tag:blogger.com,1999:blog-13712235212040304912024-03-13T21:06:54.409+01:00Los papeles de Don Cógito"evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos
/aparentemente sólo ellos son valorados en los mercados foráneos"
Zbigniew HerbertDon Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.comBlogger576125tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-46018075565120178132023-03-13T21:49:00.008+01:002023-03-17T23:45:13.156+01:00"Treinta años de futuro" de Andrés Ibáñez (ABC Cultural, 12 de marzo de 2022, pp. 58-60)<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgh7uVnv4eWuGz6Ld74e3lSx0bOrKxcb55IngO6o_-RvbQM9GnoeqlCzYAd8Ve6iMml7plIeG6y-2pgsq4mflZjmxevfZeX3HpuMoNo8X8I1tdb62kjQ7FGy83pAuphbU5GUFoM8Hr5Hj4Sohd_lJEb4tto2Wgd_jUJrKUSAkG3jDNkzYB4J6rgDuHS_A" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img data-original-height="750" data-original-width="750" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgh7uVnv4eWuGz6Ld74e3lSx0bOrKxcb55IngO6o_-RvbQM9GnoeqlCzYAd8Ve6iMml7plIeG6y-2pgsq4mflZjmxevfZeX3HpuMoNo8X8I1tdb62kjQ7FGy83pAuphbU5GUFoM8Hr5Hj4Sohd_lJEb4tto2Wgd_jUJrKUSAkG3jDNkzYB4J6rgDuHS_A=w400-h400" title="Marina Núñez. “Simbiosis (Drosera, 1)”, 2022. Imagen digital en tinta sublimada sobre aluminio. 40x40 cm." width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #1a1a1a; font-family: "Open Sans"; font-size: 12px; text-align: start; white-space: pre-wrap;">Marina Núñez. “Simbiosis (Drosera, 1)”, 2022.
Imagen digital en tinta sublimada sobre aluminio. 40x40 cm. </span></td></tr></tbody></table><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; line-height: 107%;">TREINTA
AÑOS DE FUTURO</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando volvemos la vista
a los años 90 comprobamos que prácticamente todos los temas que nos preocupan o
intrigan en 2022 estaban ya entonces desarrollados. Son como el dinosaurio de
Monterroso: nos despertamos una y otra vez, y el dinosaurio sigue allí,
pidiendo realidad, rogando que creamos en él asegurándonos que pronto, muy
pronto, nos demostrará que existe de verdad. El estudio de la conciencia, la
equiparación del cerebro con un ordenador, la inteligencia artificial, la
realidad virtual, la idea del posthumanismo, el mejoramiento humano a través de
la tecnología la posibilidad de descargar la conciencia en un ordenador, la
preocupación por el calentamiento global, los juegos de ordenador, la idea del “<i>ciberespario</i>”
(creada por el novelista William Gibson cuando usaba una máquina de escribir y
jamás había tocado un ordenador), la eclosión del “<i>cyberpunk</i>”, los manga
y los “<i>anime</i>”, la teoría de género, los estudios poscoloniales, el
movimiento gay y el “<i>orgullo gay</i>”, los “<i>estudios animales</i>”, los
derechos de estos (junto con algunos temas que luego han perdido fuelle, como
los fractales, la teoría del caos o la autopoiesis), son los grandes temas de los
90.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>Interface</i>”
neuronal<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Seguramente a muchos
jóvenes de la generación Z les asombrará saber que en los 90 sus padres ya
leían mangas y veían “<i>animes</i>” sin parar (<i>Akira</i>, <i>Venus Wars</i>,
<i>Beautiful Dreamer</i>, <i>Neón Génesis Evangelion</i> o <i>Susurros del
corazón</i>, primera película de Estudios Ghibli), o que veían películas sobre
realidades virtuales, sueños implantados o inteligencias artificiales que
buscan liberarse de las ataduras físicas como <i>Nivel 13</i>, <i>Strange
Days</i> o <i>Ghost in the Shell</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La idea de que la
Historia avanza cada vez más deprisa no es del todo cierta. Lo que avanza
deprisa es la tecnología, máquinas-juguetes que se superponen a otras máquinas
sin dejar huella ni recuerdo de las anteriores. En el territorio de las ideas,
da la impresión de que en los últimos 30 años hemos avanzado bastante poco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Resulta extraordinario
leer en <i>La Galaxia Gutenberg</i> (1964) de Marshall McLuhan el anuncio de
que nos encontramos en la «<i>fase final de la extensión del hombre, aquella en
que, a través de la simulación tecnológica, el proceso creativo de la conciencia
será extendido colectivamente</i>». Por no hablar de las famosas conferencias
Macy, celebradas entre 1943 y 1954, en la que cerebros como Norbert Wiener o
Von Neumann se reunían anualmente para buscar una teoría de comunicación y
control aplicable por igual a animales, máquinas y seres humanos, para lo cual
veían necesario, entre otras cosas, encontrar una teoría del funcionamiento neuronal
que mostrara que las neuronas operan como sistemas de procesamiento de
información. Setenta años han pasado, y Elon Musk todavía no ha logrado encontrar
tal teoría a fin de sustentar sus locos proyectos de “<i>interfaces</i>”
informáticas neuronales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Reviso los libros que yo
leía en los 90, rescatándolos aquí y allá de las baldas de mi biblioteca. En
1991, publicó Daniel Dennett <i>La conciencia explicada</i>, el texto en el
que pretendía haber resuelto de una vez y para siempre el «<i>gran enigma</i>»
de la conciencia. La explicación es la siguiente: la conciencia es el cerebro,
y el cerebro funciona como un ordenador. El libro era una respuesta a <i>La
nueva mente del emperador</i>, de dos años antes, en el que Roger Penrose
postulaba que la conciencia funciona de forma no computacional. El mundo
intelectual se dividió entonces en dos bandos: los que seguían al físico
matemático Penrose y los que seguían al filósofo Dennett aunque por lo general
se consideró que era Dennett el que tenía razón. Era la idea que necesitaba el
posthumanismo. Todavía hoy en día la necesita.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En 1994 apareció <i>La
física de la inmortalidad</i>, donde el físico Frank J. Tipler desarrollaba
una teoría totalmente «<i>científica</i>» (la mitad del libro son fórmulas) que
«<i>demuestra</i>» que en el futuro podremos descargar la conciencia humana en
un ordenador para vivir eternamente, tal y como nos prometía la religión, en
maravillosas realidades virtuales. «<i>Al final</i> -escribe Tipler- <i>las
máquinas inteligentes llegarán a serlo más que los miembros de la especie Homo
Sapiens y, por tanto, dominarán la civilización: ¿acaso importa?</i>». Y se
deleita citando el libro del cibernético japonés Masahiro Mori, <i>El buda en
el robot</i> (1974), donde se afirma que los robots tienen la misma capacidad
potencial de alcanzar la iluminación que los seres humanos. ¿Los robots? Pero,
¿qué robots existían en 1974? Ni siquiera hoy en día, 50 años más tarde,
existen robots. ¿De qué robots hablaba Mori en 1974? ¿De qué «<i>simulación
tecnológica</i>» hablaba McLuhan en 1964? ¿De qué ordenadores que se
comportaban como seres inteligentes hablaba Von Neumann en 1954? ¿En qué
pruebas o demostraciones científicas se basaba Dennet para afirmar que el
cerebro funciona como un ordenador o Tipler para demostrar que la conciencia
puede transferirse a un ordenador? En realidad, solo hablaban de sueños y de
fantasías. Y los sueños y las fantasías están muy bien siempre y cuando no
intenten hacernos creer que son “<i>ciencia</i>” y que, por tanto, debemos
aceptarlos sin rechistar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En los años 90 el ideal y
el programa del posthumanismo estaba ya plenamente desarrollado. En <i>Niños
de la mente: el futuro de la inteligencia humana y robótica</i> (1988), Hans
Moravec afirmaba otra vez el gran “<i>kōan</i>” del posthumanismo: «<i>La
identidad humana es esencialmente un patrón de información más que una
actividad corpórea. Dicha proposición puede demostrarse descargando la
conciencia humana en un ordenador</i>». En 1999 apareció <i>Cómo nos hicimos posthumanos</i>,
de N. Katherine Hayles, un libro extraordinariamente influyente que defendía
que en el futuro viviríamos en cuerpos virtuales, liberados de la carne que
ahora nos esclaviza y atenaza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ciberataques<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Internet se veía entonces
como una herramienta democratizadora, casi contracultural. En 2003, Horacio
Moreno escribía en <i>Cyberpunk</i><i>: más allá de </i><i>Matrix</i> que «<i>el
arribo de las computadoras personales y de los módems conjuntamente con el
enorme desarrollo de las redes telefónicas, trajo aparejado el fin de la
hegemonía del Gobierno y de las corporaciones respecto de determinadas
libertades de millones de individuos</i>». Este optimismo parece hoy totalmente
injustificado: son los gobiernos y las grandes corporaciones precisamente los
que dominan un internet que, lejos de haberse convertido en garantía de las
libertades, vemos ahora con claridad como un instrumento de control y
manipulación a gran escala. Internet es en realidad la peor pesadilla de la
democracia, la manipulación de <i>Cambridge Analytica</i>, la «<i>psicopolítica</i>»
de Byung-Chul Han, el «<i>capitalismo de vigilancia</i>» de Shoshana Zuboff. En
2007, Rusia ensayó un ciberataque masivo contra Estonia, y logró boicotear
totalmente las instituciones estatales y los negocios del pequeño país báltico.
Como consecuencia, Tallin es hoy la capital mundial de la ciberseguridad, un
tema que obsesiona tanto a los estonios que está presente hasta en los
programas escolares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><i>La lucha por el futuro
humano</i> de Jeremy Naydler es uno de los mejores manifiestos que conozco contra
la locura posthumanista de Elon Musk y tantos otros empresarios, teóricos e
ingenieros sociales «<i>visionarios</i>» cuyas visiones tienen el mismo valor
que aquellos «<i>robots</i>» que iban a alcanzar la iluminación y convertirse
en budas. El proyecto de llenar el planeta de billones de sensores para crear
una «r<i>ealidad mixta</i>» o un «<i>internet de las cosas</i>» que
percibiríamos a través de gafas o lentes de contacto especiales conectadas a
nuestro cerebro, cuyo marketing y diseño (“<i>Neuralink</i>” “<i>Hololens</i>”,
“<i>Innovega</i>”, “<i>eMacula</i>”) ya se está preparando, es uno de tantos
ejemplos terroríficos, cuyo único resultado sería volver locos a sus usuarios o
impulsarles al suicidio. Ray Kurzweil afirma en <i>La </i><i>singularidad
está cerca</i> (siempre está cerca, a punto de llegar, a punto de demostrarse de
una vez) que «<i>en la post-Singularidad no habrá distinción entre ser humano y
máquina, ni entre realidad física y virtual</i>». El hecho es que Kurzweil
identifica la «<i>inteligencia</i>», es decir, lo que nos hace humanos, con la
capacidad de resolver problemas computacionales. Solo gracias a esta
simplificación delirante es posible proponer un futuro tan estremecedor con una
sonrisa en los labios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Mente y alma<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La realidad, pero no la
virtual, que «<i>está cerca</i>», ni la imaginaría, la realidad de las cosas
como realmente son, es que somos seres vivos y estamos dentro del orden de la
Naturaleza, que necesitamos la Naturaleza y también el contacto social y la
presencia humana. La realidad es que somos seres autoconscientes y que
poseemos, como decía Vassily Grossman, una llama que arde en nuestro interior,
una mente, un alma, ¡llámese como se quiera!, que es, en efecto, un misterio.
La realidad es que esa llama que arde en nosotros es libre, y es además la
única cosa libre que existe. La realidad es que una máquina jamás podrá ser
consciente ni inteligente por la sencilla razón de que no está viva. La
realidad es que, como afirma el filósofo y neurocientífico Alva Noë en <i>Fuera
de la cabeza. Por qué no somos el cerebro</i>, «<i>la conciencia no ocurre en
el cerebro</i>» y «<i>sería absurdo buscar los correlatos neuronales de la
conciencia: no existen dichas estructuras. La idea de que somos nuestro cerebro
no es algo que los científicos hayan aprendido, sino que es un prejuicio que se
han llevado al lugar de trabajo desde casa</i>».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nuevo humanismo<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El posthumanismo es una
ideología terrorífica y peligrosa. Se basa en premisas falsas que jamás podrán
demostrarse, pero que antes de que sean finalmente abandonadas y dejadas atrás
harán -están haciendo ya- un daño incalculable a nuestra salud mental y física.
Como tantas fantasías políticas, se presenta a sí mismo como una utopía
bondadosa y feliz en la que el ser humano ya no será humano y, como afirma
Yuval Noah Harari, la democracia ya no será necesaria. Resulta increíble que
las personas «<i>progresistas</i>» que se ven como herederas del «<i>proyecto
ilustrado</i>» apoyen una y otra vez esta ideología antihumana que defiende,
claramente y con todas las letras, la dictadura y el sometimiento de los seres
humanos a lo inanimado. Me gustaría, desde estas páginas, hacer un llamamiento
para luchar por un nuevo humanismo. Es verdad que el antiguo humanismo, que
ponía al ser humano en el centro de todo con exclusión de todo lo demás, no
parece viable. Necesitamos uno nuevo que comprenda a los seres humanos como parte
del ecosistema un humanismo ecologista. Los seres humanos utilizamos la
tecnología desde que éramos neandertales: es nuestra segunda naturaleza, como
también lo es el lenguaje. La imprenta de Juan de la Cuesta, el órgano de J. S.
Bach, la cámara de Tarkovsky, también eran máquinas. Nuestro final no puede ser
dejar de ser humanos, sino a ser humanos de verdad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ABC Cultural</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">,
12 de marzo de 2022, pp. 58-60.</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-64444466018509087662023-03-06T17:40:00.003+01:002023-03-06T22:53:19.375+01:00Nathan Gardels y Marilyn Berlin Snell entrevistan a Iván Illich (ABC, 9 de julio de 1989)<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="text-align: left;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgztQF6x6Km2e4n2mirkwrVgKVsB1Bc7dMJTgV9ItdSX8QgureJtoLAGlH-HTht1vQgxGIyosKW_2gsuxL0MaJfO8w1JaCrGA2WYp1LqSyo3FkwJ_7kuAj46yZ9dR6zofIKP8OwyDY1j6JlQZOg-tWYy1R2FrBNLOlmYdga7elRGZtVRBbCEiZUyRmfRw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="360" data-original-width="460" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgztQF6x6Km2e4n2mirkwrVgKVsB1Bc7dMJTgV9ItdSX8QgureJtoLAGlH-HTht1vQgxGIyosKW_2gsuxL0MaJfO8w1JaCrGA2WYp1LqSyo3FkwJ_7kuAj46yZ9dR6zofIKP8OwyDY1j6JlQZOg-tWYy1R2FrBNLOlmYdga7elRGZtVRBbCEiZUyRmfRw=w400-h313" width="400" /></a></div><br /><p></p></blockquote><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 107%;">Ivan
Illich: «<i>La vida moderna implic</i><o:p></o:p></span></b><b style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 18pt; font-style: italic;"><span style="font-size: 18pt; line-height: 107%;"><i>a la muerte de la naturaleza</i>»</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">Por
su innovadora crítica de la sociedad industrial, que comenzó hace ya más de una
década en sus libros </span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">Energy
and Equity<i>, </i>Medical Nemesis<i> y </i>Toward a History of Needs<i>, el
filósofo Ivan Ilich está considerado uno de los pensadores que fundaron el
movimiento ecológico. Par él la vida moderna implica la muerte de la naturaleza,
y los actuales procesos de desintegración de la capa de ozono y de
calentamiento de atmósfera son consecuencia de un crecimiento industrial que no
puede entenderse corno progreso. A menudo se le llama «</i>profeta de una era
de límites<i>». La entrevista se realizó en su casa, en las faldas de la Sierra
Madre mexicana. <o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—<b>Por su radical
crítica de la sociedad industria hace quince o veinte años se le considera uno
de los pensadores que fundaron el movimiento del medio ambiente. Ahora, muchos
de sus conceptos han pasado al vocabulario de las instituciones establecidas
del industrialismo y el desarrollo. El Banco Mundial habla ahora de «<i>desarrollo
sostenible</i>» e incorpora consideraciones ecológicas cuando patrocina
proyectos de desarrollo económico. George Bush, Margaret Thatcher y Mijaíl Gorbachov
se preocupan públicamente de la capa de ozono y prometen una «<i>agenda con
protección al medio ambiente</i>». ¿Qué es lo que ha cambiado? <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Lo que ha cambiado es
que nuestro sentido común ha comenzado a buscar un lenguaje para hablar de la
sombra que arroja nuestro futuro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La tesis central de buena
parte de mis primeras obras era que la mayoría de las desgracias causadas por
el hombre —desde el cáncer y la ignorancia de los pobres hasta el hacinamiento
urbano, la escasez de viviendas y la contaminación del aire— son subproductos
de las instituciones de la sociedad industrial, que en principio estaba
destinada a proteger del medio ambiente al hombre común, mejorar su situación y
aumentar su libertad. Al traspasar los límites que la naturaleza y la historia
imponen al hombre, la sociedad industrial engendró enfermedad y sufrimiento...
¡en nombre de la eliminación de la enfermedad y el sufrimiento! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En esta crítica inicial,
recordaba yo la advertencia de Homero sobre el juicio condenatorio de Némesis.
Arrastrado por la <i>pleonexia</i> o codicia radical, Prometeo traspasó los
límites de la condición humana. Lleno de <i>hubris</i>, o presunción
desmesurada, arrebató fuego del cielo y, como consecuencia, atrajo sobre sí la
condenación. Fue encadenado a una roca, un águila se cebaba en su hígado y
despiadados dioses curadores le mantenían vivo sanándole el hígado todas las
noches. El encuentro de Prometeo con Némesis es una memoria inmortal de lo
inescapable que es el desquite cósmico. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Era común a todas las
éticas preindustriales la idea de que la gama de actividades humanas estaba estrechamente
circunscrita. La tecnología era un mesurado tributo a la necesidad, o el
instrumento que había de facilitar cualquier acción que eligiera la humanidad.
En tiempos más recientes, merced a nuestro desordenado intento de transformar
la condición humana con la industrialización, nuestra cultura entera ha caído
presa del rencor de los dioses. Ahora, el hombre común se ha hecho Prometeo, y
Némesis se ha convertido en endémica; es el reflujo del progreso. Somos rehenes
de una forma de vida que provoca la condenación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El hombre no puede vivir
sin sus coches que eructan CO2, ni los rociantes desodorantes de fluorocarbono
que destruyen la biosfera. No puede pasarse sin su terapia radiactiva, sus
plaguicidas o sus bolsas de plástico no biodegradable en el supermercado. Si ha
de sobrevivir la especie, decía yo en mis primeras obras, sólo podrá hacerlo
cuando aprenda a habérselas con Némesis. La destrucción de la capa de ozono, el
calentamiento de la atmósfera terrestre, la irreversible y progresiva
desaparición de variedades genéticas... todas estas cosas traen a la conciencia
fas consecuencias de nuestras transgresiones prometeicas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ya no nos es tolerable
pensar las bombas nucleares como armas; las conoce ahora como instrumentos de
autoaniquilación. La capa de ozono en proceso de desintegración y la atmósfera
que se caldea están haciendo que sea intolerable pensar en el crecimiento
industrial como progreso; ahora se nos aparece como una agresión contra la
condición humana. Quizá por primera vez podemos imaginarnos que, como dijo en
cierta ocasión Samuel Beckett, «<i>esta Tierra podría estar deshabitada</i>». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo el «<i>desarrollo</i>»
ha transformado nuestra relación con la naturaleza? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—El «<i>desarrollo</i>»
es uno de esos términos modernos que expresan rebelión contra la «<i>necesidad</i>»
que gobernaba todas las sociedades hasta el siglo XVIII. La noción de «<i>desarrollo</i>»
promete una liberación del reino de la necesidad mediante la transformación de
«<i>lo común</i>» en «<i>recursos</i>» que se utilizan para satisfacer las
incontables «<i>aspiraciones</i>» del posesivo individuo. El «<i>desarrollo</i>»
combina la fe en que la tecnología nos ha de liberar de todas las coerciones
que han puesto límites a todas las civilizaciones del pasado con la certeza
básica del siglo XX: la evolución. Interpretada por políticos optimistas, «<i>evolución</i>»
se convierte en «<i>progreso</i>». Paralelo a la construcción de la idea del progreso
industrial, se puso de moda otro concepto, que implicaba la aceptación del desarrollo
por las «masas»: la participación. Puesto que el desarrollo reduce la coerción
de la necesidad, la gente debe, por su propio bien, transformar sus deseos
vagos, y a veces inconscientes, en «<i>necesidades</i>», que deben, entonces,
ser satisfechas. La aparición universal de «necesidades» durante los últimos
treinta años refleja así una redefinición de la condición humana y de lo que
quiere decir «<i>lo Bueno</i>». Por ejemplo, en la ciudad de México de hoy la
población siempre creciente necesita suministros de alimentos, porque cada vez
menos personas, en números absolutos, pueden cultivar sus propios alimentos.
Cada vez más personas de México necesitan transportes públicos o automóviles
norteamericanos reciclados porque no les queda más remedio que desplazarse para
trabajar en la economía de mercado. Se necesita suministrar más viviendas, con
agua y electricidad, pidiendo prestado a los bancos estadounidenses, porque
hay menos espacio adecuado para cabañas construidas por uno mismo, y porque la
gente ha perdido la habilidad necesaria para echar un tejado. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—De modo que en la base
de la destrucción del medio ambiente y en el derroche de unos recursos finitos
está un movimiento hacia el crecimiento económico estimulado por la
transformación de la condición humana gobernada por la necesidad de un reino de
«<i>necesidades</i>». Si así es, entonces el camino «<i>después del desarrollo</i>»,
según su punto de vista, ¿implicaría un regreso a la economía de subsistencia y
a la restauración de lo común? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí, exactamente.
Mantenimiento sin desarrollo, o subsistencia, es sencillamente vivir dentro de
los límites de las necesidades genuinamente básicas. Habitación, alimento,
educación, comunidad e intimidad personal pueden todos ellos poseerse dentro de
este esquema. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La renuncia al
crecimiento económico es difícil que pueda, en este momento, ganar mucho apoyo
político. ¿Por qué no seguir el camino de la modernización ecológica? Si la
energía es finita, ¿por qué no una tecnología de ahorro de recursos? Si los
automóviles movidos por petróleo contaminan, ¿por qué no pasar al metanol? Si
los kilómetros por pasajero son demasiados para desolarse a la oficina, ¿por
qué no quedarse en casa y trabajar en el computador? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La Revolución de la
Información ha inyectado nueva vida en lo que de otra forma había sido
agotamiento de la lógica de la industrialización. Estimula la esperanza en que,
mediante sus instrumentos, el hombre pueda evadir los límites de su condición
humana. Para hacer frente al futuro con libertad, se deben abandonar el
optimismo y el pesimismo y depositar toda la esperanza en los seres humanos, no
confiar en los instrumentos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Yo, por ejemplo, veo
señales de esperanza en la forma de vida de los campesinos que se mantienen en
nivel de subsistencia o en la red de activistas que salvan árboles o que los
plantan. Pero admito que soy aún incapaz de imaginar cómo, a menos que ocurra
una catástrofe devastadora, puedan estos actos esperanzadores llegar a
constituir una «<i>política</i>». Seguramente, cuando la venganza del cosmos se
cristalice en la ruina de una antigua metrópoli cómo México —donde los fetos de
los no nacidos se emponzoñan de plomo a través del aire que sus madres
respiran—, sus ruinas quedarán, igual que Prometeo, como un testimonio de la
maldición de Némesis. Entonces, quizá, la «<i>política</i>» abandone el desarrollismo
y se implanten nuevas formas de organizar la vida. La ciudad de México está más
allá de la catástrofe. Es una metáfora de todo lo que se ha torcido con el
desarrollo. Esa antigua ciudad, fundada sobre un lago en el aire puro de un
elevado valle de montaña, no tendrá aire ni agua limpios en el año 2000. Lo que
me maravilla es que la ciudad sobreviva. ¿Por qué no se mueren allí de sed las
personas? De la enorme cantidad de agua que se bombea sobre las montañas desde
el campo, el 50 por 100 va a parar a menos del 3 por 100 de los hogares, 50 por
100 de los hogares obtienen menos del 3 por 100 del agua. Eso significa que ese
50 por 100 consigue sólo el agua suficiente para beber, cocinar y lavar, ¡y
echar la bomba sólo una vez cada diecisiete deposiciones! El hecho es que la
disolución de las heces en agua es totalmente imposible en México. Sin embargo,
los cinco millones y medio de personas que no tienen lugar estable para
defecar, se las arreglan de alguna forma para mantener bajo control incluso
este aspecto de su vida. Así que México es también un símbolo de la estabilidad
del equilibrio de las vecindades más allá die, la catástrofe. En un mundo como
éste, veo surgir formas aterradoras pero eficaces de autogobierno que mantiene
el Gobierno y las instituciones de desarrollo al margen de los asuntos diarios
de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las personas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">— ¿De forma que de las
ruinas del desarrollo surgen nuevas formas de vida? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Algunos novelistas, como
Doris Lessing en <i>The Fifth Child</i>, crean la sensación del mundo que
emerge, de qué clase de relaciones son posibles entre las ruinas. Las obras de
Lessing transmiten la imagen de los seres aterradores que tienen capacidad de supervivencia.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Es fascinante descubrir
esta experiencia que comparte los ajenos en un México post-terremoto,
preapocalipsis ecológico. Hay en ello algo que transciende a banda callejera, a
trapero, a habitantes de basurero. Nuestra dificultad está en encontrar el
lenguaje apto para hablar de esta alternativa porque, frente a la sabiduría
oficial, las personas con necesidades básicas no satisfechas están sobreviviendo
bajo nuevas formas de convivencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Quizá podamos pensar en
ellas como la mayoría tecnofágica de la. última parte del siglo XX. Gentes que
se alimentan de los desperdicios del desarrollo. Esta población comprende la
mitad de los jóvenes del corazón de Chicago que han abandonado la escuela, así como
dos tercios de los habitantes de ciudad de México cuyos excrementos no son
tratados. Desde los desposeídos de Nueva York hasta los habitantes de la «<i>ciudad
de los muertos</i>» de El Cairo, estos supervivientes son los arquitectos de
nuestro «<i>futuro</i>» postmoderno. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Ha esbozado usted un
camino más allá del desarrollismo y fuera del debate dominante que ha planteado
la Comisión de Brundtland. ¿Cuál es el próximo movimiento dentro de ese
discurso? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Para mí está claro que
una ecología global, con énfasis en lo administrativo, se sigue lógicamente de
la ética utilitaria de gestión que vertebra a la Comisión de Brundtland.
Originalmente, el utilitarismo se concibió como un intento de proporcionar
máximo de bien al mayor número de personas. Luego, en algún momento de los años
setenta, llegó a significar el menor mal posible para el mayor número de
personas. Esta metáfora médica ilustra sobre el próximo paso tras la Comisión
Brundtland: no el mayor bien, ni el menor mal, sino la mayor gestión del mal
para la especie. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Es decir, enganchar la
tierra a un pulmón artificial y administrarle drogas... <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Eso es. Después de la
Comisión Brundtland, preveo la gestión de la supresión de lo común, no la
restauración del medio ambiente común para poner límites culturalmente circunscritos
y políticamente aprobados al crecimiento. En esta ectopia, veremos la gestión,
con apoyo tecnológico, del hombre, desde el semen al gusano, incluidas las
tasas de reproducción <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Aprobaría, pues, la
emergencia de una visión ecológica del mundo que enfocara atención del hombre
sobre la restauración del equilibrio natural? ¿Sería ése el nuevo <i>ethos
</i>universal que daría unidad a este fragmentado planeta? <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Debe usted entender que
el concepto de ecología está profundamente relacionado con el concepto de vida.
La «<i>vida</i>» moderna implica la muerte de la Naturaleza. En un hilo
continuo que se remonta hasta Anaxágoras (500-428 a. de C.) y sigue a través
del siglo XVI, en Occidente era tema constante un concepto de la naturaleza
orgánico y total. Dios era el modelo que daba forma al cosmos. Pero con la
Revolución Científica llegó a dominar en el pensamiento un modelo mecanicista.
Con objeto de la voluntad humana, la Naturaleza se transforma en materia
muerta. Esta muerte de la Naturaleza, diría yo, fue el efecto de más largo
alcance de aquel cambio radical en la visión humana del universo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pues bien, este carácter
artificial de la «<i>vida</i>» se presenta con especial dramatismo en el
discurso ecológico. El modelo que relaciona los seres vivientes y su hábitat
—Dios—se ha disuelto en el concepto cibernético de un «<i>ecosistema</i>» que, a
través de múltiples mecanismo de realimentación, puede regularse
científicamente si la alimentación de datos la escogen adecuadamente hombres
inteligentes. El hombre, agente de desequilibrio, proyecta sobre sí mismo la
gran tarea de restaurar el equilibrio de la Naturaleza. El hombre ecológico
protege la «vida» y defiende los recursos del agotamiento. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El tema autorregulado de
la «<i>vida</i>» se convierte así en el modelo para oponerse a la destrucción
industrial. Es una idea muy seductora y lo simplifica todo. En su intento de
enfrentarse con Némesis, ¡el hombre amplía su presunción y pretende dirigir el
cosmos! En el nombre de la Naturaleza, la ecología idoliza al hombre prometeico.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">GARDELS y BERLIN, ABC, 9
de julio de 1989, pp. 82-83<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span style="line-height: 107%;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span style="line-height: 107%;">Título original: </span><i style="text-align: left;">THE SHADOW OUR FUTURE THROWS, </i><span style="text-align: left;">ILLICH, IVAN, New Perspectives Quarterly, 1999, Vol. 16, Issue 2</span></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-79165436412668070982023-02-22T00:50:00.002+01:002023-02-22T00:52:33.133+01:00Entrevista a Francis Fukuyama (ABC, 12 de septiembre de 1990)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg-vEu7CB1rBrNt6N45R8Q5ZHZAbG6kX7zM0CcWDYSnu75G_36C28OKqp4EtnPeXmRE2Vsfk_oMkKkXtFPfp8elQrrC55RC101QzsA1yAacZyF4s4HwRiTXZ28TME_ZEsMMht7clxVB98vByTUWUz5PKQxPQ93IGqwYuLpvpgl2G-uxOkRTVmV3wP5Ftg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="396" data-original-width="600" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg-vEu7CB1rBrNt6N45R8Q5ZHZAbG6kX7zM0CcWDYSnu75G_36C28OKqp4EtnPeXmRE2Vsfk_oMkKkXtFPfp8elQrrC55RC101QzsA1yAacZyF4s4HwRiTXZ28TME_ZEsMMht7clxVB98vByTUWUz5PKQxPQ93IGqwYuLpvpgl2G-uxOkRTVmV3wP5Ftg=w400-h264" width="400" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; line-height: 107%;">Francis
Fukuyama: «En el futuro es posible una vuelta al fascismo»<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
apóstol del fin de la historia habla del ocaso comunista<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><i>Para
el apóstol del fin de la historia, Francis Fukuyama, «</i>en el futuro es posible
una vuelta al fascismo. Podemos verlo<i> -añade- e</i>n los problemas que se están
ocasionando con los emigrantes. Este fenómeno se está produciendo en EE.UU,
Francia e incluso Japón... Ninguna sociedad liberal tiene una justificación
moral para no dejar entrar a los emigrantes. Mientras tanto, serán inevitables
las reacciones de rechazo en los países anfitriones<i>.»<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Washington. F. Hauter<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-No es el primero en
predecir el fin de, la historia. Pero ¿por qué repetirlo ahora?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Yo no dije que la
historia terminara hoy. Estoy de acuerdo, sin embargo, con las ideas de Kojève:
él sostenía que la historia había concluido en 1776, en 1789 o en 1806. Es
decir, si consideramos los principios fundamentales de la organización social,
veremos que no hemos progresado verdaderamente desde las revoluciones francesa
y americana. Y estamos asistiendo, ahora, en la escena política mundial, a la
extinción de todas las alternativas al liberalismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Entonces, el comunismo
está acabado?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Nunca se puede decir que
algo está acabado del todo, que está enterrado para siempre. Jean-François
Revel, contestando a mi artículo, dijo que él no descartaba una reacción de la
retaguardia del comunismo que podría consumir a una generación entera y que, en
términos humanos, podría costar muy cara. Yo eso no lo discuto. Sin embargo, me
parece que es preciso buscar otras alternativas y reflexionar sobre los
peligros potenciales que amenazan el liberalismo, y que no podemos prever en
estos momentos.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
porvenir del marxismo<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-En China el comunismo
aún existe y parece armonizar bien con una visión confuciana de la realidad. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Vamos a ver, el
marxismo-leninismo, en tanto que sistema político coherente, está muerto en
China. La esencia del marxismo es el centralismo económico, la colectivización
de los medios de producción. En China esto no se ha respetado. Ni siquiera la
reacción política tras Tiananmen ha cuestionado numerosas reformas económicas.
Los dirigentes chinos, incluso los más reaccionarios, han visto que el sistema
económico estalinista no funciona. Lo que sí me parece posible es el desarrollo
de una fórmula asiática específica, que combine un cierto liberalismo económico
y un cierto autoritarismo político. Esto está basado en unos modelos
confucianos muy jerarquizados. Los chinos podrían tantear en esta dirección. No
son los únicos en Asia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Tiene el comunismo
algún porvenir en el Tercer Mundo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Todavía hay marxistas en
la India, en Sudáfrica, en el seno del Congreso Nacional Africano de Nelson
Mándela. Los marxistas del Tercer Mundo pueden argumentar que una economía
estalinista puede ser un poderoso motor para el desarrollo en el punto de
partida, porque la autoridad central es capaz de sacar con rapidez a los
campesinos de las tierras, de concentrar capital, de montar industrias pesadas,
etc. Éste era el atractivo principal del sistema económico marxista hace
veinte, treinta o cuarenta años. Pero hoy cabe preguntarse a qué precio. Los
que estudian los destrozos económicos y sociales perpetrados en virtud de este
desarrollo forzado pueden plantearse algunas preguntas: ¿hay que reforzar este
sistema, como lo hacen numerosos dictadores del Tercer Mundo?, ¿pagando el
precio de gulags. de matanzas de campesinos, de estragos ecológicos. de
aparatos policiales, de obreros que han perdido toda ética de trabajo y de la
instauración de sistemas de precios incoherentes?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Qué herencia nos queda
de Marx?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Desde un punto de vista
intelectual, una determinada manera de enfocar la evolución social. Desde un
punto de vista político, casi nada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Los ataques de
Gorbachov a los principios estalinistas pueden desembocar en un liberalismo
puro y duro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-No puedo predecirlo. Es
una posibilidad. Hace cinco años nadie hubiera apostado por un cambio, nadie
hubiera podido prever que la Unión Soviética se liberalizaría un poco,
manteniéndose, sin embargo, como una nación muy autoritaria y poderosa. ¿Cuál
ha sido la revelación de estos últimos años? La URSS es un país mucho más
moderno, más europeo de lo que esperábamos. Estuve en Moscú hace un mes y
repetía a mis amigos soviéticos que les veía muy pesimistas acerca de las
perspectivas de progreso democrático. Ellos me respondieron: «Nosotros vivimos
aquí, nosotros comprendemos este país. Usted no».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Pasemos revista las
inquietudes de nuestras sociedades liberales. Los nacionalismos y los
movimientos integristas religiosos...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-El nacionalismo no
alcanzará el lugar de las grandes ideologías porque no es, por naturaleza, de
índole universal. Con el fin del comunismo, nos lo hemos encontrado, por
ejemplo, en los conflictos entre Hungría y Rumania. Esto afectará a los
ciudadanos de ambos países, pero difícilmente al resto del mundo. Nadie ha
inventado una doctrina nacionalista capaz de encontrar eco más allá de los
grupos afectados. Pasa lo mismo que con el nacionalismo ruso. Disminuye, lejos
de aumentar: Los propios rusos han decidido no asumir la misión imperial.
Quieren sencillamente vivir en una Rusia más pequeña. En lo que se refiere a
las batallas ideológicas, se sobreestima el poder de los nacionalismos. En
cuanto al integrismo, su problema es que muy pocas de estas religiones fundamentalistas
consiguen asegurar el progreso económico. Pienso que verdaderamente lo que
determinará el futuro de estas doctrinas es el éxito económico. Los iraníes se
han salvado de las consecuencias de su irracionalidad porque están asentados en
el petróleo. Pueden, pues, valerse de tecnologías modernas como si ellos mismos
fueran modernos. No lo son. Hay en ello una contradicción profunda. Fuera del
mundo musulmán, este tipo de sociedad no ejerce ningún tipo de seducen. De
hecho, la mayor parte de los países desarrollados la contemplan con un cierto
horror.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
vuelta del fascismo<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Queda el fascismo...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-En el futuro es posible
una vuelta al fascismo. Podemos verlo en todos los problemas que se están ocasionando
con los emigrantes en muchos países, con este movimiento continuo de personas
que se desplazan desde los países más pobres a los más ricos. Este fenómeno se
está produciendo en Estados Unidos, Francia e incluso Japón y otros países de
Asia. Ninguna sociedad liberal ha podido desarrollar una justificación práctica
o moral para no dejar entrar a los emigrantes. Mientras tanto, serán
inevitables las reacciones de rechazo en los países anfitriones. Por eso han
surgido fenómenos como el de Jean-Marie Le Pen en Francia. Estos partidos de
extrema derecha no amenazan, hoy por hoy, a los sistemas políticos alemán o
norteamericano. Pero no haya que bajar la guardia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Qué le queda al Japón
moderno del fascismo de la época imperial?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Yo creo que la verdadera
cuestión que debe plantearse Japón es si realmente cree en el principio liberal
de la igualdad universal<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Tiene dudas?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Bueno, los japoneses han
aceptado las instituciones democráticas y de una manera muy explícita. Pero
culturalmente, la idea de la especificidad japonesa está profundamente
arraigada. </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">El universalismo liberal,
tan común en Francia ó en Estados Unidos, donde la gente activa apoya
inmediatamente toda causa qué afecte a la justicia social, los derechos del
hombre, etc., es muy difícil de entender en Japón. Porque este concepto no ha
formado parte siempre de sus ideas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Y, aparte de este
concepto, ¿qué es lo que puede aportar el Japón Moderno al liberalismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-La sociedad japonesa
está estructurada más sobre una base corporativista que sobre un modelo
liberal. Es decir, que los grupos ejercen una gran presión y una gran
influencia sobre el individuo. Es posible que, en términos de eficacia
económica, este sistema sea más efectivo qtíe la especie de anarquía individual
a la que estamos habituados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Ése es el futuro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Es ya el porvenir en los
Estados Unidos. Veamos las empresas japonesas que trabajan aquí. Intentan
organizar y tratar a sus empleados de la manera en que lo hacen con los obreros
japoneses en su país. Y los americanos se adaptan muy bien. Insisto: esta adaptación
está condicionada por los éxitos económicos. Mientras tengan éxito, ejercerán
un atractivo considerable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Definamos entonces las
contribuciones de Japón.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-La primera es la
creación de riqueza, y esto no es nada desdeñable. Piense en las riquezas
encerradas en los diez primeros bancos mundiales: todas provienen de Japón.
Contribuirán a transformar a Hungría y Polonia en economías de mercado. Otro
tanto para la Unión Soviética. Es cosa notable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Modernizará el Japón la
«ética protestante y el espíritu del capitalismo» de Max Weber?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Sólo puede poner un
ejemplo. Se refiere a la conciencia de grupo inherente a la cultura japonesa.
En Estados Unidos se han acostumbrado a las confrontaciones generalizadas. La
competición es universal entre los cuadros y los obreros, entre los empleados de
una misma compañía. Cada uno vive con los ojos fijos en su interés egoísta, a
corto plazo. Los japoneses motivan a los individuos de modo distinto. La gente
no busca su beneficio a corto plazo. Tienen en cuenta el del grupo al que
pertenecen. El resultado es un esfuerzo de otra amplitud.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Una especie de
micronacionalismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Exactamente. A cierto
nivel, es un nacionalismo puro y simple. Los japoneses trabajan mucho porque
quieren imponer los productos japoneses en el mundo. Pero es también una
lealtad a una empresa determinada, una relación de clientela entre personas de
edad y más jóvenes. Es muy eficaz. No veo por qué no se podrían exportar
algunas de estas ideas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-¿Cree usted
verdaderamente que seguiremos su ejemplo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Es posible. Es posible.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Entonces, este debate
sobre el fin del comunismo apenas tiene ya interés...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">-Bueno, si se produjera
una acción de retaguardia en China o en la Unión Soviética, habría que volver a
hablar. Pero yo he adoptado un punto de vista más alejado de estas cuestiones.
Intento imaginar el porvenir a veinticinco, cincuenta o cien años de distancia.
Desde esta perspectiva, el fin del comunismo ya no es una cuestión que tenga
interés.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ABC, </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-align: left;">12 de septiembre de 1990</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">, pp. 53-54</span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-15449831815142604822023-02-13T02:18:00.012+01:002023-02-18T22:45:55.701+01:00Josep Ramoneda y José Martí Gómez: "Althusser: Filosofía y Delirio" (Aragón Expres. Diario de la tarde, 19 de agosto de1977)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhcVK3rIfb9dquYbXRRoF0kLpLWFAFnAHRlbCH3rmb1ZAh7WtztuWhbAmIlqYC3kSgxzm-l-l1tKxY32zS0fpgPAaUl_cSp0NuX-Rp5eDu6LPuRCnZawp5urbQe0xl32P_6I2LdRdFzxHYgVYiqoWoN0tTj720Jv2OUJV87_bhepaHc4F3b25fiXeQmWw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="385" data-original-width="527" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhcVK3rIfb9dquYbXRRoF0kLpLWFAFnAHRlbCH3rmb1ZAh7WtztuWhbAmIlqYC3kSgxzm-l-l1tKxY32zS0fpgPAaUl_cSp0NuX-Rp5eDu6LPuRCnZawp5urbQe0xl32P_6I2LdRdFzxHYgVYiqoWoN0tTj720Jv2OUJV87_bhepaHc4F3b25fiXeQmWw=w400-h293" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">I. UN CHISTE: EL
MILAGRO DEL P.C.F.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Nueve personas en
un restaurante barcelonés. Althusser a Alfonso Comín:<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Voy a contarte una historia que te
interesará ¿Sabes que en el último congreso del partido comunista francés hubo
un milagro?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Un milagro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Sí. Fue aprobado por unanimidad el
misterio de la Santísima Trinidad…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— ¿El misterio de
la Santísima Trinidad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Un milagro, como tú sabes, es un
acontecimiento sobrenatural. Y todo milagro acostumbra a ir acompañado de
signos premonitorios ¿De acuerdo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Sí, sí...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Si lees la Escritura, siempre
algún signo premonitorio acompaña al inesperado acontecimiento. Se rasga la
tierra, se hace repentinamente de noche, aparece una luz en el cielo. Los signos
pueden ser de muy diverso tipo. Y el milagro en cuestión, el del Congreso del P.C.F., también fue acompañado de signos premonitorios<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿De qué tipo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Eran signos que venían de lejos.
Hechos sobrenaturales, incomprensibles para una mente humana, que se habían ido
expresando en los últimos tiempos<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Antes de la
firma del programa común o después?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Antes, antes. El primer signo
premonitorio fue la exaltación de Georges Marchais al secretariado general del
partido comunista. Todo el mundo se percató de que aquello presagiaba algo
extraordinario <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span lang="PT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PT;">—Ja, ja, ja.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span lang="PT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PT;">—No os riais, no <a name="_Hlk120283193">os riais</a>. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El segundo signo
premonitorio fue el descubrimiento de que Marchais hablaba correctamente el francés:
«<i>Camarades, habla el francés tú, habla el francés ¡Quién tenía que decirlo!</i>».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ja, ja, ja.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—No era, por lo visto, suficiente a
los designios sobrenaturales. Llegarían más premoniciones todavía. El tercer
signo que apareció en el firmamento del partido comunista francés fue que un
día Marchais pronunció un discurso. «<i>¡Ha sido capaz de pronunciar un discurso, oye!</i>»,
exclamaban los militantes impresionados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span lang="PL" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PL;">—Ja, ja, ja.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span lang="PL" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PL;">—No, basta. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La
máxima estupefacción apareció cuando empezó a correr el rumor de que alguien
había entendido, fijaos bien, «<i>entendido</i>», el discurso de Marchais. No sólo es
capaz de pronunciar un discurso, sino que hay alguien que le entiende. Con
todos estos hechos todo el mundo era consciente de que algo tenía que pasar...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Y el milagro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ahora viene el milagro. Fue el
Congreso el lugar escogido Los milagros necesitan determinadas condiciones de
publicidad. Un milagro no puede pasar desapercibido. Había inquietud. Es fácil
de comprender. Con los signos premonitorios que habían aparecido previamente
nadie las tenía consigo Y el milagro llegó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Qué milagro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ya os lo he dicho antes: la
aprobación por unanimidad del misterio de la Santísima Trinidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Te explicas?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—El tema central del Congreso es el
concepto de dictadura del proletariado. Este concepto es el concepto clave, el
concepto central. Es el Padre. Pero en el Congreso aparece el contrario del Padre, es decir, el abandono del concepto de dictadura del proletariado. El
contrario del Padre es el Hijo. Ya tenemos a Padre e Hijo en presencia. Aparece
entonces la síntesis el Espíritu Santo. Y se aprueba la supresión del concepto
de dictadura del proletariado sin abandonar el concepto de dictadura del
proletariado. Es decir, es el misterio: un concepto, su contrario y la
aceptación del contrario sin rechazar el concepto de origen. Y el Congreso lo
aprueba por unanimidad. Es el misterio de la Santísima Trinidad aprobado
unánimemente. ¿Es o no es un milagro?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ja, ja, ja.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">PRIMER
ENTRETENIMIENTO: SOBRE LA GUERRA DE ESPAÑA<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Qué papel ha
jugado la guerra de España en su vida?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Muy importante. Para todos los
franceses interesados en la política fue una tragedia. Y a su vez todos
comprendimos que la guerra de España era un ensayo general. En primer lugar era
el ensayo general de la derrota del Frente Popular en Francia, en segundo lugar
era el ensayo general de la Segunda Guerra Mundial Todos éramos conscientes de
esto. Hemos visto venir los acontecimientos de manera ineluctable Fue algo
dramático. Dramático para los españoles que morían aquí o allá, o que cruzaban
la frontera a la desesperada, y dramático para nosotros, que sabíamos que la
próxima vez nos tocaba. Era una cuestión de dos o tres años. Y en este panorama
el papel del gobierno francés de frente popular. A grandes líneas puede
resumirse así: todos sabemos que el gobierno Léon Blum cedió a la presión
inglesa, y no ayudó a la España republicana. A pesar de esto, algunos ministros
del gobierno León Blum, Pierre Cot por ejemplo, dejaron hacer: dejaron pasar
armas hacia España. Pero en todo caso fue algo ridículo en relación con lo que
hubiese sido necesario hacer No sólo era necesario dejar pasar armas, sino dar
armas a España. Era necesario que los republicanos españoles estuvieran
armados. Todo esto forma parte de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">II. LA PARABOLA DE
LA BARCA<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Hubo dificultades
de comunicación entre Althusser y los tres mil alumnos de </span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">l'Escola d'Estiu [Rosa
Sensat] <i>que fueron a oírle. Le aplaudieron al entrar y dividieron sus
opiniones al salir.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Tiene usted que
dar explicaciones por haber llegado un cuarto de hora tarde y por no estar
hablando de los problemas de la izquierda contemporánea que es lo que estaba
anunciado</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">
—<i>le interpeló un profesor de la </i>Escola<i> cuando llevaba Althusser unos
buenos veinte minutos hablando de mayo del 68</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Son dos preguntas muy importantes,
de las más importantes que me han planteado nunca —<i>dijo con cachondeo
Althusser, que se preguntó</i>— ¿no forma parte mayo del 68 de los problemas de
la izquierda europea contemporánea?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">A partir de este
momento la cosa no acabaría de funcionar bien. Pero entre incomprensiones y dificultades
comunicativas, Althusser explicó el paso del socialismo al comunismo en forma
de diálogo.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Escenario: la
célula del partido comunista francés en la que Althusser milita: profesores,
personal de mantenimiento, técnicos y administrativos de la Escuela Normal
Superior. Protagonistas del diálogo: un técnico del laboratorio de la Escuela,
que es el que lleva el peso de la conversación y el que hace de sofista. Transcripción
aproximada del diálogo, lo que sigue. <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><i>Abre el fuego el técnico</i>:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— El socialismo, camaradas, es como
un rio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><i>Gestos de estupefacción, medias
sonrisas, a[…] sorprendidas</i>…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>¿Qué quieres decir
con esto?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Un río tiene dos orillas. ¿Es
cierto o no es cierto?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—Es muy cierto. Pero ¿qué tiene
esto que ver socialismo?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Imagínate que estás en una orilla
y que quieres cruzar al otro lado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—Imaginado.</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Que harás?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—Cogeré una barca.</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Perfecto: coges una barca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¿Y entonces?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Es una barca muy grande.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¿Por qué muy grande? ¿Quién sube
en ella?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Suben todos: sube el pueblo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¡Ah!, el pueblo en una barca.
Habrá un buen capitán, un gran timonel...</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Nada de capitán, nada de
timonel...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¿Entonces?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Lo que hace falta es un buen
motor, para cruzar el rio es necesario un motor potente...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—Muy potente tendrá que ser para
tanta gente ¿Qué motor le pondremos?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—El motor ya lo tenemos: es el que
marca la dirección a seguir. Es la lucha de clases, el motor de la historia...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¡Ah!</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Y con este motor llegaremos al
otro lado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¿Y qué? Una vez al otro lado del
río ¿qué?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Una vez en la otra orilla todo el
mundo baja de la barca...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¡Ah! Está bien. ¿Y entonces?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Entonces? Muy sencillo, cada cual
hace lo que le da la gana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Althusser se paró.
Un silencio colectivo selló sus palabras. Y a la vista del éxito añadió:<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ni lucha de clases, ni partidos,
ni extracción de la plusvalía, ni relaciones mercantiles, simplemente cada cual
hará lo que le da la gana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—¿Y esto?</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Esto es el comunismo, compañeros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Una profesora de
griego musitó a mi oreja:<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Bello como un
diálogo de Platón.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">En la sala alguien
le dijo;<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><b>—Hemos venido para que nos hablara
de política, no para que nos contara historias superficiales.</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Punto.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">SEGUNDO
ENTRETENIMIENTO: EL P.C.F. Y LA DICTADURA del PROLETARIADO<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Es posible
pertenecer al P.C.F. y defender la dictadura del proletariado?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Es mi caso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Y no ha tenido sanciones...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—No. Ahora no es posible sancionar
por estas cosas. Hace quince años habría sido excluido del partido comunista
francés, pero hace quince años el partido comunista francés no había abandonado
la dictadura del proletariado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Ja, ja, ja. Entonces
no habría sido excluido... <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Por eso no fui excluido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Son muchos los
que le siguen en estas posiciones?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Según la dirección del partido, es
una franja de intelectuales...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— ¿Qué quiere
decir eso?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— Hay que preguntárselo a la
dirección del partido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— ¿Una franja
estrecha o ancha?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Puede variar. En mi opinión
crecerá en los meses próximos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">III. LECCION
MAGISTRAL SOBRE EL CENTRALISMO DEMOCRATICO<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Faltaban pocas
horas para que Althusser dejara Barcelona. En un restaurante nos habíamos
reunido con él dos profesores universitarios, un periodista y siete
estudiantes. La conversación saltaba de un tema a otro. Hasta que se insistió
sobre el tema del centralismo democrático.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">— Esto me interesa —<i>dijo.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Se concentró,
pusimos en marcha el magnetofón y soltó esta parrafada. Tal cual.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—La cuestión del centralismo
democrático es una cuestión que está o que estará inmediatamente en el orden
del día de los partidos comunistas occidentales y de los demás partidos
comunistas mundiales. Es una cuestión absolutamente capital para la solución de
la crisis del movimiento comunista internacional, para la reunificación del
movimiento comunista internacional para la unidad de la lucha de clases de los
pueblos del mundo entero y, por lo tanto, para la victoria sobre el imperialismo
por la construcción del socialismo y para lo transición al comunismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Los principios para responder al
problema del centralismo democrático son muy simples, pero, evidentemente, como
siempre en materia política, su aplicación es extraordinariamente complicada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Los principios de la solución son
éstos: en una sociedad en la que existe la lucha de clases es normal que la lucha
de clases obrera o popular sea representada por un partido, por una
organización política, o por varias organizaciones políticas de lucha de clases
No hablo aquí de los sindicatos; es el mismo problema, pero complicaría la
exposición. En estos partidos, en estas organizaciones de la lucha de clases,
debe reinar, es una cosa evidente, lo que Lenin llama el centralismo
democrático.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">¿Qué es el centralismo democrático?
Es una exigencia indispensable para la existencia de un partido comunista, es
decir, es una exigencia indispensable para la unidad de un partido comunista.
Un partido que no es uno, que no tiene unidad, es un partido que se descompone,
es un partido que muere. Es inevitable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Ahora bien, ¿cuáles son los
principios de unidad que se exigen en un partido comunista? No son en absoluto principios
exteriores, como, por ejemplo, un aparato de estado. En un aparato de estado
hay fuerzas materiales que puedan mantener la unidad del aparato de estado. En
un partido comunista, que se funda en la libre adhesión voluntaria de los
adherentes, no hay ningún elemento exterior material o de otro tipo que pueda
constituir la unidad de este partido<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La unidad de este partido no puede
consistir más que en una sola forma de unidad la unidad de pensamiento
político, la unidad de voluntad política Es necesario, pues, que todos los
comunistas estén conformes en los mismos objetivos políticos, que piensen lo
mismo en política, no sólo sobre los objetivos, sino también sobre las
prácticas políticas empleadas para alcanzar estos objetivos. Es absolutamente
fundamental.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">[La dolorosa
unificación del proletariado]<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Ahora bien, un partido comunista
existe en una sociedad de clases. En una sociedad de clases existen clases
antagónicas como la burguesía y el proletariado. Y todo el mundo sabe que cada
clase no está unificada: la burguesía no está unificada, el proletariado no
está unificado. No existe unidad sociológica ni de la burguesía ni del
proletariado. Todo el mundo sabe, para no utilizar otro ejemplo que el del
proletariado, que el proletariado es una clase dispersa. Es decir, compuesta de
elementos diferentes que se han progresivamente unificado a lo largo de su
historia. Y que no cesan de agregarse en el curso de la historia presente. El
proletariado se nutre constantemente del proceso de proletarización que es
provocado por el imperialismo: es decir, por la explotación de la fuerza de
trabajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Por consiguiente, no se puede decir
que el proletariado sea una clase unificada de entrada. La unificación del
proletariado es un proceso muy largo, muy doloroso, muy difícil. Y, más
todavía, no se puede decir que la organización de lucha de clases política del
proletariado sea una organización unificada de entrada. Es una organización que
se unifica a través de un proceso muy largo; muy difícil, muy doloroso, lleno
de contradicciones. Y absolutamente aleatorio a los distintos períodos de su
historia. Es decir, en ciertos momentos esta unidad puede romperse, pueden
aparecer lo que se llaman las escisiones. Y sabemos, por las experiencias de
escisiones que conocemos, que siempre son dramáticas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Ahora bien, la cuestión que se
expone es saber cómo entender el centralismo democrático. En esta expresión hay
dos palabras: centralismo y democrático. Centralismo que expresa la exigencia
de unidad del partido. Esta unidad tiene que ser unidad de pensamiento. Este
pensamiento tiene que ser, en principio, un pensamiento de la realidad de
clases de acuerdo con los conceptos de la teoría marxista. Si no, no se
trataría de un partido comunista. Pero está también la palabra democrático, lo
que quiere decir que esta unidad de pensamiento no debe ser alcanzada por
medios artificiales, en concreto por medios autoritarios, por medios
dogmáticos, por el poder de un secretario general, o de un comité central, por
el poder de dirigentes que dirían la verdad a la que nosotros nos adherimos, que
nos impondrían una determinada verdad a la que adherirse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El problema está, por lo tanto, en
saber cómo se puede organizar una unidad que sea el resultado de una verdadera
lucha democrática. Hay que decir que. para nosotros, ésta es una cuestión nueva
Una cuestión cuya novedad encontramos leyendo a Lenin, puesto que Lenin había
reflexionado sobre este tema y había buscado distintas soluciones. Había
palpado la cuestión Sin dar una respuesta, porque es una cuestión difícil de
resolver. Pero nosotros debemos tener en cuenta los resultados que Lenin había
ya alcanzado. Los resultados que había más o menos verificado en la práctica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Y podemos decir lo siguiente:
tenemos que decirlo porque hemos perdido el sentido de esta verdad puesto que
después de Lenin, en nombre del centralismo democrático, el estalinismo ha
instaurado una dictadura de los dirigentes sobre los militantes del partido.
Dictadura en un término que no tiene forzosamente que ser entendido en el
sentido cruel. En este caso sí que ha sido cruel, puesto que efectivamente han
muerto muchos hombres, han sido asesinados, han sido muertos, ¡y a cuantos! Por
millares, por centenas de millares Y no sólo entre los militantes comunistas
soviéticos, sino también entre los militantes comunistas de Polonia, entre los
antiguos militantes de España.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">[<i>“Una historia
criminal”</i>]<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Bien, entonces tenemos que hacer un
esfuerzo para encontrar una respuesta más allá de esta horrible historia. Es
una historia criminal. Si se me permite emplear un término moral, diré que es
una historia aberrante. Más allá de esta historia reencontramos la inspiración
de Lenin, y yo creo que hoy podemos decir lo siguiente, que es muy difícil de
poner en práctica, pero muy simple: todo partido comunista, siendo expresión de
relaciones de clase, es, al mismo tiempo, la expresión de relaciones de clase
contradictorias que existen «en el interior de la clase obrera. La clase
obrera, no siendo una, tiene en su seno diferentes tendencias, que corresponden
al origen social de clase de los que devienen proletarios. Todos sabemos que
este origen social de clase varía. Por consiguiente, hay que decir que es
indispensable que estas distintas tendencias de clase estén representadas en el
interior del partido comunista. Y que sean representadas de una manera
constante No de una manera intermitente, en relación con los Congresos, sino de
una manera constante. Es la primera exigencia<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La segunda exigencia es que estas
distintas tendencias que tienen que poder ser representadas materialmente, es
decir, por periódicos, por la libertad de publicación y de discusión, etcétera,
no tomen la forma de fracciones. Es decir, que no tomen la forma de bloques
antagonistas en el interior del partido. Que no se manifiesten de una forma que
niegue otra exigencia: la de la unidad de pensamiento del partido. Tendencias
que no sean fracciones. Esta debe ser la consigna. Y la cuestión no es que el
partido reconozca estas tendencias, lo que es un contrasentido: el partido
reconoce siempre lo que existe. La cuestión es que las tendencias existan y
sean reconocidas per la dirección del partido, y se manifiesten. Y hay que ver
cómo se puede evitar el que las tendencias puedan convertirse en fracciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Una vez más se trata de una
condición simple, pero, como siempre, muy difícil de aplicar políticamente.
Para que las tendencias que corresponden a algo real, sano, positivo, en la
organización del partido no tomen la forma de fracciones es necesario, y basta,
que exista una buena ligazón entre la dirección del partido y los militantes.
Es necesario que exista una relación democrática real entre la dirección y los
militantes del partido. Si se cumple esta condición, las tendencias no se
convierten en fracciones. Y con esta condición las tendencias juegan un papel
positivo no sólo en el interior del partido sino también en el exterior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">¿Por qué? Porque las tendencias,
cuando están representadas públicamente, a la vista de todos, en el interior de un partido comunista se convierten en una aportación a la unidad para las otras
organizaciones políticas exteriores al partido comunista. Y velan por la
realización de la unidad del movimiento obrero, sea económica o política.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">(19—VII—76)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">ENTREVISTAS DE: JOSEP RAMONEDA y JOSE
MARTI GOMEZ<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><span style="font-size: x-small;">Esta colección de entrevistas fue
publicada en el semanario <i>Por Favor</i> a lo largo del año 76 [Incluidas en
el volumen: <i>21 hijos de su padre</i>, Dopesa]. Para situarlas en su momento
se incluye al final de cada una de ellas la fecha en que fue realizada. Si de
entonces acá algunas de las posturas de los entrevistados han cambiado, cada
palo que aguante su vela.</span><o:p style="font-size: 12pt;"></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: right;"><i><span lang="PT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PT;">Aragón Expres. Diario de la tarde</span></i><span lang="PT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: PT;">, 19 de agosto
de1977, pp.12-13.<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-65013176456317957882022-12-08T22:30:00.001+01:002022-12-08T22:30:44.071+01:00Entrevista a Antonio Fernández Molina (Aragón Expres, 21 de julio de 1977)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjelKnVZMSwDMvgx9XCj8LpJX4NBM5cyg4ilSjUi4289_L_yrZEd6IJJ9BRfNmoywJTQEW8ALLjedOjVcIChE3D-qlHlqNazo7iDVCbUdCluHWgnpel-bj4Nsq10Jowec_jJLXENatrR6A9qdgg2FTzOvPAi5SldcHsVfthPeU-gGHo7vyS61d00J3FhA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="796" data-original-width="1221" height="261" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjelKnVZMSwDMvgx9XCj8LpJX4NBM5cyg4ilSjUi4289_L_yrZEd6IJJ9BRfNmoywJTQEW8ALLjedOjVcIChE3D-qlHlqNazo7iDVCbUdCluHWgnpel-bj4Nsq10Jowec_jJLXENatrR6A9qdgg2FTzOvPAi5SldcHsVfthPeU-gGHo7vyS61d00J3FhA=w400-h261" width="400" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Antonio
Fernández Molina, pintor y escritor<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">“A
la cultura se llega por vocación u ocasión”<o:p></o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">“</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">Es
un visionario con mucho de niño y algo de viejo burlón<i>”, escribió José
Hierro sobre Antonio Fernández Molina. Con esa impresión se quedaría el
firmante de la entrevista si no tuviera que matizar que Fernández Molina
trasciende cualquier etapa vital, porque la fantasía no admite escaño alguno.
De ahí que el arte de nuestro personaje pueda relacionarse con los movimientos
de vanguardia -de los que es deudor e integrante , pero el punto de referencia
se evapora ante su personalísima actitud creadora.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">Antonio Fernández Molina,
49 años, trashumante por la geografía nacional, vive en Zaragoza desde hace
algún tiempo, aunque cualquier día su siempre eventual residencia se trasplante
a un nuevo foco creador. Autor de libros poéticos como “</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">Una
carta de barro<i>” o “</i>El cuello cercenado<i>”, fundó por los años cincuenta
la revista “</i>Doña Endrina<i>” La narrativa le debe libros como “</i>Solo de
trompeta<i>” o “</i>Un caracol en la cocina<i>”, y es inventor de un
heterónimo, el poeta Mariano Meneses. Ilustraciones, cuadros y “</i>collage<i>s”
—con numerosas exposiciones— perfilan sucintamente la imagen de este hombre que
colaboró durante siete años en Mallorca con Camilo José Cela, del que por un
pudor de amigo no quiere hablar, si bien ensalza el magistral dominio del
idioma o la indomable capacidad de trabajo del autor de “</i>La familia de
Pascual Duarte<i>”.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— ¿Qué es para ti la
cultura?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El arte de la vida;
saber apreciar las cosas: un par de zapatos. una puesta de sol, un libro... Y
el arte de la convivencia; un hombre culto en un momento determinado será capaz
de valorar con absoluta objetividad cualquier acontecimiento, objeto o persona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cómo ves la cultura
española actual?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hasta cierto punto se ha
ganado mucho en extensión, pero no en profundidad. Ahora, por ejemplo, no hay
una generación equivalente a la del 27. La literatura de la posguerra ha sido,
en general, de bastante menor calidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No así la pintura.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— Exacto. Se ha dado una
generación extraordinaria de pintores de vanguardia; Tapies, Saura y Millares pueden
figurar en la primera línea de la vanguardia mundial. Con todo, pienso que
actualmente no se sostiene a la misma altura ese movimiento plástico, quizá
porque el momento actual sea cinematográfico o teatral, sin que, por supuesto,
no puedan dejar de surgir en cualquier momento genios literarios o plásticos.
Los talentos surgen dónde y cuándo menos se piensa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya sabes que Vicente
Aleixandre suena como futuro “<i>Premio Nobel</i>”. Dame tu opinión.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— Hay dos escritores que
indiscutiblemente merecen dicho Premio: Vicente Aleixandre y Jorge Guillen. Si
yo estuviera en la coyuntura de decidir, echaría una moneda al alto... Yo creo
que más pronto o más tarde se lo darán a alguno de los dos, lo cual, por otra
parte, sería un tributo y un reconocimiento a la generación del 27, que no sólo
contó con grandes poetas, sino con escritores de la talla de Benjamín Jarnés,
Antonio Espina o José Bergantín...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— Descendamos a la
cultura mal llamada popular.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— Lo que lleva a la
cultura es la vocación o la ocasión. La vocación nace con el individuo; las ocasiones
hay que ofrecerlas. En este sentido, es necesaria la información y una crítica
consciente y orientadora de verdad. Crítica e información que jamás deben
moverse por motivos publicitarios o económicos. A este respecto, yo recuerdo un
prólogo de Ortega y Gasset a un libro de lecturas infantiles, en el que
insistía sobre la necesidad de educar a la gente para que sepa distinguir y no
se deje llevar por la moda o las circunstancias.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
poeta, ante todo<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
expresión gráfica<i> —escribía Cirlot— </i>el dibujo y el “collage”, como
puente o no para el grabado, tientan al poeta<i>”. En Francia existe el caso de
Michaux. En España, el de Antonio Fernández Molina. Quien conozca su “</i>Solo
de trompeta<i>” y vea la filiación de esa obra con la teoría del “</i>esperpento<i>”
y con las pinturas de bufones y tontos de Velázquez, no se extrañará nunca de
lo que dibuja Molina”<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">— Hablamos de tu pintura,
sus motivaciones y técnica.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Yo ante todo soy un
poeta; mis manifestaciones como narrador o pintor están condicionadas por esa
circunstancia, pero no hay que identificar mi enfoque poético con un
romanticismo más o menos vacuo; es absolutamente anticonvencional. Mis
creaciones, cuyo eje es la poesía, jamás se acercan al reportaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Dónde empieza y dónde
termina tu horizonte?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—La poesía, obviamente,
no se circunscribe a la palabra; esta tiene un significado que limita al
sentimiento, al pensamiento e, incluso, al razonamiento. La expresión, la
comunicación/tienen cauces infinitos. La plástica, por ejemplo, es menos
concreta y precisa que la palabra; por otra parte, un cuadro se puede reconocer
de golpe —lo que no ocurre con una obra literaria— y brinda más posibilidades
de interpretación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En cualquier caso, para
completar, contrastar o sacar más jugo simultáneo a la expresión cabe la
combinación de medios.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Es
indudable que entre el dibujo y la poesía hay una íntima relación. William
Blake y Víctor Hugo fueron grandes pintores. Dado que en el sonido, la palabra
y la línea hay un punto de confluencia, pueden integrarse conjuntamente sus
correspondencias. Mi sensibilidad va por la integración de las artes; es un
mundo con el que me siento identificado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿A qué viene, pues, la
clasificación o encasillamiento de las Bellas Artes? .<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Las artes no tienen
límites determinados; la clasificación viene urgida por motivos pedagógicos,
como una especie de plantilla para echar a andar. Sin embargo, pienso que la
complejidad del significado del mundo, y al mismo tiempo su sencillez, hace que
cosas que vemos como distintas, e incluso contrapuestas, sean luego paralelas e
identificables. Una pintura de Paul Klee, pongamos por caso, puede ser
equivalente a un fragmento de Platón o de Hegel, con lo que ya salimos de lo
que generalmente se entiende por Bellas Artes; como traspasa esa división cualquier
rasgo estético que se da en la vida normal. El saludo, el andar, el comer...
pueden tener unas connotaciones estéticas innegables. El arte, en suma, es la
poesía, ésta es creación, y la creación está en todo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Y lo monstruoso?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En el arte se puede
aceptar lo monstruoso, porque el arte se mueve en un terreno en el que hasta lo
monstruoso es positivo.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Trascendencia
del “<i>Grupo Pórtico</i>”<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué me dices del grupo
zaragozano “<i>Pórtico</i>”<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ese grupo —constituido
por Aguayo, Lagunas, Laguardia y otros— es el pionero de la pintura
informalista, abstracta, española. Es de importancia extraordinaria, y una de
las cosas más serias que se han dado en la plástica y en la pintura española de
este sitio. Cuando se haga al estudio de la evolución del arte en este país, se
valorará con más perspectiva y justicia la ingente tarea llevada a cabo por
esos artistas, más meritoria, si cabe, por las circunstancias —primera época de
la posguerra— en que se desarrolló. En parecida singladura surgió también un
extraordinario grupo poético , el “<i>postismo</i>”, al que pertenecían Silvano
Sernesi, Eduardo Chicharro y Carlos Edmundo de Ory. Como conciencia de estos
sorprendentes movimientos vino luego el grupo “<i>El Paso</i>”, al que
pertenecieron, entre otros, los aragoneses Viola, Saura y José Ayllón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Y, en poesía, Miguel
Labordeta.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Es uno de los grandes
poetas de la literatura española y está entre los mejores poetas mundiales de
este siglo. Si nos ceñimos a la posguerra, él y Eduardo Chicharro merecen figurar
en cualquier lista, por limitada que sea, por encima de otros más cacareados,
pero de menor categoría.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cuál es tu postura ante
el mundo o la vida?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Yo no soy filosofo, pero
mi actitud ante el mundo es de expectación. Las cosas son como son, y, aunque
se pueden prever muchos acontecimientos, siempre queda un margen para la
sorpresa. Pienso, por otra parte, que cada uno es lo que quiere ser, y que la
vida es la realización de nuestros anhelos. Si cada hombre analiza su vida, a
pesar de las frustraciones y contrariedades, no la cambiaría en bloque. Yo no
me cambiaría por Napoleón o Picasso, aunque, eso sí, asumiría algunos de sus
valores o cualidades.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Entonces, ¿qué
cualidades valoras más en el hombre?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
autenticidad y la sinceridad. Un hombre que las tenga ya está justificado. Sin
olvidar la equidad, dentro de la benevolencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jesús VIVED, <i>Aragón Expres</i>,
21 de julio de 1977, p. 17.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-36778928491480808442022-12-07T19:03:00.005+01:002022-12-07T19:31:31.667+01:00"Una obra poética y curiosa: El Diccionario de Símbolos". Entrevista de Antonio Molina a Juan Eduardo Cirlot (Antonio MOLINA, Baleares, 25 de mayo de 1969.)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEidZg9LgxFYlvJfP7XtKzcbJQOGwHjpdrYKtMx8rcaIuqpaabhZkdhrdOuvpRkIy7isQ6LQHwlXxZJIuvWLViJ-VP6mNKhxvcfETACRHmRa7R1TqM839eY5lZBKGPn7pJhFNy18_sulzQquJ8_ENKJe4JKzuZNuR_L8edwi2Asn3htD9vDYH_9a4FVYIQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="400" data-original-width="1000" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEidZg9LgxFYlvJfP7XtKzcbJQOGwHjpdrYKtMx8rcaIuqpaabhZkdhrdOuvpRkIy7isQ6LQHwlXxZJIuvWLViJ-VP6mNKhxvcfETACRHmRa7R1TqM839eY5lZBKGPn7pJhFNy18_sulzQquJ8_ENKJe4JKzuZNuR_L8edwi2Asn3htD9vDYH_9a4FVYIQ=w400-h160" width="400" /></a></div></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">JUAN
EDUARDO CIRLOT<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">CON
SUS MISMAS PALABRAS<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; line-height: 107%;">UNA
OBRA POETICA Y CURIOSA: EL DÍCCIONARIO DE SIMBOLOS<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ENTRE la abundante labor
literaria de Juan Eduardo Cirlot, destacado poeta y crítico de arte, sobresale
especialmente su preocupación y su conocimiento de la simbología de la que hay
constantes muestras en su obra, tanto en sus estudios y comentarios de pintura,
como en su poesía, íntimamente publica con mucha frecuencia, una serie de
libros que sitúan a su poesía dentro de la corriente universa] que desde hace
siglos viene sustentando estas preocupaciones. La serie de 8 libros dedicados a
Bronwyn (la que renace eternamente de las aguas) es un caso excepcional y
sobresaliente en nuestra poesía.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Recientemente ha
publicado en la Editorial Labor la segunda edición de su «Diccionario de Símbolos».
