domingo, 28 de octubre de 2007

Hijos de Felipe


Aún cuando no esté en algunas cosas de acuerdo con este articulo, me parece uno de los más brillantes que se ha escrito a raíz del 25 aniversario de la victoria socialista de 1982. Quienes rondamos los treinta (lustro arriba- lustro abajo) deberíamos leerlo con atención.

Y Felipe hizo España a su imagen y semejanza
Jose Javier Esparza

28 de octubre de 1982, González y Guerra en el balcón de Ferraz, victoria histórica sobre la base de 10 millones de votos y, además, apoyada en todos los grandes resortes del poder que funcionaban (y funcionan) en España y en Europa… Llegó Felipe. Después, OTAN y Rumasa, Comunidad Europea y GAL, crecimiento económico y corrupción, ampliación de servicios sociales y paro en masa… Las luces y las sombras arrojan claroscuros que presentan distintos matices según el observador. Se marchó Felipe en 1996, aunque no quería. Dejó el poder, pero España era, psicológicamente hablando, felipista.

Sólo se podía votar PSOE
Puede hacerse un paralelismo tal vez algo vertiginoso, pero no infundado: del mismo modo que Zapatero jamás habría ganado de no mediar los atentados del 11-M, Felipe jamás habría conseguido una mayoría tan apabullante de no haber mediado el golpe del 23-F. La diferencia no está tanto en el suceso como en la reacción que ocasionó en el país: si ante el 11-M España se rompió, ante el 23-F España se unió. Fruto de esa unión fue el voto masivo al PSOE en 1982, convertido desde el golpe en única alternativa posible.

(Atrás deben quedar las necesarias preguntas sobre el papel que realmente jugó el PSOE en aquella enorme conspiración. Esta historia tal vez nunca se sabrá del todo, pero limitémonos a una serie de constataciones: quien estaba pidiendo a voces un golpe de timón no era una extrema derecha ya residual, sino figuras clave del sistema como el honorable Tarradellas; nadie habría opuesto demasiada resistencia a un movimiento como el que, al parecer, auspiciaba Armada, más institucional que violento; si el 23-F fracasó, ello fue porque ese no era el golpe que sectores muy influyentes del sistema estaban acariciando, sino otra cosa muy distinta y, con total probabilidad, provocada por los servicios de información precisamente para abortar otras maniobras de mayor altura).

Que el PSOE era, desde el 23-F, la única alternativa posible, decía. Veámoslo de este otro modo: era también el único lugar hacia donde el país podía huir (hacia delante) una vez cerrada la vía derecha por el autohundimiento de UCD y por el chafarrinón de los espadones, simétrico este último de la desconfianza que inspiraba el Partido Comunista en un mundo donde todavía existía el Muro de Berlín. La cuestión era que o bien uno tenía convicciones muy propias de la derecha, y entonces votaba a la AP de Fraga, o bien uno era un ciudadano común y corriente, moderado y sensato pero progresista y moderno, y entonces sólo podía votar al PSOE. ¿Por qué? Porque el PSOE se había convertido en “lo que había que votar”. Todo el voto no ideológico se pasó en masa a Felipe. Él lo ideologizó; al menos, a buena parte de él.

El macizo de la raza
Merece la pena detenerse aquí. En todas las sociedades, y desde luego en España, funciona lo que podríamos llamar la “mayoría neutra”, que es la que, en condiciones de normalidad socioeconómica y paz civil, prevalece siempre. Conquistar a esa “mayoría neutra” es el objetivo primordial del político que quiere asentar una hegemonía duradera. Dionisio Ridruejo, poniendo el asunto en el contexto del franquismo, hablaba del “inconmovible macizo de la raza”. Y en efecto, el franquismo duró casi cuarenta años y el dictador murió en su cama porque el “inconmovible macizo de la raza” estaba cómodo con el régimen y (o) tenía pavor a un cambio.

Ese macizo inconmovible secundó mayoritariamente al Rey, a Suárez y la transición porque, en ese momento, eran la garantía de paz y normalidad. La aguda crisis económica y el 23-F rompieron tales garantías, y entonces fue elegido Felipe González. Felipe dejó de resultarle atractivo al inconmovible macizo de la raza porque los crímenes de Estado y la corrupción rompieron la paz civil, al mismo tiempo que el paro y la quiebra financiera del Estado habían roto la normalidad socioeconómica. Entonces se escogió a Aznar, la única alternativa posible, y éste devolvió a España paz y normalidad hasta el punto de ser reelegido con mayoría absoluta. A Aznar se le quebró la paz civil el 11-M, y entonces hubo una mayoría que escogió a Zapatero. Hoy… Hoy el Gobierno intenta por todos los medios, y todos los días, convencernos de que hay paz civil y normalidad socioeconómica.

