jueves, 6 de septiembre de 2018

Francisco Umbral entrevista a Julián Marías (Destino, 26 de enero de 1963)


JULIÁN MARÍAS: NUEVO VOLUMEN SOBRE ORTEGA
«ULTIMAMENTE ha dado conferencias en Brasil, Argentina, Puerto Rico...» El filósofo y ensayista Julián Marías, a solas con sus libros en orden. Hay en la gran biblioteca rectangular retratos de todo el 98. J. M es un hombre discreto, suasorio, que intenta o quisiera, a veces, resultar imperceptible. Una rigurosa e invisible cuadrícula ordena y distribuye, sin duda. las ideas, las horas, la vida de esta casa. «Mis temas han sido la sociología y la literatura.»
—¿Interesamos en América?
—Yo creo que mucho. Y no sólo en los países de lengua española. Brasil importa tantos libros nuestros como todo el resto de Sudamérica. En Brasil se nos lee en castellano y en portugués. Pero hay un fenómeno curioso: nuestras obras de pensamiento han calado allí más que las literarias.
—¿Qué es su último libro, «Los españoles»?
—«Los españoles» comprende una serie de ensayos con unidad interior. En este volumen trato de recoger unas cuantas figuras y problemas españoles, desde el siglo XVIII a la actualidad.
—¿Cuál es la médula intelectual de esos ensayos?
—Un temple liberal español matizado por lo que yo llamo «melancolía entusiasta».
Julián Marías se ocupa actualmente en la preparación de un nuevo volumen de su monumental obra sobre Ortega: «Ortega, circunstancia y vocación». Asimismo, dirige un Seminario de Investigación y dicta cursos para estudiantes americanos. Colabora en revistas españolas y en «La Nación», de Buenos Aires.
—¿Qué se estudia en su Seminario de Investigación?
—La estructura social española desde el XVIII para acá. En este Seminario trabajan conmigo Laín, Lapesa. Aranguren, Fernández Almagro. Lafuente Ferrari, etc. También contamos con varios colaboradores jóvenes.
A propósito de su inminente volumen orteguiano, queremos plantear a Marías el tema de Ortega y la última juventud española. «Los jóvenes —nos dice— descubren ahora que a Ortega lo hablan perdido. En un país donde cada autor suele tener detrás un viento favorable que lo empuja. Ortega ha sido un solitario a quien se ha atacado desde todas partes, incluso desde el sector que pudiera considerarse más afín a él. Por eso la juventud lo conocía poco y mal
Francamente optimista sobre la función mayoritaria del pensador, Julián Marías nos asegura que un libro filosófico tiene hoy en España más venta proporcional que en cualquier otro país de Europa. «La filosofía se vende ya tanto o más que la novela. Y por lo que se refiere a América, yo he dado en Argentina un curso de filosofía donde los asistentes pagaban matricula, y, además de las mil cien personas que llenaban las butacas, otras cuatrocientas han permanecido de pie.» Julián Marías es, quizás, el único hombre de pensamiento a quien un empleado de Correos de Burgos, o un juez de Nájera, le han escrito cartas de lector inteligente sobre sus propios libros. Luego está la anécdota entrañable del obrero que le pedía un libro que no podía comprar. O el caso del trabajador español en Estocolmo que se le presentó con trece ejemplares de sus obras para que se los firmase. «Todo esto se debe, quizás, a que el filósofo o ensayista español, por lo general, no emplea en sus escritos un lenguaje técnico, especializado, siempre repelente para el profano, sino que procura escribir de modo sugestivo y ameno. Yo creo mucho en la eficacia del bien escribir. Esta tradición de escribir bien no se ha perdido nunca en España.»
—Pero ahí están los avanzados del «como salga»... Parece que el cuidar el oficio es ya para ellos una lascivia burguesa
—Esos no son verdaderos escritores. Han advenido circunstancialmente a la literatura, y yo diría que escriben sin vocación. Se obra en ellos una pseudomorfósis que les hace rasar por lo que no son.
Julián Marías, el hombre del trabajo solitario y constante echa de menos en la vida y en los libros de hoy el tema del amor. «Se escriben novelas de sexo, que siempre es más fácil que escribir novelas de amor.»
—¿No será esto, por lo que se refiere a España, una reacción contra anteriores limitaciones?
—No lo creo, porque lo cierto es que siempre ha habido bastante libertad al respecto. Lo sexual se maneja hoy como atractivo fácil de un libro. Por otra parte, si, como supongo, la literatura influye sobre la vida, resulta que Petrarca y el petrarquismo han condicionado el estilo amoroso occidental durante siglos. Pero actualmente asistimos a un empobrecimiento reciproco del Lema en los libros y en la vida.
Al final de la entrevista es cuando los retratos noventayochistas descienden a conversar con nosotros. «Ellos están en plena vigencia por su preocupación española, compatible con una ausencia de todo nacionalismo. Su europeísmo lo llamamos hoy accidentalidad. Ellos eran veraces y fieles a su condición de escritores. Son nuestro mejor precedente.»
—¿Le molesta a usted que le llamen ensayista?
—No. Al fin, todo es ensayar.
Francisco Umbral, Destino, Año XXVII, Núm. 1329 (26 enero 1963), p. 34

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