Reflexionando sobre los cambios fronterizos que se produjeron en Polonia después de 1945, puede decirse, como regla general, que un cambio importante en la población o territorio de un país conlleva su desaparición (por mucho que conserve su nombre) y la aparición de otro. El nuevo país puede conservar su nombre o -más o menos- su carácter previo, pero es diferente.
Hay personas en las que tales cambios, se producen de una manera -digamos- íntima. Por ejemplo, a lo largo de sus vidas, puede darse que la nacionalidad y el estado de quienes nazcan en las localidades en los que nacieron sus padres varíe.
Quizá sea preferible que la existencia de los estados (estados que garanticen en algo la vida de sus ciudadanos, claro) duren más que la vida de los individuos que la componen.
Hay personas en las que tales cambios, se producen de una manera -digamos- íntima. Por ejemplo, a lo largo de sus vidas, puede darse que la nacionalidad y el estado de quienes nazcan en las localidades en los que nacieron sus padres varíe.
Quizá sea preferible que la existencia de los estados (estados que garanticen en algo la vida de sus ciudadanos, claro) duren más que la vida de los individuos que la componen.
5 comentarios:
Muy bueno, don Cógito.
Espero, de todas formas, que desaparezcan algunos estados facinerosos que aún existen en el mundo y que la luz de Polonia brille siempre.
Y ya sabes lo que le dijo un embajador polaco a mi amigo Chesterton cuando visitó el país en 1936: 'El mejor amigo de Polonia es Dios'.
Y a ver si cuentas algo de los cafés polacos que me han dicho que son muy amenos. De los cabarts también estaría bien que hablases. Ah. Y habla del Barça, que perdió ayer, jajaja.
Un abrazo, don Cogi
Hombre Fran, yo creo que la mayoría de los polacos (como la mayoría de la "gente normal" de cualquier "país normal") se contentarían con que les dejaran durante unos cuantos siglos en paz.
En cuanto a lo de los cafés aqui sigo buscando. Ya os comentaré.
Un fuerte saludo.
PD: no solo hablo en este blog de Polonia ;)
Me parece una sabia postura la tuya, D. Cógito, y tiene algo de la sabiduría antigua y (¡'ay!) pagana.
Frente a la certidumbre cristiana en la fugacidad del mundo -y de las instituciones e imperios- y su convicción en la sola eternidad del alma, los griegos y los romanos estaban convencidos de que somos nosotros los efímeros, mientras que es el mundo -y las acciones políticas condeensadas en instituciones, la polis o la república- el que permanece. No cabe duda de que esto, con todos los inconvenientes que quieras, da muestra de un fino sentido político como el que expresas en tu texto. También, seguramente, apunta a lo problemática que se vuelve la vida política y la conmsistencia de la esfera pública a partir del triunfo del cristianismo.
Un abrazo muy fuerte.
Aunque no esté del todo de acuerdo en lo que mencionas de diferencias entre la sabiduría pagana y cristiana (si el mundo fuera tan fugaz para un cristiano, Dios no se habría encarnado ni Santo Tomás no hubiera escrito lo que escribió)te agradezco mucho el comentario.
La verdad es que el origen de esos párrafos está más en cierta introspección (lee con detenimiento el segundo párrafo) referida al desarraigo etc que en una reflexión sobre Polonia o la sabiduría pagana. Pero como el lema de este blog es el que es ("evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos") he reprimido ciertos impulsos que me llevaban a contar cosas demasiado personales.
De todas maneras me doy cuenta que estas "represiones" dan para más que el simple desahogo.
Un abrazo muy fuerte desde Varsovia
muy bueno, aun con la esperanza de que desparezcan algunas cosas para que se pueda vivir en paz
Publicar un comentario