domingo, 18 de noviembre de 2018

[Los trabajos y los días] Fragmentos de un diario de Ángel Crespo (Campo de Agramante, 2013)


[LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS]
Fragmentos de un diario
(1983: 5 de abril - 27 de abril)
ÁNGEL CRESPO

Mayagüez, 5 de abril de 1983
He releído, como preparación a otras lecturas sobre el mismo asunto, el libro -muy mediocre- de John Whitman El poder psíquico de las plantas, más sensacionalista que científico, y ni siquiera decentemente divulgador. Pero recordaba que hay en él algunas ideas que me hacen sonreír ante la petulancia de la ciencia oficial.
Entre las informaciones útiles de este libro se encuentra un resumen de las experiencias llevadas a cabo, con toda suerte de controles, sobre el efecto de la música en el crecimiento de las plantas, según los cuales la música de rock las destruye mientras la clásica estimula su desarrollo, con lo que se da la razón a la teoría de las correspondencias, de la que tanto se han burlado los "científicos", y que es una de las bases de la verdadera poesía -y del hermetismo. Y no cabe duda de que esta correspondencia entre la música -el número- y la vida da la razón a las geniales -y actuales- intuiciones de los pitagóricos.
Ahora se preguntan los "científicos" -esas gentes sin espíritu en acto- si ciertos cantos y melopeas son capaces de producir efectos terapéuticos. ¡Tantas pedanterías para llegar después a este planteamiento!
En este mismo orden de ideas, Frank A. Brown Jr. Llega a la conclusión de que "el entorno físico de las cosas vivas es, de hecho, un compuesto de ritmos" ¿Y qué otra cosa podía ser siendo cierta, como lo es, la Tradición? El mundo sólo puede pensarse poéticamente.
17 de abril
Empiezo a preparar, para Ínsula, un artículo al que titularé "Juan Ramón Jiménez en el pensamiento crítico de Oreste Macrí".
18 de abril
Carta de Carlos de la Rica, que ya ha dado a la imprenta el libro sobre mi poesía, y espera tener pruebas de él a mediados de mayo.
También me escribe Miss Jean R. Longland, a la que conocí en el simposio pessoano de Nashville, anunciándome el envío de varias publicaciones suyas y pidiéndome información sobre las mías. Es una anciana simpática y habladora, de la que hay algunas buenas traducciones de Pessoa al inglés. Es bibliotecaria en Nueva York y una de las lusitanistas más destacadas y trabajadoras de los Estados Unidos. Y me parece una mujer modesta y sin pretensiones.
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Mientras estoy absorbido por el trabajo me siento tranquilo, sereno, pero cuando no estoy trabajando siento, a veces, una expectativa, más que una inquietud: es como si esperase algo importante -y me parece que favorable- que debe suceder y en lo que yo no puedo influir de ninguna manera, ni tampoco intuir su naturaleza ni su procedencia.
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Sigo leyendo a Luigi Pulci y trabajando en la revisión de mis poesías.
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He oído parte de II retorno di Ulisse in patria, de Monteverdi.
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De la carta de Miss Longland: "It's a great pleasure to meet a mythological character like you after knowing your work for so many years"[1].