Y ese inconmovible macizo de la raza, ¿qué ideología tiene? Propiamente ninguna. Pero reacciona conforme a los valores y principios que se imponen como convenientes, mayoritarios o, simplemente, “correctos” (aquí reside la fuerza de la denominada “corrección política”). El político que está en el poder sabe que la idea que se hace la gente acerca de la normalidad y la paz (digamos el bienestar) presenta unos u otros colores según el enfoque con el que se mira. Generalizar el enfoque propio, el que uno tiene, se convierte entonces en una tarea de primer orden para asentarse en el poder. El franquismo fracasó estrepitosamente en la tarea; en los años sesenta, la sociedad ya era más “moderna” que el régimen. El socialismo, después de 1982, tuvo un éxito mucho mayor. Conceptos como “progreso”, por ejemplo, pasaron a convertirse en dogmas incontestables. Incluso el propio concepto de “izquierda” devino en algo casi mágico, que todos querían compartir.

Felipe hizo a España a su imagen y semejanza en el sentido de que los valores y principios de la sociedad pasaron a ser, poco a poco, los del socialismo en el poder: una idea primaria de la igualdad (entre hombre y mujer, entre profesor y alumno, entre delincuente y víctima, etc.), una identificación del progreso con la ruptura de cualesquiera órdenes tradicionales, un concepto asistencial y un tanto caciquil del Estado… La España que eligió a Aznar en 1996 era mucho más de izquierdas, en su mentalidad cotidiana, que la España que eligió a Felipe en 1982. La España que dejó Aznar en 2004 seguía siendo, en ese sentido, de izquierdas. Lo seguirá siendo incluso si el próximo marzo vota mayoritariamente a Rajoy. Y el PP, probablemente, no tendrá vigor para rectificar los valores y principios que son mayoritarios en España; los que sembró Felipe González a partir de un 28 de octubre de 1982

lunes, 22 de octubre de 2007

Extracto de "Adiós Cataluña" de Albert Boadella


'El mariscal cabezón y sus sablistas'


El caporal de los mossos d'esquadra aparecía precipitadamente para entregarle al cabezudo mariscal Pujol una maleta con el rótulo Banca Catalana a ambos lados. El cabezudo limpiaba el contenido y metía precipitadamente también la pasta en sus bolsillos, mientras seguía bailando. Las huestes concentradas en el Palau de la Música, al percatarse de la operación, mostraban su euforia prorrumpiendo en vítores y aplausos.


No se trata de ninguna fantasía: esta gesta sucedía cada noche en Barcelona ante 2.000 personas, realizada por nuestra milicia [el grupo teatral Els Joglars]. Poco tiempo antes, Banca Catalana había sucumbido, hostigada por unos cuantos prohombres del catalanismo, los cuales, bajo la noble divisa Todo por la Patria, se dedicaron a exprimir dicho símbolo de manera literal, no metafórica, como la Guardia Civil. El batallón de vivales que tenía encomendada la vigilancia de las arcas lo encabezaba el mariscal Pujol [Banca Catalana, fundada por el propio Pujol en 1959, quebró en 1982. Los directivos del que ya era president desde hacía dos años fueron exonerados de los delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil], antes de ser nombrado Reichführer. Una vez ascendido el Mariscal a la presidencia del Reich regional, el fiscal general del Estado instruyó una querella contra el clan de marrulleros y su capo, por asalto injustificado al botín con resultado de evaporación. Fue entonces cuando el Mariscal realizó uno de los actos cumbre de su ensalzada carrera político-militar: disfrazó en ataque a Catalunya lo que solo era una acción de la Justicia española contra un presunto sablazo en el que se hallaba implicado. El Mariscal organizó manifestaciones y proclamas, acusando al enemigo español de un ataque desleal a Catalunya [...].


A partir de aquí, la simulación de hostilidades con el Estado español permitió encubrir cualquier amaño, mientras pareciera realizado en beneficio de la etnia oprimida. Comprobado el éxito de la argucia y bajo el lema Ara és l'hora, catalans, que en cristiano vendría a ser «maricón el último», los elegidos se lanzaron al asalto del erario público con un éxito sin precedentes. Aquellos que no lo consiguieron momentáneamente, es decir, el resto de la élite autóctona, advirtieron que sólo era cuestión de aguardar la ocasión y permanecer agazapados esperando un día imitar al jefe, el cual, como era previsible, salió judicialmente indemne de toda sisa o saqueo bancario, exceptuando el aura de rapacidad que ha compartido con la familia.


La paciencia los ha premiado a casi todos, y, con los años, nadie se ha quedado sin ración. Nacionalistas radicales, moderados, escépticos, juiciosos, indecisos, conformados, tibios, pacíficos o completamente sonados, todos han obtenido su parte del desvalijamiento patrio con cargo al contribuyente. Para ello, el Gobierno regional desplegó un esfuerzo colosal de imaginación, inventando nombres altisonantes que dieran empaque a las miles de sinecuras repartidas. Encontraríamos cientos de ejemplos: Dirección General de la Memoria Democrática, Oficina de Promoción de la Paz y los Derechos Humanos, Departamento del Colectivo Gay, Lesbianas y Transexuales; Consorcio para la Normalización Lingüística, Consejo Asesor del Desarrollo Sostenible de Catalunya, Patronato pro Europa, Instituto del Mediterráneo, Oficina de la Gente Mayor Activa, Area de Historia y Pensamiento Contemporáneo, etc. [...]


