viernes, 30 de noviembre de 2007

Foto fija de España: 23 de febrero de 1981

Otro de los “grandes desconocidos” por la historiografía oficial es Víctor Alba (seudónimo de Pere Pagès i Elies). Periodista y militante histórico del POUM, exiliado entre 1943 y 1975 , polígrafo y autor de más de cien libros -la mayoría editados fuera de España. Muerto en 2003 . He elegido a Victor Alba, en primer lugar porque creo, que es uno de aquellos autores, pertenecientes al exilio republicano, más interesantes y más necesarios de reintegran -de una vez por todas- a una cultura como la nuestra, la española, tan tendente al sectarismo y al ninguneo. En segundo lugar, porque creo que su autobiografía, “Sísifo y su tiempo. Memorias de un cabreado”, es un libro que -además de muy ameno y muy bien escrito- es fundamental para entender la evolución de España a lo largo de todo el siglo XX. Una buena muestra, es el párrafo que os presento.

Sobre estos temas, ya he tratado aquí, aquí y aquí.

“Hubo un momento en que S, como otros de su generación, creyó que podría ser útil: el 23 de febrero de 1981, cuando Tejero ocupó el Congreso y los diputados se agacharon.... S estaba en Ginebra, dando un curso para la KSU que tenía allí un grupo de estudiantes. Vio por la televisión francesa las imágenes de Tejero y tomó el Talgo de las nueve de la noche: En las estaciones de Perpiñan y Cerbère vio algunas caras conocidas que se ponían a salvo, y llegó a Barcelona cuando Tejero todavía estaba en el Congreso, chanchulleando con Armada. Durante largas horas de viaje S había imaginado a la gente concentrada. En Barcelona fue a ver algunos amigos. Nadie se había movido. En algunos pueblos de los alrededores de Barcelona, los únicos que se presentaron en los ayuntamientos fueron viejos, que no encontraron ni tan sólo a los alcaldes. En Ribes, el alcalde tuvo que echar un escándalo a algunos de los más radicales, que hablaban de hacer las maletas. S comprendía que desde Madrid y la Generalitat se diera la consigna de no salir ala calle, para evitar que los militares se imaginaran otro 19 de julio. Pero no entendía que los sindicatos no dieran la consigna de que, si los sublevados vencían, estallara una huelga general... Nunca en mi vida, dice S, sentí la mezcla de rabia, desprecio, impotencia e indignación, asco y desilusión que sentía aquellas 48 horas pasadas en Barcelona. Tejero acaso dio dos vueltas de llave al sepulcro del Cid, pero Franco consiguió una victoria póstuma al haber convertido a un pueblo en cuarenta millones de mansos que sólo pensaban en el piso comprado a plazos y en el vídeo o la moto que querían comprarse. Jamás me he sentido tan desgraciado como en aquellos dos días de febrero en Barcelona. Ni siquiera los dos últimos días de marzo de 1939. En el siglo pasado habrían hablado de “lubridio”, en 1935, de vergüenza, ahora hablan de sensatez.”


Víctor Alba. Sísifo y su tiempo. Memorias de un cabreado (1916-1996)

martes, 27 de noviembre de 2007

¿Cómo fue posible?


"La tesis fundamental de la Democracia es que "todo el poder nace del pueblo", y la Constitución señala el camino que ha de recorrerse para obtener del pueblo esa legitimación necesaria para realizar lo que sea. En última instancia es el pueblo mismo el que determina su Constitución"

Carta de Adolf Hitler al Presidente Brüning. 13 de Diciembre de 1931

Hitler NUNCA derogó la Constitución de Weimar


Y ahora LA pregunta: "¿Puede la Democracia -AHORA-limitar las libertades que permiten a sus ciudadanos elegir a un tirano y destruir la Democracia?"
Nota: la cita la he tomado de "Seig Heil!" libro de Jose María Álverez del que te he hablado unas cuantas entradas más abajo.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Barcelona según Ramón Gaya

Barcelona
Al decir Barcelona pienso en esa combinación que siempre me pareció extraña: gótico y mar. Porque el Gótico, tan preso aún en la Edad Media, parece suceder tierra adentro; el más en cambio es renacentista, es decir transparencia de la antigüedad. Pero en Barcelona lo gótico y lo marino conviven, se hablan, se sufren. El disparate genial de Gaudí es, posiblemente, haber querido expresar esa amistad difícil, haber querido hacer con el oleaje del Mediterraneo un gótico alegre, luminoso; no supo comprender que esa relación, llena de encanto, sin duda, había que respetarla, que dejarla en ella misma y no querer fundir en uno a dos amigos, ta que se trataba únicamente de eso: de amistad y no de amor. De lo genial es de donde se cae más aprisa, y desde más alto; este arquitecto grande, este hombre que había querido poner el mar de pie, cayó en ese lago fangoso y lleno de nenúfares que es el Modern Style, puesto que los dos estilos -a pesar de sus diferentes rangos- tienen al menos una cosa en común: que ni uno ni otro son propiamente arquitectura. El Gótico no es, como ya se sabe, una arquitectura, sino un sentimiento; y con el Modern Style, que no es un sentimiento pero sí una debilidad, tampoco puede construirse nada. Claro que el Gótico no necesita ser arquitectura para levantarse y sostenerse: el sentimiento que lo habita vale por las más lógicas técnicas de construcción, mientras que el Modern Style, completamente vacío de toda trascendencia, se desmorona, se derrite en largos cabellos líquidos y ondulantes. Para mí Barcelona es, principalmente, eso que he llamado amistad gótico-marina; el apresurado podrá confundirla con Marsella, con un puerto como Marsella, y acertar en parte, pero no es ése su verdadero centro; el nervio central de Barcelona es un contraste enlazado de Norte a Sur, de Gótico y Mediterraneo.