19 de abril

Sigo trabajando en mi poesía. Algunos de los poemas sólo necesitan algunos retoques o la supresión de lo superfluo o de esos primeros versos en los que la inspiración todavía no se ha encontrado. Otros, en cambio, tengo que rehacerlos. Ayer di por definitivos cuatro; hoy, tres.
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Carta tumultuosa y pesimista de José Bento; carta erudita de Franco Meregalli.
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Siento que el sol empieza a acercárseme demasiado.
20 de abril, miércoles
Carta de Joaquina Pessoa, afectuosa, larga y llena de explicaciones. Pessoa me envía un ejemplar del número 5/6, II serie de la revista Jornal de Poetas e Trovadores, en el que se publica mi poema "Un vaso de agua para la madre de Juan Alcaide", además de los de los poetas que han participado en el Encuentro, o que le habría gustado a sus organizadores que hubiesen participado.
De la carta, de lo leído en El País y de una copia de las actas, que también me envía J.P. se deduce el fracaso del encuentro, en el que la política regionalista ha hecho de las suyas. Demencial.
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Me ha divertido -y enseñado- mucho la lectura de Il Morgante, que terminé ayer, para empezar acto seguido la del Orlando Innamorato. ¡Qué florentino tan jugoso y tan popular el de Pulci! ¡Y qué inteligencia tan despierta -y qué valor- la de este hombre que confiesa a lo largo de varias octavas haber practicado la magia!
No sé si leería este libro Balbuena pues no tengo noticia de que fuese traducido al español como los poemas de Boiardo y Ariosto, y es algo que me intriga y procuraré estudiar en su momento[2] Por ahora, basta con el gozo de su lectura y por haber conocido -¡por fin!- a Pulci.
21 de abril
Delatte me comunica que tiene a mi disposición la edición Plon de las Mémoires de Casanova, es decir, las memorias auténticas. En menos de un año he logrado reunir los materiales más necesarios para mi traducción[3].
23 de abril
Hoy he escuchado toda la Antigona de Carl Orff, muy bien dirigida por Ferdinand Leitner. Me ha gustado más que su Edipo el tirano.
24 de abril

