es un intermediario-, una especie de nexo entre el individuo y lo público. La esfera de lo privado, es cierto, es la esfera de los conflictos, pero también de les negociaciones. Cuando se suprime la esfera de lo privado, no hay más conflictos pero tampoco negociaciones; por ejemplo: Rusia Soviética; allí no se negocia, los sindicatos y la prensa están pagados por el gobierno; no hay más que lo público; los pobres individuos están aplastados y si algún día se rebelan, se los manda a un "gulag". Entonces, es importante remarcar la importancia desde el punto de vista sociológico y político, de esta relación entre lo privado y lo público: aceptamos lo privado y tenemos posibilidades de ser libres, o eliminamos lo privado y seremos llevados a la servidumbre de un poder tiránico.
c)      [Noción de lo público] Desde el momento en que hay diversidad de opiniones, éstas entran en oposición y la oposición se puede desarrollar en lucha. Esta lucha puede mostrarse bajo dos aspectos:
Ø  Para este primer aspecto, he creado el término agonal que proviene del griego agon, es decir, la oposición del adversario que respete una misma regla de juego. Por ejemplo, dentro de un sistema constitucional dado.
Ø  Al segundo aspecto lo llamo polemológico, es decir, los adversarios se vuelven enemigos y no tienen las mismas reglas de juego, pues adonde llegan los enemigos hay que triunfar. No es, por lo tanto, con las reglas de juego con las que se triunfe, salvo cuando se juega al fútbol o al rugby.
Hay un fenómeno de lucha que aparece en toda actividad política y es gracias a él que vamos a comprender la noción de estado. Antes del Estado, o sea, antes del Renacimiento, una unidad política como la ciudad griega o la República Romana aceptaba una violencia privada. Es así que el "pater familias" tenía derecho de vida y de muerte sobre sus hijos o sobre sus esclavos. La característica del estado moderno es suprimir la violencia privada y no aceptar como legítimo más que el monopolio de la violencia pública. Es decir, sólo el estado tiene derecho a usar la violencia. Es característica del Estado Moderno, la eliminación del enemigo privado para no reconocer más que el enemigo exterior, es decir otro estado.
Hay que reconocerlo, el genio de Marx consistió en reintroducir el enemigo interior, pero no un enemigo particular sino uno universal bajo la forma de la lucha de clases. El juego del marxismo propone un enemigo exterior y también, un enemigo interior. El fenómeno terrorista de nuestros días responde a los mismos esquemas: reintroducir el enemigo interior en el estado para desestabilizarlo. De la misma forma que se establece una relación para el orden entre comando-obediencia, y para la opinión, entre lo privado y lo público, para el presupuesto de [lo] público existe la relación amigo-enemigo, que fue puesta en evidencia por Carl Schmitt, un politólogo alemán. Hay que reflexionar sobre esa noción de amigo-enemigo porque condicione la noción de paz. Entre amigos no haca falta hacer la paz ya que la amistad es por definición, un estado de paz. Hay que hacer la paz con el enemigo, es decir, con aquél con quien hacemos la guerra. El error de los pacifismos actuales, por ejemplo los de Europa -hoy-, es que quieren una paz sin saber con quién hacerla. Hay que hacer la paz con el enemigo, de forma que la condición de la paz, sea el reconocimiento del enemigo. Cuando el Gral. De Gaulle, reconoció al enemigo, que era la organización terrorista, (Frente de Liberación Nacional de Argelia) casi inmediatamente tuvimos el acuerdo de Evian y con él, la paz. El día en que el presidente Sadat, en Egipto, reconoció que Israel era su enemigo, yendo a Jerusalén, se hizo posible la paz, con los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel.
[3) Fin y medios de la política] Todo objetivo debe ser realizable y no utópico, fuera de todo espacio y todo tiempo. El objetivo de lo político es la protección -como lo decía Tomás Hobbes. La protección significa asegurar, por un lado, la concordia interior en un Estado y por otro lado, la seguridad exterior con respecto a otros estados; o sea, lo que se llama también el bien común.
Los otros fines de la política son falsos fines; el error que cometemos hoy es el de querer dar a lo político otros fines que el de la protección. Por ejemplo, la política puede constituirse en el fin de la ciencia o del arte, (realismo socialista en Rusia Soviética). La protección es un fin mínimo pero hay que garantizarlo para que las otras actividades humanas como al arte, la ciencia, la religión, la economía, puedan desarrollarse cada una según su genio propio. No pertenece a la política cumplir con el fin de la economía, la religión o el arte. Hay que pedir a la política que alcance su fin político, que quizás sea un fin mínimo, pero que sirve a otros fines más ideales de la moral y la religión. Cuando la política no alcanza su fin, es entonces que se vuelve destructora y convierte en serviles a los hombres.
