domingo, 11 de mayo de 2008

Una entrevista a Gonzalo Torrente Ballester sobre la generación del 36. (I). La “retaguardia intelectual” de la Falange (1936-1939)

El llamado grupo de Burgos. De izquierda a derecha, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Diniosio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Gonzalo Torente Ballester y Antonio Tovar (Madrid, 1973. Foto: Muller)


La entrevista que presento a continuación, es parte del libro de César Alonso de los Ríos Yo tenía un camarada, realizada por el autor al escritor gallego en marzo de 1979 para el semanario que por aquél entonces dirigía -La calle. Esta entrevista no fue, hasta la publicación del mencionado libro, dada a conocer.
Mi intención al transcribir esta entrevista está alejadísima del
“ajuste de cuentas”, tan en boga... simplemente creo que es una buena forma de dar a conocer la evolución de una parte de los intelectuales en España desde la guerra civil hasta la actualidad. Ir más allá de esta constatación, buscando derruir una obra valiosa, por medio de una lectura exclusivamente política de ciertos periodos de la vida de un autor, siempre me ha parecido -en general- labor de resentidos y de gentes de poco fiar. Además, en este caso, "la lectura de la cartilla" se realiza en presencia del interesado y con la simpatía expresa del entrevistador. Algo evidente, cuando el propio periodista nos cuenta que la razón por la que no se publicó la entrevista en su época se debió más a defectos de forma -"había quedado un tanto desangelada"- que por voluntad expresa del autor -"a Torrente no le pareció ni bien ni mal". Espero que os parezca interesante.