Una vez finalizadas las campañas de Ubú y Teledeum [dos de las obras más antipujolistas de Els Joglars], con la intención de seguir combatiendo al ejército de sablistas que se apoderaba progresivamente del territorio, decidimos aumentar nuestro arsenal escénico, incorporando un arma de apariencia benigna, pero que en la práctica resultó maléfica. El ingenio llegó hasta nuestras manos por puro azar.


La compañía Comediants estaba realizando una película donde, en una de las escenas, aparecía el Teatre Municipal de Girona con todas las localidades repletas de cabezudos. Asomando por un palco habían colocado también un cabezudo de Pujol, pero como TV3 aportaba unos dineros en la producción, los directivos de la cadena gubernamental amenazaron a los cómicos con retirar la subvención si aparecía el careto del Mariscal en la secuencia. Los chicos de Comediants, que siempre han sido fervientes devotos del movimiento «porro y buen rollo, tío», no quisieron entrar en hostilidades y se esfumó repentinamente de la película el importuno cabezudo. Enterados del lance, les sugerimos a los Comediants la posibilidad de utilizarlo nosotros, cosa que no tuvimos que repetirles dos veces, porque el endiablado cabezudo parecía quemarles las manos.


El ingenio estaba realizado con auténtica destreza, ya que aquella tropa tenía unas facultades extraordinarias para estos menesteres, pero también hay que reconocer que el propio Mariscal en persona favorecía enormemente su impacto visual. El artefacto descubría de forma incuestionable que Pujol era un genuino cabezudo en la realidad. En una sociedad normal, cualquier dirigente con una característica similar no constituye nada significativo, pero cuando se trata del conductor de un pueblo dispuesto a sacralizarse, el asunto toma otro cariz.


PUJOL, EL SAGRADO


Esta peculiaridad convertía la efigie caricaturesca en mucho más auténtica que la de carne y hueso, y de aquí su fuerza transgresora con solo el gesto de fingir afanarle una peseta del bolsillo a un espectador. Hasta entonces, jamás me hubiera imaginado que una simple cabeza de cartón poseyera tan atrayente poder catártico, ya que solo con aparecer un instante bajo cualquier excusa transformaba la situación en un ataque directo al Reichführer y, por consiguiente, a todo un montaje que se pretendía sagrado [...]. Comediants había fabricado y colocado en nuestras manos un ingenio letal.


En el Palau de la Música la prodigiosa efigie solo aparecía en la parte final de Virtuosos de Fontainebleau, pero era suficiente para convertirse en lo más transgresor de una obra que no reparaba en otros descaros. A partir de entonces viajábamos con nuestra arma amenazadora por todas partes. La gran testa del mariscal Pujol podía aparecer en los lugares más insólitos, y las reacciones iban de la consternación al regocijo.


Entre las muchas apariciones hubo una que resultó particularmente señalada. Ocurrió durante una cena que mi entrañable amigo el diputado socialista Romà Planas había organizado para simular, en clave de humor, el juicio que los militares no habían conseguido hacerme. Era la época en que los socialistas nos reían las gracias, y allí estaban aguerridos capitanes del PSC como los alcaldes de Lleida, Mataró y Hospitalet, el rector de la Universidad Central y el estado mayor de la milicia socialista con varios diputados nacionales y regionales. Como nosotros no salíamos de casa sin el cabezudo, después del simulacro de juicio bufo le pedí al teniente de la compañía, Jesús Agelet, que se enfundara la cabeza del Mariscal y diera un par de vueltas por las mesas con la intención de poner un final sandunguero al acto.


A medida que el cabezudo iba desfilando entre las mesas, los notables del socialismo catalán le propinaban golpes, insultos y empujones, con tal violencia, que temí por la integridad del teniente Agelet. Al llegar a la mesa presidencial, el alcalde de Lleida, como empujado por un resorte, se levantó y, colocándose detrás del supuesto Pujol, lo agarró por la cintura e inclinándole hacia delante empezó a simular una sodomización. La escena duró escasamente pocos segundos, pero lo suficiente para que toda la oficialidad socialista prorrumpiera en risas y aplausos ante la simbólica penetración del adversario por la retaguardia del Mariscal.


CASTIGO AL «SODOMITA»


Toda la fiereza que el PSC no demostró jamás en el combate real ante el pujolismo fue exhibida allí contra el icono. La impotencia y el resentimiento concentrados durante tantos años, intentando conquistar la jefatura del Reich, transformó la cena en un aquelarre de enorme eficacia terapéutica para aquella buena gente. Naturalmente, una vez finalizado el acto, los notables del PSC volvieron a su dimensión gallinácea y andaban trastornados pidiendo carretes de fotos a los periodistas y reclamando su silencio. Como con San Pedro, el gallo se quedó ronco de tanto socialista que negó la asistencia al satánico acto.


