Todo escritor tiene su "libro maldito"o, por lo menos, un "hijo no reconocido" en el conjunto de su obra. En el caso de Miłosz, es muy claro que este libro es El poder cambia de manos tal y como reconoce el escritor de Vilna en esta entrevista, que traduje hace unos cuantos meses, de cara a la confección de un trabajo en la universidad. A pesar de tocar temas muy difíciles de entender, quizá, para quien no esté un poco versado en la obra de Miłosz, me parece que tiene cierto interés respecto a lo que son las relaciones entre poesía, novela, realidad y política. Espero que os interese.
Czarnecka: Me parece que usted es reacio a reconocer haber escrito El poder cambia de manos, que es su hijo no reconocido. Para un libro que no sobrepasa las ciento sesenta páginas, la novela está concebida a una gran escala, como muchos personajes y lineas argumentales. ¿Es, en cierta manera, El poder cambia de manos un vástago de El pensamiento cautivo?
Miłosz: Por supuesto.
Czarnecka: Es una novela política que revela los mecanismos utilizados para manipular la gente, pero también tiene su lado filosófico. Un buen número lo escribió en el pasado reaparece en este libro, y también contiene gérmenes de temas que tratará en su obra posterior Creo recordar que usted escribió la novela con un gran prisa. El poder cambia de manos no apareció en polaco hasta 1955, pero ¿no fue editada la edición francesa primero?
Miłosz: Si. El libro fue premiado en 1953. No me enteré de la convocatoria hasta el invierno de 1952-53. Escribí el libro durante dos meses en el verano de 1952, pero no me gusta este libro. Usted me pregunta la razón. Pues por que hay una cosa llamada vocación. La gente que va más allá de esta vocación, son incapaces de producir algo que tenga algún valor. Debemos atenernos a nuestra vocación. Y escribir libros sobre tragedias históricas no es la mía. La acción política -cualquier tipo de acción- nunca fue mi vocación. Así hay algunos asuntos de carácter político que sólo deben ser escritos por personas que han participado y experimentado directamente tales conflictos. Por esta razón, en mi opinión, El poder cambia de manos está claramente fuera de mi competencia. Además, considerando mi conocimiento de la realidad de aquel momento, la relación de mi libro con la realidad lo igual a la que se establece entre una fórmula matemática y un mundo lleno de colores, tonos y matices distintos. Es conceptual; hace extractos de los diferentes puntos de vista de la gente. E incluso no contiene todos los elementos decisivos. La realidad de Polonia es muy específica. Así, por ejemplo, en la actualidad no hay personas como Piotr Kwinto y en este tema mis enemigos tienen todas las razones de su lado. Los puntos de vista que describí en El pensamiento cautivo estaban presentes en un buen número, pero hay poquísimas personas con la mentalidad de Piotr Kwinto que volvieran con el Ejército Rojo desde el este.
Czarnecka: ¿A que tipo de mentalidad se refiere?
Miłosz: Me refiero a la mentalidad del intelectual de origen judío. No hay duda que durante el periodo de entreguerras, la mayor parte de las personas de izquierda eran de origen judío. En esto no hay que buscar ningún misterio racial. Simplemente tenían un punto de vista “internacional” que no poseía la población polaca, volcada en la lucha por la independencia. La Polonia que reapareció en el mapa les parecía algo de tal valor, que la más mínima idea que supusiera en duda la existencia de Polonia era rechazada por impensable. Existía una gran cantidad de imponderables que prohibían la más mínima simpatía con el Partido Comunista. Algunas veces comparo el suerte del Partido Comunista del periodo de entreguerras en Polonia, con la de un partido que en Méjico pidiera la incorporación a los Estados Unidos. Es muy dudoso que un partido de estas características tuviera alguna posibilidad de éxito.
Czarnecka: El poder cambia de manos tiene su lugar entre algunos de los más importantes trabajos de ficción escritos en Polonia o en el exilio, porque describe un periodo muy interesante de la historia sin poderse claramente de un lado. Es un buen intento de describir la realidad.
Miłosz: De esto no hay duda. Y es por esta razón por la que este libro debe ser mandado al diablo.
Czarnecka: Ahí quería llegar yo. Realiza una crítica muy aguda al Ejército del País, el movimiento de resistencia y al gobierno de Londres en el exilio.
Miłosz: Ahí lo tiene. Excede el límite de mis competencias. La conclusión es que un poeta no debe escribir novelas. Presenté la novela en un concurso. Tuve que presentar un manuscrito en una de las lenguas europeas. El polaco estaba descalificado, obviamente, porque no habría sido capaz el jurado de calificarlo. Por esa razón, presenté una traducción francesa al jurado para los libros en francés. Y no sé por que razón, pero mi libro fue nominado para el premio internacional por el jurado. En otras palabras, pasó la criba. No se ocultó que el manuscrito había sido señalado como una traducción del polaco, no del francés. Luego hubo una nueva selección de los libros propuestos por el jurado francés, el alemán, al italiano, al suizo. . . El premio estaba financiado por Les Guildes du Livre, que se encuentra en Suiza. El premio se dividió en dos partes: una para mí, y otra para un escritor alemán, Werner Warsinsky. Había escrito El poder cambia de manos como una especie de ejercicio, a la ligera, sin tomármelo muy en serio. Con la teoría de Witkacy en la cabeza, partía de la hipótesis de que la novela es un saco en el cual se puede meter cualquier cosa, que no es una forma de arte. Esto me tranquilizó. Me dije que, por lo tanto, cualquier “truco” podía ser usado. Se podía tomar, como hacen todos los novelistas, material de la vida, de la literatura. Sin embargo, este procedimiento se me hizo muy cuesta arriba. Tengo muchas inhibiciones para ser capaz de escribir novelas.