Esta edición, revisada y ampliada, es el libro, de todos los publicados por el
autor y de cualquiera de los géneros que ha tratado, que goza de sus
preferencias. No es solo un libro de consulta sino que, además de un
diccionario, es un libro de lectura, un libro de lectura apasionante como lo
pueda ser una bella y poética, a la par que pavorosa, novela de
ciencia-ficción. En este libro el poeta y el científico se dan la mano. El
intuitivo y el erudito conviven, pero siempre guían el poeta y el intuitivo,
pues es un libro al que precisamente la intuición es la que le da ese hálito de
misterio, de poesía y de alucinación que trasmite su lectura, libro, también
que hubiera sido imposible hacer, sin una larga dedicación y sin muy vastos
conocimientos pero cobre todo, sin una decidida vocación y atracción hacia el
tema.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El libro, además, está
magníficamente ilustrado a lo que ha contribuido el extenso conocimiento, en el
tiempo y en el espacio que su autor tiene, en et terreno de las artes
plásticas.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nos entrevistamos con el
autor para que nos explique y aclare algo del cómo y el qué de este libro,
nuevo en la bibliografía hispana, aparecido recientemente en la Editorial
Labor, S. A. de Barcelona.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo surgió en ti la
idea de hacer un diccionario de símbolos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La forma alfabetizada me
pareció la más clara para el lector, pero desearía que mi libro no se considerase
obra de consulta sino de lectura, y que se leyera como una novela desde el
principio al final. Muchos símbolos tienen relaciones profundas entre sí, y no
es posible llegar a comprender a fondo su sentido más que en el contexto
general de la obra y dentro de la corriente de la simbología tradicional y
científica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Tradicional y
científica se diferencian?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No. Se complementan. La
simbología es, de un lado, una herencia recibida de las religiones antiguas a
través de la cultura alejandrina (s. III D.J.) y de diversos centros de la
Cristiandad occidental, Bizancio e Islam. De otro lado, es una propensión del
pensamiento: pensar por imágenes, o ideación mítica. En este sentido, la
simbología fue redescubierta desde finales del siglo pasado por esotéricos
(Guenon, Enel), antropólogos (J. Frazer. Eliade, Schneider) y por los
psicoanalistas (Freud y Jung, entre otros).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Puedes señalar razones
subjetivas para tu libro?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sin duda y varias. 1)
Mis frecuentes sueños, más bellos y prometedores que angustiosos; 2) Mis
poemas, que me ponen en contacto con un «idioma» que creo espontáneamente
cargado de símbolos e imágenes; 3) El arte, en el que siempre me ha interesado
más a trasfondo que el valor estético. Así hice mi libro «Significación de la
pintura de Tapies» (1962) para esclarecer qué pueden significar las imágenes
abstracto-informales de ese artista; 4) Mis años de amistad con el eminente
antropólogo y simbólogo Dr. Marius Schneider, que residió en Barcelona en
1944-1952, y cuyas obras me afectaron intensamente. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Has escrito obras
simbológicas?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Libros no todavía, pero
si artículos, sobre Símbolos cósmicos: «El ojo en la mitología y su
simbolismo», «Simbolismo de la esvástica», «Bronwyn». Recientemente di una
conferencia sobre la aplicación del simbolismo a un argumento cinematográfico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué relación hay entre
signo y símbolo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La diferencia es más de
uso que de fondo, aunque el empleo repercute en la «forma» del hecho. El signo
es utilitario; por ejemplo, los signos convencionales de las diversas técnicas,
desde las matemáticas a la arquitectura o la señalización del tráfico. El
símbolo es una vivencia, un medio de conocimiento, y presupone una concepción
del mundo por la cual el universo se hace transparente: cada cosa es un
símbolo, o sea, un puente hacia la trascendencia y el mundo del espíritu.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Proyectas más libros
sobre el tema?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Desearía escribir tres
libros más sobre símbolos. Uno sobre lenguaje, en el que trataría del
pensamiento poético y su empleo del símbolo; otro sobre el simbolismo gráfico
(no la Semiología, que se ocupa de los signos gráficos); y un tercero sobre
simbolismo y expresión en música, desde el acorde a la polifonía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Has trabajado mucho
tiempo en el Diccionario de Símbolos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Para la primera edición
varias horas al día durante cuatro años (1954-1958), entre lecturas —necesarias
para invocar el principio de autoridad, lo que es necesario en una ciencia sin
arraigo en España— y luego, para la segunda, un tiempo equivalente pero no
sistemáticamente aplicado entre 1958 y 1968; escribir un libro obliga a leer
cuanto de importante se va conociendo en la materia. Máxime cuando ésta se
halla en una zona que se aparta de ese conocer informe que nos llega sin
advertirlo, cual sucede, por ejemplo, en arte actual, o en hechos
sociopolíticos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Según nos dice Cirlot, la
finalidad de su libro es aclarar la «sintaxis simbólica» que se produce en el
pensamiento humano, o en sus obras. Lo que significa el rojo, el cuatro, el
águila, la espada, por oposición al verde, al círculo, al león, al puñal. Lo
que significan las zonas del espacio, los números, los signos zodiacales, etc.
Es un libro que interesará a los poetas, literatos en general, artistas e historiadores
del arte. Y, naturalmente, a los psicólogos, psicoanalistas y simbólogos
principalmente.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La primera edición se
publicó en 1958 y la obra, fundamental en la bibliografía dedicada al tema se
publicó traducida al inglés en 1962.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Antonio MOLINA, Baleares,
25 de mayo de 1969, p. 25.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-1000583306635971252022-11-30T17:53:00.003+01:002022-11-30T18:07:24.345+01:00Entrevista a Leopoldo María Panero (El Mercurio, Santiago de Chile, 13 de agosto de 2004)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgJzbUSurv_iCwrE7DqpU2q_p92evfR7xDcOFx_eW3_w8pYdffVp2JZKqqygAW1uSo0ePSGKV0fiIPJP_NEKINhqAuM9yUNVoS_JnKzro6TnUarc9TSxamjpwp5pc6xVPcvPg1la4CcSPFzO6lrZM7ZP2OjTRHp-AjJ3QF6xwvw8daavqjfjA42cPNpAQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="385" data-original-width="624" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgJzbUSurv_iCwrE7DqpU2q_p92evfR7xDcOFx_eW3_w8pYdffVp2JZKqqygAW1uSo0ePSGKV0fiIPJP_NEKINhqAuM9yUNVoS_JnKzro6TnUarc9TSxamjpwp5pc6xVPcvPg1la4CcSPFzO6lrZM7ZP2OjTRHp-AjJ3QF6xwvw8daavqjfjA42cPNpAQ=w400-h246" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ENTREVISTA
A LEOPOLDO MARÍA PANERO</span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 24pt; line-height: 107%;">Un
poeta maldito del siglo XXI<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ha pasado por cárceles,
pensiones sórdidas y manicomios, pero nada le ha impedido ser autor de una de
las voces poéticas más interesantes de la literatura española actual.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Armando Roa Vial<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>Y el poema es el dios
más siniestro que existe</i>”, escribe Leopoldo María Panero (Madrid, 1948) en <i>La
ciencia del verso</i>. Más allá de la antología de lugares comunes que rodean a
su persona —la locura, la dipsomanía, la rebeldía blasfema—, Panero es de los
pocos poetas de su generación que han construido no ya una obra, sino una
literatura en sí misma, alimentada desde los afluentes del ensayo, la
traducción y la prosa, como puntos de entrada a su voluminosa obra poética.
Poeta culto y de culto, para muchos una reliquia póstuma del vidente, actualmente
se encuentra recluido en el Sanatorio de las Hermanas de la Caridad, en la Gran
Canaria.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Lo que comenzó con una
gentil carta mecanografiada (y atiborrada de enmiendas y borrones), a raíz del
envío de unos libros, se fue transformando en una sabrosa conversación
telefónica semanal. La voz de Panero es áspera, cavernosa, y el tono enfático,
aunque siempre cortés. El diálogo, matizado con poemas de Mallarmé, Zukofsky y
John Clare, recitados de memoria por el poeta, es fluido, aunque Panero gusta
de las pausas largas entre una y otra afirmación y en ocasiones realiza
extensas digresiones antes de entrar a responder directamente las preguntas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Has afirmado que tu
apuesta es la del palimpsesto.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y es que la literatura,
desde siempre, ha sido un sistema de citas, una conversación interminable de
diferentes autores y culturas... Probablemente, Ezra Pound ha sido el poeta más
consciente de este fenómeno y, por eso, es para mí la figura poética más
importante del siglo XX. Él, Joyce y Beckett. El mundo es un texto gigantesco;
nosotros, sus comentaristas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En una entrevista a <i>Babelia</i>
dijiste que sólo quedaba un libro por reescribir el Apocalipsis.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí, en alguna
oportunidad pensé que el Apocalipsis era el último libro, pero ahora he
cambiado de parecer. Los libros se remiten unos a otros de manera infinita,
como las palabras de un diccionario: entras a un término y ese término te
remite a otro y a otro, en una secuencia sin fin. Así, cada poema es la entrada
progresiva a un laberinto, donde aparecen infinidades de poemas hasta que
olvidas el punto de partida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Al igual que en tu poema
«<i>De cómo Ezra Pound pasó a formar parte de los muertos</i>».<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Claro, donde también el
mundo es una fantasía paranoica y por eso necesitamos abjurar de nosotros
mismos y hacer que los muertos salgan de sus sepulcros. Esa es la gran
revolución de Rimbaud: yo soy otro. A mi manera quiero ser muchos otros, como
un ventrílocuo, para no estar tan solo. Es lo que algunos han llamado “<i>poemas
babélicos</i>”. Para mí es, además, una conversación con los difuntos, con mis
mayores.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y, con ello, de paso
borras la autoría.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y es que no hay autor,
sólo poemas. Pero hoy, claro, la gente se preocupa más del poeta que del poema.
La autoría no existe. Al revés de Musil, no es que seamos hombres sin
cualidades, sino cualidades sin hombre.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y ya que hablamos de los
otros, ¿cuáles han sido tus maestros tutelares?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Mi gran pasión es la
poesía norteamericana moderna, pero en la línea de Poe, que representa el
ejercicio poético riguroso y esteticista. La línea más prosaica de Whitman, no
me gusta. Y bueno, de Poe saltamos a Pound y Eliot. También soy devoto de la
tradición inglesa a partir de John Donne y del simbolismo de Mallarmé. De la
poesía alemana, me gusta mucho el expresionismo de Gottfried Benn.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y qué me dices de la
poesía española e hispanoamericana?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—España es el barroco y
la poesía mística. Actualmente no hay mucho, salvo Gimferrer, Colinas y algunas
cosas de Rodríguez y Gil de Biedma. Y de Hispanoamérica, bueno, creo que es muy
difícil escribir algo después de Borges.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Sólo Borges?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Borges lo hizo todo, o
casi todo. Es un modelo de versatilidad y vigor intelectual. La literatura es
una herramienta formidable contra el abuso y la ignorancia; hoy, más que nunca,
creo que el arte de escribir es una disciplina rigurosa y monástica. Además,
eso de la poesía como la versión no oficial de la filosofía me parece
formidable.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y al igual que Borges,
tus intereses no provienen exclusivamente de la literatura.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí, como autodidacta,
aunque cursé el bachillerato. Y es que las vertientes que sirven de estímulo
para la fantasía son múltiples: me interesa muchísimo la filosofía, digamos
desde Spinoza hasta el neopositivismo y la Escuela de Frankfurt; también la
estética, las matemáticas y la historia de las religiones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Háblame de la locura y
de tu encierro.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo no sé qué pueda ser
la locura. Tal vez una defensa para seguir soñando. O quizá el derecho a la
fantasía. Es lo que llamo la pansignificación de locura. Pues la locura, como
dice Blake, conduce a la sabiduría. De lo que sí estoy seguro es de que la
psiquiatría es una farsa, un delirio. Mira a Freud y todo ese estigma sobre el
inconsciente, cuando lo verdaderamente bestial es la conciencia y no al revés.
Ya ves lo que sucede aquí en España y que es probablemente un reflejo del resto
del mundo: estados policiales resguardando una monstruosa sociedad de masas que
odia el pensamiento. Pero lo peor es la censura, la censura a la fantasía. Y la
fantasía es el gran estilo. Mi encierro responde a eso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Ves una salida a todo
esto?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Generar un malestar
general —como el mito de la huelga soreliana— hasta que la cosa reviente. Y esa
debería ser hoy la función de la poesía. Pero los poetas, claro, están en otra
cosa....<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿En otra cosa?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Recaudando impuestos....
Los poetas y escritores, con las excepciones del caso, hoy en día responden a
modelos planetarizados de reproducción en serie.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Para quiénes?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">.—Para todos esos
teóricos que imponen tal o cual canon estético y exigen a cambio su estipendio.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero tú eres un
insobornable.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí, y por eso me llaman <i>Pertur</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿<i>Pertur</i>?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí, <i>Pertur</i>,
Perturbado. (Panero recita: “<i>La rosa, la rosa, la rosa/ que soy yo/ pues soy un
hombre nacido de la rosa/ en esta tierra que no es mía</i></span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 16px;">”)</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Siempre un extranjero?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Digamos un apátrida. Y
es que España es un país de pesadilla.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué hay del Panero
vidente?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Un vidente riguroso, de
la escuela de Rimbaud, y no un vidente escandaloso y prosaico, como son muchos
poetas tributarios de Whitman. El lenguaje es una herramienta fina, de
precisión. No se puede abjurar de la realidad, por horrenda que sea, y por eso
sigo creyendo en la referendalidad del poema. Aún quienes deconstruyen la
realidad tienen que asumirla como punto de partida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Un poeta chileno, Juan
Luis Martínez, decía: “<i>Lo real es sólo la base, pero es la base</i>”<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Exacto. Aunque eso es
tomado de Wallace Stevens. Escribimos para ser escuchados; no se trata de una
reproducción tosca de la realidad, sino de que toda ficción, para iluminar o
transfigurar una realidad, debe tener una cierta residencia en ella. Todo, en
última instancia, tiene un germen mimético.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y qué me dices de la
muerte: otra de tus grandes obsesiones?<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No, no soy yo quien debe
hablar de la muerte. Déjale eso a mis poemas. Ahí está todo. Escribir es una
partida de ajedrez contra la muerte; yo sólo pongo el tablero, pero los
movimientos y las piezas le pertenecen a ella.<o:p></o:p></span></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">El Mercurio</span></i><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> (Revista
de libros), Santiago de Chile, 13 de agosto de 2004, </span>p. 4.</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-14315462789603314392022-11-28T22:41:00.004+01:002022-11-28T22:41:44.028+01:00"Misterios del Este" de Jorge Edwards (La Segunda, Santiago de Chile, 10 de septiembre de 2004)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhLkTVw_rOIoL5FWnGa8SoIbLT-5-Za-nE9aW2hXzDUuSQjo2fDUL5I8TOJluoyoeuzqF7WBLnQMuhwFQzBvrSsbBVyc73-y2CNDol6w6Q4dw3Ul-HsOUM9xglFHoiwkHyQoeyD5ljb1HQ2HOsaCPOYaU6UaiC69qCHYZOPHiWUFkO2x2uzaW-bklqqlg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="527" data-original-width="800" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhLkTVw_rOIoL5FWnGa8SoIbLT-5-Za-nE9aW2hXzDUuSQjo2fDUL5I8TOJluoyoeuzqF7WBLnQMuhwFQzBvrSsbBVyc73-y2CNDol6w6Q4dw3Ul-HsOUM9xglFHoiwkHyQoeyD5ljb1HQ2HOsaCPOYaU6UaiC69qCHYZOPHiWUFkO2x2uzaW-bklqqlg=w400-h264" width="400" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: 24px;"><b>Misterios del Este</b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hace años tuve un libro
de Augusto D’Halmar, me parece que una edición chilena de Nascimento, en el que
presentaba y publicaba traducciones de un viejo poeta lituano de apellido Milosz.
Era una poesía simbolista, de imágenes y ritmos nebulosos, entre musical y
decadente, muy adecuada para entusiasmar al autor de <i>La sombra del humo en
el espejo</i>. D’Halmar había conocido personalmente a Milosz, Oscar de Lubicz Milosz,
si no me traiciona la memoria, en algún lugar de Europa, en París o en otro
lado, y hacía un retrato suyo interesante: un emigrado de zonas misteriosas del
norte, un marginal, un autor de obras de arte literario desconocidas, un
aristócrata arruinado. Leí ese libro con simpatía y lo dejé extraviado en algún
traslado de barrio o de ciudad. Dos mudanzas equivalen a un incendio, solía
decir una señora inglesa que conocí en mi infancia, y cuando se trata de
bibliotecas, la relación es todavía más desfavorable. Ando en busca de libros
que tuve alguna vez, como ese de Augusto D’Halmar, como la <i>Antología de
poesía chilena nueva</i> de Eduardo Anguila y Volodia Teilelboim, y espero
encontrar junto a ellos unos cuantos cuentos de juventud y un par de obras de
teatro de mi propia cosecha. Pero mi tema ahora es diferente. Acabo de
enterarme por el cable de la muerte de Czesław Miłosz, pariente cercano del
otro, también poeta, además de brillante ensayista y traductor, y autor de un
libro que tuvo una celebridad casi clandestina, una difusión intensa, pero
difícil, a fines de los años cincuenta y a comienzos de los sesenta, <i>El
pensamiento cautivo</i>. Czesław Miłosz, que había nacido en Lituania en 191l, pasó
toda la Segunda Guerra Mundial en la Varsovia ocupada por los nazis, donde
publicó poemas en revistas y papeles de la resistencia. En el libro que acabo
de mencionar, que es una mezcla de autobiografía y ensayo, un texto híbrido y
revelador, como muchos de los mejores que produjo el siglo pasado, el escritor
cuenta que un día de enero de 1945 se hallaba en la puerta de la choza de un
campesino, en una aldea donde acababan de caer unos pocos obuses de pequeño
calibre. De repente vio a una hilera de hombres que avanzaban por una planicie
nevada. Al frente iba una muchacha que marchaba con grandes botas de fieltro y
que esgrimía una pistola ametralladora. Era el primer destacamento del Ejército
Rojo. Como todos mis compatriotas, escribe Miłosz, así fui liberado de la
dominación de Berlín. Y agrega una frase lapidaria, que cuando la leí en los
años cincuenta, en tiempos de hegemonía intelectual del marxismo de cuño
soviético, sonaba como subversiva: “<i>en otras palabras, quedé bajo la
dominación de Moscú</i>”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Miłosz conoció la
experiencia del escritor oficial, acogido y celebrado por el régimen, en los
primeros tiempos de la Polonia comunista, en pleno apogeo del stalinismo. Fue
premiado con un puesto de agregado cultural en Washington y poco después, en
1951, en París. Pero su libro nos revela un conflicto profundo, una rebeldía,
una incomodidad, una insatisfacción que inevitablemente, necesariamente, se
agudizaban. Hacia fines del año 51 abandonó su cargo y obtuvo asilo político en
Francia. Poco después consiguió un puesto de profesor de literaturas eslavas en
Berkeley, California, y publicó <i>El pensamiento cautivo</i>. Stalin murió en
esa época, a comienzos de 1953, y los primeros procesos de deshielo, de
revisión crítica del stalinismo en el interior de la Unión Soviética, se
iniciaron en 1956, en la era de Nikita Kruschev. Como se ve, la historia de Czesław
Miłosz es una biografía del siglo XX, una historia dramática y que él mostró en
una obra rica y variada, de la que sólo conocemos unos cuantos hitos. Después
de su ensayo autobiográfico leí poemas suyos en revistas de habla inglesa y
supe que se traducían otros libros. En 1980, en años en que ya se notaba una
disidencia fuerte en Polonia, Miłosz obtuvo el Premio Nobel. En medio de tanto
centenario y tanto cumpleaños, entre cortinas de humo creadas por una prensa
literaria cada vez más apresurada y superficial, nos hemos olvidado de todo
esto. No puedo resumir <i>El pensamiento cautivo</i> en pocas líneas, pero
reviso mi edición de la Universidad de Puerto Rico, me encuentro con mis notas
de lectura de entonces y compruebo que las conclusiones son más complejas de lo
que uno podría pensar. Miłosz acusaba a los escritores sumisos, a los seguidores
obsecuentes de lo que él llamaba el <i>Centro</i> y el <i>Método</i>, es decir,
del stalinismo en versión oficial, moscovita, pero a la vez mostraba la
tremenda dificultad de la época. Él había sido escritor de gobierno, de orden,
sometido por entero al <i>realismo socialista</i>, y sabía en qué consistía todo
eso. En primer lugar, sabía que los escritores de su especie provenían de
familias burguesas y pequeño-burguesas, de sistemas, de formas de orden,
precisamente, que ya eran anacrónicas, apolilladas. Esto hacía que fueran
proclives a aceptar las nuevas consignas, la <i>Nueva Fe</i>, como explica
reiteradas veces en su ensayo. Eran intelectuales, filósofos, dramaturgos,
poetas, que buscaban algo, una fuente de inspiración, un motivo de lucha, y ese
algo ya no podía consistir en ideales de la Revolución Francesa o de la
Independencia de los Estados Unidos. El choque con las autoridades del nuevo
régimen, las de Polonia y las de Moscú, se producía muy pronto, pero la mayoría
de las experiencias de los escritores o artistas que emigraban a Occidente eran
decididamente malas. Esto no se dice con frecuencia, y no es un fenómeno que
hayamos tomado en cuenta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Miłosz, cuenta historias
de poetas de países del <i>Este</i> que llegaban o París o a Londres, huyendo
de los comisarios de la <i>Nueva Fe</i>, y tenían que trabajar de ascensoristas
o de cuidadores de tiendas para subsistir. No se adaptaban al <i>socialismo
real</i>, pero el capitalismo los recibía con toda su frialdad, con su perfecta
indiferencia. Más de alguno regresó, arrepentido, y se incorporó a los
engranajes del <i>Este</i> sin discutir tanto. En los años duros, en los de
José Stalin, lo esencial, la exigencia básica, primera, irreversible, era
aceptar en su totalidad, sin la menor reserva, la estética del <i>realismo
socialista</i>. No era necesario ingresar al partido o entonar loas a las autoridades.
Pero había que escribir poemas sociales, novelas realistas, y desconfiar por
sobre todas las cosas de una desviación bautizada como “<i>cosmopolitismo</i>”.
Ser cosmopolita consistía en admirar la obra de Franz Kafka, de William Faulkner,
de T. S. Eliot, aun cuando se podían deslizar elogios moderados de <i>The
Wasteland</i> (<i>La tierra baldía</i>), haciendo hincapié, por ejemplo, en los
elementos críticos de la sociedad burguesa contemporánea que era posible
advertir en el poema. Lo más seguro, sin embargo, explica Miłosz, era dedicarse
al comentario de escritores de cualquier lengua anteriores a 1870. Así no se
corría peligro. Y había siempre un hecho claro: ser escritor o intelectual en
los países del bloque soviético, siempre que se aceptaran las orientaciones
generales que venían de arriba, implicaba tener la subsistencia e incluso los
premios, los honores, los puestos en las academias, perfectamente asegurados.
En el exterior, fuera de este orden nuevo, de la sumisión al <i>Método</i>, como
escribía Czesław Miłosz, se encontraba la intemperie, el peligro, la selva.
Había que ser valiente y había que tener motivos sólidos para dar el paso y
salirse del sistema. Ahora me pongo a pensar en castillos que sólo conocí de
oídas, destinados a residencia de escritores, en editoriales complacientes, en
restaurantes de lujo de Budapest donde los escritores comían por cuenta del
Estado, en hoteles exclusivos, en termas destinadas a conservar la eterna
juventud, en clínicas gratuitas, y comprendo tarde actitudes que antes no
comprendía del todo. Si el crimen político fue uno de los rasgos negros del
siglo pasado, el otro fue la sumisión, la perfecta hipocresía, las conductas
incondicionales. Y tenemos que reconocer, ahora, que escapar era un acto de una
audacia muchas veces suicida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Uno relee ahora, con
motivo de su muerte a los 93 años de edad, a Czesław Miłosz, y comprende que
los fenómenos del <i>socialismo real</i> eran más complejos, más intrincados de
lo que uno mismo pensaba. Miłosz fue silenciado por el mundo literario de
Occidente, fue sometido a un proceso de linchamiento intelectual que muchos
hemos sufrido en carne propia, y acaba de morir en estos días en un relativo
olvido. Un editor me dijo en una oportunidad, hace ya cerca de veinte años, que
no podía sacar una nueva edición de <i>Persona non grata</i>, mi testimonio
cubano, porque acaba de aparecer una traducción nueva de <i>El pensamiento
cautivo</i> y ya eran demasiadas cosas juntas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La prudencia, el miedo
que dominaban en el <i>Este</i> en aquellos años se trasladaban al Oeste. Lo
curioso es que yo había leído primero al tío o al tío abuelo de Miłosz, en la
versión del chileno Augusto D’Halmar; más tarde había encontrado al azar, y
movido por el alcance de nombres, el extraordinario ensayo del sobrino, y todo
esto terminó por influir de algún modo, junto a muchas otras influencias, desde
luego, en mi propia escritura. Miłosz, por ejemplo, nos llamó la atención desde
mediados de la década del cincuenta sobre el <i>1984</i>, de George Orwell,
libro que al parecer era enormemente leído por los miembros más encumbrados de
la <i>Nomenclatura</i>, quienes encontraban en el precisiones de una lucidez
asombrosa sobre las sociedades de su mundo, a pesar de que Orwell nunca las
había visitado. Eran fenómenos paradójicos y que sólo se podían percibir desde
muy adentro o desde la distancia. No está mal, por eso, que los saque a relucir
ahora, aunque se trate de figuras y episodios del pasado. Al fin y al cabo, leo
por ahí que muchos alemanes de hoy sienten una apasionada nostalgia de los
tiempos del Muro de Berlín. Después de releer a Miłosz, entiendo, y a la vez me
hago preguntas inquietantes sobre la condición humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jorge Edwards, La Segunda,
Santiago de Chile, 10 de septiembre de 2004. p, 9.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-27116527462211517912022-11-26T01:43:00.011+01:002022-11-26T01:52:25.131+01:00Entrevista de Enrique Laborde a Eugene Ionesco (ABC Dominical, 28 de mayo de 1978, pp. 12-14.)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjmH9KJ8WeJcOmTlDxWi6N-mWQgyw5Py3lS47YdR8vWykpYzq499Q95w8TK1wz-vJZzyGBnac9XAa52juSSJrPsOJADUF8978Pd0NLEDh76fR2s11G5GnbdjwoIE4eqluVwT8yGgboOo4CXWzyU-YjFVl29Erszz9ktIjyoiTNwql2UopEo_hRSQbhuHw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="932" data-original-width="720" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjmH9KJ8WeJcOmTlDxWi6N-mWQgyw5Py3lS47YdR8vWykpYzq499Q95w8TK1wz-vJZzyGBnac9XAa52juSSJrPsOJADUF8978Pd0NLEDh76fR2s11G5GnbdjwoIE4eqluVwT8yGgboOo4CXWzyU-YjFVl29Erszz9ktIjyoiTNwql2UopEo_hRSQbhuHw=w308-h400" width="308" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ENTREVISTA
EN PARIS CON EUGÈNE IONESCO<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; line-height: 107%;">EL
MAYO FRANCES FUE UNA FIESTA EN LA QUE TODOS QUERIAN DIVERTIRSE<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Siempre
son los burgueses quienes provocan las revueltas o las revoluciones<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Por
Enrique LABORDE<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—LA juventud actual no
tiene sentido de la amistad, ni sentido del humor es triste, y la tristeza es peligrosa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Eugene Ionesco, que cada
vez se parece más a un personaje de Eugène Ionesco, con su aire de «clown»
triste, nostálgico de un circo imposible, malabarista de cosas heterogéneas,
sonámbulo en el laberinto del absurdo, autor, actor y espectador de la tragicomedia
de nuestro tiempo, habla pausadamente y hasta se le escuchan los puntos y las
comas y se le adivinan los paréntesis y se le puede seguir la trayectoria a los
suspensivos.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Maestro, como le había
dicho, yo querría que hablásemos de Mayo de 1968.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Por favor, no me llame
maestro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—De acuerdo, maestro <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Rodica, la esposa del
escritor —menuda, vivaracha, la mirada muy expresiva, atenta a todo, pendiente
de todo—, nos sirve unas copas. «Zed», el perro del escritor, un «cocker»
curioso y cariñoso, se instaló junto a mí y allí estuvo durante toda la
conversación (<i>«Es la novedad, ¿sabe usted? «Zed» quiere participar en todo y
cuando abro el correo tiene que examinar el contenido de cada carta, como si
alguna fuese para él. Si le molesta, dígaselo»</i>). La habitación estaba
iluminada por esa luz, naranja y oro, un tanto mágica, del crepúsculo y a
través de los visillos se apreciaban las formas, deliciosamente destartaladas,
de los últimos estudios que aún quedan en ese Montparnasse entregado a la
piqueta de las inmobiliarias. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué fue Mayo de 1968,
que ahora, a los diez años, ha vuelto la actualidad con unos excesos
conmemorativos inexplicables o quizá explicables?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En mi opinión, Mayo de 1968,
como todo movimiento subversivo, estuvo suscitado y fomentado por Moscú, como
siempre. Es cierto que tuvo muchos adeptos, pero todos los que participaron en
esa revuelta, al margen de algunos agentes titulares, de algunos profesionales
de la subversión, no se lanzaron a la calle por los mismos motivos o causas.
Las razones eran diversas y contradictorias, pero prácticamente tenían un
denominador común: el gusto del alboroto, de la perturbación. Yo hablo de
Francia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero ¿no fue, ante todo
y sobre todo, una explosión de protesta, un amago de revolución o, más bien, de
rebelión contra una forma de sociedad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No: en mi opinión fue,
más bien, una fiesta en la que todos querían divertirse a su modo. En realidad,
quienes participaron tenían necesidad de celebrar una forma de carnaval y yo
creo que debía llevarse a cabo un carnaval todos los años para que las masas se
desahoguen, como en Río de Janeiro, en Colonia... Sin embargo, donde el movimiento
de rebelión estaba perfectamente justificado era en Checoslovaquia.
Naturalmente, se dijeron muchas cosas y hasta se habló de crisis de civilización.
Pero yo creo que nuestra civilización no es ni buena ni mala y que puede uno
adaptarse perfectamente a ella, tal cual es. Los valores que proponía y que
propone nuestra civilización son apreciables, pero no eran esos valores los que
estaban en juego, sino unas gentes que creían poco o nada en esos valores <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sin embargo, en París,
la revuelta adquirió unas proporciones inquietantes.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En París fue simplemente
un alboroto, un abucheo, un griterío y un delirio verbal Pero en ningún momento
se manifestó la voluntad de la conquista del poder<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Lo que sorprende, al
considerar la revuelta de mayo, es que no tuvo una respuesta popular. En el
fondo fue la rebelión de una minoría cuya condición social estaba muy lejos de
las tituladas «masas laboriosas». Yo recuerdo la observación irónica de Georges
Pompidou al inaugurar el Salón del Automóvil en octubre de 1968. El entonces
primer ministro se detuvo ante un coche deportivo de gran categoría, y exclamó:
«¡He aquí el modelo de las barricadas!».<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Naturalmente, como que
son siempre los burgueses quienes provocan las revueltas o las revoluciones. En
1789 fue así y esto no ha cambiado desde entonces. Yo no creo en el dogma de la
lucha de clases, sino más bien en una suerte de detestación, de descontento y
de rivalidad en el interior de una misma clase, los pequeños burgueses contra
los grandes burgueses por ejemplo. Es incuestionable que en la revuelta de mayo
participaron algunos miembros de la gran burguesía, quizá para no quedarse
atrás. Yo no he creído nunca en la autenticidad de Mayo del 68, en Francia, y
en ningún momento me inquietó. Yo creo que aquello formó parte de nuestro
espíritu de destrucción, nuestro placer del escándalo por el escándalo y de
nuestro gusto por todo lo que representa ruido y furor<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y Cohn-Bendit, Sauvageot
y Geismar, a quienes se les llamó «los tres moscu-teros»?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Cohn-Bendit fue uno de
los principales agitadores y pertenecía al movimiento anarquista o algo
similar, que estaba bien organizado. Cohn-Bendit sabía perfectamente lo que hacía
y lo que quería, pero los otros se dejaron llevar por los acontecimientos
Siempre existen razones para el descontento, y en Mayo del 68 se explotó una
forma de descontento, que a fin de cuentas era de tono menor. Por ello, ni fue
una revolución ni una revuelta de masas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero ¿no cree usted que
el «mayo francés» provocó una forma de contagio en todo el mundo? ¿No fue un
detonador...?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Mire, los
norteamericanos, que en cierto modo fueron responsables de ese mayo.... los
estudiantes norteamericanos, yo acabo de estar allí, están hoy perfectamente
tranquilos, despolitizados, porque no tienen ninguna guerra, ¿me comprende?, y
no se sublevan por cuestiones que son verdaderamente graves y trágicas, como, por
ejemplo, el genocidio de Camboya o las persecuciones y las represiones en
tantos otros países...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Supongo que vio usted en
televisión el programa dedicado a Mayo del 68, con las imágenes de las
revueltas en numerosos países...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Indudablemente existió
una forma de contagio, pero no hay un sólido elemento de inicio para establecer
una concatenación, una relación entre lo que ocurrió en París y sus causas y lo
que ocurrió en otras capitales del mundo. En Praga, por ejemplo, las razones de
la revuelta eran buenas, lógicas. En Praga se luchó por la libertad y ese
combate estaba perfectamente justificado, algo que no ocurría en los países
occidentales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Volvamos a París. Yo
recuerdo la expresión del general De Gaulle, en plena revuelta: «La reforme,
oui; la chienlit, non»...<a href="#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y tenía toda la razón,
En París, insisto, todo fue una orgia del desorden por el desorden y nada más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sin embargo, Cohn-Bendit,
Sauvageot y Geismar querían aparecer como Danton, Marat y Robespierre...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Cómico y trágico a un
mismo tiempo. Esos tres jóvenes no eran más que unos aprendices de
revolucionario. Naturalmente, a los diez años de aquella revuelta, se habla de
ellos, pero reducidos a su verdadera dimensión. Yo también vi el documento que
difundió la televisión, en el que se le concedió muy poco espacio a la rebelión
de Praga y se hablaba púdicamente de los ejércitos del Pacto de Varsovia, que
habían invadido el país; pero no se dijo en ningún momento, de modo claro y
determinante, que eran las fuerzas soviéticas...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En ese reportaje, que le
dedicó una mínima atención al Mayo de París, hasta el extremo de limitarlo a
imágenes fijas, sin el menor movimiento, como si no existiesen documentos
cinematográficos en archivo, mientras que Méjico, Madrid, Tokio y otras
capitales del mundo merecieron espléndidas imágenes y comentarios de
circunstancias: faltó la conclusión, el resumen, que podía haberse titulado
«diez años después».<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Tiene usted toda la
razón. Pero es así y hay que conformarse con esa lamentable realidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo creo que todo podía
haber terminado con una imagen expresiva, aquella que el general De Gaulle
metió en una de sus reflexiones que Malraux recoge en un libro de memorias: «Al
final, todo terminará en un par de pantuflas».<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Así es, y una vez más De
Gaulle estuvo acertado en el vaticinio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué queda de Mayo del
68?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Prácticamente, nada. A
lo sumo, una leyenda a la que se le quiere conceder una significación profunda.
Todos los años lo candidatos al título de bachiller organizan su alboroto, su
monote,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>apedrean escaparates de Saint-Michel,
quieren repetir aquello; pero todo se queda en una serie de carreras delante de
los guardias, como entonces...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Para mí, Mayo de 1968
fue una revolución de vocabulario, de palabrería, un delirio retórico...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Simplemente, un alboroto
sin imaginación y sin objetivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Y, sobre todo, sin
humor. La revuelta de Mayo del 68 sólo tuvo algunos atisbos de humor, pero a la
juventud actual le falta esa tercera dimensión de la inteligencia que es el
humor.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Tiene usted toda la
razón. La juventud actual no tiene sentido del humor, ni sentido de la amistad.
Pero hay algo más inquietante que ha venido mucho después de Mayo: el
terrorismo, que no ha hecho más que empezar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Dónde está la fuente de
ese terrorismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Como siempre, en Moscú.
La Unión Soviética prepara minuciosamente la conquista del mundo. Una vez caída
Francia, toda Europa caerá, África está ya ampliamente invadida, las revueltas
llamadas «espontáneas» no tardarán en producirse aquí y allá, y al final los
Estados Unidos quedarán aislados, unos Estados Unidos que viven en la
indiferencia y en la ceguera...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué se puede hacer?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo creo que la
civilización actual no tiene por qué cambiar sus valores, sino purificarlos y
restablecerlos. Es cierto que la burguesía ha cometido errores criminales, pero
no son nada comparables con los que se preparan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Puede que a quienes lean
este diálogo les sorprenda la pregunta que quiero hacerle y que para usted no
será más que una cuestión perfectamente lógica: ¿No cree usted que el humor es
una fórmula de salvación?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Indudablemente. Allí
donde no hay humor se engendran la crueldad y el odio. En un libro de David Rousset
sobre la represión en el mundo se destaca de modo muy especial que individuos
como Hitler y Stalin no tenían el más elemental sentido del humor y por ello
eran crueles, despiadados, inhumanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo pienso en lo
importante, en lo trascendente que habría sido o que sería un «mayo humorístico»,
una gran revolución humorística...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Desgraciadamente es
inconcebible. Actualmente se representa en París una comedia de un español,
Arrabal, que se titula «Punk et punk et cólegram», una obra humorística en la
que se muestra el absurdo total de la época, con los trapicheos de los
políticos, las historias de espionaje, con unos espías pederastas, etc., y
esto, junto a otras manifestaciones literarias, artísticas, revela que hay algo
así como un retorno al humor. Hace años hicimos un teatro humorístico cuya
intención no era otra que el arrebatarle su excesivo significado a ciertas
palabras, desarticular las frases hechas, los tópicos... Era un teatro
saludable, pero no prosperó porque los críticos serios y graves, dogmáticos,
marxistas sin humor, tristes por excelencia, interpretaron a su modo y
conveniencia nuestro teatro, y pese a nosotros y a nuestro pesar hicieron un
teatro que se pretendía comprometido, con un mensaje dentro, como esas botellas
que tiran al mar los náufragos. En fin, fueron ellos quienes escribieron nuestras
obras...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo creo, como dijo un
gran humorista español, Ramón Gómez de la Serna, que conviene establecer la
diferencia entre la seriedad y el seriecismo, que es la seriedad sobrante, una
seriedad ridícula. Todo lo que no tenga humorismo, decía, se convierte en un
cuento de miedo que no mete miedo a nadie.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Ese fenómeno que el
humorista español llamaba seriecismo, yo creo que lo han estudiado los
escritores rusos llamados «disidentes», como si fuese disidente un hombre que
expresa su oposición a algo en lo que nunca creyó y a lo que jamás perteneció.
Esos escritores, como Bukovski, Sinovief, Amalrik, Solyenitsyn, Siniavski,
Daniel, etcétera, se dieron cuenta de todo eso y lo denunciaron...
Evidentemente, en 1968 no faltaron los discípulos de Marx, Althusser o de ese marxista
tardío que es Sartre, pero cada vez hay menos, y aunque le parezca
contradictorio, paradójico, los países donde el marxismo ha desaparecido son
Rusia, Polonia, Hungría, Rumania, Checoslovaquia... Es decir, si vivimos
todavía unos diez años, tendremos que refugiarnos en esos países para tener la
libertad de imaginación, la libertad de reír, porque el Occidente estará
completamente contaminado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero si el marxismo ha
desaparecido en esos modelos del marxismo, ¿qué es lo que hay?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Unas organizaciones
burocráticas muy poderosas, sin ningún intelectual marxista, sino con una enorme
presencia de arribistas, de oportunistas, que se inscribirán en el partido para
hacer carrera. Hippolyte Taine escribió que la clase aristocrática del siglo
dieciocho era una clase que se sentía culpable, que tenía mala conciencia de sí
misma y que dimitió. Pero en Rusia no ocurre lo mismo, porque no creen en sus
valores, sino que tienen un cinismo brutal y pleno de agresividad que les
permite proseguir su acción sin necesidad de ideología alguna. Precisamente, lo
que resultaba simpático, un poco simpático, en Mayo de 1968, en Francia, es que
no había ideología de ninguna clase, porque las ideologías no son, a fin de
cuentas, más que las coartadas de las acciones más vehementes, más crueles y
más pasionales. Las ideologías sólo sirven para ocultar los impulsos
irracionales que excitan a los hombres a destruirse entre ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—A propósito de
ideologías, ¿qué piensa usted de esa entelequia llamada eurocomunismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo no creo una sola
palabra. En 1948 hubo un eurocomunismo en Praga. En aquel entonces, los
comunistas checoslovacos renunciaron a la dictadura del proletariado y repetían
que a partir de esa revisión el comunismo tendría los colores de la nación
checoslovaca. Cualquiera que ha leído un poco la Historia se puede dar cuenta
que, una vez más, se juega haciendo trampas. El eurocomunismo es un engaño, y un
engaño de lo más burdo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Terminado el diálogo
sobre Mayo de 1968 y sobre tantas otras cosas, la conversación discurrió por
los caminos del más puro humorismo. Se habló de Miguel Mihura, de Tono, de
Ramón Gómez de la Serna, de las falsificaciones del humor en nuestro tiempo,
del insoportable seriecismo de los hombres políticos, del humorismo
involuntario, etcétera, y la unanimidad fue absoluta. Así da gusto. Eugéne Ionesco
me enseñó los retratos que hizo Miró de él y de su esposa, Rodica, así como un
delicioso Chagall y un prodigioso Max Ernst, homenaje en el estreno de «El
rinoceronte». Y de nuevo se volvió al tema de la unanimidad: el humor.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—El humorista es un
hombre alegre al que ponen triste los demás.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿De quién es esa
definición?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—De Ramón Gómez de la
Serna.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Es admirable porque,
además, es cierta,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Rodica, Eugène y «Zed» me
acompañan hasta la puerta:<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Buenas tardes, maestro.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Por favor, no me llame
maestro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—De acuerdo, maestro.
Hasta siempre.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Enrique LABORDE,
ABC Dominical, 28 de mayo de 1978, pp. 12-14.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Es
inútil que busquen en el diccionario una definición exacta de «chienlit». cuya
etimología (de «chien» y «lit») es de por si expresiva. No obstante, podemos
traducir «chienlit» por nuestro castizo «cachondeo» en su sentido más amplio,
es decir, como equivalente a desbarajuste o alboroto. Insensatos.—E. L.<o:p></o:p></p>
</div>
</div>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-21623889621724905612022-10-30T18:46:00.007+01:002022-11-06T16:21:06.731+01:00"Sobre el extraño poeta lituano Oscar de Lubicz Milosz" de Gabriela Mistral (El Mercurio, 10 de Julio de 1927, pág. 4.)<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjpbw0GOSYaW8To-U3eR5I0i27cqw6J8MF8YmHw6K10RM_CbJJygnK64zEMLe1nwoMqQrI5LtK4RFA3c1oi15ubQ419VVW5hvo8x3vHMpSkD4vOIigZK2-mRf785QGyTAQRkNwnAGgWYSHoEo5QTJC88-54jmZr3uJRch4lF5er9rtMOQ_tMvQsAjcCfA" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img data-original-height="614" data-original-width="385" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjpbw0GOSYaW8To-U3eR5I0i27cqw6J8MF8YmHw6K10RM_CbJJygnK64zEMLe1nwoMqQrI5LtK4RFA3c1oi15ubQ419VVW5hvo8x3vHMpSkD4vOIigZK2-mRf785QGyTAQRkNwnAGgWYSHoEo5QTJC88-54jmZr3uJRch4lF5er9rtMOQ_tMvQsAjcCfA=w400-h640" title="Oscar de Lubicz Milosz con Augusto D’Halmar en Fontainebleau en 1926" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oscar de Lubicz Milosz con Augusto D’Halmar en Fontainebleau en 1926.</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Si fueran estos los
tiempos de nuestro Rubén, escuchador de acentos sobrenaturales, que tendió su
oreja desde Buenos Aires hacia las voces demoníacas y angélicas, de los cuatro puntos
cardinales, (Lautréamont o Poe; Verlaine o Cavalca), ya tendríamos una medalla
de este “<i>raro</i>” que se llama, con nombre que se presta dócilmente a la fábula,
Oscar de Lubicz Milosz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>Raro</i>” legítimo.
De varios bibliografíados de Rubén se dijo que no lo eran cabalmente. Y, en
verdad, no estaban a nivel Paul Adam con Rachilde; ni Max Nordau —la
inteligencia más antipática de su época, pero no un “<i>raro</i>”— junto a Verlaine.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Darío, grande en cuanto
genero quiso posar su mano —retrato, crónica, seguidilla, soneto u oda— cómo hubiere
hecho fondo para esta cabeza de atormentado con su Lituania incógnita y sus apellidos
de Mil y Una Noches.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Su oficio de buzo cogedor
de los pulpos y las anémonas de mar de la poesía finisecular, ha pasado a
otros, uno de ellos nuestro compañero ilustre Augusto D’Halmar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A mi paso, por Madrid, él
me dio una tarde inolvidable en la “<i>Residencia de Estudiantes</i>” con la lectura
de su Milosz familiar. Pocas veces un poeta de Cábala ha encontrado garganta
digna de él en un Augusto D’Halmar, que nos trajo de la India una voz
extraordinaria, ensayada en yo no sé qué grutas de cuarenta ecos. Me preparaba
a la lectura con un exordio de comentarista del Zohar: “<i>Esta vez será verdad,
Gabriela; usted va a oír a un poeta que maneja materiales inéditos del misterio
y cuya palabra de cuarenta años podría ser de setecientos. La promesa esta vez
le será cumplida, cumplida con superación</i>.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y empezó su jornada, que
duró tres horas generosas, que yo le agradeceré siempre, porque quiso, como el huésped
antiguo, llevar a su mesa para mí su faisán más dorado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tengo yo la más
desgraciada memoria de este mundo, y la fiesta de la estrofa milosziana se me
hubiese sumido ya en la mente abotagada de escuchar sin medida, si el día
siguiente D’Halmar no me hubiese llevado su <i>Milosz N° 66</i>, que conservo
entre mis objetos preciosos: algún cuero labrado, algún cobre tratado como por
el Dante, algún vaso de cuerno chileno. La vida semi-errante no me ha dejado
cumplir con el encargo tácito de D’Halmar: ir pasando la antorcha a la colina
siguiente, como en la costumbre griega.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
libro, objeto sobrenatural<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Comienzo con un reparo.
Augusto D’Halmar ha caído en un pecado de pasión. Tradujo a su amigo al
español, por regalar a la lengua con un aroma nuevo; pero tuvo miedo de que la
materia superior que trasvasaba cayese en manos viles, y ... ha hecho una
edición de doscientos ejemplares lujosos, que sólo él distribuye y que no se
obtiene sino de su mano, directamente... Para convencer de su pecado a este
celoso, tendría yo que escribir un tratado que se llamaría: “<i>De cómo exceso
de la guardia puede ahogar a un rey en su cámara, o matar un libro, en el lecho
de su pergamino caro</i>” ... No tengo tiempo y sólo le diré un argumento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El libro posee destino
sobrenatural. Quien lo escribió —poeta, historiador, botánico, biólogo— quiso
darlo a una mujer, a una academia o a un amigo, creyó ingenuamente que para
ellos lo hacía, pero estos son sordos a la excelencia del libro, cuando no lo
menosprecian por la familiaridad ajadora que con él han tenido. Por contraste,
la obra suele haber sido hecha para... un enemigo, casi siempre con destino a
un desconocido; extraño por la lengua o por el oficio, la edad o la
circunstancia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">D’Halmar ha repartido,
seguramente, los poemas de Milosz entre artistas que le deban mayor
probabilidad de acogida gozosa y de respeto. Tal vez se ha equivocado. Yo no he
leído noticia con fervor sobre ellos en publicaciones españolas. Yo advierto no
sé qué tedio del poeta para hablar del poeta, y un visible descenso de la
capacidad de admirar que había en los viejos cantores. Ya no contiene verdad el
símbolo del silbo que, dirigido hacia el Norte, va hasta el polo, y sí al Sur,
hasta el Ecuador, despertando una línea como de álamos de silbos semejantes y
respondedores. Rebota en el pecho del semejante, cuya sordera es la peor entre
sorderas voluntarias...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Que D’Halmar corrija su
error y entregue el volumen milosziano, en edición ordinaria, al gran peligro
(que contiene en sí la única salvación de un autor) del público grande.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Un
tanteo por comprender<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Dije por ahí poesía
finisecular. Eso para mí la de Milosz, aunque su Lituania nos aparezca en una
infancia de paisaje grueso y blanco de nieve recién caída. Del eslavo [sic] conserva
el sentido trágico de la vida, que el occidental sensualismo ha puesto a un
lado como resabio de barbarie mística; guarda también la desolación que es la
tónica del hombre de las estepas. Por otra parte, este semi-príncipe ruso ha
viajado como Simbad, y su sensibilidad tiene parentesco con las velas de los
grandes veleros que van de las Oceanías a los Oslos y que ya tienen los olores
de todos los continentes. Su poesía sirve como pocas, a pesar de su origen semi-oriental,
para conocer el enloquecimiento de este mundo que se acaba, con tanto orgullo
de su excelencia, sin embargo, en el Occidente. La hora es indudablemente otoñal.
La mitad del follaje de este mundo arde todavía con dramático color por encima
de nuestras cabezas; la otra mitad está dando debajo de nuestro cuerpo la fragancia
densa de la podridura del bosque. Una ilusión de fuerza nos viene de la
coloración y el oler fuertes del mundo. El D’Annunzio-tipo nos suele parecer,
por este engaño, un meridiano vital, no siendo sino el poniente desmesurado —y
arrebatado— que se defiende de las fuerzas secretas de la disolución.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Con Milosz hay que
repetir la grave palabra “<i>decadencia</i>” que se ha usado torpemente por la
crítica, con sentido desdeñoso. Un mundo caduco puede acabar en un poema o un
cuadro de un modo magnífico. A Velázquez le tocó en destino fijar el cuerpo ya
pútrido de los Borbones[sic], en la mirada vencida y los maximilares fatales;
pero no confundir al que coge el descenso con una mirada genial y que tiene
todavía potencia para conservarse a distancia del suceso que anota, con la
pobre carne acabada del descenso mismo. Esto, sin negar que alguna larva de
sepultura debe contener el pintor o el poeta que recogen una época de
aniquilamiento, porque sólo los dioses pueden mirar verdaderamente desde la
otra orilla el suceso colectivo. Cierta morbidez que alcanza a la mullidura;
cierta lasitud que es el pulso subsiguiente de la hora meridiana, se pal—, pan
en esta poesía. Los primeros fantasmas del crepúsculo empiezan a flotar; o, si
se quiere, las primeras fosforescencias del no abonado de carne helada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El hombre, “<i>aquel cuya
única voluntad indudable es vivir</i>”, se defiende de la muerte y hace el
gesto de caminar hacia los lugares en que el sol no se ha trisado todavía y
está como un centauro en mitad del cielo. El gesto de la evasión es doble; lo
que ama también debe ser salvado sobre esas lejanas colinas que están intactas.
El acento que invita contiene una ternura que es necesario gozar en la
composición entera.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A
una víctima<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“¿Qué dices de estas noches,
qué dices de estos días — niña falsa y enferma de los suburbios tenebrosos?”<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Lejos, bien lejos del
infierno donde vives atemorizada —yo sé de una amorosa y tranquila comarca—
donde es tan dulce el aire como el vino del dátil. Es allí donde mi pesar, allí
donde mi piedad —rehuyendo los ojos que la mofa ilumina— por los caninos
danzantes del azur y de la onda, —querrían conducir a su débil y triste
hermana. Tierno es el nombre del suelo; Matmata, Metamor; tierno — el nombre
del agua; La Mar Mediterránea”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Tus grandes ojos
esquivos de niña abandonada —reirían enternecidos ante ese país soñador, lejano
y luminoso como la paz del corazón. Ante esos —montes sonrosados, esas lejanías
sin nube, — ya no necesitarías velar tu rostro: un olor de perdón flota sobre ese
país —melancólico y bello, caritativo para los traicionados. — Los frutos y las
harinas de flor serían tu alimento; las palmeras rectas y orgullosas como una
mujer pura — te esconderían durante el día del sol amoroso —y sus bellas manos
de sombra protegerían tus ojos”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“¡Cuán dulces suenan las
palabras en los labios ásperos —de los grandes niños embusteros que viven allí
sin cuidados, sin añoranzas y sin deseos! Es un canto de reposo— que el semi-sueño
sopla en los caramillos. Allí el encantador ingenuo, lleno de artimañas
sutiles, —sobre las esteras de junco hace danzar los reptiles, y, esparcidos
los cabellos, piruetea invectivando a los largos bodoques nutridos de sol y de
viento”.</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Y tú reirás también de
ver en las tabernas —a los viejos fumadores de kif, descalzos y con ojos
apagados, —husmear con amor su odio chibuk — paseando sus bellos dedos por sus
barbas de dioses”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Cuán caro me es ese
país, no sabría decirlo. — ¡Si supieses tú, niña, que aire se respira! —Un aire
puro y profundo que huele a las tierras bermejas — donde el árbol da corazón
crece, el cordial eucaliptus. — Un aire que cae de un cielo más bello que los
rostros bruñidos por el sol de los largos peregrinajes. — Allí la bella luz y
los frutos y el viento —lejos de los terribles muros donde se compra y se
vende, —te ensenarían a cantar con una —voz menos amarga, — niña mi querida
niña, que no has tenido madre”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">De la invitación de
Goethe, en el motivo semejante a esta invitación, ¡qué diferencia de tiempo y
de estado! La otra es la alabanza del naranjo de oro siciliano, mirado desde la
tierra “<i>físicamente</i>” despreciada; esta es la alabanza de la palmera
africana, cuya sombra robusta salvará, no de un clima, sino de la llaga que es
el modo de vida sobre tierras cargadas de un imbécil dolor, lo amo en esta
poesía no sé qué leche suave de piedad que pone en un amor de amante resabio de
ternura materna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Una de las cosas gratas
para mí en los finiseculares, es el sarcasmo con que castigan sus propios
lomos. La criatura fin de siglo carga acuestas su miseria, detestándosela. Por
aquí entronca, sin saberlo, con el místico. Esta “<i>danza de mono</i>” suena a
“<i>miserere</i>”. Desde Baudelaire hasta Lautréamont, va la escalera le
endemoniados que se ultrajan en su pecado, frenéticos de lo divino que
perdieron y que es lo único que aman.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Danza
de mono<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>A los sones de una musiquilla
burlona, saltarina, —jadeante, mientras que llueve, mientras que llueva lluvia
podrida, —salta, salta, alma mía, viejo mono de organillo de Berbería.—
Viejecillo pelado, cazurro, animal romántico y tierno—, con tu cola de otoño
deshojada, pretenciosamente retorcida— como signo de interrogación en el cielo vacío
del crepúsculo,— enjuga tus lloriqueos, mono galante, melancólico y ridículo,—
mono sarnoso del amor muerto, mono desdentado de los días perdidos.—¡Un aria
aún, todavía un aria! La que huele a tabacazo, — a suburbio leproso, a feria de
otoño y a frituras rancias. — para hacer reír a las rameras famélicas, oh,
sucio, horrible, flaco, — lamentable, epiléptico mono, animal puro de las nostalgias.
— Un aria aún, pero ay que sea la última, y que sea, —ase sordo valse de jamás,
réquiem de los ladrones muertos—, música de ecos que dice: Adiós los recuerdos,
— adiós, el amor y las almendras acarameladas... Mientras la lluvia hace glú glú
en el lodo viejo y espeso</i>.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Una elegía, esta “<i>Danza
de mono</i>”. Con Bécquer la elegía era lagrimosa; con Heine empezó a
acidularse; con Milosz se ha vuelto seca y frenética como una mascadura de cal
nueva en encía tierna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Yo amo en el volumen este
<i>Lofoten</i> que copio entero:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Lofoten<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>Todos los muertes
están ebrios de lluvia vieja y sucia— en el cementerio extraño de Lofoten. — El
reloj del deshielo tictaques lejano— en el corazón de los féretros pobres de Lofoten.
— Y gracias a los agujeros abiertos por la negra primavera, los cuerpos están
cebados de fría carne humana—; y gracias al débil viento de voz de niño—, el
sueño es grato a los muertos de Lofoten.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Yo no veré probablemente
nunca ni el mar, ni las tumbas de Lofoten. — Y, sin embargo, es en mí como si
yo amasé— ese lejano rincón de tierra y toda su pena”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Vosotros desaparecidos,
vosotros, suicidas, vosotras, lejanas. —en el cementerio extranjero de Lofoten,
— el nombre suena a mi oído extraño y suave; ¿dormís, verdaderamente; decidme,
es que dormís?</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">No me caería encima toda
la pesadumbre del poema, si yo no hubiese visto dos o tres pequeños e
inolvidables cementerios de tierras del Norte. En nuestras ciudades de cielo
alto, la muerte se presenta como una cosa sencilla, y a veces pura (como en el
desierto, que guarda intactos a sus muertos), cumplida debajo el sol y de un
naranjo luminoso. En estos, no; la madre, la hermana, la hija, duermen bajo la
obscenidad triste del lodo que da la lluvia interminable. Más arriba, en la Siberia
última y los últimos Labradores, el cementerio blanco vuelva a ser casto, de la
castidad de la nieve sin fundidura.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Varones
salomónicos<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La sazón de esta alma cae
entre las madureces salomónicas de los varones de todos los tiempos. Ha
madurado absolutamente, para su bien y para su mal. Fuera de las yemas de
ternura de que he hablado, lo demás está en su poesía, domado, hablando, a modo
de la piel de un respaldo de sillón antiguo. El dejo de agrás que permanece en
otros poetas, no digamos adultos, sino viejos (como en Víctor Hugo), no le sube
nunca al verso. De esta vejez de sus nervios, en los que ha descansado con todo
su peso el grave fruto del mundo, le viene también su nobleza. Aquí está el
poema que se llama “<i>Nihumin</i>”:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“...<i>Cuarenta años.
Para aprender a amar la nobleza de la Acción, ¡Oh, Acción! — Cuarenta años,
cuarenta años, la vanidad de los solitarios me ha atormentado. Yo, pedía su muerte
en mis plegarias. —Ella ha dejado mi corazón. ¡Oh, triunfo! ¡Oh, tristeza!...
Ella se ha llevado mi juventud, la única mujer añada. —¡Pero qué importa! Ya,
manos mías, la piedra os atrae. —Manos de venas hinchadas, al afán de construir—¡os
embarga, os posee ya! Cuando el mediodía de los fuertes sonará sobre el mar—, iremos
a saludar a los constructoras de muelles. —De pie, en el sol, enfrente del mar—comen
lentamente su pobre y noble pan. —Y su perspicaz airada va más lejos que la mía.
—¡Honor a ti, honor a ti, que has nacido en el llanto, cono el amén, y que
morirás en el abandono, al pie del templo del amor —o del palacio del orgullo,
trabajo de tus manos! —Pronto, mañana, hermano mío, yo podré interpelarte—cara
a cara, sin rubor, como hablan los hombres, porque —yo también, yo también
construiré la casa— ancha, potente y tranquila, como una mujer sentada— en un
círculo de niños bajo el manzano en flor.— lo abrirá las ventanas de la gozosa
iglesia —de par en par, a los ángeles del sol y el viento.— Yo bendeciré allí
el pan de la Afirmación.— Con ese Sí eterno que es un sabor —de fuego, de trigo
y de agua en la boca de los puros —y cuando la fealdad diré: ¡No! —y cuando la
mujer y la muerte gritarán: ¡No!— hermano, saludaremos el espacio ebrio de vida—
y la palabra aprendida de los héroes,—el Sí universal subirá a nuestros labios</i>”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay todavía otros
aspectos de este espíritu que a cada diez páginas asoma un extracto inesperado.
Una nota de ironía, no exenta de ternura, salta en la “<i>Reina Karomamá</i>”.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
Reina Karomamá<o:p></o:p></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“<i>Mis pensamientos son tuyos,
Reina Karomamá —cuyo nombre olvidado canta un coro de quejas —en la semi-risa—y
el semi-solloso de mi voz: —porque es ridículo y triste amar a la Reina
Karomamá —que vivió rodeada de extrañas figuras pintadas —en un palacio
abierto, tan antaño—, pequeña Reina Karomamá”.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“¿Qué hacías de tus
mañanas perdidas, dama Karomamá? — Hacia la tiesura de sipón dios enclenque,
con cabeza de animal —alargabas gravemente tus—, brazos flacos y torpes —mientras
qué luces indistintas corrían sobre el río matinal. —Oh, Karomamá de ojos
cansados, de largos pies alineados, — de cabellos torturados, muerta desde la
cuna de los años...—Mi pobre, pobre Reina Karomamá”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Y de tus días, ¿qué
hacías, sacerdotisa sabia? — Tú embromabas sin duda a tus pequeñas sirvientes —dóciles
como las culebras y como ellas indolente; tú contabas las alhajas, soñabas con
hijos de reyes —siniestros y perfumados que llegaban de muy lejos, —de los
ultramares color de siempre y de lejos —para decir: “Salud, a la gloriosa
Karomamá”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Y las tardes de eterno
estío, tú cantabas bajo los sicómoros —sagrados, Karomamá, color azul de las
lunas consumidas, —cantabas la vieja historia de los pobres muertos —que se
nutrían a escondidas de cosas prohibidas —y sentías inflarse en los grandes
suspiros tus senos bajos —de niña negra, y tu alma titubeaba de pavor. — Las
tardes de eterno estío, ¿no es Cierto, Karomamá?”<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Un día (¿ha existido en
verdad, Karomamá?)— se envolvió tu cuerpo con amarillas fajas, se te encerró en
un féretro grotesco y suave —en madera de cedro—, la estación del silencio
deshojó la flor de tu voz —los escribas confiaron tu nombre a los papiros. — Y
es tan triste, y es tan viejo y es tan perdido... —Es como el infinito de las
aguas en la noche y en al frío”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Tú sabes, sin duda, oh
legendaria Karomamá, que mi alma es vieja como el canto del mar —y solitaria
cono una esfinge en el desierto, —mi alma enferma de jamás y de antaño, — Y tú
sabes mejor todavía, princesa iniciada, que el destino ha gratado un signo
extraño en mi corazón, símbolo de alegría ideal y de real desgracia”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Sí, tú sabes todo eso,
lejana Karomamá. — Pese a tus aires de niño que supo eternizar el autor de tu
estatua pulida por los besos —de los siglos extranjeros que languidecieron
lejos de ti. —Yo te siento cerca de mí, yo escucho tu larga sonrisa —cuchichear
en la noche: “Hermano, no hay que reír”.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Mis pensamientos son tuyos,
Reina Karomamá</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y el don de sugerencia,
muy suyo, más suyo que de nadie a quien yo haya leído. Yo cojo uno o varios
versos, que han ejercido un sortilegio sobre mi memoria, e intento precisar su
belleza, para justificarme el estado de encantamiento. No: la manía de
cristalización de los elementos poéticos que place a los Lemaître, ejercida
sobre Milosz, fracasa. La sugerencia es, como se sabe, el modo de la niebla, y se
mejor que tajearla para perderla, quedarse quieto, aceptando el encanto.
