Autocrítica [de "RebecO" (1944)]
Esta noche se estrena en
el Infanta Isabel la comedia de “Tono”, RebecO. Y el autor dice:
“Aunque pudiera parecerlo
por el título, “RebecO” no es una parodia, es la continuación de un
género teatral de humor que iniciamos Mihura y yo en “Ni pobre ni rico, sino
todo lo contrario”, y que con esta obra se pretende continuar con una
aspiración absolutamente clara: la de hacer reaccionan a la gente contra el
tópico y la frase hecha, la de luchar contra la pereza mental que repite las
cosas y las frases sin pensarlas, aunque estén llenas de un sentido estúpido.
Todo lo que se dice en “RebecO” no es sino el eco de una vulgaridad que
se transmite de generación en generación y a la que es preciso salir al paso,
subrayando su cursilería para que nuestros nietos no digan lo mismo y piensen y
hablen por cuenta propia.
También tengo la creencia, o por lo menos la pretensión, de que en “RebecO” hay un fondo de poesía y
que la obra, a fuerza de ser ilógica e inverosímil, acaba por parecer verosímil
y lógica “la razón de la sinrazón”.
Mi ambición es que el
público pase un rato divertido y para ello no me importa que se diga de mi
comedia eso de que esta falta de carpintería teatral, ensamblaje o ritmo, y que
no se adapta a éste o aquel patrón, porque, naturalmente, un género humorístico
de las pretensiones de “RebecO” tiene que estar fuera de esas exigencias.
Con ello y hacer el elogio de Isabel Garcés, llena de ternura y de ingenuidad
en la figura de la protagonista, y del resto de la compañía, que sabe, y hace
la obra como el autor uno podía soñar, queda concluida la opinión de la
autocrítica, que no es nada porque la opinión importante es la otra, la del
público y la crítica. —“TONO” (ABC, 12 de septiembre de 1944, p.
14)
…
Autocrítica [de "Guillermo-Hotel" (1945)]
Hoy, martes, se estrena
en el Infanta Isabel Guillermo-Hotel, función en tres actos, original de
Tono, y su autor nos dice:
“Cuando alguien escriba
nuevamente el elogio de la risa será forzoso que se detenga en esa gran alameda
del humor por el humor, de la alegría sin malicia y de la comicidad sin víctima.
Hay muchos caminos para el humor cuando uno está decidido a disecar semejantes,
atravesarles el alfiler de cabeza negra de la crítica, hacerles dar una vuelta
en torno a si y lanzarlos a la tentadora solicitud con que una gran mayoría de
espectadores desea contemplar en ridículo a sus semejantes. No he llegado
todavía a eso. Creo, por otra parte, que el teatro de hoy debe fomentar esa ansia
de evasión que tortura y fatiga al mundo. Esta clave confiere al teatro de
humor como a su hermano mayor, el teatro poético, un papel altísimo en la
literatura moderna. Por eso escribo teatro y por eso he escrito “Guillermo-Hotel”.
Dicho está que, por lo
tanto, avanzo con “Guillermo-Hotel” por el sendero de un humor sin ortigas,
sin amargura y sin acidez. Tímidamente, mis personajes piden su venia, para
cruzar el arco del teatro, sin pretender, ni mucho menos, derribar sus columnas
de papel pintado. Intactos quedan los viejos moldes, y más bien la preocupación
de una “carpintería” sólida, precipita la comedia en compañía de las más
clásicas. Un solo lugar de acción: habitación en el “Guillermo-Hotel”.
Un tiempo mínimo: veinticuatro horas escasas. Y dentro de este margen, una
teoría de personajes trastocados por un azar caprichoso y divertido.
Encajar estos personajes y
darles vida, es tarea con la que la compañía del teatro Infanta Isabel, con la
admirable Isabelita Garcés a la cabeza, reitera en esta temporada un cariño por
mi obra que no sé cómo agradecer. En este momento quiero anticiparles mi
gratitud por su esfuerzo. Con ellos confío en que el buen tiempo de la
primavera madrileña arranque muchas y buenas sonrisas a mi sencilla habitación
de “Guillermo-Hotel”. —“TONO”. (ABC, 8 de mayo de 1945, p.
24)
…
Autocrítica [a Don Pío descubre la primavera (1946)]
Mañana, viernes, se estrena en Lara Don Pío descubre la primavera. Y sus autores dicen:
“Don Pío descubre la primavera” es el resultado de una corriente humorística y otra poética, qué intentan fijar esa sonrisa tierna que late en cada instante del mundo y cuya proclamación, como la primavera, se nos pueda revelar cualquier mañana.
Hay, por lo tanto, dos mundos, dos vidas distintas frente a las que tomar partido. Nosotros lo hemos hecho y, por eso, claro está, nuestra comedia es una comedia apasionada. En ella hemos puesto una enorme parcialidad, y debemos decir que cuando “Don Pío descubre la primavera”, nosotros estamos a su lado. Ojalá sienta con él, como está la nuestra, la simpatía de los espectadores.
Por de pronto, ya ha tenido valedores inolvidables: Ana Mariscal —el delicioso “descubrimiento” de “Don Pío”—, Julia Caba Alba, Alberto Romea —“Don Pío”, y ya está dicho todo—, Requena, o la humanidad feliz, y, en fin, la compañía entera, maravillosamente disciplinada, cuyo entusiasmo ha tensado y dado suavidad a la comedia. Y como muestra singular, la actitud, que no olvidaremos, de Carlos Muñoz, admirable actor y amigo, qué, con un gesto extraordinario, ha aceptado de buenísima ley un papel muy inferior a su categoría.