Nosotros, sin tenerlo previsto, le hicimos un servicio al Mariscal, desfogando para unos cuantos años más el rencor enquistado por una oposición acomplejada con el éxito popular del Führer regional. Lejos de considerarlo un favor, Pujol se puso como un basilisco al enterarse de los detalles del aquelarre, del cual se había chivado Marius Carol, periodista de La Vanguardia Española que estuvo presente. El Mariscal juró venganza; pero sobre nosotros tenía un problema, y es que había apurado ya todas las represalias posibles. Entonces, el frenesí vengativo le hizo concentrar sus iras en el sodomita del cabezudo, el campechano Antoni Siurana, alcalde de Lleida. Este municipio era un feudo socialista muy apetecido por un Pujol que sentía una especial debilidad ante el mundo rural, donde cosechaba los mayores éxitos.


La represalia del Mariscal consistió en poner una cantidad ingente de efectivos y medios financieros para derrotar al alcalde Siurana durante la campaña de las elecciones municipales de Lleida. Algunos convergentes, ignorando los motivos profundos de la obcecación presidencial, encontraban desmesurada la inversión de dineros y esfuerzo empleados para asaltar aquella plaza. No comprendían que el revanchismo contra España que albergan las entrañas de Pujol forma parte del mismo espíritu vengativo con el que deseaba hundir a su simbólico violador. Para conseguirlo, llegó a pactar incluso con los acérrimos enemigos del PP y de otro grupo, de signo ultraderechista, llamado Grup Freixa. Lejos de lo que pueda parecer, Pujol es un hombre dominado por estas miserias. Si no hubiera sido así, Catalunya tendría hoy una dimensión distinta y se hallaría menos abocada al sectarismo pedestre, principal causante de la enorme incompetencia política que asola el territorio.


El eje Convergència-PP-Freixa ganó finalmente la guerra municipal, obteniendo durante cuatro años el mando en la plaza de Lleida. Con ello quedó patente que no se debe menospreciar nunca la venganza de un sodomizado en efigie. Como he dicho antes, directamente contra nosotros, el Mariscal, militarmente, no podía hacer más de lo que estaba haciendo. Sin embargo, aunque la represalia del aquelarre socialista no nos alcanzó, llevábamos unos años padeciendo las consecuencias de nuestra particular guerra contra el timo regional. La constante ofensiva del batallón convergente, en los frentes de la comunicación y de la contratación municipal en Catalunya, empezaba a dar sus frutos. Si a ello sumamos el vacío absoluto de la cadena gubernamental TV3, las consecuencias del bloqueo se notaban crudamente en el quebranto de nuestra intendencia. No obstante, las intenciones de Pujol iban más allá del boicot que nos infligía. Nuestra compañía servía de ejemplo al resto de colegas, para demostrar que quien emprendiera un camino similar sabía a lo que se exponía.


Su política de escarmiento tuvo una enorme eficacia en este sentido, ya que nadie osó colocarse en una senda parecida. Estábamos más solos que la una. Además de la exclusión institucional, también nos encontramos con que los fieles correligionarios que nos seguían desde los inicios de la compañía con la seguridad de que éramos militantes de la sagrada causa andaban muy mosqueados por nuestros ataques a los símbolos de la patria y dejaban de acudir paulatinamente al teatro de operaciones. El goteo de los medios afines al delirio provinciano, presentándonos como renegados del movimiento revanchista nacional, hizo mella en mucha gente, que empezó a considerar un deber cívico no aportar su contribución a nuestras campañas.


Las cosas se ponían tan feas, que incluso el Ayuntamiento de Figueres retiró de la programación cultural una obra nuestra, alegando falta de calidad. Sin dudarlo un instante, para que no cundiera el ejemplo, aparecimos de inmediato en la ciudad con nuestro armamento, incluido el cabezudo. Lo hicimos, estratégicamente, en un día de mercado. Montamos allí una gresca, con escarnio nacionalista incluido, en la que la policía municipal no sabía qué hacer, pues nos seguían algunos periodistas con las cámaras, y reprimir entonces una acción espontánea de Els Joglars tampoco hubiera significado la mejor imagen ante el resto de España. Finalmente, escoltados por la propia policía, fotógrafos y televisiones, acudimos al domicilio del concejal de Cultura a entregarle una suculenta ración de paja y alfalfa para su alimento, pues el tipo en cuestión, para más inri, se llamaba Jordi Cuadras.


Frente a la situación de cerco que padecíamos, y antes que batirnos en retirada, tratamos de rehacer nuestra maltrecha intendencia presentando a TVE la propuesta de una serie de capítulos sobre Catalunya. La presencia de Pilar Miró en la Dirección General del Ente facilitó la aprobación del proyecto, y aprovechamos aquella insólita bula para lanzar desde el circuito catalán de TVE la más feroz embestida a la política nacionalista que se ha realizado en España desde una televisión.


Sólo el título, Som una meravella [Somos una maravilla], ya se mofaba del eslogan recién inventado por la Generalitat: Som 6 mil·lions [Somos 6 millones], de catalanes, naturalmente. Los temas más candentes de la política autóctona pasaban por nuestro laboratorio de campaña, y allí, mediante una mezcla de sarcasmo, pitorreo y mala uva, se cargaban y orientaban los obuses [...]