Sugerencia de paisajes que se han visto o se han creado, de casas que se
habitaron, de unas mujeres que son casi criaturas submarinas, por el estupor
que da su encuentro. Con este arpón de la capacidad de sugerir esotéricamente,
cogió Milosz el espíritu de nuestro Augusto D’Halmar. También le ha complacido
a ésta el cabalismo del lituano, más legítimo que el de un Sar Peladán, y de
otros “<i>hijos de los números místicos</i>” que andan por allí, la teosofía
está todavía sin poeta. Milosz pudo haberlo sido, si su talento no usase de
misterio y de realidad como de meros soportes para un motivo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En la propia lengua en
que Milosz escribe sus poesías y sus dramas —el francés— resulta casi inencontrables
las obras suyas. Reflexiona su gran traductor español que es un absurdo cuidar
con reverencia una traducción para guardarla con gesto de veda absoluta. Dejemos
en libre plática con su prisionero. Quién sabe —ya dije el extraordinario
destino del libro, y especialmente de la poesía— si Milosz encuentra en mozo de
lengua el mejor hijo de su alma profunda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Fontainebleau, Junio de
1927.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Gabriela Mistral.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(El Mercurio, 10 de Julio
de 1927, pág. 4.)<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-75968088133094563852022-10-19T20:06:00.001+02:002022-10-19T20:06:22.018+02:00Entrevista a Josef Brodsky: “El dinero es el pecado del futuro” (La Vanguardia. Cultura, 5 de junio de 1990, pp. 5-6)<p> </p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3-ewyqRzG28ixRZXbhe-g-ZvJtYz9HYi83wlytYLKl5n7ySXOwh7n-sxHmq6uBBFsATcPEbE0DVQZ5InU7qJgOCFmEu92q6-TAhXercrOzz8Zzlx6IDAjS15rw4DiAaPgXbMOv7zZM7ICr5k_y_iovgM8xlGODZEbxGKYgy8LclAA8fK9qdWKHTB4HQ/s555/Joseph-Brodsky.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="555" data-original-width="400" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3-ewyqRzG28ixRZXbhe-g-ZvJtYz9HYi83wlytYLKl5n7ySXOwh7n-sxHmq6uBBFsATcPEbE0DVQZ5InU7qJgOCFmEu92q6-TAhXercrOzz8Zzlx6IDAjS15rw4DiAaPgXbMOv7zZM7ICr5k_y_iovgM8xlGODZEbxGKYgy8LclAA8fK9qdWKHTB4HQ/w289-h400/Joseph-Brodsky.jpg" width="289" /></a></b></div><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Entrevista
a Josef Brodsky “<i>El dinero es el pecado del futuro</i>”<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hablamos con Josef
Brodsky, poeta ruso y ciudadano norteamericano, Premio Nobel de Literatura de
1987, de las relaciones entre Oriente y Occidente, tema fundamental del último
decenio del siglo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Dónde empieza para
usted el Oriente?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Si tuviese que trazar
una línea ideal entre Este y Oeste, entre Europa y Asia, no la trazaría en los
Urales ni en las fronteras orientales soviéticas, sino a lo largo de la cuenca
del río Elba; aquí y allá de este río han emergido, durante la edad media y el
renacimiento, diversos tipos de intercambio económico y de organización
política.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Cuándo se encontraba
en la URSS, en Leningrado, se sentía un oriental?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Ciertamente. Consideraba
el país en el que vivía Asia. El lugar donde se encuentra Rusia ha sido a
menudo denominado Eurasia, pero más certeramente ha sido una vez definido como
Asiopa: es una porción de Europa pegada a Asia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Qué tienen en común
los diversos orientes?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Hay un común denominador
que es el modo de considerar al individuo. Algo que, entre otras cosas, explica
el éxito de la política exterior soviética de la posguerra. Así como el imperio
británico ha tenido éxito como país colonial, llevando la semilla del
individualismo y con él la idea de parlamento, Rusia ha exportado la idea de un
sistema autoritario vertical, que se apoya en la idea de la “<i>sobornost</i>”,
por decirlo a la rusa, esto es en el sentimiento de pertenencia una iglesia. La
última vez que Occidente ha pensado colectivamente de forma religiosa fue
presumiblemente en los tiempos de la Reforma, o quizás en los de las cruzadas.
En Occidente la metafísica y la religión han sido transferidas a la ética. En
Oriente, en cambio, es un plato común del que todo el mundo se alimenta,
incluso cuando se trata de la verdad celeste. Es una especie de aceptación de
la realidad negativa. En Oriente, se acepta la realidad en la que se vive,
aunque no sea aceptable. En Occidente, sin embargo, se intenta siempre hacer
cosas para cambiarla. Esta es la distinción principal. En Occidente se va hacia
la afirmación del individuo, en Oriente -y cuando hablo de Oriente me refiero a
un territorio que va de Kiev hasta la China- sucede todo lo contrario. El
ejemplo más ilustrativo y elevado de ello es el budismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Antes se decía “<i>Ex
oriente lux</i>”. ¿No hay nada que Occidente tenga que aprender de Oriente?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-La luz no proviene de
ningún punto cardinal, si acaso viene de lo alto. De todas maneras, Oriente
debería estar atento para tomar algo del Oeste, porque Occidente ha superado
aquellos estadios de desarrollo. Lo que está sucediendo ahora es una especie de
occidentalización de Oriente. Pero Occidente es, en este sentido, solamente
portador de una forma superior de organización, no ciertamente de una “<i>espiritualidad</i>”
superior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿La diversa
espiritualidad occidental y oriental es debida quizás a una diversa actitud
religiosa?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-La diversidad de las
fes, la diferencia entre las distintas creencias religiosas tiene que ver con
la diversidad de puntos de vista sobre el mundo, pero inicialmente ha sido la
consecuencia de la Torre de Babel, porque la di versificación de las doctrinas
es el fruto de la traducción de una misma palabra originaria a varias lenguas.
La idea de “<i>Dios</i>”, en las diversas traducciones, o se ha empobrecido o
se ha desarrollado de manera impensable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Qué es, de todas
maneras, aquello que atrae a Occidente de la espiritualidad oriental?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-La noción de necesidad,
el ver por todas partes la acción divina, la divina “<i>providencia</i>” es
aquello que caracteriza fundamentalmente lo oriental. Lo repito: la capacidad
de aceptar la vida, incluso aquello que tiene de más rechazable. Y esto basta
para entender el corazón, para estimular el sentido del infinito. Sería
verdaderamente bello que fuese sólo yo quien contuviera, por así decirlo, la
desgracia, el dolor. Pero lo que me turbaba en mi país de origen era la
obligación de extender este modo de percepción al vecino. Yo acepto mi
sufrimiento, pero no quiero ver el sufrimiento de mi vecino, mi mismo
sufrimiento en él. No me gusta esta variante de la “<i>divina providencia</i>”,
que se transforma en obediencia pasiva, en impotencia política. Lo que me
ofende personalmente es la idea de que en Oriente nazca un niño que crecerá y
no tendrá ningún poder, ningún control sobre sí mismo, o ver morí ralos
ancianos sin haber llegado a tener la posibilidad de ejercer una elección. Y
cuando intentas protestar, luchar por las condiciones vida o por las
condiciones de tu familia, entonces el vecino dice: “<i>¿Pero por qué hace todo
esto, si da lo mismo?</i>”. Pero al mismo tiempo en el Este se vive un violento
y justificado complejo de inferioridad con respecto a Occidente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Cómo se manifiesta
este complejo de inferioridad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-En Oriente se mira a
Occidente con una gran fascinación, que dura hasta que se lo conoce. Los
occidentales son vistos como aquellos que han alcanzado el más alto nivel de
vida, el más alto nivel cultural. Pero este complejo de inferioridad tiene su
reverso de la medalla, que se manifiesta cuando un oriental atraviesa la
frontera occidental. Naturalmente, se encuentra al principio con grandes
problemas, aunque no sea por otra cosa que por la lengua o por la dificultad en
adquirirla habilidad comercial que parece permitir a los occidentales de
conjuntar el bienestar y la cultura. Y entonces empieza a criticar Occidente y
a notar que allí no existe demasiada comunicación entre la gente. Falta
completamente cualquier sentido de “<i>sobornost</i>”, tan difundido, en
cambio, en Oriente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Y este sentimiento no
puede ser un buen fundamento para una evolución democrática en Oriente?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-El orden totalitario da
a sus víctimas un sentido de profunda “<i>sobornost</i>”, que también puede ser
vista como una especie de experiencia democrática definitiva. En Oriente todos
son verdaderamente iguales. Pero esta igualdad no se basa en el respeto
recíproco, como en Occidente, donde tendemos a aislamos del vecino. En última
instancia, sí, es una especie de democracia, pero mientras la democracia
occidental se basa en la expresión de la opinión del individuo, en Oriente hay
una democracia del común denominador. De esta constatación nace, en los
orientales “<i>emigrados</i>”, un sentido de desaliento y la tendencia a acusar
a los occidentales de falta de alma, de ausencia de corazón. Un desaliento y un
antioccidentalismo, por otra parte, no nuevos, al menos en Rusia, y que ha
formulado, por ejemplo, Dostoievski. Los occidentales serían, según esta
tradición, menos calurosos, más fríos que los orientales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Y usted piensa que es cierto?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-A partir de mi
experiencia, puedo afirmar que no es verdad. No sólo porque las
generalizaciones son siempre peligrosísimas. Hablando desde mi punto de vista,
y no intento ser objetivo en este caso, efectivamente la experiencia occidental
tiende a aislar al individuo más que a convertirlo miembro de una “<i>iglesia</i>”.
Como mucho el occidental es miembro de una parroquia. Pienso que a veces esto
puede ser un gran problema para el hombre occidental que se encuentra cara a
cara con el infinito, solo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Se trata, por tanto de
dos culturas realmente diversas.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Cierto. Es más,
Occidente ha producido la cultura que ha producido precisamente porque la suya
es una cultura individualista, porque todas sus conquistas son conquistas
individuales, el producto de una búsqueda, o incluso de una desesperación
individual, de una soledad. Es esto lo que te lleva a buscar una nota más alta,
a dar un paso al frente, a viajar solo por el infinito. En Rusia, y en el
Oriente, en general sucede menos frecuentemente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿En el “<i>enfrentamiento</i>”
entre el Este y el Oeste quién lleva las de ganar?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Es difícil de saber.
Porque de una parte parece claro que estamos todos más o menos obligados a
asumir algún sistema político (somos demasiado numerosos y de una manera u otra
debemos organizamos): y el Oriente ha demostrado que todos los sistemas que ha
seguido a lo largo de su milenaria existencia son insuficientes y, por tanto,
intentará de adoptar, o de adaptar, un modelo occidental. Es posible imaginar
en un futuro más o menos próximo la emergencia de una forma de democracia en la
URSS, pongamos por caso, o incluso en China. Pero, por otra parte, es difícil
de imaginar la aplicación de un modelo democrático en el Este.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿En qué sentido?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Quién se atreve a
imaginar una China “<i>democrática</i>”, con un parlamento “<i>normal</i>”? En
China hay, aproximadamente, mil millones de habitantes. ¿Qué monstruosa cámara
parlamentaria tendría que construirse? ¿Una cámara capaz de contener diez mil
diputados? ¿Y a quién representaría cada diputado? ¿A millones y millones de
personas? Y podría haber minorías de cincuenta millones... Se tendría que
inventar todo un nuevo sistema representativo, como mínimo. ¿Pero cómo
reinventar el espacio?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿El espacio?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Conviene tener siempre
presente la inmensa expansión de Eurasia y el paisaje “<i>limitado</i>” de
Occidente. En Occidente todo parece geográficamente definido y, por ello, más
estructurado y estructurable. En Rusia, como dijo Gogol, se puede cabalgar
durante tres años y no alcanzar la frontera. En Europa, estés donde estés, en
seis horas puedes llegar a otro país, que frecuentemente coincide con un
paisaje nuevo. Occidente tiene una idea del mundo mucho más estructurada que la
que se puede tener en las estepas. Y, por este motivo, los occidentales miran
con aprensión a los orientales. Es la misma aprensión con la que nosotros
miramos a los nómadas: comprometen nuestra idea de horizonte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿Qué otra dificultad
puede encontrar la “<i>occidentalización</i>”, en el sentido político y social
del término, de Oriente?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Si, de todos modos, se
quiere imaginar este proceso, inventando las combinaciones más temerarias, está
claro que las estructuras socio-políticas que han existido en Oriente durante
tanto tiempo no están destinadas a desvanecerse así como así, sin dejar rastro.
Es más, me atrevo a decir que los sistemas políticos que han dominado la
historia oriental parecen a veces horrendos pero naturales. Pero consolémonos.
Según todas las apariencias, Occidente ha vencido la batalla. Sólo que no se
trataba de ninguna batalla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-En este
enfrentamiento-encuentro entre Este y Oeste, ¿cómo ve el Islam?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Es un formidable punto
de resistencia. Noes difícil pensaren Rusia, por no decir China, abrirse a
estructuras de tipo occidental, sacrificando algunas cosas de sí mismas, pero
el mundo islámico, dominado por grupos fanáticos, será ciertamente menos
dúctil, resistirá y, dado que además el índice demográfico es altísimo en los
países musulmanes, se puede lanzar la hipótesis de una evolución islamizante de
gran parte del mundo. Es la otra cara de Oriente. Es deber de la “<i>raza
blanca</i>”, antes de quedar reducida a una pobre minoría, transmitir su propio
modelo de organización sociopolítica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">- ¿No existe un modelo
islámico opuesto al occidental?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">-Ciertamente parece que
los países islámicos intentan transformar las habituales líneas industriales e
instaurar, contemporáneamente, una nueva edad media. Pero difícilmente
conseguirán retroceder a la edad media, no sólo porque somos ya demasiado
numerosos, sino también por otra razón fundamental. El futuro no será de una fe
ni de una idea. Si hay algo que unificará el mundo, y que ya hace parecer
anacrónica toda compartimentación demasiado definida, incluyendo la del Este y
el Oeste, es el dinero. El dinero es el responsable de la fusión “<i>antropológica</i>”
a la que asistimos. El dinero es el pecado original pero también el pecado del
futuro. El dinero es el verdadero ordenador del mundo. “<i>Hacedme caso:
llegará el día en que los pueblos se distinguirán tan sólo por los diversos
tipos de monedas empleados.</i>”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="IT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: IT;">Giovanni Buttafava "L ’Espresso "<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="IT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: IT;">Traducción: J. M. Ruiz Simón<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
Vanguardia</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">. Cultura, 5 de junio de 1990, pp. 5-6.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-91707991955054661622022-10-18T00:02:00.000+02:002022-10-18T00:02:45.074+02:00"Habla Herbert Marcuse" (P. Dommergues y J. Palmier, ABC, 8 de diciembre de 1974, pp. 172-173, 175 y 178-179.)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjr9xFR340I5rFmtAGGDCu_LuPF_RZ-yEz74Mbp0CmHpeF4zPihdsjgyI1D_hFVm6lZGWzpzZ50CcF_7YiSjB1Z3A5XBoxEelUidswrspI8r6640DtzqwNJRuNmCzDLHj0Y0jAojToPv-uuzP-DbDAnY9S0uBzkhBsZ-geoUOwZu5Hh894IkLRL4ldFpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="450" data-original-width="326" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjr9xFR340I5rFmtAGGDCu_LuPF_RZ-yEz74Mbp0CmHpeF4zPihdsjgyI1D_hFVm6lZGWzpzZ50CcF_7YiSjB1Z3A5XBoxEelUidswrspI8r6640DtzqwNJRuNmCzDLHj0Y0jAojToPv-uuzP-DbDAnY9S0uBzkhBsZ-geoUOwZu5Hh894IkLRL4ldFpg=w290-h400" width="290" /></a></div><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">¿CÓMO caracterizarla Vd.
el estado actual del capitalismo occidental?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hoy en día para
defenderse, el capitalismo se va precisado a organizar la contrarrevolución en
el interior del país y fuera de sus fronteras. En los Estados Unidos la
reacción se hace patente por el refuerzo de los controles, la censura directa o
indirecta, la supresión o la opresión de la oposición radical, las técnicas de
condicionamiento. La contrarrevolución es ampliamente preventiva: todo este
aparato se está montando cuando no existe actualmente ni el más mínimo peligro
de revolución en los paisas más avanzados. El miedo a la revolución une los
intereses y vincula entre si las distintas formas de contrarrevolución; abarca
toda la gama, desde la democracia parlamentaria hasta la dictadura reconocida,
pasando por el Estado policial. El capitalismo se reorganiza en el plano
nacional y en el plano global para hacer frente al espectro de una revolución
que sería la más radical de todas las revoluciones históricas. Sabe
perfectamente que, en el caso de que se produjera un cambio profundo en al país
más desarrollado y más poderoso del mundo, la constelación de la esfera
política se vería modificada de una forma fundamental, lo cual podría, fácilmente
significar el fin del sistema capitalista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Quién gobierna América?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Se han propuesto
recientemente numerosas teorías en cuanto a este problema. El análisis
geográfico del conflicto entre las industrias más antiguas y los Bancos del
Este, por una parta, y, por otra, las industrias más recientes, en cierto modo
«arribistas», del Sur y del Suroeste (por ejemplo, en el campo del petróleo en
Tejas), no tiene en cuenta los intereses comunes de la burguesía que convergen
en las decisiones más importantes. En cuanto al nacimiento de una nueva clase
poseedora del saber y competidora del poder junto con la clase dirigente, este
concepto, desarrollado por Galbraith y Daniel Bell, hace caso omiso de que los tecnócratas
no son dueños de sus decisiones, de que dependen de la clase dominante y de que
evolucionan sólo en su ambiente. El análisis de C. Wright Mills sigue siendo el
más adecuado. La clase dirigente está compuesta por tres grupos bien
diferenciados: los directores de las grandes sociedades, los políticos y los
militares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Quién toma la decisión
final?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Es difícil afirmarlo con
certeza. En mi opinión, las decisiones son, en general, el resultado de un
compromiso. Pero, en última instancia, quien decide es el gran capital: y el
refuerzo del dominio ejercido por este grupo está asegurado por los estamentos
político y militar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cuál es la diferencia
entre la burguesía clásica y la burguesía actual?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—La burguesía actual
sigua siendo la clase dominante, pero, como tal, ha sufrido una serie de
cambios significativos. Su descomposición —incluso su desintegración— se hace
patente en la reducción de la diferencia entre negocios legales e ilegales: el
poder de la Mafia se extiende a todos los campos. Esta descomposición está en
estrecha relación con una violencia que no hace sino aumentar, violencia legal
y extralegal; violencia gratuita en muchos casos; violencia política en una
gran medida. Es inútil recordar la serie de asesinatos que se inició con el de Malcolm
X para concluir con los de los Kennedy. ¿Me he olvidado alguno? No lo sé. La
burguesía constituye hoy menos que nunca un grupo monolítico. Los conflictos en
su seno son tal vez más graves que los que la oponen a las masas. La burguesía,
hoy en día, sigue desarrollando las fuerzas de producción, pero, a diferencia
de la burguesía clásica, lo hace en una dirección cada vez más destructora,
despilfarrada y represiva; me refiero a la producción de cosas superfluas, al
armamento y al empleo de la electrónica en la vigilancia y control de la
población, etc. Es esto, pues, lo que distingue a la actual clase dominante de
la burguesía clásica, la cual, según Marx —y esto debe repetirse hasta la
saciedad— tenía una misión de progreso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Quién ha puesto fin a
la guerra del Vietnam?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Se han dado presiones
contradictorias. Por una parte, la oposición de los estudiantes y de la
intelligentsia, en general, ha desempeñado un papel esencial. Pero la oposición
se ha fraguado también, y no parece haber dudas en cuanto a esto en las clases
medias o incluso en una fracción de la clase dirigente que consideraba cada vez
mis claramente que la guerra resultaba demasiado costosa. Pero no deben olvidar
ustedes que no se puede hablar realmente del fin de la guerra del Vietnam, ya
que prosigue bajo diversas formas, no sólo en el Vietnam, sino en la totalidad
de Indochina, como demuestran las recientes incursiones aéreas contra las zonas liberadas y el mantenimiento en gran escala de la ayuda americana. La
discusión en el Congreso del presupuesto nacional es la ocasión ideal para que
el gobierno survietnamita solicite un incremento de dicha ayuda en armas y en
dinero. Cuando resultó evidente que el Congreso no tenía la intención de votar ninguna
nueva ayuda, al Pentágono descubrió de repente unas reservas importantes cuya
existencia habla olvidado. Así, pues, el Vietnam podrá recibir una sustancial
ayuda sin necesidad de la aprobación del Congreso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cuáles son las nuevas
formas del imperialismo americano en el exterior?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hoy en día, el
imperialismo no se manifiesta ya esencialmente por la ocupación franca y
visible de un país, sino que actúa mediante otras formas más o manos directas
de penetración y de explotación económicas. No se trata tanto de exportar
capitales cuanto unidades de producción hacia los países donde los costos de
fabricación son inferiores Por otra parte, los países imperialistas pueden
contar cada vez más con la colaboración de los gobiernos indígenas del tercer
mundo, los gobiernos fascistas y las dictaduras militares para reprimir, los
auténticos movimientos de independencia y someter a dichos países al poder de
la metrópoli. Es este el caso, sobre todo, de Hispanoamérica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Puede hablarse aún de
democracia?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Se puede hablar de un
estamento democrático en la medida en que el sistema no se sostiene, o por lo
menos no todavía, gracias al terrorismo, o gracias a métodos terroristas,
excepto en situaciones extremas. En condiciones normales, el sistema puede
confiar en el proceso democrático porque este último está ampliamente
manipulado. Me he referido en muchas ocasionas a la paradoja de una democracia
en la que un candidato a las elecciones debe poseer una auténtica fortuna si
quiere tener la más mínima posibilidad de resultar elegido. Si bien es evidente
que todavía se respetan las libertades y los derechos cívicos, las recientes
decisiones del Tribunal Supremo demuestran que se está acelerando el proceso de
corrosión y reducción de dichos derechos y libertades. Considero que existe un límite
inherente a la democracia: no al sistema democrático en sí mismo, sino al
sistema democrático en cuanto forma política del capitalismo. Yo no creo que la
democracia parlamentaria burguesa siguiese siendo una democracia si existiese
el peligro real de que más de la mitad de los votos fueran hostiles al «establishment».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cuáles son las
consecuencias del asunto <i>Watergate</i>?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Creo que no deben
sobreestimarse sus consecuencias a largo plazo. Cuanto más pienso en este
asunto, más me convenzo de que se trata de conflictos, de antagonismos y de
tensiones en el seno de la clase dominante y entre sus lacayos. La destitución
de Nixon no ha constituido en absoluto nada bueno para la oposición; Ford se
convirtió en el salvador, en el «hombre puro», y tras él se reagruparán los
electores republicanos en 1976 y en 1980.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Encuentra Vd. una diferencia
real entre los intereses que representan los demócratas y los que defienden los
republicanos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Existen, evidentemente,
diferencias entre ambos partidos; y hasta el momento presente el partido
demócrata se ha considerado como un partido del pueblo más que de los patronos
y del gran capital. Creo, sin duda, que hay una gran parte de mito. Considero,
sin embargo, que las principales fuerzas económicas se hallan tras el partido
republicano y no tras el partido demócrata. Pero no deja de ser cierto que los
dos partidos están determinados a preservar el sistema. Creo, con todo, que la
sustitución de la actual administración por un gobierno demócrata entraría en
la categoría de un mal menor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cómo han conseguido
contener a los pobres, a los marginados, a los parados, que representan la
cuarta o la quinta parte de la población?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No están organizados, no
tienen conciencia política, no ven ninguna posibilidad de salir adelante. Sin
hablar, además, del antagonismo que desde siempre ha existido entre la gran
mayoría de la población dependiente —esencialmente la clase obrera— y todos
aquellos grupos que viven en el límite de la pobreza o por debajo de este límite.
En términos marxistas, constituyen una espacie de ejército industrial de
reserva, y, en términos psicológicos, encarnan a los ojos de los que tienen un
empleo, de los que pueden vivir con sus salarios o con sus sueldos, la imagen
de lo que ellos mismos podrían llegar a ser si perdiesen su colocación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué papel han
desempeñado la inflación y la crisis energética en el capitalismo y en la
conciencia de clase?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Es un caso típico de la
ambivalencia de las tendencias del nuevo capitalismo. Por un lado, la crisis
energética ha reforzado incontestablemente a las grandes sociedades, que han
aumentado sus beneficios de una forma fantástica. Por otro lado, la inflación
ha acelerado el proceso de concentración económica, la dependencia de la
población a incluso su integración. Por ejemplo, tras algunas semanas de
racionamiento de la gasolina, la gente se consideraba afortunada de pagar unos
precios más altos con tal de poder comprarla de nuevo. No ha habido ningún tipo
de protesta. Pero, por otra parte, la inflación y el paro pueden reactivar la
conciencia radical en la clase obrera. Lo esencial residirá entonces en la
relación de fuerza entra el militante activo y la burocracia sindical. ¿Durante
cuánto tiempo aún podrán los dirigentes sindicales contener las
reivindicaciones obreras en el marco del sistema capitalista?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿No ha sugerido Vd.
recientemente que el dilema ante el cual nos encontramos, y no sólo en los
Estados Unidos, es el de transición hacia el socialismo o transición hacia el
neofascismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Actualmente considero
que las tendencias autoritarias y antidemocráticas en los Estados Unidos son
más fuertes que tas tendencias contrarias. A este propósito quisiera resaltar
el papel político de la corrupción. Los americanos necesitan vitalmente la
presencia de un hombre fuerte, de un verdadero líder. Es un factor importante.
También lo es el desencadenamiento extremo de la violencia, el aumento del
poder de la Policía y de la Guardia Nacional, la legislación que sanciona este reforzamiento
del poder. E igualmente la falta casi total de alternativas para la clase
obrera, que rechaza al sistema soviético y no posea ninguna otra imagen del
socialismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿En «Marxismo soviético»
y en «El hombre unidimensional» critica Vd. el «socialismo estatalizado». ¿Cómo
definirla Vd. un socialismo auténtico?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ante todo, como un
estilo de vida cualitativamente diferente. El grado de riqueza social, de
desarrollo económico e intelectual alcanzado hoy en día permite levantar y
construir una sociedad socialista con unos valores y unas necesidades nada
transformados. Lo esencial no consiste ya en desarrollar las fuerzas
productivas, sino en reorientar radicalmente la producción hacia una vida en la
que serían desterrados el miedo, la violencia y la represión inútil. Una
existencia en la que vivir no sería ya sólo un medio para ganarse la vida, sino
un fin en sí mismo, y en la que se aboliría la productividad destructiva. Esta
transformación radical de los valores se ha convertido en una posibilidad
concreta a partir de la segunda mitad del siglo XX, y modifica
considerablemente la imagen misma de la sociedad socialista. Pero supone, en
primer lugar, la socialización de los medios de producción, el control de los
mismos por lo que Marx denominó «la libre asociación de los individuos», una
economía planificada orientada hacia la abolición de la pobreza y de la penuria
y el desarrollo de las necesidades de esparcimiento y de placer. Sería también
preciso emprender una reconstrucción radical y estética del medio ambiente, en
la perspectiva de una existencia no violenta, que representaría la negación del
principio de rendimiento. Dicho en términos freudianos, todo ello significaría
la sustitución de este principio de rendimiento por un principio de realidad,
completamente diferente que permitirla una auténtica liberación de la existencia.
Este nuevo principio de realidad ya no negaría el principio de placer, puesto
que implicaría el ocaso progresivo del trabajo alienado y de la «ética del
trabajo» y su sustitución por un trabajo creativo, de tal forma que la
creatividad ocuparía un lugar cada vez más importante en la vida de cada
individuo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué papel desempeñaría
la «emancipación de los sentidos» en esta transformación global de la
existencia?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Los hombres aprenderán
otra vez —si es que alguna vez supieron— a percibir, a sentir, a tocar las
cosas, ya se trate de simples objetos o de seres. Estas formas de percepción
totalmente nuevas se orientarían hacia una transformación del mundo que
permitiría a los hombres vivir desarrollando al mismo tiempo sus facultades de
goce, de creatividad y de amor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En «Hacia la
liberación», ¿concede usted una gran importancia a la esfera estético-erótica y
a las «nuevas necesidades» que surgen entre los jóvenes. Llegó Vd. incluso a
calificar su revolución de «moral» y de «estética» ...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Doy a la palabra
«estético» su sentido original: «referido a los sentidos», y no su sentido
limitado: «referido al arte». La importancia de esta revolución estética está
íntimamente vinculada a la transformación progresiva dek cuerpo. El cuerpo debe
llegar a ser un instrumento de placer en vez del instrumento del trabajo
alienado Esta transformación conducirá a una nueva experiencia de la vida. Esto
mismo entendía Marx en sus primeros escritos por «emancipación de los sentidos».
Como es lógico, dicha cuestión ocupa ya una menor extensión en su obra
posterior, ya que la imagen de una sociedad socialista exige ante todo un
análisis preciso de la dinámica del sistema capitalista y de sus tendencias
históricas y empíricas. Las realizaciones del sistema capitalista han
ensanchado considerablemente las posibilidades reales de liberación. El envite
es el ser humano, tanto su cuerpo como su espíritu. El concepto de la
emancipación de los sentidos no es ya un concepto filosófico, sino un concepto
fundamentalmente político que tiene su aplicación en una práctica radical. Cada
uno de nosotros sentimos hoy en nuestro espíritu y en nuestra sensibilidad la
opresión vivida. Al rechazar un mundo que, en nombre del bienestar, confunde
crecimiento y destrucción, barbarie y confort, despilfarro y libertad, la
juventud de las sociedades industriales se rebela en nombre de unas exigencias
que son tanto morales como políticas y estéticas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—La expresión «liberación
sexual» no es ya tan sólo un «slogan» revolucionario. Manipulada por el
sistema, ¿no permite acaso justificar ciertos comportamientos represivos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Frente a la exigencia de
una sexualidad más libre, que se opone simultáneamente al principio de
rendimiento, al trabajo alienador y a la ideología represiva, es preciso
distinguir las falsas liberaciones y los falsos sueños. Es lo que he denominado
en «El hombre unidimensional» la «desublimación represiva». Hay algunos ejemplos
sorprendentes en la industria «Play-Boy», con la comercialización del cuerpo,
especialmente del cuerpo de la mujer como símbolo universalmente tasable de la
sexualidad. La práctica que consiste en correr desnudo por la calle («streaking»)
representa un caso de desublimación represiva. Quienes de esta forma enarbolan
su desnudez están a un tiempo tan culpabilizados y tan avergonzados que, en
muchas ocasiones, se cubren u ocultan el rostro. Es imposible organizar la
liberación sexual, pues nos enfrentamos siempre con esta misma apariencia de
circulo vicioso: no hay liberación individual sin liberación social, pero, al
mismo tiempo, la liberación social implica la liberación de todos y cada uno de
los individuos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué evaluación puede
hacerse actualmente del potencial revolucionario que caracterizaba a los años
60?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En lo tocante a los
negros, el movimiento era en gran parte político y radical, en la medida en que
estaba encaminado a cambiar tanto las instituciones como las relaciones en el
seno del sistema. Hoy en día la tendencia principal se orienta hacia la
democratización del movimiento: se ha pasado de una posición militante —¿estaría
permitido decir anarquizante? — a una forma de reformismo democrático. El
partido de las Panteras Negras, que fue en su origen una organización radical,
opera actualmente dentro del ámbito legal del sistema capitalista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿A qué se debe esta
modificación?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—A que ya no hay lugar,
ni siquiera en el movimiento negro, para una acción revolucionaria. Sería en
exceso condescendiente el reprochar a los negros esta desradicalización. ¡Cómo
si el mero hecho de que sean pobres o estén más oprimidos justificara el que
hayan de ser radicales! No se puede condenar a unos reformistas en una
situación en la que no hay lugar ni para la más mínima forma de radicalismo. Por
otra parte, no creo que se pueda hablar actualmente de una base marxista en los
negros o en los chicanos. Existen, desde luego, grupos marxistas, pero están
marginados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Volvemos a una pregunta
tradicional: ¿Por qué la clase obrera americana tiene tan poca conciencia de
las luchas de clases, comparadas con el movimiento obrero europeo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Puede Vd. comprender
esta diferencia si compara las condiciones de vida de los obreros con las de
sus padres. Cada familia tiene un coche, a veces dos, hay aparatos de
televisión... ¿Qué quiere Vd. que piensen? Quiere Vd. imponerles su idea de la
revolución y, evidentemente, ellos la rechazan. Desde luego, hay excepciones,
entre los jóvenes, sobre todo. Pero los obreros han sido educados en un tipo de
sociedad en la cual tener dos coches o dos frigoríficos es completamente
normal. No han sido ellos quienes han hecho esta sociedad, sino que forman
parte de ella. Si viviera Vd. en América, a menos de estar marginado o
extremadamente politizado, le resultarla muy difícil no conformarse al estilo
de vida... No los censuro —sería estúpido—, pero no puedo evitar el darme
cuenta de esa integración. Desde luego, nadie llama a su puerta, le pone un
revólver debajo de las narices y le dice: «¡O me compra un televisor, o te
liquido!». Puede Vd. rechazarlo, decir que no necesita para nada esa porquería,
pero se ve usted sometido a diferentes tipos de presiones, y no son las físicas
las más solapadas. No se da el policía que le obliga a comprar un televisor,
pero se da el chaval que vuelve del colegio y le dice a su padre: «Charly tiene
dos teles.» Concibo, sin embargo, un padre imaginario, que le contestara a su
hijo: «Me importa un pito saber cuántas televisiones tiene Johnny», pero que
luego le explicara el porqué. Nadie le impide obrar así. Entre la presión a que
se ve Vd. sometido y que le empuja a consumir y el terror fascista, media un
abismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cómo explicarla Vd. la
relativa debilidad del movimiento estudiantil americano, comparado con los
movimientos europeos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En primer lugar, el
movimiento estudiantil se ha desarrollado a partir de dos cuestiones no tan
apremiantes actualmente: el reclutamiento y la guerra de Indochina. Luego
interviene el enorme deterioro del mercado del trabajo. Cualquier mención en el
expediente de una actividad política radical condena al paro. Se suma a todo
esto la intensificación de la represión ejercida por la Policía, la justicia y
demás fuerzas del orden. Pero, a pesar de todo, el movimiento estudiantil no ha
desaparecido: ha entrado en una fase de reorientación y de reagrupamiento. Es
preciso resaltar también que no se encuentra en las universidades americanas
una tradición marxista que pueda compararse con la que conocen ustedes en
Europa. Pero considero como un hecho muy positivo el que los estudiantes
americanos constituyan actualmente grupos de estudios y de investigaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Quiere Vd. decir que
estudian al marxismo «clásico»?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí, y con gran seriedad,
cosa que nunca habían hecho antes. Creo que la Universidad continúa siendo un
lugar privilegiado para el desarrollo de la contestación. Muchos de los
radicales proceden de la Universidad, Es allí donde se analiza una situación y
donde se buscan los medios para salir de ella. Esto no significa que sea
preciso destruir la Universidad, sino que hay que exigir cursos y clases que no
estén incluidos en los programas oficiales. Pienso, por ejemplo, en cursos
sobre la historia del imperialismo, la economía marxista, la historia y la
estructura de las revoluciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—A lo largo de sus
clases, tanto en San Diego como en Vincennes, ¿ha hecho usted hincapié en la
importancia del movimiento de liberación de la mujer y en la relación entre
feminismo y marxismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El movimiento de
liberación de la mujer es un producto de la sociedad industrial patriarcal, y
debe ser comprendido no sólo a partir de la situación económica de la mujer,
sino también a partir de una civilización totalmente dominada por el macho. Las
mujeres no constituyen una «clase» en el sentido marxista del término, más las
necesidades y las posibilidades de la mujer se ven enormemente condicionadas
por la lucha de clases. La feminidad no es una categoría general que pudiera
oponerse a «masculinidad». Es un proceso histórico en el que convergen lo
social, lo psicológico y lo fisiológico. Todas las características «femeninas»
están históricamente determinadas, aun cuando aparezcan bajo una «segunda
naturaleza», que tal vez subsistiría aún dentro de unas nuevas instituciones.
Puede darse una cierta discriminación con respecto a la mujer en el seno del
socialismo. Por su dinámica propia, el movimiento de liberación de la mujer se
inscribe en el marco de la lucha por la revolución, por la liberación de los
hombres y de las mujeres. Lucha tanto contra la opresión económica como contra
la opresión cultural. Desde luego, muchas de las reivindicaciones de las
mujeres pueden ser satisfechas en el seno del capitalismo, pero las exigencias
últimas del movimiento son incompatibles con la sociedad de clases. Necesitan
una sociedad construida sobre un principio distinto de realidad. Está presente en
este movimiento la imagen de unas nuevas instituciones sociales, pero también
la de otra conciencia, de otras necesidades, de otras relaciones entre el
hombre y la mujer, en las cuales se condenarían la alienación y la explotación.
La imagen de la mujer es la imagen del Eros, de los instintos de vida que se
oponen a los instintos de muerte y de destrucción. Sería interesante saber por
qué los valores del goce de la vida se presentan como típicamente femeninos y
no masculinos. Es al desenlace lógico de toda nuestra historia, en el
transcurso de la cual la protección de la sociedad establecida y de su jerarquía
se ha realizado a través de la fuerza brutal del hombre, mientras se relegaba a
la mujer al cuidado de los hijos. El dominio del hombre se extendió
posteriormente al ámbito militar, social y político, en tanto que la mujer
aparecía cada vez más como un ser inferior, un objeto sexual, un instrumento de
reproducción. Su igualdad con el hombre sólo se reconoció en si seno del
trabajo alienado; fueron bloqueados, en cambio, su desarrollo intelectual y su
realización erótica. Su sexualidad oscilaba entre la reproducción y la
prostitución. La mujer sólo fue glorificada como símbolo del amor, contrastando
con la brutalidad y la agresividad masculina, en movimientos como al da la
herejía cátara. Si el cuerpo de la mujer se ha convertido así en un factor de
plusvalía, la emancipación de la mujer aparece como una fuerza decisiva en la
construcción del socialismo y da una vida cualitativamente diferente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué entiende Vd. por esa
expresión?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—La negación radical del
estilo de vida basado en el principio de rendimiento, la abolición de los
valores represivos, el desarrollo de nuevas necesidades, de una nueva
sensibilidad que el poder masculino ha mantenido atrofiadas hasta ahora. La
antítesis masculino-femenino se transformaría entonces en una síntesis,
ilustrada por al antiguo mito del andrógino, símbolo de la herida infligida a
todos nosotros por la sociedad patriarcal. La única significación racional que
puede atribuirse a la idea de la androginia es la de la fusión, en el
individuo, de unos caracteres mentales y somáticos que, en una civilización
patriarcal, estaban desigualmente desarrollados en al hombre y en la mujer:
fusión en la que los caracteres femeninos, junto con la anulación de la dominación
masculina, vencerían la represión a que habían estado sometidos. Esta síntesis
podría dar origen a unas nuevas relaciones entre el hombre y la mujer, de las
que se excluirían para siempre la violencia, la explotación y la humillación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="FR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: FR;">P. DOMMERGUES y J. PALMIER, <i>AB</i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">C</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">, 8 de diciembre de 1974, pp. 172-173, 175 y 178-179.</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-83426072894822415282022-10-16T15:54:00.016+02:002022-10-16T16:35:35.769+02:00"El arte psicodélico" (ABC, 28 de agosto de 1968, pp. 84-93)<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLL1BSLC69MpL3u76oEVMzn4lWTaQzVhhOuyogicAdVDqeNLdAS0dXx9XCBRaImEiLzsGs0QxzP7Grl4F3Fm6ublK7VNmuEp8QTLLmf-25c80N1zUgBv0z3W4Wxf8PhXRpEzwmvpvh_JtarNJoP3S13ih8u3z8SHqN_75BS8Kelk07ffbWdVUd7OXlkg" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 20pt; font-weight: bold; margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img alt="" data-original-height="2000" data-original-width="1500" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLL1BSLC69MpL3u76oEVMzn4lWTaQzVhhOuyogicAdVDqeNLdAS0dXx9XCBRaImEiLzsGs0QxzP7Grl4F3Fm6ublK7VNmuEp8QTLLmf-25c80N1zUgBv0z3W4Wxf8PhXRpEzwmvpvh_JtarNJoP3S13ih8u3z8SHqN_75BS8Kelk07ffbWdVUd7OXlkg=w300-h400" width="300" /></a></p></blockquote><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 20pt; line-height: 107%;">El
arte psicodélico<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/El%20arte%20psicod%C3%A9lico.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 20pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">ENTRE palpitantes luces, dibujos
que producen vértigo, torbellinos de aromas y sonidos distorsionados, el mundo
del arte sufre un giro brutal. Está siendo prendido y arrastrado en el «psychodelic
art», el más reciente y vivo movimiento que hierve y brota incontenible desde
el subsuelo. Su extraña amalgama de pintura, escultura, fotografía y efectos de
ingeniería y electrones va dirigida a inducir los efectos alucinantes y las
percepciones intensificadas que producen el consunto de la «LSD», la marihuana
y otras drogas «psychodelic» encaminadas a una expansión de la mente, pero sin
requerir, en cambio, que quien lo practica tome droga alguna. Los seres que
giran tendidos contemplando las pinturas sobrenaturales en las paredes, que
pasan y pasan, pueden, si el arte que les rodea trenza y les transmite un
mensaje, a llegar a desorientarse en un estado de sobrenatural insconciencia.
En efecto el arte puede enviarles a un suave y amable «viaje» sin necesidad de
consumir drogas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La proliferación del «psychodelic
art» se explica en las declaraciones de un experto en la «LSD», en las que
dice: «<i>este será el año de girar y elevarse sin drogas</i>» Y, aunque muchos
sectores de los Estados Unidos no conocen este nuevo movimiento, pronto habrán
de hacerlo, pues el «psychodelic art» está invadiendo, no sólo los museos,
colegios y universidades. sino también los festivales culturales, las
discotecas. el cine y las exhibiciones de modas. Al igual que otros movimientos
incontenibles, es seguro afectará a la vida normal que en los artículos de uso,
publicidad, vestidos etc., y aún a otros muchos aspectos, llegando a ser como el
Pop y el Op, otra palabra normal en la vida diaria<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El «psychodelic art» no
es, en realidad, nuevo. Se deriva de varias y antiguas innovaciones en el arte
y. la electrónica, así como en ya viejos y conocidos artilugios, tales como el
caleidoscopio y el proyector de diapositivas. Y, en otro aspecto, nos incorpora
arcaicas facetes de filosofías orientales y viejas sabidurías de los indios
americanos. Pero lo que es nuevo acerca de este movimiento es la compleja
integración de todas sus técnicas y elementos, con el propósito de aunarlo todo
hacia un fin común. «<i>Tratamos de vaporizar la mente</i>» —dice un artista «psychodelic»—
«<i>bombardeando los sentidos</i>». El éxito de este arte depende sobremanera
de la receptividad y paciencia del espectador. En una reciente exhibición, en
el Riverside Museum de Nueva York, montado por un grupo pionero denominado USCO,
se dice que muchas personas se sentían impacientes por sentir el «psychodelic
art» dentro de ellos. Muchos de los miles que acudieron al espectáculo llevaron
incluso con ellos su «lunch», para poder estar presentes, sin pausa alguna,
hasta la hora de cierre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Las visiones intensas de
luz son uno de los rasgos más notables que se presentan en el «viaje» con
drogas, y es la luz, por lo tanto, un ingrediente primordial en el «psychodelic
art». Para Jackie Cassen, especialista en exhibiciones con diapositivas
«psychodelic», la luz hace posible un arte en el que «<i>todo se mueve, y todo
es inmaterial</i>». Con su compañera Rudi Stern durante una reunión celebrada
en Millbrook, Nueva York, Jackie proyectó sobre una pantalla trasparente las
diapositivas que anteriormente había preparado, inspiradas en las alucinaciones
experimentadas bajo el efecto de la «LSD» Simultáneamente, los dos compañeros
crearon unos diseños que danzaban en la pantalla al compás de una luz
proyectada a través de un jarrón que contenía agua, aceite y piezas de mármol
jaspeadas Mientras trabajaban, el proyector, tras ellos, delineaba sus sombras
en la pantalla iluminada. Con estas fantasías de luz, Jackie Cassen trata de
«liberar» la mente, y agrega «<i>el arte debería ser un vehículo para la meditación</i>»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Una intensa variedad en
sistemas de luz, tales como el neón, los conos de luz, osciloscopios, etc.,
están siendo incorporados al «psychodelic», pensado por la USCO un grupo de
artistas, poetes, cineastas, diseñadores y expertos en electrónica que viven y
trabajan en comunidad. En su exhibición de Nueva York, un «ojo» de plástico,
fluctuante con luces interiores parece mirar hipnóticamente a los espectadores.
Conforme algunas de sus luces se encienden y apagan, activan sustancias gelatinosas
suspendidas en su interior, acompañándose todo ello de lentos movimientos que
tienden a disminuir la percepción del espacio y tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La utilización de la luz
por los miembros de la USCO es, frecuentemente, simbólica. En un cuadro de
nueve pies de altura se representa a una figura masculina simbolizando a Shiva,
el dios hindú de la creación, cuya desbordante energía está indicada en la
pulsante luz central, de la que parten e irradian líneas luminosas. Superpuesto
sobre Shiva se ve a un Buda sentado e inmerso en un «<i>viaje interior</i>» y envuelto
en su «<i>divina luz</i>». En los bordes del cuadro, las luces rojas fluctúan
incesantemente con el firme ritmo de los latidos de un corazón Estas
fluctuaciones, aliadas o la imagen, incitan a una contemplación estética.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los artistas
«psychodelic» asaltan al espectador con toda clase de combinaciones y efectos,
y van tras cada posible nervio en el cuerpo humano, desde la vista hasta el
sentido sensorial en la planta He los pies. El viajero que quiere irrumpir en
el «<i>espacio interior</i>» puede disponer de muchas rutas. Richard Aldcroft
disfruta de un privado e intenso experimento «psychodelic» centrado
principalmente en la visión. Lleva unas gafas especiales, translúcidas y
hemisféricas, que evitan la visión binocular, situación normal en la que ambos
ojos ven la misma imagen. En su lugar, él ve imágenes separadas con cada ojo y
su mente trata de fundirlas. Este esfuerzo rompe su sentido de tiempo y espacio
y produce la desorientación que es básica en los experimentos «psychodelic».
Dibujos iluminados aparecen inesperadamente, asaltando su doble campo de
visión. Pueden ser estéticamente bellos, o, por el contrario, terribles. Estas
imágenes se crearon para el caleidoscopio de Aldcroft, máquina a la que llama «<i>proyector
al infinito</i>», y que forma sucesivamente una cambiante secuencia de dibujos
y diseños. Se pone en funcionamiento por las noches en el desván de Aldcroft,
en Nueva York, donde los espectadores se extienden sobre alfombras para
contemplar sus efectos<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los espectadores se
encuentran inmersos en un místico y contemplativo ambiente creado por la USCO
en el Riverside Museum. Sentados en torno a una columna de aluminio escuchan
sonidos estereofónicos y aspiran el aroma del incienso, mientras contemplan las
decoraciones iluminadas con luces pulsantes. Los artistas de la USCO llaman a este
íntimo y sobrecargado ambiente un «<i>sentirse dentro</i>», teniendo en cuenta que el
espectador «<i>existe</i>» y forma parte del espectáculo, y no sólo se limita a
contemplarlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El arte «psychodelic» no
es, ni con mucho, tan potente como la «LSD» u otras drogas que producen la
expansión de la mente, pero muchas de sus técnicas tienen un efecto mental,
físico y directo, bien, tranquilizante a veces, o, por el contrario, causante
de un disturbio emocional. Las luces fluctuantes rompen el sentido del tiempo
en quienes las contemplan y le dan un nuevo ritmo. Bajo el incesante parpadeo y
cambio de las luces, los presentes parecen ser seres mecanizados con
movimientos faltos de elasticidad y bruscos, al igual que en los viejos tiempos
del cinematógrafo. El tratar de buscar un enlace o ritmo entre diapositivas
cambiantes puede ser de efecto contrario. Aquí se contempla una especie de
película donde cada encuadre es una escena diferente, y a cambiantes
velocidades. Al mirar un cono luminoso con los ojos cerrados y directamente se
«<i>ven</i>» las imágenes estimulantes de un torbellino de luz inexistente. Tras oír
el incesante tronar de un tambor durante un tiempo, el ruido parece ir
desvaneciéndose y adquiriendo tonos musicales. Tratar de disciplinarse en estas
experiencias requiere una enorme concentración. Si se consigue, el espectador
se siente transportado a místicas e insospechadas alturas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La USCO ha presentado también
otra exhibición que se denomina «<i>Nosotros somos todos uno</i>», y que ha sido
llevada por todo el país. Simula la experiencia «psychodelic» con drogas, pero
tan sólo con el uso de diapositivas, filmes, focos luminosos, osciloscopios y
cintas estereofónicas, alguien que danza, y todo ello acompañado por un firme y
rítmico latido. El espectáculo tiene movimientos inspirados, en los que todo el
equipo audiovisual se combina para crear una sobrecarga sensorial que hace a
los presentes creer que están experimentando los efectos y alucinaciones de las
drogas «LSD».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Estas exhibiciones
encuentran su más receptiva audiencia en los colegios y universidades. Los
jóvenes que crecieron con la TV y los aparatos transistores de radio, y que
contemplan los más complicados equipos electrónicos como cosa natural, no
tienen dificultad alguna en ajustarse al bombardeo audio-visual. Personas de
mayor edad, que prefieren lo que se llama una experiencia racional, es decir,
ver una película o escuchar una sola estación de radio al tiempo, sin centrarse
en nada más, tienden a resistirse a la experiencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tal como se han
desarrollado las cosas, era inevitable que el «psychodelic art» fuera
imponiéndose y buscando su meta a través de una serie de distintos caminos que,
durante medio siglo, han ido avanzando inexorablemente Los dadaístas ayudaron
ya a iniciar la ruta durante la primera guerra mundial. Sus exhibiciones
arcaicas, simultaneadas con una explosión de poesía, el retumbar de los
tambores, orgías de gimnastas, y un conglomerado de máscaras, marionetas y
diverso material anexo, conseguían conducir al auditorio a un estado de
salvajismo Pero, en realidad, las fuentes primarias del «psychodelic art»
parten de las innovaciones de los últimos años las «Combines», preparadas por
Robert Rauschenberg, quien mezcló diversos tipos de diseños y pinturas con los
efectos de aparatos de radio, luces y un ventilador eléctrico; las
«Happenings», de Allan Kaprow, con un «ambiente» giratorio en el que se reunían
efectos de luces, cintas sonoras, telas diversas y motivos anti-humanos; el «Op
art». con sus ilusorias vibraciones, y las contorsiones mecanizadas del arte dinámico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En realidad, todo ello ha
sido recogido y aunado por la capacidad de absorción del «psychodelic art». El
grupo USCO, en particular, ha ido variando, sin esfuerzo alguno, sus
directrices desde el montaje de circuitos audio-visivos multicanales hasta las
decoraciones de trenzados tejidos en diversos tipos, y desde «demostrar» las
teorías de Marshall McLuhan, a la proyección de las filosofías hindúes. Su arte
trata, al tiempo, de conseguir un ajuste en la «<i>divina geometría</i>», y de mostrar
a las gentes, de una forma intensa y concentrada, lo que está ocurriendo a su
alrededor en cada momento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Muchos artistas «psychodelic»
consiguieron el reconocimiento de su esfuerzo, así como encargos de trabajo
para discotecas que ellos enriquecieron con llamativas diapositivas, cintas de
film y diversos efectos luminosos. El primer y gran en cargo para la USCO fue el
preparar para la gigantesca organización «<i>The World</i>»: dos mil diapositivas, dos
horas y media de film en 16 milímetros y construir el sistema de control para
el equipo de proyección. Los productores «psychodelic» Jackie Cassen, Rudi
Stern y James Morrisett han hecho todo este trabajo en Nueva York.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Las discotecas «psychodelic»
han albergado, naturalmente, al «rock and roll». Muchas de las canciones actuales
aluden al «ácido» (droga «LSD»). Hay que anotar que algunas emisiones de radio
los han excluido por temor de que pudieran estimular al consumo de drogas. Pero
su verdadero significado, «ácido rock», va más profundo, «psychodólicamente»
hablando, que el simple de ingerir una droga. Y su empleo en la letra de una
canción, con un [zumbido], áspero y monótono retumbar de sonido, puede actuar
perfectamente como estímulo «psychodelic». En el fragor de un número «rock and
roll» rutinario los músicos enfocan un tipo de nota que es repetida y repetida,
una y otra vez, más y más alto, hasta que se convierte en un predominante y
único sonido. Los sentidos auditivos de los oyentes retumbarán mucho tiempo
después de que el numero haya terminado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Emplea un sonido de
zumbido monótono y fuertemente amplificado que puede actuar como un estímulo
psicodélico. En medio de un número rutinario de rock 'n' roll, por ejemplo, los
músicos pueden concentrarse en un patrón de notas que se repite una y otra vez,
cada vez más fuerte, hasta que se convierte en un único sonido invariable. Los
oídos de los oyentes pueden sonar mucho después de que el pasaje haya
terminado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La música oriental tiene
una fuerte influencia en el «psychodelic rock and roll». y ha dado nacimiento a
la «raga rock», derivada de las ragas (antiguas formas melódicas en la India),
que Ravi Shankar interpreta en su «sitar» o guitarra oriental George Harrison
ha utilizado últimamente este instrumento indio en dos de los nuevos álbumes de
los Beatles «Ruber Soul» y «Revolver». Similarmente los Rolling Stones han
empleado el «sitar» en «Paint it Black». La expansión de la «raga rock» ha
tenido curiosos resultados, pues Ravi Shankar, hace ya tiempo considerado como
uno de los intérpretes más esotéricos del mundo, se ha encontrado a sí mismo
convertido en un héroe «pop» Este año uno de sus discos fue reeditado para el
mercado «pop», y después de último concierto en Londres recibió una oferta para
actuar en un espectáculo musical de TV.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Las tiendas especializadas
en «psychodelic» están proliferando en ambas costas. La primera de su clase fue
la «<i>Psychodelic Shop</i>», en San Francisco, que ofrece desde pantallas en seda con
dibujos que sobresaltan la visión hasta el «jazz» oriental, pasando por
revistas poéticas y publicaciones gratis para niños del Capitán Maravilla. Nueva
York tiene ahora la </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 16px;">«</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><i>Head Shop</i></span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 16px;">»</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">, con la venta «posters», pisapapeles de brillantes
colores y piedras de joyería que distorsionan los reflejos, discos plateados que
irradian colores del espectro y que pueden ser llevados como colgantes en las pulseras,
pendientes o como discos sobre la frente figurando un tercer ojo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Las plumas de pavo real, los
discos de difracción de luz, los pisapapeles y botones con el «slogan» «Psychedelicize
Suburbia» tienen una cosa en común, que es la forma circular de un «mandala»,
palabra que significa universo para los hindú budistas y ahora para el
«psychodelic» Uno de ellos ha llamado al «mandala» una «máquina de meditación».
Los «psychodelic» ven «mandalas» en todos los lugares y un productor de cine va
a filmar las tapas de las alcantarillas de Nueva York, que él ve como perfectas
«mandalas».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Para una mente, ya puesta
en situación, casi todo lo que ve puede tener un valor «psychodelic». Los
diseños Parsley, por ejemplo, se consideran en extremo pertenecientes al arte.
«<i>Se cuidadoso cuando camines sobre una alfombra oriental</i>», advierte el apóstol
«psychodelic» Dr. Timothy Leary, «<i>porque puede estar caminando sobre las visiones
«psychodelic» de una persona.</i>»</span></p><div style="mso-element: footnote-list;">
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/El%20arte%20psicod%C3%A9lico.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Traducción de <a href="https://www.trippingly.net/lsd-studies/2018/6/11/lsd-art-from-life-magazine-1966" target="_blank">"Psychodelic Art" (Time, 9 de septiembre de 1966)</a>.<o:p></o:p></p>
</div>
</div>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-24155305224107985932022-10-13T15:56:00.006+02:002023-03-22T16:20:53.802+01:00"El mundo de Europa oriental: una trágica pérdida de tiempo, de personas y de energía." Entrevista de Gabriela Adameşteanu a Ioan Petru Cualianu (22, núm. 13(63), 5 de abril de 1991)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiK9W6Wlo_Hm0lTSVcGg9dmPeOdRvEE7A_HRoiOvf-auzNhWxcMDmWcjXKzEp0L7Cqllw_Jmc56GqplvpFNOQqctk5aq36JH6ySYqeXjSIa8DPbWOpOkFpNQB8UaarmOXp_KjWRrq9UIIb8mA4RhPqDkcQZwNNMF_rN2HJzibjJNxkWL9LRZRxCQNtT1g" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1125" data-original-width="1500" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiK9W6Wlo_Hm0lTSVcGg9dmPeOdRvEE7A_HRoiOvf-auzNhWxcMDmWcjXKzEp0L7Cqllw_Jmc56GqplvpFNOQqctk5aq36JH6ySYqeXjSIa8DPbWOpOkFpNQB8UaarmOXp_KjWRrq9UIIb8mA4RhPqDkcQZwNNMF_rN2HJzibjJNxkWL9LRZRxCQNtT1g=w400-h300" width="400" /></a></div><p></p><p></p><div style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly;">
<table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0" hspace="0" vspace="0">
<tbody><tr>
<td align="left" style="padding-bottom: 0cm; padding-left: 7.05pt; padding-right: 7.05pt; padding-top: 0cm; padding: 0cm 7.05pt;" valign="top">
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: center;"><span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: x-large; line-height: 107%;"><b><i>"El mundo de Europa oriental: una trágica pérdida de tiempo, de personas y de energía."</i> </b></span></p><p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: center;"><span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large; line-height: 107%;"><b>Entrevista de Gabriela Adameşteanu a Ioan Petru Cualianu </b></span></p><p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Gabriela Adameșteanu: ¿Cuántos años
tenías cuando marchaste de Rumanía?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ioan Petru Culianu: 22. Como tu
revista.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Probablemente eres el único
que se fue con esa edad, lo que te permite formar parte, de una manera más
profunda, del nuevo mundo en el que te integraste.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Ya antes vinieron otros. Por
ejemplo, Andrei Codrescu. También es un gran escritor, y también es alguien apreciado
extraordinariamente como reportero en los Estados Unidos. Como poeta es
notable, pero su éxito no proviene de la poesía, sino del hecho de que muy a
menudo retransmite para la </span><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">National
Public Radio</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">, una estación de radio muy escuchada
por la intelectualidad. La radio estatal en los Estados Unidos no tiene mucho
dinero (solo las radios privadas tienen fondos importantes), pero hace
programas de muy buena calidad. Y Andrei Codrescu es uno de los garantes de
esa calidad. Conmigo es diferente. Escribo en seis idiomas; y cuando se escribe
en seis idiomas, no se tiene, en realidad, un idioma propio.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Seguiste escribiendo
literatura durante estos años?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Escribí, y dejé de escribir.
En realidad no tenía un idioma en el que escribir.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Cuándo se empieza a escribir
en un idioma se pierde el otro?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Creo que sí. Se tiene que
decidir bien en qué idioma se escribe. Me marché a Italia, así que conozco
muy bien el idioma italiano, pero solo últimamente escribo en italiano,
porque es completamente diferente escribir cuando escribes para ti y cuando
te piden que escribas algo. Obtuve dos doctorados en Francia, escribo mis
libros científicos en francés, pero dudé mucho en escribir literatura en ese
idioma. Eventualmente comencé a escribir en francés, pero publiqué en Italia.
Las cosas no siempre salen como uno las planea. De hecho, casi nunca salen así.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Dejaste de escribir en
rumano inmediatamente después de irte?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: No, no. Escribí varias novelas
en rumano que después deseché. Y me alegro de haberlo hecho: me di cuenta que
es una extraordinaria suerte no tener que dar una salida inmediata a lo que
uno escribe.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Es una oportunidad?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: Sí. A veces creo que
escritores muy prolíficos han tenido la desgracia de poder publicarlo todo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Te refieres también a Mircea
Eliade, en algunas de las prosas que escribió aquí?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: Sí. Pero en su caso era una
situación completamente diferente. Hubo muchas peticiones por parte de los
editores.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Pero no todos los escritores
de la época escribieron un libro tan rápido. Él mismo confesó, en <i>Las
promesas del equinoccio,</i> que después se arrepintió.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: La parte fantástica de la
prosa de Eliade sigue siendo, en todo caso, muy interesante. En sus diarios
afirma que escribió cierta prosa fantástica más rápido de lo normal. Aún así
no creo que la velocidad sea necesariamente la culpable.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Escribes rápido?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: No. Hace tiempo escribía muy
rápido. Pero las historias siempre necesitan su tiempo. Crecen poco a poco,
como las plantas. Aunque eso probablemente tú ya lo sepas. En cierto modo,
cuando empiezo a escribir, la planta está ahí. Sé lo que es, y lo que tengo
que decir, pero no empiezo a escribir hasta que no lo sé. Por esa razón no se
debe escribir demasiado.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Seguiste lo que sucedió
durante este tiempo en Rumania?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Lo seguí con creciente
dolor, desde la primavera. O desde el invierno. Al principio, muy al
principio, no sospechaba nada. Tan bien aborregados estábamos por quienes
organizaban el gran guión de la Televisión. ¿No?</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Durante los primeros meses
del año pasado vivimos (como casi todo el mundo) con la impresión de que
nuestra “buena” Televisión se estropeaba cada dos semanas. Más tarde empecé a
pensar que tal vez ya todo empezó a ir mal con las primeras imágenes.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: Sí. Pero el guión había sido muy
bien estudiado. Se decía que era la operación de la KGB más exitosa y
espectacular desde la retirada del ejército soviético de Afganistán.
Obviamente, la KGB tiene una tradición bastante importante de éxitos,
especialmente en el extranjero. Aunque dentro de la Unión Soviética parece
que o está perdiendo terreno o planteando guiones muy... inquietantes.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Sin embargo, la gente salió
espontáneamente a la calle. Y esa es también la tesis de </span></b><b><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">România Mare</span></i></b><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">: que no hubo
revolución.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No sé cuáles son las
conclusiones extraídas por </span><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">România
Mare</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">. Yo saco la conclusión de que </span><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">România Mare</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> existe precisamente
porque no hubo revolución. Si hubiera habido una revolución, </span><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">România Mare</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> no existiría. Por
supuesto que la gente salió a la calle, pero eso también estaba previsto en
el guión. Creo que desde el punto de vista del desarrollo del guión fue un
gran acierto. Pero a medida que los corresponsales occidentales comenzaron posteriormente
a hacer notar las inconsistencias, comenzando por las víctimas que no eran
víctimas, sino de la morgue y...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Pero murieron más de mil personas...</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Sí, pero es muy curioso
cómo murieron algunas. Aunque la <i>Securitate</i> se había puesto del lado
del Gobierno Provisional, se enviaron autobuses con guardias de la <i>Securitate</i>
para apoyar al ejército, el ejército abrió fuego, cayendo todo el autobús.
Por lo que entiendo, muchas de las víctimas, diabólicamente pensadas, eran
discapacitados; gente que se metió en ese autobús para que se produjera un
derramamiento de sangre. Es el plan más terrible que se pudo estudiar y
llevar a cabo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Pero por qué había que derramar
tanta sangre?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No lo sé. Será la
especificidad nacional. Si la dictadura de Ceaușescu forma la especificidad
rumana, entonces seguramente se necesitaba algo de sangre. Pero estas son
solo suposiciones.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Estoy un poco ofendido cuando
le echas la culpa de todo a la KGB. ¿No podría la <i>Securitate</i> organizarlo
todo por sí misma?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: La estupidez de la <i>Securitate</i>
es histórica, de una profundidad sin precedentes.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Por qué fue necesaria una
transición tan espectacular, cuando en todos los demás países del Este no
hubo un solo muerto?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No sé ahora cuántas
víctimas se preveían, sólo creo que se preveía cierto derramamiento de
sangre. Si tenías sangre, tenías que hacerla fluir. Solo que otros países del
Este no tenían un Ceaușescu. Solo los rumanos podían permitirse ese lujo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿De verdad era tan grande el poder
real de Ceauşescu, si en un solo día pasó de dictador todopoderoso a autoestopista?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Esto demuestra que toda la <i>Securitate</i>
lo defraudó. Fue a uno de sus reductos, a Târgovişte, y allí encontró al
ejército estacionado, pero nadie le recibió. Dorin Tudoran acaba de escribir
un artículo muy bonito, en el que dice que en realidad todo lo que está
sucediendo (y no es sólo su hipótesis) en la Unión Soviética y en los países
satélites, no es más que un plan urdido por la KGB. Probablemente en algún
momento -durante la época de Andropov- la KGB trabajó con superordenadores
(son máquinas que cuestan decenas de millones de dólares y que pueden crear
un modelo del mundo que se adelantase a varias décadas o más) y vio que el
modelo no llevaba a ninguna parte. Y luego, se dieron cuenta que sin cambiar
a una economía de mercado, las pérdidas serán mayores que las ganancias.
Derribaron el Muro, y obviamente dieron inicio a todos los movimientos que
ahora se están dando en los países satélites.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Pero no crees que ahora los
países satélites se están liberando de la influencia de Moscú?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Mira lo que te digo: no me lo
creo en absoluto. Alemania ha sido el golpe más espectacular dado por los
soviéticos. Hoy por hoy toda Alemania está, poco a poco, abandonando su vínculo
con Europa Occidental: este sería el precio a pagar por la anexión de
Alemania Oriental. El precio político, no los seis mil millones de dólares
regalados a la Unión Soviética, etc. Pero políticamente, incluso si se
mantiene dentro de la OTAN, ya está completamente fuera del paraguas
occidental. Así, de esta manera, la OTAN cambiará por completo. Es una gran victoria
soviética, con Alemania Occidental fuera del programa político común de los países
de Europa Occidental a causa de la Alemania Oriental y del partido
socialista. Parece que, en este momento, la KGB ya no domina la situación en
la Unión Soviética. Si es así o no, no lo sé. Tal vez esté ideando un nuevo plan
diabólico.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Me va a decir ahora que
también la KGB está relacionada con la [<i>Uniunea</i>] <i>Vatra Românească</i>?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: La <i>Securitate</i> ya
dirige la [<i>Uniunea</i>] <i>Vatra Românească</i>. La KGB ahora tiene otras
cosas que hacer, porque todo va yendo como es debido en Rumania (dejando aparte
a la economía). Mientras que las cosas no marchan muy bien en la Unión
Soviética. Andropov ya utilizó a Hungría para estudiar la transición a una
economía de mercado. Eso lo llevó a que se dejara que la KGB continuara tranquilamente
por ese camino. ¿Crees que Gorbachov tiene tanto peso personal? De ninguna
manera. Todos sabemos que un Jefe de Estado es un títere.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Era Ceaușescu también un
títere?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Ceaușescu estuvo en algún
momento de acuerdo con todos. Y probablemente por esa razón ha tenido tanta
paciencia durante tanto tiempo. Con los unos y con los otros.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Por qué Ceaușescu convenía a
los occidentales?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Hay sutilezas que yo, que
no tengo nada que ver con la política, no sé. Pero lo puedo adivinar. Durante
un tiempo fue intermediario en todo el asunto de Oriente Medio. Rumania era
el lugar donde los emisarios secretos de la OLP podían encontrarse con los
emisarios secretos israelís, etc. Un lugar donde probablemente se llevaron a
cabo operaciones que ni siquiera sospechamos. En cuanto a Iliescu, no me
parece que tuviera esa posición clave que le aseguró el primer liberalismo de
Ceauşescu a principios de los 70. Iliescu es un advenedizo...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Pero, por ejemplo, lo que está
sucediendo ahora con los búlgaros, ¿no contradicen en algo tu manera de ver
las cosas? Superaron el problema de las elecciones. El Parlamento y su
presidente, Zheliu Zhelev, elegido por la oposición, ofrecen mucha más
credibilidad.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Entonces eso quiere decir
que no debemos culpar de lo que está sucediendo ahora en Rumania a la KGB,
sino a la <i>Securitate</i>. Sí, eso es correcto. Pero la <i>Securitate</i>
es tan descomunal y tan estúpida que no veo cómo...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Matei Călinescu dijo que hoy
por hoy la <i>Securitate</i> sólo controla algunas partes de la sociedad. Ya
no controla a toda.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Y tiene razón. Pero sólo la
<i>Securitate</i> es capaz de manipular de esta manera. Domina la política
nacionalista, domina [<i>Uniunea</i>] <i>Vatra Românească</i>, domina los
medios de comunicación. Y tiene un extraordinario poder de influencia.