Pero esto no sería todo si no diésemos las gracias públicamente a Tomás Borrás y Ladislao Vadja. Son ellos —con su finura, con su bondad y con su inteligencia— quienes día a día han perfilado, matizado y cuidado sin desmayo la puesta en marcha de nuestra comedia. Para su trabajo y sus atenciones no tenemos medida de gratitud. —TONO y LLOVET. (ABC, 7 de febrero de 1946, p.20)
...
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Autocrítica [a Don Pío descubre la primavera (1946)]
Mañana, viernes, se estrena en Lara Don Pío descubre la primavera. Y sus autores dicen:
“Don Pío descubre la primavera” es el resultado de una corriente humorística y otra poética, qué intentan fijar esa sonrisa tierna que late en cada instante del mundo y cuya proclamación, como la primavera, se nos pueda revelar cualquier mañana.
Hay, por lo tanto, dos mundos, dos vidas distintas frente a las que tomar partido. Nosotros lo hemos hecho y, por eso, claro está, nuestra comedia es una comedia apasionada. En ella hemos puesto una enorme parcialidad, y debemos decir que cuando “Don Pío descubre la primavera”, nosotros estamos a su lado. Ojalá sienta con él, como está la nuestra, la simpatía de los espectadores.
Por de pronto, ya ha tenido valedores inolvidables: Ana Mariscal —el delicioso “descubrimiento” de “Don Pío”—, Julia Caba Alba, Alberto Romea —“Don Pío”, y ya está dicho todo—, Requena, o la humanidad feliz, y, en fin, la compañía entera, maravillosamente disciplinada, cuyo entusiasmo ha tensado y dado suavidad a la comedia. Y como muestra singular, la actitud, que no olvidaremos, de Carlos Muñoz, admirable actor y amigo, qué, con un gesto extraordinario, ha aceptado de buenísima ley un papel muy inferior a su categoría.
Pero esto no sería todo si no diésemos las gracias públicamente a Tomás Borrás y Ladislao Vadja. Son ellos —con su finura, con su bondad y con su inteligencia— quienes día a día han perfilado, matizado y cuidado sin desmayo la puesta en marcha de nuestra comedia. Para su trabajo y sus atenciones no tenemos medida de gratitud. —TONO y LLOVET. (ABC, 7 de febrero de 1946, p.20)
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[Autocrítica de "5 mujeres nada menos" (1946)]
Esta noche se estrena en
el Rialto la “función”, de Tono, 5 mujeres nada menos. Y
su autor dice:
“La función” “5
mujeres nada menos”, que estrena en Rialto la compañía de Rafael López
Somoza, es lo que podríamos llamar una comedia de enredo, y como podríamos
llamarla así, la llamamos así. Sin embargo, el diálogo es, en realidad, su
principal elemento.
Dialogar no es solamente
emitir sonidos en forma oral. Los latinos, que además de latinos fueron
maestros de la palabra, dieron al diálogo un sentido amplio, rico y etcétera. Y
el castellano, que heredó de Roma el culto al vocablo, dio a éste una condición
que hemos sabido conservar, retener y etcétera, Nosotros hemos hecho del
diálogo un culto y también un etcétera, mientras la Humanidad materialista se
conforma con un conjunto de palabras superficiales como “tranvía”, “calorífero”,
“efemérides”, y otras que sentimos no recordar.
Sócrates y sus discípulos
nos dieron una prueba irrefutable y clarividente del valor del diálogo.
Dialoguemos, pues, ya que, al fin y al cabo, el diálogo nos aparta del rebelde
e insociable individualismo atávico.
¡Ah!, y no olviden
ustedes que en el Rialto se estrena la bonita “función” “5 mujeres
nada menos”. —“TONO”. (ABC, 19 de junio de 1946, p.19)
…
Autocrítica [de "Retorcimiento" (1948)]
Hoy, viernes, será
estrenada en el Infanta Isabel Retorcimiento. Su autor dice:
“¿Existe el existencialismo?
Indudablemente, el existencialismo existe, y el desexistencialista
que lo desexistencialice, buen desexistencialista será.
¿Quiere decir esto que “Retorcimiento”
es una comedia existencialista? No, señor “Retorcimiento” ni es existencialista
ni es comedia. Es más bien el “retrato de Dorian Gray” de una mujer como
muchas mujeres.
El hombre viene
estudiando al sexo débil desde que el mundo existe, sin llegar a una conclusión
definitiva. La dominación del átomo parecía imposible, y ahí lo tienen ustedes,
a punto de ser despachado en la farmacia de la esquina. Pero ¿quién es capaz de
dominar un espíritu femenino?
“Retorcimiento” es,
pues, el estudio de un carácter de mujer, con sus átomos sin dominar, que unas
veces explotan y otras se serenan sin justificación aparente. Eso es, “Retorcimiento”,
y nada más. Ni tesis, ni trama, ni moraleja…
Isabel Garcés encarna
maravillosamente ese incomprensible personaje, lleno de complicadas reacciones
y complejos matices. A ella, y a todos cuantos con ella colaboran, envío mis
gracias, que son las suyas. – “TONO”. (ABC, 10 de septiembre de
1948, p. 16)
…
Autocrítica de “Los
mejores años de nuestra tía” (1948).