Para terminar, quisiera plantear el problema de la moral y la política. Personalmente no acepto la idea de una política moral, porque la idea de una política moral sirve a la moral y no a la política. Recordemos a Carter o Giscard d'Estaing en Francia. ¿Cuál es la verdadera relación entre la política y la moral? Rechazo la política moral pero acepto una moral de la política que consiste en cumplir el fin de la política y no fines exteriores a ella. Debe un hombre político cumplir el fin de la protección, como pertenece a un profesor hacer buenos cursos y a un carpintero hacer buenos muebles, y ésa es la moral de carpintero o del profesor. Así, hay una moral de lo político, en tanto que al político debe cumplir su fin político y no otros fines exteriores a su esfera. Esto es lo que llamo esencia de lo político.
***
[DIÁLOGO]
1) ¿Es posible concebir una total o intervención del estado en lo económico; la economía está o no subordinada a lo político?
Les he presentado una esencia de lo político, es decir, he tratado de hacerles comprender cómo la actividad política es autónoma y específica. Estoy escribiendo un trabajo sobre la esencia de lo económico para mostrar en que la actividad económica es autónoma y específica. Es posible y si Dios me da vida, que lo pueda demostrar con respecto a la religión, al arte o a la ciencia. Entre estas diversas actividades autónomas y específicas hay solamente relaciones. Ellas puedan ser amistosas u hostiles. Puede haber una oposición entre política y religión, política y economía, pero al mismo tiempo, hay relaciones factibles entre ellas. Así, hay una mediación posible entre la economía y lo político y esta relación se llama cuestión social; de la misma forma, que hay una relación mediatriz entre lo político y la moral y esa mediación se llama derecho, o una relación de mediación entre lo político y la religión que se llama educación o pedagogía.
Por consiguiente -en el sistema de pensamiento que trato de elaborar- reconozco perfectamente la relación entre la economía y lo político.
Cuando estas dos esencias -política y económica- entran en conflicto se quiere subordinar una a la otra. Observen el esquema marxista, que es la subordinación de lo político a la economía y otro esquema, que trata de subordinar la economía a lo político. La sociedad como tal está hecha de un tejido de esas diversas relaciones entre lo político, lo económico, el arte, la religión, el derecho, etc., pero es fundamental prestar atención al problema de la subordinación de lo político a lo económico. Quisiera formularles una pregunta que se refiere a una frase que conocen todos, a un slogan que proclama a la economía como el factor determinante en último análisis; pero... ¿qué quiere decir un último análisis? Esta es una pregunta fundamental, en la medida en que el marxismo afirma que es científico porque lo económico está determinado en último análisis, pero la ciencia no conoce último análisis. Cuando Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, la solución que trajo se volvió la fuente de nuevos problemas. La ciencia es una investigación indefinida que vuelve a pensar sus soluciones para plantear constantemente nuevos problemas y no conoce último análisis. Los que sostienen el argumento del último análisis, están en el dogmatismo, ya que es para el dogmatismo que hay un último análisis y no para la ciencia. No es por nada que en los partidos comunistas, en el ejercicio del poder existe el dogmatismo, con una línea definida por el partido que rechaza otra opinión. Si tomamos en cuenta este análisis, se hace evidente el peligro de querer subordinar una actividad a otra, o lo económico a lo político, o lo político a la economía. Hay que reconocer las relaciones de mediación que hay entre las dos y entonces tendremos una sociedad equilibrada. Pero a partir del momento en que se quiere subordinar una actividad a otra, caemos en un despotismo.
Si se subordina lo político a la religión -por ejemplo- caemos en un sistema teocrático, que es un sistema de subordinación, pero que falsifica finalmente lo político y de contragolpe, lo religioso. Es necesario encontrar entonces, esa mediación necesaria entre la política y la religión, como entre la economía y la política y es normal, en esas condiciones, que el estado intervenga en la economía.
Hay una primera forma de intervención del Estado: la legislación. Una de las leyes más extraordinarias ejercidas por lo político para el desarrollo de la economía es la ley de las sociedades anónimas. El empuje económico de la segunda mitad del último siglo es atribuida a esta legislación que concierne a la economía.