Pilar Miró, lejos de amedrentarse por la carga virulenta de los capítulos y las consiguientes protestas de los políticos regionales, me ofreció la dirección del circuito catalán de TVE. Siempre he lamentado haber rechazado aquella insólita oferta.


Hay que situar el hecho en una sociedad que se mueve entre una mezcolanza de quimeras históricas, símbolos subrepticios, culto a supuestos mártires, complejos de persecución o la simple exaltación de esencias trilladas, pero de alto contenido sentimental. Todo se apoya en una apología de los rasgos diferenciales cuya lista es la siguiente:


- La lengua catalana (algo hay que hablar).
- La sardana (creada en el siglo XIX por el andaluz Pepe Ventura).
- La rosa del día de San Jorge.
- L'hereu y la pubilla (herencia en los primogénitos).
- La fiesta del día de San Esteban (para hacer canelones con los restos de Navidad).
- La mona de Pascua (pastel con veleidades escultóricas).
- La obsesión por los rovellons (níscalos).
- Los castellers (grupo humano en sentido vertical).
- El caganer (escultura escatológica que se coloca en el Belén).

jueves, 18 de octubre de 2007

Propuesta de reforma parcial de la constitución española




PRESENTADA UNA PROPUESTA DE REFORMA CONSTITUCIONAL


Puedes aquí descargar el documento



Alejo Vidal Quadras, Santiago Abascal, Iñaki Ezquerra, Francisco Caja e Inmaculada Castilla de Cortázar, en representación de las fundaciones que presiden presentaron este jueves en un hotel de Madrid una propuesta de reforma constitucional. Sorprende, por falta de costumbre, su cuidada elaboración. Parten de la idea de que es imposible volver a pactar con el nacionalismo porque ya no queda nada que ceder salvo la propia soberanía de España. Vidal Quadras lanzó un mensaje a su propio partido: “Si alguien en mi partido, sea quien sea, vuelve a decir lo del 96 es que ha perdido por completo el contacto con la realidad”.



(Libertad Digital) No es un brindis al sol ni una pataleta propia del final de una legislatura desastrosa. El texto, encabezado por un ejercicio de intenciones –Por la concordia nacional y la reforma constitucional– ha contado con un asesoramiento jurídico de alto nivel que se advierte nada más comenzar a leerlo. Basta reproducir una frase de Vidal Quadras durante la presentación para quedarse tranquilo: “Si Gabi Cisneros vivera estaría hoy con nosotros en esta mesa”.


Los representantes de las fundaciones Concordia, Papeles de Ermua, Defensa de la Nación Española y Convivencia Cívica Catalana reunieron a varios medios de comunicación en el hotel madrileño Príncipe y Serrano para exponer los detalles de una reforma constitucional que pretende calar ante el próximo proceso electoral. Dejan claro que no son un nuevo partido ni dependen del PP. Son representantes de la sociedad civil que se han puesto a trabajar en serio ante una realidad que ya se ha convertido en el principal problema de España.
El encuentro con la prensa comenzó con una introducción de Iñaki Ezquerra que puso ejemplos claros de lo que supone aumentar el poder de los nacionalistas. “La Justicia será injusticia, habrá purgas sistemáticas como sólo ellos saben hacer. A los no nacionalistas se les acosaría formalmente por fraudes en la Renta o hasta con acusaciones de pederastia”. El colmo del éxodo propiciado por estas purgas sería “salir sin honor por culpa de un juez vendido al nacionalismo”.


La sobre-representación que se ha concedido a los nacionalistas queda plasmada, lamentó Ezquerrra, en la importancia que se da a “los viajes de Ibarretxe” a Madrid para visitar a Zapatero, “como si viniera de lejanas colonias”.


Francisco Caja, profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona y presidente de Convivencia Cívica Catalana diseccionó los ejes de la reforma constitucional. Caja hizo hincapié en que esta propuesta que se lanza a la sociedad, a diferencia de procesos como el Estatuto catalán, tiene la voluntad inequívoca de llevarse a cabo dentro de los cauces que establece la propia Constitución para su reforma.


Y es que desde este movimiento cívico se asume la dificulta intrínseca que entrañan este tipo de reformas, en el caso de nuestra Constitución la reforma agravada prevista en el artículo 168.1 obliga a la aprobación por dos tercios del Congreso, la disolución de las Cortes para conformar unas cámaras constituyentes que ratifiquen la reforma y, lo que subrayó Caja como más importante, la aprobación en referéndum por el pueblo español. Caja remarcó este último punto, ya que, en definitiva, será la nación española donde reside la soberanía quien decida sobre la reforma.


Entrando en materia Santiago Abascal se encargó de comunicar la agenda política que ha de acompañar a esta iniciativa y que se centra en tres ejes:




  1. La derrota de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones y la consiguiente sustitución de la dirección del actual PSOE.



  2. Concluir por necesidad que ya no se puede llegar a pactos de gobierno con nacionalistas (ni parecidos ni distintos a los ya conocidos en 1993, 1996 y 2004) por su reiterada negativa a colaborar en la lucha contra ETA y su inequívoca voluntad secesionista.



