Ramón Llull, en la historia de la
cultura europea
Esta
semana se cumplen treinta años de la fundación del Raimundus Lulius Institut en
la ciudad de Friburgo. Actualmente se realiza allí un congreso lulista. También
de lulismo -edición de obras, investigaciones personales, preferencias- habla
aquí el profesor Charles Lohr, director del citado centro
¿CUAL
es el principal trabajo de este instituto?
-La
edición de todas las obras que Ramón Llull escribió en latín. Desde su
fundación, en 1957, hemos editado 14 volúmenes, de los cuales 9 han aparecido
en los últimos nueve años.
-Además
de la edición, ¿qué se quiere difundir?
-Confiamos
en que sea conocida la importancia científica de este gran mallorquín.
-¿Quiere
decir que, por ejemplo, en España, y en Cataluña en particular, tan sólo se ha
tenido en consideración en la versión literaria de la obra de Llull?
-Sí,
es cierto, y no sólo en España. Desgraciadamente, en todo el mundo es poco
conocida la gran importancia que, para la historia de la cultura europea,
representó el lulismo. El significado de su inmensa obra es patente en el
Renacimiento; por ejemplo, Agrippa de Nettesheim, Paracelso, Giordano Bruno,
Athanasius Kircher y Leibniz entre los más representativos. Intentamos que el
nombre de Ramón Llull ocupe el lugar que merece en la historia del pensamiento;
es más, diría que el Renacimiento no puede ser entendido sin él.
-¿En
qué sentido es relevante Llull en el tránsito de la Edad Media al Renacimiento?
-Llull
fue un filósofo laico y burgués, en contra de la teología del siglo XIII, que
ha de entenderse como una ciencia clerical.
-¿Llull
es un heterodoxo?
-Aquellos
que dicen esto no han leído a Llull.
-¿Por
qué se interesó usted por Ramón Llull?
-
Yo llegue a Friburgo en 1961 para hacer mi tesis doctoral. En aquel entonces
sabía muy pocas cosas acerca de Llull; había oído el nombre, pero nada más.
-¿Dónde
leyó, por primera vez, el nombre de Llull?
-En
Nueva York, donde nací; después, en Washington, en donde estudié; más tarde
llegue a Friburgo. Mi director de tesis fue Friedrich Stegmüller, uno de los
más grandes hispanistas que ha habido en Alemania. Stegmüller fue doctor
honoris causa por las universidades de Salamanca y Coimbra. También fue
premiado por el Institut d'Estudis
Catalans. Él me propuso trabajar en torno a Llull.
-¿Que
le hizo trabajar con Stegmüller?
-Stegmüller
se había dedicado a la historia de la teología y filosofía medievales. Hizo el
inventario de lodos los comentarios de la Biblia en la Edad Media. Esto es lo
que, precisamente, yo había hecho con Aristóteles. Usted entenderá lo que
suponía para mí estar cerca de un hombre así. Simplemente pensé: “con él puedo aprender algo”. Fue
entonces cuando me dijo: “tómese unas
vacaciones de Aristóteles y, si quiere doctorarse, hágalo sobre Llull”.
Investigaciones
-¿Cuál
fue su primer trabajo?
-
La influencia de la lógica árabe, la lógica del gran teólogo musulmán Algazel,
en la obra de Llull.
-Volvamos
sobre la edición de las obras. El trabajo del instituto se centra en la
producción latina...
-Llull
escribió en latín, catalán y árabe. La edición de los escritos en catalán se
reanudará muy pronto, a cargo del Patronal
Ramón Llull, en coordinación con el Instituí
d’Estudis Baléárics. En el año 1906 fue iniciada en Palma de Mallorca por
Obrador y Bennasar y, hasta 1950, aparecieron 21 volúmenes. Los escritos
latinos son editados aquí e impresos en la editorial Brepols, de Bélgica, en la
colección del Corpus Christianorum.
Esperamos trabajar paralelamente con la edición de las obras en catalán. Para
ello, aprovechando la celebración del treinta aniversario del instituto, llegan
especialistas de diferentes países, así como también de Cataluña, Mallorca y
Valencia. Querría destacar las estrechas relaciones que unen a los gobiernos de
Cataluña y de Badén-Württenberg, que ahora se verán reforzadas. Por lo que hace
a las obras escritas en lengua árabe, desgraciadamente, están todas perdidas.