Hoy, miércoles, se estrenará
en el Reina Victoria la comedia de Tono y Vaszary “Los
mejores años de nuestra tía”. Los autores dicen, entre otras cosas:
“Existen múltiples procedimientos de trabajo
en común que uno de los colaboradores tenga la idea y el otro la desarrolle;
que los dos tengan la idea y uno escriba el acto primero y la mitad del
segundo, y el otro la otra mitad del segundo y el tercero; y que ninguno tenga
ideas y empiecen a escribir... Hay también casos, en los que uno escribe las vocales
y otro las consonantes.
Con “Los mejores años
de nuestra tía” no ha ocurrido nada de esto. Los dos lo hemos pensado todo,
lo hemos escrito todo y lo hemos hecho todo-todo.
Nuestro propósito al
escribir “Los mejores años de nuestra tía” no ha sido otro que el de
escribirla. Creemos haberlo conseguido, aunque no podemos asegurarlo.”—TONO
y VASZARY.” (ABC, 27 de octubre de 1948)
…
“Autopepecrítica” [Autocrítica a "Francisca Alegre y Olé" (1949)]
Mañana, miércoles, se
estrena en el Infanta Isabel la “función” de “Tono” Francisca
Alegre y Olé. Su autor dice:
(Diálogo Telefónico)
Arturo Serrano. —¿“Tono”?
Yo. —Al aparato...
Serrano. —El miércoles
estrenamos “Francisca Alegre y Olé” ...
Yo. —Me parece muy bien.
La señorita de la
central. —¿Hablan?...
Serrano. —Hablamos,
señorita... ¿Has hecho autocrítica?...
Yo. —¿Para qué?...
Serrano. —Para explicar
la “función”.
Yo. —¿Y no crees que en la
“función” ya explico lo que es la “función”?
Serrano. —No es eso...
¿Tú qué te propones?
Yo. —¡Hombre, no te
enfades!...
La señorita. —¿Hablan?
Serrano. —Hablamos,
señorita... Te pregunto que con qué intención has escrito la obra...
Yo. —Con la de
estrenarla...
Serrano. —Quiero decir,
literariamente.
Yo. —Pues, dilo.
La señorita. —¿Hablan?...
Serrano. —Hablamos,
señorita... Al público le gusta saber de antemano si lo que va a ven es un
drama o una comedia.
Yo. —Pero es que eso no
lo sé yo. Si se ríe, es una comedia, y si se pone triste, es un drama.
Serrano. —¿Pero tú la has
escrito en drama o en comedia?
La señorita. —¡Eso,
eso..., que lo diga!...
Serrano. —¿Ves?... Ya
tenemos público.
La señorita. —Ha debido
usted hacer un drama. Lo bonito es llorar. A mí me encanta llorar. (Llora.)
Una voz de un cruce.
—...Y dígale a D. Fernando que no deje de mandarme las dos gruesas de
camisetas...
Otra voz. —¿Ha dicho
usted dos gruesas de camisetas o dos camisetas gruesas?...
Una voz. —He dicho las
dos cosas... ¿Mucho frío por ahí?...
Serrano. —Oiga,
señorita...
Yo. —Sí, un frío que
pela.
La señorita. —Sí, sí. Yo
tengo las manos como pies.
Una voz. —¿Doña María,
bien?
Serrano. —¡Señorita, por
favor! ¡Que necesito una autocrítica!
Otra voz. —...De las de
felpa, ¿eh?...
La señorita. — (Llorando).
¡Ay, qué desgraciada soy!...
Serrano. —¡Que necesito
una autocrítica, señorita!...
Una voz. —Deben ser unos
vagos de esos que escriben, “funciones” de teatro...
Otra voz. —¡Hay qué ver!
¡Estando la vida como está!
Yo. —Oiga usted, ¿cómo
está la vida?
Otra voz. —Pues, ya lo ve
usted...
Yo. —Yo no veo nada. Ni
siquiera las camisetas...
La señorita. —¿Tienen
ustedes de señora?
Serrano. —¡Hombre, las
señoras no usan camiseta!...
Yo. — A lo mejor, esta
señorita...
Una voz. —Son unos
locos... no me cabe duda...
Serrano. —¡Señorita...
señorita!...
Una voz nueva—¡Hola,
guapa!
La señorita. —¿Eres tú,
Pepe?
Serrano. —Sí, soy Pepe.
Yo. —Bueno, pues ya te
llevaré la “autopepecrítica"...—“TONO”. (ABC, 20 de octubre de
1949, p.33)
…
Autocrítica [a "Minouche" (1950)]
En el teatro Recoletos se
estrena esta noche “Minouche", adaptación libre de “Tono"
sobre “Plume" de Barrillet y Gredy. Su adaptador dice:
“Esto de tener que
escribir unas palabras para explicar el porqué uno ha escrito otras palabras es
algo tan incongruente que. por la misma razón, habría que escribir luego otras
palabras aclarando el motivo de las segundas palabras y después otras palabras
justipreciando el móvil de las terceras palabras, y así. hasta que el
desenladrillador que nos desenladrillase fuera un buen desenladrillador...
Si hemos de ser francos,
la llamada “autocrítica” no es más que una carta de autorrecomendación
que los autores dirigimos a los críticos, unas veces intentando convencerles de
que somos más listos que “Cardona” y otras disculpándonos de que nuestro
propósito sólo haya sido el de divertir al espectador, pues parece ser que el
intentar divertir al espectador es un pecado imperdonable.
