Estamos en La Habana, esa ciudad que sorprende al muchacho venido de Gibara. Empieza en seguida, me imagino, las inclinaciones hacia cierto tipo de cosas… ¿hacia las letras ya?, ¿hacia el cine?…
Bueno, yo había tenido un
encuentro con el cine a muy temprana edad. A los 29 días de nacido mi madre me
llevó al cine por primera vez a ver la reprise
de Los “Tres jinetes del apocalipsis”… “Los cuatro jinetes [del apocalipsis]”,
perdón… y yo recuerdo que yo era capaz de leer películas, es decir de verlas y comprenderlas… mucho antes de saber
leer. Quiero decir que empecé a leer a los cuatro años… y yo ya era un aficionado
al cine cuando tenía dos y tres años y recuerdo películas de esa época, no sólo
comedias americanas sino, inclusive, las melodramáticas y las tristes… deprimentes, películas de Carlos Gardel… películas argentinas.
Toda la obra literaria de Guillermo Cabrera está, en cierto modo,
influida por esta pasión cinematográfica…
Influida por el cine y también
muy influida por los, lo que se llama en Cuba, muñequitos, que llaman ustedes
aquí tebeos, esa fue también mi primera literatura y precisamente por mi
interés en los muñequitos fue que aprendí a leer… porque no me interesaba
aprender a leer y sin embargo quería comprender lo que decían los globos de
aquellos muñequitos… y aprendí a leer prácticamente yo sólo con auxilio de los
muñequitos, y recuerdo perfectamente el día en que esto ocurrió, la primera vez
que pude leer una frase, y fue precisamente de unos muñequitos llamados Benitín y Eneas, que me gustaban mucho
en esa época… que eran unos muñequitos cómicos…
…y que todavía se pueden encontrar, por ahí, alguna vez…
-Yo no sé. Dejaron de aparecer en
Cuba desde el año 59, pero no me he vuelto a encontrar con ellos, sin embargo
me he encontrado con otros muñequitos de la época como Tarzán, el Príncipe valiente,
uno que se llamaba The Spirit… Dick Tracy… esos los he vuelto a ver en
antologías publicadas en Estados Unidos y compradas por mí en Londres.
¿Cuándo, entonces, se fue afirmando la vocación literaria?
-Mucho más tarde. Yo entonces
estaba estudiando el bachillerato, y mi padre pensaba primero en destinarme a
la carrera naval, cosa que era verdaderamente absurda porque no tengo nada de
marinero y además soy muy pobre en matemáticas. Entonces en el instituto yo era
un estudiante bastante indiferente. Me interesaba más el deporte, el baseball,
que se llama la pelota en Cuba, y un día, un profesor, que, después con los
años comprendí lo bueno que era, me empezó a hablar de la Odisea y comenzó a hablar del regreso de Ulises a Ítaca y de su
perro Argos que lo recibió, y momentos después de recibirlo murió… y a mí me
pareció tan interesante esa historia que comencé a interesarme por la literatura
inmediatamente. Y me convertí en un muy buen alumno de historia literaria, pero
no fue hasta… el año 47 en que me encontré un texto de Miguel Ángel Asturias, El señor presidente, y se me ocurrió
parodiarlo haciendo un cuento que utilizaba los mismos elementos de repetición
y de… utilización de ciertos sonidos y ciertas sílabas y este cuento, para mi
sorpresa, fue aceptado por la revista Bohemia
que era la revista más popular de Cuba y así comenzó lo que comenzó como una
broma, se hizo serio hasta convertirse en una afición, después en una profesión
y, finalmente en una obsesión.
¿El estado actual es el de obsesión?
-Sí. Una obsesión con las
palabras, una obsesión con el lenguaje. Exactamente.
Y el estado de mañana es imprevisible…
-Yo creo que… yo tengo una teoría
respecto a la literatura de que cada libro debe que tener su lenguaje y he
tratado que mis libros diferentes sean escritos de forma diferente. Yo creo que
mañana la literatura mía estará más compuesta de nostalgia, que es a lo que
tiende en estos momentos.
Pero los últimos libros, y de eso ya hablaremos en su momento, de
Guillermo Cabrera son unos libros más bien experimentalistas.
-El último libro, precisamente,
es una especie de experimento que se llama “Exorcismo de estilo” o de “estío”.
Ya desde el título hay una intención de burlarse de las formas estilísticas.
También parodia mucho la retórica. Y hay ciertos elementos experimentales en el
libro.
Adenda:
Entrevista a Guillermo Cabrera Infante en Televisión Española. (Video.)
Introducción.
Presentación, infancia y juventud.
Adenda:
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