Pasó José María Castroviejo. Poeta y
cazador celta
El escritor alza la copa de albariño en las fiestas de este antiguo vino, en Cambados |
PASÓ
por Barcelona José María Castroviejo, el escritor compostelano venido a nuestra
ciudad para hablamos de la poesía del alma celta y Valle Inclán, dos temas que
el gran escritor siente profundamente. José María Castroviejo, reside en su
Galicia natal, frente a Vigo, en Tirán, donde ha filudo sus últimos escritos,
cumple allí, amén de su alto oficio de escritor, sus dos más vehemente
aficiones: el amor al mar y el cariño por los bosques, por los pájaros, por la
caza. José María Castroviejo, barbado y bondadoso, es un hombre de múltiples
sabidurías: el ejercicio misterioso y profundo de la poesía, el conocimiento de
pájaros y peces, el celoso cuidado de la caza, pues no en vano es guarda mayor
de Caza y Pesca Fluvial del Reino de Galicia, el vigilante celoso de otras
cosas seculares gallegas como son la cocina y el vino —es presidente del Tribunal que averigua anualmente cuál es el mejor albariño en la villa de Cambados—. Escribe sobre todo ello, camina, incansablemente por la tierra
gallega y navega por el mar. Y al lado de ello posee una serie de conocimientos
envidiables en nuestros días: conoce canciones, imagina leyendas, escribe
puntuales narraciones de sucesos sobrenaturales y mantiene sobre todos estos
temas un constante contacto con su gran amigo, otro poeta e inventor de
misteriosos sucesos como es Álvaro Cunqueiro.
Vive
Castroviejo con un envidiable aplomo esta vida antigua y rural lado mismo de la
muy moderna ciudad de Vigo. De todos estos conocimientos va dejando muy completa
noticia en sus libros. Once ha publicado, el mismo número que hijos ha tenido.
En sus libros de poemas recoge su amor al mar y a la montaña en la forma más
lírica y estremecida. En sus obras en forma de guías espirituales sobre la
tierra gallega, une el sentimiento lírico a la exacta noticia y al palpable
conocimiento. Así acaece en sus «Rías bajas» y en su «Galicia» —guía espiritual de una tierra— donde, según el autor, puso lo mejor
de su alma para explicar su antiguo país. Ha escrito también sota la ciudad de
Santiago, su prodigiosa Compostela natal. Y, sobre todo, ha explicado el bosque
gallego, sus habitantes, un libro inolvidable —«Teatro venatorio y coquinario
gallego»— de amante de los animales y cazador, esta rara y deportiva mezcla que
en casos muy excepcionales convergen en personas que, como él son, a la vez,
contemplativas y de pura y decidida acción. Ha escrito también una novela, «La
burla negra», sobre las hazañas del pirata Benito Soto, gallego audaz y estremecedor.
José Marta Castroviejo se nos presenta en el extremo occidental de la península
como un Hombre auténtico y palpitante, ligado a su tierra a pesar de ser un
impenitente viajero.
Castroviejo con sus dos cuervos que visitan diariamente su casa en Tirán |
Estuvo
en Barcelona solo unos días, que aprovechó para abrazar a sus amigos, para dar
una conferencia en el Centro Gallego de le ciudad, para visitar con atenta roción nuestro museo románico de
Montjuich, el Museo de Vich, donde le acompañamos, y oficiar, después de una
comida plenamente gallega, en cuya confección nos pareció sabio maestro. La «queimada» que se elabora flameando aguardiente de
orujo con azúcar y cortezas de limón y añadiéndole, muy bien calculadas, dosis
de vino tinto, fue conseguida en un difícil punto de perfección.
Está
ya de regreso Castroviejo en su Tirán, rodeado del fabuloso paisaje «y
de la mejor arquitectura que forman el románico, el laurel y el roble». Allí está dando los últimos toques a su
próximo libro «Viaje por los montes y chimeneas de Galicia», que escribe en colaboración con Álvaro
Cunqueiro Se trata de una ampliación del « Teatro
venatorio y coquinario gallego», que
publicó hace unos años en una edición de bibliófilo, ilustrada con los últimos
bojes que grabó nuestro inolvidable E. C. Ricart. En este libro Castroviejo
trata de la caza de su país, desde la torcaz huraña «al oso filosófico y
gruñón que aún mora en los Ancares». Álvaro
Cunqueiro escribió de la cocina de esta caza que Castroviejo cobraba
amorosamente, pieza a pieza, en cada capítulo del libro. Desde Tirán nos envía
estas fotografías: una de ellas con sus hijos y su esposa, otra catando el albariño
y una tercera con sus dos cuervos que viven en el cercano bosque y le acompañan
amables y habladores, en su vida cotidiana. Estos cuervos roqueros —la chova piquirroja castellana, que nosotros llamamos «gralla de bec vermell»— acompaña a este ser fabuloso que sabe
tantos lenguajes —de las aguas, del viento, de los pájaros, de los fantasmas,
de los árboles— y que escribe con profunda seguridad el castellano y habla con
sabrosa rotundidad el delicado y popular gallego materno.
José María Castroviejo y su esposa con nueve de sus hijos, pues falta el menor. |
NESTOR LUJAN. Destino. Año 1962, No. 1295-1299 (Junio) p. 45
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