Y yo me pregunto: ¿Por
qué es un pecado?... Por mi parte, creo que es mucho más complicado hacerle
reír que hacerle llorar, como lo demuestra el que para lo segundo basta con
darle una patada en la espinilla, mientras que para lo primero hay que
desarrollar cierto ingenio.
Lo único que no falla y
todos repetimos autocrítica tras autocrítica es que los actores están
imponentes (sobre todo la primera actriz), y que el director ha echado la casa
por la ventana y ha dirigido la comedia como no digan dueñas... Y es que, en el
fondo, tememos a los críticos más que a un nublado y por esto somos tan
modestos antes de los estrenos... A ver si cuela la “cosa” ...
“Minouche” es una
sátira que pretende demostrar que hoy día para alcanzar la gloria no basta con
pintar un cuadro monumental o con escribir un libro extraordinario. Es preciso,
además, dejarse un bigote como el manillar de una “Vespa” o pasearse
montado en un avestruz vestido de indio comanche. Esta es la moraleja.
La compañía del
Teatro-Club de Recoletos, capitaneada por esa deliciosa “Minouche” que ustedes
conocen por Amparo Soler Leal, hace una extraordinaria creación de la farsa y
están para comérselos. Y si desean ustedes más detalles, todos los días de 7 y
9 y de 11 a 1, en el Teatro Recoletos podrán informarles mediante una butaquita
de pago. —“TONO”. (ABC, 17 de mayo de 1950, p.79)
…
Autocrítica [a "Un drama en el quinto pino" (1950)]
El próximo martes, 19,
será estrenada en el teatro Benavente la “función” con trampa, de Tono
y Manzanos, Un drama en el quinto pino.
Dice uno de los autores:
“Al decidir esta
colaboración, nuestro propósito fue el de que mi colaborador escribiría una
palabra sí y otra no, y yo una palabra no y otra sí. Pero como resulta que mi
colaborador no sabe escribir una palabra sí y otra no, casi toda la comedia es
obra mía. Claro está que las cosas malas se deben a su deficiente; pluma, pero
algo tenía que hacer el pobre...”
Dice el otro autor: “No
tengo más remedio que confesar que todo lo bueno de la comedia es mío y muy
mío. Mi colaborador se ha limitado durante el trabajo a chupar un lápiz y a
poner una hache de cuando en cuando, cosa a la cual me he opuesto casi siempre,
pues las haches, como no suenan, no tienen ni pizca de gracia y tan sólo sirven
para distraer al público. Por lo tanto, la “función”, y no es porque yo
esté delante, es exclusivamente mía y únicamente los momentos aburridos se
deben a la mohosa Parker de mi entrañable colaborador. Ruego lo disculpen.”
Y tercia el director:
“La “función”, ni
era "función”, ni qué niño muerto, pero gracias a su fastuoso
montaje y a que los actores entran y salen por donde Dios manda, la cosa ha
quedado bastante presentable. Quiere esto decir que si se obtiene un éxito se
deberá tan sólo a mi modesta, pero acertada, intervención.” (ABC, 17 de
diciembre de 1950, p. 35)
…
Autocrítica [a “La viuda es sueño” (1952)]
Esta noche, en el teatro Infanta Isabel, se estrenará la “función” en tres actos, original de “Tono” y Jorge Llopis, "La viuda es sueño". Los autores nos envían la siguiente conversación:
“Uno. —Oye, tú: hay que hacer la autocrítica.
Otro. —¿Y qué decimos?
Uno. —Tenemos que explicar cómo es “la función”.
Otro. —Es que si explicamos cómo es la función, ya no necesitan ir a vería, y si van a verla ya no necesitamos explicar la función.
Uno. —Es que lo que hay que explicar es si la obra es de tesis, o si los personajes son humanos. En fin, todas esas cosas que puede haber en una función...
Otro. —¿Y tú qué crees? ¿Tiene tesis o no tiene tesis la obra?
Uno. —Yo creo que no tiene tesis, pero si eso es tan importante en las funciones podemos dar un poco de tesis aparte.
Otro. —¿Y qué decimos de los personajes? ¿Son humanos o no son humanos?
Uno. —Pues no sé qué decir, porque yo no sé lo que se entiende por personajes humanos. Yo siempre he creído que humano es todo ser humano, diga pensamientos profundos o diga tonterías. Y hasta creo que es más humano decir tonterías que decir pensamientos profundos, ya que la tontería surge espontáneamente, y, en cambio, el pensamiento profundo requiere una complicada elaboración mental.
Otro. —Entonces, ¿decimos que “La viuda es sueño” es una comedia humana?
Uno. —No, vamos a no decirlo.
Otro. —¿Decimos que es un juguete?
…
Autocrítica [a “La viuda es sueño” (1952)]
Esta noche, en el teatro Infanta Isabel, se estrenará la “función” en tres actos, original de “Tono” y Jorge Llopis, "La viuda es sueño". Los autores nos envían la siguiente conversación:
“Uno. —Oye, tú: hay que hacer la autocrítica.
Otro. —¿Y qué decimos?
Uno. —Tenemos que explicar cómo es “la función”.
Otro. —Es que si explicamos cómo es la función, ya no necesitan ir a vería, y si van a verla ya no necesitamos explicar la función.
Uno. —Es que lo que hay que explicar es si la obra es de tesis, o si los personajes son humanos. En fin, todas esas cosas que puede haber en una función...
Otro. —¿Y tú qué crees? ¿Tiene tesis o no tiene tesis la obra?