  3. Llegar a un pacto de legislatura e incluso a un gobierno de concentración nacional entre PP y PSOE para abordar la reforma constitucional que se presenta. Se habló, en este sentido, de la posibilidad de adoptar los modelos francés o alemán.


Para Abascal todos estos principios están presentes en la inmensa mayoría de la sociedad española y "en las bases de los dos grandes partidos nacionales", no así en sus elites.


Todos coincidieron en que si se rechaza cualquier escenario de pacto con los nacionalistas es porque ya no queda nada que se pueda pactar, “no hay objeto material que se pueda acordar con ellos, no queda nada salvo la soberanía de España”. Para aquellos que invocan la capacidad moderadora de los pactos Abascal también tuvo una respuesta: “Ningún pacto con nacionalistas ha conseguido moderarles, nunca se les ha frenado”.


Alejo Vidal Quadras comenzó su discurso con una alegoría de las misiones de la NASA en las que se dice eso de “Houston, tenemos un problema”. Pues “Houston lleva recibiendo esa señales de problema desde hace muchos años y Houston no se entera. Pero tiene que enterarse porque si no la nave se desintegra”. No se trata de impaciencia, matizo Vidal Quadras: “Llevamos treinta años intentando integrar a los nacionalistas pero no quieren, ¡no son integrables!, aunque sea doloroso decirlo. Hay que neutralizarlos (...) por lo menos quiero preservar la dignidad de mi país”. Otro mito que el eurodiputado desmontó es el de la existencia de distintas intensidades de nacionalismo: “No hay nacionalismo moderado, todos son separatistas. Lo de Pujol era una ilusión”. Para Vidal Quadras el nacionalismo, sin distinción, está en “rebelión subversiva contra el Estado”. Tampoco es cierta la creencia de que si se neutraliza al nacionalismo se generará inestabilidad. “No pasaría nada. Me apuesto lo que queráis a que los nacionalistas se callarían y sus gritos se transformarían en suaves balidos. Los conozco muy bien”, zanjó.


Imposible el 96


En el aire flotaba una pregunta sobre las intenciones del PP, conocidas las repetidas ocasiones en las que se recuerda el escenario electoral del 1996 y la posibilidad de reeditar pactos de gobernabilidad. Pero también hubo respuesta: “Si alguien en mi partido, sea quien sea, vuelve a decir lo del 96 es que ha perdido por completo el contacto con la realidad. No hay más que dar. No queda nada. Sólo España”. Los líderes del PP que insisten en el posibilismo, señaló Vidal Quadras, “necesitan una reflexión más profunda. Es un mecanismo psicológico: ante lo terrible se tarda en reaccionar”. Alberga pues, esperanzas de que sólo hace falta tiempo.


Con vistas a marzo, el presidente del Fundación Concordia dijo que “por primera vez ganar las elecciones no es electoralismo, es la buena acción del día”. Según Alejo Vidal Quadras, el PP “todavía no se ha definido sobre la reforma integral de la Constitución pero debe hacer suya esta agenda y definirse a la mayor brevedad posible. Reveló también que Mariano Rajoy “está al tanto de la iniciativa pero de momento no ha dicho nada”.

viernes, 12 de octubre de 2007

Jan Patočka: uno de los nuestros


¿Tiene sentido dedicarse prioritariamente al cuidado del alma en una época carente de espíritu, descreída de dioses y trasmundos? Responder de modo positivo a este interrogante fue la provocadora tarea que se impuso como cometido esencial el pensador checo Jan Patocka (Turnov, Bohemia, 1907-Praga, 1977). En torno a ella gravitaron los grandes temas de su actividad filosófica, desde la meditación sobre el destino de Europa hasta su insistente llamada de atención sobre la necesidad de recuperar el legado de Platón. También su renovadora lectura de la fenomenología, su preocupación por un estrechamiento del horizonte de la existencia humana en un mundo dominado por la técnica o su reivindicación del hondo sentido emancipador de la educación en la obra de sus compatriotas, Comenius y Masaryk, son otras tantas expresiones de idéntico impulso, que a sus ideas esa fuerza y originalidad que le hacen acreedor de reconocimiento como una de las más destacadas personalidades intelectuales del siglo XX. Así supieron entenderlo pensadores de renombre como Derrida o Ricoeur.


A la hora de trazar un perfil de la figura de Patocka, resulta difícil, sin embargo, no poner en primer plano el soberbio ejemplo de entereza moral del que dio testimonio a lo largo de su vida y, de manera especialmente conmovedora, en las dramáticas circunstancias de su muerte; máxime en un año en que no sólo se conmemora el centenario de su nacimiento, sino también el trigésimo aniversario de su fallecimiento, el 13 de marzo de 1977, a consecuencia de los brutales interrogatorios policiales a los que acababa de ser sometido días antes, por su oposición al régimen comunista checo como firmante, junto a Václav Havel, de la “Carta del 77” en defensa de los derechos humanos. Era el último acto de una vida marcada por un intenso compromiso ético y una activa resistencia a las diversas formas de totalitarismo que asolaron la Europa del siglo XX.