Me parecen bellísimos los cantos de la segunda parte del Innamorato en los que se habla del palacio encantado de Morgana (la Fortuna, la Ventura) y en especial la descripción de los encantados que hablan con Rolando desde detrás de un cristal mágico. La figura de Rodamante es muy original pero Boiardo, hasta lo que llevo leído, no ha sabido sacar las consecuencias de la magnífica presentación que hace de este héroe.
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Hoy, piezas cortas de Stravinsky: "Juego de cartas", las suites 1 y 2 para pequeña orquesta, "Apolo Musageta", "Polichinela" y la "Historia de un soldado". Admiro, sobre todo, en este gran músico, su falta de prejuicios, su no querer parecer un compositor importante, es decir, su entrega total y aparentemente ingenua, al acto de componer.
25 de abril
Hoy he conseguido acariciar al cactus más espinoso de mi balcón sin que las espinas se me claven en las manos. Uno de ellos está lleno de lunarcitos amarillos cada uno de los cuales está formado por minúsculas espinas que se clavan en la piel al menor roce y son casi imposibles de sacar de ella. He logrado, pues, hacerme amigo de estas hostiles plantas.
27 de abril
The Secret Life of Plants, de Peter Tompkins y Christofer Bird, es un libro serio de divulgación pero que se presta, como todos los escritos de cualquier género, a malas interpretaciones. Los autores exploran la ciencia no oficial y tratan de demostrar que ésta es convencional y conservadora en sus métodos y sus actitudes; y demuestran que la Tradición está siendo confirmada por hechos reales que, como tantos de los clasificados por los "científicos", no tienen explicación y, sobre todo, no concuerdan con sus principios.
Estoy completamente de acuerdo, en este orden de cosas, con Sir James Jeans, citado en este libro, cuando dice que "the stream of human knowledge is impartially heading towards a non mechanical reality: the Universe begins to look more like a great thought than a great machine"[4] ¿Y cómo no voy a estar de acuerdo con la afirmación de George Eliot de que las flores nos ven, si hace muchos años -en 1949- escribí, por pura intuición, el poema "Las cosas"? Y antes de que se hablase de que hay vida en todas las cosas yo titulé a uno de mis libros Todo está vivo.
Que hay una relación entre las plantas y los hombres es algo que yo he experimentado, he sentido que algunas matas, arbustos, árboles, hierbas, parecían pedirme que me detuviese para acompañarlas más que para contemplarlas. Esto me sucedió de manera que llegó a emocionarme en el Pirineo Aragonés, donde un escaramujo bellísimo me inspiró el poema "Dios silvestre" de El aire es de los dioses.
Que Sir Jagodin Chandra Bose afirmase que, incluso desde el punto de vista de la experimentación científica, "points of contact emerge between the Living and the non-Living"[5] no hace sino confirmar que la muerte no existe. El problema no es la continuidad de la vida, sino la continuidad de la conciencia individual.
Este libro me da noticias nuevas sobre Goethe, cuyas obras sobre botánica me gustaría leer. Es admirable que descubriese que las tendencias de los vegetales -¡y de los animales!- a crecer vertical y horizontalmente confirman la vieja idea esotérica de los principios horizontal o femenino (tierra) y vertical o masculino (cielo) cuya representación dio origen a la cruz. La poesía descubre a veces lo que se había olvidado o, sencillamente, lo que no sabía el poeta; y ello demuestra -con sus coincidencias- que hay una verdad oculta.
¡Qué importante la idea órfica -ahora demostrada- de que las ondas musicales afectan al crecimiento de las plantas! Neoplatonismo y pitagorismo son confirmados, una vez más en una de sus más importantes afirmaciones.
Y es importantísimo que también la danza -otra forma de armonía- surta los mismos efectos.
Aún más me impresiona que el cuerpo magnético (por llamarlo de alguna manera) de un vegetal mutilado continúe siendo completo según los experimentos científicos, incluso cuando no hay posibilidad de regeneración ¡se trata de la idea, que es anterior y posterior a su realización! Platón tenía razón en ese punto.
Pero lo que más me impresiona es que, tanto la ciencia occidental como la soviética -esta última "materialista" pero dialéctica- hayan comprobado y admitido que las plantas transmutan los metales, y no mediante la liberación de una gran cantidad de energía, sino mediante un proceso paciente y delicado como el de los alquimistas.
Todo esto -y tantas otras cosas que están o no están en este libro- demuestran que a partir del racionalismo del siglo XVIII la ciencia es un error metafísico, y que ni siquiera es acertadamente descriptiva.
Rudolf Hanschka dice que la vida no es el resultado de una combinación de elementos, sino algo que precede a los elementos, los cuales no son sino un precipitado de la vida. ¡Otra vez las ideas platónicas expresadas de otra manera! Y casi igual, pues pregunta: "¿No es más razonable suponer que la vida ha existido mucho antes que la materia y ha sido el producto de un cosmos espiritual preexistente?"
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Ayer y hoy música de Max Reger, entre otras cosas el estupendo "Sexteto de cuerda".
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He empezado a traducir O Livro do Desassossego.
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Sentencia en casación contra los sublevados del 23 de febrero, con aumento de penas para dos de ellos. ¡España ya no le tiene miedo a su ejército!


Homenaje a Ángel Crespo 1926-1995, Campo de Agramante 19, 2013, pp. 59-64


[1] "Es un gran placer haber conocido a un personaje mitológico como usted después de estar familiarizada con su obra durante tantos años".
[2] Á. Crespo tenía el proyecto de hacer una edición crítica de El Bernardo de Bernardo de Balbuena, que fue el primer obispo de Puerto Rico, desde su llegada a aquella Isla. La edición sería para El Toro de Barro y en los días de la escritura de este Diario acababa de recibir el microfilm de la primera edición, por lo que -como preparación para su trabajo- se entregaba a la lectura de poemas heroicos italianos.
[3] La traducción de las Memorias completas de Casanova, que A. Crespo tenía contratadas con la editorial Seix Barral, no llegó a realizarse por cambio de criterios en la dirección literaria de esta editorial. Solamente vieron la luz, en traducción suya, las Memorias de España.
[4] "La corriente del conocimiento humano se dirige imparcialmente hacia una realidad no mecánica: el universo empieza a verse más como un gran pensamiento que como una máquina".
[5] "emergen puntos de contacto entre los seres vivos y los no-vivos".

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