Uno. —Yo creo que no tiene tesis, pero si eso es tan importante en las funciones podemos dar un poco de tesis aparte.
Otro. —¿Y qué decimos de los personajes? ¿Son humanos o no son humanos?
Uno. —Pues no sé qué decir, porque yo no sé lo que se entiende por personajes humanos. Yo siempre he creído que humano es todo ser humano, diga pensamientos profundos o diga tonterías. Y hasta creo que es más humano decir tonterías que decir pensamientos profundos, ya que la tontería surge espontáneamente, y, en cambio, el pensamiento profundo requiere una complicada elaboración mental.
Otro. —Entonces, ¿decimos que “La viuda es sueño” es una comedia humana?
Uno. —No, vamos a no decirlo.
Otro. —¿Decimos que es un juguete?
Uno. —¡Horror!
Otro. —¿Decimos que es una farsa?
Uno. —¡Qué espanto!
Otro. —¿Decimos que es un entremés?
Uno. —¡Qué hambre!
Otro. —Entonces, ¿qué caramba decimos?
Uno. —Digamos que es... una “función”. — TONO Y JORGE LLOPIS. (ABC, 3 de diciembre de 1952, p.33)
...
Autocrítica [a "Al calor del tópico" (1953)]
Esta noche se estrenará
en el teatro Álvarez Quintero la “función” de “Tono”, música del
maestro Rosillo, Al calor del tópico. El
autor del libro dice:
“Al calor del tópico”
es, como indica su nombre, una “función” como todas estas funciones:
tiene música, tiene canto, tiene “bailo” y tiene unas señoritas como la
copa de un pino. El libro es un libro modesto y su única originalidad consiste
en que no lo ha escrito antes Oscar Wilde. Lo mejor, desde luego, es la música
y la interpretación, la presentación y la compenetración. Ellas y ellos están
como ya verán ustedes, si es que ustedes se deciden a verlo, que no les pesará.
—“TONO” (ABC, 10 de julio de 1953, p.25)
…
Autocrítica [a "La cura de amor" (1954)]
Esta noche se estrena en
el Infanta Isabel la comedia de Guitton La cura de amor, dialogada por “Tono”.
El autor de los diálogos dice:
Esta costumbre de
explicar al público lo que es una comedia y el propósito que nos ha guiado a
realizarla, siempre me ha parecido un puro disparate. El propósito siempre es
el mismo: estrenar y obtener un gran éxito. Y lo que es la “función”, ya
es más difícil de explicar. Alguien ha dicho, y si no lo ha dicho lo va a
decir, de un momento a otro, que el autor escribe una comedia, el actor
representa otra y el público ve una tercera, que ni es la que creyó escribir el
autor ni la que el actor cree que representa. No quiere decir esto que, si el
autor escribe “Edipo”, el actor represente “Las de Caín” y el
público vea “Un crimen perfecto”. Lo que quiero decir es lo que digo,
aunque no sé si digo lo que quiero decir.
No basta con que el autor
ponga en boca de D. Federico una frase que él cree graciosa, y que el actor
diga esa frase en un tono que él cree gracioso. No. Es imprescindible que el
público encuentre graciosa la frase y el modo de decirla. Lo cual quiere decir,
aunque tampoco sé si lo digo, que, en realidad, el autor del éxito es el
público.
Respecto a “La cura de
amor”, alguien me ha preguntado si era original o traducción, a lo que he
tenido que responder: “Traducción original”, ya que se trata de un
diálogo original escrito sobre una trama traducida.
¿Es divertida la “función”?...
Esto, que nadie me lo ha preguntado, pero que me lo pueden preguntar cuando
menos lo espere, tiene también su respuesta: El autor cree que sí, al director
también le parece, pero... queda el tercer hombre, y a él es al que ahora le
preguntamos. —“TONO.” (ABC, 2 de junio de 1954, p. 31)
…
Autocrítica [a "Crimen pluscuamperfecto" (1956)]
Mañana, miércoles, se
estrenará en el teatro de la Comedia, la obra de “Tono” “Crimen
pluscuamperfecto”. Su autor dice:
“Crimen pluscuamperfecto”
es una comedia policiaca, como ya habrán sospechado. No ha sido representada
des mil veces en Nueva York ni en Londres, pero, todo puede suceder... No
siempre se van a representar antes estas cosas en el Broadway.
“Crimen pluscuamperfecto”
tiene de todo, como cualquier crimen de vecino: “clímax”, “suspense”
y “happy end”, con lo cual va que arde. La interpretación es
realmente extraordinaria, como podrán ustedes comprobar en cuanto lo deseen, y
debo hacer un elogio personal e intransferible de Ismael Merlo, que. independientemente
de su indiscutible maestría representativa, ha montado y dirigido la comedia
con un sentido del humor ¡super-colosal!... Esto es la verdad, toda la verdad y
nada más que la verdad.
A todos, gracias, y a la
familia de la víctima, mi más sentido pésame. —“TONO.” (ABC, 11
de diciembre de 1956, p. 55)
…
[Antecrítica a "Anastasio" (1958)]
Esta noche se estrenará,
en el Reina Victoria una obra de Umberto Morucchio, adaptada por “Tono”,
con el título de Anastasio. El adaptador dice:
“Hubo una época después
de la Revolución soviética en la que los príncipes rusos invadieron el mundo.
Unos eran auténticos y otros apócrifos, que es un adjetivo que siempre me ha
parecido que suena a fontanería.