Hemos buscado en Túnez, en Argelia -en donde Llull desarrolló diversas
misiones-, y yo, personalmente, busqué manuscritos en Marraquesh. Es
interesante destacar que, aproximadamente treinta años después de la muerte de
Llull, en 1350, el sultán de Fez, digamos un antepasado de Hassan II, quedó
fuertemente impresionado por la calidad caligráfica de un manuscrito árabe de
Llull. Ciertas fuentes atestiguan que el sultán dijo: “debía estar escrito por manos de ángeles”.
-¿Qué
otros trabajos, aparte de la edición de la producción latina, desarrolla este
centro bajo su dirección?
-En
sus orígenes fue fundado exclusivamente para este proyecto editorial, pero al
tener una fuerte relación con la filosofía, la teología y las ciencias
naturales de la Edad Media y el Renacimiento, en 1964, los objetivos fueron
ampliados y en la actualidad se denomina Raimundus Lulius Institut, para la
investigación de las fuentes filosóficas y teológicas del Medioevo y el
Renacimiento.
-¿Qué
papel desempeña este instituto en el contexto de la Universidad de Friburgo?
-Esta
Universidad tiene una larga tradición en los estudios de historia de la Corona
de Aragón. El profesor Heinrich Finke editó, en el año 1908, la “Acta Aragonensia" y, en su larga
labor docente, dirigió más de cuarenta tesis sobre temas relacionados con
Cataluña. También habría que resaltar la profunda huella que dejó la amistad
personal entre el profesor Stegmüller y el doctor Vives de Barcelona.
Interés
-¿Por
qué se halla este instituto en la República Federal de Alemania y no en Palma
de Mallorca o en Barcelona?
-
La tradición de esta Universidad en los estudios de historia medieval
mediterránea y de hispanística en general, es una razón. Además, son muchos los
turistas alemanes que en verano escogen Cataluña o Palma de Mallorca. Sin
embargo, su contacto con la cultura catalana es ínfimo. Creo que hay una gran
necesidad entre los alemanes de aprender algo de dicha cultura, y no
simplemente tenderse en la playa a tomar el sol. La última semana, por ejemplo,
estuve en una conferencia sobre Palma de Mallorca, aquí en la Universidad.
Nunca he visto tanta gente reunida en una sala de conferencias. Más de 500
asistentes no pudieron entrar. Esto significa que los alemanes no tienen un
interés limitado a las discotecas o la playa. También la cultura de los lugares
que visitan podría formar parte de sus proyectos.
-¿Qué
otros investigadores o instituciones colaboran en las tarcas del instituto
fuera de Friburgo?
-Mantenemos
un estrecho contacto con el Warburg
Institute de la Universidad de Londres, en donde Francés Yates, la gran
historiadora de la cultura del Renacimiento, estuvo ocupada en investigaciones
lulianas; Jocelyn Hillgarth del Instituto
Pontificio para estudios medievales en Toronto; en Francia, donde Llull dejó
algunos discípulos, Marie-Thérése d’Alvemy, de la Biblioteca Nacional, investiga las fuentes árabes medievales. A
causa de la gran repercusión de los escritos lulianos en la alquimia, la
astrología, etcétera, del Renacimiento italiano, trabajamos conjuntamente con
Claudio Leonaidi de la Universidad de
Florencia y Eugenio Garin del Instituto
Nacional del Renacimiento de esta misma ciudad. El profesor Ruedi Imbach ha
desarrollado la historia del lulismo en Alemania, desde la Universidad de Fribourg de Suiza.
-¿Qué
escribió Llull para ocupar un lugar tan relevante y al mismo tiempo
controvertido?
-
La obra de Ramón Llull es inmensa: escribió sobre filosofía, teología,
pedagogía, mística, astrología...
-¿Cuántas
obras?
-Alrededor
de 250. Me gustaría decir que Llull es conocido en Cataluña como fundador de la
lengua literaria nacional, pero no es conocido como científico y ésta es la
gran aportación de Francés Yates. El siglo XIV es considerado como la
decadencia de la filosofía medieval, pero desde que editamos la obra de Llull
hemos observado interesantes relaciones entre la filosofía luliana y el
pensamiento del siglo XIV en París, especialmente Duns Scoto y la tradición
franciscana. Nicolás de Cusa, gran pensador alemán, leyó a Llull en París, pero
ya lo había descubierto, realmente, siendo estudiante en Padua y Venecia. Es
interesante ver cómo en el comienzo del Renacimiento, en el tiempo de Petrarca,
algunas obras de Llull son traducidas al italiano y, al mismo tiempo. Brunetto
Latini, Dante y otros autores, importantes autores, son traducidos al catalán.