Siempre pueden decir: “Esto básicamente lo hicimos nosotros y por esa razón
no podéis recriminarnos nada”. Ahora me doy cuenta de por qué </span><i><span lang="RO" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: RO;">România Mare</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> puede mantener la misma
tesis que yo, pero con conclusiones totalmente opuestas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Es por esa razón por lo que
estamos tratando de rehabilitar a “<i>nuestra buena Securitate</i>”, que es la
que se deshizo de Ceaușescu.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Así que ahora alguien tiene
que huir de la <i>Securitate</i>.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.:</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">
</span><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">¿</span></b><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tienes
un guión?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Ya veremos. Puede ser que,
al final, sean las razones de orden económico las que reciban...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿También estabas al tanto de la
literatura rumana?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Estaba al tanto hasta cierto
punto. Ya te dije que leí tu novela, <i>Una mañana perdida</i>, en 84. Leí
las novelas de Augustin Buzura, a quien admiré hasta la revolución. Después,
ya no. Afortunadamente, he conocido más sobre las cosas que quedarán que
sobre las que no. Hay una fórmula novedosa de la que pocos podrían escapar,
la fórmula de Constantin Ţoiu: se puede criticar de todo siempre que en algún
momento digas que “ha llegado la luz” ...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Cuál es la situación de la
literatura en Estados Unidos en relación con la crítica literaria?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Toda opinión sobre
cualquier cosa de la vida intelectual estadounidense pasa, casi siempre, por
una única publicación: la <i>New York Review of Books</i>. Es esa revista la
hace que algo sea valorado como bueno o malo. No es, por supuesto, la única
publicación, pero sí la más importante. Las cosas que pasan aquí, en América
-justificadas o no- son las más importantes, las de mayor peso… por la
amplitud del mercado, por su eco, por la atracción que tienen de inmediato en
los medios de comunicación de Europa occidental. No conozco al detalle la
literatura estadounidense de hoy o, </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">mejor</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">
dicho, solo conozco lo que me interesa en cada momento. Estados Unidos es,
con diferencia, el lugar más interesante del mundo. El único lugar algo
comparable en términos de creatividad es París -pero no en términos de
extensión. París es un lugar interesante. Por lo demás Europa no tiene mucho
que decir. Supongo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Constituye el mundo de la
Europa del Este una zona cultural separada?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Desafortunadamente, creo
que sí. Es una gran y trágica pérdida de tiempo, personas y energía. En un
período temporal, como bien dices, de más de cincuenta años, se ha destruido
todo el potencial de esa zona.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Actualmente hay una discusión
sobre Mircea Eliade en publicaciones estadounidenses especializadas: se le
critica severamente por ciertos artículos escritos durante el período de 1936-37
en periódicos rumanos; se critican ciertos silencios en sus memorias como respecto
a esa época.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Eso es absurdo. Es, como
poco, un crimen contra la inteligencia. Pero de esa manera puedes entender
cómo, en aquel entonces, alguien -alguien incluso como Mircea Eliade- pudo
caer en la trampa. Todo parecía tener un significado determinado, se creaba
un lenguaje que daba la impresión de que comunicaría, lo sé, los resortes de
la realidad de forma verosímil. Más aún desde entonces, todos repetían las
mismas cosas: no era la innovación de los rumanos. La idea con los judíos,
que es sin duda la fuente de las motivaciones económicas legionarias, ya se
había incubado desde finales del siglo XIX en Alemania, en Francia y en
Inglaterra especialmente. Pero leído a una distancia de cincuenta años, aun
haciendo una abstracción de la guerra y del holocausto (por mucho que no se
pueda hacer esa abstracción), todo aparece hoy como un crimen contra la
inteligencia. Y sigues preguntándote cómo alguien como Eliade pudo caer en la
trampa. Sobre todo porque Eliade tiene, digamos, un centenar de artículos
políticos, de los cuales ni siquiera el 10% son del período de 1937. El resto
son increíblemente bienintencionados y actuales para nosotros. Mircea Eliade
comenzó como un demócrata, escribió contra Mussolini, escribió contra la
llegada de Hitler al poder (algo que los demás no hicieron). Entre los
ilustres colegas vivos de Eliade, al menos uno acogió con entusiasmo el
ascenso de Hitler al poder. Entonces, en el 33, Eliade era obviamente un
demócrata. Dice que mantuvo este posición hasta 1934, después comenzó una
cierta vacilación, y en 1937, obviamente, un deslizamiento.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Fue entonces un desliz puntual?
¿No fue una posición consistente desde el inicio?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: No lo creo. En el caso de
Eliade parece un desliz. Son básicamente tres artículos en los que hay serios
matices de xenofobia y chovinismo. Sobre uno Eliade también dejó por escrito
que no es suyo. Todos los que conocemos los escritos de Eliade de ese período
nos damos cuenta que, por supuesto, la entrevista se basó en lo que dijo el
mismo Eliade; pero que la forma de escribir no es la suya. Y ahí está el
único lugar donde hay una referencia directa a los judíos. Pero hay tres
artículos de un chovinismo muy desagradable. Y por lo demás, hay algunos
artículos a favor de la Guardia de Hierro de Moţa, Marin, etc., que, por
favor, se pueden explicar de otra manera. Sin embargo, con todo el desliz en
el 37, Eliade no aparece como un antisemita.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Ni durante el resto de tu vida?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Ni durante el resto de mi
vida, sin duda. Pero tampoco a través de su obra como periodista de opinión.
Aunque hay dos artículos vergonzosamente machistas. Pero, repito, en cuanto a
la entrevista que plantea la cuestión judía, tendemos a creer que no la
escribió. Pero no podemos creerle cuando dice que nunca la había dado. La dio,
por supuesto. Pero probablemente no la editó.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Durante aquellos años,
¿Mircea Eliade estuvo más cerca de Nae Ionescu?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La cercanía de Eliade con Nae
Ionescu no puede tomarse como algo negativo. Nae Ionescu lo descubrió, como
descubrió a otros: a Mihail Sebastian o a Eugen Schileru. Nae Ionescu era un
hombre muy abierto. Durante la guerra, el futuro exdiputado comunista, George
Călinescu, lo acusó de filosemitismo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿A Nae Ionescu?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IPC: Sí. Nae Ionescu era un
espíritu muy versátil. Y ciertamente no era un antisemita. Pero su obra, a
cincuenta o sesenta años de distancia, me parece desoladora. Es de una
pobreza tremenda.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Cuando, en el último año, se pudo
empezar a mencionar el nombre de Nae Ionescu, parecía que se estaba intentando
colocar en un pedestal. Me sorprendió, porque había leído su libro de no
ficción <i>La rosa de los vientos</i> sin ningún entusiasmo. Pero me imagino
la fascinación por la gente. Lo vi, por ejemplo, en Octav Onicescu. Su rostro
se iluminó cuando, después de cincuenta años, mencionó el nombre de Nae
Ionescu.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Sí, era apuesto,
inteligente y rápido de reflejos. Pero es fascinante la enorme distancia que
hay entre él y Eliade. Todo el periodismo de opinión de Eliade, todo lo que
Eliade escribió durante ese período sigue siendo interesante. Incluso cuando
repite al cien por cien las cosas que decía Nae Ionescu. O de Nichifor
Crainic... Me parece que Eliade no entendió, o que lo entendió de una manera muy
particular, lo que decían los ortodoxos. De hecho, no debería sorprendernos,
porque Eliade tenía sus raíces indias, y sus aventuras eróticas, la
importancia del sexo, etc., que no encajaban bien en la ortodoxia. Ni
siquiera en algunos liberales. Mutatis mutandis, Eliade fue como un especie
de reformador. Eliade vivió la fraseología de Nae Ionescu, que bajo su pluma
aparece sobrecogedora, llena de vitalismos, de ambigüedades, de cosas sin
fundamento; pero le dio un significado muy personal.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Y cómo aparece el <i>trăirism</i>
a una distancia de cincuenta y sesenta años? Era una variante del
existencialismo, ¿no?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Yo creo que sí, pero
incluso el existencialismo ahora, a una distancia de varias décadas, parece
deplorable. Y no a partir de sus representantes más pequeños, como Sartre,
sino incluso en los más grandes, como Heidegger: la pobreza conceptual, los
clichés, el uso de una dudosa tradición, parecen ahora lamentables. Sé que
esto va a horrorizar a algunos de mis amigos. (Risas.) En Alemania hay una
corriente anti-heideggeriana muy fuerte. Me tomó su tiempo darme cuenta de
esto.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Pero esa corriente
antiheideggeriana no está ligada a los acontecimientos de la biografía de
Heidegger?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No, no tiene nada que ver
con la biografía. Sino con que Heidegger, desde un principio, teologiza las
cosas primitivamente, y es un gran manipulador del lenguaje. En alemán suena
extraordinariamente simple, incluso simplón. Sus complicaciones provienen de
un montón de galimatías estilísticos, asonancias, aliteraciones, etimologías
verdaderas o falsas… todo un saco de tropos, un juego literario, detrás del
cual se esconde una pobreza conceptual aterradora. Unas declaraciones
apodícticas sobre el origen, el destino de Occidente, de la humanidad en
general. Es tanto más inútil formularlos cuanto que, afortunadamente, siempre
resultan falsos. Por supuesto, Heidegger pertenece a una tradición que quería
comprender las percepciones de la civilización occidental. Sin embargo, la
civilización occidental ya es completamente diferente a como la que conoció
Heidegger en 1938-1939. Y lo que ahora es interesante en ella, [Heidegger] lo
pasó totalmente por alto: habría sido de una inautenticidad radical para él.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Qué es muy interesante en la
civilización occidental actual?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Muy interesantes son los
temas cognitivos que se debaten hoy, todas las cosmologías. Heidegger estaba
poniendo la autenticidad radical fuera de los debates cosmológicos, ¿no? Pues
bien, esto es exactamente lo que se ha vuelto más interesante hoy en día,
gracias a las hipótesis científicas, al estudio de las multiplicaciones.
Heidegger pertenece a una tradición filosófica que pasa por a través de la
teología cristiana (diría que la peor parte). El <i>memento mori, </i>la meditación
sobre la muerte no pertenece a la parte más fascinante de la teología
cristiana, que es la de la multiplicación de los mundos, la exploración de
las posibilidades desconocidas de Dios, en las que el hombre no tiene ningún
papel interesante. Pensar que eres humanista solo porque te preocupa la
muerte de un hombre me parece un error capital. Pero Heidegger, sin duda,
sigue siendo uno de los más grandes escritores del siglo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Y no era algo más que escritor?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Todos somos escritores,
incluido, entre nosotros, Einstein. No hay otra disciplina. Y en ciencia se
dice que las teorías no se aceptan por su verdad, sino por las estrategias
para hacerlas aceptar, por su elegancia estética. Si las demostraciones de
Einstein no hubieran sido estéticamente elegantes, sus compañeros matemáticos
no se habrían dejado convencer por ellas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Aquí en los Estados Unidos se
habla bastante de la muerte de la literatura.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Los científicos que
estudian la cibernética afirman que, en momento dado, el lenguaje articulado
podría desaparecer del mundo, y ser reemplazado por otro sistema de
comunicación. No sé de cuántos cientos de miles de años estamos hablando.
Depende mucho del extraordinario desarrollo de los ordenadores. Incluso
ahora, una de las cosas más interesantes que estoy haciendo son los “mundos
alternativos”. Por ahora son un poco primitivos, pero cuando se desarrollen,
será así: coges una máscara, te pones unos guantes y con la ayuda de la
máscara y los guantes estás en un mundo completamente diferente. Obviamente,
el programa te da el mundo en el que estás. Pero puedes estar donde quieras.
Y realmente funcionas en ese mundo; es decir, tus manos, a través de guantes,
toman los objetos de ese mundo, palpan los objetos, ¿comprendes?</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Dónde está ese mundo?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Está en los ordenadores.
Obviamente, esto también plantea problemas filosóficos muy interesantes,
porque básicamente nosotros también, en nuestros mundos, estamos, podríamos
decir, en nuestros ordenadores. Nuestra conciencia es en realidad una
pantalla tridimensional. Otros dicen que tendría más de tres dimensiones.
Nuestra imaginación, incluso nuestra conciencia, es similar a la pantalla de
un ordenador. Creo que son exactamente las operaciones de los ordenadores las
que crean las imágenes. La analogía del ordenador funciona en la medida en
que nosotros también tenemos una pantalla, pero por otro lado nosotros mismos
somos ese ordenador.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Un ordenador que no se domina
lo suficiente, ¿verdad? Porque, de hecho, parecería que no estamos usando
todas nuestras disponibilidades en absoluto.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Claro, un ordenador tal vez
de poca potencia. Pero en la historia del mundo, muchas religiones, técnicas
y folklores han buscado programas de acceso al ordenador, a la verdad, a los
secretos de la mente.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Estamos llegando al espacio
de las doctrinas orientales.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Sí, se puede decir que
también son formas de actuar en algunos programas especiales de la mente
humana. Científicamente aún no se conocen. Se conocen ciertos estados
especiales de biocorrientes circulantes, llamados ondas alfa, ondas theta,
que tienen propiedades muy curiosas sobre el organismo. En las ondas theta,
por ejemplo, el cuerpo ya no reacciona al dolor. Pero no quisiera darles
mucha importancia a tales cosas, porque en realidad no se conocen con
precisión. Son físicos los que lo han investigado. Hay un movimiento <i>New
Age</i> muy importante e interesante en California que afirma ser capaz de
manipular la mente de tal manera que produzca los resultados deseados. Algo
así como la magia, por así decirlo, pero usan técnicas de bombardeo
subliminal. Como el hilo musical de los grandes almacenes que tiene mensajes
subliminales que te hacen comprar, sentirte muy bien, feliz, entrar en un
mundo artificial, en una especie de paraíso. Pero que también contiene mensajes
subliminales para que no robes. Y hay leyes que regulan su uso, porque
obviamente hubo objeciones. Algunos dicen que eso es una forma de manipular
la conciencia. Pero este ejemplo es solo la punta del iceberg de un montón de
técnicas. Algunas técnicas, para cambiar la conciencia, el subconsciente, son
completamente desquiciadas, otras son muy interesantes; si en determinadas
situaciones conoces la fórmula correcta, la conciencia puede producir
resultados sorprendentes que superan a la naturaleza. Algunos físicos han
investigado sobre uno de los llamados pensadores positivos más interesantes,
un tal Napoleon Hill, que forma un grupo y luego camina a través del fuego
con sus seguidores. Camina sobre brasas. Movidos por sus afirmaciones, los
físicos realizaron investigaciones para demostrar que no estamos ante un
fenómeno sobrenatural. Y los electroencefalogramas han demostrado que si
entras en la etapa alfa o theta tienes cierta protección contra el dolor.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Y esa <i>New Age</i> es de
California?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No, está en todas partes. Pero
las “más potentes” están, digamos, en California. Está muy comercializada.
Pero algunas cosas son interesantes. Otras son ridículas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: Retrocedamos un poco al
momento de tu partida.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Me fui en el 72. Tenía un
volumen en Cartea Românească, que ya había sido anunciado en el programa de
1970 en la Editorial Eminescu. Luego, más tarde, Mircea Ciobanu llevó el
manuscrito, pero ya sin ninguna esperanza. Eran cuentos surrealistas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Oníricos?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Sí. Probablemente entonces se
habrían definido así.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: De repente, después de las tesis
de 1971, el término onirismo desapareció y también la literatura onírica.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No puedo explicar por qué
mis cuentos no pudieron ser publicados. Tengo la impresión de que cuando me
llamó el jefe de redacción para decirme abatido que no podía publicarme, se
pronunció la palabra “mística”. Pero desde 1970, hasta las revistas dejaron
de publicarme, porque yo le había dicho muy resueltamente un “no” al guardia
de la <i>Securitate</i> que había solicitado mis servicios. Y cuando pidió
mis servicios, el guardia de <i>Securitate</i> me preguntó: “¿Qué quieres
hacer?” “Me gustaría escribir, estudiar”, le respondí. Yo era un estudiante
de italiano. “Y como profesión, ¿qué te gustaría ser?” “¡Me interesaría
trabajar en una revista!” Me dijo: “¡Podemos hacer todo esto!” Pero yo no era
un buen chico. Y como no era un buen chico, tuve señales de inmediato. Y
desde 1970 no he podido publicar mi prosa. Entonces fue una señal muy clara,
que realmente no tenía nada que hacer en Rumania. Afortunadamente lo entendí
y logré salir en el 72. Dos semanas después de la graduación. Estuve en
Italia casi cinco años, y después me trasladé a Holanda, donde estuve doce
años, de manera intermitente. Fui estudiante aquí en Chicago, en el 75, y
estudié con Mircea Eliade.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Conocías ya a Eliade?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Le conocí en 1974, pero ya
mantenía una correspondencia con él desde 1971, todavía viviendo en Rumanía,
antes de las tesis. Y luego, cuando marché de Rumanía, empezamos a
escribirnos muy a menudo. Nos encontramos en septiembre del 74, en París, y un
poco más tarde, en el 75, conseguí irme a trabajar con él. Luego volví a ver
a Eliade en verano, un mes en París, y pasamos juntos prácticamente todas las
noches. Cuando estuve en Holanda, él también fue a visitarme, con su mujer.
Desde 1986 me invitaron aquí a dar conferencias y teníamos varios proyectos
en los que estábamos trabajando juntos, pero, lamentablemente, tres semanas
después de mi llegada, sufrió un ataque. Permaneció en el hospital durante
ocho días. Eliade era un hombre muy generoso, muy encantador e inocente.
Tenía un encanto muy especial. Y tenía una gran inteligencia e incluso una prudencia,
en cierto sentido, práctica. Entendía muy bien las relaciones sociales, los
mecanismos de cierta, lo sé, sociedad intelectual de la que formaba parte:
allí no era un extraño, ni se sentía extraño. Pero su gran franqueza formaba
parte de su encanto. Por eso, en algún momento puede explicarse cómo Eliade pudo
ver las partes generosas de un movimiento sin, digamos, comprender su lado
oscuro.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Cuántos libros tienes en
total?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: Quince. Tengo varios libros
que prácticamente no existen (fueron editados con editoriales muy pequeñas, de
muy poca tirada), y otros fueron muy bien recibidos- la mayoría en Italia. En
Francia solo tengo publicados cinco. Y en Estados Unidos uno publicado y
cuatro en imprenta. Además, recientemente publiqué
varios cuentos escritos con un colaborador. Escribimos “a cuatro manos”.
Escribo bien mi trabajo científico en inglés, pero para la literatura se
necesita algo más.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">G.A.: ¿Pero eso no significa ya una
traducción?</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I.P.C.: No, no. Para nada. Todo está
escrito conjuntamente. Así es mucho más divertido, de verdad.</span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="mso-element-anchor-horizontal: margin; mso-element-anchor-vertical: paragraph; mso-element-frame-hspace: 7.05pt; mso-element-left: -14.45pt; mso-element-top: -20.2pt; mso-element-wrap: around; mso-element: frame; mso-height-rule: exactly; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Chicago, 2 de diciembre
de 1990<o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
</tbody></table>
</div><br /><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-63984571337647077002022-09-27T22:23:00.004+02:002022-09-29T13:15:59.212+02:00“Sobre las dos grandes Primaveras y los Škvorecký” de Milan Kundera (1978)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg_g4xusB-S9fQO521-D9p_PMaQarm9AYImO1sSwL05MTt55UetIu3Zw4aFuoY69exKUTpQPcAUUYUUYGj_V7QX6qIdPHEqAgejhCL2RNRWHgBj3_RR3eh2pAVgb4a9WXl92qBcojwkOri0oWWz4bezp5ghCLmk56USh2whVZ_KKNdKxL1G-0aMprgLXg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="265" data-original-width="460" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg_g4xusB-S9fQO521-D9p_PMaQarm9AYImO1sSwL05MTt55UetIu3Zw4aFuoY69exKUTpQPcAUUYUUYGj_V7QX6qIdPHEqAgejhCL2RNRWHgBj3_RR3eh2pAVgb4a9WXl92qBcojwkOri0oWWz4bezp5ghCLmk56USh2whVZ_KKNdKxL1G-0aMprgLXg=w400-h230" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">1. Cuando en septiembre de
1968 pude pasar unos días en París, traumatizado por la tragedia de la invasión
rusa de Checoslovaquia, estaban allí también Josef y Zdena Škvorecký. Me asalta
otra vez la visión de un joven que, agresivamente, se dirigió a nosotros: “<i>¿Qué
quieren exactamente ustedes los checos? ¿Es que se han cansado ya del
socialismo?”.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Durante aquellos días,
debatimos largamente con un grupo de amigos franceses que emparentaban las dos
Primaveras, la parisina y la checa, envueltas las dos en un mismo espíritu de
rebelión. Esto era mucho más agradable de escuchar, pero persistía el
malentendido:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El Mayo del 68 de París
fue una explosión inesperada. La Primavera de Praga, la culminación de un largo
proceso que arranca del choque que había producido el Terror estalinista en los
primeros años después de 1948.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El Mayo de París,
conducido primero por iniciativa de los jóvenes, estaba impregnado de lirismo
revolucionario. La Primavera de Praga se inspiraba en el escepticismo
posrevolucionario de los adultos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El Mayo de París era un
cuestionamiento festivo de la cultura europea, vista como aburrida, oficial,
esclerosada. La Primavera de Praga era la exaltación de esa misma cultura
durante largo tiempo sofocada bajo la imbecilidad ideológica, la defensa tanto
del cristianismo como de la negación libertina de toda creencia y cómo no, del
arte moderno (digo bien: moderno, no posmoderno).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El Mayo de París hacía
gala de su internacionalismo. La Primavera de Praga quería devolver a una
pequeña nación su originalidad y su independencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Gracias a un “<i>maravilloso
azar</i>” estas dos Primaveras, asincrónicas, salidas cada una de un tiempo
histórico distinto, se encontraron el mismo año en “<i>la mesa de disección</i>”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">2. El principio del
camino hacia la Primavera de Praga está marcado en mi memoria por la primera
novela de Škvorecký, <i>Los cobardes</i>, publicada en 1956 y recibida con el
grandioso fuego de artificio del odio oficial. Esta novela, punto de partida de
una gran trayectoria literaria, habla de un señalado punto de partida
histórico: una semana de mayo de 1945 durante la cual, tras seis años de
ocupación alemana, renace la República checa. Pero ¿por qué semejante odio?
¿Era la novela tan agresivamente comunista? En absoluto, Škvorecký cuenta en
ella la historia de un hombre de veinte años, locamente enamorado del <i>jazz</i>
(al igual que Škvorecký), arrastrado por el torbellino de unos días de una
guerra moribunda cuando el Ejército alemán ya estaba de rodillas, en la que la
resistencia checa se reconstituía con torpeza y en la que los rusos ya estaban
llegando. Ningún anticomunismo, sino más bien una actitud no política; ligera,
descortésmente no ideológica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y, además, la
omnipresencia del humor, del inoportuno humor. Lo cual me hace pensar que la
gente ríe de un modo diferente en las distintas partes del mundo. ¿Cómo negarle
a Bertolt Brecht el sentido del humor? No obstante, su adaptación teatral de <i>Las
aventuras del buen soldado Švejk</i> prueba que jamás entendió nada de la
comicidad de Hašek. El humor de Škvorecký (como el de Hašek o Hrabal) es el
humor de los que están lejos del poder, no aspiran al poder y consideran que la
Historia es una vieja bruja ciega cuyos veredictos morales les hacen morir de
risa. Y me parece significativo que sea precisamente con ese espíritu no serio,
antimoralista, antiideológico, como arrancó, al alba de los años sesenta, un
gran decenio de la cultura checa (por otra parte, el último al que podemos
llamar grande).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">3. Oh, los queridos años
sesenta; me gustaba decirlo entonces, cínicamente: el régimen político ideal es
una dictadura en descomposición; el aparato represivo funciona de manera cada
vez más defectuosa, pero sigue ahí para estimular el espíritu crítico y
burlesco. En el verano de 1967, irritados por el valiente congreso de la <i>Unión
de Escritores</i> y considerando que el desafío había ido demasiado lejos, los
amos del Estado intentaron endurecer su política. Pero ese espíritu crítico
había contaminado ya incluso a un comité central del Partido que, en enero de
1968, decidió dejarse presidir por un desconocido: un tal Alexander Dubček.
Empezó la Primavera de Praga: con una gran sonrisa el país rechazó someterse al
estilo de vida impuesto por Rusia; se abrieron las fronteras del Estado y todas
las organizaciones sociales (sindicatos, uniones, asociaciones), en su origen
creadas para transmitir al pueblo la voluntad del Partido, se independizaron y
se convirtieron en instrumentos inesperados de una democracia inesperada. Nació
un sistema (sin ningún proyecto previo, casi por casualidad) que carecía
realmente de precedentes: una economía nacionalizada en manos de cooperativas,
poca gente rica, poca gente pobre, la enseñanza y la medicina gratuitas, pero
también: el final del poder de la policía secreta, el final de las
persecuciones políticas, la libertad de escribir sin censura y, por tanto, el
florecer de la literatura, el arte, el pensamiento, las revistas. Ignoro cuáles
eran las perspectivas políticas de futuro de aquel sistema; en la situación
geopolítica de entonces, sin duda alguna eran nulas; pero ¿y en otra situación
geopolítica? ¿Quién puede saberlo?... En todo caso, aquel segundo durante el
que existió ese sistema, aquel segundo fue soberbio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En <i>Mirákl</i>
(Milagro) (terminada en 1970), Škvorecký cuenta todo ese período, entre 1948 y
1968. Lo sorprendente es que posa su mirada escéptica no sólo sobre la
estupidez del poder, sino también sobre los contestatarios, su gesticulación
vanidosa que iba instalándose en el escenario de la Primavera. Por eso, en
Checoslovaquia, después de la catástrofe de la invasión, ese libro no sólo fue
prohibido, como todas las obras de Škvorecký, sino poco reivindicado también
por los que se oponían al régimen, quienes, contaminados por el virus del
moralismo, no soportaban la libertad inoportuna de la ironía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">4. Cuando, en septiembre
de 1968, en París, los Škvorecký y yo discutimos con amigos franceses acerca de
nuestras dos Primaveras, no andábamos exentos de preocupaciones: yo pensaba en
mi difícil regreso a Praga; ellos, en su difícil emigración a Toronto. La
pasión de Josef por la literatura norteamericana y por el <i>jazz</i> había
facilitado su elección. (Como si, desde nuestra primera juventud, lleváramos
dentro el lugar de nuestros respectivos posibles exilios: yo, en Francia;
ellos, en Norteamérica...) Pero, por muy desarrollado que fuera su
cosmopolitismo, los Škvorecký eran patriotas. Sí, ya lo sé, hoy en día, en
estos tiempos de bailes organizados por uniformizadores de Europa, en lugar de “<i>patriota</i>”
habría que decir (con desdén) “<i>nacionalista</i>”. Pero, perdónennos, en
aquellos tiempos siniestros, ¿cómo habríamos podido no ser patriotas? Los
Škvorecký vivían en Toronto en una casita en la que dedicaron una habitación a
editar y publicar a escritores checos prohibidos en su país. Nada por entonces
era más importante. La nación checa no nació (varias veces) gracias a sus
conquistas militares, sino que renació siempre gracias a su literatura. Y no me
refiero a la literatura como arma política. Hablo de la literatura en tanto que
literatura. Ninguna organización política subvencionaba a los Škvorecký,
quienes, como editores, no podían contar sino con sus propias fuerzas y sus
propios sacrificios. Nunca lo olvidaré. Yo vivía en París y el corazón de mi
país natal estaba para mí en Toronto. Una vez terminada la ocupación rusa, ya
no hubo motivos para publicar libros checos en el extranjero. Desde entonces,
Zdena y Josef visitan Praga de vez en cuando, pero vuelven siempre a su patria.
La patria de su viejo exilio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KUNDERA, Milan (2009), <i>Un
encuentro</i>, Buenos Aires, Tusquets Editores. Traducido del original francés
por Beatriz de Moura.</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-4946494161057631442022-08-12T10:30:00.005+02:002022-08-12T10:30:58.623+02:00Tres artículos sobre Ucrania de Iury Lech en "La Vanguardia" ( "Ucrania: un no resuelto problema" -28 de septiembre de 1989; "Mitos en retirada" -19 de enero de 1990- y "El nacionalismo útil" -27 de marzo de 1990)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjJlPdL_EjWsUaa695MszeRCvcvgxvohSOs6t9Nnl2kZ-Ze5UNDqX1P4M9t9MidptsIx9Q_9RfkKKai2SSwsxBxViIayEOjvrhFx9msnUAJYXsi2Y3hCj39rU4jQrRnKC_xhe91ExTL1yDYUU3Bo_tDVgHOi2UHXiL4yYQEppgGAcLshdoFF62VCPxTsw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="667" data-original-width="1000" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjJlPdL_EjWsUaa695MszeRCvcvgxvohSOs6t9Nnl2kZ-Ze5UNDqX1P4M9t9MidptsIx9Q_9RfkKKai2SSwsxBxViIayEOjvrhFx9msnUAJYXsi2Y3hCj39rU4jQrRnKC_xhe91ExTL1yDYUU3Bo_tDVgHOi2UHXiL4yYQEppgGAcLshdoFF62VCPxTsw=w400-h266" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Ucrania:
un no resuelto problema<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">LA reciente manifestación
multitudinaria nacionalista contra la ocupación del Ejército Rojo realizada en
la ciudad ucraniana de Lviw (Lvov en ruso) pone de nuevo en evidencia el
absurdo histórico que todavía padecen las repúblicas soviéticas, exceptuando, claro
está, a Rusia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Es más que significativo
que el acto no haya tenido lugar en la capital, Kiev, y sí en una ciudad con
fuerte herencia religioso-patriótica —corre la broma de que allí hasta los
agentes del K.G.B. hablan el ucraniano— en donde a finales de 1918 se conquistó
por tercera vez en su historia la independencia de Ucrania, estableciéndose la
República Nacional de Ucrania Occidental, privilegio que no duraría más de dos
años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ucrania es una nación de
esencia europea, con cincuenta millones de habitantes y casi un millón de
kilómetros cuadrados de superficie, pero hasta el catastrófico accidente
nuclear ocurrido en Chernóbil, fue prácticamente desconocida —o excluida ‘con
premeditación— por la Europa ilustrada. Dos son las asignaturas pendientes que
más sensibilizado tienen el pueblo ucraniano: su independencia del conjunto
soviético y la libertad de excepción religiosa. Plantear la existencia de una
Ucrania libre y soberana traerá consigo inevitablemente un reexamen de sus
fronteras y en el supuesto caso de obtenerse, Rusia exigiría la cesión de
aproximadamente nueve provincias y parte de territorios limítrofes, con lo que
se quedaría sin salida al mar ni industria básica, y si a esto le agregamos las
pretensiones polacas sobre las provincias occidentales, los ucranianos, ahora
con una nación más grande que España y Portugal, se quedarían con un trozo de
territorio reducido a la extensión de la isla de Cerdeña.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En el apartado religioso,
el problema radica en poner de acuerdo a las dos mitades de Ucrania, esto es,
la del este, o “<i>rusificada</i>”, donde la Iglesia ortodoxa es la regidora
absoluta, con la del oeste, o “<i>polonizada</i>”, en la cual son mayoría los
católicos “<i>uniatos</i>" adheridos al rito oriental, forzados durante la
época estaliniana a integrarse a la Iglesia ortodoxa rusa, que vive en una
situación de clandestinidad con menos de trescientos sacerdotes y conventos y
monasterios secretos. Para los ucranianos, nación e iglesia significan lo
mismo, por lo que esta escisión interna representa su talón de Aquiles al cual
sus enemigos no han dejado de asaetear.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Durante la conmemoración
en Lviw, el dirigente Viatcheslaw Chomovil del Grupo de Helsinki de Ucrania —la
mayor parte de sus miembros más destacados ha perdido la vida en los “<i>gulags</i>"
siberianos— no en vano manifestó que de seguirles en sus reivindicaciones Ucrania
oriental “<i>se acabará el imperio ruso</i>". Hay que destacar que
Chomovil, leninista convencido y que conoce a Marx y las leyes soviéticas mejor
que sus inquisidores, fue prisionero en los campos de concentración por casi
dos décadas, por el solo hecho de negarse a testificar en juicios ilegales y
cerrados contra intelectuales ucranianos que pedían el reconocimiento de la
soberanía de su país, y plasmar su impresionante testimonio en un libro que fue
sacado de la Unión Soviética de contrabando, publicado en Canadá bajo el título
de "<i>Los documentos de Chomovil</i>"<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Las reivindicaciones de
los ucranianos, así como de las demás repúblicas en cuestión, son un tema
demasiado espinoso para la cúpula del PCUS, y su secretario general, Mijail Gorbachov,
ya ha expresado en reiteradas ocasiones, invocando sospechosamente a la “<i>perestroika</i>”
(lo cual tiene connotaciones de estar poniendo a punto la maquinaria del “<i>terror
preventivo</i>”), que no tolerará el peligro de los nacionalismos ni aventuras
independentistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No hay más que recordar
los trágicos sucesos en Alma Ata o Tiblisi, lo cual supondría para Rusia, y no
para la unidad del partido, al fin y al cabo la beneficiaría mayor de la URSS,
una total e irremediable ruina económica. No hay que olvidar que las reformas
incentivadas por Gorbachov están dirigidas a terminar con la corrupción dentro
del sistema y no para acabar con el sistema comunista en sí. Un cambio en la
política inmovilista soviética con respecto a los nacionalismos es más un
loable deseo que una realidad aplicada a corto plazo con modificaciones
trascendentes; sin una verdadera ayuda exterior todo intento separatista está
destinado al peor de los fracasos. Ya Cioran llamó la atención sobre el mesianismo
de los rusos y su aspiración a “<i>salvar</i>” al mundo, derivado de “<i>una incertidumbre
interior, agravada por el orgullo, por una voluntad de afirmar sus taras, de
imponérselas a otros, de descargarse sobre ellos de un exceso sospechoso</i>”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la actualidad, Ucrania
tiene un estatus similar al de una colonia y se ve obligada a mantener un
continuo y silencioso pulso con el poder central para evitar que sus raíces
culturales sean extirpadas bajo el pretexto de ser cocinadas en la olla común
de un trasnochado paneslavismo. La idiosincrasia ucraniana es diametralmente
opuesta a la rusa, así como su lengua e historia, esta última distorsionada
para no reconocer su derecho a la autonomía. ¿Está Ucrania, por lo tanto,
privada de futuro?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En toda época de
despotismo, la verdadera patria de los pueblos ha sabido transmitirse mediante
su memoria colectiva. En el caso de la nación ucraniana, ésta sufre de una
anestesia local sobre su sentimiento de pertenencia. Al igual que el caduceo de
Mercurio, insignia del obispo católico ucraniano, que es una vara entrelazada
con dos serpientes y un yelmo alado en la parte superior, Ucrania corre el
riesgo, en su anhelo por expandirse hacia la identidad propia, de ser
aprisionada en esa doble corriente de evolución e involución.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La Vanguardia</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">, 28 de septiembre de 1989, p.5.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">***<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mitos en retirada<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mientras devoramos imágenes dramáticas, restos del
lenguaje y sonidos crepusculares, el decenio ha terminado dejándole bien claro
al hombre que cualquier supuesta estabilidad de que goza puede desaparecer en
el momento menos esperado. Estamos frente al doble rostro de Jano, esa deidad
romana asociada al destino, el tiempo y la guerra, que mira hacia el pasado y
el futuro, cuya dualidad hoy configura en una cara el repliegue de las
ideologías, mientras que en la otra se refleja el progresivo interrogante de la
autodeterminación. El primer debate se centra en la liquidación del dogma
comunista y el polémico apéndice sobre la existencia o no de un comunismo real,
sostenido inevitablemente por quienes en su hora apoyaron regímenes afines sin
hacer tal distinción y que, aquejados de amnesia, todavía no tienen el valor de
analizar y reconocer públicamente la falsedad que les llevó a decir, años
atrás, que todos los exiliados y disidentes del Este no eran más que fascistas
o burgueses contrarrevolucionarios; o su complicidad criminal al alentar la
proliferación de semejante sistema en cualquier sociedad que se les pusiera a
tiro. El ser humano nombra a las cosas para poder comprenderlas y de ahí que la
especulación acerca de la faceta noble del comunismo es fútil debido a que, y
empleando la retórica marxista, aquello que fue es lo que debía haber sido.
Resulta azaroso desandar el camino que ha dado forma a una idea mesiánica y
estéril sostenida únicamente en un incalculable sacrificio espiritual y
material, una concepción del mundo redentorista cuyo utopismo no ha forjado más
que el culto a Leviatán; aunque es verdad que el comunismo, además del
ingrediente tiránico de los pueblos de Oriente, se alimentó de enfervorizadas
teorías occidentales, hecho que parece suscitar en el mundo libre el deber
moral de compensar económicamente a los países sometidos al delirio bolchevique
y demuestra, una vez más, la astucia troyana asentada en el poder del Kremlin
al traspasar su pesada responsabilidad, y por qué no, bomba de tiempo, a los
liberales europeos siempre tan aficionados a un “mea culpa” oficioso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ahora que es irreversible el fin de las dictaduras,
autarquías y tiranías, Europa asiste indolente a un nuevo despertar de un viejo
<i>Volksgeist</i>, esa esencia cultural que a través de los siglos ha
conformado un irreductible mosaico de pueblos y naciones. Sin ánimos
clarividentes, este resurgir del separatismo trae a la memoria las circunstancias
que condujeron a la I Guerra Mundial, considerada por algunos como una salida a
los conflictos políticos internos y a una dificultad por dar un cauce
conciliador a las actividades de las distintas organizaciones nacionalistas, en
particular las de la multiétnica zona de los Balcanes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para poder entrar en el próximo siglo en paz, es
indudable que debe haber un replanteamiento por parte de los estados
contenedores y de las naciones contenidas del significado de la
autodeterminación, cuya actual tendencia pasa más por la autoafirmación de
principios, la necesidad de mostrarle al mundo el espíritu de lucha patriótico
apoyado en la explotación de las reservas del sentir colectivo, olvidándose en
el camino la fuerza simbólica de la independencia y mermando en consecuencia el
inconsciente personal de cada habitante. Al debate sobre la autodeterminación
habría que anteponerle el proceso de individualización, que reconcilia los
conceptos de “<i>patria</i>” y de “<i>matria</i>”, elaborando la conciencia de
cada individuo antes que someterle a una concienciación forzada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No está de más recordar las desapasionadas palabras
del pensador rumano Cioran al respecto: “<i>¡Cuánto más trágico el problema
nacional para los pueblos pequeños! No hay irrupción súbita en ellos, ni
decadencia lenta. Sin apoyo en el porvenir ni en el pasado, se apoyan
gravosamente sobre sí m ismos; de ello resulta una larga meditación estéril. Su
nacionalismo, que suele ser tomado a broma, es más bien una máscara, gracias a
la cual intentan ocultar su propio drama y olvidar en un furor de
reivindicaciones, su ineptitud para insertarse en los acontecimientos; mentiras
dolorosas, reacción exasperada frente al desprecio que creen merecer, una
manera de escamotear la obsesión secreta por si mismos</i>”. Comparar la
problemática local con la soviética no sólo resulta una aseveración poco
informada, sino que minimiza, como ya ocurrió gracias a la avaricia intelectual
de cierta intelectualidad izquierdista, el verdadera dilema de las repúblicas
de la URSS, en donde se ha perseguido a cualquier coste la desaparición de las
diferencias nacionales. Con un considerable atraso hoy se comienza a reconocer
la envergadura social y cultural del territorio soviético, del que comúnmente
se suponía un bloque sin fisuras ni divergencias internas, gracias a una
maquinaria propagandística antinatural que divulgó la mentirosa existencia de
una dicotómica constitución que incluía el derecho a la secesión o de una
invisible fuerza representativa republicana en la ONU.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La realidad acallada es mucho más compleja y
patética, y las tensiones que hoy se revelan en el conjunto de la Unión
Soviética no son más que consecuencia de la política intolerante del
etnocentrismo ruso, con lo cual resulta retorcido por parte de Gorbachov decir
que el PCUS representa una garantía a la solución de las reivindicaciones
nacionalistas. No obstante, debería definirse si está a favor de los
separatismos, como lo ha demostrado al oponerse a una reunificación alemana con
el alegato de que se trata de dos estados distintos y desatar el nudo gordiano
de los nacionalismos aún amarrado a la carroza bélica zarista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se da el triste contrasentido de que la URSS ha sido
por antonomasia la principal productora y exportadora del terrorismo
internacional que dirige su lucha a favor de la libertad de los pueblos
oprimidos; otra paradoja poco conocida es que la propia Rusia debe su nombre ya
que Rus fue el primitivo nombre de la actual Ucrania cuando hace un milenio
configuraba el reino de Kiev.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Para que Europa pudiese surgir fue necesaria la
devastación del Sacro Imperio Romano, y si la finalidad de la “<i>perestroika</i>”
está en crear una casa común Europa no hay que postergar el desmantelamiento
del imperio de la Santa Rusia, una ardua tarea muerto Sajarov, el último
dinosaurio de la disidencia activa, y más cuando Moscú sabe que tiene a su
disposición un aparato represivo intacto. Si en un pasado fueron Pedro el
Grande y Catalina y más tarde el binomio Lenin-Stalin quienes sedujeron a
Occidente, hoy Gorbachov y Raïssa despiertan pasiones iguales, por lo que habrá
que estar preparados ante un eventual rapto de la hija de Agénor, pero esta vez
no a lomo de un toro, sino en el del caballo de Troya. No en vano el escritor
Gogol se preguntaba entre las melancólicas brumas de su atormentada alma
eslava: “<i>¿Hacia dónde vas tan de prisa, oh Rusia?</i>”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La Vanguardia</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">, 19 de enero de 1990, p.17.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">***<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El nacionalismo útil<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En alemán, la palabra ruso (“<i>russe</i>”) puede
asociarse fonéticamente a hollín (“<i>russ</i>”), lo cual podría dar lugar,
parafraseando a Georg Groddeck, a la siniestra metáfora que debe de impregnar
el espíritu de todas las naciones no rusas de la Unión Soviética cansadas de un
opresivo mesianismo y que no ven la hora en que podrán despedirse “<i>ad aeternum</i>”
de una tutela jamás requerida: Rusia, el país del hollín, el país negro, el de
la muerte. Poco a poco el mundo toma conciencia de que las ideologías
totalitarias siempre han empleado la más noble de las fraseologías para luego
poner en marcha los más bajos y perversos instintos de dominación; sin embargo,
esto no representa suficiente descargo como para olvidarnos de que, en su
momento, pocos se comprometieron en defender aquello que hoy es curiosamente
credo de muchos conversos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cuando hace veinticinco años Ivan Dziuba, mítico
activista en pro de los derechos humanos, lo que le ha llevado a ser diputado
por Ucrania, lanzaba en “<i>samizdat</i>” un revolucionario manifiesto en
respuesta a los masivos arrestos de intelectuales en su país titulado “<i>¿Internacionalismo
o rusificación?</i>”, en el cual por primera vez en la URSS se hablaba de “<i>glasnost</i>”
y que logró publicarse en el extranjero en forma de libro, en el bloque libre
nadie pareció enterarse; cuando en la misma época Kruschev promovía la
descolonización de África mientras en casa fusilaba a nacionalistas bálticos,
bielorrusos o ucranianos por atreverse a hablar de independencia, a nadie se le
ocurrió pensar que esto constituía una salvaje contradicción. Y podríamos
seguir enumerando casos semejantes hasta conseguir todo un archivo dedicado a
compilar los métodos terroristas empleados por Moscú para acabar durante estos
últimos setenta años con cualquier atisbo de nacionalismo; pero no hará falta
extendemos tanto, ya que ahora mismo Lituania será el test que nos dará la
pista sobre la actitud comunista a seguir en el futuro con la cuestión
independentista. Es probable que en este trance también se revele el
desconocimiento histórico y la falta de sensibilidad de los países libres con
respecto a las justas reivindicaciones de las naciones sometidas a la ambición
rusa, que ha originado verdaderas cazas de brujas como, por ejemplo, la
emprendida en los últimos tiempos por la KGB contra dirigentes nacionalistas en
el exilio bajo la falsa acusación de ser autores de atroces crímenes de guerra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cuando se comprenda el explícito e incondicional
apoyo exterior de los gobiernos democráticos a la independencia de cualquier
república soviética —como se hizo con Luxemburgo, Barbados o Namibia—, sin
artimañas dialécticas por miedo a un enfrentamiento diplomático con Moscú,
habremos ganado una batalla más a favor de la justicia natural, la cual se
antepone por imperativo a cualquier cláusula de materialismo histórico, de
ficticias ataduras geográficas o de compromisos bilaterales. Desconocer o no
querer reconocer estas reivindicaciones es negar el sufrimiento físico y moral
causado por sinuosas doctrinas en nombre de una supuesta cohesión nacional. Si
bien es verdad que en Occidente el concepto nacionalista despierta rápidamente
recelos y amargos recuerdos, tampoco debe olvidarse la diferencia que existe
entre el nacionalismo de un estado opresor y el de una nación oprimida, entre
la idea nacional y fundamentalista con sus inefables consignas y símbolos
patrios enmarcados para la posteridad y la soberanía que garantiza el
desarrollo de unas culturas oprimidas por la imposición de valores ajenos a su
idiosincrasia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El gran problema en la URSS radica en el sentimiento
de superioridad ruso, en su confusa manera de considerar propio lo ajeno y su
relación de dominio con el resto de las naciones soviéticas no rusas; mientras
estas últimas sienten que han sido explotadas, los rusos creen que sus “<i>sacrificios</i>”
no han sido debidamente considerados. De ahí que pongan como condición previa a
cualquier negociación sobre el tema de la secesión el pago de indemnizaciones a
Rusia por los bienes cedidos, pretensión bastante fantasiosa, ya que si se
hicieran cuentas veraces, serían los rusos quienes deberían hacerse cargo, como
en el caso de Alemania después de la II Guerra Mundial, por los estragos
económicos, culturales, ecológicos, lingüísticos, morales, etcétera, que han
ocasionado en todas aquellas tierras en las que asentaron su atenazadora garra
ideológica. Allí, los nacionalismos son imprescindibles para la evolución de
voces plurales que impidan el crecimiento del sistema totalitario; así lo
acaban de confirmar el triunfo de independentistas y reformistas en las
elecciones de los representantes a los Soviets Supremos locales. El primer paso
para consolidar esto sería retirar de circulación la vigente Constitución
soviética, permitiendo que cada República se federe con sus propias identidades
colectivas y variantes constitucionales. Para un ruso será muy difícil digerir
semejante propuesta, ya que supondría aceptar que Lituania, Georgia, Moldavia o
Azerbaiyán dejan de formar parte de su huerto privado y campo de maniobras
experimental; supondría para ellos la quiebra de su principal fuente de
orgullo, la de ser superpotencia mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Más que impulsor de reformas, Gorbachov es un
retardador del gesto bruto militar, ya que la expresión popular ha sido el
verdadero motor de los cambios. No olvidemos que el líder soviético es
simplemente una pieza más en este resbaladizo tablero, no el inventor del
juego, y con su nueva parcela de poder —y aquí uno vuelve a preguntarse a qué
han renunciado realmente los dirigentes comunistas— Gorbachov está a punto de
pasar de la categoría de héroe como guerrero a la de héroe como emperador, de
su papel de redentor sólo queda una difusa estela de humo, mientras el PCUS,
después de haber aplastado el movimiento disidente, intenta ocupar el papel de
fuerza opositora que critica a la sociedad soviética. La duda que debe de estar
inquietando a muchos, sin duda, radica en si en la URSS se están preparando
para una verdadera democratización o si se tiene planeado una renovación de los
viejos valores para evitar la desintegración. Una cosa está clara: mientras
siga existiendo un régimen imperial, ningún simulacro de proceso igualitario
puede hacemos creer lo contrario. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La Vanguardia</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">, 27 de marzo de 1990, p.19.</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-4346905066025426292022-08-10T17:45:00.001+02:002022-08-10T22:41:30.768+02:00[Una historia de la literatura ucraniana] “Prólogo” a UNA ICONOGRAFIA DEL ALMA POESÍA UCRANIANA DEL SIGLO XX de Iury Lech (Litoral, nº 197/198, (1993) <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjtxXnzKjPMSEAh8QdmnLl0f24tADJRD7Dp6jzteSmX0ZBBr4YTqPzUeqGwTjBYu1gGAMbJEBV4eM3J4P__FfTJYsmfH6U4N81PCRLjUjsnQiKcdbIuhMNntwC1atTmAiuoo0kN6j6sI52Eqy5kWQW4r5SsmyPEr7_SMBCWJvxyUC3nKwB0WWZ8owa0Ig" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="1821" data-original-width="1241" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjtxXnzKjPMSEAh8QdmnLl0f24tADJRD7Dp6jzteSmX0ZBBr4YTqPzUeqGwTjBYu1gGAMbJEBV4eM3J4P__FfTJYsmfH6U4N81PCRLjUjsnQiKcdbIuhMNntwC1atTmAiuoo0kN6j6sI52Eqy5kWQW4r5SsmyPEr7_SMBCWJvxyUC3nKwB0WWZ8owa0Ig=w437-h640" width="437" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">“Prólogo”
a <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;">UNA
ICONOGRAFIA DEL ALMA<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">POESÍA
UCRANIANA DEL SIGLO XX<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Aún
es posible observar: un remoto país desconocido, <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">en
donde una mujer pensativa se inquieta, <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">susurrando
un sólo deseo; Dios, que sea bendecido, <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">que
sea bendecido mi lejano país.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Vasyl Stus<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">I. De Bizancio a las
crónicas épicas<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ucrania, la segunda mayor
república de la desaparecida URSS, configura un país de características
atípicas ya que no obstante situarse en el centro de Europa, abarcar una
extensión territorial tan amplia como la Península Ibérica y poseer una
historia milenaria comparable a la francesa, se había visto privada del
reconocimiento internacional debido a que su existencia física fue perturbada
por las constantes dominaciones de otros pueblos. La declaración de su
independencia en diciembre de 1990 y de su soberanía como Estado en agosto de
1991 han modificado substancialmente el panorama de su futuro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A través de la
interpretación de las piezas arqueológicas, hoy podemos saber que los griegos
fueron los primeros en dejar información sobre los habitantes de sus tierras
durante el primer milenio antes de Jesucristo. Este material ha permitido
constatar que el desarrollo de Ucrania es divisible en dos períodos históricos
marcados por las migraciones de diversos pueblos que modificaron su situación
étnica y política: la etapa pre-eslava, que abarcó del siglo VIII A. C. al
siglo IV D. C. y la eslava propiamente dicha, que a partir del siglo IV da
forma al actual pueblo ucranio de las ruinas de las culturas asentadas en el
norte del Mar Negro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En este punto es
conveniente advertir que la denominación de “ucraniano” trae sus conflictos
intrínsecos al derivar de la antigua palabra eslava <i>okraina</i>, la cual
significa “zona fronteriza”. Debido a que esta tierra hacía de forzada división
entre Oriente y Occidente y durante cinco siglos defendió a Europa del avance
asiático —fue la región más oriental en la que se hubieran asentado
antiguamente como nación los eslavos— el desarrollo de Ucrania se vio
constantemente convulsionado por las invasiones y ocupaciones de los tártaros,
las hordas mongoles, los principados medievales lituanos, el expansionismo de
los polacos o de los zares rusos, así como por los anhelos de la dominación
nazi. No obstante sus desventajas geopolíticas, Ucrania siempre fue algo más
que una mera cuña entre el despotismo y el imperio de la razón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Alrededor de la segunda
mitad del siglo VI, en el territorio ocupado por la tribu de los “poliane”
emergió el estado más antiguo de la Europa del Este, llamado primitivamente <i>Rus</i>
y del cual la actual Ucrania es heredera directa, siendo su capital, Kiev,
fundada por el mítico Príncipe Kiy. Esta evolucionada cultura medieval trajo
consigo el cristianismo en el año 988 de la mano de Vladimir el Grande, bajo
cuyo amparo se unieron las diversas tribus guerreras que pululaban por la
estepa dedicadas al culto del sol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El <i>epos</i> ucraniano,
además de su tono y contenido heroico, se distinguió por un idealismo nacional
centrado en torno al Estado Kieviano. En esta tradición se continuó hasta
aproximadamente el año 1240, momento en el cual los tártaros arrasan la ciudad
de Kiev obligando a los hombres de letras a desplazarse hacia las planicies de
Moscovia (Rusia), donde llevarían consigo la poesía de la corte denominada <i>biliny</i>
(poemas narrativos que hablan sobre eventos bélicos reales o inventados). Estos
motivos heroicos aún se conservan en la poesía ceremonial ucraniana como los
villancicos, los cánticos de la Epifanía o las canciones nupciales. La
manifestación literaria más importante y trascendente de la siguiente época
resulta en <i>El Cantar de la Gesta de Igor</i>, un largo poema anónimo de
esencia bizantina cuya referencia más cercana en lengua castellana es El <i>Cantar
del Mío Cid</i>, el cual recoge la desastrosa campaña del Príncipe Igor de
Novgorod-Sieversk y que según la <i>Crónica de Hypatius</i> tuvo lugar en 1185.
Esta maravillosa narración siempre fue calificada de pertenecer a la épica
rusa, error derivado del origen de la palabra <i>rus </i>que hoy puede despejarse por
completo dado que las investigaciones de académicos y filólogos han demostrado
que, además de basarse muchos de sus pasajes en la tradición folklórica
ucraniana, fue escrito en la misma lengua hablada por los ucranianos del siglo XII.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">II. Renacimiento
eclipsado<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los siglos XIV y XV
pueden considerarse un período obscuro para las letras ucranianas, tan sólo
preservadas de un ocaso total por la poesía religiosa que suplantó a la épica y
logró mantener la cohesión nacional ante la latinización proveniente de
Polonia. El Renacimiento europeo apenas hizo mella en la literatura ucraniana,
dominada por las influencias eclesiásticas que daban preferencia a los temas
bíblicos frente a los clásicos antiguos; de ahí que la obra más importante del
momento fuera una traducción en lengua popular del <i>Nuevo Testamento</i>. Con la
instauración de la Academia de Kiev se puso fin a la restricción sobre la
literatura secular y surgió un estilo retórico cuyo representante más notable
fue Ivan Vishensky. A comienzos del siglo XVII, este autor infiltró los
primeros elementos del Barroco, un movimiento que por sus orígenes enriqueció
paradógicamente a la poesía ucraniana con bastantes latinismos y elevó a la
poesía versificada a un notable esplendor. De este período, todavía bajo la
influencia teológica, resaltan la dramaturgia del predicador San Dimitri
Tuptalo, el poema en prosa rítmica <i>Trenos</i> de Meletiy Smotritsky, los
epigramas del sacerdote Ivan Velychkovsky y la lírica y diálogos filosóficos
del místico Hryhori Skovoroda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">III. Un romanticismo
nacionalista<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Entre los siglos XVI y
XVIII comenzaron a circular las chimas, poesía épica oral que suplantó a la
lírica medieval y que se basaba en los sucesos históricos de la Ucrania Cosaca,
a cuyos integrantes no hay que confundir con los cosacos zaristas, reflejando
las condiciones sociales de aquellos tiempos con un mensaje moralista y
didáctico. Este período no encuentra parangón en Europa y dentro de la literatura
ucraniana representa uno de sus momentos cumbres, sólo comparable a la
literatura serbia, española o neogriega.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En la segunda mitad del
siglo XVIII, la poesía ucraniana sufre una época de estancamiento que hará
declinar formas elevadas como la oda, la elegía o la tragedia, y únicamente las
canciones populares conservarán todo el espíritu nacional. En 1789 los vientos
neoclásicos se introducen en la literatura ucraniana a través de la epopeya
heróico-burlesca de Ivan Kotliarevsky (1769-1838), cuya <i>Eneida </i>superó a los
modelos ruso y alemán por su verso fluido y sus descripciones paródicas. Petro
Hulak-Artemovsky (1790-1865), por otra parte, escribió una magistral parodia de
las <i>Odas </i>de Horacio. Del mismo modo que el Barroco, el Romanticismo llegará
tardíamente a Ucrania, no obstante entre 1820 y 1830 la ideología romántica,
muy unida a la investigación etnográfica y arqueológica, se arraigará en Kiev
con un inusitado vigor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay que destacar de este
período la creación de la <i>Hermandad de Cirilo y Metodio</i>, un movimiento
humanista basado en las enseñanzas de los primeros maestros de los eslavos y
cuyos objetivos eran la consecución de la libertad establecida en base a un
orden social democrático inspirado en las tradiciones ancestrales y la
condición redentora del poeta. De este círculo, desintegrado por la policía
zarista, sobresalen el etnógrafo Panteleimon Kulish (1819-1897) con su poema
escrito en forma de “duma”, <i>Relato sobre Ucrania</i> (1843), así como el
historiador Mykola Kostomarov (1817-1885), autor del mesiánico <i>Textos sobre
el origen del pueblo ucraniano</i>, influenciado por <i>Libros del éxodo del
pueblo polaco</i> del escritor polaco Adam Mickiewicz. Pero sin lugar a dudas
la más relevante de las figuras románticas ucranianas fue Taras Shevchenko
(1809-1861), cuyo poemario <i>Kobzar</i> y su estilo, que supo combinar la
eufonía con la poesía popular, ha significado para generaciones enteras de
ucranianos un auténtico evangelio y es considerado hoy una especie de redentor
de la identidad cultural ucrania. Shevchenko trató de crear para el campesinado
adocenado la imagen de una Ucrania enérgica y de ideales elevados para que éste
tomara conciencia de sus valores y se emancipara de una vez para siempre del
sistema servil, malograda postura reivindicativa que le valió, como a
Dostoievski, el destierro en Siberia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IV. El revulsivo europeo<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En la región de Ucrania
Occidental, cuya antigua capital Lviv fue siempre el eje de su progreso, el
auge romántico dio sus frutos con la denominada <i>Tríade Rutena</i>, compuesta
por Markian Shashkevych (1811-1843), Ivan Vagelevich (1811-1866) y Jakiv
Holovatsky (1814-1888), quienes editaron una amplia colección de poesía y prosa
ucraniana titulada <i>La ninfa del Dnistró</i>, prohibida en su momento por las
autoridades polacas y publicada en Budapest en 1836, la cual jugó un papel
fundamental en el resurgimiento cultural y político de esta región.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El relevo del
Romanticismo por el Realismo hacia finales del siglo XIX no fue en la
literatura ucraniana, como en el resto de Europa, una reacción contra el espíritu
romántico, sino una consecuencia de su propia evolución irregular. Esta actitud
estuvo en parte motivada por la imposición de la rígida censura rusa y sus
temidos ukase, cuyas características represivas materializadas por el moto
zarista, “la lengua ucraniana como tal jamás ha existido, no existe ahora, ni
existirá en el futuro”, casi sumergen a Ucrania en un verdadero etnocidio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los poetas que sobresalen
en esta convulsa época fueron Ivan Frankó (1856-1916), autor de las colecciones
poéticas <i>Ziviale lestia</i> (Hojas Marchitas, 1896), <i>Mi izmarahd</i> (Mi
esmeralda, 1898), <i>Iz dniv zhurbe</i> (De los días pesarosos, 1900) y Lesia
Ukrainka (1871-1913), entre cuyos libros de poemas destacan <i>Na krilab
pisen</i> (Sobre las alas de la melodía, 1893), <i>Dumey mriyi</i> (Sueños y
pensamientos, 1899) y <i>Vidhuke</i> (Ecos, 1902). Estos dos escritores con
fuertes tendencias modernistas sacaron a la lírica, narrativa y a la
dramaturgia ucraniana del habitual regionalismo para influenciarla con los
valores estéticos y filosóficos europeos y elevarla a un nivel de similar
calidad literaria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La tímida liberalidad del
régimen austro-húngaro y la temporal condición de nación obtenida en 1918,
permiten que Ucrania resguarde su lengua y que esta pase a ser finalmente el
medio de expresión empleado en el gobierno así como en las universidades,
tribunales y otras instituciones oficiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">V. Al ritmo de la
modernidad<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A comienzos de siglo XX
podemos encontrar entre los primeros adherentes a una lírica de formas
modernistas a Agtángel Krimsky, sombrío poeta de tendencias panteístas cuyos
estados de ánimo se reflejan en la colección de poemas <i>Palmore hillia</i> (Ramas de
palma, 1902-1908), o al galitziano Petro Karmansky (1878-1956), autor de
intensa carga pesimista entre cuyos títulos destacan <i>Z teke samovbyitsi</i>
(De los archivos de un suicidio, 1899), <i>Oi, liuli, smutku</i> (Oh calla,
desgracia mía, 1906), <i>Plyvem po mori tme </i>(Navegamos a través del mar de
las tinieblas, 1909).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Con el fin de la I Guerra
Mundial y hasta el año 1934, la poesía ucraniana cobró una fuerza inusitada que
le hizo ganarse el respeto de las autoridades soviéticas prorrusas. Gracias a
este salvoconducto, las letras ucranianas se enriquecieron con los
descubrimientos del simbolismo, expresionismo, impresionismo, futurismo y
surrealismo, si bien adaptándolos a su propia sensibilidad espiritual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta expansión hacia la
cultura más cosmopolita hizo surgir una tendencia Neorromántica encabezada por
los poetas Oleksander Oles (1878-1944), autor de obras tan populares como <i>Poezii</i>
(Poesías, 1909) o <i>Po dorozi u kazku</i> (Viaje hacia un sueño, 1910), quien
después de la II Guerra Mundial emigraría a los Estados Unidos de Norteamérica.
Maxim Rilsky (1895-1964), fundador con otros cuatro poetas —M. Dray-Jmara, P.
Filipovich, Y. Klen, M. Zerov— del grupo <i>La Cuadrilla</i> con el propósito
de cultivar los gustos y valores líricos atenienses, practicó una fórmula
neoclásica de rica imaginería y estilo expresivo, pero criticado por su
idealismo y “escapismo” de la realidad se convirtió al comunismo y pasó a ser
un poeta oficial cantor de loas a la política estalinista. Pablo Techena
(1891-1967), un original y ascético versificador que escribió libros
renovadores como <i>Sonyashni klarinete</i> (Clarinetes del sol, 1918), <i>Zamist
sonetiv i oktav</i> (En vez de sonetos y octavas, 1920) o <i>Viter z Ukrainy</i>
(Viento de Ucrania, 1924), sirviéndose de la filosofía panteísta y del ritmo de
melodías folclóricas, tampoco pudo escapar de ser condenado de idealista por la
“reconstrucción” socialista y acabó moralmente quebrantado, teniendo que
subordinar su enorme talento a panegíricos partidistas a favor del status quo
en la antigua URSS.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">VI. Tiempos de oscuridad<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En 1934 se lleva a cabo
la primera gran purga estalinista de escritores acusados de practicar una
ideología burgueso-nacionalista y entre las primeras víctimas se encuentran los
activistas del influyente movimiento <i>VAPLITE</i> (Academia Independiente de
Literatura Proletaria). Su líder, el escritor revolucionario Mekola Jvelovy
(1893-1933), crítico con la bancarrota de la energía espiritual de los principios
de la Revolución y que apoyó la occidentalización de la cultura ucraniana como
medio para hacer frente a la dominación del centralismo moscovita, sufrió una
implacable persecución que le obligó finalmente a quitarse la vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La aniquilación de los
miembros más preparados de la intelligentsia ucraniana, el hambre artificial de
1933 que acabó con la vida de siete millones de personas, el “arrepentimiento”
de las voces líricas más prometedoras que se acogieron al modelo del “realismo
socialista”, no sólo aceleró el declive de la actividad literaria sino que dio
lugar a una masiva emigración hacia Occidente, dando lugar en Checoslovaquia a
la formación del talentoso <i>Grupo de Praga</i>, compuesto por E. Malaniuk, O.
Teliga, L. Mosenz, I. Daragan, O. Liaturinska, O. Oldjech, Y. Klen, O.
Stepanovich, I. Irliavski, I. Kolos, o en los Estados Unidos de Norteamérica al
modernista <i>Grupo de Nueva York</i>, entre cuyos miembros podemos citar a V.
Barka, E. Andievska, I. Tamawski, B. Boychuk, V. Lesech. En Brasil, Wira Vowk
ha realizado un encomiable trabajo de creación y difusión poética.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">VII. Una esperanza
desvanecida<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Durante el corto deshielo
de los años sesenta, en Ucrania se conformó indirectamente el movimiento
literario denominado <i>shestedesiatneke</i> del cual surgió la nueva estirpe
de escritores, artistas e intelectuales que renovó sorprendentemente el
panorama cultural del país. Los trabajos de los poetas de esta generación de
ruptura, cuya coyuntura es comparable a la de los <i>Novísimos </i>españoles, fueron
recopilados en una antología publicada em 1967 en Nueva York titulada <i>Sesenta
poetas de los años sesenta</i> que contiene una variada y esperanzadora muestra de
la lírica moderna ucraniana que poetizaba aquellos aparentemente antipoético.
Entre sus miembros más destacados figuran Vasyl Simonenko y su arrebato
metafórico, el costumbrismo idealista de Dmitro Pavlechko, la sinceridad lírica
de Lina Kostenko, el intelectualismo de Gregori Kerechenko, el culteranismo de
Ivan Drach y del ruso ucranianizado Robert Tretiakov, el exacerbado lirismo de
Mekola Vinhranowski, las extravagantes asociaciones de Boris Necherda, o el
realismo paródico y politizado de Vitali Korotech.<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En las difíciles
condiciones del estancamiento brezneviano que configuraron a los años setenta,
aparecieron los resonantes y arcaicos palimpsestos del simbolista-romántico
Vasyl Stus, el abstraccionismo de Igor Kalenech, la honda sensibilidad de Irina
Dzelenko o la recuperación mitológica de Vasyl Holoborodko, silenciados en su
mayoría por el régimen debido a sus postulados estéticos originales
comprometidos con la lucha por la sobrevivencia de los propios valores del
idioma ucranio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En los años ochenta el
faro de la libertad resucita a muchos autores muertos en vida y despierta a
otros de espíritus inquietos del letargo provinciano para cuestionar el estado
de las cosas y tratar de discernir por qué razones su lengua y cultura habían
acabado en un estado larvario que al igual que un apacible Titanic habitaban en
solitario las obscuras aguas del desencanto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Deudores de las
reivindicaciones de la generación de los <i>shestedesiátneke</i>, durante este
último período surgen diferentes voces que o bien se decantan por un deliberado
compromiso con los tiempos que les tocan vivir como Natalia Bilocherkivech,
Pablo Hirnek, Oksana Pajlowska, Stanislaw Chernilevski y Mekola Temchak; o
adoptan una postura de rechazo a la realidad imperante a través de ejercicios
experimentales como los de Mekola Voroviov, Viktor Kordun, Oleg Lesheha, Viktor
Neboraka, Mijailo Sachenko y Volodimir Chebulka; o se debaten entre el árido
romanticismo de Vasyl Ruban, la búsqueda de un lenguaje culterano al estilo de
Oxana Zabushko, el onirismo de Taras Melnechuk y las fábulas didácticas de Ivan
Malkovech; o languidecen en memoria del malogrado pero brillante creador de
fantasías metafóricas, Hrehory Chubay.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">VIII. En busca de los
ancestros<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hablar de literatura
ucraniana significaba hasta no hace mucho tiempo o bien una insensata
reivindicación nacionalista o un acto de provocadora excentricidad ya que era
impensable ubicar geopolíticamente a Ucrania, sin duda la nación más
desconocida de Europa fuera del ámbito de la cultura soviética.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El fin de las ideologías
ha traído consigo la necesidad de presentar un panorama de lo que fue y de lo
que posiblemente será el devenir de la expresión lírica de un país fértil en
esta manifestación de la palabra. Así, es posible afirmar que ésta, en
particular en su vertiente oral, conserva la gran riqueza de la lengua y
literatura ucraniana, no obstante haberse forjado sus mejores obras al amparo
de las sombras de la disidencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Como toda poesía inmersa
en el problema de la identidad nacional, la ucraniana ha buscado
incansablemente su propia legitimación así como la de su pueblo y ha hecho de
sí el más completo y representativo de los logros de una cultura de ancestral
tradición. En la lírica contemporánea, además de un empleo de las vertientes
vanguardistas y herméticas, domina el tema del presente malherido, de la
desolación del paisaje, de la religiosidad, de las almas pulverizadas, al mismo
tiempo que una profunda preocupación por el renacimiento de la tierra natal de
sus cenizas. De este modo, sus raíces profundizan y penetran en la espesa trama
de una realidad conmovedora pero siempre buscando la esencia más auténtica del
vocablo poético, del ethos popular, de los arcaísmos folclóricos, del frágil
misterio de los iconos, creando geografías dolorosas, combinatorias con los
diversos estados estratificados de la conciencia humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">IX. Perspectiva
universalista<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La poesía es sin duda la
más intraducible de las artes o, como remarcaba el poeta alemán expresionista
Gottfried Benn: “la conciencia se forma en las palabras, la conciencia
trasciende por las palabras”. Por ello, el empleo de la aliteración, de versos
rimados, de paralelismos, antítesis, alegorías en toda la poesía ucraniana
presenta una dificultad técnica que si bien en ocasiones limita las
motivaciones seleccionadoras, ofrecen al traductor una gratificante tarea de
recreación que esperamos se transmitan al lector en toda su esencia y
musicalidad primigenia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Con esta antología, que
no pretende ser cronológica o exhaustiva aunque sí de un rigor universalista,
se intenta acercar por primera vez al lector hispano-parlante una parcela
ínfima pero fundamental de la lírica ucraniana, con la perspectiva de llenar un
vacío literario dentro del nuevo ámbito pluralista europeo. Por una cuestión de
síntesis se ha optado, salvo en el caso de un par de inevitables excepciones,
por la poesía escrita en Ucrania, dejando para otra ocasión la abultada obra
producida en el exilio. De ahí que como toda selección de características
similares ésta también se permita deja nombres en blanco, involuntario descuido
sólo atribuible al prurito estético del compilador. Vaya, finalmente, mi sincero
agradecimiento a todos aquellos que han hecho posible esta cruzada poética, en
especial a José María Amado y los hacedores de LITORAL, por su incondicional
entrega; a Yuri Kochubey, por su amplitud de criterios; a Fernando Ainsa, por
su disponibilidad y a Oleg Chornohuz, por sus beneficiosas gestiones.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><a href="https://www.lacasaencendida.es/sites/default/files/iury_lech_cv_espanol.pdf" target="_blank">Iury Lech</a>
Barcelona, 1992, </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">Litoral, nº 197/198, (1993), pp. 12-21.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;"><a href="https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/registro.do?id=1026183" target="_blank">Descargar número completo de la revista</a></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-20772796571709975042022-08-09T21:48:00.005+02:002022-08-09T21:51:34.236+02:00"Los consuelos prohibidos". Entrevista a Gabriel Albiac. Miguel Ángel Quintana Paz (Cuaderno gris, nº. 9, 2007, págs. 61-88)<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSiWUyp6hnvK6-O_aQZqApdt5KfzgMjpHxnbcWfu0AJJEjP_WL6Ri7_9P4TAphHlnBjkxKBzTXsORhwV43X0LmutZxgGni0JfJU8PYOqQHM_ZUVCyy7UyNrVCqnsymUOJAO8iL61ApdBnVm8_dB7RMwM1nrukjOAosAEgv-4FNLluUwPmm8Sajlo4VGQ/s3072/16229792571478.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="3072" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSiWUyp6hnvK6-O_aQZqApdt5KfzgMjpHxnbcWfu0AJJEjP_WL6Ri7_9P4TAphHlnBjkxKBzTXsORhwV43X0LmutZxgGni0JfJU8PYOqQHM_ZUVCyy7UyNrVCqnsymUOJAO8iL61ApdBnVm8_dB7RMwM1nrukjOAosAEgv-4FNLluUwPmm8Sajlo4VGQ/w400-h266/16229792571478.jpg" width="400" /></a></div></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;"><i>El aire frío de Madrid crea una luz pulida,
mucho más que transparente. Place caminar dentro de ella si uno no se cura de
la gelidez y gusta, en cambio, de la transparencia.<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;"><i>He fijado una cita con Gabriel Albiac un
madrileño sábado invernal de 2006, en su estudio, para platicar sobre su
pensamiento político. Ya mientras acordábamos el encuentro me ha llamado la
atención su cordialidad a trompicones, fresca, grata. Ahora conversamos
largamente mientras por la ventana del techo abuhardillado columbro de vez en
vez la azotea del Edificio España, que se va oscureciendo, disgregando por
momentos: cae la tarde.<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18pt;"><i>Al ir a iniciar la entrevista le comento a
Albiac el plan de la misma. Me excuso por adelantado ya que había abordado con
un cierto «</i>academicismo<i>»
tal preparación. (Dado que Albiac es uno de los filósofos españoles más
habituados a utilizar los medios de comunicación de masas, presupongo
apresurado que él preferiría un formato de entrevista más ligero, menos
académico y más «</i>comunicacional<i>».) Sensato, Albiac me garantiza que «</i>el
ser académico no es ningún defecto<i>», y he de otorgarle toda la razón.<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;"><i>Durante la entrevista se le nota cómodo, le
gusta ser entrevistado. A mí me gusta estar entrevistando a una de las mentes
más tónicas del hodierno pensamiento español. Ganador del Premio Nacional de
Literatura en 1988 por su ensayo </i>La sinagoga vacía<i> (Hiperión) —donde se las había con varias de las
figuras más heterodoxas del judaísmo español—, es nota internacionalmente la
especialización de Albiac en filósofos como Spinoza, Pascal y Maquiavelo. Desde
1988 es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente
colabora en </i><i><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600"
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Digital <i>y en el diario impreso </i>La Razón<i>, tras haber sido durante
largo tiempo columnista del diario </i>El Mundo<i>, así como más brevemente de </i>Diario
16 <i>y </i>El País<i>. Nació Albiac en 1950 en Utiel (Valencia), y no sólo
destacan entre sus ensayos obras del calado de </i>Caja de muñecas<i> (Destino
1995), </i>Desde la incertidumbre<i> (Plaza y Janés 2000) o su recentísimo </i>Diccionario
de adioses<i> (Seix Barral 2005), sino que se ha adentrado en diversas
ocasiones en el territorio de la novela (</i>Ahora Rachel ha muerto<i>,
Alfaguara 1994; </i>Últimas voluntades<i>, Plaza y Janés 1998; </i>Palacios de
invierno<i>, Seix Barral 2003).<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i>Buen
conocedor de la mejor etapa del rock and roll, nada le empece a Albiac para
reconocerse aún hoy discípulo de ese peculiar marxista que fue Louis Althusser
(dentro de cuyo equipo de trabajo realizó su tesis doctoral). Ahora bien, quien
espere reencontrar en Albiac todos los manoseados tópicos de las izquierdas
divagantes, extravagantes o fundamentalistas (por utilizar la afortunada
taxonomía de su amigo Gustavo Bueno<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></a>)
saldrá defraudado (y, a menudo, enrabietado: sólo hay que contemplar el
malhumor que exhiben muchos de sus pasados contrincantes en la polémica). Quien
desee recrearse durante un rato pensando saldrá, en cambio, vigorizado. Albiac,
en suma, resulta tan acogedor como sólo sabe ser la lucidez, tan hospitalario
en su estudio como minucioso en sus respuestas.<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><i> </i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>PREGUNTA
Me gustaría que comenzásemos, si le parece a usted bien, haciendo una suerte de
autobiografía intelectual. Pues una de las cosas que más llama la atención a
cualquiera de los que le leemos, don Gabriel, es que se pueden encontrar ideas
en apariencia muy disímiles escritas por usted (seguramente en circunstancias
asaz disparejas) a lo largo de su ya ancha trayectoria como pensador. Tal vez
una manera de poner en orden todo ese conjunto de nociones sea el ordenarlas
diacrónicamente; pues, ello, como mínimo, nos habrá de permitir el contemplar
la lógica socio-histórica de su sucesiva generación. Así pues vayamos, si me lo
permite, a los cimientos de su desarrollo intelectual: ¿Cómo surgió en usted la
vocación por la filosofía? ¿Qué le enganchó de los afanes filosóficos, y con
qué expectativas arrostró usted la tarea del pensar?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">RESPUESTA —.