Como el mundo libre no
estaba preparado para esta “superpríncipepoblación” y la vida aprieta lo
suyo, estos príncipes tuvieron que asirse a cualquier tabla flotante y era
frecuente, en las grandes urbes, topar con un taxista príncipe, un camarero
príncipe o un vendedor de gomas para paraguas príncipe.
“Anastasio” fue un
príncipe de éstos. ¿Auténtico?... ¿apócrifo?... “¡That is the question!”
... Si puntualizáramos del todo, habría desaparecido el “suspense” y ya se sabe
que “vacaciones sin suspense son vacaciones perdidas”.
La obra de Umberto
Morucchio de la que procede “Anastasio” llevaba por titulo “Questa
sera o mai piú” que, traducido al indígena, quiere decir, como ustedes
habrán sospechado, “Esta noche o nunca”.
La gracia de su trama y
sus situaciones me llevaron a este libre arreglo y a la actualización de su
título y palabras, que yo espero merezcan la aprobación de su autor. Gracias.
Fernando Granada ha
montado la obra “echando el escenario por la ventana” y hasta ha
conseguido la colaboración de esa extraordinaria y magnífica actriz Maruja
Asquerino que ¡está de guapa...!
En fin, lo demás: los
decorados, los intérpretes, el agua corriente, etcétera, lo van ustedes a ver
y, desde ya, gracias por verlo. —“TONO.” (ABC, 12 de febrero de
1958, p. 60)
…
Auto-Autocrítica [a "Eva, Adán y Pepe" (1958)]
Está noche sé estrena, en
el teatro Lara la comedla de Tono Eva, Adán y Pepe. Su autor
dice:
“Esta costumbre de que el
autor escriba unas palabras antes del estreno de su comedia siempre me ha parecido
un contrasentido. ¿Es que el autor no ha escrito ya bastantes palabras al
hacerla? ¿Es, tal vez, para que el posible espectador sepa de qué se trata y se
ahorre el tener que asistir a la representación? ¿Acaso se obliga al autor a
explicar su propósito para así luego poder decirle que se ha equivocado de
medio a medio?... No es fácil encontrar el porqué…
Por esta razón, no sé qué
decir. Hay un recurso que no compromete demasiado: advertir que “sólo se ha
propuesto uno hacer pasar al público un rato agradable”, pero esto no deja
de ser una tontería. Ningún autor, premeditadamente, se propone fastidiar al
público y, cuando esto ocurre, el primero que lo lamenta es el autor y la
familia del autor.
Mas, en fin, como algo
hay que decir, diré que “Eva, Adán y Pepe” es una idea surgida de cierto
experimento que hace ya tiempo lanzó a las ondas sonoras el señor Orson Welles.
Partiendo de esta idea escribí mi “función” con el propósito de “hacerles
pasar un rato agradable”. (¡Ya lo he dicho!) Y, gracias a ese modelo de
empresarios, Conrado Blanco; a la deliciosísima Conchita Montes, al magnífico
Antonio Vico y al estupendo Gabriel Llopart, “Eva, Adán y Pepe” va a
iluminarse con la luz de las candilejas del Lara.
A ellos y a mis otros
colaboradores, gracias. Y.… a ver si nos ha salido una “Murallita”, un “Bailecito”
o “Los sobrinos del Capitán Grant”. —“TONO.” (ABC, 13 de mayo de
1958, p. 57-58)
…
“Hubo unos tiempos de opereta, maravillosamente frívolos y deliciosamente cursis, en los que florecieron algunos diminutos reinos que, como pequeñas islas en medio de aquella Europa alegre y confiada, servían de refugio a los náufragos de las Agencias de Turismo, ansiosos de gozar de su radiante sol de sus airosos tulipanes, de sus pompas y de sus boatos... Se bailaba “El vals de las olas”, se paseaba en “landeau” de dos caballos y se jugaba a las prendas, a la ruleta y a “Antón perulero” ...
Desfilaban los ejércitos cargados de pompones, se elevaban los intrépidos aeronautas en sus “montgolfieres” y en la Opera lanzaban sus “dos” de pecho y sus “tres” de pecho las superdotadas gargantas del momento...
Los méndigos tenían sus auténticas pulgas y pedían para pan y no para vicios, y los románticos enamorados se pegaban tiros de cuando en cuando por las enloquecedoras Bellas Oteros...
¡Qué tiempos aquellos, señora mía!...
La vida era más corta, pero más ancha. El día tenía veinticuatro horas; el café era café y las sopas eran de sopa...
Las gentes languidecían tranquilas, porque en aquel entonces de entonces uno se moría como Dios manda de enfermedades sencillas y decentes y no de enfermedades incurables como ahora.
Pero... un día los inventores se lanzaron a inventar inventos, y hoy una cafetera exprés, mañana una bomba de cobalto, consiguieron meternos el corazón en un puño y convertir nuestra pobre, pero honrada vida en un continuo e inacabable sobresalto.
[Autocrítica] de “La
última opereta” [(1960)]:
“Hubo unos tiempos de opereta, maravillosamente frívolos y deliciosamente cursis, en los que florecieron algunos diminutos reinos que, como pequeñas islas en medio de aquella Europa alegre y confiada, servían de refugio a los náufragos de las Agencias de Turismo, ansiosos de gozar de su radiante sol de sus airosos tulipanes, de sus pompas y de sus boatos... Se bailaba “El vals de las olas”, se paseaba en “landeau” de dos caballos y se jugaba a las prendas, a la ruleta y a “Antón perulero” ...
