sábado, 13 de octubre de 2018

"Notas Amengual" por Cristóbal Serra (Perlas y Cuevas, Revista de Manacor,19 octubre 1974)

Blai Bonet con el pintor Rafael Amengual y el poeta Miquel Bota Totxo.
NOTAS AMENGUAL

El Arte nunca ha sido ingenuo, aunque a veces lo pareciese. Y el arte moderno, más que ningún otro, es la anti-ingenuidad, aunque llegue a los extremos de lo infantil. Para comprender hasta qué punto el arte moderno no puede ser ingenuo, basta leer el libro orteguiano sobre la "Deshumanización". Allí se ve claro que el artista moderno no quiere un arte para viejos y considera que el arte en fin es un juego con el arte. Mucho afán lúdico hay en toda la modernidad artística, y más que en ninguna otra manifestación estética, en la pintura.
En todo pintor que se precie de moderno perdura una parte siempre fresca y niña. En la fuente de la puerilidad va a beber sin querer. Como hay también en él: un cazador de pájaros, un ojeador. 
AMENGUAL ha puesto siempre en la cuestión pictórica un instinto de cazador que se hace felizmente con la pieza. Para eso, no valen miopías ni presbicias. Hay que saber ver, hay que saber descifrar. Hace falta no poca pericia.
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Una rápida mirada pudiera hacernos creer que AMENGUAL no dibuja mucho, que busca la abstracción y nada más. Pero si nos fijamos en la pintura amengualiana, la vemos compuesta de técnica y de inspiración. Nos enteramos de que AMENGUAL es un pintor que esconde una voluntad expresiva altamente ambiciosa.
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Los crepúsculos, los paisajes imaginarios, los sueños, constituyen la temática de estas "tintas" (nada planas) de Rafael AMENGUAL. Justamente, el paisaje aparece visualizado de un modo muy personal. Comparada con la de un paisaje impresionista finisecular, es la suya visión de pájaro sobre el mundo.
AMENGUAL, que conoce (desde la infancia) el páramo argentino, es un enamorado de los volúmenes protuberentes de los montes. Hay en sus "tintas "geografía sin particularismos y anatomía sin vísceras opulentas y apetitosas.
Almástica, almástiga, almizteca es el arte de AMENGUAL que conoce la alquimia del arte moderno.
Una prueba de que la masilla amengualiana tiene un aguarrás de sueño, lo tenemos en estas "tintas-variaciones" de un sueño de Ramón Vera ¡gran soñador! Que yo le conté: "Estaba en las aguas entintadas cuando se me acercó una Raya. Me apresó en sus brazos. Me besó. Y me dijo: no me sueltes, Ramón".
AMENGUAL ha resuelto en color, en almáciga inconcreta, como ha de ser.
Cristóbal SERRA, Perlas y Cuevas. Revista de Manacor, nº 341,19 octubre 1974, [p.12]

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