miércoles, 10 de octubre de 2018

Cristóbal Serra: "Prologuet a "Fogueró de Guaspires"" (S´Esclop, nº 19, 2005, pp. 16-17)


Pequeño prólogo a Fogueró de Guaspires[1]

Joan Guasp, autor de la original novela El Cavall, es, además de un narrador nato, un acuñador de frases memorables.
Y eso me lo creí cuando me dio a leer sus primicias sapienciales, y que estás no serían tan ingrávidas ni tan teñidas de vis cómica. Lo cual es indudable. Escribe a latigazos, como si fuera un fustigador de vejestorios. Enseguida se ve su trastienda: no quiere ser visto como un tibio o un negligente. Es un admirador de la palabra de Dios, de la vida extraordinaria de Jesús y de un montón de valores auténticos que le alejan -aunque él, a las claras, no lo confiese- de la forma de ver las cosas que suele tener el bonzo burgués.
En el libro, en un momento dado, nos descubre su genealogía, haciéndonos saber que proviene de una progenie rural y campesina. Nos lo revela con esta observación telúrica: Provengo de una familia en la cual la madrina meaba de pie. El lector no leerá aquí a una alma linfática, debilitada por siglos de cultura.
¿Cómo calificar a este libro? Yo, sin vacilación lo denominaría un libro de notas y de aforismos. Notas y aforismos que, a causa de su brevedad, dan siempre la impresión de permanecer inacabados. Quizá no hubieran querido presentar tan desnudos, pero aquí los tenemos. Son como una mujer que poco a poco se hubiera ido quitando sus medias, su ropa más íntima, para permanecer en un estado virtuosamente adámico.
Naturalmente, al fin y al cabo, eso de la nota y del aforismo es una pura cuestión de forma, aunque muy vinculada al fondo. 
En una nota, de igual manera que en un aforismo, el fondo no se puede descuidar. A un fondo se le tiene que dar una forma.
La nota es muy apropiada al objeto. Dice poco más o menos lo que quiere decir. Es muy cándida, y confía mucho en lo que dice. Eso sí, tiene la virtud de dejar al lector la libertad de darla forma o tragársela tal cual. En el fondo, una nota es como un campanilla que quiere sonar y resonar. 
El escritor de notas (que en este caso se llama Joan Guasp) es un ser que suelta las bridas, pica las espuelas y que tiene un gusto gamberro por la libertad. Lo que le interesa es hacer «notar» esto, aquello y lo de más allá. Y disfrutar mucho con la paradoja. ¿Para qué escribir si no lo es para dejar patente la nota discordante?
Joan Guasp tiene algo de humor-bête, asilvestrado, por no decir muy burro. Se podría hacer una lista interminable de sus escuetos aforismos. E aquí unos cuantos: 
- Epitafio: «Aquí no yace nadie, ni siquiera yo».
Más que el perro se debería domesticar dueño del perro
No basta ser ingenioso: también hay que ser ingeni-loro, ingeni-elefante, e incluso ingini-hombre.
Yo no habré vivido una vida, sino una lumbociática crónica.
Los beatos falsos no ofenden a Dios: le molestan.
La pasta mentrifica actúa de forma diferente a la pasta dentífrica: la pasta dentífrica limpia los dientes, y la pasta mentrífica desenfanga la mente.
He cometido un acto más vil que robar, odiar y matar: he escrito un libro[2].
¿Qué tipo de hombre hay detrás de este glosario?
Es un anotador que podría escribir una colección titulada «Notas cuasi-diarias». Sino cada día, muchos son los días del mes que registran sus nótulas. Siente un agobio interior, una necesidad de decir lo que lleva dentro. La misma necesidad  que tiene de ejercer el periodismo vía artículo. Pese a ser un narrador fecundo, un redactor de comentarios, Guasp es, más que nada, un periodista. Su objetivo, aunque crea el contrario, es el de hacer llegar al lector normal las grandes verdades esenciales y su aplicación en todos los aspectos de la realidad y de la vida. 
Guasp confiesa que, cuando más disfruta, literariamente hablando, es cuando narra o cuenta, pero yo no lo creo así. A mi parecer, el placer supremo se lo encuentra en el momento de redactar estas nótulas de contrabandista de las letras, con las cuales pasa de tapadillo no pocas rebeldías. Pues, ahí donde le ven, el Guasp anotador es una mezcla de ingenuidad y de denuncia; de rechazo y de afirmación reivindicativa.
Aquí se muestra más natural y directo que en su colaboraciones para Última Hora, por mucho que nunca suponga un cambio en su forma de pensar, por muy diferente que sea su marco. Y esto es algo muy digno de subrayar, porque en la prensa de nuestros dias hay muy pocos ejemplos de tanta precisión moral.
Así sus guaspires son un compendio de su doctrina «cuasi-diaria», caracterizada por una gran dosis de buen humor. Ejemplos de este sentido del humor que nunca dejan de expresar sus palabras podrían ser estos: 
Si te sientes culpable eres un idiota. Si no te sientes culpable eres un irresponsable: elige.
Terrible pregunta: Si algún día yo dejas de escribir, que se daría cuenta? Respuesta balsámica: Yo mismo.
Hay personas que son como las flores del jardín de Alicia: sólo hablan cuando tienen un interlocutor digno.
- Eres feliz? - No, yo soy humano[3].
Volviendo a sus características periodísticas, he de decir que siempre están presentes en sus guaspires. Y es que Guasp, escriba lo que escriba, piense lo que piense, está siempre, como reza el dicho periodístico, al pie del cañón. Pues como muy bien afirma, desde que se convirtió en escritor, necesariamente hubo de tomar en consideración al vegetarianismo. Y no sólo al vegetal vivificador, sino también al periodismo sin el que no sabría vivir. El periódico es su primera cátedra, y el apunte es la rúbrica de lo que haya podido decir. Todo ello se ve reflejado en el humanismo de sus chistes que, por otra parte, refuerzan su esqueleto sobrenatural. La convicción plena de que todo lo que dice tiene su  apoyo en la realidad.
Como corolario final, yo diría que Joan Guasp se incluye dentro de la línea de los anotadores: Leopardi. Lichtenberg, Léautaud, Chamfort, Oscar Wilde. Al fin y al cabo, la literatura lúdica-reflexiva mallorquina ofrece una gran escasez de libros de este género, y menos aún ofrece haces de aforismos como el que nos ocupa (a no ser que sean los proverbios lulianos). Así, el hecho de toparnos con un libro como este -caracterizado por una expresión apretada e irremisible-, es todo un descubrimiento.
Tener dentro de la literatura catalana un artífice de aforismos, un innovador de este género, que se remonta a los griegos (Diógenes y otros), y se depura con los románticos alemanes (Novalis), creo que merece la atención del lector más despierto. 
Cristóbal Serra 
S´Esclop, nº 19, 2005, pp. 16-17
Traducción de Don Cógito

