miércoles, 25 de octubre de 2017

Juan Manuel Bonet: «La cultura en España no empezó en 1982» (ABC, 8 de septiembre de 1995)


JUAN MANUEL BONET: «LA CULTURA EN ESPAÑA NO EMPEZÓ EN 1982»
Madrid. Manuel Calderón
La opinión es unánime: el IVAM es museo ejemplar. El que será su nuevo director a partir del próximo día 11, Juan Manuel Bonet, comparte este criterio, pero se atreve a añadir algunas carencias en colecciones y exposiciones, sobre todo en esas vías muertas de la vanguardia representada por artistas solitarios que no siguieron la pauta de la ortodoxia moderna. Propone que el Instituto Valenciano de Arte Moderno sea un museo «menos ortodoxamente moderno», más tranquilo y reflexivo. El nombramiento de este crítico de arte -durante muchos años en estas mismas páginas- e historiador al frente del buque insignia de la política cultural valenciana ha anticipado el debate que vendrá sobre los intelectuales en el nuevo horizonte político: «La cultura en España no empezó en 1982», afirma.
-¿Qué es lo que conduce a un crítico e historiador del arte a dirigir un museo de arte contemporáneo?
-El crítico no sólo es crítico cuando escribe sino también cuando organiza exposiciones. Creo que la tarea de la crítica va a tener que ver cada vez menos con la tarea de escribir. La vinculación con los museos es algo que surge como ley de vida. En mi caso, el primer museo con el que colaboré fue en mi adolescencia, con el Museo de Arte Abstracto de Cuenca de Fernando Zóbel, una persona inolvidable que contó mucho en mi formación. Pasado un tiempo, en 1985, el actual director del Georges Pompidou me llamó para-la comisión de compras del Museo Cantini de Marsella y conseguí que ese museo tuviera obras de Sicilia, Broto o Campano. He colaborado con el CAAM de Las Palmas, para el que he montado cuatro exposiciones, la última «El poeta como artista», y con el Museo de Teruel.
-Parece que en los últimos años han primado los criterios políticos en la gestión museística. ¿Está de acuerdo?
-Depende, porque el arte y la política son entidades políticas muy distintas entre sí. El arte existe independientemente de la política. Evidentemente son mejores las democracias que los regímenes totalitarios para que florezca el arte, pero acaba sobreviviendo. No tiene que haber una relación entre poder político y museos, y creo que éstos deben tener una autonomía relativa dentro del aparato cultural de un estado.
-¿Dispone el IVAM de esa autonomía?
-En esa línea está la visión que tiene el nuevo gobierno valenciano sobre el IVAM: no anteponer intereses políticos a los propiamente museísticos. Creo que ha habido, sobre todo en los últimos meses, antes de las elecciones, un cierto catastrofismo difundido por personas que, con buena o mala intención, decían que el IVAM peligraba. Me parece que las decisiones tomadas hasta ahora sobre el museo contradicen esas opiniones que considero interesadas, incluso electoralistas en algunos casos.
Transición democrática
-Este va a ser un debate que en los próximos meses va ir en aumento.
-Es cierto que hay opiniones que dicen que la llegada del centro-derecha al poder en España va a suponer la llegada de una cultura rancia. Me da la impresión de que muchas de las personas que opinan de esta manera no se lo acaban de creer. La cultura en España no empieza en 1982. Por ejemplo, creo que hay una etapa importante de la que se ha hablado poco de ella que es la de los años de la transición democrática entre 1977 y 1982, donde se hizo un trabajo de exposiciones muy notables y la Dirección General de Bellas Artes expuso a Chillida, Miró, Tápies, Saura. Guerrero... Es decir, las grandes exposiciones que yo llamaría de un período de reconciliación nacional vinieron de la mano de un gobierno de centro. Lo que en el IVAM sí se ha planteado es el hecho de la alternancia, y una alternancia no traumática. En un país con mayor tradición democrática estas cuestiones ya ni se plantearían.
-¿Cree que es producto de una falta de consenso en política cultural?
-Creo que es producto de esa falta de consenso, pero sobre todo de falta de tradición democrática. En Francia nadie se ha planteado nunca si el Centro Pompidou, como así fue, lo hizo el presidente Pompidou u otro presidente de otro signo. Hay instituciones museísticas en toda Europa realizadas por gobiernos distintos, pero sobre eso existe un consenso que forma un tronco cultural común. En España vamos camino de eso. de acabar con temores infundados que quedarán diluidos por la práctica.
Intelectuales y política
-¿Qué opina de lo que en algunos artículos se ha dado en llamar «los intelectuales del PP»?
-En primer lugar, yo soy independiente y no tengo carné de ningún partido. En segundo lugar, no creo en los intelectuales orgánicos, del PP o del PSOE y. además, no creo conveniente que el PP disponga de una cohorte de intelectuales. Carlos Semprún, que es una persona que considero lúcida, escribía que podría ser peligroso que de repente al PP le aparecieran intelectuales en busca de una especie de etiqueta de lo políticamente correcto. Yo creo que lo que es pernicioso es la creencia interesadamente extendida por determinados círculos de que la cultura sólo puede ser patrimonio de los partidos de izquierda y que los partidos de derecha no tienen nada que decir al respecto y que un intelectual, por el hecho de serlo, es automáticamente de izquierdas. En la práctica es absurdo, ahora y siempre, porque siempre han existido intelectuales de derechas, de izquierdas u otros sin ninguna vinculación con lo político.