Influencias
-¿Qué
hay de las influencias lulianas en España?
-A
fines del siglo XV es fundada en Barcelona una escuela lulista. Conforme al
testamento de Llull, los manuscritos de sus obras fueron depositados en París,
Génova y Palma de Mallorca, con la intención de que su obra fuera difundida y
no corriera el riesgo de desaparecer de una sola vez. Los manuscritos de París
fueron investigados, en su día, por Hillgarth y los de Italia por el padre Miquel
Batllori. Pero la importancia científica de Llull en España no ha sido, en mi
opinión, suficientemente estudiada.
-Sin
embargo, recién llegado al instituto, el primer libro que usted me aconsejó fue
el escrito por los hermanos Carreras i Artau...
-El
libro de Carreras i Artau no es sólo la mejor historia del lulismo, sino
también una referencia imprescindible en la historia de la filosofía española
de los siglos XII y XIV.
-¿En
qué se ocupa usted actualmente?
-Aparte
de Llull, siempre he trabajado en la tradición aristotélica medieval. Entre los
siglos XIII-XIV Aristóteles fue muy importante. Pero se dice que en el
Renacimiento ya no se interesaron más por él, que el siglo XVI fue una
liberación con respecto a Aristóteles. Para mí esto no es cierto. Yo he
demostrado, estadísticamente, que se escribieron en latín más comentarios en el
siglo XVI sobre Aristóteles que en lodos los siglos anteriores.
-¿Qué
lugar ocupa Santo Tomás de Aquino en esa tradición?
-Naturalmente,
Santo Tomás es importante, pero los historiadores que se han ocupado de él no
han visto que la historia de la filosofía después del siglo XIV no es la de una
decadencia, sino el inicio de una nueva época.
-¿Qué
opina sobre el llamado escolasticismo popular de Llull?
-No
estoy de acuerdo. Llull no fue escolástico. Teología o filosofía escolástica
tienen un específico significado para mí. La filosofía y la teología
escolásticas fueron concebidas como ciencias clericales que tomaban los
artículos de la fe como principios básicos. Las relaciones entre fe y ciencia
fueron concebidas por Llull desde una perspectiva más moderna.
-
¿Cuál es su personal aportación al lulismo?
-
La edición del volumen XI de la producción latina, es decir, los libros que
Llull escribió en Montpellier antes del penúltimo viaje a París. Se había
preparado para disputar con los escolásticos, pero se encontró, además, con los
averroístas, quienes pensaban que la verdad teológica y la filosófica pueden
estar en oposición. Llull estuvo en medio de esta disputa. Por otro lado, me he
interesado en las fuentes islámicas del pensamiento luliano y en esta línea
descubrí una posible referencia; la lógica del sufí murciano Ibn Sabin, el cual
sostuvo correspondencia con Federico II de Sicilia. Llull fue un autodidacta y
esto tiene muchos inconvenientes, pero también muchas ventajas. Fue muy
original, increíblemente original. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que
fue el único que, entre los autores de los siglos XIII-XIV, pudo leer a
Avicena, Averroes, Algazel directamente, mientras que los escolásticos sólo
conocían traducciones latinas. Por esta razón, entre otras, la investigación de
las fuentes lulianas se hace tan compleja.
-¿Dónde
hay que buscar el contexto histórico de Ramón Llull?
-La
historia de la filosofía y teología medieval ha sido escrita hasta hoy por
teólogos católicos y sacerdotes, que centraron su atención en París y Oxford.
Pero si tenemos presente las ciencias naturales y la medicina de la Edad Media,
podemos decir que no sólo aquellas universidades, sino también en Cataluña,
Montpellier, por ejemplo; hubo centros importantes en la evolución intelectual
de Occidente. A raíz de los contactos, en esta zona, entre judíos, árabes y
cristianos catalanes, se establecieron misiones en Bugía y Túnez. En Cataluña
convivieron las tres grandes religiones, y la obra de Llull es un claro
testimonio de ello. Es desde esta perspectiva, en mi opinión, que deben ser
entendidas la filosofía y la ciencia en la Edad Media.
-Finalmente,
¿qué obra de Llull le gusta más?
-Oh,
es muy difícil. No sé, quizás el “Libre
d’amic e amat". Sí. Es muy bonito. Llull no fue solamente místico,
sino también poeta.
AMADOR
VEGA I ESQUERRA
La Vanguardia,
Cultura, 24 de febrero de 1987, p. 39
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