César Alonso de los Ríos: En casa de Isaac Montero y Esther Benítez nos contaste en la sobremesa cómo habías conocido, en tu condición de intelectual del franquismo, a Goebbels.
Gonzalo Torrente Ballester: Nos enviaron a París a Giménez Caballero y a mí como representantes del Gobierno a unas reuniones en París, en el París ocupado por los alemanes, sobre la nueva Europa o la joven Europa. Quiero creer que la cosa vino de Serrano Súñer y de Dionisio. Las reuniones las presidía Goebbels.
CAR: Difícilmente pueden entender esto tus lectores jóvenes.
GTB: No entienden ya nada.
CAR: Pero reconocerás que no por su culpa. A ti ni siquiera te sitúan en el franquismo. Volviendo a París ¿qué impresión te hizo Goebbels?
GTB: Te acojonaba. Yo no te engaño si te digo que yo no tenía idea de los campos de concentración. Sabía que había una represión muy fuerte, esto sí. Y Goebbels no daba una imagen de político extraño a esa dureza. Por esa razón yo os contaba la anécdota de Giménez Caballero, verdaderamente temerario. En una de las sesiones de trabajo, y cuando estaba hablando Goebbels, se levantó de la gran mesa en torno a la que estábamos sentados los participantes, ¿entre quince y veinte?, se fue hacia la escalera de caracol que había al fondo de la sala y, al cabo de cinco minutos, volvieron a oírse sus botas y pudimos ver cómo descendía por la escalera, silbando una marcha militar, y portando un capote de , guerra. Yo estaba aterrado. Se fue hacia Goebbels, le colocó el ropón sobre los hombros y le dijo algo sobre nuestra guerra. El alemán le dio las gracias y siguió su exposición.
CAR: Vosotros llamabais Goebbels a Ridruejo.
GTB: Fíjate qué parecido. Del día a la noche. Había, eso sí, un parecido físico, y los dos eran los hombres de la propaganda.
CAR: Las gentes jóvenes no te vinculan con Franco. Aún más: creen que fuiste un perseguido del Régimen. Quizá porque han leído que Javier Mariño fue retirado de las librerías y que El viaje del joven Tóbías tuvo algún problema con la censura eclesiástica.
GTB: Por herético. Ten en cuenta que decir herético era tanto como acusarte de comunista. Los del ghetto de Burgos estábamos mal vistos. Por el mero hecho de ser intelectuales ya nos tenían por sospechosos. Además, nosotros mismos hablábamos de Revolución.
CAR: La Revolución de Falange. Los chicos de ahora eso no lo saben. Creen que fuiste de izquierda.
GTB: No se han enterado de nada. Ni leen ni van a las hemerotecas ...
CAR: La culpa es vuestra en buena medida. Tú ahora pasas por estar cerca del socialismo y no has explicado tu evolución.
GTB: Sí lo hicieron Ridruejo y Laín, y todo el mundo sabe que yo estaba con ellos.
CAR: ¿Por qué comenzaste a colaborar en La Tierra?
GTB: Por razones de trabajo. No tenía nada en contra, desde luego. Yo tenía veinte años. Participaba de la crítica a la Monarquía.
CAR: Me han dicho que cuando volviste de París te echaron una mano los hermanos Suevos, que eran falangistas. Luego les dedicaste Siete ensayos y una farsa.
GTB: ¿Quieres decir que con ello les agradecí que me protegieran?
CAR: Te pregunto.
GTB: Quizá fueron ellos u otras personas las que me ayudaron. Yo, en realidad, no estaba definido políticamente, pero podía ser acusado genéricamente de izquierdas. Desde luego, de la cáscara amarga. En aquellos tiempos no podías andarte con bromas. En realidad, nunca pude saber si había llegado a correr peligro. Para hacer desaparecer la ambigüedad te afiliabas a Falange.
CAR: Por oportunismo.
GTB: Aquello se fue decantando de tal modo que tu opción por uno de los lados ya era algo fundado. La República nos había llevado a la exasperación a todos.
CAR: En Salamanca, en febrero de 1937 conociste a Laín, Tovar, Rosales... La retaguardia intelectual.
GTB: Tampoco iba a ir al frente con mi miopía.
CAR: ¿Por qué la afinidad con este grupo?
GTB: Lo he contado, como sabes. Era un grupo, un subgrupo se ha dicho con acierto, muy coherente. Al tratarse de escritores e intelectuales estábamos abiertos a la realidad. Éramos, en el mejor sentido de la palabra, liberales. y en el más odiado en aquel tiempo. En los dos lados de la guerra. Parece contradictorio haber de falangismo liberal, .pero en la realidad no lo era. Estaban los ortodoxos del falangismo. Los que iban adaptando el dogmatismo a la conveniencia.
CAR: Ridruejo era el puro. Más intransigente.
GTB: En cierto sentido, por supuesto. Por lo mismo, en un cierto momento, pudo ver el error que suponía el fascismo y el oportunismo del franquismo. Digo Ridruejo y digo Torrente Ballester.
CAR: De todos los escritores que recalaron en Pamplona y en Burgos tú fuiste el que se dedicó con más intensidad a la literatura y a la crítica. Ningún otro publicó tanto como tú.
GTB: Te olvidas de Foxá o de otros.
CAR: Foxá ya era escritor antes de la guerra.