Formado en París como discípulo de Husserl a finales de los años 20, asistente a sus clases y a las de Heidegger en Friburgo a comienzos de los 30, su regreso a la patria apenas si le permitiría unos años de actividad académica en colaboración con el círculo de Jakobson, en los que invitará a su maestro a pronunciar su célebre conferencia sobre la crisis de la humanidad europea. La invasión de Checoslovaquia por los nazis supone el cierre de la Universidad. Un breve paréntesis tras la guerra y otro durante la “primavera de Praga” serán las dos únicas oportunidades de que volverá a disfrutar para ejercer la docencia pública en su país. El resto del tiempo, exiliado interior, se dedica a labores de editor, archivero y traductor, mientras imparte seminarios en privado y atesora una imponente obra escrita, sólo parcialmente publicada en vida. Pero tanto como por su actitud ejemplar frente a la represión política, este “Sócrates de Praga” lo es por el sustrato teórico que dota de coherencia a su compromis o vital con la libertad.


Su punto de partida es un diagnóstico sobre la crisis radical sufrida por la civilización europea y atestiguada por las dos guerras mundiales, que guarda obvias semejanzas con el de sus mentores, Husserl y Heidegger. Su recurso a una interpretación no metafísica del platonismo, donde el alma no es concebida como un elemento inalterable situado más allá de este mundo, sino como un movimiento existencial, es una de sus aportaciones más originales. A esa búsqueda responsable, que no se contenta con la mera opinión y que desenmascara las tendencias tiránicas de quienes se atienen a ella dogmáticamente, es a lo que Patocka denomina “cuidado del alma”, afirmando taxativamente que Europa nació de dicho cuidado. O lo que es lo mismo: Europa se constituyó como tal con el despertar de la filosofía, con el despliegue de una actitud dispuesta a cuestionar la tradición para dirigir una mirada libre a lo existente y en base a ello orientar el proyecto de una comunidad justa, en la que hombres como Sócrates no se vieran obligados a morir. Esto es lo específico de Europa y es lo que habría olvidado hoy, al primar la preocupación por el dominio fáctico del mundo y entregarse a una funcionalización de la existencia regida por el criterio del éxito, que sólo contempla medios, no fines.


Tras la experiencia de los totalitarismos, el complaciente abandono de gran parte de la Europa actual a nuevas formas de olvido y banalización de la existencia parece seguir dando razones a este contundente dictamen de Patocka. Por más que hayamos aprendido a ser un tanto heréticos frente a ideologías del fin de la historia, la política cotidiana se sigue nutriendo de las mismas promesas espectaculares de plenitud, sólo que relativizadas y consumidas a la carta. La Historia no es nunca cierre feliz, sino subversión y apertura, abismo de libertad por conquistar. Lo propio de nuestro modo de existir, insiste Patocka en el ensayo “Los fundamentos espirituales de la vida contemporánea”, es el encuentro con la problematicidad del ser. En ese sentido, el platonismo que propone recobrar es “negativo” porque reconoce el abismo constitutivo de la existencia humana, la distancia entre lo presente y lo buscado, entre vida e idea.


... ese distanciamiento respecto a “lo que hay” [es] lo que posibilita nuestra libertad, el que se pueda discrepar incluso ahí donde se supone que ya todo está sancionado, como ocurre en este mundo intensamente instrumentalizado. La posibilidad del sacrificio se presenta entonces como una ruptura herética, pero viva y auténtica. De ello ofreció una muestra impresionante Patocka, tanto con su biografía como con su obra. Aunque algunos desmemoriados de nuestra posmoderna Europa crean que es necesario añadir algo distinto al ejercicio de la filosofía y a la enseñanza de viejos maestros como Platón para educar a la ciudadanía.


Manuel BARRIOS


(Estracto de la crítica realizada por Manuel Barrios en El cultural a la recopilación de trabajos recogidos por Ivan Ortega para Herder bajo el título "Libertad y Sacrificio")

miércoles, 3 de octubre de 2007

Discurso de Boadella en la Presentación de UPD (sobre derechas e izquierdas)


Desde hace bastante tiempo, por una u otra razón, me veo entremetido en estos berenjenales de la política, y cada vez que me encuentro en esta situación mi mente se formula la misma pregunta, una pregunta casi metafísica: “¿qué hace un chico como yo en un lugar como éste?”. Lo digo así porque, aun siendo la razón esencial de mi oficio la comunicación con el público, este oficio tiene como fundamento plantear un mundo donde la ficción parezca realidad, o sea, todo lo contrario del objetivo que anima esta iniciativa. Aquí se busca el máximo acercamiento a la vida real. A los auténticos problemas de cada ciudadano, intentando que las querencias tribales o el resentimiento mezquino o las fantasías históricas de unas supuestas etnias no mareen la perdiz sobre esta realidad ineludible e imprescindible para practicar una política justa. En definitiva, se busca que ningún interés particular ni chantajista se arrogue la representación del núcleo esencial de la democracia como es la voluntad ciudadana.