-¿No existía esta diferencia en la vieja vanguardia artística?
-Para el «Diccionario de las vanguardias españolas» que acabo de escribir, aparecen múltiples tipologías de intelectuales. Es absolutamente mitológico, por ejemplo, pensar que todos los intelectuales estuvieron con la República. El libro de Trapiello fue bastante esclarecedor al respecto. Y hay una cosa que es bastante molesta, que cuando se intenta decir que sí, que hay intelectuales de derechas se citen a fascistas, como leí recientemente en un artículo, que ponía de ejemplo a Foxá. Sánchez Mazas o Pound. Pero muchos otros son liberales, tradición que en España ha sido rica.
Tiempo ganado
-¿No cree que la política cultural ha girado demasiado en torno a la museística?
-En parte sí, pero por el gran desfase que existía en España. En un país que no existían museos de arte moderno o esos lugares donde los creadores jóvenes pueden buscar ejemplos las lagunas son muy extensas. Ahora sí podemos hablar de una trama museística gracias a que desde 1977 se ha incidido en este aspecto.
-Hay quien piensa que son demasiados museos.
-Hay quien lo piensa, pero yo no lo creo. Estos museos que se convierten en el buque insignia de una comunidad son positivos. Otra cosa es la excesiva proliferación de fundaciones centradas en la obra de una artista. Soy partidario de centros donde se agrupen artistas de una misma comunidad.
-Todo el mundo está de acuerdo en que el IVAM es un museo ejemplar, pero ¿no le haría alguna crítica?
-La crítica que yo le haría al IVAM sería la que le haría a otros museos tipo MOMA, que son el olvido de realidades que también existen. Yo no quitaría nada de las líneas ya emprendidas -lo que menos me interesa es esa aproximación al Pop Art hecha desde su vinculación valenciana-, pero me sorprende la ausencia del surrealismo, ya que intentar entender los artos 20 y 30 sin el surrealismo es bastante difícil, y en un país que tiene además a Miró, Dalí, Oscar Domínguez y otros surrealistas menores Creo que por ese lado se puede hacer un esfuerzo. Pero hay otro aspecto que es mucho más flagrante porque responde a una tradición museística y de pensamiento bastante más arraigada: es la práctica total ausencia de la tradición figurativa en las colecciones y las exposiciones. Hay que decir que éste es un vicio compartido. Hay que abrir un campo de reflexión en este campo y mirar a artistas solitarios que se salieron de los caminos de la vanguardia.
-¿Podría anticipar los nombres de esta vía?
-Un punto importante sería la Italia novecentista, la de De Chirico, Morandi, de Carra. Y luego otros más radicales como Hooper o Balthus. No estoy diciendo que vaya a hacer exposiciones de estos artistas, de hecho estoy pensando en una visión de la Italia de esa época. Pero al privarnos los museos de ese punto de vista, nos privamos de un componente importante de la modernidad.
-¿Da la impresión de que le gusta moverse en dominios intelectuales donde hay una componente política fuerte y contradictoria?
-Efectivamente la figuración italiana se produce en un contexto como el de la Italia mussoliniana, apoyada por una mujer, Margarita Sargati, que fue amante de Mussolini, pero soy capaz de deslindar lo que es arte de lo que es política. En los siglos venideros no se mirará cuál es el sistema político en el que vivió un artista. Me gusta establecer un paralelismo entre Hooper, artista de la época de Roosevelt, de esa América de la depresión, y artistas soviéticos de la época de Stalin.
Españoles de los 80
-Con respecto al arte español, ¿qué cambios va a introducir?
-Quisiera atender más a lo que se ha hecho hasta ahora, el arte español de los artos 80 y su vertiente pictórica. No es lógico que un museo como el IVAM haya prestado tan poca atención a la pintura española de la generación de Broto y Campano. Ha hecho exposiciones de Sicilia, Barceló y Campano, pero se pueden hacer más...
-Fueron también artos muy acelerados en los que los artistas vendían mucho y se quedaban con poca obra.
-Sí, pero creo que en el ÍVAM ha habido resistencias a admitir nombres de ese debate artístico de los 70 y 80. Creo que la colección se puede reforzar más en esa línea. Como filosofía global me gustaría hacer un museo menos ortodoxamente moderno: que contemple lo que ha sido la realidad artística de este siglo integrando en él tanto esas facetas más propiamente vanguardistas con otros caminos individuales y solitarios. Es el momento para hacer un museo más tranquilo y reflexivo.
-Como crítico e historiador del arte ha mostrado siempre interés por dar con una síntesis de la vanguardia española, ¿cómo quedaría plasmado en un museo?
-La cultura española de los primeros años de este siglo se conoce sobre todo la que se desarrolló en París, pero hay otros nombres que podrían interesar, como es Ángel Ferrán, Manuel Ángeles Ortiz, Bores. Cossío, Ponce de León, Ucelay. Me voy a preocupar para que este período esté presente en el IVAM, tanto en la colección como en exposiciones.

ABC, Madrid, 8 de Septiembre de 1995, pp 36-37.

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