miércoles, 12 de marzo de 2008

Tres artículos sobre la Guerra de España de Simone Weil (II)

"Sé que voy a causar disgusto y extrañeza a muchos buenos compañeros. Sé que voy a provocar un escándalo. Pero cuando uno invoca la libertad debe tener el valor de decir lo que se piensa, aunque ello no cause alegria a nadie.

Seguimos día a día, con aliento contenido, el combate que se desarrolla al otro lado de los Pirineos. Tratamos de ayudar a los nuestros. Pero esto no nos absuelve de tener que sacar concluisiones de una experiencia que ha costado la vida a tantos obreros y campesinos.

Ya se ha hecho una experiencia de este tipo en Europa: la rusa. También ella ha costado muchas vidas. Lenin había reivindicado ante el mundo un Estado en el que no habría ejercito, policía ni burocracia separadas de la población. Cuando él y los suyos llegaron al poder, construyeron, en el transcurso de una larga y dolorosa guerra civil, la burocracia militar y polocial más opresiva que haya sufrido hasta la fecha un pueblo desgraciado.

Lenin era el jefe de un partido político, es decir de un aparato destinado a la conquista y ejercicio del poder. Muchos dudaron entonces de su sinceridad y de la de sus compañeros; de todos modos podía suponerse que existían contradicciones entre los objetivos que proclamó Lenin y la estructura de su partido. En cambio, es imposible dudar de la sinceridad de nuestros compañeros anarquistas de Cataluña. Y sin embargo, ¿qué ocurre ante nuestros ojos en España? Vemos que se desarrollan formas de coerción y ocurren casos de inhumanidad directamente opuestos al ideal humano y libertario de los anarquistas. Las necesidades y el ambiente de la Guerra Civil se sobreponen a las apiraciones para cuya realización se ha iniciado la Guerra Civil.

Odiamos en nuestra propia sociedad la coacción militar, la policía, la coerción en el trabajo y las mentiras que difunden la prensa y la radio. Odiamos las diferencias de clase, la arbitrariedad y la crueldad.

Sin embargo en España reina la coacción militar. Se ha decretado la movilización y el servicio militar, a pesar de que no se ha interrumpido la afluencia de voluntarios. El Consejo de Defensa de la Generalitat, el cual nuestros compañeros de la FAI ejercen funciones directivas, ha dispuesto que se aplique el antiguo código militar de las milicias.

También en las fábricas reina el régimen de coerción. El gobierno catalán, en el cual nuestros compañeros controlan los ministerios económicamente decisivos, acaba de disponer que los obreros efectúen tantas horas extras como el gobierno estime necesario. Otro decreto prevé que los obreros que no cumplan con las normas serán considerados como facciosos y tratados como tales. Esto significa lisa y llanamente la aplicación de la pena de muerte en la producción industrial.

La policía tradicional, tal como existía antes del 19 de julio ha perdido caso todo su poder. En cambio, en los tres primeros meses de Guerra Civil, los comités de investigación, los responsales políticos y también, con demasiada frecuencia, individuos irresponsables, han efectuado fusilamientos sin la más mínima apariencia de juicio legal ni posibilidad de control sindical o de otro tipo. Desde hace pocos días se ha instituido tribunales populares destinados a juzgar a los facciosos, reales o supuestos. Todavia es muy temprano para saber qué efecto tendrán esas reformas.

También la mentira ha resucitado después del 19 de julio...."

2 comentarios:

Fco. Javier Blázquez Mena dijo...

Me encanta la sinceridad en el estilo de esta mujer, Trotta... hummm!

Don Cogito dijo...

Es que es una maravilla... y esto no es ni "la punta del iceberg"...