En realidad, mi propósito de dedicarme a la filosofía fue bien temprano. Hacia
los dieciséis años —que era el momento en el cual en este país, en mi época, se
empezaba a estudiar filosofía en el bachillerato— la filosofía me produjo una
enorme fascinación. Lo he contado muchas veces: para mí solamente había dos
opciones a aquella edad, y eran la filosofía o la matemática. En ambas
disciplinas me entusiasmaba lo mismo: el principio de rigor; la idea de que se
puede pensar de un modo riguroso en medio de un universo caracterizado por unos
usos del lenguaje extraordinariamente blandos. ¿Por qué escogí la filosofía y
no la matemática? No lo sé; probablemente porque en aquel momento pensé que
realmente el principio fundante de la razón podría de algún modo buscarlo ahí.
Quizás la única línea de continuidad que hay en toda mi vida intelectual es
precisamente esa: la voluntad (que en cierta manera yo creo que es una apuesta
ética) de no hacer jamás concesiones en el terreno del rigor, de buscar el
rigor por encima de todo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Esto suena un tanto wittgensteiniano, ¿no es cierto? E incluso me hace venir a
las mientes aquella frase de Otto Weininger con que Ray Monk inicia su biografía
de Wittgenstein<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[2]</span></b></span><!--[endif]--></span></a>: «<i>Ética y lógica
son dos manifestaciones de una misma cosa: la obligación hacia uno mismo</i>».
Parece que a estos dos vieneses también les hubo embargado la convicción de que
poseer un pensamiento lógicamente riguroso es, ante todo, una especie de
imperativo ético, una suerte de obligación...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Una
obligación absoluta, sin duda de ningún tipo. Pienso además que eso es lo que,
al fin y al cabo, queda de todas las retóricas y todas las (a veces no muy
claras) fantasías sobre la «función ética del intelectual».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P —. Y
bien, ¿por dónde empezó usted entonces a practicar ese rigor?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Desde
un primer momento a mí me fascinaba Platón. Supongo que a todos los que nos
dedicamos a la filosofía nos ha pasado: esa cosa tan extraña (que después,
además, con el paso de los años y a medida que le vas añadiendo conocimiento al
asunto, te vas dando cuenta de que es aún más dura de entender), esa cosa tan
extraña y tan sugestiva, decía, de que de algún modo toda la historia de la filosofía
esté ya en Platón: ¡Toda! En cierta medida te das cuenta de que el trabajo de
veinticinco siglos de filosofía ha consistido en ir haciendo pequeñas glosas al
texto platónico, pequeñas notas a pie de página. Fíjese en que (se trata de un
escrito que he utilizado en múltiples ocasiones) no creo que haya un texto
donde se puedan plantear mejor las paradojas de la relación con lo político de
la gente de mi edad (y son paradojas muy tajantes, a veces muy dramáticas en lo
personal) que un texto platónico, precisamente: «La Carta Séptima». Al
principio de ella, como recordará usted, Platón narra la paradoja de su juvenil
deseo de dedicarse a la política, y el modo en que acabó revirtiendo a la
filosofía: «<i>Antaño, cuando yo era joven, sentí lo mismo que les pasa a otros
muchos. Tenía la idea de dedicarme a la política tan pronto como fuera dueño de
mis actos Pero llegado un determinado momento comprendí [...] que nada era
reformable en aquel terreno</i>» y que sólo un largo rodeo a través de la filosofía
podría al menos hacernos entender por qué no era reformable.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Bien, esto prácticamente nos induciría a preguntarle ya por el final de su
propio rodeo vital, don Gabriel; pero resistiré de momento la tentación y
seguiré concentrándome en los episodios iniciales de su vocación filosófica.
Entiendo, por lo que nos ha narrado, que usted en un principio sí que creyó
(como creyó Platón, como creyeron tantos otros miembros de su generación) que
el campo de la política era un campo al que podemos confiar nuestras mejores
esperanzas...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;">R. —. No hay que olvidar que estamos hablando del año 1966. Yo era
entonces una criatura de la dictadura; además una criatura, digamos, de los
aspectos más conflictivos de la dictadura: nací en una familia de tradición
netamente republicana; mi padre era un militar profesional de la República,
condenado a muerte en el 39; mi familia materna también mantenía esa
tradición... En suma, hacia la mitad de los años 60, para los que habíamos
vivido la dictadura como un infierno realmente inmerecido (pues, ¿por qué
diablos la gente de mi edad tuvo que heredar todo aquel horror y convertirse en
depositarios de toda la memoria de una guerra civil que no nos correspondió a
nosotros, pero que sin embargo tuvimos que interiorizar como parte de nuestra biografía?),
para nosotros, decía, (o al menos, para mí) había dos factores que eran
simultáneos: En lo político, un odio —yo diría que racional— contra la
dictadura, y una apuesta de gente que por entonces era muy joven (monstruosamente
joven) por la lucha a cualquier precio (y digo «<i>a cualquier precio</i>» pues
hubo gente de mi edad que pagó muy caro aquello); y en el terreno intelectual
lo que para mí no era sino el paralelo lógico de aquello: la lucha, la guerra a
muerte contra las formas de embrutecimiento depositadas en el lenguaje. Repare
usted en que por aquella época lo que yo, o más bien nosotros, podíamos llamar
revolución se correspondía con nuestra vibrante necesidad de volar, de hacer
saltar por los aires, una cotidianeidad invisible, sórdida —no, no se trataba ya
de lo político diferenciado de la vida privada: era la sordidez interiorizada
en cada acto...—. En fin, ni siquiera quiero hablar de esa época porque
verdaderamente parecería que estoy haciendo una caricatura. La necesidad de
volar aquello, en fin, era un principio de supervivencia: no se podía vivir
así. Y tampoco se podía vivir repitiendo las majaderías del saber común. La
liberación para mí estaba, pues, en ese doble plano: el plano de la intervención
política (que en mi caso, como en el de prácticamente toda la gente de mi edad y
de mi medio, se produjo muy pronto: hacia los diecisiete años, cuando llegamos
a la universidad) y el plano de la apuesta contra la interiorización del orden dentro
del lenguaje, dentro del discurso —y para mí eso era la filosofía—<!--[if gte vml 1]><v:shape id="Picture_x0020_19750"
o:spid="_x0000_i1026" type="#_x0000_t75" style='width:.75pt;height:1.5pt;
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img height="2" src="file:///C:/Users/joari/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image003.jpg" v:shapes="Picture_x0020_19750" width="1" /><!--[endif]--><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;"><b>P. ¿Qué clase de apuesta por la intervención política
fue la que usted emprendió entonces? ¿Comunista?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;">R. —. Sí, comunista ya desde el primer momento. Entre otros motivos,
porque no había otra opción. Tenga en cuenta que, cuando yo llego a la
Universidad Complutense en 1967, apenas había leído a Marx. Sí que tenía un
cierto dominio (con todas las limitaciones propias de un chaval de 17 años) de
los clásicos: había leído a Platón, sentía una cierta fascinación por los
intelectuales franceses del período de entreguerras (que es una cosa que luego
en mí siempre ha permanecido) … pero sin embargo mi lectura de Marx era
superficialísima. Y claro, llegar a la Complutense era llegar a una especie de
«<i>territorio liberado</i>» dentro del franquismo (sé que son cosas que hoy
suenan a increíbles). Venías de la calle, donde te encontrabas una sociedad que
era una especie de monstruo anacrónico, de gran dinosaurio muerto de pie... y
de pronto entrabas allí y te encontrabas con un lugar en el que se vivía,
bueno, en algo que podríamos llamar un espacio semialucinatorio, como un
delirio: todo en la Complutense te remitía a una visión de la revolución, de la
destrucción del régimen, pero al mismo tiempo de experimentación de modos de
vida cotidiana fuertemente alternativos. Debo decirle que con el paso de los
años uno entiende que buena parte de aquello estaba hecho de mera alucinación,
o de delirio: pero también ese delirio podía tener efectos de potenciación, de
liberación personal y de apertura intelectual si sabías usarlo. Yo intenté
saber usarlos. Cierto es que nunca llegué al límite de riesgo político al que
llegaron buena parte de mis amigos; como contrapartida traté de reservarme (tal
vez sólo por incapacidad de hacer otra cosa) para el trabajo teórico,
intelectual.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">En el 67 en
España no había alternativas; la única oposición al franquismo eran las
distintas variantes de los diferentes movimientos comunistas. El solo
pensamiento alternativo frente a esa especie de Nada en que se vivía era el
intento de recuperación, de relectura, de Marx. Yo en lo político desde el año
1967 me ligué al <i>Sindicato Democrático de Estudiantes</i>, que era la
organización de base del movimiento comunista hasta el estado de excepción de
1969. Me movía en el área de lo que era en esos años el maoísmo (el cual, junto
con el trotskismo, representaban entonces en la universidad española las dos
corrientes hegemónicas). Entre 1967 y 1970 yo estaba muy distante, como todos
los de mi edad, del <i>Partido Comunista</i>. Lo veíamos como un vejestorio, de
una pobreza conceptual terrible. Sin embargo más tarde entré en el Partido, en
1970, sin que se hubiera modificado ni un átomo mi concepción acerca de la
inanidad de su dirección política y de su concepción teórica. Recuerdo
perfectamente habérselo dicho a mis correligionarios ya en el momento de
entrada en el Partido: «<i>Pienso que sois una banda de revisionistas impresentable</i>»,
les dije, con la reconocible jerga de aquellos años, «<i>...pero no hay otro
sitio</i>».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">La mayor
parte de mis amigos, con todo, sí que habían encontrado otro sitio: habían
construido sus propias organizaciones. Y la verdad es que ello me resulta admirable.
Aunque después con alguno de ellos haya tenido fuertes discrepancias y nos
hayamos distanciado, eso no modifica el pasado; y la verdad es que entre los
años 1967 o sobre todo 1969 (que es cuando se produce la reestructuración
política de la extrema izquierda española) y el final del franquismo, el que
cuatro chavales (de entre diecisiete y veintidós años), sin respaldo de ningún tipo,
sin organizaciones previas algunas, lograsen estructurar redes operativas
clandestinas... lo cierto es que resulta admirable. Sé que muchos de esos
muchachos acabaron enloquecidos, de acuerdo: pero eso es inevitable, la
clandestinidad enloquece (lo sabe cualquiera que trabaje en esas condiciones),
y no hay que reprochárselo a nadie... sólo hay que reprocharle el que luego no
sea capaz de readaptarse: el delirio tiene un límite.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Yo, sin
embargo, no me sentía en condiciones de dar ese paso que dieron muchos de mi
edad: proletarizarse, marcharse a las fábricas, entrar en la clandestinidad
(hubo gente que permaneció en la clandestinidad hasta el final del franquismo, ¡más
de ocho años!). Yo no tenía fuerza para eso. Desechada esa opción, quedaba el <i>Partido
Comunista</i>, aunque no estuvieras de acuerdo con su línea... y yo no lo
estaba. Pero no había otra elección: sólo habría quedado la escapatoria de
abandonar el espacio de lo político y, francamente, en aquella época, abandonar
el espacio de lo político me hubiera parecido indecente (ahora no, ahora es
otra cosa distinta).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b> P. —. Fue entonces cuando
se trasladó usted a Francia...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —.
Exacto, en 1972. Yo había publicado mi primer artículo teórico hacia 1970 ó
1971, no recuerdo ahora bien, y se lo había enviado a Louis Althusser, que era
en aquel entonces el punto de referencia central del marxismo serio: de hecho,
si se compara lo que era el marxismo europeo de antes y el de después de
Althusser, es fácil comprobar cómo este autor marcó una diferencia abismal
entre uno y otro. Es más, los mecanismos de desligamiento con respecto a esa
tradición marxista que se produjeron entre los intelectuales franceses de mi
generación pasan necesariamente a través de Althusser. Al fin y al cabo, por
decirlo de un modo sencillísimo, Althusser fue el primero que planteó
abiertamente que la manualística estaliniana había convertido los textos de
Marx en unos textos de carácter catequético, y había eclesializado el pensamiento
teórico. El intento de Althusser era pues, sencillamente, el de recuperar la
literalidad del texto, tratando al texto como tal; tratar, en suma, a Marx como
texto, y no como referente eclesial.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 17.25pt;">A raíz del artículo que yo le había enviado, Althusser me sugirió la
posibilidad de trasladarme a París y colaborar allí con su gente (él estaba ya
bastante enfermo, pero aun así seguía escribiendo), Comencé entonces a trabajar
allí en mi tesis doctoral, que versaba sobre el barajamiento de diversos
niveles de textualidad en <i>El Capital</i> de Marx. Aunque finalmente esa
tesis se leyó con un título bastante más rimbombante y absurdo<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>, creo que el subtítulo
resultaba mucho más iluminador: «<i>El Capital: Lectura y escritura</i>».
Siempre lo he dicho y lo diré siempre: yo a Althusser en el terreno intelectual
(pero también en el político) se lo debo todo. Incluso hoy, cuando me he
alejado de los postulados políticos de aquellos años. Althusser nos enseñó a
todos algo absolutamente esencial: que hay que saber leer. Algo tan elemental
como eso. Y que no se puede desplazar la lectura correcta de un texto por la
superposición en él de elementos afectivos, que lo único a lo que nos conducen
es a acabar formulando disparates. En suma, esta enseñanza althusseriana me
sirvió para tres cosas. Primero, para no tener que pasar bajo la manualística
ortodoxa estaliniana en la cual se apoyaban todos los partidos comunistas
occidentales. Segundo, para saber considerar a la dirección de todos esos partidos
comunistas occidentales como una banda de incompetentes (en aquella época yo
pensaba que eran sólo incompetentes, hoy sé que eran algo bastante peor). Y
tercero (algo importantísimo para toda la gente de mi generación, y eso se lo
debemos a Althusser), no haber sentido jamás la menor afección hacia la Unión
Soviética: siempre tuvimos claro, antes de ser comunistas y mientras éramos
comunistas, que la URSS era el horror en estado puro, que no era más que lo que
en la época llamábamos «<i>un capitalismo de Estado con estructura política
despótica</i>».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Tuve esa
suerte: en una época en que no era tan fácil desplazarse por Europa como ahora,
y en que la gente de mi generación tuvo que hacerse con una formación
teórico-política autodidacta —lo cual a menudo conllevó una serie de vicios muy
difíciles de desarraigar a posteriori—, Althusser nos salvó a cuantos tuvimos
la fortuna de trabajar con él de todos esos menoscabos. Es él quien nos orienta
a mí y a una parte importante de los franceses de mi edad (o quizás algo
mayores —yo fui la generación más joven que llegó a trabajar con Althusser—)
hacia el siglo XVII, algo que nunca dejaremos de agradecerle. La idea de
Althusser, al fin y al cabo, es que el riesgo de la sacralización del discurso
de Marx, el riesgo de convertir su texto en un discurso salvífico (y, por lo
tanto, peligrosísimo: pues un discurso salvífico en el campo político se puede
convertir en lo que de hecho se había convertido Marx, en el estalinismo), ese
riesgo proviene de su continuidad con el discurso del idealismo clásico alemán,
que es un discurso esencialmente marcado por la teleología: y la teleología inevitablemente
genera teología. Por ello Althusser desde muy pronto, desde los primeros años
60, estaba planteando la necesidad de retomar al momento en el cual la
teleología todavía no había triunfado en el ámbito del pensamiento, el momento
en el cual se dieron hipótesis, de corte materialista, de pensamiento no
teleológico. Y ese momento es el siglo XVII: muy especialmente con Baruch
Spinoza, pero del mismo modo (y por muy extraño que parezca) con Blaise Pascal.
Creo que ese fue otro factor que conceptualmente nos salvó a todos, porque
cualquiera que haya pasado a través de Spinoza es muy difícil que luego vaya a
poder aceptar las «<i>evidencias</i>» de la teleología, del finalismo, del
soteriologismo, de todas esas cosas.<!--[if gte vml 1]><v:shape
id="Picture_x0020_174707" o:spid="_x0000_i1025" type="#_x0000_t75" style='width:3.75pt;
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img height="2" src="file:///C:/Users/joari/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image005.jpg" v:shapes="Picture_x0020_174707" width="5" /><!--[endif]--><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Me
gustaría que me ampliase un tanto el modo en que esos dos autores, Spinoza y
Pascal, a los cuales había llegado usted de la mano de Althusser, acabaron
incidiendo indeleblemente en su pensamiento.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. De
acuerdo. Lo primero que todos leíamos de Spinoza con Althusser era el <i>Apéndice
a la Parte Primera</i> de su <i>Ethica more geometrico demostrata</i>: una
crítica al finalismo. En ese texto, prodigioso, Spinoza explica (además, con
una claridad meridiana) que todas las mistificaciones, todos los autoengaños en
los cuales se hallan presos los hombres provienen de uno solo, que es el que
genera todos los demás: la presuposición de la finalidad. Tal autoengaño es,
por lo demás, comodísimo, pues se halla inserto en nuestro mismo lenguaje: el
lenguaje ayuda a presuponerlo, es más, lo presupone él solo, pues basta con que
dejemos el lenguaje funcionar por sí mismo para que vaya construyendo
finalidades. Spinoza da a este respecto un ejemplo de gran sencillez, pero
inatacable, y que demuestra cómo la estructura del lenguaje se articula por
medio de conjunciones finales que, si uno las estudia con atención, repara
inmediatamente en que no poseen un valor conjuntivo sino retórico, abiertamente
retórico: el ejemplo de Spinoza es el de que «<i>Se dice que los pájaros tienen
alas para volar, los hombres tienen ojos para ver...</i>»; pero, si uno lo
medita, se da cuenta de que lo único que se puede decir es que los pájaros
vuelan porque tienen alas, no que los pájaros tengan alas para volar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">En fin, ese
Apéndice spinoziano —que hoy en día es muy fácil de analizar con los alumnos,
que no les presenta ninguna conmoción— en los años 60 ejerció una función
liberadora enorme. Pues precisamente nos venía a decir: <i>¡Cuidado! Cuando
usted está diciendo que la Historia tiene una finalidad, cuando usted está
diciendo que la actividad humana está orientada en función de un progreso, de
una vía ascendente, de lo que sea (lo que Hegel llamaba </i>das Prinzip der
Entwicklung<i> </i>[el principio de desarrollo, o de evolución o de ascenso]<i>),
lo que usted en realidad está realizando es una retórica inconsciente; la cual,
de facto, lo único que hace es proyectar su propio deseo bajo un disfraz de
realidad. Empecemos, entonces, a tratar de distinguir la realidad con respecto
al deseo, y eso nos permitirá tratar de entender por qué es justo ese deseo y
no otro el que se forma en el imaginario humano</i>». Todo eso era esencial,
pues te libraba precisamente de toda aquella visión salvífica, de toda aquella
especie de Providencia sin Dios que era el marxismo de los partidos comunistas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Y,
por lo demás, casa perfectamente con aquello que usted ha empezado
describiéndome: aquel afán vocacional suyo por introducir rigor en nuestros
lenguajes.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —.
Efectivamente, y por ello Althusser me fascinó y nos fascinó cuando empezamos a
leerlo, en el 68; yo en aquel momento sentía un desprecio absoluto hacia los
pensadores marxistas del siglo XX. Me ayudó mucho en aquel contexto un artículo
que sigo pensando que es soberbio: se trata de <i>Matérialisme et révolution</i><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[4]</span></sup><!--[endif]--></sup></a><sup>
</sup>, de Jean Paul Sartre, escrito hacia 1946; el cual es paralelo de uno de
los ensayos más antiguos de <i>El grado cero de la escritura</i>, de Roland
Barthes<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Ambos versan acerca de la
interiorización en los pensadores marxistas oficiales franceses de todos los
tópicos más difuntos de una especie de idealismo en grado plano, reconvertido
en una nadería, y del cual era epítome privilegiado el que durante mucho tiempo
ejerció de «<i>ideólogo</i>» estalinista del Partido Comunista Francés, Roger
Garaudy (quien, por cierto, hoy es islamista). Era precisamente Garaudy el
autor de varios pasajes en los que Barthes detecta ese «<i>punto cero</i>» al
que había llegado la literatura francesa de posguerra; y fue precisamente
Garaudy quien se encargó de expulsar de tal Partido a todos los discípulos de
Althusser hacia el año 66 —si no logró expulsar al propio Althusser fue sólo
porque el secretario general del Partido en esa época, Waldeck Rochet, se lo
impidió personalmente--. (Resulta, por lo demás, fantástico este Garaudy: todo
un paradigma del filósofo funcionario, del comisario político —y uno de los
seres más indecentes de todo el siglo XX—.)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Hablaba usted antes de que, justo cuando
logramos comprender que el discurso teleológico no es más que una trampa del
lenguaje (por cierto, esta idea de que haya ciertas «<i>metáforas
desorientadoras</i>» presentes en el lenguaje no deja de recordarme de nuevo a
Wittgenstein, pero dejemos esto de momento estar), justo cuando entendemos
gracias a la filosofía (spinoziana, por ejemplo) que el finalismo no es más que
una proyección con la que nos autoengañamos, confundiendo deseo y realidad,
justo entonces también entendemos cuál es ese deseo que subyace a tal
autoengaño. ¿A qué deseo se refiere?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Al
deseo de supervivencia de la religión. La salvación es una categoría ligada a
determinadas tradiciones religiosas. ¿Qué se trata de obtener mediante esa
identificación con el lenguaje de las finalidades? Pues una especie de acogida
en el seno materno, una especie de consuelo: el consuelo más fantástico. Pero
lo primero que se tiene que entender cuando hacemos filosofía es que los
consuelos están prohibidos. Spinoza lo dice mediante una fórmula que yo creo
que es definitiva: Hay en la mente humana dos elementos que son los generadores
esenciales de toda servidumbre; uno de ellos lo reconoce inmediatamente todo el
mundo como tal, y es el miedo; pero el otro, que es tan poderoso y aún más
terrible que el miedo (pues es menos identificable), es la esperanza. ¿Por qué
miedo y esperanza son los dos elementos de toda servidumbre? Porque ambos son a
la postre lo mismo: la proyección hacia el futuro para renunciar al presente.
El miedo es la paralización de la acción que se produce ante la expectativa de
que en el futuro sucederá algo terrible. La esperanza es exactamente lo mismo,
pero supliendo el factor de lo terrible por el del beneficio: la esperanza es
la renuncia al presente en función de un futuro que será fantástico.
Naturalmente, cualquiera que hubiese estudiado la tradición del estalinismo
sabe perfectamente que esa, la esperanza, fue la gran máquina de autoengaño de
toda una generación de militantes comunistas (que, he de decirlo, llegó a
reunir, en algunos momentos del siglo XX, a lo mejor tanto de la
intelectualidad como de la ciudadanía europea). Sólo se explica aquel
autoengaño monstruoso, y de monstruosas consecuencias, como una cesión del
presente en manos de un futuro más o menos inescrutable, pero que uno llegaba a
creerse que vendría dado por algo así como una orientación general de la
Historia. Y esa es también la perspectiva de las grandes religiones, las
religiones de salvación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Las
consecuencias de todo ello pueden ser terribles. Quien lo narra espléndidamente
es Arthur Koestler en <i>El cero y el infinito</i><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[6]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>.
Recordemos que el narrador de esa obra, Rubashov, es el último superviviente de
la vieja guardia de la revolución bolchevique; y que mientras es interrogado va
reconstruyendo mentalmente la fotografía (ya eliminada, de ella sólo resta el
polvillo negro que queda en toda pared cuando retiramos un cuadro que en ella
ha estado mucho tiempo) del comité insurreccional de 1917. Al reconstruir esa
imagen, Rubashov se da cuenta de que sólo quedan vivos dos antiguos miembros de
todo aquel comité: uno es Stalin, y el otro es él. Y él ni siquiera puede justificarse
frente a su depuración, porque él mismo ha sido un depurador. Hay un pasaje
fascinante en la novela, cuando Rubashov aduce la idea que en la cabeza de esos
personajes de la fotografía había más sabiduría que en todos los catedráticos
de todas las universidades europeas juntas: «<i>Todas nuestras ideas eran
impecablemente correctas, y sin embargo todos nuestros resultados han sido
monstruosos</i>». Y bien, eso es la novela. Nos permite ver cómo una visión
providencialista, finalista de la Historia, puede distorsionar la sabiduría
hasta convertirla en pura atrocidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 6.0pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="Picture_x0020_38525"
o:spid="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0;
text-align:left;margin-left:370.05pt;margin-top:194.15pt;width:.95pt;height:.95pt;
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mso-wrap-distance-left:9pt;mso-wrap-distance-top:0;mso-wrap-distance-right:9pt;
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img height="1" hspace="12" src="file:///C:/Users/joari/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image007.jpg" style="text-align: left;" v:shapes="Picture_x0020_38525" width="1" /><!--[endif]--><b></b></p><div style="text-align: justify;"><b><b>P. —. ¿No había, empero, cierta esperanza (en la
política, en cambiar las cosas, en un mundo mejor) también en ustedes, los que
luchaban contra Franco aun sin haberse creído las catequesis estalinistas?</b></b></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Claro
que la había. Pero llegado el momento, lo que hay que hacer es ser capaz de
desmarcarse de ella Y Althusser nos sirvió más tarde a tal efecto. Me temo que
un porcentaje muy alto de la militancia de aquella época no llegó nunca a ese
punto y guardó siempre una especie de subsuelo salvífico, religioso, que
naturalmente nunca era admitido abiertamente... pero que estaba ahí. Y yo creo
que es ese subsuelo el que explica que, por ejemplo, ya en los años 80 ó 90
toda esa gente de mi generación (todos ellos de tradición materialista,
explícitamente no religiosa) de pronto se sintiesen fascinados por cosas tan
abiertamente primitivo-religiosas como la teología de la liberación o las
tonterías esas de los zapatistas...<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b> P. —. ... O incluso el
islamismo...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Bueno,
ahí yo creo que lo que nos encontramos es ya otra patología. Pues ahí sí que se
puede diagnosticar toda una crisis de identidad completa. Al fin y al cabo, en
la tradición apocalíptica cristiana sí que podías, si eres comunista, reconocer
un conjunto de valores coincidentes con los tuyos. En cambio, la fascinación
por el islam, en gentes de una generación como la mía (que es la que propició
la plena integración de las mujeres en la sociedad), sólo se explica como una
quiebra terrible.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Hablando de la conexión del teleologismo con las grandes religiones del Libro,
ello me recuerda al otro autor que antes mentó usted como fundamental adalid en
contra de la concepción soteriológica de lo político: Blaise Pascal. Pues, al
fin y al cabo, Pascal era un ardiente cristiano: ¿cómo puede, al mismo tiempo,
sernos útil con miras a eliminar todo finalismo, toda Providencia, del ámbito
de la política?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Hay
que mirar a Pascal en el contexto, yo diría, del jansenismo en general.
Althusser, fíjese, no le dedica ningún estudio específico, pero le hace
continuas referencias en su obra (por ejemplo, en un texto muy interesante, su <i>Philosophie
et philosophie spontanée des savants<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[7]</span></b></span><!--[endif]--></span></a></i>),
pues no en vano él era un gran lector de Pascal: ahora sabemos, porque tenemos publicados
parte de sus inéditos, que durante los dos o tres años que estuvo recluido en
un campo de encierro para militares (durante la Segunda Guerra Mundial), el
único texto académico que Althusser manejó fue el de la obra completa
pascaliana, en la edición de <i>La Pléiade</i>. Pues bien, lo que ya Althusser
subrayaba (y yo estimo que hoy deberíamos subrayar aún mucho más) es lo
siguiente: Que aquella idea del jansenismo de trazar una barrera infranqueable
entre la esfera de lo religioso y la esfera de lo mundano, naturalmente, coloca
al cristiano en la posición de que su única verdad sea la de pasar del otro
lado —y tender a ese momento último en que su alma se convierte en Dios—; pero
eso tiene una contrapartida que en los jansenistas es igualmente sagrada: pues,
si bien es absolutamente cierto que la razón no tiene nada que decir en el
campo de la religión, es entonces exactamente igual de cierto que el discurso
religioso no tiene nada que decir en el ámbito del análisis racional. De hecho,
sería degradante, además, para lo religioso el ponerse a esa altura: pues el
campo del conocimiento racional es un ámbito de juegos que se autocodifican, un
campo de juegos autocodificados que no contienen realidad sino normas de regulación
interna; y, por supuesto, si ante lo que estamos es ante un campo de juegos
autocodificados, entonces ya desde el inicio la idea de una finalidad global de
lo mundano desaparecerá por completo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Tenemos
ahora esta primavera un congreso en París justamente sobre Pascal y Spinoza
(algo que desde hace años teníamos pendiente el grupo de aquellos que, tras
trabajar con Althusser, acabamos estudiando a Spinoza: Balibar, Moreau sobre
todo... gente clave para la renovación de los estudios spinozianos
particularmente en los años 80 y 90); y puede ser divertido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b>P. —. ¿Conocía Spinoza a Pascal?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;">R. —. No. Pero la problemática de ambos es la problemática del Barroco.
Porque ¿qué es lo que descubre el Barroco (y ahí el papel de la Compañía de
Jesús es esencial)? Lo que descubre el Barroco es que la subjetividad se puede
tallar a la medida. No es que se pueda influir en ella: eso se ha sabido
siempre. No; lo que el Barroco descubre (y nosotros consumamos: por eso yo
siempre digo que nosotros somos el confín del Barroco) es que la subjetividad
es una red de representaciones imaginarias, y que las representaciones
imaginarias son artesanalmente regulables. Eso la Compañía no sólo lo descubre,
sino que propone una aplicación magistral de ello: piense, de hecho, en toda la
concepción arquitectónica de la Compañía; en la Roma barroca, por ejemplo, que
es la Roma de la Compañía. La Roma barroca es toda ella un gran vía crucis en
el cual el fiel va pasando continuamente a través de un espacio escénico sin
salir un solo momento de escena; el fiel va pasando de iglesia en iglesia hasta
llegar al Vaticano, y todas ellas se hallan en un ámbito de construcción, de
representación de realidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">La iglesia
jesuita barroca está concebida precisamente con esa misma finalidad: con una
fachada que teatraliza y, a continuación, con un espacio vacío en el cual la
palabra repercute lo que la teatralización exige. Naturalmente eso, que primero
aparece ligado a la idea misma de la <i>propaganda fidei</i>, a continuación se
materializará en los propios usos estéticos del barroco: unos usos para los
cuales es capital la certeza de que no importa la realidad de la obra estética,
sino el efecto de realidad que la obra produce en quien la ve. Por eso yo, en
el <i>Diccionario de adioses</i>, utilizo el ejemplo (que también suelo usar en
clase) de la iglesia de Sant'lgnazio en Roma. ¿Por qué es esa iglesia (para mí
mucho más que la del Gesù) el arquetipo de la estética jesuítica? —Y tengamos
en cuenta que la iglesia de Sant'lgnazio tenía que ser el centro de la Roma
jesuita, porque era efectivamente la iglesia del fundador...— Pues bien, cuando
uno entra en Sant'lgnazio, al principio esta parece una iglesia como las demás,
con su bóveda, sus columnas, su cúpula; uno va avanzando por su nave central y
de pronto se da cuenta... ide que no hay cúpula! De que lo que hay es el
artesonado imaginario del efecto visual producido por una cúpula. No importa la
realidad del objeto; lo que importa es el efecto que esa realidad produce en el
fiel. Por ello evidentemente la Compañía, a la hora de realizar ese trazado,
utilizó al más grande matemático jesuita de aquellos tiempos —y uno de los más
grandes matemáticos del siglo XVII—, Andrea Pozzo, con el fin de que pudiese crear
precisamente tal certeza visual.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">No es un
azar en absoluto que Spinoza fuera óptico, ya lo creo que no. Porque de hecho
la óptica es uno de los saberes que revolucionan el siglo XVII: es la
comprensión de que el ojo no es un espejo de la realidad, sino que el ojo
estructura sistemas de imágenes conforme a determinadas reglas de distorsión; y
que esas reglas de distorsión pueden ser reguladas. De algún modo lo que
Spinoza hace en su <i>Ethica</i> es transferir el hallazgo de los ópticos (él
mismo trabajaba como óptico, pero además estaba en contacto con los principales
ópticos de la época —con los Huygens, por ejemplo—), transferir todo eso al
ámbito de la metafísica; y entender que al igual que el ojo es construido por
los sistemas de imagen, del mismo modo la subjetividad es construida por
sistemas de imagen trabados. Conocer cuál es la matemática, la geometría de
esos sistemas de composición, permite al óptico no sólo hacer hipótesis
razonables acerca de la realidad que estamos viendo sino también, y esto es
esencial, entender el funcionamiento del propio ojo, con lo cual llegará a ser
capaz de corregir lo corregible; pues bien, exactamente de igual modo, el
conocimiento de los mecanismos que forjan las ilusiones imaginarias de la subjetividad
no sólo nos va a permitir entender que lo que estamos diciendo es una
distorsión de lo real, sino al mismo tiempo comprender cuáles son las causas
que nos llevan a hacerlo así y, por lo tanto, poder de algún modo introducir
elementos, si no eliminadores de la distorsión (porque ello sería absurdo), sí
por lo menos correctores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Ahora bien, dado que no existe (según esta perspectiva spinoziana, y corríjame
si me equivoco) ningún modelo predefinido de lo que sería una «buena subjetividad»,
un prototipo al cual todos los sujetos nos tuviésemos que amoldar, ¿cuál ha de
ser entonces el sentido de esa manipulación de las distorsiones?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. La
potenciación. El ejemplo que da Spinoza es el siguiente: estamos viendo el
disco solar y lo vemos como un disco de unos veinte centímetros de diámetro; y
eso lo ve exactamente igual la más ignorante portera del último poblacho de una
sociedad primitiva y el más refinado astrónomo de la sociedad más avanzada. Lo
que ven es lo mismo; ahora bien, aquel que conoce cuáles son los mecanismos que
hacen que lo que no es un disco de veinte centímetros se vea como un disco de
veinte centímetros, ese puede regular todo lo que le relaciona con tal hecho de
modo más favorable, de una forma que le permita potenciarse más que aquel otro
que, por el contrario, piensa que lo que está viendo es ese disco. Todo lo que
efectuamos, pues, con la subjetividad no es en modo alguno reajustarla según
algún modelo; eso sería completamente absurdo, porque no hay ningún modelo de
subjetividad: la subjetividad es ese coágulo de elementos imaginarios que
pueden o potenciar o despontenciar. Y la apuesta ética es la apuesta por la potencia
que, dice Spinoza, es la apuesta por la alegría, por la <i>laetitia</i>. Todo
lo cual resulta muy lucreciano; de hecho creo que Spinoza es el último avatar
del epicureísmo...<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Me
gustaría retomar el hilo, don Gabriel, que habíamos dejado hace un rato: el de
lo que provisionalmente llamamos su «<i>autobiografía intelectual</i>». Ese
hilo nos había conducido ya hasta su estancia en París, junto a Althusser, en
torno a 1972. ¿Cuánto tiempo permaneció usted en París y cuál fue su evolución
intelectual y política posterior a aquella estancia?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. En
París permanecí de manera estable solamente un año. Al cabo de ese período, los
archivos franquistas se dieron cuenta de que se habían equivocado al darme un
pasaporte. Es de recordar aquí aquella cosa tan bonita que decía Agustín de
Foxá de que el franquismo era una dictadura muy atenuada por la incompetencia.
Yo ya debo mi existencia a esa tremenda incompetencia, pues aunque a mi padre
lo condenaron a muerte en 1939 (fue uno de los primeros juicios militares de la
posguerra), lo cierto es que por un cúmulo de azares y de incompetencia no fue
fusilado, y al cabo de un año se le notificó que se había producido un fallo de
trámite. Pues bien, mi segundo fruto de esa incompetencia franquista resulta de
un curioso hecho: mi segundo apellido es muy raro, no me llamo «<i>López</i>»
sino «<i>Lópiz</i>». Cuando a mí me fichó la policía, en enero del 68, debieron
de redactar mal la ficha, y durante mucho tiempo debí de salvar mi pasaporte
precisamente por ello. Pero no obstante, ya en 1972, cuando estaba en París, se
debieron de dar cuenta del asunto y me notificaron que se habían retirado mis
exenciones del servicio militar (tenía una lesión en el hombro) y que debía
volver a España.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Siempre he
pensado que cometí el peor error de mi vida volviendo, pero, en fin, mi padre
era ya muy anciano y realmente yo era la única familia que a él le quedaba
aquí. Tuve, en todo caso, mucha suerte al volver, dado que la gente de mi edad
disfrutó en España de grandes ventajas académicamente hablando: en aquel
entonces había muchos puestos de trabajo libres en la universidad (cosa que la
gente de la edad de usted ha tenido ya más difícil; y los que acaban ahora su
licenciatura tienen prácticamente imposible). Ello significó que para mí la
vuelta a España fue prácticamente equivalente a mi entrada como becario de
investigación en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense.
Además, pude seguir manteniendo una fluida relación con el grupo de París (no
sólo porque mi familia contase con una casa allí, sino también porque durante
la dictadura París fue siempre la retaguardia de la oposición, o mejor dicho,
del PCE).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 21.6pt;">Esa vinculación mía con París ha dado lugar a avatares de lo más
pintorescos. Por ejemplo, en el libro de Antonio Damasio <i>En busca de Spinoza<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[8]</span></b></span><!--[endif]--></span></a></i>,
que usted estuvo hojeando antes en mi biblioteca, se hace una referencia a mi
ensayo <i>La sinagoga vacía</i>... en su versión francesa<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a>, como si ese un original
galo —es más, el traductor, algo despistado, ha añadido una nota que viene a «<i>precisar</i>»
que «<i>existe una traducción española de esta obra en...</i>»—. O, por
ejemplo, dentro del Reading que editaron en la Universidad de Minnesota sobre
los trabajos acerca de Spinoza en el área del marxismo europeo, se incluye una
parte de <i>La sinagoga vacía</i>... asimismo como obra francesa. Lo cual es
divertido y, a decir verdad, me trae al fresco. Yo he sido siempre muy
transversal en eso de las identidades, si le soy sincero. Además, lo que para
mí es claro es que, sin esa relación mía con el mundo académico francés a
partir del inicio de los 70, hubiera perdido como mínimo muchísimo más tiempo
para formarme.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">De modo que
los últimos años de la dictadura los pasé como becario de investigación. La
tesis la leí en 1975, unos meses antes de la muerte de Franco, lo cual en la
Complutense era un tanto curioso: una tesis sobre <i>El Capital</i> de Marx,
allí, con el añadido (sabido por todo el mundo) de que en realidad yo con quien
la había preparado era con Althusser... pues la verdad, venía a resultar un
tanto raro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Seguí en el
PCE hasta muy poco después de acabar la dictadura; creo que hasta el 76, no
quisiera equivocarme. En todo caso se puede fijar la fecha con mucha claridad,
pues coincidió con el momento en que se reunió el comité de Roma del PCE y se
disolvió su estructura de células para pasar a una estructura más convencional.
Abandoné entonces el PCE sin ningún conflicto; de hecho, recuerdo habérselo
comentado abiertamente a quien fuera entonces mi responsable: «<i>Mira, yo
entré aquí como instrumento de lucha, pues para mí este era el único
instrumento operativo de lucha en el que creía que se podía hacer algo; una vez
desaparecida la estructura militante, en fin, ya no creo que tenga sentido mi permanencia</i>»
...<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
¿Cómo vivió usted el momento de la transición española desde la dictadura hasta
la democracia? ¿Cómo la vio entonces y cómo la ve ahora?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Como
una derrota absoluta. Además me parece que ya estamos mayorcitos como para que
nadie siga jugando a ocultarse lo que sucedió entonces. Y lo que sucedió entonces
fue que sencillamente todas las claves sucesorias esenciales del franquismo se
completaron herméticamente. No me refiero con esas «<i>claves sucesorias</i>» a
lo que Franco personalmente pensase: una vez desaparecido Franco, eso ya carece
de importancia. A lo que me refiero es a lo que la lógica del franquismo
exigía. Y esta exigía claramente la configuración, en primer lugar, de una
monarquía ligada a la fijación de sucesión establecida por Franco y, en segundo
lugar, exigía la normalización de esa monarquía dentro de las condiciones
mínimas requeridas por Europa —pues era ya perfectamente claro entonces que la
economía española era una economía moderna; es absurdo olvidar que la gran
mutación en ese sentido, la gente aún lo recuerda, se produjo entre 1961 y
1973; de modo que no había más opción que integrarse en la Europa moderna—a La
alternativa por la cual nosotros habíamos apostado (un acontecimiento
revolucionario que remitiese a alguna forma de replanteamiento de una república
más o menos radical o en el límite de una socialdemocracia), bueno, eso se fue
al garete prácticamente durante los primeros meses de la transición. Yo a
partir de ese instante opté por estar completamente al margen de la esfera de
lo político. Y sé que ello puede sonar hoy un tanto irónico, el que yo desde
entonces me mantenga fuera de lo político: pero es que lo que yo trato de hacer
en el terreno de la teoría es precisamente una analítica de lo político, y una
analítica de la desfundamentación de lo político en las sociedades contemporáneas.
De hecho, creo que, de una forma u otra, otro de los elementos de continuidad
en todo aquello que he escrito es también ése —dentro de las grandes
variaciones que hay a lo largo de mi evolución intelectual—.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. ¿A
qué se refiere usted con la idea de «<i>desfundamentación</i>» (de lo
político)?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. A que
lo político, que nace con la revolución de 1789, se configura (y creo que en mi
último libro, <i>Diccionario de adioses</i>, este es uno de sus goznes teóricos
esenciales) como sucedáneo de la religión. La política que surge en 1789 es una
política ligada, por un lado, a la muerte de Dios y, por otro, a la
eclesialización de lo humano-histórico en el lugar en que antes había estado lo
religioso-trascendente. Tal cosa se comprueba, por supuesto, de un modo
sencillísimo entre 1789y 1794, donde se percibe de manera clara la fuerte
necesidad de los dirigentes revolucionarios (Robespierre, muy especialmente) de
reconstruir modelos eclesiales: llegan incluso a proponer una «<i>religión</i>»
de la razón, un calendario festivo que parangone el antiguo santoral católico,
etcétera.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Ese
planteamiento, empero, tiene un ciclo más largo que duraría, en realidad, desde
1789 hasta (por dar una fecha, con todo lo simplificadoras que estas suelen
resultar) el año 1989. Es el ciclo de lo político como sucedáneo de lo
religioso. Ahora bien, aunque en 1989 ese ciclo se cierra, toda la gente de mi
generación que hubo pasado por la práctica de lo político desde finales de los
años 60 tuvo claro, en realidad, ya a partir de mediados de los 70, que lo
político se había convertido en una gran máquina de distorsión, una gran
máquina de mistificación del conocimiento y de lo real. Yo eso creo haberlo
captado desde muy pronto, si bien, naturalmente, mis primeros textos son muy
confusos a ese respecto. Pero cada vez he ido comprendiendo mejor (y pura mí es
esa hoy una noción de una nitidez absoluta) que la función de la filosofía
reside en una cierta resistencia a lo político, en la medida en que lo político
siempre necesita establecer sentidos, siempre necesita establecer consensos,
siempre necesita establecer finalidades. Ahí reside la tarea de
desfundamentación que la filosofía tiene encomendada. Por eso le comentaba yo a
usted antes que no creo que se pueda encontrar un texto que describa mejor a
nuestra generación que el viejo escrito epistolar de Platón, donde se explica
precisamente tal cosa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. De
alguna manera, pues, la fe religioso-eclesial en lo político, que tuvo cierta
congruencia en algunos momentos de la Historia, habría perdido ya toda
plausibilidad después de 1989; y, sin embargo, aún nos toca estar rodeados de
muchísimos «<i>creyentes</i>» o «<i>militantes</i>» en tan peculiar iglesia...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —.
Efectivamente. A mí me parece que desde mediados de los 70 ya prácticamente
todos nosotros íbamos trabajando en el sentido de mostrar que aquella vieja fundamentación
pseudorreligiosa de lo político había dejado de ser sostenible. Ahora bien,
1989 nos muestra, como en un experimento histórico, que todo aquello
simplemente cae a plomo. Yo tuve la inmensa suerte de que en ese año el
periódico <i>El Mundo</i> me enviase a Berlín durante el momento de la Caída
del Muro. Había estado ya diez años antes en el Berlín Oriental y había
recomido la Alemania del Este; también conocía Rumanía, si bien aquello era ya
la variante monstruosa del régimen, claro. Ahora bien, dejando a un lado las
variantes monstruosas, lo que de pronto percibías allí en el 89 era algo que,
cuando había estado diez años antes, en 1979, ya sospechabas: que allí no había
nada, que todo estaba flotando en el aire, que no había nada. Lo fascinante de
la Caída del Muro, es decir, de la caída del Este, es que es una caída en el
vacío: no es una voladura, sino que ocurre como en esas películas de dibujos
animados en que un personaje va corriendo, se sale del barranco, sigue
corriendo en el aire y de pronto se detiene, dirige su mirada a derecha e
izquierda, mira luego abajo y cae: no hay nada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Claro. Pero entonces, según su análisis, desde 1989 tendría que resultar mucho
más fácil la tarea desfundamentadora de la filosofía frente a lo político, ¿no
es cierto?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. La
verdad es que esa tarea nunca resulta sencilla. Porque cuando uno pierde una
certidumbre, la tentación es la de tratar automáticamente de buscar otra, como
sea. La tentación es culpabilizar, tratar de comprender aduciendo cosas como
que «esto ha sido así porque ha habido tales responsables que con su maldad han
hecho que todo esto fuera así» ... Yo no digo, naturalmente (sería absurdo
negarlo), que Stalin no fuera malísimo, que Hitler no fuera malísimo. Pero no
se puede explicar ni el estalinismo ni el nazismo en función de lo malos que
eran Hitler o Stalin: no se puede, del mismo modo que sería necio intentar
explicar las dinámicas propias del franquismo en función de la bondad o maldad
del general Franco. Ahora bien, es cierto que cuando las cosas se caen hay dos
posibilidades: o bien quedarte con los ojos abiertos y decir «<i>¡Caray, qué
trompazo que nos hemos dado!</i>», o bien negar la realidad. Y eso ha pasado
siempre. Y también hay que entender (o al menos yo lo entiendo) que gentes de
determinada edad no puedan hacerlo: no se le puede pedir —o sólo se le puede
pedir en casos muy excepcionales— a una persona de sesenta o setenta años que
en un momento dado diga: «<i>He arruinado mi vida</i>». Aunque ha habido gente
que lo ha hecho: y yo los conozco. Con todo y con eso, a cuantos teníamos menos
de cuarenta años en el 89 sí que se les puede exigir.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">¿Qué es
doloroso? Claro que es doloroso. Sobre todo porque podríamos decir, con razón,
que nunca fuimos cómplices de la Unión Soviética: y es que de hecho habíamos sido
antisoviéticos desde mucho antes de llegar a 1989. Pero eso da, a la postre,
igual. Pues incluso siendo antisoviéticos habíamos seguido manteniendo
simbólicamente ese sistema de demarcación entre dos grandes universos en
conflicto; y aunque uno personal, o incluso públicamente, hiciese gala de
antisovietismo, todo aquello formaba parte de un modelo de reproducción que en
último término beneficiaba la existencia de aquel modelo monstruoso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 21.35pt;">Yo de todo eso, si bien ya lo sabía teóricamente, me di cuenta físicamente
en el verano del año 1979, cuando estuve durante un mes estudiando alemán en
Berlín Oriental. Al volver, escribí tratando de explicar algo que resultaba muy
difícil de explicar (probablemente, de hecho, no lo logré; muchos me
contestaron, en consecuencia, aduciendo que todo aquello era un disparate):
traté de explicar que, al lado del control social que existía en el Berlín
comunista en nada menos que un 1979, el control policial que yo había conocido
durante los años de clandestinidad en el franquismo resultaba un juego de
niños. Entre otras cosas, naturalmente, porque puede haber estructuras
clandestinas en sociedades en las cuales se distingue entre lo público y lo
privado —ya que lo clandestino se instala precisamente en esos elementos de
intersticio entre ambos—; pero en sociedades en que no hay espacio privado, no
hay lugar ni para la clandestinidad<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Voy
a serle sincero, don Gabriel: siento muchos deseos de preguntarle más acerca de
este punto, para que siguiese usted profundizando en él. Pero la verdad es que
me da la sensación de que nos hemos saltado en su relato un período histórico
que no me gustaría que dejásemos de lado. Se trata del período del gobierno del
PSOE en España entre 1982 y 1996. Recuerdo que la primera vez que le vi a usted
en televisión, en un debate presentado por el periodista Luis Herrero, se
refirió a esa época con una expresión no escasamente contundente: dijo usted
que el «<i>felipismo</i>» era...<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. <i>...la
forma superior del franquismo</i>. Sí, aquello le costó a Luis Herrero la
cancelación de su programa. Y para mí significó, vaya, mi «<i>momento de gloria</i>»:
merecer el primer editorial del diario <i>El País</i>, que imploraba ¡que nunca
más se permitiese a un sujeto como yo aparecer en televisión!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>R —. Sí,
creo recordar que incluso hubo un debate en el Congreso de los Diputados al
respecto. En todo caso, ¿qué quería usted decir con esa frase?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Bien,
para mí era algo bastante elemental, y además traté de argumentarlo en ese
mismo programa, utilizando elementos textuales y de la práctica política de la
época. Para empezar, hay que remitirse a lo obvio: el Partido Socialista no
había existido prácticamente durante los años de la dictadura, y mucho menos
durante los años finales de la misma, que eran los que yo viví. De modo que el
PSOE es reinventado mediante una inyección de dinero (concretamente, de la
socialdemocracia alemana, y probablemente también de Estados Unidos) sobre una
base bien comprensible en la época: la experiencia portuguesa había enseñado
que no se podía permitir bajo ningún concepto que se efectuase una transición a
la democracia con el <i>Partido Comunista</i> como única fuerza política
hegemónica. De modo que había que inventar otra opción como fuera. Y bien, la
formación política de todas estas gentes de la primera generación del <i>Partido
Socialista Obrero Español</i> era una formación política de tradición netamente
franquista. Cuando uno contempla a todo ese grupo de personas, se detectan en
ellos dos cosas que priman de forma palmaria: en primer lugar, una incultura faraónica,
inconmensurable, una cosa de estas que le dejan a uno estupefacto; y, en
segundo lugar, un sistema de categorías políticas que era directamente heredado
de las ideas del proteccionismo, la asistencia social y el paternalismo
franquista (con, naturalmente, las pequeñas correcciones retóricas al uso).
Todos ellos se habían formado en el Frente de las Juventudes falangista, todos
ellos habían llevado camisa azul en algún momento. Y la camisa azul se les traslucía
constantemente. Recuerdo a un viejo republicano que me decía: «<i>Vaya, a mí la
verdad es que esto de González, no sé... en ocasiones le oigo por televisión, y
si prescindo de la imagen o me pongo de espaldas, ¡me da la sensación de estar
oyendo de nuevo a Solís!<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[10]</span></b></span><!--[endif]--></span></a></i>.
Y no es sólo que, efectivamente, ambos hablasen igual, sino es que además
decían lo mismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;">Esto hace emerger en el <i>Partido Socialista</i> de los años de
González la hipótesis (que era, por lo demás, sumamente verosímil) de que si
conseguían consolidar bien ese modelo, asentar esa traslación del control
paternalista de la sociedad, podrían muy fácilmente articular algo que yo en
aquel momento solía llamar «<i>el PRI a la española</i>» (recuerdo haber hecho
alguna vez cierto chiste sobre si habría que llamarlo PRI Sociedad Anónima,
pero eso ya son maldades.. Mas es cierto: ese era el modelo. Y cuando González
en aquellos tiempos dice que necesitan un plazo, no sé si de cuarenta o de
cincuenta años (algo, en todo caso, desmesurado), para completar su proyecto,
lo está diciendo ciertamente en serio. Yo pienso que el PSOE de esos años ve la
política desde una idea (aunque ellos nunca lo piensen explícitamente así, pero
sin duda era el referente que funcionaba en sus cabezas) afín a la del
Partido-Movimiento; algo que es mucho más que un simple partido político: pues
éste y el Estado se funden, y lo hacen en un control completo de la sociedad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;">Naturalmente, eso requiere dos dispositivos importantes: hablábamos
antes del miedo y la esperanza a los que se refería Spinoza. Pues bien: con
respecto a la esperanza, yo alguna vez cité (creo que también en aquel debate
televisivo al que hemos aludido antes) el pasaje de Hitler en las
conversaciones con Rauschning<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a><sup> </sup>acerca de la
corrupción: «<i>No se meta usted con la corrupción</i>», venía a decir Hitler,
«<i>pues la corrupción es un elemento central de la consolidación del Partido
como Estado. Yo siempre digo a los míos: enriqueceos... pues ése es el modo de
que todos estemos en situación de dependencia los unos con respecto a los otros</i>».
Aquella famosa frase del ministro de economía socialista Carlos Solchaga sobre
el enriquecimiento en España viene a ser un calco de esta sentencia hitleriana.
Se trata de una corrupción que prometió —y que, ciertamente, generó— toda una
nueva casta social.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;"><b>P. —. Me parece ésta una idea muy sugerente: la
corrupción no como una especie de sustracción desde el espacio público hacia el
campo de lo privado, sino como un mecanismo más de control del propio espacio
público.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 18.7pt;">R. —. Por supuesto: ya desde los clásicos del pensamiento político, la
corrupción se ha considerado siempre como una erza constituyente, no lo
olvidemos. De esa potencia constituyente proviene su importancia en el ámbito
político. Recordemos, por ejemplo, cómo se realiza toda la revolución burguesa
en Gran Bretaña por contraposición al modelo francés: se trata de la idea,
sencillísima y por lo demás inteligentísima, de que, puesto que no tenemos
fuerza para destruir el <i>Ancien Régime</i>... comprémonoslo. No tenemos
suficiente fuerza pero sí suficiente dinero. Y lo que se efectúa es esa
traslación (muy bien analizada, además, por los historiadores de ese momento de
ascensión burguesa): «<i>Hagamos por vía comercial lo que los franceses
tuvieron que hacer cortando cabezas; nos va a salir más barato y, como podemos
pagarlo, no va a haber ninguna dificultad</i>». Efectivamente, los modelos de
consolidación de las sociedades burguesas en Europa desde finales del siglo
XVIII han sido siempre dos: la revolución como mitología constituyente, y la
corrupción como erza constituyente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Aquí, en la
España del gobierno socialista de Felipe González, se genera eso mismo. Y ello
permitirá, entre otras cosas, el control (muy importante, por lo demás) de
aquellos aparatos del Estado franquista que habían quedado intactos tras la
Transición. No es un azar que el centro de gravedad de la corrupción
institucional durante los años de González fuera el Ministerio del Interior:
que hubiera dos ministerios del Interior, el ministerio real y el ministerio
sumergido, con dos presupuestos, el real y el sumergido. No era casual: el
gobierno socialista entiende que hay un sector en el cual no se ha efectuado
ningún tipo de modificación durante la transición; que eso no se puede, o no se
quiere, volar; y que por lo tanto la única opción que queda es comprarlo.
Cuando uno analiza lo que han sido las cuentas del Ministerio del Interior
durante los años del exministro José Barrionuevo en particular, pero también
del exministro José Luis Corcuera, es exactamente eso lo que se percibe. Y
naturalmente ese centro de la corrupción funcional de las instituciones se
prolonga después en el resto del Estado. Pues si uno va a establecer la
identificación entre Partido y Estado, eso significa que el Partido no puede funcionar
tan sólo con los presupuestos legalmente establecidos para un partido político,
los cuales no dan ni para cañamones; lo que habrá que hacer es lograr que los
negocios del Estado reviertan en las finanzas del Partido. Cierto que al final
una parte de esos casos terminaron en los tribunales; pero, no nos vamos a
engañar, lo que terminó en los tribunales fue una fracción mínima de lo que
realmente significó el gran aparato de la corrupción.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 21.35pt;">Todo eso por un lado; pero, por otra parte, existía todavía un factor
más que no se había resuelto desde los últimos años del franquismo, y era el
del terrorismo en el País Vasco. Ahí el PSOE apostó por la peor opción de entre
todas las posibles; una opción que cualquiera que no fuese imbécil tenía que
entender que sólo serviría para producir el efecto contrario: el efecto de la
consolidación del entorno de ETA. Se trataba de la opción del terrorismo de
Estado, del GAL.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Los años del
terrorismo de Estado y de la corrupción fueron, pues, una verdadera tragedia
para este país. Como dijimos antes, el PSOE lo reconstruyeron una panda de <i>parvenus</i>
que le quitaron su partidito a un grupo de viejecitos que vivían allá en
Toulouse; bien, pero, pese a todo, ese partido seguía siendo visto por una
parte de la ciudadanía española como un referente de orden moral. Lo terrible
que produce el PSOE a los muy pocos años de su llegada al gobierno con Felipe
González es la certeza en toda la sociedad de que moral y política se excluyen
mutuamente; y que se excluyen de un modo frontal y absoluto. Esa especie de
envenenamiento de la conciencia ciudadana, a la que se transmite la idea de que
aquí lo que hay que hacer es «arramblar» con todo cuanto se pueda, pues todo lo
demás no es sino un cuento chino, produce un efecto de desmoralización en la
sociedad española que no se curará fácilmente. Es la conciencia de un
enfangamiento atroz de lo político.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. A
pesar de esas secuelas (ciertamente terribles, por otra parte) que está usted
mencionando, lo cierto es que, en todo caso, aquel proyecto fuerte, aquel
proyecto de identificación absoluta entre el Estado y el <i>Partido Socialista</i>,
al menos sí que quebraría más tarde, en 1996.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Sí,
fue un proyecto que quebró. Y yo pienso que tuvimos cierto papel todos aquellos
que ya en los años anteriores habíamos venido dando la batalla contra el asunto
del GAL, y conseguimos que ello terminase en los tribunales, lo cual fue todo
un acontecimiento. Recuerdo que, cuando empezamos con aquello (cuatro muertos
de hambre que por aquel entonces éramos), jamás habríamos imaginado que
pudiésemos llegar a tal punto. Fue importante eso, así como los dislates
económicos que realizó el PSOE en los años 90, que jugaron un papel importante
para que su propia clientela se desmoronase.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Naturalmente,
ante lo que nos encontramos hoy, y que a mí me parece altamente preocupante, es
ante lo que yo creo que es el intento de retomar aquel viejo proyecto del
Partido-Estado, pero en circunstancias que no permiten ya que todo ello
funcione por sí solo (ya no basta con mantener la inercia propia del régimen
del general Franco). Hoy se intenta realizar lo mismo pero por una vía
tremendamente pragmática y, a mi parecer, con costes muy altos, prácticamente
suicidas. Pues ahora lo que resulta necesario es proceder a una voladura de
todas las estructuras del Estado que sean necesarias para conseguir el efecto
de la exclusión de toda aquella forma de perspectiva política que no sea la
articulada dentro de aquella hipótesis de Movimiento, de Partido único, que
creo que sigue siendo la gran tentación del PSOE. El cálculo, pues, que está
haciendo el señor Rodríguez Zapatero es el cálculo más arriesgado que se ha
realizado en España desde la transición, y sería el siguiente: En primer lugar,
la identificación Partido-Estado solamente puede producirse garantizando una
permanencia de ciclo largo como mayoría parlamentaria. Esa permanencia, a su
vez, únicamente es viable sobre la base del barrido —o, al menos, el encierro
en una zona marginal— del partido que puede aparecer como una alternativa: el
partido de la oposición. Sólo hay un modo de efectuar esa marginación de manera
estable: mediante la alianza estratégica (no meramente táctica) entre el PSOE y
los partidos de carácter nacionalista; alianza que, en caso de consolidarse de
manera estable, otorgaría efectivamente una mayoría cómoda.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Ahora bien,
no hay que olvidar algo: y es que los partidos nacionalistas no son idiotas;
nos podrá gustar o no lo que hacen, pero idiotas no son. Y los partidos
nacionalistas han entendido que ésta es una ocasión histórica, única, que jamás
antes han tenido ni volverán a tener después: la ocasión de un Estado que
necesita, y que necesita de un modo aritmético, absoluto, su apoyo
incondicional. Y naturalmente, en política, cuando uno se sabe imprescindible,
se hace pagar al contado. Lo que el <i>Partido Socialista</i> parece no
entender (o, si lo entiende, entonces resulta aún peor) es que ese pago al
contado lo que implica es la desaparición o, al menos, la fuerte quiebra de la
estructura nacional sobre la cual el Estado ha venido funcionando en España a
lo largo de los dos últimos siglos. Y que, por cierto, una voladura de ese tipo
no es simplemente un acontecimiento político, o no únicamente un acontecimiento
moral, o histórico, sino también un acontecimiento económico, que entre otras cosas
puede generar (o me sentiría tentado a decir que generará inevitablemente) la
bancarrota del Estado, sin más.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Eso
me recuerda que en su último libro, el <i>Diccionario de adioses</i>, uno de
esos adioses va dedicado a España y a Europa. ¿De veras piensa usted que tanto
España como la cultura europea están en nuestros días agonizando?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Sí,
así lo creo. En mi libro citaba un texto, que a mí me gusta mucho, de Francesco
Guicciardini, en el que se venía a decir que, bueno, todo es mortal, tanto las
naciones como los individuos. Ahora bien, no nos dolamos por la nación cuando
esta muere, pues a la nación no le va a doler. No obstante, los que tenemos la
mala fortuna, la desdicha —prosigue Guicciardini— de que nos toque vivir en ese
período, tenemos que saber que el Estado no se cae en el aire: el Estado se cae
encima de nuestras cabezas. Y que, naturalmente, quienes saldremos hechos cisco
de este hecho somos todos. Pues el Estado no es sólo un acontecimiento,
insisto, político, moral, histórico; el Estado es también un acontecimiento
económico. Y (volviendo al caso español sobre el que estábamos hablando),
romper un Estado significará romper un mercado nacional. ¿Alguien se da cuenta
de lo que significa eso para una economía moderna? ¿O de lo que significa
romper un sistema de imposición de escala también nacional?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
¿Apostaría entonces usted por una preservación del Estado, pero sin una nación
detrás de él que lo sustente?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. No,
simplemente no apostaría. En esto yo pienso que debemos ser muy cautos y no
andar haciendo apuestas. El análisis (no la apuesta) en que nos encontramos en
estos momentos es el de que tanto España como Europa (por razones distintas)
atraviesan por un período extremadamente crítico: en lo que atañe a la primera,
como ya hemos dicho, no existe la menor garantía de que la estructura de la
nación, tal como la hemos conocido en los últimos dos siglos, vaya a mantenerse
en la década que viene, y ello encerrará con seguridad altísimos costes de todo
orden; en lo que atañe a Europa (y esta es una hipótesis con la que yo vengo
jugando desde hace mucho tiempo), nuestro continente no sobrevivió a la crisis
de 1914-1919, y ello se revela en la absoluta incapacidad que desde entonces ha
tenido Europa para defenderse absolutamente de nada. Cuando uno piensa en la
Segunda Guerra Mundial, uno tiene que entender que, en lo que respecta a la
Europa continental, esa guerra acabó en menos de dos semanas: lo que tardan los
tanques alemanes en llegar desde la frontera belga hasta el Atlántico. Lo que a
partir de entonces prosigue hasta 1945 es la guerra entre Alemania y Gran
Bretaña (con el posterior apoyo de Estados Unidos) y la ruptura del pacto
germano-soviético; pero lo que llamamos Europa, en el sentido limitado del
término, no movió un solo dedo para defenderse del nazismo: como, por lo demás,
tampoco lo está moviendo en estos momentos para tratar deponer coto a una
agresión militar extraordinariamente importante, que es la del ascenso del
yihadismo, unida a la aparición de algo que en las sociedades modernas parecía impensable,
el retorno a formas de guerra religiosa que creíamos extintas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
Algunos autores han postulado que la raíz de esa incapacidad de defendernos
estaría en el nihilismo rampante que nos circunda.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. En
términos depuro análisis, las posibilidades de supervivencia de Europa son
escasísimas. En primer lugar, hay que tener en cuenta que el gran desarrollo
económico de Europa después de 1945 se efectúa sobre la base de la reducción,
prácticamente al mínimo, de los costes de inversión militar. No es esta una
cuestión menor: esos costes militares significan una parte importantísima de
los presupuestos de un Estado moderno. Esa operación se pudo llevar a cabo en
la medida en que Europa contaba con el paraguas militar —y, en el fondo, de
todo orden— de Estados Unidos. Naturalmente, eso tiene una contrapartida: y es
que Europa no tiene capacidad militar autónoma prácticamente para nada. En un
momento, además, en que una de las tendencias (no sé si hegemónica, pero, en
todo caso, muy importante) de la Europa de los últimos años es la de la fisura
de la alianza con los Estados Unidos, ello deja a Europa en una situación
cuando menos problemática. Lo he apuntado ya en alguna ocasión: el hecho de que
Irán pueda tener misiles para bombardear con armamento nuclear Israel puede,
evidentemente, preocupar a Israel; ahora bien, los israelíes hace ya años que
se tomaron las molestias de hacerse con un paraguas antimisiles razonablemente
sólido, mientras que Europa no. Y, desde luego, un misil que llegue desde Irán
hasta Tel Aviv puede llegar exactamente igual hasta Sicilia y, con muy poco más
de tecnología, a todo el Sur de Europa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Europa no
tiene, en estos momentos, prácticamente estructura militar. Y, sobre todo (y
quizás también en función de ello), Europa lleva una serie de años tratando de
negarse la realidad, de no ver lo que está pasando. Hace poco he leído un libro
de Alan D. Dershowitz<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[12]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>,
profesor en Harvard, sobre el ascenso del yihadismo en el mundo. Y creo que
tiene razón en lo principal: según él, la responsabilidad básica de ese ascenso
es fundamentalmente europea; aparte de la complacencia en 1979 con la
instauración del régimen de los ayatolás en Irán, habría otro factor
significativo (que, curiosamente, ahora está muy de moda debido a razones
cinematográficas anecdóticas), como es el atentado de Múnich en 1972 y la
respuesta europea a éste. La tesis de Dershowitz es que, tras ese atentado,
Europa prefiere una vez más, como siempre, rendirse antes de sufrir el riesgo
de volverse a ver atacada. Y, efectivamente, es después de ese atentado cuando
todos los países europeos empiezan a admitir delegaciones oficiales de la OLP
en sus capitales, y empiezan a financiar económicamente a la OLP<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">En este tipo
de asuntos ocurre siempre lo mismo: allá donde no hay una respuesta firme, lo
que se está propiciando es el ascenso de elementos incontrolables. Europa pensó
que podía blindarse respecto de esto y que, de algún modo, Israel pagaría la
cuenta (o, al menos, por delegación, Estados Unidos). Y aún en el día de hoy es
muy alto el porcentaje de europeos que se niegan a aceptar lo evidente: y es
que el objetivo primero del yihadismo es ni más ni menos que Europa, entre
otros motivos porque es en Europa donde existe la mayor concentración de
población islámica fuera de los territorios islámicos tradicionales, árabes y
asiáticos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. De
algún modo volvemos entonces a aquello que usted señalaba al principio de
nuestra conversación: lo que tendríamos aquí sería una prueba más de la
carencia de ese rigor en el análisis de la realidad que usted consideraba como
un imperativo ético.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: left; text-indent: 0cm;">
R. —. En efecto. Europa viene negándose la realidad desde 1919.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Y,
por lo tanto, no sería preciso reclamar aquí ningún tipo de esperanza (algo así
como «<i>apostemos por defender Europa contra viento y marea</i>»), sino que
bastaría con pedir que, al menos, no nos engañemos sobre la realidad que
tenemos ante nuestros ojos.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —.