Hay una segunda intervención posible. Existen sectores de interés general –p. j. el transporte, los correosdonde el estado puede instituir monopolio y en ese caso, también se da una intervención del estado en la economía. Lo que rechazo es que lo político se subordine a lo económico pues entonces, estamos en un sistema de despotismo y de servidumbre. Reconozco que hay una intervención necesaria del Estado, como reconozco que la economía puede intervenir en lo político, pero éste es un problema de equilibrio social al que no se debe renunciar.
2) ¿Qué entiende por "reconocer al enemigo"? ¿Qué implica esta idea?
Cuando dos países se enfrentan en un conflicto, hay sólo dos soluciones: a) uno triunfa y el otro fracasa -caso que ocurre muy seguido en las guerras- y es el vencedor quien dicta sus condiciones; b) el reconocimiento del enemigo; cuando una guerra dura demasiado y ni uno ni otro llega a obtener la victoria, no hay entonces otra forma de restablecer la paz más que el reconocimiento del enemigo, es decir, reconocer el derecho a la existencia del enemigo. Mientras que en la derrota el enemigo depende de las decisiones del vencedor, en el reconocimiento del enemigo, se reconoce el derecho a su existencia.
3) ¿La teoría del Estado de Hegel es totalitaria, a su juicio?
No, porque Hegel es un conservador pero no un totalitario. Pero, ¿qué es un conservador? Es un creador, pues para conservar hay que crear. El día en que mi cuerpo no produzca más células, no me conservaré más, me volveré un muerto. Por lo tanto, conservación y creación están íntimamente ligados. Hegel considera esa categoría existente entre la creatividad del espíritu y la conservación material del Estado. Es por eso que no puede ser un totalitario, pues en el totalitarismo todo está fijado y no se aceptan más ideas nuevas. Se posee la verdad y no pueden aceptar más creaciones; es en ese sentido que no creo que Hegel sea un totalitario.
4) Dice usted que en la antigüedad, la esfera de lo privado prevalecía sobre lo público, mientras en el estado moderno prevalece lo público sobre lo privado, dos preguntas: a) En las ciudades de la antigüedad, cuando la madre espartana sacrificaba a su hijo deforme, ¿no era ése un acto público que indicaba que la esfera de lo privado era mínima? b) En la moderna política, ¿no tiende a prevalecer lo privado sobre lo público? Pienso en decisiones de sociedades multinacionales que afectan a política estatales, ¿no habrán cambiado -tanto las sociedades multinacionales como los agitadores marxistas- y la política se ha subordinado al plano privado, es decir, al económico?
Voy a empezar respondiendo a la última pregunta; quiero hablar de las multinacionales. La gran paradoja de nuestra época es que, por ejemplo, la Rusia Soviética que eliminó lo privado y se hace pasar por el estado supremo del socialismo, introdujo las multinacionales en su sistema. Es en la Rusia Soviética que las multinacionales tienen muchísimo éxito, sean Fiat, Renault o firmas americanas. Frente a la economía soviética, la introducción de las multinacionales es la expresión misma del fracaso de la economía en dicho país. Tenemos que tomar conciencia de ese fenómeno que la ideología trata de esconder, de camuflar, y que es el motor mismo de la sociedad moderna: las multinacionales.
¿Es que hay una prevalencia de lo público hoy sobre lo privado, por oposición a Esparta, donde la madre podía eliminar al hijo mal nacido? Eugenesia: estamos frente a otros eugenismos; el problema del aborto es, por ejemplo, un fenómeno de eugenismo, pues consiste en afirmar que: "no acepto más que al niño que quiero y no a otro". Uno de los consejeros económicos de Mitterrand, Jacques Attali, preconiza el eugenismo, pero no [sólo] sobre los niños sino también sobre personas de cierta edad, diciendo: "Las personas de sesenta años deberían desaparecer". Como tengo sesenta años yo tendría que desaparecer.