Desfilaban los ejércitos cargados de pompones, se elevaban los intrépidos aeronautas en sus “montgolfieres” y en la Opera lanzaban sus “dos” de pecho y sus “tres” de pecho las superdotadas gargantas del momento...
Los méndigos tenían sus auténticas pulgas y pedían para pan y no para vicios, y los románticos enamorados se pegaban tiros de cuando en cuando por las enloquecedoras Bellas Oteros...
¡Qué tiempos aquellos, señora mía!...
La vida era más corta, pero más ancha. El día tenía veinticuatro horas; el café era café y las sopas eran de sopa...
Las gentes languidecían tranquilas, porque en aquel entonces de entonces uno se moría como Dios manda de enfermedades sencillas y decentes y no de enfermedades incurables como ahora.
Pero... un día los inventores se lanzaron a inventar inventos, y hoy una cafetera exprés, mañana una bomba de cobalto, consiguieron meternos el corazón en un puño y convertir nuestra pobre, pero honrada vida en un continuo e inacabable sobresalto.
“La última opereta”
es una mirada nostálgica a aquel ayer de anteayer, que se fue con sus plumas,
sus melodías románticas, sus festones, sus perifollos y su luna sin la otra
cara...
Hemos pretendido con esta
“función” añorar deleitando, y en nuestro empeño hemos puesto lo mejor
de nuestros cerebros, que son los de ustedes... La compañía del María Guerrero,
capitaneada por Claudio de la Torre, pone también en el empeño todo su buen
arte interpretativo. Burgos ha creado, con su acostumbrado buen gusto, el lugar
del “suceso”, y los demás, hasta el último tramoyista, han aportado su
granito de arena...
A todos, gracias, y...
Ustedes tienen la palabra.
—TONO y Jorge LLOPIS.” (ABC, 15 de abril de 1960, p.54)
...
Autocrítica [a "Bubú" (1961)]
Hoy se estrena, en el
Reina Victoria, “Bubú” de Tono. Este dice:
“Pues resulta que se
estrena en el teatro Reina Victoria la “función” titulada “Bubú”, que a mí
se me ha ocurrido adaptar de la obra de los señores Barillet y Gredy, “La
reine blanche”; y, como siempre pasa en estos casos, hay que decir lo que a
uno le parece la obra. Y, ¿qué quieren ustedes que yo les diga?... A mí la obra
me parece muy bien, pero que muy bien. Prueba de ello es que he trabajado lo mío
con mucho gusto para ponerla al gusto de ustedes.
Creo que su tema es de una
actualidad palpitante y que tiene su gracia, su aquél y todas esas cosas, como
ya verán ustedes si es que se dignan verla ustedes.
María Fernanda de Ocón,
una de nuestras más jóvenes, y extraordinaria actriz, pone en la obra todo su
arte. José María Mompín, inmejorable actor, también pone en la obra mucho y muy
bueno y los demás componentes de la compañía están ¡que no digamos!
Mario Antolín pone en la
dirección todo su saber y gobierno y un servidor de ustedes su granito de
arena.
Así es que...—“TONO.”
(ABC, 12 de mayo de 1961, pp. 79-80)
…
Antecrítica [a "Cocó" (1964)]
Hoy, viernes, en función
de noche, se estrena en el teatro Valle-Inclán, con la compañía de Conchita
Montes, la comedia de Marcel Mithois “Croque-Monsieur”, adaptada a la
escena española por Tono con el título de “Cocó”. El adaptador
dice:
“Siempre que se plantea
este problema de la, nunca sé por qué, llamada “autocrítica”, le invade
a uno como un complejo de culpabilidad, así como si lo hecho por uno fuera algo
inconfesable. Porque el espectador español admira al que intenta hacerle
llorar, pero no da beligerancia al que pretende hacerle reír, y lo más que
exclama, después de haberse reído, es “¡Qué burro!”
En este caso, lo que ha
hecho uno es limitarse a cambiar de ropaje la obra de Marcel Mithois, ya
aprobada por el público parisiense y que se repite en las carteleras desde hace
dos años.
Mi opinión sobre la obra
es inmejorable. “Cocó”, que es el título con el que ustedes van a
conocer la comedia “Croque-Monsieur”, retrata un tipo de mujer que, a mi
modo de ver, le va a Conchita Montes como anillo de brillantes al dedo, y ésta
es la razón de ofrecérsela a ustedes.
Conchita Montes, como
ideal protagonista, y Fernando Fernán Gómez, como director de reconocida
sensibilidad, auxiliados por un justo reparto, han hecho un auténtico “tour
de forcé” (nunca más justificado el modismo) para poner en pie esta comedia
con todos los honores.
Yo inicio el aplauso que
todos se merecen, y espero que ustedes me secunden.
Por ello, gracias.”—“TONO”.
(ABC, 20 de noviembre de 1964, p. 88)
…
Ante-estreno de «Caviar
o lentejas» [(1965)]
Hoy se estrena en el
teatro Goya “Caviar o lentejas”, de Scarnici y Tarabusi, adaptada por Tono.
Este escribe:
“¿Autocrítica?... No,
puesto que no soy el autor de la obra.
¿Crítica?... Tampoco,
porque mal puedo criticar una obra que yo mismo he elegido.
¿Qué puedo decir
entonces?...
Puedo decir, tal vez, que
“Caviar o lentejas” es un sainete napolitano. Algo así como el sainete
madrileño, pero con queso.