Cierto. Europa se está suicidando. Y nadie puede impedirle que se suicide.
Tiene todo el derecho de hacerlo. Pero que no se diga que está haciendo otra
cosa, que está «<i>construyendo el futuro</i>» o algo así. Simplemente, se está
suicidando.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Si
me lo permite, don Gabriel, voy a plantearle ahora una pequeña paradoja que se
me ocurre tras todo lo que llevamos charlado. En una declaración suya de no
hace mucho tiempo afirmaba usted que «<i>el fin del Estado-nación no puede sino
regocijarme</i></b>»<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><b><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[13]</span></b></span><!--[endif]--></b></span></a><b>.
¿No resulta esta frase un tanto contradictoria con lo que me ha ido exponiendo
hasta ahora en esta entrevista?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Bueno,
eso era una hipérbole. Por supuesto, a mí el Estado no me es simpático: a
ningún ciudadano, a ningún individuo le puede ser simpático el Estado; entre
otras razones, como dice Spinoza en su Tratado Político, porque el Estado es un
individuo colectivo que concentra en sí tal cúmulo de potencia, que cualquier
individuo que pudiera levantarse contra él acabaría siendo apisonado. Por ello,
lo que caracteriza al Estado moderno es el intentar acotar zonas de autodefensa
ciudadana frente a esa omnipotencia del Estado: sin ellas quedaríamos inermes.
Por eso yo afirmo, naturalmente, que a mí el Estado me cae antipatiquísimo;
ahora bien, sé perfectamente (como sabe Spinoza, y como sabe cualquiera que no
sea imbécil) que entre los distintos Estados hay formas más habitables y otras
menos habitables. Yo eso mismo lo he comentado varias veces con mis viejos
amigos de tradición izquierdista que nunca han querido entenderlo: «<i>Mira,
entre Israel y los países colindantes hay para nosotros, para ti y para mí, una
diferencia esencial</i>», les he dicho, «<i>y es que en cualquiera de los
países colindantes nos hubieran fusilado antes de llegar a los 19 años, y en
Israel no. Será una diferencia mínima; pero ya, en el punto en el que estamos,
tendremos que ponemos a defender también esas diferencias mínimas</i>».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Para mí en ese
juego de la autodefensa ciudadana, de limitar la capacidad demoledora de las
grandes máquinas de concentración de poder, se juega todo. La única zona de
libertad que tenemos es ésa: en la que logremos limitar el poder. En un modelo
como el islamista en el que, no ya el Estado en este caso, sino la <i>Umma</i>,
la comunidad de los creyentes, es la potencia que se impone sobre cualquier
tipo de contenido individual, desde luego la libertad se ve fuertemente
menguada. Basta con leerse el Corán (hemos llegado a un momento que haría
sumamente necesario que la gente se lo leyese): allí comprobaríamos que la pena
impuesta por el Corán hacia los ateos es la de ejecución inmediata; hacia los
monoteístas no islámicos, la pena reside en diversas formas de opresión.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —.
¿Cree usted que el terrorismo islámico estaría, como ha aventurado André
Glucksmann <a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[14]</span></sup></b><!--[endif]--></sup></a>,
transido de nihilismo?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. No.
Ese me parece un grandísimo error de Glucksmann, aparte de que implica una
utilización metafórica de los términos con la cual hay que tener mucho cuidado.
El nihilismo clásico, es decir, aquel que en la política europea hace
referencia a los nihilistas rusos, proviene de una tradición fuertemente
intelectualista, que lo que plantea es justamente la voladura de todos los
sistemas de certidumbre y de solidez. (Por cierto: yo no estoy defendiendo eso,
pues ya sabemos a qué conduce: basta con leer Los diablos, de Dostoievski.)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Por el
contrario, el yihadismo, o el islamismo en general, defienden exactamente lo
contrario: el islamismo (e incluso podríamos decir que el islam mismo) abogan
por un sistema teocrático, donde no hay espacio para nada que no sea la
certidumbre, y la certidumbre más perfecta. Yes que, a diferencia de los otros
libros de las religiones monoteístas, que aparecen como escritos por hombres
que interpretan la palabra de Dios (y que por lo tanto requieren exégesis: una
cosa maravillosa, pues es precisamente en ese campo de la exégesis donde uno
puede buscar fisuras, campos de fuga, etcétera), con el Corán no ocurre eso: el
Corán es un objeto que existe en el cielo, con anterioridad por lo tanto a su
dictado, y que Dios luego dicta a una sola persona y en un solo ámbito
temporal. Otros libros sagrados son esencialmente narrativos, y por consiguiente,
en cuanto tales, juegan continuamente con la alegoría y con la metáfora; el
Corán, en cambio, es fundamentalmente normativo, con lo que su punto de fuga
posible es prácticamente igual a cero,<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Don
Gabriel, en cierto sentido me da la sensación de que en esta entrevista hemos
ido trazando un recorrido que iría desde lo más particular (su propia evolución
intelectual, sus maestros y su época de juventud) hasta asuntos cada vez más y
más generales (la corrupción política, el terrorismo, el rol del Estado-nación,
el islam). Para ir concluyendo, pues, me gustaría que me dijese usted algo
sobre ese otro asunto general (tal vez, el más general de todos) que es la
globalización hodierna. Y tal vez podríamos tomar pie para ello de las tesis
del libro <i>Imperio</i>, de Toni Negri y Michael Hardt<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[15]</span></sup></b><!--[endif]--></sup></a><sup>
</sup>. Según éstas, en nuestros días estaríamos viviendo una situación
imperialista en la cual, sin embargo, la potencia imperial no resultaría
identificable con ningún Estado-nación concreto.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Esa
idea de <i>Imperio</i> me parece una noción extremadamente inteligente. Con
excepción de las páginas finales del libro (que me parecen un tanto postizas:
me refiero a esas páginas sobre Francisco de Asís, etcétera...), a mí <i>Imperio</i>
me parece un muy buen libro. Y, sin embargo, creo que el segundo volumen, <i>Multitud</i>,
en el que Hardt y Negri trataban de prolongar las tesis de Imperio añadiendo
sus propias propuestas programáticas<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[16]</span></sup><!--[endif]--></sup></a><sup> </sup>,
resulta mucho más deficiente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">En
definitiva, lo que <i>Imperio</i> venía a decir es que la construcción de la
economía en nuestros días (la economía del Imperio) no es equivalente a la de
los modelos del imperialismo del que habló Lenin o a la del colonialismo
clásico, con una potencia centralizada que expande su capital y hace revertir
sus ganancias hacia el centro; sino que lo que caracteriza la estructura actual
de la economía mundial es la «<i>economía-mundo</i>», en la que el Imperio no
es localizable como espacio físico. Cuando apareció el libro de Negri y Hardt,
yo insistí en que aquello era un mentís muy bien construido de los
infantilismos existentes en los movimientos antiglobalización (si bien es justo
en este sentido en el que la segunda parte, <i>Multitud</i>, me parece que deja
mucho que desear).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Y es que
proponer una antiglobalización en nuestros días me parece similar a aquello que
defendían los luditas en el momento de la revolución industrial. Es ahí donde
la crítica de Marx resulta impecable: rompiendo máquinas no va a ser como se
solucione la situación de los obreros, pues ese anhelo de dar marcha atrás está
abocado al fracaso; así sólo se puede ser ridículo y, a fin de cuentas,
extremadamente malvado, pues si bien el desarrollo de la técnica puede estar
creando actualmente problemas en un sector determinado del artesanado, a la
postre eso es lo que nos va a posibilitar vivir en unas condiciones económicas,
si no mejores, sí como mínimo menos malas. En lo que concierne a la
globalización, resulta igualmente de una maldad impensable la obsesión por
retomar a economías nacionales cerradas. Pues una lección histórica importante
de los últimos tiempos es la siguiente: que ha sido sólo gracias a la
mundialización de la economía como se les ha permitido a grandes zonas del
mundo, que hasta hace poco estaban hundidas en el más craso subdesarrollo,
experimentar un salto económico descomunal (pensemos especialmente en amplias
zonas de Asia). La telemática y la universalización de los modelos informáticos
han conseguido que, con muy pequeñas potencias, uno pueda penetrar en áreas de
mercado que, hasta hace muy pocos años, estaban reservadas a países con unos
recursos económicos monumentales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Naturalmente,
esto requiere, en primer lugar, de una gran capacidad de adaptación a los
nuevos modos de producción (fundamentalmente inmateriales, como en el ejemplo
de la innovación telemática); pero también precisa de un fortísimo cambio de
mentalidad a la hora de situarse en la esfera de lo productivo. De hecho, uno
de los motivos de la crispación loca (en el límite del delirio) de los países,
no tanto islámicos, sino de los países islámicos árabes, durante los últimos
veinte o quince años reside en este factor. Si uno toma en términos relativos
las economías del Sureste asiático por comparación a las de países como Argelia
o Egipto en aquellos tiempos, uno percibe entre ellas una distancia abismal:
pero una distancia favorable a esos Estados árabes islámicos. Hoy esa relación
se ha invertido —y lo ha hecho, incluso, con respecto a países asiáticos
también musulmanes, como Indonesia, donde reside la mayor cantidad de población
islámica—. De modo que la pregunta durante estos últimos años en todos los
países árabes es: ¿Qué maldad deliberada, qué conspiración ha podido producir
esto —que nuestras economías, ligadas a la producción nada menos que del
petróleo, no hayan hecho nada más que hundirse desde mediados de los años 70,
mientras que países que por aquel entonces estaban en un pozo, hoy se
encuentren entre los más desarrollados del mundo—? Este planteamiento parece
infantil, pero se puede encontrar frecuentemente justo en estos términos. Y la
respuesta recurre por lo general a la noción de una conspiración «<i>judeocristiana</i>»,
apoyada fundamentalmente en Israel y Estados Unidos, que se ha propuesto con
vehemencia mantener al mundo árabe en una situación de subdesarrollo, con un
boicot constante y un rechazo sostenido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. Esto me recuerda un comentario que hace poco
tuve ocasión de escuchar al catedrático de Filología Árabe en la Universidad
Autónoma de Madrid, Serafín Fanjul, el cual aseveraba que una de las palabras
que más se repiten en los medios de comunicación árabes es precisamente esa: «<i>Conspiración</i>».<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. De
hecho, hay varios sitios de internet donde se puede consultar ese mismo
extremo: por ejemplo, en http://www.memri.org. Yes que en efecto no existe, si
no, otra manera de vender esa idea a la gente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: left; text-indent: 17.25pt;"><b>P. —. Me parece que todo
esto enlaza perfectamente con algo que no quería dejar sin preguntarle, pues le
ha ocupado muchos esfuerzos. Se trata de su opinión sobre la cuestión judía. De
hecho, usted piensa que no existe tal «cuestión judía», sino más bien una
«cuestión judeófoba», ¿no es cierto?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. A mí el
judaísmo es un asunto que me ha interesado desde muy pronto. Entre mis primeros
intereses (desde los quince o dieciséis años) estuvo Jean-Paul Sartre; y entre
aquellos libros suyos que realmente me produjeron una revelación teórica se
encuentra lo que, para mí, es una de sus obras maestras: las <i>Réflexions sur
la question juive</i>, que, por cierto, hace poco se ha vuelto a traducir<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Y la tesis de Sartre es
justamente ésa también: no hay cuestión judía, sino cuestión antisemita o judeófoba,
como se la quiera llamar. Las fobias no son algo que surja injustificadamente:
el antisemitismo clásico, el europeo (pues, evidentemente, en el caso islámico
el asunto adquiere otros tintes), es algo que emerge vinculado a la formación
de la modernidad europea, al modo mediante el cual se produce la identificación
de lo europeo frente a aquello otro que, estando dentro de Europa, parece sin
embargo como una amenaza hacia ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">El
mecanismo, al fin y al cabo, es clásico: Freud analiza maravillosamente estos
mecanismos de identificación (no con respecto al antisemitismo, sino en
general) en sus trabajos de entre 1914 y 1919, los más relacionados con la
pulsión de muerte. Y es que la pulsión de identidad es lo mismo que la pulsión
de muerte. La pulsión de identidad es aquello que yo me invento cuando algo en
mí razona diciéndome lo que soy: pero esa identidad no es más que un «<i>cuento
chino</i>». Tú no eres una identidad, sino un nudo de lenguas, un nudo de
representaciones que se pueden desanudar en cualquier momento. Naturalmente,
con respecto a esto hay dos posibilidades: La primera consiste en entender que
ese desanudamiento, que esa no substancialidad del sujeto, que ese carácter no
idéntico del mismo es precisamente el punto de quiebra en el cual se puede
introducir la libertad; pues la libertad no es más que eso precisamente que me
permite jugar con las diferentes ficciones de identidad en que se mueve mi yo
—y saber que son ficciones—. Ahora bien, una segunda posibilidad resulta más problemática:
se trata de sentir cierta crispación sobre la identidad. ¿En qué consistiría
ésta? Residiría en haber admitido que algo en mi yo huye continuamente, y
entonces alimentar el deseo (letal, por lo demás) de retornar a lo idéntico, a
lo que era yo antes de que el yo fuese esta multiplicidad. Y eso sólo se puede
hacer mediante un mecanismo que creo que Freud analiza majestuosamente, y que
es el mecanismo de las fobias. Pues únicamente al construir una red de fobias
sólidas, frente a las cuales sea preciso blindarme, puedo recuperar esa
estabilidad total del yo: yo soy lo que no es ese otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Sarre
analiza, pues, tal mecanismo con respecto a los judíos de una forma magistral
en el texto que ya hemos aducido; y lo hace de una manera que resulta paralela
a la de otra de sus grandes obras, que a mí me gusta muchísimo, <i>Saint Genet,
comédien et martyr<a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[18]</span></b></span><!--[endif]--></span></a></i><sup>,</sup>
en el cual hace lo mismo exactamente en el plano individual: ¿De dónde viene la
importancia de la obra de Jean Genet? Precisamente de esa necesidad de ir
construyendo un paradigma negativo frente a la sociedad que aparece ante el
individuo como una amenaza permanente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Para mí,
desde la primera vez que leí a Sartre me fue absolutamente clara la tesis que
él mantenía: que en las sociedades actuales hemos comprendido hasta qué punto
el antijudaísmo es la fobia básica que busca una identificación (búsqueda que
es idéntica a la pulsión de muerte); y, por ello, que después de Auschwitz
todos somos judíos... o bien todos somos un horror.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">Por lo
demás, en lo que concierne al conflicto israelo-palestino, hay que tener varias
cosas claras: Palestina, si en la guerra de 1948 hubiesen vencido los países de
la Liga Árabe, hubiese desaparecido. Pues en esa guerra estos países se
levantan no sólo contra la existencia del Estado de Israel, sino también,
simultáneamente, contra la existencia del Estado palestino previsto por la
partición de las Naciones Unidas. Además, en lo que concierne a esa línea de
confrontación, como comentábamos antes, hay para mi algo absolutamente patente:
puede que sea sólo un pequeño matiz, pero ese pequeño matiz es que Israel es el
único Estado garantista de la zona; el único Estado en el que quien desee
pensar de un modo laico, sin más, puede existir. La defensa del único polo de sociedad
garantista del Cercano Oriente me parece un elemento que debería haber sido
esencial, y por su propio interés, para la Europa de la segunda mitad del siglo
XX. Yesa Europa se encuentra ahora con que la situación que ella misma ha
generado en el Cercano Oriente ha pasado a ser incontrolable. Lo que se ha
producido hace unos días, por ejemplo, en las elecciones palestinas, donde ha
vencido Hamás, ha sorprendido a otros, pero a mí no: era de una lógica
inapelable; una vez que en el 2000 la OLP o Yasir Arafat más específicamente,
se negó en redondo a acometer el acto de constitución nacional (que entre otras
cosas hubiera implicado la formación de un ejército nacional y el desarme de
los grupos irregulares; con todos los aspectos amargos que, en suma, supone
siempre la construcción de un Estado-nación), entonces la única vía que quedaba
abierta era ésta: pues, si no hay Estado-nación, lo que hay es <i>Umma</i>, es
islam.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><b>P. —. A
modo de balance final de todo lo dicho, don Gabriel: ¿Qué tareas piensa usted
que son los nodos cardinales que quedan por pensar ahora en lo político?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"> R. —. Lo antipolítico.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b> P. —. Lo antipolítico. Hoy
como siempre.<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. Hoy
más que nunca. A mí es lo que me preocupa. Desde que acabé el <i>Diccionario de
adioses</i> no hago más que darle vueltas, tomar notas. Y todavía no le
encuentro una línea expositiva clara. Pero es lo que he tratado siempre de ir
haciendo en mis columnas, y aún más en los últimos tiempos. El ciudadano está
acosado cada vez más por una dinámica invasiva de lo político como imposición
de Estado. Y yo pienso que hoy la salvación del ciudadano pasa por saber acotar
las líneas de defensa y las líneas de impenetrabilidad. Del mismo modo que las
sociedades modernas se articularon sobre el muro establecido entre el espacio religioso
y el espacio político, yo creo que hoy cada vez más debemos ir fundamentando
cuáles son las líneas de demarcación que dejen espacio para algo que, por lo
demás, el primero que lo formula es Louis Antoine Saint-Just, cuando afirma
aquello tan bello de que la vida privada es el territorio sagrado del
ciudadano, y que el Estado no debe ni rozarlo. Es éste un proyecto muy
limitado: al contrario de aquello que podíamos pensar hace veinte o treinta
años, cuando se trataba de establecer grandes modelos salvíficos, hoy el asunto
es meramente defensivo. Pero esa defensa hoy en día es una cuestión de
supervivencia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><b> P. —. ¿Cabría llamar a tal
defensa «<i>liberal</i>»?<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;">R. —. No lo
sé. Y, sobre todo, no me gustaría etiquetar. Para pensar, y más para hacerlo en
un momento como el actual, en el que creo que nos hemos quedado flotando en el
aire, hay que tratar de ir produciendo análisis concretos, y tal vez alguna vez
le podamos dar un nombre a todo ello. Pero dejémoslo sin nombre de momento.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: right;">Miguel Ángel Quintana Paz, <i>Cuaderno
gris</i>, nº. 9, 2007 8, págs. 61-88<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin: 6pt 0cm 0cm; text-align: right;"><br /></p><div><!--[if !supportFootnotes]-->
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Gustavo Bueno: El mito de
la izquierda. <span lang="EN-US">Barcelona:
Ediciones B, 2003.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Ray Monk: Wittgenstein: The Duty of a Genius. </span>Londres:
Vintage, 1991.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a> Gabriel Albiac: La opción
sobre el dominio del significante en El Capital de K Marx. Madrid: Facultad de
filosofía y Letras, Universidad Complutense, 1976.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn4">
<p class="footnotedescription" style="line-height: 105%; margin-left: 2.15pt; text-align: justify; text-indent: 17.5pt;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 105%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 105%;"> Jean-Paul Sartre: Materialismo y
revolución (traducción de Bernardo Guillén). Buenos Aires: Dédalo, 1960
[edición original: 1946].<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Roland Barthes: El grado cero de la escritura, seguido de Nuevos ensayos
críticos (traducción de Nicolás Rosa). Madrid: Siglo XXI, 2005 (edición
original: 1953).<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6">
<p class="footnotedescription" style="line-height: 107%; margin-left: 0.7pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 107%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 107%;"> Arthur Koestler: El cero y el
infinito (traducción de Eugenia Serrano Balanyà). Barcelona: Círculo de
Lectores, 2001 [edición original: 1940].<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn7">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a> Louis Althusser: Curso de
filosofía para científicos (traducción de Albert Roies). Barcelona: Laia, 1975
[edición original: 1967].<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn8">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a> Antonio Damasio: En busca
de Spinoza (traducción de Joandomànec Ros). Barcelona: Crítica, 2005 [edición
original: 2003].<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn9">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="FR"> Gabriel Albiac: La synagogue vide: les sources
marranes du spinozisme (traducción de Marie-Lucie Copete y Jean-Frédéric
Schaub). </span>París: Presses Universitaires de France, 1994.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn10">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a> El ¿republicano? al cual
cita Albiac alude a José Solís Ruiz (1913-1980), que participó en diversos
gobiernos de Franco como secretario general del Movimiento (1957-1969), y como
ministro de Trabajo entre 1975 y 1976. Ligado desde siempre al sindicalismo y a
las «políticas sociales», su imagen política se asoció pronto con la de una
figura presuntamente campechana y dialogante.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn11">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="DE"> Hermann Rauschning: Gesprãche mit Hitler. </span>Zúrich-Nueva
York: Europa Verlag, 1940.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn12">
<p class="footnotedescription" style="margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 106%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 106%;"> Alan M. Dershowitz, ¿Por qué aumenta
el terrorismo? Para comprender la amenaza y responder al desaFo (traducción de
Gabriel Rosón). Madrid: Encuentro, 2004.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn13">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a>Gabriel Albiac, Encuentro
digital, en el diario electrónico elmundo.es (25 julio 2001), http://www.elmundo.es/encuentms/invitados/2mI/07/67.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn14">
<p class="footnotedescription" style="line-height: 107%; margin-right: 2.4pt; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 107%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 107%;"> André Glucksmann: Dostoievski en
Manhattan (traducción de María Cordón). Taurus: Madrid, 2002 [edición original:
2002]; Occidente contra Occidente (traducción de Mónica Rubio). Taurus: Madrid,
2004 [edición original: 2003]; El discurso del odio (traducción de Mónica
Rubio). Taurus: Madrid, 2005 [edición original: 2004).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn15">
<p class="footnotedescription" style="line-height: 108%; margin-left: 0cm; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 108%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 108%;"> Antonio Negri y Michael Hardt: <i>Imperio</i>
(traducción de Alcira Bixio). Barcelona: Paidós, 2002 [edición original: 2000].<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn16">
<p class="footnotedescription" style="line-height: 100%; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="footnotemark"><span style="line-height: 100%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="footnotemark"><span style="line-height: 98%;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="line-height: 100%;"> Antonio Negri y Michael Hardt: <i>Multitud</i>
guerra y democracia en la era del imperio (traducción de Juan Antonio Bravo).
Barcelona: Debate, 2004 [edición original: 2004].</span><o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn17">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a> Jean-Paul Sartre:
Reflexiones sobre la cuestión judía (traducción de Juana Salabcrt)- Barcelona:
Seix Barral, 2005.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn18">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;"><a href="https://d.docs.live.net/3f3f05d8b9aa0fca/Escritorio/21804_Los%20consuelos%20prohibidos.docx#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 98%;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></a> Jean-Paul Sartre: San
Genet, comediante mártir (traducción de Luis Echávarri). Buenos Aires: Losada,
1967.<o:p></o:p></p>
</div>
</div><div style="mso-element: footnote-list;"><div id="ftn18" style="mso-element: footnote;">
</div>
</div>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-38392604124694489312022-08-03T18:39:00.005+02:002022-08-03T19:11:33.780+02:00"Ucrania, 1978" (ABC Dominical, noviembre-diciembre de 1978) por Guillermo DIAZ-PLAJA<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEheEdqlYLu3tjXkiAL2H6hcKunVj4U33sBRMcg9TF6eMXpI9ELK23FhRmXiGcEj9kYWqx7OhtBuJxjoKpBnhcCPuqogQVloWZ2vq1RsL5r4dXjy3dzqhToOl2PslTBkJkG2YNCUW5OK2Zvvh2_oDZjJa-vIL98kRiCxdFXXQKp9rSANC83TOeWnXPufzA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="546" data-original-width="758" height="289" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEheEdqlYLu3tjXkiAL2H6hcKunVj4U33sBRMcg9TF6eMXpI9ELK23FhRmXiGcEj9kYWqx7OhtBuJxjoKpBnhcCPuqogQVloWZ2vq1RsL5r4dXjy3dzqhToOl2PslTBkJkG2YNCUW5OK2Zvvh2_oDZjJa-vIL98kRiCxdFXXQKp9rSANC83TOeWnXPufzA=w400-h289" width="400" /></a></div></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 107%;">KIEV,
LA BIEN ARBOLADA<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">AUN cuando una presencia
aborrascada de nubes de plomo amenaza ya los últimos días del verano moscovita,
basta descender hacia Ucrania, para abrírsele una esperanza de luz. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Al romper el alba, el
tren que me conduce a Kiev penetra un nuevo paisaje. Quedan atrás las manchas
boscosas verde-húmedas de abetos y abedules, para ingresar en un panorama
fértil y bien labrado. Pasamos de la fronda a la agricultura. Esta es la tierra
negra, feraz, que empuja océanos de espigas, para este granero de todas las Rusias
que es la tierra de Ucrania. Las <i>dachas</i> campesinas se levantan al borde
de caminos bien trazados. El cielo es más claro, y un sol todavía febriscente
abre girones de azul en el cielo anubarrado. Bate el viento las copas de los
árboles. Nos acercamos al bucle inmenso del Dniéper, en cuyas dos orillas
-separadas por un kilómetro de fuerza fluvial- se alza Kiev, cuna y primera
capital de todas las Rusias, raíz originaria del alma eslava, como Bizancio es el
origen de su espiritualidad religiosa, transmitida especialmente por la
escritura cirílica, que inventaron los santos de la iglesia ortodoxa Cirilo y
Metodio en el siglo X.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cada vez que me asomo a este
tema se remueve en mí el asombro ante la hazaña de este cristianismo oriental,
fiel a sí mismo, primer traductor de los evangelios al griego y, finalmente,
mantenedor intransigente del Credo de Nicea, en el quo dice que el Espíritu
Santo procede del Padre por mediación del Hijo, mientras que los católicos
proclaman que procede conjuntamente del Padre y del Hijo (filioque). He aquí,
como una conjunción copulativa es capaz de desgarrar una creencia y dividir
hasta hoy mismo los espíritus, a pesar de la presencia creciente de las ideas
ecuménicas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Rusia es, pues, desde su
origen, fiel a la creencia ortodoxa y, desde la raíz meridional, precisamente
en Kiev, inicia su singular andadura histórica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En cualquier caso, yo
guardo en mi corazón un inmenso respeto para esa Iglesia jerárquica y tenaz,
que ha servido de bastión defensivo de Cristo ante las amenazas del Este
asiático que, hoy mismo, bajo el poder ateo de los soviets, ha conseguido
(gracias especialmente a la actitud de su Patriarca durante la invasión
hitleriana) un consenso que la permite mantener seminarios que, como el de Zagorsk,
es una muestra de continuidad cultural y religiosa que prosigue el culto y la
espléndida liturgia bizantina en algunas iglesias. Y yo no he faltado, en este
viaje -como en todos-, a la Catedral de la Transfiguración de Moscú, a la misa
dominical oficiada por su Arzobispo, Monseñor Pimen, Patriarca de todas las
Rusias, Patriarca de todas las Rusias, para embelesarme con la maravilla del
oro y del incienso, con la solemne ceremonia, y con la prodigiosa armonía de
los cantos litúrgicos del coro y de los fieles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Partiendo de esta
fidelidad milenaria, Kíev, adelantada en el tiempo-siglo X-, de la iglesia ortodoxa
en Rusia, inicia su singular andadura histórica, que comienza por un itinerario
que va de sur a norte: Kiev es la primera etapa; Moscú, la segunda; San Petersburgo,
la tercera, como tres etapas de enlace de sus gentes con la tradición religiosa
que procede la palabra de Pablo y de Juan Crisóstomo. Rusia es, pues, una
emanación del cristianismo que impregna de ardores místicos el alma eslava, en
esa bien llamada tercera Roma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Así esta Ucrania de San
Vladimir, padre de la patria, cuyo eco reverencial tenemos en la <i>lavra</i> o
conjunto monástico que aparece en una montaña que se alza en el mismo corazón
de Kiev, como un collar de cúpulas de oro, centrado por una torre bellísima con
ecos del Bernini y de Brunelleschi.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Así la ciudad cabalga -como
Roma- en una sucesión de colinas junto al Dniéper, en una situación que
recuerda, de algún modo, la ubicación de Budapest sobre el Danubio. Sólo que
esta es más rica de esplendor arborescente. Hasta dos mil hectáreas de parques
y jardines exhiben orgullosamente los habitantes de la ciudad, que ofrece el
ejemplo insólito de ciento veinte metros cuadrados de vegetación por cada
habitante, llenando el setenta por ciento del recinto de la capital.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Kiev es, acaso, la ciudad
más arbolada que yo he visto; la de más densa riqueza vegetal que preside
capital alguna en Europa. Ya no son abetos y abedules. Son los grandes álamos,
los inmensos castaños, las frescas acacias, las cuales tornean las grandes
avenidas e informan los parques ondulados sobre las perspectivas en desnivel
escenográfico y en un señorial trazado urbanístico de anchas avenidas
flanqueadas por una arquitectura policroma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Desde lo alto de esta
hermosura vegetal el Dniéper inmenso, abraza una parte de la ciudad, antes de
abandonarla camino del Mar Negro. Es un esplendor de fronda; un juego de
esmeraldas que alegra el corazón y que, en estos días otoñales, alcanza un
trémolo de oro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Por la tarde, yo recomendarla
el clásico paseo en uno de los barcos-mosca que recorren las orillas, para ver
como las cúpulas de oro de la <i>lavra</i>, se enfrentan con el perfil
limpísimo de la catedral de Santa Sofía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La <i>lavra</i>, conjunto
monástico desafectado de los servicios religiosos, adquiere una frialdad de
museo, aun cuando la visita de las Catacumbas de los primeros cristianos
ucranianos, no deja de sobrecoger el ánimo del visitante. El contorno
arquitectónico está ceñido por un collar de cúpulas de oro centrado por una torre
que es, como hemos dicho, como una síntesis del genio italiano del
Renacimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Descubrimos así, que el
centro de la difusión que se instala entre Roma y Florencia, alcanza una
fabulosa geografía que abarca no sólo los perfiles inmediatos de Liubliana, Viena,
Praga o Múnich, sino que se encarama. Europa arriba, al círculo máximo, por
obra del arquitecto Rastrelli (ya en el siglo XVIII), que se llama Varsovia,
San Petersburgo y-acabamos de verlo- Kiev.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A esta luz de continuidad
histórica intentaremos dibujar la línea de nuestras meditaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">5 de noviembre de 1979,
ABC Dominical, pp. 5 y 7.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhQ7gF7Zvyb1KVNdPltisCb5kxc7wuWYbtf3rZRXaZRWF6MQ7LFM7FrIkk8lRDZhIPZiJ3eeokKSj_Lu9LYTDSY7nUiK9wg2KgO2SxJh_tG1jat4vmyooYufwPuI_BDiLVMTjaUSm7gIF_K6ZLLGKJB7uLiB8qV6waSetxmEXizznQWgCTvCtApiKgcOg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="345" data-original-width="367" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhQ7gF7Zvyb1KVNdPltisCb5kxc7wuWYbtf3rZRXaZRWF6MQ7LFM7FrIkk8lRDZhIPZiJ3eeokKSj_Lu9LYTDSY7nUiK9wg2KgO2SxJh_tG1jat4vmyooYufwPuI_BDiLVMTjaUSm7gIF_K6ZLLGKJB7uLiB8qV6waSetxmEXizznQWgCTvCtApiKgcOg=w400-h376" width="400" /></a></div><br /><br /></div></div><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 107%;">LA
LUCHA POR LA LIBERTAD<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">PERO Kiev no es solamente
el ejemplo de una fidelidad religiosa, que recibe de Bizancio y que proyectará
sobre todas las Rustas, sino una cuña histórica que alumbrará una conciencia
nacional, llamada Ucrania.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los historiadores señalan
el esquema cronológico a partir del momento en que San Vladimiro (980-1015)
lleva el Cristianismo a Kiev y crea un primer recinto fortificado, en un gesto
fundacional que continúa la figura del rey Jaroslav «el Sabio» (1019-1054),
que, con una nueva línea amurallada de 16 metros de alto, eleva las iglesias de
Santa Irene y de Santa Sofía -bellísima en su restauración actual- y dibuja ya
un contorno nacional que hoy se extiende sobre una extensión de 600.000
kilómetros cuadrados y que alberga a una población de 45.000 000 de habitantes,
constituyendo hoy una de las Repúblicas Soviéticas (la otra es Bielorrusia) que
tiene el privilegio de tener representación en el hemiciclo de las Naciones
Unidas, El motivo político, se dice, es como compensación honorífica a los
sufrimientos padecidos durante la invasión hitleriana Pero los sufrimientos no
fueron, desgraciadamente, patrimonio único de estos pueblos. Y así hay que
buscar una explicación más convincente para entender la excepcional dignidad
otorgada a estas dos repúblicas que viven a la sombra de la estrella soviética.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Por lo que se refiere a
Ucrania, ya hemos señalado su dimensión geográfica, su importancia demográfica,
así como su entidad histórica a partir de los siglos X y XI, en los que surgen
sucesivamente, como hemos visto, el fundador religioso y la realidad cultural.
Uno y otro son los fundadores materiales del núcleo originario de la ciudad de
Kiev, situado en la más alta de sus colinas. Signo bien representativo de que
se acercan jornadas dramáticas: luchas internas y ataques del exterior; feroces
contiendas feudales y la creciente amenaza de mongoles, tártaros turcos y
polacos, que harán de Ucrania una tierra de heroísmo y de sangre. Sólo la
incorporación de este territorio a la Rusia de Pedro el Grande -1654-
proporcionará al país una cierta seguridad, aunque no falten los elementos de
desasosiego para las gentes humildes, sometidas a servidumbre -prácticamente a esclavitud-
por parte de los propios terratenientes ucranianos, que muchas veces estaban
enlazados con la aristocracia polaca y teutona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Todos estos elementos se
conjugan, en esta tierra abierta y generosa, que, al acicate de la opresión, no
puede ofrecer otra cosa que la fidelidad a su lengua, a su religión, a su
cultura. Pero el tiempo de los recobramientos nacionales está muy lejano, y no
podrá apuntar hasta que, en el siglo XIX, la llama de los romanticismos prenda
desde la raíz popular, de cada colectividad histórica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Entre tanto el látigo de
los zares azota el rostro de las gentes ucranianas, de natural pacífico y
jovial, como se muestra en sus canciones y bailes populares; como lo hace
pronosticar una naturaleza cuyo único defecto estriba en ser tan abierta, tan
fácil al cuchillo del invasor. Fiel a ese destino, Ucrania se limita a ser una
pieza más en la corona de oro de los zares, en cuyo derredor se asienta la
sociedad aristocrática del país, instalándose en sus lujosos palacetes de
Moscú.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En esta situación
histórica se encuentra cuando se produce la Revolución de Octubre, que integra
a <s>Polonia</s> Ucrania como una de las Repúblicas Socialistas que son el
fruto del leninismo triunfante. Las consignas de la clase vencedora son de defensa
de los valores culturales autóctonos y de autonomía de los poderes políticos
específicamente ucranianos, habiendo fracasado, en cambio, el intento de un
«soviet» ucraniano (1917) desgajado de Moscú, que se apresuró a aplastar el
movimiento disidente (1920), incorporando el territorio ucraniano a la
U.R.S.S., ya que el poder soviético decidió no ceder ni un ápice de los
territorios incorporados por el insaciable imperialismo de la Rusia zarista. Y
en esta política han permanecido impávidos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En esta situación se
produce la invasión hitleriana de 1941. Ucrania fue fiel a su vocación de
tierra-victima. Sus llanuras -sin apenas obstáculos orográficos- se abrieron a
la guerra-relámpago de las divisiones alemanas, y tras unos torpes intentos por
parte de los invasores de aprovechar los sentimientos nacionalistas del país,
Ucrania hubo de padecer una invasión terriblemente dura. Durante dos años
-1941-1943- Kiev fue ocupado por las tropas alemanas. Doscientos mil patriotas
ucranianos fueron pasados por las armas, como recuerda al caminante el sobrio y
patético monumento que decora uno de los hermosos parques de la ciudad. En otro
de los parques, otro monumento -al que dan guardia perpetua los muchachos
uniformados de la juventud comunista, «Konsomol»-, recuerda a los demás
sacrificados: a los que murieron en el campo de batalla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Así selló Ucrania su
fidelidad al mundo eslavo. Seis mil edificios destruidos fueron el balance de
esos dos años trágicos. Ni siquiera el sonriente verdor de sus jardines ha
logrado borrar el rastro de tanta tragedia.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">12 de noviembre de
1979, ABC Dominical, pp. 35 y 77.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg9KTnHSDXYJ4dYOvIaodejiB8-7FroQWUilTQcHlcghjPEYsliMTMErGSTjWm6uDI5gMYkeCeVFuinx9g9DJxLV9tuB-vSVGpnL3sozKCR5EpuY3_PRZzYvmgdVLXMTR0sXAHVmk2KIlAhv_DwlxL085-OIrYpnXejxEo4NnJCclYWsWKH4A225tbtlA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="496" data-original-width="578" height="343" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg9KTnHSDXYJ4dYOvIaodejiB8-7FroQWUilTQcHlcghjPEYsliMTMErGSTjWm6uDI5gMYkeCeVFuinx9g9DJxLV9tuB-vSVGpnL3sozKCR5EpuY3_PRZzYvmgdVLXMTR0sXAHVmk2KIlAhv_DwlxL085-OIrYpnXejxEo4NnJCclYWsWKH4A225tbtlA=w400-h343" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 107%;">LA
VOZ DE LOS POETAS<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">EL documento identidad de
los pueblos es su lengua. Ucrania posee ese elemento de autenticidad, sostenido
por cuarenta y cinco millones de habitantes. Y, naturalmente, por una legión de
poetas, dramaturgos y novelistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">He tenido el honor de ser
recibido, con los amigos que me acompañan, por el pleno directivo de la Unión
de Escritores Soviéticos de Ucrania -que posee un millar de miembros- y he
visto el orgullo con que nos muestran sus realizaciones que patentizan el
predominio casi total del ucraniano sobre el ruso -en los libros y en los
periódicos, uno de los cuales <i>Becebit</i> (Mundo)- es un alarde de
información cultural y literaria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta literatura surge
espontánea a lo largo de los siglos difíciles -de opresión polaca, mongola y
rusa- en forma de cantores populares que, al son de la bandurria típica
ucraniana, llamada <i>coksbar</i>, evocan el dolor y la alegría del pueblo
humilde, al modo como lo hacen los payadores de la lengua argentina. El <i>Martin
Fierro</i> de estas gentes se llamó Tarass Schevetchenko, en cuyo honor se
levanta, en Kiev, un museo monográfico, que yo podría proponer como ejemplo. La
circunstancia de que el gran poeta lírico fuera, también, un excelente pintor,
favorece el atractivo de la institución, que ha podido reunir sus mejores
muestras, válidas tanto como ejemplos notables del pos-romanticismo y del
realismo, como insuperables documentos de época.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pero es en el poeta,
claro está, donde el análisis del alma ucraniana puede realizarse. Me he
acercado, pues, a la poesía de Schevetchenko, partiendo de traducciones al
español, debidas a la pluma de Rafael Estrela, uno de esos hombres a los que el
viento de nuestra guerra civil llevó a estas tierras ucranianas y que,
providencialmente, se ha convertido en el primer conductor del hispanismo en
Ucrania.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Digamos que el poeta
nació en 1814, de una familia de siervos. Su <i>dueño</i> apercibido de su
talento le permitió dedicarse al dibujo y le costeó sus estudios, con idea de
aprovecharse de su producción. Pero su rápida fama le llevó a que un grupo de
patricios presididos por el mejor pintor ucraniano de todos los tiempos
-Brulov-quien sorteó una de sus obras para reunir los doscientos rublos que el
amo pedía para extender el documento de libertad que le permitió, por fin,
ingresar en la Academia de Bellas Artes, de la que acabó siendo académico de
honor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pero, paralelamente,
Schevetchenko empezó a publicar poesías, que recogió en 1840, en un libro que
publicó bajo el título de <i>Kosbar</i> el instrumento popular. En estas
poesías late todo el dolor de los humildes -bajo el látigo de los
terratenientes polacos, que dominaban el país-. Pero expresar este dolor no
había de ser grato a la policía del Zar, quien lo desterró a una guarnición de
la frontera del Cáucaso (1847) y después a la fortaleza de Orsk con orden
estricta de que se le prohibiese escribir y pintar. En el museo que recuerda su
obra pueden verse algunos bocetos dibujados a escondidas y el cuadernillo que
ocultaba en las botas y en el que proseguía su lección de patriotismo. En 1850,
obtuvo su libertad y, envejecido y triste, vivió en Nizhni Nóvgorod, Kos-Aral y
San Petesburgo, escribiendo y pintando, en testimonio doble de amor a la tierra,
a sus paisajes y a su historia, cantando las hazañas de los antiguos héroes
ucranianos como Taras Fiodorovich, que se sublevó en 1630, o los <i>gaidamaks</i> o
guerreros que, a lo largo del siglo XVIII, se rebelaron contra el poder polaco
o creando historias sentimentales sobre el dolor del pueblo, como el de una
muchacha humilde deshonrada por su amo, que sirvió después de tema a la famosa
ópera de Mussorski <i>La Kovantchina</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Así este <i>Martín Fierro</i> de
la estepa ucraniana ha conquistado su categoría de héroe testimonial del dolor
y de la gloria de su patria. Temas que se repiten a lo largo de la historia de
este país, y que alcanzan una nueva cúspide con la figura de Ivan Frankó
(1856-1916), una selección de cuya obra he podido leer al castellano gracias a
la Editorial Progreso de Moscú. Considerado como el último clásico de la
literatura ucraniana, que en sus relatos en prosa recoge el dolor de las gentes
humildes con certero pincel de costumbrista, como en sus poemas, todo ello bajo
un signo político de izquierda, que lo convierte en vocero de la Revolución de
1917. Todo ello sostenido por un amor continuo a la patria y a sus gentes, tal
como él expresaba en su poema de 1880, traducido por A. Herraiz: <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tierra
madre buena que todo lo engendras<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">dame
generosa el vigor que encierras<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">para
que en la lucha mejor me mantenga,<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¡Dame,
madre, la fuerza!<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Dame
el cálido afecto que ensancha el pecho<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">que
la sangre limpia de sentimiento<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">colmado
el corazón, ilimitadamente<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">de
amor puro a las gentes.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y
dame también fuego que caldee palabras<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">poderío
trueno que conmueva las almas,<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Para
defender la verdad con ardor<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¡dame
eterna pasión!</span></i></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></i></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Desde nuestra ladera
actual de críticos, tanto las realizaciones de T. Schevetchenko, como las de
Ivan Frankó se nos antojan llenas de las limitaciones líricas de su época, de
los prosaísmos inevitables. Es una retórica de lucha y de los condicionamientos
de una estética sentimental al uso. Pero desde nuestra atalaya de observadores
del pueblo, la voz de uno y otro se nos aparecen como documentos insuperables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Guillermo DIAZ-PLAJA<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">3 de diciembre de 1979,
ABC Dominical, pp. 27 y 29</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-13340877265474998322022-04-19T07:32:00.008+02:002022-04-20T00:31:26.403+02:00Entrevista a Leszek Kołakowski (Leviatán 4, Junio de 1981)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjs8geVYQo0F0BlsdFFB-FwMr0YOvp2JD13PA4mNAG0Mi6ZCwiRvo_OAK9TPIWTPoEShdHfUwZhV7fzqGMZpm56df_JwGyFnhTQBlrPZMEIWyT28mhBbZx97P-SwY5xWv2EnycGQs95n-92C9pf1QPEh4UQZVcFtmpa5ehCSURWJlVQLKOAEs3VL2icQw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="354" data-original-width="705" height="322" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjs8geVYQo0F0BlsdFFB-FwMr0YOvp2JD13PA4mNAG0Mi6ZCwiRvo_OAK9TPIWTPoEShdHfUwZhV7fzqGMZpm56df_JwGyFnhTQBlrPZMEIWyT28mhBbZx97P-SwY5xWv2EnycGQs95n-92C9pf1QPEh4UQZVcFtmpa5ehCSURWJlVQLKOAEs3VL2icQw=w640-h322" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Alto, seco, anda
apoyándose en un bastón y se toca con un sombrero negro de anchas alas. Nacido
en Radom, en 1927, toda su parábola intelectual se inscribe bajo el signo de la
herejía política y filosófica. Cabeza visible del revisionismo polaco, entró en
conflicto con el establishment pseudo-liberal de Gomułka desde 1957. En 1956
los estudiantes fijaron a las puertas de la Universidad de Varsovia su
manifiesto sobre el movimiento revisionista, como las tesis de Lutero en la
iglesia de Wittenberg. Se formó en la escuela del empirismo lógico polaco, de Kotarbiński
y Ajdukiewicz, y nunca fue filosóficamente ortodoxo. </span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Schöngeist<i>,
un espíritu brillante y paradójico, prefirió siempre la forma breve del </i>essai<i>,
afrontando las tensiones y las contradicciones de nuestra época sin ceder jamás
a la tentación de reducirlas a uno de sus términos. Se halla igualmente cómodo
con la temática existencialista y fenomenológica de Husserl y Heidegger que con
las racionalistas de Popper, y su filosofía vive de la tensión permanente entre
el pensamiento y la vida, en el rechazo constante de cualquier forma de saber
absoluto. En 1968 deja Polonia y se instala en Inglaterra en 1970, después de
un período de enseñanza en Berkeley y en Montreal. Hoy enseña filosofía
teorética en el All Souls College de Oxford.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Trata de plantear, como
filósofo, las cuestiones fundamentales de nuestro tiempo. Considera no
superadas las cuestiones clásicas de la filosofía. Se identifica con los
valores socialistas, pero reconoce la pertinencia de cierta forma de espíritu
conservador ante las aberraciones del espíritu revolucionario. ¿Se reconoce en
este retrato de Jacques Dewitte?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Existe
alguna exageración. Por lo demás, como en todas las formulaciones elípticas,
marcada por la afición a la paradoja. Con respecto al pensamiento filosófico,
repetiría quizá la frase de Whitehead: «Toda la filosofía se resume en las
notas a pie de página en Platón». Somos siempre prisioneros de las cuestiones
formuladas por los griegos. Incluso si tratamos de encontrar un nuevo
vocabulario, de refrescar de manera incesante nuestro modo de expresamos de
acuerdo con los cambios de civilización; creo, sin embargo, que el corazón de
la filosofía sigue estando constituido por algunas cuestiones permanentes que
no envejecen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted nunca ha sido
perfectamente ortodoxo en la filosofía, sino sólo en la práctica. ¿Qué buscaba
un joven filósofo, crecido en la escuela de Kotarbiński y perteneciente a la
filosofía analítica polaca, en el marxismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En el
marxismo siempre es difícil distinguir claramente las motivaciones políticas de
las propiamente intelectuales y filosóficas. El marxismo no era una corriente
importante en la tradición intelectual polaca. No obstante, mi generación
encontró en él bastantes elementos atrayentes: creíamos que representaba la
continuación del iluminismo, en contraste con la tradición conservadora que
prevalecía en nuestra cultura. Mientras que, políticamente, después de la
guerra y de los horrores de la ocupación nazi en Polonia, creímos que
constituía la única fuerza capaz de contraponerse al fascismo y al nazismo.
Además, pensábamos que era la única vía para crear una sociedad justa e
igualitaria. Nuestros móviles, después de todo, no eran tan distintos de los
que encontramos invariablemente entre los jóvenes de varias generaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sin embargo, usted nunca
se ha adherido plenamente a la filosofía del marxismo.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En el tiempo
en que fui miembro del partido, se me criticó muchas veces, tildándome de
hereje. En los años 40 ya se dedicaron muchas reuniones políticas a mis
herejías. Por lo demás, al igual que todos los de mi generación, crecidos en
una tradición intelectual distinta, toleraba mal el increíble primitivismo del
marxismo que enseñaban Pospelov y Alexandrov. Comparándolo con ellos Suslov,
hoy, es un águila. La filosofía, como las ciencias sociales, habían
desaparecido prácticamente. Sobre todo en la Unión Soviética, adonde nos
enviaron para alcanzar las verdaderas fuentes del marxismo. Aun no siendo
particularmente críticos, nos dábamos cuenta de este pavoroso vacío. Pero
todavía encontrábamos algunas justificaciones. Pensábamos que debía ser el
precio que había que pagar por defender el bastión del socialismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero usted ya poseía
anticuerpos. En los años 40 se integraba en la tradición critica del empirismo
lógico polaco.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Sólo durante
cierto período. De estudiante me he formado en la escuela de lógica polaca de
Tarski, Kotarbiński y Ajdukiewicz. Al cabo de tantos años, mirando las cosas
retrospectivamente, nunca he encontrado totalmente satisfactoria esta
tendencia. Siempre he estado tentado por cuestiones filosóficas tradicionales,
que desde el punto de vista riguroso del empirismo lógico aparecen carentes de
sentido, insolubles, falsamente planteadas. De todos modos, respeto siempre la
tradición analítica como antídoto de la irresponsabilidad filosófica, del
vaniloquio, como vínculo para formular los problemas en el modo más preciso
posible y para controlar, con instrumentos lógicos, la especulación filosófica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sólo en los confines
occidentales del bloqueo comunista, la crítica democrática se ha transformado
con frecuencia en revuelta. ¿No cree que la persistencia del pasado ha podido
desempeñar un papel en ello? Entiendo por ello no solamente las tradiciones
culturales, sino también las democráticas de estos países.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No sólo en
Polonia, sino también en Checoslovaquia y en Hungría, en los primeros decenios
del siglo, ha habido una tradición democrática, aunque sea más frágil, de tipo
europeo. Sin duda, estos elementos han contribuido, junto con las tradiciones
culturales que también eran de tipo europeo, a la inquietud de estos países.
Incluso aunque se tienda a olvidarle. Polonia nunca ha sido un país despótico.
La falta de un poder central fuerte y sus instituciones parlamentarias,
fundadas en el principio famoso de la unanimidad, contribuyeron a la caída del
Estado polaco hacia finales del siglo XVIII. Las formas despóticas de gobierno
se han importado del exterior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Al principio, las
minorías intelectuales han tenido un papel preponderante en la crítica
democrática. ¿Cómo lo explica?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En la
posguerra, los movimientos de rebelión antitotalitaria empiezan por las
minorías intelectuales y se difunden después en la publicación. Por el simple
hecho de que empiezan siempre dentro del partido reclamando más democracia en
el aparato. A todo esto ha contribuido no sólo la tradición católica, sino
también la autonomía cultural que fue preservada por las minorías
intelectuales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Quiere decir la
tradición cultural europea?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Desde que se
inició el poder comunista en Polonia la población se sentía a disgusto, en una
situación no natural. El país había sido arrancado por la fuerza de un ambiente
histórico natural, imponiéndonos una forma de vida contraria a nuestra
tradición. A pesar de todos los horrores de la guerra y de la ocupación, a
pesar de la destrucción masiva de la intelligentzia polaca por parte de los
nazis y después por los soviéticos, no se ha roto la continuidad cultural.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y la devastación del estalinismo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En Polonia,
el estalinismo no ha adquirido formas extremadas y destructivas. De ahí que
para los polacos haya sido relativamente fácil el desembarazarse mentalmente de
sus presiones. En cambio, en Rusia ha sido bastante más difícil, donde purgas, matanzas
y destrucción cultural han alcanzado una forma más consecuente e intransigente.
Incluso en los años oscuros, del 50 al 53, han existido elementos de
continuidad cultural en Polonia. El estalinismo nunca llegó al grado de
consecuencia que alcanzó en Checoslovaquia. Sin embargo, el papel de las
minorías intelectuales polacas hay que enjuiciarlo sobre el fondo de una
resistencia pasiva de toda la población, que ha encamado sobre todo la Iglesia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted ha dado una voz a
la crítica polaca de los años 50. Pero su crítica se ha expresado tan sólo en
sentido negativo: como definición de lo que el socialismo no debe ser. ¿No era
un límite de la cultura revisionista de la época?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI —Los
revisionistas se rebelaban sobre todo contra el socialismo tal como era
definido y practicado en los años del estalinismo. La forma negativa, crítica,
por lo tanto, era natural. No poseíamos una clave de lo que el socialismo
pudiera ser. Pero sabíamos perfectamente lo que el socialismo no es: el
socialismo no es una sociedad donde hay más espías que enfermeros. No es un
Estado que conoce la voluntad del pueblo antes, incluso, de preguntársela. No
es un Estado al que le preocupa poco el ser odiado, con tal de que se le tema.
Estas cosas las dije en una conferencia en 1956, cuyo texto fue fijado sobre la
puerta de la Universidad de Varsovia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Carecían, sin embargo,
de un proyecto.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En un
periodo que no duró mucho, pero que marcó una época, pensábamos que se podría
cambiar el comunismo partiendo de sus propios principios. Pero no estaba claro
qué es lo que pertenecía a los principios y qué, por el contrario, constituía
las distorsiones o los accidentes históricos. No obstante, aparecía cada vez
más claro que si el comunismo es lo que ha sido no sólo en su práctica sino
también en su autodefinición, entonces la idea de un comunismo democrático es
una contradicción en sus términos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Los movimientos de
oposición en los países del Este siempre han oscilado, no sólo tácticamente,
sino también por ambivalencias intrínsecas, entre la opción por la democracia
representativa y la opción por la democracia directa, entre el revisionismo de
derecha y el revisionismo de izquierda. ¿Esto no ha sido también una debilidad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Al querer
delimitar una fenomenología política más precisa, hallamos orientaciones que se
mantienen constantes en el tiempo. En este sentido, tenemos una preferencia por
la democracia directa en Hungría, una tendencia a la democracia representativa
en Checoslovaquia y otra tendencia a la creación de contrapoderes en Polonia.
Estos movimientos, empero, no tenían ninguna visión comprensiva de nuestra
sociedad, ni una verdadera cultura política alternativa. Pero, como ya he
dicho, cuanto más claro se revelaba que era absurdo contraponer el leninismo al
estalinismo, habida cuenta de que éste era la continuación de aquél, tanto más
se revelaba incoherente la posición revisionista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿la eficacia del
revisionismo no se debía, precisamente. al hecho de que se invocaba a los
mismos estereotipos ideológicos del partido?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Sin duda
ésta era su fuerza, puesto que la cohesión del sistema depende de la cohesión
del partido. Hasta el momento en que el partido tiene en este sistema, lo que
la población sienta o diga cuenta poco. En cambio, la desintegración del
partido causa la desintegración del sistema. El revisionismo podía ser eficaz
mientras el cimiento ideológico continuara funcionando en el partido. Pero, más
tarde, esta ideología ha ido haciéndose cada vez más irreal, hasta el punto de
que nadie creía va en ella. En estas condiciones el revisionismo no podía
desempeñar ya su papel. Cortaba sus propias raíces precisamente por el hecho de
que había sido eficaz, contribuyendo a la erosión de la ideología oficial.
Ahora bien, justo en la medida en que era eficaz en este sentido, se hacía por
esto mismo inútil.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Con rodo, el
revisionismo no ha tenido nunca una conciencia clara de la democracia. Se ha
limitado, fundamentalmente, a favorecer procesos de reforma económica.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No es verdad,
no se ha planteado únicamente la exigencia de un cambio de las formas de
planificación y de introducción de mecanismos de mercado en una economía
socialista. También los valores democráticos y culturales han desempeñado un
papel considerable. En un principio, muchos creyeron que se podía democratizar
el partido sin una reforma democrática de las instituciones. Pero el partido no
podía quedar como un enclave de democracia en medio de una sociedad gobernada,
en todo caso, de manera despótica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿si ya habían
llegado a estas conclusiones, por qué permanecer en el partido?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Fui
expulsado en 1966. Pero ya hacía tiempo que seguía en el partido sabiendo que tenía
muy poco que compartir con su ideología. Seguimos dentro porque sabíamos, mis
amigos y yo, que en este sistema existen más posibilidades de expresarse y de
participar en la vida política estando dentro del partido. Durante años hemos
permanecido dentro como un cuerpo extraño.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Es una fatalidad: a
partir de Trotski, nos damos cuenta de la esencia del comunismo sólo cuando
acabamos triturados por sus engranajes.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No es un
fenómeno peculiar del comunismo. Nos damos cuenta mucho mejor de la naturaleza
de los movimientos y de las ideologías políticas cuanto más dentro estamos de
ellas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En los años 50 usted
escribió un libro sobre las siete herejías cristianas no conformistas. ¿De
dónde venía ese interés por el pensamiento protestante?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Se ha
querido ver, entre líneas, en aquel libro, un paralelo entre el cristianismo no
institucional y el marxismo no institucional, más allá de la validez intrínseca
de la obra. Sin embargo, el libro no se escribió como una especie de alusión.
Era un libro de historia que no pretendía ser un sustituto o una expresión
oculta de pensamiento político. Es más, de aquellas páginas se desprendía un
interés por la heterodoxia en general. Por otra parte, todos los organismos
ideológicos poseen ciertos rasgos comunes. Hay fenómenos análogos que se
repiten en todas las formaciones sociales con fuertes nexos ideológicos. Se da
entonces, en todas partes, el fenómeno de la ortodoxia y de la heterodoxia, el
papa y el antipapa. Las infinitas <i>querelles</i> acerca de la interpretación
correcta de las escrituras canónicas, las inquisiciones, etc. Se trata, pues,
de fenómenos paralelos, pero también de diferencias entre iglesias y partidos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted fue expulsado del
partido en 1966, después de un discurso sobre el octubre polaco. ¿Qué es lo que
dijo tan terrible como para precipitar el acontecimiento?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Hablé de la
insurrección de Varsovia del 56, diez años después, criticando con violencia
los resultados de diez años de promesas no mantenidas, de decadencia cultural,
social y económica. Pero me limité tan sólo a expresar un estado de ánimo muy
extendido. Fue, únicamente, el último eslabón de una larga cadena de
acusaciones. Anteriormente había sido interrogado por la Comisión de Control
del Partido varias veces, y otras tantas fui acusado por aquella Comisión. El
comienzo de aquellas acusaciones c interrogatorios fue el ataque que me dirigió
Gomułka en 1957.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cuál era la base de la
acusación?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En la
primavera del 57, Gomułka desencadenó la batalla contra el revisionismo, y se
identificó como el jefe de aquel movimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿Gomułka no había
llegado al poder gracias a la ola revisionista?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En el otoño
del 56 había gozado de un apoyo casi universal en Polonia. Se creía que
personificaba la resistencia nacional contra el dominio soviético. Si alguno
había creído —yo no me encontraba entre ellos— que Gomułka era un liberal que
institucionalizaría las reformas democráticas, quienes así pensaban alimentaban
tontas ilusiones. Disfrutamos de la máxima libertad en el 56. Pero no porque lo
hubieran querido los dirigentes del partido, sino porque ya no controlaban la
situación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Eso quiere decir que la
llegada al poder de Gomułka ha supuesto el comienzo de un proceso de estabilización?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Ha sido el
principio de una marcha hacia atrás. Entre tanto, Gomułka ha empezado a
reconstruir el aparato de poder. Esta operación no podía realizarse de un día
para otro. Ha sido un proceso bastante largo, pero consecuente. Quedaba cierto
margen de libertad, pero de un año a otro iba restringiéndose progresivamente.
Sin embargo, Gomułka era muy consciente de lo que hacía. Tuve una conversación
con él bastante larga en el 57, después de su ataque contra mí, que no dejaba
la menor duda acerca de sus intenciones. Quería suprimir toda libertad de
expresión, volver a asumir el control del partido en la cultura y en todos los
campos de la vida social. Yo recibí una dura admonición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Acaso no le perdonaron
nunca su ensayo sobre el antisemitismo. que ha afectado profundamente al establishment
polaco.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En aquella
época sólo una fracción del partido trataba de servirse del antisemitismo como
se utiliza, por lo demás, en otras circunstancias. De acuerdo con el mismo
modelo. Había muchos dirigentes de origen hebreo en el partido, en los años
precedentes al 56, a los cuales determinada fracción ha pretendido atribuirles
las monstruosidades del estalinismo, mostrando a los hebreos como enemigos de
Polonia. No era tanto un movimiento ideológica y políticamente definido cuanto
un clima de opinión, o de prejuicio. Ahora bien, este tipo de antisemitismo no
es comparable, en la intensidad, con lo que vendría luego, en el 67-68, cuando
una fracción del partido ha creado verdaderamente una atmósfera de <i>progrom</i>.
Se ha desencadenado una propaganda antisemita disfrazada de antisionismo. Pero
los verdaderos objetivos no eran los hebreos sino el equipo del partido que
tenía el poder. Se trataba, en fin, de la lucha de las fracciones en el
interior del partido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted dejó Polonia hacia
finales del 68 para dedicarse a la enseñanza en Berkeley, en los Estados
Unidos. ¿Cómo ha vivido las dos contestaciones, en el Este y en el Oeste?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —La rebelión
de los estudiantes en Polonia ha tenido muy poco en común con la de la nueva
izquierda en Occidente. Los estudiantes polacos protestaban contra las
autoridades comunistas en nombre de esas libertades e instituciones
democráticas que eran objeto, precisamente, de los ataques de los estudiantes
americanos, franceses o italianos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sus escritos en la New Left
(pienso en <i>Los intelectuales contra el intelecto</i>, <i>La dictadura de la
verdad</i>, etc.), están impregnados de un sentimiento de cólera.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —De este
movimiento me ha afectado su antiintelectualismo, la incapacidad de expresarse,
de discutir, en las fronteras de la afasia. El culto de la violencia por la
violencia. Incluso ha habido un fenómeno importante, digno de tomárselo en
serio. Un síntoma de cierto malestar de la civilización, de un <i>cul de sac</i>.
Las generaciones adultas se mostraban incapaces, en buena medida, de transmitir
sus valores a los jóvenes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted que lleva
diciendo, desde hace tiempo, que el marxismo ha dejado de interesarle. Hasta ha
dedicado a este tema una obra monumental reciente, <i>Mains Currents of Marxism</i>.
¿Cómo se explica esta paradoja?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —He tratado
de comprender cómo es posible que todos los temas humanísticos, prometidos del
marxismo hayan terminado por llegar a una de las tiranías culturalmente más
destructivas de nuestro siglo. Acabado este estudio, hace tres años, he
alcanzado por fin un punto de saturación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿qué significa su
afirmación de que todo lo que había de interesante en el marxismo ha sido
absorbido por las ciencias humanas?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Nunca he
negado la contribución importante de la obra de Marx a la historia intelectual
europea. Gracias a Marx nos hemos acostumbrado a pensar en la historia y en la
cultura como conflictos sociales. Pero, para admitir esto, no hay necesidad de
ser marxista. El marxismo, como sistema que pretende la coherencia y que busca
una visión comprensiva del pasado y del porvenir, es una construcción ilusoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿no existe una
censura entre los términos ideológicos del joven Marx y los científicos del
Marx de <i>El Capital</i>?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI—Marx era un
filósofo alemán. Y el marxismo está subtenso por un único proyecto filosófico. Es
un intento de síntesis de corrientes de pensamientos anteriores y contradictorios.
Está centrado sobre el tema romántico de la unidad de la esencia y de la
existencia, que se traduce en el de la unidad entre sociedad civil y política.
Y sobre el tema prometeico de la autocreación del hombre a través del trabajo.
Es decir, una conciliación forzada de temas tradicionales de la filosofía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—O sea, que, ¿en una conferencia
con la filosofía contemporánea, el marxismo queda disuelto?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —El marxismo
no ha superado las cuestiones tradicionales de la filosofía, como por ejemplo
la oposición existencia/libertad; no ha suministrado respuestas nuevas. Se da
una vuelta del pensamiento contemporáneo a la tradición a través de la
disolución del marxismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En definitiva, no ha
logrado la superación de la historia ni de la filosofía.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Las dos tareas
son imposibles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero, ¿en qué consiste
la actualidad de los temas tradicionales de la filosofía?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —E1 marxismo
no pretendía resolver los problemas tradicionales de la filosofía, sino
anularlos. Creía que el verdadero sentido de estas cuestiones eran los
conflictos sociales. Su pasión era desenmascarar el sentido auténtico, oculto,
tras el sentido aparente. Pero yo estoy convencido de que la vida misma de la filosofía
está animada por algunas cuestiones eternas. Aunque éstas cambien el modo de
expresarse en función de las vicisitudes de la civilización, el espíritu humano
jamás puede desembarazarse de la cuestión de si existe o no un sentido de la
existencia del hombre; si el universo como totalidad posee o no un sentido
oculto; si todo lo que es transitorio, mortal, corruptible, puede ser
comprendido con referencia a lo que es inmutable y eterno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted ha dicho que Lenin
y Stalin derivan de Marx; que minimizar este vínculo equivaldría a instituir
una especie de distinción entre nazismo y hitlerismo. Y ha escrito un artículo
de política-ficción en el <i>New York Times</i> respecto a este tema. ¿No le parece un
poco exagerado?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No hay que
tomar demasiado en serio el artículo. Era una <i>blague</i>, un <i>feuilleton</i>.
Con alusiones a la política americana más que a la historia de las ideologías.
Todo depende, en cualquier caso, del sentido en que se habla de continuidad. Yo
no he dicho nunca que hubiese una especie de inevitabilidad infernal que
hubiera de llevar necesariamente de Marx al Gulag. Son exageraciones de <i>nouveaux
philosophes</i>. Sin embargo, el leninismo, sin ser la única interpretación
posible del marxismo, era, de todos modos, una interpretación legitima y no
carente, por supuesto, de un fundamento doctrinal. Tampoco puede decirse que se
tratase de una evolución que nadie era capaz de prever. Ya en la época de Marx,
hubo quien dio prueba de <i>clairoyance</i>. Los anarquistas, por ejemplo. Y,
más tarde, Kautsky, Rosa Luxemburgo, etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En sus ensayos se
advierte una insistencia sobre el tema de la responsabilidad individual en la
historia. ¿Esto significa, para usted, que los valores van siempre por delante
del progreso histórico?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No cabe
derivar las normas del comportamiento moral de cualquier teoría del proceso
histórico. Este es un principio que he conservado de mi maestro Kotarbiński.