Quisiera participarles de una experiencia que tuve en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Antes existía sólo una gran universidad de Lovaina y por razones lingüísticas, esas dos universidades debieron separarse, una, en la antigua ciudad de Lovaina y la otra, en Lovaina, la nueva. Y Lovaina, la nueva, es una ciudad que se construyó de la nada, como Brasilia en Brasil. Por mucho tiempo enseñé sobre invitación en Lovaina y discutí con los estudiantes. Esos estudiantes me comentaron que esa nueva ciudad sólo estaba habitada por jóvenes, hasta que finalmente llegó un momento en que no se soportaron y fue por eso, que después de un año, comenzaron a alquilar cuartos en los pueblos de los alrededores, para encontrar personas de edad avanzada y así poder reequilibrarse. Es que en la vida humana hay un verdadero juego entre las generaciones y no hay que separar los jóvenes de los adultos y de los viejos, como tampoco hay que separar los viejos de los adultos y de los jóvenes. La vida debe unir a todas las generaciones para así, lograr un lógico equilibrio, es por eso que insisto que lo privado tiene que existir en nuestros días, porque mientras que en lo público se puede hacer esa separación de jóvenes y de viejos, lo privado es el centro de las negociaciones indispensables en la vida social,
Pero no creo que en todos los ámbitos asistamos, en estos días, a la supremacía de lo público sobre lo privado. En el trabajo que estoy terminando sobre Capitalismo y Socialismo trato de presentar la idea siguiente: el capitalismo es un sistema económico, pero este sistema económico tiene dos versiones sociales. La primera versión es la del "liberalismo" y la segunda la del "socialismo", lo que quiere decir que el socialismo no es para nada un sistema económico, es un sistema social y en países socialistas o en países liberales, los fenómenos económicos son los mismos. La diferencia es que en un sistema liberal, la plusvalía está contabilizada a nivel de empresa y la inversión se hace al nivel de la empresa, mientras que en el sistema socialista, la contabilización de la plusvalía se hace a nivel nacional según un plan, y la inversión se hace también a nivel nacional según un plan. Pero los mecanismos económicos por un lado y por el otro son los mismos, solamente la versión social es diferente.
Esa versión social significa que el "liberalismo" mantiene un sistema privado o un sector privado y el socialismo, en cambio, quiere eliminar todo sector privado. Esta es la diferencia esencial entre socialismo y liberalismo. No debe confundirse el liberalismo económico, que acabo de definir, con el liberalismo político; soy partidario de un liberalismo económico, en cambio tengo algunas dudas en lo relacionado al liberalismo político por una razón extremadamente simple: en su lógica misma el liberalismo político quiere eliminar la dualidad o reducirla .al mínimo, pero hace falta una autoridad para que una sociedad pueda existir, hay que comprender la noción de autoridad en cuanto a la competencia de su función. Cuando un profesor es competente en su función de profesor, tiene normalmente autoridad y el profesor que se vuelve autoritario por falta de competencia, es el que es incapaz de cumplir su función; cuando se es competente en una función, no se necesita ser autoritario, porque la autoridad se tiene normalmente: es por eso que creo que hay que mantener el papel de la autoridad, si no, es la sociedad misma la que se disgrega.
¿Se comprende en qué sentido tengo dudas sobre el liberalismo político? Tengo dudas porque considero que ataca los principios mismos de la autoridad, que es fundamental en toda sociedad.
5) ¿Cuál es la relación entre la política y ciencia? ¿Podemos hablar de Ciencia Política?
Quisiera participarles de una discusión que tuve en Bruselas con [Anatol] Rapoport. Profesor de la Universidad de Toronto en Canadá. Su tesis consideraba que los políticos hacen la guerra y los intelectuales y los profesores tienen que hacer la paz. Yo creo que si se confía a los profesores la misión de hacer la paz, podría fracasar porque no viven en paz entre ellos.
Doy esta referencia para situar la respuesta. La ciencia política debe responder, para ser una ciencia, a las exigencias metodológicas de toda ciencia, pero no pertenece a los profesores jugar el rol de políticos. El profesor debe hacer política, es cierto, pero allí donde todo el mundo la hace, en las reuniones públicas, en la calle, si hace falta, en el diario, pero no en una sala de cultos; pues en una sala de cultos tiene que desempeñar su papel de profesor y no el de político. Como soy especialista en ciencia política, lo que traté de hacer es una reflexión de investigador sobre la esencia de lo político. No los comprometo a adherir a tal o cual partido lo que no quiere decir que la ciencia política esté absolutamente separada de la política y pienso que el hombre político no es un político "de perfil bajo". Considero que cuando defino la noción de "amigo-enemigo", aporto al hombre político una reflexión sólida, pero es él quien debe poner mis teorías en funcionamiento. Mi acción es la de un universitario y me reconozco totalmente en ella, por lo tanto no quiero incurrir en errores porque corro el riesgo de transformar la ciencia política en doctrina política y olvidarme de mi función específica de profesor para convertirme en un mal político.
