Rue Descartes
Bajando por la calle Descartes
Pasaba hacia el Sena, el joven bárbaro en el viaje
Intimidado por la llegada a la capital del mundo.
Czeslaw Milosz (1980)
Traducción de Bárbara Stawicka-Muñoz.
Bajando por la calle Descartes
Pasaba hacia el Sena, el joven bárbaro en el viaje
Intimidado por la llegada a la capital del mundo.
Fuimos numerosos, de Iassí, de Koloschbar,
de Vilna y Bucarest, de Saigón y Marrakech,
de Vilna y Bucarest, de Saigón y Marrakech,
Con nuestra avergonzada memoria de las costumbres familiares
De las que aquí no era justo hablar con nadie:
El batir las manos para llamar a la servidumbre,
De las que aquí no era justo hablar con nadie:
El batir las manos para llamar a la servidumbre,
Y llegan corriendo las niñas descalzas
La comunión del pan con las bendiciones,
El Coro de las Plegarias exorcizadas por los amos y los domésticos.
La comunión del pan con las bendiciones,
El Coro de las Plegarias exorcizadas por los amos y los domésticos.
Dejé atrás las provincias nebulosas.
Entraba en las universales, encantado, con admiración.
Entraba en las universales, encantado, con admiración.
Luego, muchos de Iassí y de Koloschbar, o de Saigón o de Marrakech
Fueron asesinados porque se rebelaron contra de las costumbres familiares,
Luego, sus colegas tomaron el poder
Para asesinar en nombre de las hermosas ideas universales.
Fueron asesinados porque se rebelaron contra de las costumbres familiares,
Luego, sus colegas tomaron el poder
Para asesinar en nombre de las hermosas ideas universales.
Mientras tanto, conforme a su naturaleza, permanecía la ciudad,
Soltando una carcajada ronca en la oscuridad de la noche,
Amasando los largos panes y llenando de vino las vasijas de barro,
Comprando en los mercados los peces, los limones y el ajo,
Indiferente, al honor y a la humillación, y a la grandeza y a la gloria,
Soltando una carcajada ronca en la oscuridad de la noche,
Amasando los largos panes y llenando de vino las vasijas de barro,
Comprando en los mercados los peces, los limones y el ajo,
Indiferente, al honor y a la humillación, y a la grandeza y a la gloria,
Porque todo esto ya fue y se convirtió
En los monumentos que ya no eran de nadie,
En las arias o en los giros de palabras apenas perceptibles.
De nuevo apoyo los brazos sobre el granito hostil de la costa,
Como si regresara de un largo viaje por las regiones subterráneas.
Y de súbito viera girar en la claridad la rueda de las estaciones
Allí donde cayeron los imperios y los que vivían murieron,
Y no hay aquí, ni en ninguna parte, la capital del mundo.
Y todos las humilladas costumbres resucitaron de la desgracia.
Y sé ahora que el tiempo de las generaciones humanas no es el mismo que el de la Tierra.
En los monumentos que ya no eran de nadie,
En las arias o en los giros de palabras apenas perceptibles.
De nuevo apoyo los brazos sobre el granito hostil de la costa,
Como si regresara de un largo viaje por las regiones subterráneas.
Y de súbito viera girar en la claridad la rueda de las estaciones
Allí donde cayeron los imperios y los que vivían murieron,
Y no hay aquí, ni en ninguna parte, la capital del mundo.
Y todos las humilladas costumbres resucitaron de la desgracia.
Y sé ahora que el tiempo de las generaciones humanas no es el mismo que el de la Tierra.
Y de todos mis pecados graves, hay uno del que más me acuerdo:
Cuando una vez, en el sendero del bosque, junto al arroyo
Lancé una piedra grande sobre la serpiente enroscada en la hierba.
Y todo lo que sucedió después en mi vida ha sido un castigo merecido
Que tarde o temprano alcanzará a quien se atreviera romper lo prohibido.
Cuando una vez, en el sendero del bosque, junto al arroyo
Lancé una piedra grande sobre la serpiente enroscada en la hierba.
Y todo lo que sucedió después en mi vida ha sido un castigo merecido
Que tarde o temprano alcanzará a quien se atreviera romper lo prohibido.
Traducción de Bárbara Stawicka-Muñoz.
Hermoso poema, don cógito. Su página es excelente. Cada vez la leo más, aunque tengo poco tiempo. A ver si le llamo y quedamos un día, amigo. Un saludazo, 'don cogi'.
ResponderEliminarMuchas gracias, caballero. Venga a ver si nos vemos...
ResponderEliminarSaludos
Me ha encantado la foto
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