Czarnecka: Esta bien, pero usted no renunció a escribir otra novela: El valle de Issa.
Miłosz: No, aunque estas cosas me dan mucha vergüenza- me da vergüenza todo aquello que se refiere a como fueron las cosas realmente. En otras palabras, en la ficción tan sólo me gustaría escribir sobre las cosas tal y como fueron.
Czarnecka: ¿Y esto puede ser logrado por la poesía?
Miłosz: Bueno, en esto la poesía se puede aproximar. Pero uno siempre se puede justificar alegando que los poemas están estrechamente unidos a la forma. Empezamos como si tratáramos de acercarnos lo más posible a la realidad, pero, a su vez, siempre estamos vinculados por la costumbre incluso si no escribimos sonetos. El soneto es un buen ejemplo del contraste que hay entre la pasión de Laura y la forma preestablecida. Escribí sobre esta contradicción básica en un ensayo sobre el clasicismo. La poesía es una destilación de la forma, pero es además, el sueño de “morder”, en la medida de lo posible, la realidad. Desde mi punto de vista, el único propósito de toda novela es describir como las cosas sucedieron realmente. Pero esto no se puede conseguir. Me haría sonrojar de vergüenza.
Czarnecka: Me parece que usted dota a Piotr Kwinto de unos rasgos propios. Así, Kwinto admira la poesía de Paul Valéry, de igual manera a como usted la admiraba de joven. El incidente que se produce cuando el intenta cruzar ilegalmente la frontera huyendo de Wilno podría haberle ocurrido a usted. Y entonces usted, y no el héroe de su novela, podría haber acabado siendo el deportado.
Miłosz: Por supuesto. Le contaré un secreto. El apellido Kwinto pertenece a mi comarca. Cuando era un niño, siempre oía hablar de la señora Kwinto que vivía al otro lado del río.
Czarnecka: ¿Es El poder cambia de manos un “roman á clef"?
Miłosz: No, pero no cabe duda que algunos personajes son fáciles de identificar.
Czarnecka: En El poder cambia de manos usted utiliza una técnica que recuerda a la empleada por un guionista. Capítulos muy pequeños, casi siempre escritos en presente y cambiando continuamente los diferentes puntos de vista.
Miłosz: Cuando el concurso se convocó, me dije: “Muy bien, lo voy a intentar. Si la cosa funciona bien, y si no también”. Así que decidí escribir un capítulo por día.
Czarnecka: ¿Y por eso son tan cortos? ¿Consiguió escribir la novela en tantos días como capítulos tiene el libro?
Miłosz: Más o menos
Czarnecka: En especial la primera parte de la novela está escrita como el guión de una película. Por cierto, usted escribió junto con Jerzy Andrzejewski un guión: El Robinson Crusoe de Varsovia.
Miłosz: Si, pero esto fue mucho tiempo atrás, en la primavera de1945. De todas maneras, no se olvide que en el siglo veinte todo el mundo ha estado influido por el cine. No es necesario ser un guionista para utilizar estos trucos en la literatura. Después de todo la técnica cinematográfica se ha convertido en parte de la literatura.
3 comentarios:
Impresiona esa "vergüenza" que dice sentir respecto a sus "ficciones". Quedan muy pocos escritores que entiendan la "ficción" de una manera tan sincera.
Salute
Pués si, tienes toda la razón Zápiro. Y es esta una de las razones por las que Miłosz me parece un autor tan extraño y tan interesante. Asume en sus obras -y en especial es su poesía- una postura bastante poco común que, una ver entendida (aún cuando no tenga que ser compartida) ayuda a comprender buena parte de la evolución, no sólo de la literatura, sino de buena parte de la cultura occidental a lo largo de todo el siglo XX.
Aún así, es un autor, por esto mismo, difícil, aunque muy agradecido cuando -desde ese perspectiva que toma- te ayuda a comprender ciertos aspectos bastate poco habituales.
Créeme si te digo que todavía estoy al principio de una lectura en profundidad de su obra.
Han pasado ya unos años de esta entrada, pero me estoy empezando a leer El poder cambia de manos ahora (después de meses de búsqueda, me han conseguido un ejemplar de 1955, primera edición en castellano, un tesoro!!!)
Este verano me leí "Otra Europa" y creo que aunque a él no le gustara, el formato novela hace más sencilla la comprensión de la situación social y politica de aquellos momentos
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