6) En el Tratado de Camp David hay relación amigo-enemigo. ¿Qué papel juega para usted Estados Unidos, terciando en esa relación? El ejemplo por usted dado no parece feliz, ya que se introduce de esa manera, un elemento extraño en ella.
Querría atraer su atención sobre el papel de terceros en toda sociedad. Cuando una sociedad está únicamente reducida a la relación amigo-enemigo, está en la guerra civil y hace falta que intervenga un tercero, porque el tercero es el elemento estabilizador de la sociedad. Siento mucho que nuestros sociólogos, a excepción del alemán George Simmel, no hayan analizado nunca el papel fundamental del tercero en una sociedad.
Veamos este papel del tercero, antes de hablar de Camp David quiero referirme al análisis de algunos datos reveladores de la Segunda Guerra Mundial.
Hitler llegó al poder en 1933, en 1936 decidió ocupar la zona desmilitarizada del Ruhr y mandó a sus tropas para que se instalaran en esas regiones. El Presidente del Consejo Francés, Albert Sayons, declaró: "No dejaré Estrasburgo bajo los cañones alemanes" y estaba listo para atacar a los alemanes. Hoy sabemos, gracias a los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores Alemán, que Hitler había dado orden, al mismo tiempo, de ocupar la zona desmilitarizada y de retirarse si los franceses hacían algún movimiento en contra de los alemanes. Esta hubiera sido una derrota muy dura para Hitler. Es en este momento cuando los ingleses van a jugar el papel de terceros, efectivizando un acuerdo naval con Hitler. Chamberlain fue el encargado de ir a Bierstadt para terciar en el conflicto.
En Múnich, en septiembre de 1938, se decidió que en adelante los alemanes no tendrían derecho a llevar a cabo la conquista de Europa. Seis meses después, Hitler ocupó Praga y Checoslovaquia y algunas semanas más tarde, Inglaterra firmó al tratado secreto con Polonia, en abril de 1939.
Como Inglaterra rechazaba su papel de tercero, el conflicto se redujo sólo a la relación amigo-enemigo y cuatro meses después estalló la guerra.
Consideremos ahora esta relación en una sociedad.
Si Ud. es A como individuo y B como individuo, no hay posibilidad de una relación de mayoría a minoría, es uno contra uno. Pero si al tercero interviene, se tiene que A puede ligarse con B para ser una mayoría contra C, que se vuelve minoría. De esta manera, se hace evidente la relación fundamental de mayoría y de minoría que no son posibles más que por la presencia de un tercero. En ese fenómeno que se jugó en Camp David, los americanos llevaron a cabo al papel de tercero y es por eso, porque el tercero intervino, que la relación amigo-enemigo se distendió.
7) ¿Cuál es la causa o las causas que provocan que en las peleas del Tercer Mundo se hable de valores democráticos pero no se los practique?
Voy a ser muy directo, no sé lo que es la democracia. Cuando alguien me dice que es democrático, estoy obligado a hacer la pregunta ¿es democrático a la manera norteamericana? ¿A la forma parlamentaria europea? ¿A la manera de las democracias populares del Este de Europa? ¿O como las democracias socialistas del Tercer Mundo?
No sé más lo que quiere decir democracia porque esta palabra abarca varios significados, hasta su contrario con respecto a la democracia clásica. Lo vemos muy bien en África, donde se dice que hay un régimen democrático pero nadie lo práctica. Para escapar a esta dificultad propuse en mi trabajo La nueva edad otro término, que es el de "mesocracia" y que viene del griego "meso", no medio sino medida; sería oportuno recordar aquí la frase de Montesquieu; "el poder debe detener al poder".
Cuando un poder se vuelve exclusivo, corre el riesgo de cometer errores. Otro poder tiene que operar como catalizador por medio de su oposición; eso es la mesocracia, que reconoce al lado del poder político el poder independiente y autónomo de la economía, de la prensa, y de otras formas de poder en las sociedades. Esa es la medida indispensable que conlleva como condición no renegar de la autoridad y que permite proponer esta mesocracia, para salir de las antigüedades actuales con respecto a la noción de democracia.