Ninguno de nosotros es propiedad de la historia, de la providencia o de una
ideología. Esta manera, por lo demás, humanamente comprensible, de remitir la
responsabilidad de nuestros actos a fuerzas ajenas c impersonales, a las
supuestas necesidades de nuestra biología o a razones ideológicas o religiosas;
esta actitud, insisto, ha producido muchos estragos. A este respecto no he
dicho nada original. Me he limitado a subrayar un tema tradicional. Kafka lo ha
hecho mejor que yo. Los hombres no son dioses —escribía— y la historia se hace
con los errores y el heroísmo de todos los momentos insignificantes. Cuando se
arroja una piedra en un río se forman círculos. La mayoría de los hombres, por
el contrario, viven sin la conciencia de una responsabilidad y esto es el
núcleo de la miseria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted ha escrito que el
racionalismo es la edad adulta, un desafío a todo valor y a toda verdad, la
renuncia a toda ortodoxia. Y ha definido su filosofía como una filosofía de la
permanente condición incompleta del mundo. Pero ha afirmado, al mismo tiempo,
que todo relativismo histórico se destruye a sí mismo en la medida en que
destruye la posibilidad de argumentos no puramente históricos en su apoyo. ¿No
hay una contradicción entre estas posiciones?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —No lo creo.
Quizá renunciara al término racionalismo porque contiene demasiados significados
diversos. No acepto el racionalismo si esto significa renunciar a tener
opiniones, creencias, si éstas no están sostenidas por razones análogas o
idénticas a las que actúan en la ciencia. En este sentido, el racionalismo es
cientificismo, una posición totalmente arbitraria basada en presupuestos o
prejuicios que no acepto. Lo acepto, en cambio, como regla del escepticismo;
invito a buscar siempre las razones de cada posición, instrumento merced al
cual podemos decir en un momento dado que ya no existen razones, es decir, que
hay una opción, una elección arbitraria, que conocemos pero ni más ni menos
arbitraria que la opción opuesta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sus ensayos suelen tener
un carácter incompleto. Nos ofrecen más bien <i>esquisses</i> que resultados
exhaustivos. ¿Por qué esta condición incompleta de la forma?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Siempre he
tenido una preferencia por el ensayo breve y, en general, estoy menos
interesado por la filosofía en el sentido tradicional. Prefiero una filosofía
que se hace al margen y bajo la forma de un comentario, de glosas sobre temas
históricos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted no ha desdeñado
nunca los temas marginales. Pienso en su ensayo sobre <i>La epistemología del striptease</i>,
en los monólogos, en la conferencia sobre el diablo, en las pequeñas comedias y
en los cuentos bíblicos.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En la
cultura se dan fenómenos marginales que, sin embargo, permiten ver mejor lo que
es importante. Además, siempre me he interesado por las posiciones extremistas,
marcadas por la afición a la paradoja, sin que haya necesariamente de
compartirlas. Siento cierta simpatía por el que se esfuerza en extraer todas
las consecuencias de su posición inicial y se aproxima necesariamente al
absurdo. Un <i>esprit de suite</i> llevado hasta el extremo produce,
indefectiblemente, fenómenos interesantes por su extremismo. Porque, en estas
posiciones, se puede seguir el camino del pensamiento que no busca el
compromiso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En política, su
relativismo filosófico llega aúna concepción pragmática y reformista. Se ha
dicho que usted ha dado un fundamento ontológico al reformismo. ¿Comparte esta
valoración?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —En sentido
propio, el reformismo no es una doctrina. No dice nada sobre los contenidos de
una acción reformadora. Es sólo una actitud que cobra sentido en contraposición
con ideas utópicas, con un modelo de perfección futura. Mi referente es la tradición
socialista, pero no creo que ésta haya formulado soluciones definitivas para
nuestra época. Ni tampoco quiere decir que esta opción, demasiado genérica,
implique una solución concreta. Todo depende de las circunstancias. Por ofrecer
un ejemplo vulgar, no está demostrado que el mejor modo de afrontar los
problemas de nuestra economía sea la vía de las nacionalizaciones. Estas no
pasan de ser una técnica que puede ser eficaz en determinadas condiciones, pero
no en otras. No son una clave metafísica. Conviene siempre distinguir con gran
sentido entre las ideas muy generales y la tradición socialista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Entre los principios fundamentales
del socialismo, el principio de libertad y el de igualdad, ¿no existe tal vez
una contradicción insoslayable?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Todas las
ideas socialistas admiten cierto número de valores que se limitan
recíprocamente. Es inevitable. Cuando se pretende aplicar uno de estos valores
de manera absolutamente consecuente, el resultado es que no sólo el uno
destruye al otro, sino que se autodestruye.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿En qué sentido? ¿Puede
explicarse mejor?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —La igualdad,
por ejemplo, entendida de modo absolutamente consecuente, es una idea autodestructiva,
más por razones empíricas que teóricas. La igualdad perfecta en la distribución
de los bienes, por limitarnos únicamente a este aspecto, no sólo es
económicamente desastrosa, sino que es posible sólo en condiciones de
despotismo. Y el despotismo es, por definición, no igualitario, porque priva a
la mayoría de la población de bienes tan importantes como el acceso a la
información y a la participación en el poder. El igualitarismo total desemboca
forzosamente en una sociedad no igualitaria. Cabe decir lo mismo respecto de la
idea de libertad, y siempre por razones empíricas más que teóricas. La libertad
total, en el sentido en que la prevén los extremistas del anarquismo, responde
a una idea de una sociedad donde la última decisión de todo reside en la
fuerza. Si concibiésemos en nuestra imaginación la posibilidad de semejante
sociedad, la traducción inmediata de ello sería la ley del más fuerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Así pues, ¿no cabe
ninguna solución?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. — Este
conflicto de valores puede resolverse tan sólo mediante compromisos más o menos
insatisfactorios. No existe ninguna solución perfecta y última. Del mismo modo,
existe también un conflicto entre otros valores que pertenecían igualmente a la
tradición socialista: la necesidad de seguridad y la de expresión individual.
No podemos tener al mismo tiempo la seguridad en la vida y en la creatividad.
El lado seductor del totalitarismo consiste en prometemos la seguridad, al
precio de renunciar por ello a toda creatividad y a toda expresión individual,
loque se transforma en fuente de inseguridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Entonces, ¿lo que
justifica una actitud pragmática en política es la insolubilidad de estas
contradicciones?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Yo no usaría
el término pragmático, porque una vez más podría entrañar confusiones; puede
tener más significados, no necesariamente compatibles entre sí. Yo hablaría de
pragmatismo sólo en antítesis a la expectativa de una solución definitiva, pero
no en el sentido de una actitud que renuncia a valores generales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En su filosofía se
aprecia una nueva atención al mito y a la transcendencia. ¿En qué sentido
entiende estos términos, cargados de connotaciones metafísicas?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Hace doce
años escribí un opúsculo, <i>La presencia del mito</i>, donde trataba de
destacar la presencia inalienable, eterna, de cierto estrato mitológico en la
cultura. Pensaba en el mito no tanto en el sentido de fabulación, narración,
sino como todo tipo de ideas o arquetipos no empíricos que forman el sistema de
referencia gracias al cual las realidades empíricas o los hechos están dotados de
sentido. El concepto mismo de la verdad le pertenece. Todas las formas de la
vida y de nuestra conciencia que nos sirven para atribuir un sentido
suplementario a los hechos, a los acontecimientos, un sentido que se nos escapa
desde planteamientos empíricos. Todo lo que deriva de esta esfera que yo he
llamado, tal vez con el riesgo de que pueda prestarse a equívocos, de la
conciencia mítica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Me parece entender que
los propios valores pertenecen a la esfera de la trascendencia y del mito.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Digamos a la
esfera de la tradición, que es la fuente de todo lo que tiene sentido para
nosotros. De otro modo, caemos en un relativismo histórico que excluye
cualquier referencia a una racionalidad que transciende la contingencia. Ahora
bien, la tradición no es una totalidad compacta, monolítica, sino muy al
contrario un campo abierto. El punto de partida de muchas vías.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted ha sido definido
como un ateo inconsecuente, porque subraya la realidad de los valores religiosos
en la vida humana y deplora el ateísmo beligerante.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Me he convencido
de que la autodefinición del hombre como ser religioso no sólo es un elemento
permanente de la cultura, sino de que la cultura no podría sobrevivir sin este
tipo de autodefinición. La religión no es sólo una esfera aparte, que por
combinación subsiste a través de toda la historia de la civilización, sino que
es la raíz misma de la vida espiritual, incluso en su transfiguración
secularizada. Las ideologías de nuestro siglo han presentado al hombre como un
Prometeo, una fuerza que se autocrea, para despertarse transformando, como el
Samsa de Kafka, en una grosera cucaracha negra. No es posible abolir la
transcendencia, como quisiera el sueño prometeico. Queda siempre una dimensión
incondicionada, transcendente del actuar y del querer humanos, la posición
originaria de un sentido que es ya presupuesto de todo lo que se puede decir y
emprender.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Es raro encontrar a un
filósofo que se halle tan cómodo con Kierkegaard y con Heidegger, que con Bridgman
y Popper. ¿Su negativa a considerar como errores, sin sentido, la especulación
metafísica o los problemas de valor, procede de esta duplicidad filosófica?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Yo diría que
sí. Aunque no sea un lógico, un filósofo de la ciencia, atribuyo gran importancia
a la tradición analítica. Pero creo además que los hombres no pueden
desembarazarse de las llamadas cuestiones metafísicas, a pesar de que en ellas
se encuentren innumerables aspectos probablemente insolubles. En la cultura
existen fuerzas opuestas que se encuentran forzosamente en conflicto, pero cada
una es necesaria. Esto es válido también para la filosofía. Atribuyo gran
importancia a la tradición escéptica, que —en filosofía— es una especie de
fuerza destructiva. Pero también en el extremo opuesto existe una tradición
filosófica que busca necesariamente los fundamentos últimos del pensamiento.
Una especie de fondo indestructible sobre el cual todos los conocimientos
humanos pueden construirse y que nos garantizarían una certidumbre. De
Descartes a Husserl.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En su ensayo sobre la <i>Búsqueda
de la certidumbre</i>, usted dice que esta aspiración a la certidumbre, a la
verdad última, proviene de una actitud religiosa.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Hay quien
busca la certidumbre última, y hay el escéptico. El escepticismo consecuente
roza un inmovilismo cognoscitivo. La búsqueda de la certidumbre última se
aproxima, finalmente, a la ilusión de haber encontrado el fundamento incontrolable.
Se trata de dos actitudes extremadas, cada una de las cuales, repito, es
necesaria a la cultura. Pero no se puede hacer una síntesis. Yo tengo una
actitud un poco esquizofrénica al respecto. Porque al admitir esto se dice que
nos encontramos, al mismo tiempo, ante dos extremos irreconciliables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En definitiva, la
búsqueda de la certidumbre es una búsqueda en el fondo legitima, porque nuestra
cultura seria poca cosa si se la dejara enteramente en las manos de los
escépticos. ¿No?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">KOŁAKOWSKI. —Las respuestas
no son sino deseos y promesas; pero esto no constituye certidumbre ninguna,
decía Kafka. Contra la necesidad de ideología de nuestro tiempo, hay que oponer
la necesidad de respuestas últimas y definitivas. Es ésta una perpetua
tentación a la que no nos es posible sustraemos enteramente. Todo lo que entra
en el campo de la comunicación humana es inevitablemente incierto, siempre
objetable, frágil, provisional y mortal. Y, sin embargo, no es probable que se
renuncie a la búsqueda de la certidumbre, y es lícito dudar de que
interrumpirla fuera algo deseable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="IT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: IT;">Mario BACCIANINI<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="IT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: IT;">Mondoperaio Traducción: J. A. Matesánz<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Leviatán revista de pensamiento socialista. - II
Época, n. 4 (Junio, 1981), p. 97-105<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-32564580262232180432022-03-30T08:46:00.001+02:002022-03-30T08:48:05.879+02:00"Conversación con Joan Perucho. La imaginación bizantina y otras historias" (Mercedes Monmany, Pueblo (Sábado literario), 4 de abril de 1981).<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEifRYLvAPixcvmQ0YA7NLViyYMSogmpJv0smCpvzdoC81o8Azlpn0mCMI53wdMgd6NelK9HmCc4qUXSIZ150uWz4VBEWKis4QsbcGRh0Ae2QKTVi3zN6iZQooqSpeXK7-HAI7aCEl2t9y3z9HJiEFBc06zX1g7gzulQfIcmTe2319fNUxciNEhh6ynbwQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="430" data-original-width="682" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEifRYLvAPixcvmQ0YA7NLViyYMSogmpJv0smCpvzdoC81o8Azlpn0mCMI53wdMgd6NelK9HmCc4qUXSIZ150uWz4VBEWKis4QsbcGRh0Ae2QKTVi3zN6iZQooqSpeXK7-HAI7aCEl2t9y3z9HJiEFBc06zX1g7gzulQfIcmTe2319fNUxciNEhh6ynbwQ" width="320" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; line-height: 107%;">Conversación
con Joan Perucho<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%;">La
imaginación bizantina y otras historias<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Aunque la obra del
escritor catalán Joan Perucho (1920) ha sido prácticamente traducida en su
totalidad al castellano, sigue siendo, de forma incomprensible, un escritor divulgado
escasamente entre minorías, más allá de las fronteras originarias.
Perteneciente a una brillante generación de poetas como son Joan Brossa, Josep
Plau i Fabra —con quienes, por otro lado, enlaza a través de la magia del
primero, y con los «Poemes de l’alquimista» del segundo—, Gabriel Ferrater,
Salvador Espriu o Joan Vinyoli, se retira muy pronto de este campo, tras
publicar cuatro libros: «Sota la sang» (1947), «Aurora per vosaltres» (1951), «El
médium» (1954) y «El país de les maravelles» (1956). En el campo de la
narrativa catalana actual, muy pocos autores —en el caso español esto se
reduciría a Cunqueiro— han tratado con su constancia y devoción esa tradición literaria
normalmente calificada como «fantástica». Sólo casos aislados, contemporáneos
suyos, como el excelente Jordi Sarsanedas y Pere Calders, ha frecuentado estos
parajes.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">LA obra en prosa de Joan
Perucho, caracterizada por su afición a las «historias apócrifas», comienza en
1953, con la poética «<i>Diana i la Mar Morta</i>», a lo que seguirá «<i>Amb la
técnica de Lovecraft</i>» (1956), ambos incluidos en el volumen «<i>Roses,
diables i somriures</i>» (1965). Asimismo, tiene una trilogía, especie de «<i>Historia
Natura</i>l», formada por «<i>Els balnearis</i>» (traducida en 1963, como «<i>Galería
de espejos sin fondo</i>»); «Botánica oculta» (1969), y por «<i>Monstruari
fantástic</i>» (traducido como «<i>Bestiario fantástico</i>», en 1977). Hasta el
momento, tiene en su haber dos novelas: «<i>El llibre de cavalleries</i>» (1957),
traducido al castellano en 1968, y «<i>Les histories naturals</i>» (1960),
también en versión castellana del 1978. Colaborador frecuente en la Prensa de
Barcelona —«<i>La Vanguardia</i>», «<i>El Periódico</i>»— tiene también
publicados diversos libros y ensayos sobre arte —de 1960 a 1969 llevó en la
revista «<i>Destino</i>» una sección titulada «<i>Invención y criterio de las
artes</i>»—, gastronomía, o erotismo («<i>La sonrisa de Eros</i>», 1968). Su última
obra aparecida es «<i>Museu d’ombres</i>» (Edicions 62. Barcelona, 1981). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En esta entrevista
también se habla, y puede muy bien servir cómo homenaje póstumo del también
escritor, gastrónomo y erudito Álvaro Cunqueiro. Con él se ha ido una parte
irrecuperable y espléndida de nuestra literatura, llena de poesía, ingenio y
una ingente vastedad cultural, nunca reconocida con todo su merecimiento, Sus
innumerables personajes y aventuras míticas fueron verdaderamente
inverosímiles, por el contrario de Perucho, que como dijo en su día el
historiador Antón Comas —igualmente desaparecido hace muy poco— introduce el
dato apócrifo, subrepticia o descaradamente, con la condición tan sólo de que
éste sea verosímil. No olvidemos que Perucho es un espíritu sabiamente
iluminado por la Ilustración, pero reencarnado en las travesuras de un «<i>gnomo</i>»
al que la nariz no le crece por decir mentiras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted y el recientemente
desaparecido Álvaro Cunqueiro son autores de una rara y continuada coherencia,
dentro de toda ao dispersión, en nuestra literatura. Aun condenados a un no
buscado localismo, representan una vía muy concreta de lo imaginarlo y lo
fantástico. La paradoja es que, probablemente, se conoce más en nuestro país
autores «<i>paralelos</i>» como son Calvino y Borges...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En este tema de la
literatura que usted toca, ahora aparentemente, se dice que en la gente está de
moda otra vez «<i>la imaginación</i>», pero yo no lo veo, porque me parece que es más
una actitud. Por ejemplo, yo fui el primero que en España habló de Lovecraft en
una «<i>plaquette</i>» publicada con el nombre de <i>Amb la técnica de Lovecraft</i>.
Lo mismo puede suceder con Bataille, a quien yo leí hace muchísimo tiempo y le
dediqué la imaginaria <i>Noticia de madame Edwarda y de un joven escritor</i>.
Ahora estoy desconcertado porque ponen de moda a un Paul Valery, pongamos por
caso. Respecto a la de coherencia en una obra, yo no me he traicionado nunca
desde que empecé a escribir, al no perseguir, de una manera inmediata, el
éxito, o lo que viene a llamarse «<i>promoción de una obra</i>». He escrito
siempre porque me he encontrado a gusto en lo que hacía, y me gustaba. Ese ha
sido todo mi objetivo y nada más. A la larga, me he encontrado con que, aparte
del valor, muy relativo, de mi obra, creo que el mundo que he ido creando puede
tener una cierta coherencia, Y creo que esto sería también aplicable a Cunqueiro.
A mí, Borges me gusta, pero no es mi favorito. Es tan inteligente que lo
encuentro helado. No me acompaña; admiro su inteligencia, esa presunción que
tiene, pero no me es cómodo, no me resulta «<i>cariñoso</i>». Así como, por el contrario,
Cunqueiro tiene una gran magia verbal. Su primer libro con una unidad y un
mundo coherente fue <i>Las crónicas del Sochantre</i>, del 1957, fecha en la
que salió también el primer libro mío, el <i>Libro de Caballerías</i>.
Contactamos por carta y desde entonces nos hicimos grandes amigos, a pesar de
que él fuera diez años mayor que yo. El poseía un barroquismo exaltado, cosa
que no tengo yo, que soy más mediterráneo, más racionalista. A mí siempre me ha
gustado jugar con el equívoco. Aunque la gran tragedia, tanto para Cunqueiro
como pana mí, es que hemos sido unos espíritus universales. El localismo no me
dice nada, de todas formas es evidente que uno siempre tiene unos padres, una ciudad
natal. Pero entre los nacionalistas de los dos sitios siempre hemos estado mal
vistos generalmente, por el hecho de escribir también en castellano y no
dedicarnos exclusivamente a los temas de aquí. Aunque la vida de un artista normalmente
tiene que ser «<i>universal</i>», el escritor que está en Barcelona, si no
trata de temas muy locales y está infiltrado dentro del concepto, o lo que se
entiende por concepto, de la literatura catalana, entonces para la gente de
aquí no es un «<i>puro</i>». Pero también será desconocido para el resto del país:
las cosas se siguen ignorando si no se está dentro de un movimiento de
traducción o eres de un partido político determinado. El caso es distinto para
los independientes. Por ejemplo, un poeta catalán en castellano que siempre fue
muy conocido en España es Juan Eduardo Cirlot. Fue un hombre entre dos aguas,
no era apreciado ni por los de aquí, ni por los de allá. En definitiva es lo
que pasaba con Cunqueiro —con él menos, claro— y conmigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Algunos sectores del
público quizá mantuvieron algo relegado a Cunqueiro por cuestiones
ideológicas...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Esto es una tontería,
porque dentro de cincuenta, sesenta o cien años quién se va a acordar de todo
eso. Lo que importa as la obra que queda. Dante mismo, ¿quién sobrio contestar
si era gibelino o güelfo? Cirlot también estuvo relegado porque no iba con el
momento político de entonces. Yo he procurado prescindir siempre de todo eso
Cuando uno es joven sí que hace ilusión que te dediquen artículos y demás, pero
llega un momento que uno está más allá del bien y del mal. Dan igual todas las
últimas satisfacciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Hay una frase muy
significativa de Patrice de la Tour du Pin que dice: «<i>Los países privados de
leyendas están condenados a morir de frio</i>». Cunqueiro y usted, y vuelvo a
los dos únicos casos de nuestra literatura actual a los que se les puede
aplicar esto han sido los nuevos recreadores e inventores de mitos y leyendas.
¿Cuáles cree que serán las leyendas y los mitos que dejarán nuestro tiempo y
nuestros pueblos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No va a quedar nada en
absoluto. Tanto a Cunqueiro como a mí, no nos ha importado ni nos ha interesado
el futuro. Porque si hemos de ver el futuro con los ojos de ahora, es horripilante.
No me interesa si ha de ser como lo que vemos ahora y mis inclinaciones nunca
han ido por ahí. Prefiero, igual que hacía Cunqueiro, el pasado, que en cierta
manera nos explica un poco lo que somos lo que eran nuestros abuelos. Ese tipo
de cosas que a mí me hacen vivir. Yo no sirvo para escribir sobre nuestro
tiempo. No me interesa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sus escritos, en la
mayor parte, son un particular cruce de géneros, pero sus comienzos fueron en el
campo de la poesía, que abandonó pronto, incluso el género novelístico, escuetamente,
lo ha cultivado poco, cuál es la razón?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Efectivamente, yo empecé
con la poesía, pero se me fui transformando poco a poco. Empecé concretamente
con lo que se llama «<i>canto</i>». Y veía quo cada vez se me iba poniendo más
difícil, porque en los versos iba introduciendo formas coloquiales, frases
hechas de la calle. Quizá también porque mis lecturas se iban haciendo más
dilatadas, se iban extendiendo y quizá por el influjo de Eliot con <i>The Waste
Land</i>. Entonces vi que el verso se me iba destruyendo, y pensé que lo que en
realidad pasaba es que el poema se me rompía para dar paso a la narración. Fue
cuando solté, por fin, el verso en la actitud de canto, en la actitud
convencional del poema, que se me desataba en una prosa Mi primer paso fue una
prosa todavía muy poética, que era <i>Diana i la Mar Morta</i>, que en
castellano se llamó <i>Notas para una memoria de la infancia</i>. De todas
formas, también el papel del poeta en nuestra sociedad ha cambiado. Antes, en
tiempos de Maragall, por ejemplo, se mimaba a los poetas, se les oía con
deferencia y con admiración» se les invitaba a las reuniones. Entonces la
poesía cumplía una función, lo otro me parece una herejía. Los poetas, ahora,
sólo se leen entre ellos. Aparte esto, la razón por la que no he escrito más
novela es simple; y es que yo nunca me he considerado ni como novelista, ni
como narrador, ni como poeta. Yo soy un «<i>hombre de letras</i>» más que nada.
Mi literatura es como una acotación a mis lecturas. Me gusta mucho más leer que
escribir. De todas formas, ahora mismo tengo una novela recién acabada. <i>Las
aventuras del caballero Kosmas</i>. Tengo otras dos nóvalas y ésta cerrará el ciclo.
En realidad, ésta sería la primera del ciclo: la Cataluña pre-románica; ocurre
en Barcelona y Gerona, aunque empieza en Cartagena. Con <i>El libro de
caballerías</i> represento la época medieval, y con <i>Las historias naturales</i>,
el periodo de la Ilustración y el recobramiento cultural de Cataluña, la <i>Renaixença</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo se entroncaría en
el conjunto de su obra el tema de esta nueva novela?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—<i>Las aventuras del
caballero Kosmas</i> es una novela bizantina, hay una acumulación de aventuras.
Con ésta serán tres mis novelas y no quiero hacer más. El protagonista es un
recaudador de contribuciones bizantino que llega a España, concretamente a la
capital del Bizancio hispánico, que es Cartagena. Este hombre tiene una
cualidad: detecta, por una rara intuición, la herejía en cualquier escrito
donde se halla oculta. Tiene ese entusiasmo de los neófitos. Es de Antioquía.
es siriaco, un bizantino asiático, y su tío, un gran estratega del Imperio. Su
afición preferida es hacer autómatas; entre ellos, su última creación es una
cigüeña que recita el Evangelio en las cuatro lenguas del imperio: el latín, el
griego, el copto y el siriaco. A su vez, junto a él, por poseer esa rara
virtud, hay un demonio perfumista llamado Arnulfo, que tiene la misión de
inquietarle: le pone notas en los libros, firmadas por Arnulfo, y se establece
una cierta guerra dialéctica. Se hace muy amigo de San Isidoro de Sevilla, que
hasta ser expulsado con su familia vivía en Cartagena. Un día parten en busca
de una ciudad inexistente, que se les aparece cuando San Isidoro está
transcribiendo el acta de un mártir. Surge de la tierra envuelta en piedras
preciosas. Dentro de ella se encuentra la fuente de la juventud, y Kosmas, sin
saberlo, queda inmunizado contra la vejez... En el III Concilio de Toledo, al
que acude, causando gran admiración, precedido por su fanfarria de autómatas que
tocan tubas, citaras y otros instrumentos, conoce a un monje godo, obispo de
Gerona, llamado Miciaro y que hizo una crónica, <i>La historia de los godos</i>.
Este le invita a Gerona y allí conoceré a una dama que perseguirá toda su vida,
la dama Egeria, la cual escribió una larga narración. <i>La peregrinatio ad
Santa Loca</i>, un relato apasionante. Cuando firman los esponsales, la dama
Egeria, junto a la cigüeña que a él le habían regalado, desaparecen como por
arte de encantamiento. A partir de ahí todo será la búsqueda de la dama, a
través de las pistas que le va dejando el demonio Arnulfo. Es una novela llena
de citas de los padres de la Iglesia, y ahora que estamos tan abocados a las
procacidades, una novela muy blanca, muy «<i>eclesiástica</i>» ... También he
procurado introducir, como otras veces, el humor y la poesía. Por ejemplo, una
de las veces que el protagonista llega al desierto, a Tebas, donde vivían los
telobitas y los eremitas, conoce a San Antonio, a San Macario y a San Pacomio.
En la cuna de San Pacomio son tan espirituales que están todos hacinados en el
techo de la Iglesia, porque han perdido peso. Llevan una cuerdecita colgando del
tobillo, porque para hablar y mantener conversaciones filosóficas con uno de
ellos, se le tiene que bajar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—En el último libro publicado,
<i>Museo de sombras</i>, comienza con varias citas sobre la verdad y la
mentira, y, en concreto una, hace referencia a «<i>los falsos cronicones</i>».
Usted, por el contrario de Cunqueiro, que se entregó mucho más a los «<i>imposibles</i>»,
siempre ha jugado con las dualidades dentro de la Historia introduciendo sus
propias sombras y equívocos...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Como ha dicho antes, a
mí me gusta jugar con el equívoco, que el lector no sepa nunca dónde pisa, si
es tierra firme o si emplaza a ser un poco pantanoso, y se va hundiendo en el «<i>terrain
vague</i><b>»</b>. La ironía también podría ser un escape de la realidad,
aunque la mía es una ironía francesa, un «<i>pince-sans-rire</i>», un poco «<i>caché</i>»,
muy púdica. Incluso mis demonios no son portadores del Mal, ni del terror
entendido como ahora, simplemente hacen divertida la vida... En mi último libro
me he visto obligado a poner esas citas pera que luego nadie lo llame «<i>engaño</i><b>»</b>.
El lector avisado ya ve la ironía con que se trata, pero hay gente que se lo
cree todo. En mi libro <i>Botánica oculta</i> había una historia en la que
salía lord Stanhope que está en un jardín con una carnívora. Lleva su chistera
y está fumándose un puro, y está esperando al premier británico con el servicio
de té puesto, sin saber que la carnívora está detrás. Entonces, ésta se abate
sobre él y lo devora. Cuando llega el premier se encuentra con un espectáculo
espeluznante: ve al pobre lord Stanhope convertido en esqueleto, pero
conservando el puro humeante y la chistera. Esto se ve en seguida que es una
broma literaria, pero hay gente que me ha escrito, diciendo: «<i>cómo ocurrió
esto, porque hemos astado buscando en la </i>Enciclopedia Británica<i> y lord
Stanhope no murió de esta forma...</i>». Parece imposible pero me ha pasado
muchas veces. Con San Simeón el Estilita también me escribieron unas cosas
rarísimas, y también después, con un personaje que me inventé y que se llamaba
Arístides Cardellach. Es lo mismo que el dietario que me invento en este último
libro de Octavi de Romeu, que es Eugenio d’Ors. Cuando d'Ors se quería citar a
al mismo —por una cosa de pudor, para no decir «<i>como digo yo</i>»— se inventó
un personaje que se llamaba Octavi de Romeu, y entonces decía «<i>como dice Octavi
de Romeu</i>».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo cree que ha
tratado la crítica de este país a su obra?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Bien, por lo menos en
Barcelona no me puedo quejar; se me he tratado puntualmente. Suelo tener, sin
embargo, una crítica distante, fría, pero buena. Lo que pasa es que yo no soy
popular, ni puedo serlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Mercedes Monmany, <i>Pueblo</i>
(Sábado literario), 4 de abril de 1981, pp-1-2.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-6523932345686581462022-01-25T07:37:00.009+01:002022-01-25T18:38:41.357+01:00"José Pla, 78 años de soledad" (entrevista a Josep Pla por Mary Medina, Los Domingos de ABC, 6 de julio de 1975, pp. 12-15)<p><b style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18pt; line-height: 107%;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-OEe6Ko-hrIs/Ye-cXTJKsMI/AAAAAAAAEVw/vMp9M-3uGLIxB4pmyJm6Apo4E2kizPdEACNcBGAsYHQ/image.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="674" data-original-width="1200" height="225" src="https://lh3.googleusercontent.com/-OEe6Ko-hrIs/Ye-cXTJKsMI/AAAAAAAAEVw/vMp9M-3uGLIxB4pmyJm6Apo4E2kizPdEACNcBGAsYHQ/w400-h225/image.png" width="400" /></a></div></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">NACIÓ ampurdanés. Del Bajo
Ampurdán. En Palafrugell. el 8 de marzo de 1897. Estudió Derecho, carrera que
nunca ha ejercido. Ha viajado, ha escrito obras muy importantes en lengua
catalana y castellana, la gran serie de «</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Homenots<i>», «</i>La
Historia de la Segunda República<i>». «</i>Els Pagesos<i>», «</i>Cambó<i>», «</i>Viaje
en autobús<i>», «</i>Guía de la Costa Brava<i>» y un etcétera interminable.
Pero, sobre todo, José Pla ha sido un periodista, un extraordinario periodista,
labor que aún ejerce después de más de cincuenta años, con estilo incisivo,
sutil, ameno, de finísimo observador y con el marchamo de su personalidad indiscutida
e indiscutible. Y Pla sigue trabajando a sus setenta y ocho años en una masía aislada
y solitaria de Llofriu. Un caserón de auténtica arquitectura catalana, recio,
sólido, enorme, al que cobijan sendas hileras de cipreses que ya desde la
carretera se avistan enhiestos, densos y de un verde tan oscuro que con la luz
del atardecer parecen casi negros. Extraño y sugestivo paisaje el del Ampurdán.
Tierra firme y agreste que germina suavemente bajo el abrazo del Montgrí y de
los Pirineos. Hasta llegar a la masía de Josep Pla se van dejando atrás
pueblecitos de honda raigambre catalana. Flassá, La Bisbal, Pals..., con
casitas desperdigadas a ambos lados del camino. Cinco siglos de existencia
tiene el caserío donde él habita y donde vivieron sus antepasados. Su aspecto
es un tanto abandonado. pero impresionante. Un zaguán con olor a establo:
corrales. portalón grande, una especie de cochera con ruedas de carro, aparejos
y sacos. En esta parte baja de la casa viven los «masoveros», una familia
humilde que cuida de la masía y atiende al escritor.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">Porque Josep Pla vive
absolutamente solo. Su hermano Pedro, menor que él y que reside a pocos
kilómetros, va a verle casi a diario. De vez en vez sus amigos de toda España
acuden a visitar al escritor, que ya sale muy poco de esa pequeña fortaleza
entre rústica y conventual donde tiene miles de libros. Lee durante horas y
horas metido en la cama, abrigado con una manta eléctrica, y escribe con esa
letra suya menudísima, ordenada y característica sentado ante una mesilla y
junto a una chimenea negra y grande que siempre tiene el fuego encendido, siempre
con su boina a medio calar, las gafas pendiendo sobre la nariz, botella de buen
vino y alguna que otra de whisky sobre la mesa, paquetes de «picadura» (Pla es
un empedernido fumador) y una luz tenue y mortecina que deja en penumbra el
resto de la estancia y da un aire lúgubre, pero imponente y cálido al entorno.
Algún día va a Palafrugell a comprar tabaco y a charlar con la gentes sencillas
de su tierra natal, esas gentes «sin apenas cultura», que, como él dice, son
las mejores.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">PLA ESCRIBE PARA
GANARSE LA VIDA<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando entro en la pieza
principal, una gran sala, cubierta con alfombra de esparto y muebles antiguos y
recios diseminados con un orden frío y armónico, la gruesa puerta de madera
chirría. Desde su rincón del fondo. José Pla levanta la cabeza, me mira por
encima de las gafas y al mismo tiempo menea la cabeza y sostiene la pluma en
alto, me dice como siempre, a guisa de saludo:<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Bueno!, ¿qué quiere?,
pero si yo no tengo nada que decir, si yo no hago nada, ni valgo nada. Pero si
a nadie interesa lo que yo hago.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">No puedo por menos de
sonreírme. Josep Pla es inefable cuando se enfada. Su cuerpo algo encorvado ya,
sus ojillos penetrantes y acerados, su mirada maliciosa y profunda, sus gestos
expresivos, su acento, su inconfundible y «chocante" manera de hablar,
porque lo bueno de Josep Pla es oírle hablar, expeditivo y tímido, genio fuerte
y sonrisa socarrona, dubitativo y terminante. Resulta entrañable contemplar
cómo este hombre de setenta y ocho años sonríe todavía como un niño. Quizá se,
aprecie ya en él el inicio de una decadencia física, peno el vigor intelectual
lo conserva intacto.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Ay!, señor Pla. Siempre
me dice usted lo mismo. Vengo porque me gusta hablar con usted y porque, a
pesar de lo que usted dice, a la gente le interesa todo lo suyo.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Cá! ¡Cá!, y encima con
ese aparato policial... <i>(se refiere a mi magnetófono).</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Me rio abiertamente; él
me mira de soslayo y al final sonríe también, como diciendo: ¡No hay nada que
hacer, ya ha ganado!<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué escribe y que
pretende con lo que escribe, señor Pla?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Ganarme la vida, nada
más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pero si usted es rico,
¿por qué se empeña en vivir como si fuese pobre?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Yo rico? No sé de qué.
Yo no tengo más que esta casa que mantengo y la pequeña tierra que la rodea. Si
a los 78 años sigo trabajando para ganarme la vida, cómo voy a ser rico. Los
libros en catalán se venden poco, los que se venden es porque están editados
con cubiertas rojas y así llaman más la atención.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué es lo mejor que ha
escrito a su juicio, dejando aparte el de los críticos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo a los críticos nunca
los hice caso. Yo no he escrito nada importante, nada de lo que he hecho tiene
el menor valor. Pero ¡cómo lo he hecho toda mi vida...!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Usted no da valor a la
cultura ¿verdad señor Pla?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Nada, nada. Para mí la
cultura es nefasta. No sirve para nada. Yo he visto cosas terribles entre la
gente que se llama culta. Prefiero el analfabetismo. Entre la gente analfabeta
y sin cultura hay muchas más personas bondadosas, hospitalarias, generosas, sinceras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«<i>QUIEN ESCRIBE
UNA CARTA ES CAPAZ DE ESCRIBIR UN LIBRO</i>»<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Para un escritor, ¿qué
importa más: las vivencias, la imaginación o la técnica?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La experiencia es
importante. Uno ve lo que sucede a su alrededor, ve como se mueven las gentes,
aunque también la imaginación juega un papel importante a la hora de escribir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Es difícil escribir
bien? ¿O hacer cualquier cosa bien es lo difícil?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La gente no escribe más
porque cree que es más difícil de lo que es. ¿Usted no es capaz de escribir una
carta? Pues si es capaz de escribir una carta también lo será de escribir un
libro. Hay que escribir con naturalidad, describir lo que se está viendo. Lo
importante es saber colocar adecuadamente las partes gramaticales en cada
frase. Luego, claro, está el genio del lenguaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Entonces debe ser que
ahora se escriben pocas cartas y mal...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Ah! Está claro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Le ha compensado el
trabajo que ha hecho y el esfuerzo que ha realizado?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Cá! en absoluto. El
esfuerzo es mucho mayor que lo que se obtiene.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué es tan escéptico,
señor Pla? ¿acaso ha tenido muchas decepciones?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué otra cosa es la
vida que decepción?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Nunca ha tenido
ilusiones ni siquiera en su juventud?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Jamás. Nunca he tenido
ilusión por nada, pero tampoco la he necesitado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Tampoco ha sido feliz?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Ah! no. Tampoco, aunque
eso no me ha preocupado lo más mínimo. He vivido, vivo aún y es suficiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿No cree que toda la
inquietud de la gente está en ir en pos de la felicidad que no logran
conseguir?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Eso lo harán los demás,
yo no. A mí no me interesa nada, porque nada considero trascendental ni
importante. Creo que los seres humanos, mujeres y hombres, somos como insectos
en la inmensidad del Cosmos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Ay! señor Pla. Me
parece que le he encontrado hoy en «una hora baja» ... ¿Cómo es posible que no
le interese nada? Algo tendrá importancia para usted en la vida algo le gustará
hacer...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Si... contemplar el
paisaje. Observar la naturaleza, andar, leer, escribir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Alguna vez habrá ansiado
algo más...<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Si, entender a los hombres
y las mujeres que me han rodeado. pero no lo he conseguido nunca. No he
entendido ni entiendo nada<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué no se ha
casado, señor Pla?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Porque no he tenido
tiempo —<i>contesta tajante</i>—. Yo nunca he tenido tiempo de nada, no he
hecho más que trabajar. Además a mí siempre me han gustado las mujeres un poco
escandalosas y eso del matrimonio parece una cosa muy seria ¿no? ¿Usted que
cree?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Que sí señor, que muy
seria. ¿Y no se ha enamorado nunca?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Nunca, nunca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y no ha echado de menos
una mujer y unos hijos?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No, jamás. Eso no está
hecho para mí. Prefiero estar solo. Todo eso es demasiado complejo y a mí me
causa mucho respeto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">LOS ESCRITORES
CATALANES SUELEN SER PEREZOSOS<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Sin embargo Josep Pla,
cuando habla así se remueve en su silla y su semblante se tiñe de una cierta
melancolía. Quizá ahora, en el ocaso de su vida, piensa que no es buena la
soledad, y, no obstante, se aferra a ella como algo ideal. Es posible que se
haya acostumbrado de una manera amable a la nostalgia, o es posible que no la haya
sentido nunca ¡quién sabe! Lo que es evidente es que Pla no ha perdido ni un
ápice de su honda timidez, seguramente por eso sigue sonriendo como un niño a
sus setenta y ocho años<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué ese afán por la
soledad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Porque la soledad
equivalí a la libertad. Yo siempre hí procurado ser y estar libre, he sido lo
único que he deseado Y porque me gusta la soledad He sido sociable, pero sin embargo,
la vida social me parecí que no tiene ningún sentido que está vacía. ¿Usted me en
tiende?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Si señor, ya lo creo que
le entiendo... Y ahora dígame, señor Pla ¿Qué obra de las que ha leído le ha
impresionado o le ha influido más?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Sin pensarlo ni un
instante me espeta tajante: </span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«Las Guerras del
Peloponeso».<i><o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué escritor de lengua
castellana prefiere?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Varios, pero especialmente
siento admiración por Pío Baroja<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Y de lengua catalana?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Digamos que Salvador Espríu.
Hay otros, pero si no los nombro a todos, los demás se enfadan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿En qué proporción ha
escrito y ha leído usted en su vida?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—He leído muchísimo más.
Como duermo muy poco, el tiempo del sueño lo dedico a leer y, cuando me canso
de trabajar, también.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cuánto debiera leer
cada persona?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Si cada persona leyese
200 libros y asimilase el contenido, tendría conocimiento no para una vida, sino
para diez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué le falta a la
literatura catalana?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Que los hombres que la
cultivan expriman más sus ideas. El catalán tiene fama de trabajador, pero eso
ocurre cuando tiene una empresa o un comercio, pero el escritor catalán suele
ser gandul.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Le interesa la
política?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Muy poco —<i>dice con
aire despectivo.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pues el año pasado me
dijo usted que era lo único que le interesaba.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Sí. mire, pues ahora
cada vez me va interesando menos. Yo aquí metido apenas me entero de nada de lo
que sucede por ahí fuera. Y estoy más tranquilo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cuál es su ideología?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Soy un burgués
conservador y prefiero una política pragmática.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué conservador?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Porque en un país que se
ha perdido lo mejor, no se puede ser otra cosa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo ve nuestro futuro
político?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pienso que el que crea
que el capitalismo es capaz de comprar el socialismo, está completamente
equivocado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cree que las cosas se
resolverán?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No sé, no sé, la gente
parece que está muy disgustada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Usted es partidario de
la violencia?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Nunca. Soy totalmente
enemigo de la violencia. No conduce a ninguna parte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué opina de la
evolución y el progreso?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Qué progreso? Si no
hemos progresado nada, nada... sólo hemos hecho que «regresar».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Hasta incluso ahora se
escribe peor que antes ¿no?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¡Ahí claro,
naturalmente, mucho peor. Hoy no se escribe nada importante: Hoy todo se
complica, y es por aquello que le decía antes de la cultura, que no ha hecho
más que estropearlo todo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿El escritor nace o se
hace?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Yo creo que nace. No hay
mejores escritores porque la gente no lo intenta. Eh, que me entiende.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(¡Qué gracioso es don
Josep Pla, con su latiguillo constante del «eh, que me entiende», traducción
inconsciente del «he! que m'entend» catalán).<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><u><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«<i>SI A DIOS NOS
LO IMAGINAMOS ES PORQUE EXISTE</i>»<o:p></o:p></span></u></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Tiene usted creencias
religiosas señor Pla?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Hasta ahora no, pero
quizás después las tenga.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Piensa en Dios alguna
vez?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Según San Anselmo,
existe todo lo imaginable. Si a Dios nos lo imaginamos es que existe. Y yo pienso
en todo lo que existe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cómo es usted, de
verdad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Muy tímido; por lo menos
lo fui. Con un miedo tremendo al ridículo, débil de carácter, lento, nada
práctico, no sé si algo idealista. Y me he pasado la vida haciendo favores a
los demás. Pero sobre todo soy muy serio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Pesimista?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Pesimista u optimista
según la climatología. Eso siempre se es en función del di a que hace...—
contesta sonriendo maliciosamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Tiene usted un espíritu
muy localista verdad?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—A pesar de haber nacido
en el Ampurdán, me siento muy europeo. Me gustaría trasladar esta casa a Europa
y vivir allí. Italia, el Sur de Francia...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Por qué?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Probablemente porque
allí las cosas están más consolidadas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cree en la bondad de la
gente?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Según de que gente. De
la sencilla, de la que apenas sabe nada, sí; de la otra no, porque es hipócrita
y poco sincera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Cuál cree que es el
mayor pecado de los españoles?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—Quizá la crueldad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Existe la inteligencia?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No; no creo que haya
personas inteligentes y otras que no lo son. Eso que llaman inteligencia no es
más que una ambición. Además, la inteligencia la inventaron los griegos...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Si volviese a nacer sería
también escritor?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No, ¡«<i>quiá</i>»!
Seria notario porque no trabajaría y ganaría mucho dinero —contesta sonriendo
con aire de complicidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Le gusta a usted la
música?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—La mala, sí; porque la
buena me parece demasiado erótica...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—¿Le parece injusto
envejecer?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">—No, de ninguna manera.
Me parece absolutamente normal. Los jóvenes quieren gobernarlo todo y hay que
dejarles. Lo malo de ser viejo, ¿sabes qué es?, que siempre tiene uno frio...
Claro que como yo duermo siempre con una manta eléctrica...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay como un atisbo de
pena en sus palabras, pero en seguida surge su enorme sentido del humor.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pla no se doblega
fácilmente. «</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Si lloras porque has perdido el sol...<i>»<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Uno no acabaría de hablar
con Josep Pla. Hay que verle apurar su taza de café; hay que verle liar sus
delgadísimos cigarros de hebra; hay que verle fruncir el ceño y contraer sus
labios anchos y expresivos con una respiración algo entrecortada y cansina; hay
que verle sonreír formando casi una línea oblicua con sus ojillos oscuros y
profundos; hay que oírle decir verdades «a puño» con una mezcla de sorna y
seriedad imperturbables para conocer algo de su enorme dimensión humana, Josep
Pla, uno de los mejores escritores de la lengua catalana. Quizá, el mejor
prosista. Un hombre que conoce el mundo, la vida, los seres humanos, como
nadie, y que, sin embargo, ha escogido la soledad.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Mary MERIDA<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-74306789415462052602022-01-03T05:39:00.016+01:002022-01-03T06:33:33.812+01:00"El humor en la literatura española" de Wenceslao Fernández Flórez (Discurso de ingreso en la Real Academia Española, 14 de mayo de 1945)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-Ka9-hq6gPTQ/YdJ8yODkpEI/AAAAAAAAEU0/zF0EaTePb-4JqhDNt1YPDpea3gKg1t0uwCNcBGAsYHQ/image.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="295" data-original-width="770" height="246" src="https://lh3.googleusercontent.com/-Ka9-hq6gPTQ/YdJ8yODkpEI/AAAAAAAAEU0/zF0EaTePb-4JqhDNt1YPDpea3gKg1t0uwCNcBGAsYHQ/w640-h246/image.png" width="640" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">EL
HUMOR EN LA LITERATURA ESPAÑOLA<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">DISCURSO
LEIDO ANTE LA<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">REAL
ACADEMIA ESPAÑOLA<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">EN
LA RECEPCIÒN<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">DEL<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">EXCMO.
</span><span lang="PT" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: PT;">SR. D. WENCESLAO FERNANDEZ FLOREZ<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">EL
DIA 14 DE MAYO DE 1945<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">SEÑORES ACADÉMICOS:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Yo no sé a qué podría
compararse acertadamente la labor de la Academia Española; pero alguna vez,
presenciando el trabajo de sus miembros alrededor de la enorme mesa elíptica,
he pensado en algo así como el taller de un lapidario. El lapidario prende una gema;
se trata apenas de un cristalito, de una cosita menuda que parece destinada a
perderse con facilidad, que el profano no aprecia exactamente en su estado
primitivo, ni sabe con seguridad cómo nació ni dónde fue encontrada. Hombres
expertos la tallan, la pulen, la avaloran, la combinan con piedras de otro
color, la engarzan, y una joya de deslumbradores destellos, de irresistible
belleza, nos produce el éxtasis de lo magnífico. Así, el señor Secretario
inclina la pinza de sus lentes sobre la papeleta doble —como la piedra en el
panal de algodón— duerme la palabra que hay que examinar para aprobarla o
pulirle un canto o reprocharle un «jardín» o desecharla por defectuosa. Es una
palabra suelta, un breve sonido, casi nada: tan poca cosa, que no consume un
aliento. Pero aquellos doctísimos varones, que conocen las fuentes y la
tradición del idioma, la abren, la despliegan, la agigantan, extraen de ella
usos, significados, empleos remotos, parentescos eruditos, razones de deformación;
la muestran etimológicamente desprendida de otro lenguaje que ya hace muchos siglos
que no mueve los labios de los hombres o engarzada en frases de escritores
ilustres que le prestan autoridad. Al contacto de la varita mágica de su
ciencia, se repite ante nuestros ojos la fábula del hada que convierte un ratón
en un corcel, un a nuez en una carroza, una arena en una montaña. «¡Cuánto
encierra una palabra!», nos decimos entonces, como el profano al que se le hace
ver una gota de agua al microscopio. Y consideramos la muchedumbre de
expresiones que constituyen una lengua como a las multitudes que forman un pueblo,
que pueden desgranarse en individuos, cada uno con su historia, con su
abolengo, con su función relacionada, con su clase social; la palabra culta,
infrecuente, que apenas se deja oír, como un sabio que habla tan sólo para los
sabios; la palabra harapienta, mal vestida, a la que no se deja pasar el umbral
de las dicciones correctas; aquella otra recién nacida a la que todo el mundo
culpa de neologismo o barbarismo, y que espera, obstinada, a que le den la razón,
a la manera de esos hombres que tienen fe en la misión que se proponen y que
aguardan, entre burlas, la hora del triunfo; y las que son todo dinamismo,
acción, capaces de impregnar con su sustancia a las demás que las siguen, como
los verbos, y las que —como los mozos que empalman los vagones de un tren, como
los recaderos, los criados, los servidores ínfimos, pero precisos— bullen numerosamente,
coordinando, enganchando el tren de las palabras, dirigiendo la circulación
sintaxica: las preposiciones, las conjunciones, los artículos, los
pronombres...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Los poetas, los
novelistas, los que utilizamos el idioma como un medio de crear belleza, nos
quedamos un poco admirados de ver cobrar esta vida tumultuosa y complicada,
propia y vigorosa, a la materia que manejamos un poco inconscientemente, porque
en nuestro trato con la expresión verbal hay casi siempre y más que nada la espontaneidad
de la inspiración, que no tiene mucho contacto con la reflexión científica y
con la erudición; y el lenguaje mana como una fuente de la que nos interesa la
transparencia del chorro y la música con que bate en la taza y la irisación de
las gotas, sin que nos propongamos analizar la composición de las aguas ni su
pureza bacteriológica. Grandes escritores hubo, y hay, probablemente, a los que
se pondría en un aprieto si se les exigiese hacer el examen gramatical de
cualquiera de los bellos trozos que han compuesto. Y, sin embargo, ellos más
que nadie hacen el idioma y suministran los ejemplos con que otros hombres
forjan la ley del habla; porque el Espíritu Santo de la Belleza descendió hasta
ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Queda con esto
transparente que aludo a los dos grupos en que bien se pueden diferenciar las
personas reunidas en la Academia: el de aquellas que poseen la ciencia y el de
aquellas que poseen el arte del lenguaje, sin que esto quiera decir, naturalmente,
que me refiera a una exclusión, sino a un predominio de aptitudes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ilustre entre los
ilustres varones que conocen lo que pudiéramos llamar el alma y el cuerpo de
las palabras fue don José Alemany Bolufer, de inextinguible recuerdo en la
Academia y a quien yo sucedo, no en merecimientos, sino en el puesto a vuestro
lado. Don José Alemany fue un asombroso caso de vocación y de perseverancia servidas
por excepcionales condiciones de inteligencia. Su pasión fue el estudio y supo
pasar por encima de todas las dificultades que parecía oponerle el destino, que
al sujetarle en los primeros años al trabajo en las fértiles tierras de Cullera,
donde nació y donde ya sus padres se dedicaban a las faenas agrícolas, no
dejaba vislumbrar la sospecha de que España pudiese contar en aquel mozo con un
cultísimo conocedor de exóticas literaturas, traductor, crítico y comentarista
de excepcional valía y autoridad considerable y considerada en la lengua
patria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Don José Alemany se forjó
a sí mismo y de admirable manera. Su vida, desde la cuna al sepulcro, fue un
tenso afán de saber, que sirvió para que muchos aprendiesen. Apenas
adolescente, aprovechaba las horas que le dejaba libre una labor fatigosa para
procurarse, sin otro auxilio que el de su voluntad, la instrucción primaria, y después
el Bachillerato, donde los premios que consigue le permiten continuar más
llevaderamente sus estudios. La vida, con sus complicaciones y deberes —que él
no desatendió nunca—, parece pasar a un lado y otro de don José Alemany como el
paisaje a un lado y otro del tren que no se supedita a sus dulzuras ni a sus
rudezas, sino a seguir el camino trazado por los carriles hasta alcanzar la
estación de término. Así, mientras se ocupa en la labranza, estudia, y mientras
sirve al Rey, estudia; y cuando se presenta a recoger los premios obtenidos en
la Licenciatura de Filosofía y Letras —con matrícula de honor en todas las
asignaturas— en la inauguración de un curso académico en Barcelona, lleva aún
puesto su uniforme de soldado. Y estudia para revalidarse de Doctor, y estudia
para perfeccionarse en el griego —disciplina de la que poco más tarde había de
ser catedrático— y se abisma en el difícil conocimiento de la lengua y de la
literatura sánscritas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Su personalidad como
helenista y orientalista se impuso a la admiración de sus contemporáneos y
perdura en su obra después de él. Le debemos traducciones encomiables del
sánscrito, entre las que figuran el <i>Hitopadeza</i>, el «Libro de las leyes
de Manú» y cinco series de cuentos ; un cotejo de la antigua versión castellana
de «Calila e Dimna», con el original árabe ; «La Geografía de la Península Ibérica
en los textos de los escritores árabes»; la traducción de «Las siete tragedias
de Sófocles» ; doctos ensayos acerca de la Lengua castellana, de la aria, del
vasco y trabajos históricos y geográficos cuya enumeración cuantiosa
prolongaría excesivamente estas páginas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Sus merecimientos le
llevaron a ocupar cargos importantes. Fue Consejero de Instrucción Pública,
Delegado regio de primera enseñanza de Madrid, Decano de la Facultad de
Filosofía y Letras, Académico de número de las Reales Academias Española y de
la Historia y Correspondiente de otras muchas entidades literarias y
científicas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nació en el año 1866 y en
el 1934 se apagó con la vida el claro entendimiento del que fue un buen
cristiano, escritor insigne y español que dio lustre a su patria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En la primavera del 1936,
cuando preparaba mi discurso de ingreso, era a estos hombres eruditos, como
Alemany, a los que se refería la preocupación de mi esfuerzo. El tono crítico y
doctoral de la Academia se imponía a mi espíritu, e iba refrescando lecturas, compilando
datos y recogiendo citas para ofrecer a mis ilustres compañeros una labor de
perfecto gusto circunstancial. Había reunido muchas frases que otros hombres
escribieron acerca del humor, y copiado trances y escenas que convenían a la
tesis que me era simpática. Aquel sólido discurso, con su entramado de
pareceres ajenos, fue únicamente pronunciado por la boca de la chimenea de mi
casa en la quema que me aconsejó el temor a los peligros revolucionarios. Si
acaso debe considerársele como luminoso, es porque ardió entre todos mis
papeles en un fogón, y mis preciadas notas, convertidas en pavesas, no
consiguieron más que sembrar una pequeñita alarma entre mis vecinos,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¡Ay, señores míos, del
hombre que no medita sobre los sucesos, aunque sean de insignificante
apariencia, que van formando su vida! En más tengo yo al que locamente aspira a
leer algo en los posos de una taza de té que a los millones y millones de
hombres que, antes de Newton, no se preguntaron por qué caía la manzana del
árbol. Y al cavilar sobre la ruina de mis apuntaciones descubrí que el destino
no había hecho sino despojarme de un traje que no era mío y con el que yo
proyectaba pasearme entre los pavos reales, disfrazado de erudito, cuando nunca
lo fui. Castigo a una soberbia que no estaba más que en la apariencia, porque
es la verdad que no intentaba nada que no fuese hablaros en el tono en que sois
maestros. Pero luego pensé que puesto que fue a mí a quien hicisteis el honor de
ofrecer un asiento entre vosotros, muy bien podría perdonárseme el pergeñar un discurso
en el que jugasen tan sólo mis propias ideas y mis observaciones propias, sin
acarreo de nombres extraños ni de frases cortadas de los más suntuosos jardines
de la inteligencia, que si en ello hay de cierto más peligro para mí, sé que el
presentarme sin muletas ni afeites aumentará en vosotros esa indulgencia y
hasta esa simpatía que reclama, casi siempre con buen éxito, la naturalidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y bien necesito yo, en
efecto, mirar dentro de mí mismo para ver qué cosa es esa del humor, cuando de
fuera me vienen tantas estimaciones diferentes, tantas apreciaciones
encontradas y la impresión de tantos sentimientos despertados por él, que van
desde el agrado hasta la misma cólera. Pocos hombres habrá que, como yo, hayan
reunido una tan amplia colección de opiniones acerca de ese tema, en mi
dilatada vida de escritor, y el extracto de ellas no deja sino motivos de
intranquilidad y graves cavilaciones para la conciencia, porque, agrupándolas
por afinidad de matices y dejando a un lado lo excepcional, puede decirse que
tales opiniones se dividen entre nosotros en dos grandes corrientes: la que
sigue el cauce del menosprecio y la que sigue el cauce de la irritación. Si
quisiera expresar con un ejemplo lo que el humor viene a ser para nuestra
interpretación vulgar, tendría que esquematizarlo en la casita de caramelo
donde vivía el ogro de un cuento de niños. Mucha gente, la que posee un
espíritu más infantil, se acerca a las paredes con la lengua fuera, las lame,
las encuentra dulces y amables y se va, sin detenerse a investigar qué ser
grave, bondadoso o terrible habita entre ellas. Otras personas, de espíritu
barbudo —aporque existe una especial solemnidad que hace nacer barbas en el
alma—, divisan al ogro desde luego, pero se separan de su casa reprochándole
que un personaje tan trascendental haya incurrido en la falta de seriedad de
hacerse una mansión de caramelo. Los unos saborean lo exterior, las paredes, e
ignoran al ogro; los otros conocen al ogro y le desdeñan por sus paredes. Los
primeros son los que, después de leer las páginas de un humorista, le felicitan
protectoramente con unas palmaditas en los hombros, asegurándole que «aquella
cosita que conocen de él les ha hecho pasar un buen rato», con lo cual el
escritor se encuentra súbitamente anegado en futileza y tan descontento de su
insignificancia como si se dedicase a tallar huesos de aceituna. Los segundos
son los que braman que los asuntos serios no han de ser tratados sino con seriedad,
y entonces el humorista siente esa sutil vergüenza que conocen el banquero
sorprendido en un «cabaret» y el profesor de química acusado de amar los trucos
de la prestidigitación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Para todo este inmenso
público, en el que entran doctos e ignaros, las fronteras del humor son
elásticas y difusas. Dentro de ellas mete, como en saco de trapero, los
productos más heterogéneos: los chistes, el sarcasmo, las payasadas, la ironía,
un libro de Quevedo y una «salida» de cualquier excéntrico de circo. Cree que
es humor cuanto le hace reír. Las mismas diversas acepciones que en nuestro
idioma tiene esa palabra, contribuyen a desorientarle. Las definiciones que se le
dan son de tal modo inconcretas, que es muy de notar que al humor suele
determinársele por imágenes entre las que acaso la más feliz sea la que lo
compara a la sonrisa de una desilusión. Pero, entre esta retórica, se ciega y
vacila la comprensión de un pueblo que necesitaría de fórmulas mucho más
precisas para determinar exactamente un fenómeno que no está en su esencia, que
no puede intuir por serle extraño.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Yo puedo decir de mí que
cuando escribí «Las siete columnas», «El secreto de Barba-Azul» o «El Malvado
Carabel», no fue mi propósito hacer reír a alguien, sino combatir ideas que me
parecían equivocadas. Cuanto más tiempo pasa, más me persuado de lo difícil que
es convencer a la gente de que el humor puede no ser solemne, pero es serio. Ya
un eminente crítico que tuvo asiento en esta Casa —don Eduardo Gómez de
Saquero— dijo al ocuparse de mis obras que mis lectores debían dividirse en dos
grupos: uno, numeroso, que buscaba en ellas la posible gracia aparente, y otro,
muy pequeño, que se detenía en el análisis de la intención, que él calificaba
bondadosamente de filosófica,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¿Qué es, en verdad, el
humor? La enorme cantidad de exégesis que le han dedicado críticos y filósofos
de todo el mundo destila la riqueza de sus matices y su importancia como
procedimiento capaz de tallar muy peculiarmente las ideas. Se le han buscado
hasta explicaciones fisiológicas. Alguien dijo: «Quizá sea una lesión del
cerebro que impone esa especial visión de las cosas.» Con lo cual no hizo más que
seguir esa forma materialista de interpretar el espíritu, de la que es fruto la
conocida frase que afirma que «el genio es una enfermedad». En todo caso habría
que convenir que tales lesiones son infrecuentes, porque el humorismo lo es y
sus producciones tan escasas, que hay países en cuya literatura no puede
encontrarse una sola obra merecedora de tal clasificación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A mi juicio, podrían
desentrañarse más fácilmente las características del humor si le enmarcamos en
esta definición un poco amplia, pero cuyas líneas iremos ciñendo después en un
análisis más detenido: el humor es, sencillamente, una posición ante la vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Bien sé que esto no es más
que el género próximo, y que la definición queda, por tanto, incompleta. Toda
obra del pensamiento implica una posición ante la vida. Pero las del literato
llevan un acento especial, un origen común e inevitable, que es el de estar
inspiradas más o menos secretamente por el descontento. Los hombres que
utilizan su imaginación en crear la fábula de un poema o de una novela son,
antes que nada, descontentos. Buscan con su fantasía lo que la realidad les
niega y se forjan un mundo a su antojo, abstrayéndose en él de tal manera que
les parece más verdadero que el real. Crean seres tristes para vengarse de sus
propias tristezas; suponen amores dichosos para indemnizarse de los que no
tienen... Si el protagonista de la novela descubre una mina de oro, es que el
autor ansia la riqueza; si idea el tipo de un bandido triunfante, es que dentro
va su ansia de castigar el poder ajeno... El descontento del novelista es estático,
soñador y perezoso; un descontento incapaz de acción, o por escepticismo o por
impotencia. Ningún hombre de acción escribe novelas. Ningún descubridor de
minas de oro ha escrito jamás novelas en que alguien descubriese minas de oro.
El novelista, el poeta, se cura de las molestias y las dificultades que el mundo
le ofrece creando dentro de sí otro mundo por el que se mueve más a su antojo y
que opone a aquél. Un ser perfectamente satisfecho no escribiría fábulas. Son
muestras de descontento en un escritor hasta; sus ditirambos, porque en una
égloga que canta la apacibilidad del campo hay una inspiración que mana del
hastío de las ciudades bulliciosas, y el elogio a la fidelidad de muchas
enamoradas nació de que así hubiese el poeta deseado que fuese la mujer que
sólo llevó amarguras a su vida. La novela es uno de los indicios del malestar
humano, de la infelicidad general. El día en que el mundo sea tan perfecto que exista
conformidad entre los deseos y los sucesos, nadie leerá novelas y, desde luego,
nadie las escribirá. Una novela es el escape de una angustia por la válvula de
la fantasía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Este núcleo de
descontento que hallamos en la obra de todo escritor de este tipo y como
condición esencial de la misma, no es vituperable, sino, al contrario, fuente
de los mayores bienes, porque no hubo progreso humano alguno que no se derivase
precisamente de una desconformidad, de un malestar, de una incomprensión, ya
que hasta en la simple busca de las verdades más puras, más alejadas de nuestras
necesidades físicas, hay el disgusto que causa la ignorancia. El dolor es el
que hace avanzar a los hombres para huir de él, que, no obstante, les sigue
como la sombra al cuerpo. Y es en la exquisita sensibilidad del artista donde
las miserias, los errores, los sufrimientos todos —los propios y los ajenos— abren
más crueles llagas y alcanzan los gemidos una resonancia mayor. Son ellos
precisamente los que se oponen con perennes bríos a la maldad, a la injusticia,
a la brutalidad, a la torpeza. Hay ocasiones en que el legislador, el
sociólogo, el gobernante, inclinan la frente para confesar: «No está bien, pero
es imposible corregirlo, porque se halla vinculado en nuestra naturaleza.» Y
cuando estos hombres ceden el paso al torrente de los instintos, de las
pasiones, de lo que parece irremediable y consustancial, allí donde claudican
resignadamente nuestras fuerzas, allí se obstina el poeta pretendiendo hacer
con su ideal un dique contra las debilidades. En el principio fue el Ensueño, y
la sociedad humana va marchando lentamente hacia aquello que ha determinado
antes la fantasía. Ese hombre inmóvil, absorto ante el escenario de sus
propias imaginaciones, incapaz de acción, es el que prepara los más decisivos cambios
en la vida de sus semejantes, y en él está el resorte de todas las mutaciones.
¿Qué hace mirando los colores del Poniente en la futileza de las nubes o
ensartando con cuidado escrupuloso las palabras de sus historietas o de sus
rimas? Hace nada menos que dar forma al mundo. Tras los sollozos que le
arranque nuestra miseria, vendrá el legislador a suavizarla; el paisaje que él
haya cantado se poblará de peregrinos que llevan los ojos que él les prestó; si
sueña en volar como las aves, generaciones de ingenieros trabajarán después sobre
aquel anhelo para realizarlo. Dickens modifica la justicia inglesa con sus
novelas. Ibsen, la condición de la mujer escandinava, con sus comedias; de las
obras de Bernardino de Saint Pierre fluyen los sentimientos antiesclavistas que
cristalizan piadosamente a principios del siglo XVIII; en vientos huracanados
de revolución se convierte el suave soplo que producen los lectores de Voltaire
y de Gorki y de Tolstoi, al volver las hojas de sus libros; amamos como
quisieron los poetas provenzales, y porque se han escrito escenas y aventuras
marítimas hay navegantes que gozan en extraña soledad la belleza de los
océanos. Don Quijote, movido por sus lecturas, es un exacto arquetipo humano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Si convenimos en que la
musa que más frecuentemente guía la pluma de un escritor es la de la desconformidad,
nos convendrá en seguida discernir qué reacciones son posibles ante el disgusto
de un descontento, y hallaremos que son únicamente tres, dos de las cuales
pueden ser estimadas como primarias o instintivas y la otra clasificada como
inteligente; aquéllas, enraizadas en lo más natural y espontáneo de nuestro
ser, y ésta, presentándose como fruto de una elaboración en la que interviene
con preferencia la facultad pensante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Las dos reacciones
primarias son la cólera y la tristeza, la imprecación y el llanto. Ante
cualquier fenómeno que nos perjudica o violenta o lastima, nuestro impulso es o
el de quejarnos o el de sublevarnos airadamente contra él, Y en estos límites
quedan encerradas dos inmensas parcelas de la literatura. En una de ellas el
descontento lleva el ceño fruncido, el mirar chispeante, la condenación en los
labios y el puñal en la diestra. Se detiene ante el pueblo oprimido y le grita:
«¡Revuélvete!», y ante el amador desdeñado aconseja: «¡Mátala!», y ante el
compendio de la maldad humana invoca el castigo de Dios, Es la literatura que
arranca los últimos harapos que mal encubren la miseria moral o material del
prójimo para mostrarla en forma que más ofenda y repugne. Es la que lleva al
arte las desesperaciones, los fracasos, el penoso jadear con que subimos la
cuesta de nuestra vida; la que dibuja las sombras que hay en ese abismo que
separa nuestros anhelos de la realidad; y la falacia de la amistad, y la
veleidad de los amores, y lo imperfecto de la justicia, y la impiedad de la
ambición, y el menosprecio de la inocencia. Enorme anaquel de todas nuestras
imperfecciones y de todas nuestras incapacidades. Es la literatura que arroja
al rostro del Destino la sangre de Romeo y Julieta, la ingratitud de las hijas
del Rey Lear, la fría palidez de Desdémona, y también los dolores de los
pequeños dramas de la vida vulgar; los del niño desamparado, los del hombre sin
dinero, los del amante alejado de su ideal por prejuicios sociales, los que
representan, en fin, una indescriptible balumba de motivos acongojantes, sin
que basten para excluir de esta clasificación los desenlaces optimistas, que
vienen, por el contrario, a representar un reproche más a los hados, y quizá el
de mayor energía, ya que con ellos el autor opone a la falta de equidad que
tantas veces embarulla ciegamente nuestras vidas, acarreando resultados
incongruentes, una lección de justicia, como si les dijese: «Así, y no de otro
modo, debiera ser.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En otra de estas
reacciones de desconformidad, la literatura se acoge al lamento. Busca la
compasión, se desmaya en un concepto fatalista, amortigua sus pesares
narrándolos y persigue la simpatía de las lágrimas de los demás. Una gran parte
de la poesía lírica es así de doliente, y así son muchísimas novelas —no por
eso menos geniales— en las que los grifos de la tristeza gotean ayes sobre
cuantas tribulaciones nos afligen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En cuanto a la tercera
reacción, es algo ya muy diferente. Cuando ni gemimos ni nos encolerizamos ante
lo que nos disgusta, no queda más que una actitud: la de la burla. Es esta una
posición desde la que no pretendemos matar al adversario, sino, en todo caso,
hacer que se suicide; ni aspiramos a contagiarle nuestras lágrimas, sino a que
sea la sonrisa la que se le pegue y le desarme. En este caso la impresión
hiriente no pasa tan sólo por el corazón para tomar en él bríos de protesta o
acentos aflictivos, sino que se deja macerar en el cerebro, de donde sale como
amansada; más pulida, más cortés y, sobre todo, más comprensiva.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Algunos temperamentos
literarios se inclinan a creer que una frase quedará clavada mucho más tiempo
en la atención, y tendrá, por tanto, más eficacia si se le pone la punta de
flecha de una sonrisa. La gracia es, sin duda alguna, un don artístico. Claro
que no basta por sí sola para formar un arte, y ésta es la equivocación en que
incurren muchos. Es un auxiliar, es un vehículo. Nos cautiva cuando lleva
dentro una idea, y se nos antoja pueril e inconsiderable cuando no persigue más
fines que los propios, presentándose en forma de expresión simplemente festiva,
con el afán, vacío, de hacernos reír. Así el chiste. Ya he dicho en alguna otra
ocasión que el chiste me parece el más próximo pariente de las cosquillas. Hay
ciertos resortes en nuestra alma —estudiados por muchos, y entre ellos, y muy
sabiamente, por Bergson— que obedecen a la mecánica del chiste y nos mueven a
reír. Pero esto nada vale. Las cosquillas pueden obligarnos también a
retorcemos en carcajadas estentóreas, y, sin embargo, cuando cesa el estímulo,
no se ha enriquecido nuestro espíritu con un pensamiento ni con una emoción.