En este sentido, la razón por la que me meto en estos berenjenales, a pesar de no ser éste mi escenario natural, tiene todavía un resquicio teatral, tiene que ver con aquella famosa frase que aparece en el primer acto de Hamlet donde se dice: “Algo huele a podrido en el Estado de Dinamarca”.

Yo no sé a qué huele actualmente Dinamarca o si huele a algo más que a cerveza Karlsberg, pero estoy convencido de que ésta es una frase que, hoy precisamente, se puede trasladar de forma literal a España, y lo afirmo así categóricamente, porque creo que estamos asistiendo a una inquietante putrefacción en las estructuras políticas españolas y por consecuencia en los medios de comunicación o viceversa, lo primero consecuencia de lo segundo.

Tampoco hay que ponerse las manos a la cabeza, porque, como ustedes saben, todas las cosas que dependen de los seres vivos tienden a la putrefacción, y entre ellas la política siempre se ha caracterizado por ser un pudridero donde lo que cuenta más positivamente es la resistencia que uno es capaz de ofrecer a la irreversible descomposición.

Sin embargo, aun aceptando este principio biológico-moral, pienso que actualmente en nuestro país se han alcanzado unas cotas de fermentación tan irrespirables que pueden dañar seriamente la ecología social, o lo que es lo mismo, el buen ambiente entre los ciudadanos de esta nación, y cuando digo nación, me refiero a la nación española, y punto. Y cuando digo ciudadanos no pienso en gallegos, catalanes, vascos, valencianos, etc. Sino en ciudadanos españoles y punto. Por todo ello, considero que la participación de gentes no vinculadas directamente a la política profesional puede aportar una ráfaga de aire natural en un clima político altamente contaminado. Ésta es la razón de mi presencia y la de mucha otra gente, y también de mi fraternidad con los compañeros de la nueva aventura llamada PRO.

Pero hay otra razón de índole más personal. Necesito creer en que es posible organizar una formación política que jubile de una vez por todas esta coartada caduca y sectaria que, bajo el rótulo de izquierda o de derecha, se ha convertido hoy en la justificación de todas las imposturas morales y que pretende además situarnos obligadamente en un lado y contra el otro.

¿No hay manera de organizar algo distinto? ¿Tenemos que seguir consumiendo tópicos?

¡Coño! Vivimos en el 2007, hace un siglo y medio de la industrialización. Estoy saturado de política arqueológica.

Es que bajo estos conceptos decimonónicos yo no sé ni lo que soy.

Basándome en los preconcebidos degradados he anotado para ustedes una pequeña lista de mis dudas más domésticas:

Me encantan los pasodobles. ¿Esto es música de derechas o izquierdas?

Llevo treinta y dos años siendo fiel a una sola mujer. ¿Moral de la derecha, de la izquierda o del centro derecha?

No me gusta ni Tàpies, ni Miró, ni Ferran Adrià. ¿Criterio artístico ultra derechista o de centro?

Adoro el champagne y detesto el cava. ¿Gustos de la derecha o de centro izquierda?

Estoy encantado de que existan cuantos más ricos mejor. Así tengo mayores posibilidades de alcanzar un día un status semejante. ¿Complejo de centro derecha o de centro izquierda?

Desde que fui monaguillo, cada noche antes de acostarme rezo un padrenuestro en latín. ¿Tendencia sospechosa a la derecha o a la ultra derecha?

Pienso que los toros son el único arte completo que existe hoy en el mundo occidental. ¿Espectáculo de derechas o de izquierdas?

Creo que los débiles, por el hecho de serlo, no siempre tienen la razón. ¿Convicción de derechas o de derechas?

La existencia de fuerzas intangibles o divinas me parece un buen tema para polemizar, pero no es un tema de Estado. ¿Pensar así es de centro izquierda o de izquierdas?

Naturalmente que estoy por la igualdad de oportunidades, pero ante todo creo en el mérito y en la selección: el que no vale, a la cola o a la puta calle. ¿Derecha, izquierda, centro?

Estoy convencido que detrás del medio ambiente, el calentamiento global y las ONG, se ha instalado la banda de aprovechados más numerosa de los tiempos modernos. ¿Dudas de centro izquierda o derecha?

Por último, no siento ningún complejo en decir ¡Viva España! ¿Qué soy? ¿Un derechista o un fascista?

En fin, ustedes juzgaran; en todo caso lo que queda claro es que soy poco ortodoxo. Espero que el nuevo partido aparque tal corrupción en los términos. Tampoco hay que esperarlo todo, este partido no va a ser perfecto. Sólo faltaría eso. ¿Saben cuál sería mi partido perfecto? Pues sería un partido donde yo fuera el presidente, el secretario general, y el único militante y aun disidente.

No obstante, creo que este nuevo partido tiene un espacio para todos aquellos que no estamos por dogmatismos en la política, lo que en definitiva significa que estamos por la libertad. Lo que también quiere decir que estamos por el respeto a las reglas de juego, por la Constitución y por la igualdad entre todos los españoles, sean de donde sean.

Por lo tanto, a todo aquel que se sienta en esta situación y quiera además contribuir a la reconstrucción del “buen rollo” nacional, creo que ha nacido su partido.