Quisiera agregar otra frase de Montesquieu; es una frase de una profundidad extraordinaria: "Hay que transformar una ley por una ley, transformar las costumbres por costumbres; nunca hay que tratar de transformar una costumbre por una ley, o la ley por las costumbres". Es fundamental llegar a esta idea de la sociedad, la mejor, donde las guerras se hacen en nombre de la perfección, porque no hay una sola idea de la perfección, sino varias.
Y es en nombre de las diferentes perfecciones que combatimos y es en nombre de las diferentes ideas que hacemos la paz, que hacemos la guerra.
Es cierto que hoy se quiere hacer todo en nombre de la ley con leyes: las leyes deben actuar sobre elementos esenciales de la vida social, no deben entrar en el detalle de la vida de las costumbres, porque entonces se enfrentan al fenómeno de la burocracia que consiste en un sistema que quiere, por la fuerza de la ley, transformar a menudo arbitrariamente, nuestras formas de vida.
8) Régimen privado con libertad, o régimen estatista con despotismo. ¿Son definitivas estas nociones o puede establecerse un punto intermedio?
Nunca dije que el Estado era despótico; al Estado es un sistema público. Lo que dije es que cuando el Estado reduce todo a lo público, se vuelve despótico. Por sí mismo no es necesariamente despótico, es solamente en algunas condiciones, cuando elimina lo privado, que se vuelve despótico.
9) ¿En qué medida existe la relación amigo-enemigo, a su criterio, en el concepto de unidad latinoamericana?
Me gustaría comenzar por el concepto de Europa. Uds. saben que hay un Mercado Común que intenta sobrepasar lo económico por una integración política para conseguir una fórmula única de Europa. El mismo problema se plantea en África donde ya existe la organización unida de África y es posible que en América Latina se trace una fórmula análoga.
Sin embargo, quisiera atraer su reflexión sobre un punto; solamente el militar es federador, no lo económico o lo cultural, y en la medida en que lo militar es federador aparece la relación amigo-enemigo. Cualquier Estado, hasta el africano, se formó por la vía de una guerra, es decir, por el militar federador. Algunos africanos hicieron la objeción; "Pero nos descolonizamos sin guerra". Yo considero que sí, pero también debo remarcar que sus fronteras son el resultado de las guerras coloniales y su Estado, fundado por guerras coloniales, [de un Estado que] después se volvió independiente.
Cuando se piensa en una integración, como por ejemplo la de Europa, se produce un fenómeno que de nuevo se interpreta mal. Se dice que las naciones van a desaparecer. No es cierto, son los estados los que corren el riesgo de desaparecer. Para comprender bien lo que ocurre en Europa, hay que ligar la idea de la integración política europea con la explosión, a veces bajo la forma terrorista, de las etnias como los vascos, los corsos, los flamencos, etc.
Si hay una unidad política a encarar que no sea militar, no puede ser más que cultural […], pero nunca se logrará una unidad política en América del Sur. Al viajar por diferentes países de América Latina, veo que hay tanta diferencia entre Perú y Argentina como la que hay entre Suecia y Grecia. Quisiera que mantengan esa diferencia, pero que guarden una unidad cultural, porque esas diferencias son creadoras y si hacen desaparecer las diferencias, corren el riesgo de que América Latina caiga en la mediocridad espiritual.

Signos Universitarios, Vol. 6, Núm. 12 (1984), Universidad del Salvador.
 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina pp. 11-19.
Texto corregido. Texto original 




[1] Conferencia dictada por el pensador francés Julien Freund, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador.
[2] Julien Freund realizó sus estudios en Estrasburgo y Clermont Ferrand. Maestro de investigaciones en el Centro Nacional de Investigación de Estrasburgo. Fundador del Centro de Investigaciones y Estudios de Ciencias Sociales y del Instituto de Polemología. Publicaciones: La esencia de lo político (1966), Sociología de Max Weber (1967), Teoría de las ciencias humanas (1972), El fin del Renacimiento (1981). Síntesis del pensamiento fundamental de Julien Freund: este pensador sostiene que asistimos al ocaso de una civilización, al fin del Renacimiento y que estamos en una época de transición en la que nadie puede aún evaluar cómo será la nueva etapa que se gesta. La vivencia característica de las sociedades actuales europeas es una violencia de sobrealimentados que, en lugar de servir a la vida y a la supervivencia, se convierte en un juego violento e incurre en el revolucionarismo, en una ideología que ve en la revolución un fin en sí mismo.