viernes, 23 de enero de 2009

Lincoln, Obama, Marx y la imaginación de la izquierda europea (un poco de humor histórico)

En estos días de loor y alabanza al nuevo presidente de los Estados Unidos, traigo a colación un pequeño artículo que Marx escribió a Lincoln con motivo de su reelección como décimo sexto presidente norteamericano. (Desconozco si Lincoln contestó al filósofo de Tréveris.)

A ABRAHAM LINCOLN, PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICAS

Muy señor mío:
Saludamos al pueblo americano con motivo de la reelección de Ud. por una gran mayoría.
Si bien la consigna moderada de su primera elección era la resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante grito de guerra de su reelección es: ¡muera el esclavismo!
Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada. ¿Acaso la lucha por los territorios que dio comienzo a esta dura epopeya no debía decidir si el suelo virgen de los infinitos espacios sería ofrecido al trabajo del colono o deshonrado por el paso del capataz de esclavos?
Cuando la oligarquía de 300.000 esclavistas se atrevió por vez primera en los anales del mundo a escribir la palabra «esclavitud» en la bandera de una rebelión armada, cuando en los mismos lugares en que había nacido por primera vez, hace cerca de cien años, la idea de una gran República Democrática, en que había sido proclamada la primera Declaración de los Derechos del Hombre y se había dado el primer impulso a la revolución europea del siglo XVIII, cuando, en esos mismos lugares, la contrarrevolución se vanagloriaba con invariable perseverancia de haber acabado con las «
ideas reinantes en los tiempos de la creación de la constitución precedente», declarando que «la esclavitud era una institución caritativa, la única solución, en realidad, del gran problema de las relaciones entre el capital y el trabajo», y proclamaba cínicamente el derecho de propiedad sobre el hombre «piedra angular del nuevo edificio», la clase trabajadora de Europa comprendió de golpe, ya antes de que la intercesión fanática de las clases superiores en favor de los aristócratas confederados lo sirviese de siniestra advertencia, que la rebelión de los esclavistas sonaría como rebato para la cruzada general de la propiedad contra el trabajo y que los destinos de los trabajadores, sus esperanzas en el porvenir e incluso sus conquistas pasadas se ponían en tela de juicio en esa grandiosa guerra del otro lado del Atlántico. Por eso la clase obrera soportó por doquier pacientemente las privaciones a que le había condenado la crisis del algodón, no opuso con entusiasmo a la intervención en favor del esclavismo que reclamaban enérgicamente los potentados, y en la mayoría de los países de Europa derramó su parte de sangre por la causa justa.
Mientras los trabajadores, la auténtica fuerza política del Norte, permitían a la esclavitud denigrar su propia república, mientras ante el negro, al que compraban y vendían, sin preguntar su asenso, se pavoneaban del alto privilegio que tenía el obrero blanco de poder venderse a sí mismo y de elegirse el amo, no estaban en condiciones de lograr la verdadera libertad del trabajo ni de prestar apoyo a sus hermanos europeos en la lucha por la emancipación; pero ese obstáculo en el camino del progreso ha ido barrido por la marea sangrienta de la guerra civil'.
Los obreros de Europa tienen la firme convicción de que, del mismo modo que la guerra de la Independencia en América ha dado comienzo a una nueva era de la dominación de la burguesía, la guerra americana contra el esclavismo inaugurará la era de la dominación de la clase obrera. Ellos ven el presagio de esa época venidera en que a Abraham Lincoln, hijo honrado de la clase obrera, le ha tocado la misión de llevar a su país a través de los combates sin precedente por la liberación de una raza esclavizada la transformación del régimen social.

Karl Marx entre el 22 y el 29 de noviembre de 1864.
The Bee-Hive Newspaper, núm. 169, del 7 de enero de 1865.

lunes, 19 de enero de 2009

Tres poemas de Luis Eduardo Cirlot


CONTEMPLO ENTRE LAS AGUAS DE TU CUERPO...

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.

No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.

Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.

CONTEMPLO ENTRE LAS AGUAS DEL PANTANO...

Contemplo entre las aguas del pantano
la celeste blancura de tu cuerpo
desnuda bajo el campo de las nubes
y circundada por el verde bosque.

No muy lejos el mar se descompone
en las arenas grises, en las hierbas.
Manos entre las piedras con relieves
y tus ojos azules en los cielos.

Las alas se aproximan a las olas
perdidas en las páginas del fuego.
Bronwyn, mi corazón, y las estrellas
sobre la tierra negra y cenicienta.

CUANDO TE CONTEMPLÉ YA ESTABA MUERTO...

Cuando te contemplé ya estaba muerto,
muerto como las hierbas, aunque crecen,
como los mares muertos, que son rocas.

Sólo lo que es eterno está en la vida,
aunque lo blanco eleva su belleza
sobre las formas grises de lo negro.

Y simula existir donde el no ser
extiende sus certezas transitorias:
Bronwyn, tu claridad no eternamente.

lunes, 5 de enero de 2009

Sofya Melikyan

Sacar a colación los amigos, no es el fin de este blog aunque, esta vez, os presente a una gran pianista que, además, tengo la gran suerte de tener como amiga...

Sofya nació en Erevan (Armenia) en 1978, comenzando sus estudios musicales, con tan sólo 5 años, en la Escuela de Música Especializada Tchaikovksy con Anahit Shajbazyan. En 1994, se trasladó a España, donde continuó sus estudios en el Real Conservatorio de música de Madrid, en colaboración con el pianista Joaquín Soriano. Tras graduarse -con honores- en 1999, trabajó con Galina Egiazarova en Madrid y Brigitte Engerer en París. En 2001, comenzó estudios de posgrado en la Escuela Normal de París, donde estudió con Ramzi Yassa, y recibió el Diploma Superior de Ejecución en 2003. Más allá de su formación académica, Sofya también ha tomado clases magistrales de pianistas como tales Vitali Margulis, John O'Connor, Bella Davidovich, y Salomón Mikowsky.
También ha sido ganado el decimosexto Concurso Internacional de Piano"Marisa Montiel" en Linares, España (1997), el decimotercer Concurso Internacional de Piano de Ibiza (1999), y el primer premio de música ofrecido por la Asociación "Amigos del Colegio de España" de París en 2003. También ha actuado como solista en las orquestas de la Orquesta Sinfónica Nacional de Armenia, la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Radio Española y la Orquesta de Cámara "Nueva Europa".
Ha actuado en festivales internacionales como en el Festival Internacional de Música BEMUS (Belgrado, Serbia) y en salas de conciertos como la Tchaikovsky de Moscú, el "Auditorio Nacional" de Madrid, el National Orchestra Hall de Dublín, el "Kaufhaus Historischen" de Freiberg y el "Alfred Corton" de París .
Ha grabado para diferentes radios de Armenia, España, Francia, y los Estados Unidos. Su repertorio abarca desde el barroco al contemporáneo, incidiendo en varios compositores armenios, como Khatchaturian, Arutunian, y Babadjanian.

jueves, 1 de enero de 2009

Medio siglo

UN PAÍS

En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro.
Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor.
Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela
y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño.

Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.

(1957)

De "Informe sobre la ciudad sitiada". Traducción de Xaverio BallesterMadrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

New year`s day

Buen día este para cultivar el recuerdo