[1] Prólogo de Cristòfol Serra para la 1ª edición d’Aforismes (Fogueró de Guaspires), publicado por Lleonard Muntaner, Editor. Palma, 1999. En la presentación a los lectores, titulada Una pandilla de buenos amigos (Una colla de bons amics). Joan Guasp escribe: “[…] debo de mencionar las diferentes lecturas que de mis guaspires me ha hecho Tòfol Serra, viejo amigo escritor de los tiempos en que él publicaba, impreso en multicopista, su memorable Péndulo. De hecho fue él quien primero me propuso el título de mi colección: Mall de guaspires, relacionándola con el fuego que se desprendía de los pensamientos y para confundir la palabra Mall con el Mai, que es así como lo pronunciamos en Mallorca, aunque no decimos  Maiorca (cosas del juego fonético de la lengua catalana). Pero acabamos, bajo mi responsabilidad, por titularlo Fogueró [hogera], concepto más sugerente del contenido lúdico y festivo de todo el conjunto."
Aforismes (Fogueró de Guaspires) cuenta con una interesante presentación, titulada Beber como las gallinas (Beure com les gallines), a cargo del Dr. Francesc Bujosa, catedrático y profesor de Historia de la Medicina a la UIB. 

[2] - Epitafi: «Aquí no hi jeu ningú, ni tan sols jo».
Més que el ca s 'hauria de domesticar l´amo del ca.
No basta ser enginyós: també s'ha de ser enginylloro, enginy elefant, i fins i tot enginyhome.
Jo no hauré viscut una vida, sinó una lumbociàtica crònica.
Els beatos falsos no ofenen Déu: l'emprenyen.
La pasta mentrifica actua de forma diferent a la pasta detrítica: la pasta dentífrica neteja les dents, i la pasta mentrífica desenfanga la ment.
He comès un acte més vil que robar, odiar i matar: he escrit un llibre.

[3] Si et sents culpable ets un idiota. Si no t'hi sents ets un irresponsable: elegeix.
Terrible pregunta: Si algun dia jo deixes d'escriure, qui se n'adonaria? Balsàmica resposta: Jo mateix.
Hi ha persones que són com les flors del jardí d'Alicia: sols parlen quan tenen un interlocutor digne.
- Ets feliç? - No, jo soc humà.

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