Tal ocurre con el chiste. El chiste —que habitualmente consiste en un más o
menos feliz juego de palabras— está muy abajo en el subsuelo literario, y si le
aludo aquí es únicamente porque mucha gente aberrada le incluye en la categoría
del humor, y conviene la repulsa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pero la gracia abrillanta
las ideas, las adorna, las hace amar, las adhiere a la memoria, vierte sobre
ellas una luz que las vuelve más asequibles y claras. Y, al mismo tiempo que
las aguza, pone en esa punta un beleño que hace sus heridas mortales, cuando se
trata de lastimar. Ni el insulto, ni la súplica, ni la execración, ni los
suspiros tienen una fuerza semejante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Mas en esta estrecha
franja con que la burla cruza el cielo literario no existe homogeneidad. En la
burla hay varios matices, como en el arco iris. Hay el sarcasmo, de color más
sombrío, cuya risa es amarga y sale entre los dientes apretados; cólera tan fuerte,
que aún trae sabor a tal después del quimismo con que la transformó el
pensamiento. Hay la ironía, que tiene un ojo en serio y el otro en guiños, mientras
espolea el enjambre de sus avispas de oro. Y hay el humor. El tono más suave
del iris. Siempre un poco bondadoso, siempre un poco paternal. Sin acritud,
porque comprende. Sin crueldad, porque uno de sus componentes es la ternura. Y
si no es tierno ni es comprensivo, no es humor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El humor se coge del
brazo de la Vida, con una sonrisa un poco melancólica, quizá porque no confía
mucho en convencerla. Se coge del brazo de la vida y se esfuerza en llevarla
ante su espejo cóncavo o convexo, en el que las más solemnes actitudes se
deforman hasta un límite que no pueden conservar su seriedad. El humor no ignora
que la seriedad es el único puntal que sostiene muchas mentiras. Y juega a ser
travieso. Mira y hace mirar más allá de la superficie, rompe las cáscaras
magníficas, que sabe huecas; da un tirón a la buena capa que encubre el traje
malo. Nos representa lo que hay de desaforado y de incongruente en nuestras
acciones. A veces lleva su fantasía tan lejos que nos parece que sus personajes
no son humanos, sino muñecos creados por él para una farsa arbitraria; pero es
porque —como el caricaturista prescinde en sus líneas de los rasgos más
vulgares de una persona— él desdeña también lo que puede entorpecer o desdibujar
sus fines, y como el tema que más le preocupa no es precisamente eso que se
llama «pintar un carácter» o «desmenuzar una psicología», sino abarcar lo más
posible de la Humanidad, apela frecuentemente a fábulas de apariencia
inverosímil, en las que —como Swift en los <i>Viajes de Gulliver</i>—se pueden
condensar referencias a nuestros actos erróneos, sin mezclarlas con el fárrago
insignificante de una vida contada a la manera muy meticulosa y muy pasada de moda
de Paul Bourget.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El humor tiene la
elegancia de no gritar nunca, y también la de no prorrumpir en ayes. Pone
siempre un velo ante su dolor. Miréis sus ojos, y están húmedos, pero
mientras, sonríen sus labios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En el fondo no hay nada
más serio que el humor, porque puede decirse de él que está ya de vuelta de la
violencia y de la tristeza, y hasta tal punto es esto verdad, que si bien se
necesita para producirlo un temperamento especial, este temperamento no
fructifica en la mayoría de los casos hasta que le ayudan una experiencia y
una madurez. El poeta lírico, el dramaturgo, el simple narrador literario, el escritor
festivo pueden ser precoces. El humorista, no. Las primeras novelas de Bernard
Shaw no dejaban adivinar la modalidad que hizo famosos sus libros en el mundo
entero. Y como el ejemplo que conozco mejor es el mío propio, confío que no se
me cargará en cuenta de vanidad, sino en la de mi afán de robustecer la tesis,
el que me decida a apoyarme en él, no porque lo estime excepcional, sino, al contrario,
porque creo que la mía fue una evolución vulgar y corriente. Y así confesaré
que en la adolescencia —tan propensa a la melancolía—, cuando yo no tenía nada
que decir a mis semejantes, fui atacado por la manía de hacerles llorar, y
escribí varios años versos y prosas lacrimógenos a propósito de desengaños y
dolores que yo mismo inventaba. Me parece que la idea que formé entonces de la
gloria literaria consistía en tener ante mí a la Humanidad entera agitada por
sollozos convulsivos. Provocar una sonrisa me hubiese parecido entonces una
deshonra. Más tarde, cuando comencé a conocer el mundo, mi tentación se refería
a cogerle por las solapas y a asustarle con profecías terroríficas acerca de
las consecuencias de los malos pasos en que andaba. También entonces se me
antojaba inferior la risa. Yo lanzaba mis trenos y el mundo continuaba
impasible. Creo firmemente que es esta impasibilidad la que determina una
exteriorización del humor en quien la contempla. Podemos atisbar un indicio
luminoso en la conducta del que discrepa irresistiblemente de un retrato o de
una estatua concebidos con demasiada solemnidad. El discrepante padece con
aquel espectáculo y necesita hacer algo para corregirlo. ¿Qué decisión tomar? Es
inútil que le injurie o que pretenda convencerle de lo molesto de su
prosopopeya, porque el retrato o la estatua continuarán inmóviles en el mismo gesto
y en la misma actitud. Para romper la estatua no tiene fuerzas, y si rasga el
lienzo provocaría su propia desgracia. El furor de aquella discrepancia busca
entonces salida por la válvula de un recurso frecuente, y pinta unos ridículos
mostachos al retratado o encaja en la cabeza de la estatua un gorro de dormir,
y entonces la misma impasibilidad de una u otra figura revierte en contra de
ella y ya no es solemne, sino cómica, y su prestigio queda, al menos momentáneamente,
aniquilado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Obsérvese que este punto
de madurez que el humorismo requiere se relaciona no sólo con los escritores que
lo producen, sino con los pueblos y con la literatura de esos pueblos. Es
decir, que un pueblo joven o una literatura joven no dan frutos de humor. El
humor aparece cuando las naciones ya han vivido mucho y cuando en su literatura
hay muchos dramas, muchas tragedias y mucho lirismo; cuando el descontento ya
se exteriorizó con genialidad en cólera y en lágrimas, en sátiras y en
reproches.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hemos dicho que esta
posición ante la vida, que es el humor, precisa una experiencia, pero también
un temperamento que permita tan especial reacción. Y por razones fácilmente
analizables, ese temperamento no abunda. El número de escritores humoristas con
que cuenta la Humanidad es asombrosamente pequeño si se compara con el de
cualquier otra modalidad literaria, y quizá influya considerablemente en ello
el que es casi imposible imitarla, ya que consiste no en un estilo, sino en una
visión de los fenómenos tan peculiar que, como ya sabemos, hace que algunos se
crean autorizados a explicarla por una lesión o una anormalidad fisiológica. La
gracia es un don del que no se pueden hacer injertos, y menos cuando es
sustanciosa y digna. Hacer llorar será siempre más fácil que hacer sonreír. El
don de ponerse grave lo tiene cualquiera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay muchos hombres que
carecen del sentido del humor, y hay asimismo muchos pueblos que lo perciben
muy difícilmente o que, si lo perciben, no lo aman. Sería complicado pretender
ahora penetrar en las plurales razones de tal insuficiencia, pero nos basta para
el caso con saber que así ocurre. Una de las más viejas razas del mundo —la
céltica— es la que ha producido en mayor número y más estimables escritores
humoristas. Irlandeses fueron Swift y Chesterton, Bernard Shaw y Oscar Wilde,
en cuyas obras hay tan elegante y a veces tan enternecido humor. No desconozco
el cuidado con que debemos manejar en estos nuestros civilizados tiempos ese
concepto de las razas; pero por mucho que nuestra movilidad actual y las
superposiciones, mezclas o desplazamientos provocados a lo largo de los siglos
hayan modificado y desvirtuado los antiguos caracteres y la pureza ancestral,
el poso anímico persevera y siempre subsiste una impregnación de tipo
espiritual que, más que los aspectos exteriores, permite determinar los
contornos de un islote étnico. Hay, en efecto, razas o pueblos que tienen una
disposición o capacidad para el humor, como los hay que tienen una disposición
para el fatalismo, para la aventura o para lo bélico. Todas son actitudes ante
la vida, y vienen a caracterizar fuertemente su historia. Spengler afirma que
los revolucionarios no tienen nunca el sentido del humor, lo que vemos comprobado
en Inglaterra, que hizo una sola revolución de excesos inferiores a cualquier
otra, y en países donde el humor no grana y que se confían apresuradamente a la
violencia en cuanto les perturba una incomodidad. También dice Spengler que
todos los grandes conductores de hombres han poseído esa capacidad, y es, en
efecto, más que probable que en las alturas del mando sea preciso alcanzar muchas
veces a ver los hombres y las cosas, la imperfección, la ingratitud, la
deslealtad, la torpeza, al través de esa lente un poco bondadosa que, si bien
muestra la maldad claramente, la recomienda con su burla a la piedad de
nuestros corazones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Comprendo que, así como
cada uno de los escritores que reciben el honor de ser admitidos entre
vosotros, suele afirmar sus devociones disertando acerca de otros artistas
ilustres a los que es afín, que fueron como sus precedentes y dentro de cuya amplia
órbita gloriosa también se mueven ellos, yo estoy en el deber de tratar del
humor en la literatura española. El tema se me impuso imperiosamente desde que
pensé en trazar el discurso que es trámite obligado para la recepción. Durante
mucho tiempo yo fui el hombre que tenía el rótulo, pero que carecía de toda
posibilidad para hacer la obra. Disponía de un bello título («El humor en la
literatura castellana»), y padecía la seguridad de que era pretensión
desaforada componer bajo tal propósito nada menos que un discurso, porque es lo
cierto que en nuestra literatura el humor no ha hecho escuela ni presenta algo más
que manifestaciones discontinuas, esporádicas y escasísimas. No hay un panorama
de literatura humorística por el que discurrir, no hay esa fronda multicolor
que admiramos en nuestra poesía lírica y épica, ni esas cordilleras de ingenios
que nos recrean en el drama y en la tragedia, en el costumbrismo y en la
sátira, en tanta s novelas genialmente ceñudas y en tanta s novelas genialmente
sollozantes. No sentimos el humor, y hasta debemos decir sinceramente que nos
molesta, que nos inquieta, que tememos, sólo con verlo pasar a nuestro lado, que
manche o disminuya nuestra propia seriedad, de la que estamos enamorados y que
ponemos gran celo en vigilar porque nos parece que perder algo de ella es como
perder algo de nuestro honor. Y muchas veces, en efecto, cuando queremos
afirmar que alguien ha perdido su decencia, decimos que ha perdido su seriedad.
El concepto aparece suavizado, pero todos lo entendemos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El carácter castellano no
admite esa blandura que hay siempre en el humor. Fuerte, seco, rígido,
enamorado de las abstracciones, tiene un concepto trágico de la vida. Lleva el honor
como una armadura y tiene de Dios una idea tajante, estremecida y escueta.
Condena al hierro a quienes faltan a la ley humana, sin que la pasión atenúe la
culpa, y al fuego a los que se deslizan fuera de la ortodoxia, creyendo
interpretar una justicia que aparece así intransigente e implacable. Arma
contra la infiel la cólera del amante y aun la del marido que ya no ama, y
llora ante Dios en versos magníficos las miserias terrenas y el ansia de
comparecer ante su presencia enajenadora. En la exaltación de estos
sentimientos, la literatura castellana culmina magníficamente sobre las demás,
especialmente en lo místico, y da al asombro humano una copiosa lista de obras
inmortales en las que las pasiones chirrían como ascuas sobre la carne y donde
un destino ceñudo, escasamente piadoso, rige el ir y venir de seres hasta cuyas
almas ha concluido por filtrarse, a fuerza de vestirlas siglos y siglos, algo
del hierro de las armaduras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Obras geniales, pero
también un poco implacables, que trasudan severidad, que cotejan
intransigentemente nuestras acciones con las normas sociales convenidas. La
pasión se muestra en ellas ingente y fatal, haciendo rodar aludes incontenibles
por las laderas de los espíritus, torciendo existencias, tronchando destinos,
amedrentante, ejemplar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando la literatura
castellana se acerca al espectáculo de la vida, lleva ya un gesto grave; va
resuelta a cortejarlo con las grandes leyes humanas y divinas, dejando a un
lado esos móviles y esas razones de apariencia menuda, pero a veces tan
importantes en nuestro proceder.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Si utiliza la risa, la
empuña como un látigo. ¿Dónde encontrar humor en la novelística nacional, si
convenimos —como yo defiendo— que la ternura es el sentimiento indispensable, <i>sine
qua non</i>, que se ha de combinar con la gracia para lograr ese estilo? La
vulgaridad de los lectores nos remitirá a la picaresca. Pero en el collar de
joyas que puede formarse con las novelas de ese género no está hilvanada
ninguna de la que brote la dulce luz de la piedad, de la comprensión bondadosa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Se suscita la carcajada
no sólo contra el vicio, sino contra la desgracia. Por aquellas páginas,
cargadas ya de añeja gloria, pasan el hidalgo con su pobreza, el buscavidas con
su hambre, el pícaro con sus palizas, el marido engañado con sus cuernos..., y
detrás de ellos, como eco de sus pasos, como sombra de sus cuerpos, inclemente,
dura, sin calor cordial, va retumbando la carcajada, hostigándoles
despiadadamente desde el primer capítulo hasta la palabra «fin», sin que en un solo
momento el autor se conmueva con sus criaturas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Así en <i>Guzmán de
Alfarache</i>, así en esa traviesa sátira de ciertos aspectos de la vida
española del siglo XV:, que es <i>El Lazarillo de Tormes</i>, desde cuyo
tratado o capítulo primero al séptimo viaja el lector sin que su simpatía halle
donde detenerse, porque ni el ciego cruel, ni el clérigo avaro, ni el escudero
fanfarrón, ni el industrioso buldero, ni las propias malas artes de Lázaro le
dan asiento en ningún instante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Satíricos, que no
humoristas, son los gloriosos autores de la picaresca, y en vano se buscará en
ellos la esperanza de que, a lo menos, haya de mejorar lo que satirizan, porque
si las novelas picarescas tienen una peculiaridad común, es su pesimismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay un genial escritor
cuyo nombre simboliza para los españoles la gracia; don Francisco de Quevedo.
Político, filólogo, moralista, erudito, cierra contra la sandez, la ignorancia
y la maldad; pero su corazón parece estar ausente en esos combates en los que
tanta s proezas realiza su cerebro. «Más razonador que sentimental», dice de él
uno de sus críticos, y Julio Cejador define así su gracia: «Roja, chillona y
sin matices melindrosos; enteramente española.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La risa de Quevedo
muerde, acosa, despedaza, desatraílla jaurías de sarcasmos contra los vicios y
las flaquezas humanas; silba en el aire como la correa de un látigo. Nos
muestra, regocijada, a los hambrientos pupilos del dómine Cabra y nos incita a
la hilaridad ante el repugnante manteo, nevado de salivazos, de don Pablos, el
Buscón. Conoce el valor moral de los hechos, pero no se conmueve ante ellos, pese
a ser la Moral cristiana—toda amor—la inspiradora. Sus risotadas persiguen a
los muertos en la tumba —con las páginas magníficas de los «Sueños»—, los
levanta de ella inclementemente, y los precipita en el infierno, restallando en
sus espaldas. Y allá van escribanos y mercaderes, jueces y maestros de esgrima,
avaros, sastres, mujeres solteras y casadas, capeadores, poetas, filósofos,
judíos, médicos, taberneros, pasteleros, astrólogos, barberos, caballeros,
letrados, cómicos, alguaciles, sacristanes..., toda una humanidad pecadora,
precipitada, empujada hacia el báratro por la jocundidad de Quevedo, como el
mastín reúne y empuja el rebaño hacia el redil.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Parece inevitable
concluir de todo esto que en la literatura española no hay humor, sino
malhumor, Ya don Miguel de Unamuno habló de nuestro <i>malhumorismo</i>. Y a
esta tradición corresponde cierta visible indiferencia de la crítica hacia una
modalidad que le parece inferior nada más que por su extrañeza, y ante la cual
se coloca en una actitud de recelo inspirada en esa frase que repetimos siempre
que queremos afirmar nuestra dignidad: «De mí no se ríe nadie», con la que
expresamos nuestra medular gravedad, porque en la cumbre de nuestra
intransigencia está la risa. Nos pueden engañar, traicionar, empobrecer, herir,
atormentar..., pero no admitiremos la risa ni para corregirnos. A lo sumo,
toleramos la intrascendente gracia del bufón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Un argumento que se
maneja con gran frecuencia contra el humor, entre nosotros, es el de que no pasa
de ser una crítica negativa. Esto de la «critica negativa» resulta el más
cómodo de todos los refugios para los interesados en eludirla. Cuando se tacha
de negativa a una crítica se cree haberle sacado los dientes al león. Pero es
preciso preguntarse si existe alguna crítica negativa. Un novelista que ataque
las costumbres o los sentimientos de su época influye en su modificación aunque
no trace el nuevo camino que haya de seguirse, y también podíamos decir que en
la negación de un estado de cosas va implícita la afirmación del contrario, En
todo caso, es indudable que si se acordasen la legitimidad y conveniencia del
desdén para las críticas negativas, aumentaría angustiosamente la complicación
de nuestra vida, porque el zapatero al que acusamos de vendernos calzado torturador,
o el cocinero al que tachamos de darnos comida intragable, o el sastre al que
reprochamos los trajes incómodos, podrían encogerse de hombros para
contestarnos que, en verdad, tales reparos no dejaban de ser simples críticas negativas
y que no dialogarían con nosotros hasta que no hubiésemos expuesto nuestro
propio sistema de hacer zapatos o comidas o trajes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ocurre, sin embargo, un
fenómeno curioso. En medio de esta temperamental lejanía del humor, a pesar de
nuestra restringida capacidad para producirlo y del rubor que nos cuesta
confesar que alguna vez sucumbimos a su encanto, es en España donde se produce
la más asombrosa obra del humor. En la austera Castilla, que no ríe cuando
contempla la vida, se concibe y se escribe ese libro que sobresale entre todos
los libros. Cuantos hombres leen, en la diversidad de idiomas del mundo, lo
conocen. Su gloria se enciende con él y se extiende y aumenta con los siglos.
Jamás el humor fue llevado a semejante altura, ni abarcó tantas y tan
trascendentales cuestiones, ni, tampoco, sacudió con tan prolongada risa el
pecho de los humanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Es innecesario nombrar al
<i>Quijote</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El <i>Quijote</i> no
tiene precedentes y no tiene consecuentes; es una obra sin padres con los que
buscarle parecido y sin hijos en los que se confirme su fisonomía especial. En
la literatura española —desde este punto de vista del humor— es un inmenso
obelisco en una llanura. Y en la misma producción de Cervantes, es asimismo una
excepción. Ni antes ni después volvió a tallar una obra entera en el bloque de
gracia del humorismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Observemos cómo en el
Quijote se cumplen aquellos requisitos que faltan en las novelas picarescas
para ser tenidas como frutos del humor. Porque, tundido y asendereado, ya batan
en sus quijadas las <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>piedras de los
honderos, ya revuelva sus entrañas el bálsamo de Fierabrás, ya lo volteen las
aspas del molino o se deje burlar sobre el caballo de madera, nuestro amor le
acompaña siempre. Nos despedimos sin afecto del Lazarillo y llegamos a la
última página del Gran Tacaño sin que Pablillos haya conseguido nuestra simpatía.
Allí los dejamos, con sus truhanerías y sus ávidos gaznates, entre puñadas, zancadillas
y trampas, y aun pensamos que bien merecieron lo que les ocurrió. Pero cuando
el Caballero de la Blanca Luna desmonta a Quijano el Bueno —¡el Bueno! — y
pone con el vencimiento fin a sus aventuras, sentimos la melancolía de su
fracaso total. Riéndonos de él hemos aprendido a amarle y a comprender que, a
la vez, nos reíamos también de nosotros. Después ya no le olvidaremos jamás, y
de sus dichos y hechos haremos normas educativas. Y esto es así porque su
creador supo envolverlo en ternura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¿Cómo pudo producirse
esta excepción del <i>Quijote</i> en nuestras letras? Yo tengo mi opinión, y si
la expongo es porque me parece, cuando menos, merecedora de examen. En rigor,
ya quedó insinuada cuando recordé que hay razas y pueblos especialmente
capacitados para el humor, y que, entre aquéllas, la céltica fue la que produjo
más y muy famosos escritores que lo cultivaron. Pues bien, esa vieja sangre
regaba también el cerebro del Príncipe de los Ingenios. Sin que el señor
Fernández de Navarrete comenzase su «Vida de Cervantes», que va al frente de la
edición publicada por la Academia, diciendo: «La preclara y nobilísima estirpe
de los Cervantes, que desde Galicia se trasladó a Castilla», ya se podía
deducir su abolengo sin más que oír los apellidos, porque el de Saavedra es
puramente galaico y el de Cervantes está en la toponimia gallega.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Quiero aclarar que no es
que los gallegos intentemos alzamos con todas las glorias nacionales, desde don
Cristóbal hasta don Miguel, sino que apunto una explicación a lo que, en el
fondo, la necesita como fenómeno sin par, y aun pregunto si no la robustece el
hecho de que sea Galicia la región donde surgen más escritores humoristas. La gloria
de España, la Patria común, cuya inquebrantable unidad sentimos y servimos tan
ahincadamente, no sufre con esta apreciación menoscabo alguno.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Quienes creen que la
palabra <i>humor</i> es la expresión de un género literario característicamente
moderno se sorprenderán al enterarse de que ya aparece, aplicada por primera
vez a la literatura, en las retóricas renacentistas. Pedro Sáinz Rodríguez,
nuestro doctísimo compañero, lo descubre en su <i>Historia de la crítica
literaria</i>, y nada más grato y honroso para mí que ampararme en su
erudición, que en este caso refuerza mis propias teorías.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«Allí—dice el ilustre
polígrafo—aparece este vocablo, y precisamente un análisis penetrante del
sentido con que los retóricos lo aplicaron, puede servirnos para esclarecer y
disecar el contenido del concepto humor, expresión de uno de los más complejos
y aparentemente contradictorios fenómenos literarios... El uso indiscriminado
de las palabras ha involucrado lamentablemente con el humor los conceptos de satírico,
cómico, festivo y otros. Es en la etimología de la palabra y en el estudio de
su evolución donde se encuentra la raíz profunda del concepto humor y su
diferenciación básica de toda esa supuesta sinonimia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">» La palabra humor
aplicada a la literatura aparece por vez primera en las Retóricas de Minturno y
Scaligero, tomándola del vocabulario técnico de la medicina escolástica. Esta,
siguiendo a los autores clásicos, hacía consistir los diversos temperamentos en
una repartición variable de los <i>cuatro humores</i> del cuerpo humano. Si el equilibrio
se lograba, el temperamento era sano y perfecto (hygido), y según predominase
la sangre, la linfa, la bilis o el humor negro (atrabilis) los temperamentos
eran, respectivamente, sanguíneos, flemáticos, biliosos o melancólicos. Al cabo
de los siglos todavía perduran estas ideas en el lenguaje, aunque generalmente
se ignore su origen (<i>estoy de buen o mal humor, estoy de un humor negro</i>,
etc.). Precisamente de una evolución romántica de esta frase —<i>buen humor</i>,
sinónimo de <i>alegría</i>, de <i>regocijo</i>— nace la identificación confusa de <i>humor,
humorismo</i>, con <i>alegría, comicidad</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">» Los retóricos aludidos
acudieron a aquellos términos para fijar una ley unitaria en la composición de
la obra dramática, exigiendo que cada carácter permanezca constante durante la
acción conforme a su idiosincrasia fundamental en el temperamento. Humor es,
pues, aquí lo característico de la <i>personalidad</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">» En cincuenta años la
palabra <i>humor</i> pasa definitivamente de la medicina a la literatura. Así
la vemos en Shakespeare y en Ben Jonson. Uno de los compañeros de Falstaff,
llamado Nym, tiene constantemente en la boca la palabra humor. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aparece en el título de dos comedias de</span><span lang="EN-US" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: EN-US;"> Ben Jonson: <i>Every Man in his Humour</i> y <i>Every
Man out of his Humour</i>. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En el prefacio de esta segunda se lee
una de las primeras definiciones del humor: «Este término —dice— puede
aplicarse metafóricamente; cuando una cualidad particular se señorea del hombre
a tal punto que obliga a todos sus sentimientos, a sus facultades, a sus
energías a tomar una misma dirección, puede llamarse a esto, en justicia, un
humor.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Después de examinar estas
enseñanza s y las que extrae de sus lecturas de Richer y de Voltaire y otros
autores, el señor Sáinz Rodríguez concluye, con su claro criterio:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«Lo cierto es que al
través de toda esta evolución vemos que el humor es una reacción personal,
temperamental ante las cosas. Puede ser una boutade, algo que se salga del
juicio común y pacato sobre los hechos. Esta inesperada reacción puede producir
risa, aunque su característica es estar enunciada muy seriamente... De todo
esto se deduce que la actitud humorística supone una concepción personal del mundo
y de la vida; eso que los alemanes llaman <i>Weltanschauung</i>.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hegel explica en su <i>Estética</i>
cómo el autor interviene, con su interpretación personalísima en el humor. «El
humor —afirma— no se propone dejar un asunto desenvolverse de sí propio
conforme a su naturaleza esencial, organizarse, tomar así la forma artística
que le conviene. Como, por el contrario, es el artista mismo quien se introduce
en su asunto, su tarea consiste principalmente en rechazar todo lo que tiende a
obtener o que ya parece poseer un valor objetivo y una forma fija en el mundo
exterior, en eclipsarlo y en borrarlo por la potencia de sus ideas personales,
por relámpagos de imaginación e invenciones extrañas y chocantes.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta referencia de Hegel
a la imaginación me facilita un peldaño para ascender a otro plano del
discurso, sin abandonar el edificio de mis intenciones. Porque quiero decir que
la actual escasez de grandes novelas—pese a la creciente abundancia de
novelistas—no es reveladora de que la novela esté en crisis, sino de que está
en crisis la imaginación. Yo no sé si el hombre de hoy, acosado incesantemente
por inquietudes terribles, carece de tiempo y hasta de afición a soñar; pero es
lo cierto que en la inmensa mayoría de las novelas se nota que la fantasía hizo
inútiles esfuerzos para despertar. Esto explica que tantos escritores se
refugien en las biografías, tan numerosas como poco merecedoras de lectura, en
su mayor parte, y que revelan que el autor ha ido a buscar en la vida un héroe
que él no acierta a crear.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Quizá la más exacta razón
de este fenómeno es que el novelista vio huir de su propia mesa de trabajo, vio
deshacerse en humo, en niebla, en nada, los motivos principales de sus
lucubraciones; uno de ellos el que él mismo llamaba «el tema eterno»: el amor. ¿Cómo
pudo ocurrir eso? El amor inspiraba el noventa y nueve por ciento de las novelas;
había legiones de seres humanos que esperaban impacientemente a que surgiese un
nuevo libro en que se volviese a contar, cambiando los nombres, cómo Eulanito
se casaba con Eulanita después de luchar con mil oposiciones y dificultades. Y
un estremecimiento de asombro conmovía al mundo cuando cualquier insigne
escritor producía una de aquellas novelas llamadas psicológicas que revelaban
en sus decisiones más triviales y en sus pensamientos más minuciosos el alma de
una cantante del Real o de una Joven pensionista. Y he aquí que, con relativa
brusquedad, las novelas sentimentales caen en el desprecio o por lo menos en el
desinterés de la gente. ¿Qué ha sucedido? Ha sucedido que en la vida real el
amor se ha simplificado mediante un sencillo cambio de costumbres que permite a
cualquier hombre excusarse de leer trescientas páginas para saber cómo piensa y
cómo reacciona una mujer; porque aquella mujer, antes casi inasequible,
guardada por rejas, celosías y convencionalismos, se mezcla ahora en nuestra
vida con una frecuencia y una naturalidad sin precedentes, y la encontramos en
los salones de los grandes hoteles, en las oficinas públicas y en las
particulares, en los campos de deporte, en las Universidades, en el
periodismo...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Este cambio de las
costumbres, realizado de modo repentino, trajo como consecuencia inmediata un
cambio en el aprecio que solía hacerse de lo sentimental, y la novela que
manejaba ese tema ya no interesó, porque lo que busca nuestro espíritu en el
arte es lo extraordinario, lo inasequible, lo infrecuente: esa magia que él
posee para saciar nuestras ansias proteicas y permitirnos vivir muchas vidas
intensas, desligados momentáneamente de la vulgaridad. La crisis de esa clase
de asuntos se produjo en nuestros días, pero ya la habían previsto algunos
críticos de magnífica sensibilidad. La insigne condesa de Pardo Bazán escribió
hace años estas palabras en su obra <i>La poesía lírica en Francia</i>: «El
período en que el individuo fue asunto predilecto de la literatura, del arte,
de la filosofía, ha terminado... Esa plenitud de desarrollo del lirismo, desde
mediados del siglo XVIII acá, parece cosa cerrada, conclusa, agotados sus
brotes y secos su tronco y su raíz extensísima.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En efecto, la novela
soslayó el tema del amor, que fue curiosamente recogido por la Medicina, y dejó
al individuo por la colectividad a lo particular por lo social; se inclinó más
a inspirarse en las cuestiones que nos plantea el instinto de conservación que
en las que nos propone el de reproducción. El arranque de esta preferencia no
es de hoy, aunque sí de un ayer muy próximo y habrá que vincularlo en Dickens y
en los escritores rusos del siglo pasado. Pero el amplio desarrollo de la tendencia
se dio en nuestros días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hubo un cambio total de
personajes y de esquemas. Aquellas damiselas blasonadas que monopolizaban todas
las virtudes, aquellos caballeros que eran la encarnación de la arrogancia, del
valor, de la lealtad y del sacrificio, perdieron sus colores, su belleza, sus
dones, empalidecieron y, sombras al fin, extinguiéronse como sombras. Los castillos,
los palacios, los parques señoriales, escenarios de las tramas novelescas, se
transmutaron como las decoraciones de una comedia de magia. En su lugar
aparecieron buhardillas, casas de vecinos, talleres, y pululando entre ellos,
mujeres modestas, hombres mal vestidos, apellidos vulgares, conflictos que
hundían sus raíces en el sueldo y en el jornal. Los humildes irrumpieron en
masa en la literatura, avanzando desde aquel último término en que estaban, si
acaso, para ofrecerse como detalle en las proezas del caballero. El acervo de
simpatía de los antiguos personajes fue trasladado apresuradamente a los nuevos
y ellos disfrutaron de la nobleza de alma, de los sentimientos cristianos, de
la heroica capacidad de sacrificio, de la hermosura y de la razón. Aun
continuaron enhebrándose en la trama los ricos hombres de antaño, los donceles
hijosdalgo y las damiselas enterciopeladas; pero casi siempre para aceptar
papeles de malvados y servir de contraste.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nadie se atreverá a negar
la influencia de la literatura en la vida social. Ese ciclo durante el cual se
quiso substituir al poderoso egoísta, en la simpatía de la gente, con el
humilde enternecedor y enternecido, avanzó lo suficiente para que se puedan
conocer bien sus efectos. El novelista descubre que, por encima de su
situación, de su rango, de su hambre o de su hartura, de su opulencia o de su
miseria, el hombre es siempre eso: un hombre, y la bondad o la malicia no
reside en estratos. Así, la crueldad, el odio, cruzan sus fuegos de arriba
abajo y de abajo arriba, y para causarse daño los unos a los otros, los hombres
no necesitan más que una condición: la de poder producirlo con ninguno o con
escaso riesgo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Con esta convicción que
tristemente nos imponen los acontecimientos de nuestra época, la novela ya no
tiene fuerza para seguir por ese camino. Las intenciones sociales que
consciente o inconscientemente palpitan en toda obra de este tipo, se detienen
desorientadas. Un mundo agoniza ante ella, y aun no puede intuir cómo será el
mundo de mañana y cuáles son las palabras con que debe apresurarlo. Como siempre
ocurre en crisis parecidas, los escritores buscan un derivativo para esta
angustia en librar batallas por la forma; se asaltan los reductos de la vieja
métrica, se zurcen nuevas libreas para las imágenes, se alzan banderas para
combatir o defender el empleo del punto y coma... Todo ello está muy bien y no
seré yo quien lo censure; pero, en fin de cuentas, el problema de la expresión,
siendo importantísimo, no es el primordial. El secreto de la eterna juventud en
la forma literaria es la sencillez; y la sencillez no tiene reglas ni se
discute en congresos ni en camarillas. Un individuo no se vigoriza por cambiar de
traje. La literatura no se engrandece por modificar lo formal si, a la vez, no
embellece y renueva sus ideaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El mal característico de
la novela actual, en el mundo entero, está en la atrofia de la fantasía, y no
sabré decir si este mal se produjo por el desdén que contra ella predicó el
naturalismo o si el naturalismo fue ya una consecuencia de la escasez de
fantasía. Lo que sé es que ese don, en el que reside la facultad creadora, está
subestimado, así como se aprecia generalmente, entre nosotros, que el humor
está en los arrabales de la literatura y que suele ser producido por hombres que
cifran sus ansias en alegrar, sin otras consecuencias, los ocios de los demás.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Sin embargo, esa gracia
que zumba y revolotea y va y viene sobre las cuestiones más graves, sobre los
empeños más sesudos, sin que parezca compartir la carga de ninguno de ellos, ha
logrado triunfos trascendentales sobre las costumbres, sobre las leyes, sobre
las instituciones humanas. El <i>Quijote</i> influye en la vida nacional más
que cualquier otra obra de su genial autor, como Swift y Dickens en la de su
patria. Allí donde el ceño adusto nada logra, la sonrisa acierta a abrir un
camino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta ligereza con, que se
juzga a la gracia me hace pensar en otro grave error en que han incurrido los
hombres y que viene manteniéndose vivo durante años y años. Este error se
refiere a un insecto, pero no por eso pierde gravedad. Debemos perseguir la
injusticia allí donde se halle, sin preocuparnos de la categoría de quien la
padece. Hay un pequeño ser que ha sido calumniado en unos versos que alcanzaron
gran divulgación. Se trata de la fábula que todos conoceréis del caballo y la
avispa. Un caballo sube una empinada cuesta arrastrando una pesadísima carga.
Cierta avispa —en otra versión es una mosca— que vuela por aquellos lugares, se
siente conmovida por el rudo trabajo del cuadrúpedo y se decide a ayudarle.
Zumba en torno de él, le clava su aguijón, se eleva para medir el repecho, se
aleja y retorna, estimula al bruto, ora se burla de él, ora lo anima, lo
exaspera, lo irrita... Cuando alcanzan la altura, se posa la avispa en el arnés
y suspira: «¡Hemos llegado!»; y el caballo le contesta con reprobable ironía: «¡Gracias,
señor elefante!»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Este caballo no era más
que un pobre vanidoso y la avispa sabia mejor que él lo que había hecho. Su
runrún, su ir y venir, sus picotazos, la emulación de su actividad
aparentemente enloquecida, de algo sirvieron, sin duda alguna. El caballo no lo
creyó así porque no notó alivio alguno en el peso. El caballo querría—y bien
claro se aprecia en su respuesta—que la avispa se hubiese echado a la espalda parte
de la carga del carro. La avispa reveló mayor sensatez al no pretender ni por un
momento que el caballo volase.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tengo un profundo placer
en rehabilitar al maltratado insecto y ofrezco este juicio de revisión a
quienes opinan que el pensamiento tiene voz de bajo profundo y menosprecian el
alado esfuerzo civilizador de la gracia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando el humor se
debilita o desaparece pasa una sombra sobre la vida de los pueblos, porque es
él quien la interpreta y la corrige con más afable simpatía, y quien nos
sugiere las visiones con que encubrimos su fealdad, y hasta quien nos presta la
sonrisa con que afrontamos muchos dolores inevitables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ignoramos qué nos traerá
la literatura posterior a la guerra, pero si en ella sobrevive el humorismo
diremos que se ha salvado algo muy importante de la ternura humana, entre
tantos odios y tantas espantosas violencias ; diremos que, en medio de la
salvaje furia que trastornó y destruyó delicadas concepciones de la moral y del
arte, quedó flotando aún algo que representa siglos y siglos de experiencia, de
sufrimiento y de depuración de los espíritus; que por todo eso es el humorismo
patrimonio de razas viejas y de literaturas muy cocidas al fuego lento de la
Historia, cuando los hombres han llegado ya a descubrir que el contradictor en
cuyo pecho se clava una bala, resucita, pero si se atina a clavarle una certera
burla, no se levanta más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Y con esto, insisto otra
vez, no me refiero al simple buen humor, padre de un a hilaridad que no
necesita comprender nada, puesto que nada propone a la inteligencia, sino a
aquel del que dijo Carlyle, con palabras que cerrarán mejor que las mías este discurso:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">«El humor verdadero, el
humor de Cervantes o de Sterne, tiene su fuente en el corazón más que en la
cabeza. Diríase el bálsamo que un alma generosa derrama sobre los males de la
vida, y que sólo un noble espíritu tiene el don de conceder. El humor —añade el
gran filósofo— es, pues, compatible con los sentimientos más sublimes y
tiernos, o, por mejor decir, no podría existir sin tales sentimientos.»</span></p><p></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-60987839736284827232021-12-17T20:30:00.000+01:002021-12-17T20:30:05.773+01:00"Paisaje para después de la posmodernidad" de Andrés Ibáñez <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-hrYfN6uvdiQ/YbzkZgFXMcI/AAAAAAAAEUI/iLnrtg8VjSgKij8Uz4hYhlI8k7k6prPpQCNcBGAsYHQ/image.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="450" data-original-width="447" height="320" src="https://lh3.googleusercontent.com/-hrYfN6uvdiQ/YbzkZgFXMcI/AAAAAAAAEUI/iLnrtg8VjSgKij8Uz4hYhlI8k7k6prPpQCNcBGAsYHQ/w318-h320/image.png" width="318" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Si queremos pintar un
paisaje para después de la posmodernidad, la palabra clave debe ser ecología.
También simbiosis.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La ecología es el estudio
de los ecosistemas, pero una verdadera ecología debería integrar también las
ciudades, las máquinas, la cultura, el pensamiento y las creaciones de la
imaginación, porque todo es parte del ecosistema. Todo es real. Todo está vivo.
Todo interactúa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A lo largo del siglo XX
se produjo un fenómeno curioso: la ciencia, por un lado, y las ciencias
humanas, por otro, llegaron a la conclusión de que el pensamiento lineal y
mecanicista que heredamos del siglo XVII y XVIII resultaba insatisfactorio, y
que la realidad había que explicarla en términos de procesos y sistemas. Lo
fascinante es que la biología y la lingüística han llegado a las mismas conclusiones
sin saber la una lo que hacía la otra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A principios de siglo, la
publicación del <i>Curso de lingüística general</i> de Ferdinand de Saussure en
1916 creó una nueva forma de ver los fenómenos humanos que se llamó
estructuralismo. Saussure estudia el lenguaje como un sistema, un sistema de
signos, cuyos elementos adquieren su valor no de sus propiedades intrínsecas,
sino de sus relaciones con otros elementos. Ese año, 1916, señala, por tanto,
el final del pensamiento lineal y mecanicista. En los años treinta, los
lingüistas de la escuela de Praga aplicaron el estructuralismo de Saussure y su
distinción entre «lengua» y «habla» al sistema de los sonidos de una lengua, y se
creó la distinción entre fonología (el estudio del sistema) y fonética (la
realidad física de los sonidos de una lengua). Las relaciones entre los
elementos del sistema fonológico son, como lo serían luego los de los sistemas cibernéticos,
binarias: un elemento se define por sus respuestas sí/no a una serie de
parámetros. Más tarde, el estructuralismo se extendería con desigual fortuna a
la antropología, al estudio de la cultura, al análisis literario, a la
psicología, etcétera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Estudiar los fenómenos
humanos como estructuras o sistemas ha tenido un curioso efecto deshumanizador.
Porque los elementos de un sistema no son otra cosa que haces de relaciones. El
sistema no es una suma de elementos, sino una suma de relaciones entre
elementos. Los elementos de un sistema no son, en realidad, nada. El estructuralismo
y sus sucesivas encarnaciones, postestructuralismo, deconstrucción, etcétera,
describieron así un mundo sin presencia, un mundo que no era más que una serie
de redes y sistemas que interactúan entre sí. Este es el mundo posmoderno. Un
mundo sin presencia, sin yo, sin sujeto. Un mundo compuesto por sistemas que no
son en última instancia otra cosa que construcciones: construcciones sociales,
construcciones arbitrarias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El estudio de sistemas se
llamó en lingüística «estructuralismo». En la ciencia se llama, más
adecuadamente, «teoría de sistemas», y podemos remontar su origen a los tres
tomos de la <i>Tektología</i> de Alexander Bogdanov, aparecidos entre 1912 y
1917, las mismas fechas que la publicación del <i>Curso de lingüística general</i>
de Saussure. La «tektología» trata de la organización de «complejos», lo que
más tarde serían llamados «sistemas», que Bogdanov estudia y agrupa según sean
más o menos caóticos u ordenados. <i>La Teoría general de sistemas</i>, del
biólogo Bertalanffy, se publicó en otra fecha mítica para el estructuralismo:
1968. Bertalanffy comenzó sus investigaciones en los años veinte, y fue un
precursor de la cibernética, cuyo desarrollo comienza en los años cuarenta con
las famosas conferencias Macy de Nueva York. De la cibernética provienen los
conceptos de «retroalimentación» y «bucle de retroalimentación», que hacen
referencia a sistemas que se regulan a sí mismos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Otros conceptos
importantes aportados por la teoría científica de sistemas son: el de «red» y
«patrón», el de «autoorganización» de Walter Pitts y Warren McCulloch; las
«estructuras disipativas» de Ilya Prigogine, que postula que los sistemas se
ordenan cuando están al borde del caos, y el concepto de «autopoiesis» de
Humberto Maturana y Francisco Várela, cuya diferenciación entre «organización» (redes
de relaciones abstractas entre elementos) y «estructura» (la materialización
concreta de esas relaciones) es idéntica a la que hace el estructuralismo entre
«lengua» y «habla» o entre «fonología» y «fonética». «Autopoiesis» es la
capacidad que tienen los sistemas vivos de crearse a sí mismos o de crear
réplicas de sí mismos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todas estas ideas
preparan la aparición de la hipótesis Gaia de James Lovelock y Lynn Margulis,
que postula que la biosfera es un organismo autorregulador y autopoiésico o,
dicho de otra forma, más inexacta aunque mucho más espectacular, que la Tierra
es un ser vivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En realidad, las ciencias
puras y las humanidades estuvieron durante todo el siglo XX estudiando las mismas
cosas sin saberlo y sin comunicarse entre sí. Las dos elaboraron su propia
visión sistémica del mundo. Así, no es una casualidad que a la hora de analizar
las creaciones de la cultura posmoderna, los términos y conceptos elaborados
por la ciencia nos resulten a veces tan útiles, o incluso más, que los de las
ciencias humanas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por poner un ejemplo,
creo que los conceptos de «red» y «patrón», que provienen de la ciencia, son
los que mejor explican la novelística del escritor posmoderno por antonomasia,
Thomas Pynchon. Porque en las novelas de Pynchon los verdaderos personajes, las
verdaderas unidades narrativas, los verdaderos constituyentes del texto, tanto
sincrónica como diacrónicamente, no son ni los actantes, ni sus acciones, ni
tampoco ningún tipo de «motivación» psicológica, sino las «redes» y los
«patrones» que recorren el texto en todas direcciones, de una forma no lineal,
no psicológica y definitivamente autorreferencial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por poner otro ejemplo,
¿cómo no poner en relación la famosa «autorreferencialidad» de la literatura
posmoderna, su carácter «metaliterario», con las nociones de
«autorreferencialidad», «retroalimentación» o «autopoiesis» venidas de la
ciencia? Libros como <i>El gabinete del coleccionista</i> o <i>La desaparición</i>,
de Georges Perec, o <i>Si una noche de invierno un viajero</i>, de Italo
Calvino, el ejemplo supremo del libro que «se hace consciente de sí mismo», no
son otra cosa que sistemas autorreferenciales y autopoiéticos en los que operan
numerosos y complejos bucles de retroalimentación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sin embargo, existe una
diferencia radical entre el tipo de pensamiento sistémico desarrollado por la
ciencia y el desarrollado por las humanidades. El pensamiento sistémico de la
ciencia ha llegado hasta un nivel global y ecológico, mientras que el pensamiento
sistémico de las ciencias humanas se ha quedado atrapado en un mar de falsa
erudición, fárrago incomprensible y nihilismo ingenioso. El discurso literario
se ha convertido en post-literario y posthumanista y ha elaborado una poética
de la muerte y de la ausencia. La ciencia, más ingenua, más literal, se ha
tropezado con el ser vivo más grande y abarcador que existe: la biosfera, Gaia,
nuestro planeta. El discurso post-humanista describe la ausencia del sujeto,
los infinitos condicionamientos que intervienen en cada uno de nuestros actos.
La ciencia, más ingenua, se adentra con valentía en el estudio de la
conciencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pensemos, entonces, en la
posibilidad de una literatura que se mueva también en esas dos direcciones: en
la dirección del mundo externo, la ecología, el pensamiento holístico, la
simbiosis, y también en la dirección del mundo interior: el estudio y la
cartografía de la conciencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al principio decía que la
palabra clave era «ecología» y también «simbiosis». En realidad, las dos significan
lo mismo, pero yo prefiero usar la palabra simbiosis porque tiene menos
connotaciones. Simbiosis de sistemas vivos y de máquinas; simbiosis de
descripciones de la realidad; simbiosis de naturaleza y de técnica; de
objetividad e imaginación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">¿Es posible esta
literatura simbiótica? ¿Es posible una literatura integrada en una simbiosis de
máquinas, flores, ciudades, templos? ¿Es posible conciliar las palabras del poema
con las del manual científico, la del pájaro y la del ángel?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Es posible, pero sólo a
través de la imaginación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y aquí comienza la
verdadera tarea: comprender qué es la imaginación, cómo funciona, para qué
sirve. He aquí algunos apuntes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La literatura es un arte
de la imaginación y no de las palabras. La imaginación es una potencia de nuestra
psique distinta del intelecto y también un lenguaje distinto del lenguaje
articulado. Es un lenguaje específico, tan específico como el de las palabras o
como el de la ciencia. La literatura utiliza las palabras como soporte, pero su
verdadero idioma es la imaginación. (En realidad, ningún lenguaje puede
manifestarse en estado puro: todos los lenguajes aparecen como combinaciones de
lenguajes: hasta el de la música, que parece el más «puro».)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El lenguaje de la
imaginación se parece al de la ciencia en su capacidad sintética. El lenguaje
verbal procede por distinciones y conceptos. El de la ciencia, lenguaje
sintético, trabaja con cantidades. El de la imaginación, también lenguaje
sintético, utiliza semejanzas e imágenes. La teoría de Darwin no es más verdadera
que la historia de Adán y Eva. Ni más verdadera, ni menos: pertenece a otro
lenguaje. La teoría de Darwin, si es que es cierta, explica unos hechos que
tienen que ver con la evolución biológica, mientras que la historia de Adán y
Eva es una explicación mítica del origen de la conciencia y del funcionamiento del
cerebro y un mapa energético del ser humano. Los propios científicos tienen que
recurrir al lenguaje de la imaginación cuando quieren explicarse: ¿qué es la
noción de «agujero negro» más que una imagen de la imaginación, la creación de
un nuevo mito que ayuda a explicar, de forma sintética, lo que de otra manera
no sería más que un inextricable amasijo de fórmulas y ecuaciones?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sabemos mucho de la
ciencia y sabemos mucho del lenguaje, de la lógica, de la filosofía, porque
sabemos mucho del lado izquierdo del cerebro. Del lenguaje de la imaginación
sabemos poco. El carácter sospechoso que en nuestra civilización tienen la
magia o la espiritualidad han dejado reducida a la imaginación a una especie de
función decorativa. Vivimos en una imaginación degradada y de segunda clase.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Creo que nuestra tarea
consiste en integrar las diversas facetas de lo humano en una visión
polimórfica de la realidad, parecida a la de los ojos multifacéticos de las libélulas.
Los animales depredadores tienen los ojos situados enfrente para ver la presa.
Las vacas, los antílopes, los peces y los otros animales que son comidos,
tienen los ojos a los lados, para ver de dónde puede venir el cazador. Los
cazadores ven sólo lo que tienen delante, y los cazados ven todo menos lo que
tienen delante. Ha llegado el momento de que dejemos de mirar el mundo como
depredadores, de que dejemos de observar con apasionada intensidad un solo punto
preguntándonos si podemos o no comérnoslo. Algunos pensarán que esta propuesta
es muy estúpida. En efecto, sería verdaderamente estúpido ser un leopardo y
desear convertirse en una vaca. Lo que yo propongo es que nos convirtamos en
libélulas, cuyos ojos múltiples les permiten ver al mismo tiempo distintas
versiones de la realidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Propongo, para terminar,
una breve lista de obras de arte simbiótico. En casi todas ellas aparecen
combinados los cuatro elementos, el natural, cultural, psicológico y mecánico
o, por decirlo de otra forma, la naturaleza, la cultura, la mente y las
máquinas; o, por decirlo de otra forma, la realidad física, las creaciones
culturales, la realidad interior y las creaciones mecánicas: la flor, el libro,
el ángel y el ordenador.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un importante precedente
cinematográfico: <i>2001</i> de Kubrick-Clarke, donde la evolución de las
especies se relaciona con la presencia en nuestro planeta de máquinas extraterrestres,
y donde el tema de la máquina autoconsciente (el ordenador Hal 2000, que se
vuelve loco) se combina con el del viaje por el interior de la conciencia, y
las máquinas, la ciencia, y la exploración interior postulan un casi
inconcebible estado superior de la evolución.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Teatro: <i>The day before</i>,
de Robert Wilson, por ejemplo en la última escena, donde la máquina humana
(máquina de los recuerdos, cine) se combina con la naturaleza (imágenes del
mar), el ángel, que es quizá un ángel andrógino (además del texto sobre la
reunión de opuestos, Shiva y Shakti), el arte (el viejo actor de Chéjov, los
zapatos de Magritte), la historia (la bomba atómica), etcétera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Manga: <i>Ghost in the
Shell</i>, donde el sistema de información se hace autoconsciente y el cyborg,
el ser que es en parte humano y en parte máquina, descubre al ángel en el interior
de su conciencia a través de un éxtasis de conciencia ampliada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Artes visuales: el
«Jardín de televisiones», por citar sólo una obra de Nam June Paik, artista y
compositor coreano, donde la naturaleza y la máquina se unen en un jardín que
es ya lo que Lezama llamaba «sobrenaturaleza», lo que Lyotard llama la «segunda
corteza».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Literatura «infantil»: la
trilogía <i>Materia oscura</i>, de Philip Pullman, donde se combinan los
animales inteligentes (el país de los osos polares), con el clan de las brujas
del norte, la máquina inteligente (la «brújula dorada»), los ángeles, la física
cuántica, la antropología, la teoría de los universos paralelos, el
gnosticismo, etcétera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Literatura: <i>Masón
& Dixon</i>, de Thomas Pynchon, donde la máquina se hace humana (el pato
robot, el perro automático, los relojes que hablan, una máquina que es un país
en el proceso de hacerse autoconsciente), y donde la ciencia de los topógrafos
se une con la magia de los indios americanos y las voces de los habitantes del
interior de la tierra (la voz de Gaia).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ciencia-ficción: <i>Vurt</i>,
donde Jeff Noon crea un mundo compuesto a partes iguales por la opresiva
tecnología propia del ciberpunk, los sueños (el universo onírico de Vurt, que
crea una realidad paralela), y donde hay seres humanos que son mitad animales
(los perros hombres), mitad espíritus (las sombras), mitad muertos (los
zombies), mitad máquinas (los robots), además de seres humanos «puros», los más
raros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A esta lista apresurada y
provisional me gustaría añadir también <i>El mundo en la Era de Varick</i>, de
Andrés Ibáñez, una novela muy mal comprendida y donde se combinan la reflexión
sobre el lenguaje (las «indeterminaciones»), la teoría de los universos
alternativos (el «planeta análogo»), la búsqueda espiritual (la historia del
monasterio perdido), la ecología (el propio Varick como metáfora de la voz de
Gaia), la era de la comunicación (el Centro Internacional de Transmisiones que
canaliza los mensajes de Varick), la imaginación como «realidad segunda»,
etcétera. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Andrés Ibáñez, "Paisaje para después de
la posmodernidad" (Eduardo Becerra, coord.), <i>Desafíos de la ficción</i>,
Alicante, Universidad de Alicante, 2002), pp. 35-44.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1371223521204030491.post-24361615449488492302021-07-05T04:16:00.014+02:002021-07-05T09:20:06.950+02:00"Tiempos de mala fe" por Nicola Chiaromonte (Cuadernos del Congreso por la libertad de la cultura nº2, julio-agosto de 1953)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-ASOpsk2sgiA/YOJql5YqEMI/AAAAAAAAEQQ/h8JiN2XSrvEkULt3Ifj1LNj3y_6G5InqQCLcBGAsYHQ/s621/nicola-chiaromonte_4pequec3b1o.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="429" data-original-width="621" height="276" src="https://1.bp.blogspot.com/-ASOpsk2sgiA/YOJql5YqEMI/AAAAAAAAEQQ/h8JiN2XSrvEkULt3Ifj1LNj3y_6G5InqQCLcBGAsYHQ/w400-h276/nicola-chiaromonte_4pequec3b1o.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nuestra época no es ni de
fe ni de incredulidad. Es una época de mala fe, es decir de creencias impuestas
por la fuerza, por odio contra otras creencias, y sobre todo por falta de
verdadera creencia. Es la época de las «<i>mentiras útiles</i>», de las
ficciones perfectamente conscientes en los que las fabrican y en los que las
aceptan, pero que ocupan pronto el lugar de la verdad simplemente porque son
útiles, de empleo fácil y universal, de tal manera que terminan por constituir
un lenguaje en el que el hombre verídico se encuentra fatalmente cogido en la
trampa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cambios en la
colectividad<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Naturalmente, este
fenómeno apenas concierne al individuo, que en su vida privada mantiene la
dosis de rectitud y de veracidad que considera como deber suyo o esa mixtura de
sinceridad y de ficción que juzga buena a la marcha de sus asuntos. Se puede
admitir fácilmente que los individuos cambian bastante poco bajo la influencia
de las modificaciones del ambiente, y que en ellos la proporción de buenos y
malos, de verídicos y de trapaceros, de honrados y de bribones continúa siendo
casi la misma. Por el contrario, lo que ciertamente cambia y lo que sin duda
alguna modifica, sino la naturaleza del individuo al menos la calidad y la
forma de sus relaciones con los otros, es la manera de ser de la colectividad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La colectividad —la
sociedad de los hombres— no es la suma de los individuos; tampoco es el
conjunto de las instituciones políticas y jurídicas, ni se reduce a las formas
de la vida económica y cultural. En un cierto sentido, que después de todo es
necesario considerar como esencial, la sociedad es la resultante de las
creencias en torno a las cuales los miembros de una comunidad se ponen de
acuerdo o entran en conflicto. Las creencias son el tejido conjuntivo de la
sociedad, simplemente porque más allá de toda circunstancia material aquellas
constituyen el lazo de las conciencias. A causa de esto, la vivacidad o la
apatía de las creencias son el signo más cierto del vigor o de la corrupción de
una sociedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hoy día nuestra sociedad,
la sociedad europea, vive por lo que respecta a las creencias que han hecho su
grandeza en un estado de mala fe generalizada, pudiendo datar con precisión el acontecimiento:
remonta al 2 de agosto de 1914, comienzo de la primera guerra mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta afirmación puede
parecer dogmática. Desde luego, merecería ser justificada por una larga
demostración y múltiples argumentos. Me limitaré a un solo aspecto, que trataré
de resumir diciendo que la primera guerra mundial rompió la única creencia que
en Europa había logrado sobrevivir a las decadencias de las fes religiosas: la
creencia en el progreso de la humanidad. Y esto no sólo en el espíritu de los
intelectuales —que desde hacía al menos treinta años habían previsto la crisis—
sino asimismo en la conciencia del gran número, de las masas humanas a la greña
con el acontecimiento, y, en consecuencia, en la sociedad entera y tomada en su
conjunto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La creencia en el
progreso coincidió durante mucho tiempo con la fe en la ciencia y en la razón.
En la hora actual se me antoja evidente que la voluntad de conocimiento y de
racionalidad no implica necesariamente la fe en el progreso. Esta fe admite por
sostén un fermento, indudablemente religioso por su naturaleza, siendo así que
la razón y la ciencia, que son quienes garantizan el </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 16px;">«</span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">progreso</i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">», se
proponen llegar a ser socialmente fecundas; substituir en pleno derecho y por
completo las funciones de la fe religiosa y la obra de las iglesias. Lo que ha
habido de religioso en la idea del progreso de la humanidad mediante la acción
del hombre mismo, fruto de una convicción sólida no acreditada ni modo alguno puramente
racional, es la seguridad de que entre el orden, de las cosas y las esperanzas
del hombre existe una armonía preestablecida; que ambos son parles integrantes
del mismo proceso de evolución y que, en suma, la historia natural y la
historia humana, mutuamente solidarias, profesan en necesario concierto
formando una realidad única cuyas leyes sen descubiertas por la razón a través
de la experiencia, y que la razón práctica debe saber imponer.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Esta fe no es
forzosamente optimista. Señala más bien un deber absoluto, que prescribe al
hombre de actuar en. el sentido que ella indica, el de la única verdad surgida
después que la verdad cristiana se convirtió en dudosa primero, y en evidentemente
ineficaz después. La creencia en cuestión no afirma que inevitablemente las
cosas irán cada vez mejor; simplemente afirma que no existe límite alguno
preestablecido a la mejora moral y material de la condición humana. El
conflicto, el dolor y el mal se reconocen como inevitables, más contra ellos la
última palabra pertenece a la voluntad creadora del hombre. Voltaire se burlaba
de la Providencia, pero compartía con Mozart el entusiasmo por esa visión
esencialmente generadora de alegría. Leopardi maldecía la Naturaleza madrasta y
detestaba la idea de progreso, más descubría justamente en el dolor universal
la norma de una alianza, también universal, de los hombres contra el mal común:
la nostalgia de las esperanzas valerosas y eficaces fue el límite de su
pesimismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">De esta fe en la
actividad victoriosa del hombre nació la democracia moderna, y sobre dicha fe
convertida en voluntad religiosa de <i>palingenesia</i> se fundó el socialismo.
Este socialismo —interesa el recordarlo y el repetirlo— no nació ya hecho de la
cabeza de Carlos Marx, sino que fue ante todo la fe y la esperanza de los
humildes, surgidas de su sufrimiento, cuando a las leyes de hierro de la edad
industrial se añadió para ellos esa buena noticia de que el orden social no era
ni eterno ni divino y que podía y debía convertirse en un instrumento de la
razón, y por tanto de la felicidad humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La destrucción de la fe<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¿Por qué la guerra de
1914 destruyó esa fe? ¿Es qué una fe puede ser destruida por un hecho, por
catastrófico que sea? A esta última pregunta, la respuesta general es <i>negativa</i>;
pero es <i>positiva</i> en lo que se refiere a <i>esa</i> fe y a <i>ese</i>
hecho, ante todo porque la guerra, por sí misma, arruina esencialmente la
confianza en la evolución, sino enteramente pacífica al menos no catastrófica,
de la sociedad, y sobre todo en el poder de la razón humana de dominar los
acontecimientos. Fue una guerra insensata, que sacrificó millones de vidas en
aras de objetivos a la par mezquinos y grandiosos: por una rectificación de
fronteras o por una paz perpetua, según uno se coloque en el plano del «<i>realismo</i>»
de los gobernantes o que se tome en consideración las palabras que esos mismos
gobernantes estaban obligados a pronunciar al objeto de justificar ante los
puebles la enormidad de la matanza. Finalmente ningún objetivo fue alcanzado,
ni tan siquiera les más irrisorios, puesto que ni se halló criterio bastante
neto para determinar el lugar de los postes fronterizos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La confianza en la
evolución o incluso en la más sutil de la dialéctica de los acontecimientos,
pudieron subsistir tanto tiempo como subsistió una cierta medida entre los
objetivos proclamados y adoptados y el resultado definitivo; entre las
esperanzas o las ilusiones que se alimentaban mientras hacía estragos la
brutalidad del hecho y el final del drama, tal como podía verse. Mas cuando
entre las esperanzas y la solución final, entre los objetivos proclamados y los
objetivos realmente alcanzados, se vio que no había ni medida ni relación,
entonces lo que se hundió no fue tan solo la creencia ilusoria en la sabiduría
de los gobernantes, sino la fe misma que hasta entonces se había mantenido
contra viento y marea más allá de los límites de lo que se podía esperar.
Alcanzado este límite, la fe cae por sí misma en minas, sin que el individuo
tenga conciencia de abandonarla o de transformarla en un culto vacío. Ella se
corrompe y se destruye, por el solo hecho de que comienza a no ser ya
verdaderamente posible, es decir auténtica y firmemente mantenida frente a
todas las circunstancias. Por mi parte, me siento tentado a afirmar que la
creencia no solamente en el socialismo sino en una democracia verdadera, se
hundió en Europa cuando el primer socialista y el primer demócrata sincero, en
presencia del hecho de la guerra mundial, viéndose obligados a elegir entre sus
convicciones reales y el estado de necesidad, se plegaron, desalentados, ante
la necesidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A partir de ese día, no
fueron solamente los intelectuales los que en Europa se encontraron en estado
de «<i>nihilismo</i>», sino la sociedad entera. Esta se halló —por lo que
respecta a esa realidad decisiva que es la realidad de la conciencia— obligada
a pensar que ninguna creencia vale verdaderamente nada frente a los hechos
cumplidos. En efecto, un límite puramente ideal separa lo que puede ser un
simple estado de alma de duda y de desánimo pasajeros, de esa confusa y fatal
decisión que consiste en esta conclusión: ninguna creencia tiene valor y sólo
lo tiene la voluntad de realizar hechos, y, con o sin fe, el que ejecuta hechos
tiene razón, en el sentido de que se forja a sí mismo su propia razón. Este
paso fue audazmente franqueado por hombres de acción. Y se asistió a lo que yo
denominaría las «<i>restauraciones ideológicas</i>»: comunismo, fascismo,
nazismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Lo que distingue las «<i>restauraciones
ideológicas</i>», es la mala fe. Cada uno de estos movimientos, producto de la
crisis mortal de una creencia colectiva, pretende restaurarla <i>in abstracto</i>
y realizarla íntegramente, como si no dependiese de nada; al propio tiempo, cada
uno de ellos se niega inaplicablemente a ser medido o limitado por las normas
de la fe en que pretende inspirarse. Y es que esa fe, en tanto que tal, es
juzgada simplemente inapta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">De esto, no existe nada
más grandioso ni ejemplo más claro que el comunismo, surgido como reacción
radical ante la bancarrota del socialismo evolucionista y filantrópico del
siglo XIX, y que se definió como la voluntad de realizar íntegramente los
ideales, sin tener cuenta más que la forma utilitaria de la substancia misma de
esta fe. De hecho, el comunismo contemporáneo tiene dos características fundamentales,
ambas enunciadas por Lenin. La primera es que el socialismo se realiza por la
voluntad esclarecida del pequeño número; la segunda es que, en el curso de la
acción, no existe principio ideal alguno que deba ceder al criterio de la
oportunidad. Existe entre tales normas y la antigua fe socialista una
contradicción esencial; de hecho ya no se trata de fe sino de implacable
voluntad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Triunfo de los sucedáneos<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">No debe de sorprendemos
que a falta de buena fe triunfen sus sucedáneos. Un intelectual en la duda
puede replegarse sobre sí mismo y reflexionar, admitiendo claro está que pueda
y sepa resistir a las presiones que se ejercen sobre él, al igual que sobre
todo el mundo. Pero las sociedades no se repliegan sobre sí mismas de esta manera:
las sociedades no viven de dudas, sino de actos y de hechos. Y dado que los
actos y los hechos tienen que justificarse, las sociedades exigen razones,
verdaderas o fingidas. El famoso <i>primum vivere</i> es, para el individuo, el
principio de la abdicación. Sin embargo la colectividad que, arrastrada por los
acontecimientos y su fuerza mayor, ha perdido el sentido de las esperanzas
generosas y de la opiniones firmes, obedece fatalmente a su ley de inercia. El
gran número, la mayoría, es decir la masa —si nadie la alienta y no la ayuda
verdaderamente— vive en estado de necesidad. Mas es un error vulgar y
particularmente ciego pensar hoy día que las necesidades a que obedecen las
grandes masas son sólo materiales. Lo que caracteriza la Europa de ambas postguerras,
es el hecho enorme de masas sedientas de ideal, que siguen inevitablemente a
los que ofrecen la ilusión más grandiosa, o la ficción más grosera. </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 16px;">«</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><i>La
multitud quiere ser engañada</i>», dice la brutal máxima latina. Pero, en el hambre
de esperanza y de fe que empuja a las masas modernas a alimentarse de engaños
enormes se halla, desfigurada y envilecida, la esencia misma de la grandeza
humana.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Por lo tanto no es sobre
las masas que podemos descargamos del peso de la desilusión y de la duda en que
hoy pasamos una gran parte de nuestra existencia, nosotros los intelectuales.
Bien sabemos que es una carga que es necesario asumir tanto tiempo como sea
necesario. Mas tampoco podemos limitarnos a denunciar los falsos profetas y
considerar nuestra tarea como cumplida una vez acumulado contra ellos las
pruebas de su falsedad. Los falsos profetas llevan en ellos mismos la Némesis
que los perderá; no somos nosotros, los intelectuales, los que debemos
convertimos en instrumentos del Destino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Existe una clase de
personas, empero, hacia las cuales nosotros, individuos que hacemos una
profesión del velar por el sentido de las cosas, por la exactitud de las
palabras y por la conveniencia mutua de las formas, tenemos pleno derecho a ser
severos: es justamente nuestra propia clase. Si existe un deber al que no
podemos fallar sin degradación, es el de denunciar en nosotros las ficciones y
no reconocer a las «<i>mentiras útiles</i>» el título de verdades. Para esto,
no es necesario que paseamos o creamos poseer nosotros mismas la verdad. La
exigencia de la duda basta, o más bien la facultad de plantear cuestiones. Y el
hecho social bastante grave de la ausencia, hoy día, de una creencia que sea al
mismo tiempo auténtica y eficaz, no nos dispensa del deber de resistir por
nuestra cuenta a las creencias prefabricadas y a sus divulgadores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">No podemos faltar a este
deber de resistencia, no sólo porque sus ficciones nos ofenden directamente,
sino sobre todo porque ya es hora que las generaciones venidas a la vida en
estos años de negación violenta y de desprecio del hombre reciban otros
ejemplos que los de la mala fe organizada, y otra alimentación que la de los
sucedáneos de verdades.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">NICOLA CHIAROMONTE Cuadernos
del Congreso por la libertad de la cultura nº2, julio-agosto de 1953, pp.
71-74.<o:p></o:p></span></p>Don Cogitohttp://www.blogger.com/profile/17749427445267531855noreply@blogger.com0