Puedo decir también que “Caviar
o lentejas” es una graciosa comedia de costumbres (malas costumbres). Que
en Italia se han reído con ella y que en París se siguen riendo. Y que en
España espero y deseo que se rían. Por lo menos yo, que, como saben, soy muy
gracioso, he hecho lo posible en su adaptación para que así sea.
Por otra parte, la
compañía del teatro Goya, encabezada (¡qué mal suena esto!) por Ángel Picazo y
dirigida por Gustavo Pérez Puig, también ha echado toda la carne en el asador
(esto suena mejor).
Nuestro propósito es,
pues, que ustedes pasen un buen rato. Así es que véanla ustedes y que ustedes
lo pasen bien. —“TONO”. (ABC, 21 de diciembre de 1965, p. 101)
…
Autocrítica de «El
empleo» [(1968)]
Esta noche se estrena en
el teatro Valle-Inclán la obra “El empleo”, de Tono, bajo la
dirección de José Sazatomil. Su autor nos dice:
“Querido espectador:
Siempre que me encuentro
en el trance de tener que decir algo sobre alguna de mis funciones, me siento
un poco así como el señor que baja la escalera de su casa con su hijo y se
tropieza con algún vecino que le pregunta lo que siempre se suele preguntar a
los niños: “¿Eres bueno? ¿Cómo te llamas? ¿Qué vas a ser cuando seas mayor?
...” Y uno, padre al fin, responde por el niño: que se llama Pablito, que
es buenísimo y que cuando sea mayor va a ser quinielista de los catorce
resultados, que es lo mejor que se puede ser hoy día, tal y como están las
finanzas mundiales.
Claro está que, cegado
por la pasión de padre, no ve uno que. a lo mejor, el vecino, al continuar la ascensión
por la escalera, piensa para sus adentros: “¡Pues vaya niño asqueroso que
tiene don Federico!”
“El empleo” es el
hijo que he tenido esta primavera y que, secundado por Vicente Ramírez,
empresario del teatro Valle-Inclán, por su director Sazatomil y por los
valiosos componentes de la compañía, he lavado, vestido y acicalado con el
propósito de que quede aparente y responda a las preguntas de nuestros vecinos,
que son ustedes.
¿Es guapo? ¿Es feo?... A
nosotros, como buenos padres, nos parece presentable. Pero ¿no nos cegará
nuestra pasión y será un niño repugnante...?
Ustedes tienen la palabra
y, mientras tanto, ya saben que en el sótano derecha del número uno de la calle
de la Princesa, tienen ustedes un padre que pretende que su pobre hijo llegue a
entrar en quintas, por lo menos...”—TONO. (ABC, 14 de abril de 1968, p.
95)
...
Antecrítica de «El don de Adela» [(1969)]
Hoy jueves se estrena en el teatro Arlequín, bajo la dirección de Cayetano Luca de Tena, la comedia de Barillet y Gredy “El don de Adela”. Su adaptador dice:
“El don de Adela” es la primera colaboración de estos dos autores y también su primer éxito. Se estrenó en París hace ya algún tiempo y se mantuvo en cartel durante siete temporadas. Y ella fue la culminación de la carrera de una joven actriz hasta entonces desconocida: Gaby Sylvia. Barillet y Gredy estrenaron más tarde varias obras, entre ellas “La plume” (“Minouche” en España) y “La reine blanche” (“Bubú”), que yo mismo adapté y recientemente “Flor de cactus” y “Cuarenta quilates”
“El don de Adela” es una fantasía rebosante de gracia y encanto, que no dudo obtendrá en España tan duradero éxito como en su país de origen.
Mi aportación a ella ha consistido simplemente en amoldarla a nuestro público y a nuestras costumbres. Su acción es una oportunidad de lucimiento para una actriz y yo tengo la seguridad, eso sí, de que Julita Martínez hará de “El don de Adela” una insuperable creación como antes la hizo con aquella “Pepsi”, de cuyo nombre no quiero olvidarme.
Eso es todo y ahora ¡arriba el telón! ...— TONO. (ABC, 27 de noviembre de 1969, p. 85)
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Antecrítica de «El don de Adela» [(1969)]
Hoy jueves se estrena en el teatro Arlequín, bajo la dirección de Cayetano Luca de Tena, la comedia de Barillet y Gredy “El don de Adela”. Su adaptador dice:
“El don de Adela” es la primera colaboración de estos dos autores y también su primer éxito. Se estrenó en París hace ya algún tiempo y se mantuvo en cartel durante siete temporadas. Y ella fue la culminación de la carrera de una joven actriz hasta entonces desconocida: Gaby Sylvia. Barillet y Gredy estrenaron más tarde varias obras, entre ellas “La plume” (“Minouche” en España) y “La reine blanche” (“Bubú”), que yo mismo adapté y recientemente “Flor de cactus” y “Cuarenta quilates”
“El don de Adela” es una fantasía rebosante de gracia y encanto, que no dudo obtendrá en España tan duradero éxito como en su país de origen.
Mi aportación a ella ha consistido simplemente en amoldarla a nuestro público y a nuestras costumbres. Su acción es una oportunidad de lucimiento para una actriz y yo tengo la seguridad, eso sí, de que Julita Martínez hará de “El don de Adela” una insuperable creación como antes la hizo con aquella “Pepsi”, de cuyo nombre no quiero olvidarme.
Eso es todo y ahora ¡arriba el telón! ...— TONO. (ABC, 27 de noviembre de 1969, p. 85)
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