GTB: Es verdad. Respecto a haberme convertido en un ideólogo no hay que exagerar. Me dediqué sobre todo a hacer crítica literaria. A veces me han echado en cara mis colaboraciones en Jerarquía. Eran ensayos sobre teatro. .
CAR: y sobre la sociedad en la que debería tener sentido el teatro que tu proponías en Razón y Ser de la dramática futura.
GTB: Me refiero a la política directamente. ¿Qué lectura podía tener en ese sentido El viaje del joven Tobías?
CAR: Lo financió la Delegación de Prensa y Propaganda.
GTB: ¿Qué es lo que no se financiaba entonces, en un lado y en otro?
CAR: La verdad es que en estas obras tuyas estaba ausente la guerra, las ideologías. Eran ediciones muy cuidadas.
GTB: Entonces se editaba muy bien. Era una cuestión de prestigio cultural de un bando frente al otro.
CAR: Las ediciones que hacíais eran primorosas. Hoy resulta sorprendente la calidad del papel y de la impresión, sobre todo cuando piensas que eran tiempos de guerra y de escasez.
GTB: Había remesas. Se seguía fabricando pero, sobre todo, había una guerra cultural. Importaba mucho en nuestra guerra el prestigio cultural de cada una de las partes. En el fondo se ventilaba la justificación de las armas. De ahí la importancia de la presentación, del diseño ...
CAR: Y los elementos vanguardistas, formales, estéticos ...
GTB: Por supuesto. En ese sentido todo en guerra era político. Por lo mismo todo lo que hacíamos los escritores producía desconfianza entre los burócratas.
CAR: Los picos de oro a los que criticaba la Pasionaria en el PCE.
GTB: Los que siempre molestan, aunque a veces se dediquen a la pura estética. A mí me criticaban los escenarios de jardines coloniales, palmeras, bergantines, lirios y hamacas .en las que se tendían las dos protagonistas femeninas rodeadas de mozas de color. ¿A cuento de qué ese clima erótico y decadente en plena guerra? :
CAR: Quizá por eso dedicaste la obra «a los camaradas» Rosales y Vivanco, a los que elogiabas.
GTB: Tuvo que defenderme Serrano Súñer y la obra llevó un imprimatur del Obispo de Mondoñedo.
CAR: ¿?
GTB: A los del ghetto nos consideraban comunistas. Nos acusaban de heréticos que en aquellos tiempos era similar a comunistas.
CAR: Creo que exageras. Tus trabajos sobre el nuevo concepto de tragedia suponían un desprecio a la masa típica del fascismo.
GTB: Yo decía que lo mejor que puede sucederle a la masa es que deje de serlo cuanto antes. La masa en el Estado es soldadesca; en el teatro, coro. .
CAR: Como elitista no te cortabas un pelo. Contrapusiste la Generación del 98 a la vuestra, a la del 36.
GTB: Yo decía que los del 98 vinieron atados a una derrota. Nosotros, en cambio, hablábamos de amanecer, de futuro.
CAR: No te entusiasmaba el concepto de nación. Preferías el de geografía o paisaje.
GTB: ¿Ves? No era un nacionalista español.
CAR: La idea geográfica estaba en boga en Alemania... Y ¿cómo era la vida cotidiana en aquel Burgos de la guerra?
CAR: Muy movida. Como diría D'Ors de Madrid después, en aquel Burgos o tú dabas una conferencia a las siete de a tarde o te la daban. Había mucho acto cultural, tertulias, cócteles en embajadas. Un día Foxá presentaba Madrid, de Corte a checa, otro, Pemán su Poema de la Bestia y el Ángel. Yo hice una lectura en el piso de Ridruejo a la que asistieron Garrigues, Vivanco, Rosales, Xavier de Salas, Pilar Primo de Rivera, Ramón Serrano Súñer y Raimundo Fernández Cuesta. Según me dijeron después, todos se aburrieron mucho. La obra nunca se llegó a representar.
CAR: Hiciste un auto sacramental de corte fascista.
GTB: ¿De corte fascista?
CAR: En El casamiento engañoso: el Hombre, con mayúscula, es seducido por el Leviatán capitalista mientras la Ciencia acepta casarse con la hija de éste. El monstruo que nacerá se llama la Máquina que acaba esclavizando al propio Hombre.
GTB: ¿Cómo iba a ser totalitario si me metía con el Leviatán?
CAR: Eras un militante contra el liberalismo político Y económico. Lo identificabas con el capitalismo y a éste con Estados Unidos, ya éstos con el judaísmo internacional.
GTB: Así era.
CAR: Por si fuera poco, tú no tenías la veta cristiana de Laín.
GTB: Yo estaba en el sindicalismo revolucionario.
CAR: Fuiste el primer biógrafo de José Antonio.
GTB: Hice una antología de sus textos y le puse un prólogo biográfico y valorativo.

2 comentarios:

JOHAN dijo...

Le felicito por el blog y por este artículo. Creo que es uno de los mejores blogs que he visto, sin duda. El artículo es muy revelador. Soy alumno de uno de los hijos de Torrente B. en la facultad de geografía de la UCM, Álvaro. Enhorabuena de nuevo. He llegado a tu artículo desde compostela, un viejo conocido mío.

Don Cogito dijo...

Muchas gracias por todo lo que dices... me apabullas.
Por cierto, me hae paseado por tu blog y es magnifico. Lo pondré en mi lista de blogs favoritos.

Muchos saludos