Relatos del Infierno

Entrada del campo de concentración de Vorkuta a finales de los cincuenta. Puede leerse
"El trabajo en la URSS es una cuestión de honor, gloria, orgullo y heroismo "

Por razones que no se me escapan, a mucha gente nombres de lugares como Magadán, Vorkuta o Kolimá les sonarán a chino. Nombre extraños, imposibles de colocar en un mapa, siquiera situar en una época determinada. Ahora bien si dijera Auschwitz, Birkenau o Dachau, a bastantes de esas mismas personas a las que se nombró esos tres extraños primeros nombres empezarían a a situar o por lo menos asociar tales nombre con unas imágenes, películas o libros atroces, historias inhumanas capaces estremecer a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
Magadán, Vorkuta o Kolimá fueron lugares, pertencientes a un mundo más amplio (el Gulag descrito por Solshenitsin) en donde se llevó a la muerte a -como mínimo- el doble de personas que en Auschwitz, Birkenau o Dachau.
El 15 de octubre pasado se editó en España por obra y gracia de la editorial Minúscula el primer volumen (de lo seis en total) de los Relatos de Kolimá, breves cuentos que Varlam Shalámov publicó en Londres, en 1978. Editados en España hace muchos años (y no todos) esta nueva edición nos podrá ayudar a entender que infierno se escondía detrás de la “construcción del Paraíso”.
Se ha dicho -con bastante razón- que las atrocidades nazis nos revelaron la verdadera esencia del racismo, del antisemitismo o del nacionalismo; incluso algún que otro pensador se ha preguntado si después de Auschwitz era posible escribir poesía, o si “Dios había muerto” -por lo que se ve, por enésima vez- entre las cámaras de gas y las alambradas de los lager. Todos son estos, debates importantísimos, fundamentales para entendernos, para intentar fundamentar una nueva forma de pensar y vivir que evite tales barbaridades han obsesionado -como es normal- desde el final de la segunda guerra mundial a un sin numero de pensadores, artistas, sacerdotes, políticos o gente de lo más variopinta. Quienes -además- hemos llegado a conocer los restos de tales infiernos (visité Auschwitz hace trés años) no podemos más que sentir el DEBER de no pasar página a algo tan atroz.
Sin embargo, parece que no se ha dado toda la importancia que se debiera a hechos parecidos -pero realizados por una de las potencias victoriosas- tras el mismo conflicto. De lo que nos revelan tales hechos o las enseñanzas que debemos sacar de ellos no parece que haya sido -tampoco- algo que haya provocado mucho interés a personas partidarias del progreso humano o en otros mismos individuos -al parecer opuestos a los primeros- eternos dialogantes o apaciguadores in pectore.
Pero no entremos en polémicas -la mayor parte de ellas puro ruido alejado de un verdadero debate de ideas- y leamos el primer cuento del primer volumen de Relatos de Kolimá.

Por la nieve
¿Cómo se abre camino en la nieve virgen? Un hombre echa a andar, suda y blasfema, avanza sin apenas poder mover los pies, hundiéndose a cada instante en la esponjosa y profunda nieve. El hombre se marcha lejos, marcando su camino con irregulares hoyos negros. Se cansa, se acuesta en la nieve, enciende un pitillo, y el humo de la majorka se extiende en una nube azulada sobre la nieve blanca y brillante. El hombre ya se ha manchado lejos, pero la nube sigue suspendida en el lugar en donde se había detenido a descansar: el aire es casi inmóvil. Los caminos se abren siempre en los días de calma, para que los vientos no barran los trabajos de los hombres. El hombre marca sus propios puntos de orientación en la infinitud nevada: una roca, un árbol alto. El hombre guía su propio cuerpo por la nieve del mismo modo que un timonel dirige la barca por el río de un saliente a otro, hombro con hombro. Pisan junto a la huella pero no en ella. Al llegar a un lugar señalado de antemano regresan, y de nuevo caminan de manera que se aplaste la virgen superficie nevada, el espacio aún no hollado por pie humano alguno.
El camino está abierto. Por él puede ir gente, convoyes de trineos, tractores.
Si se sigue tras los pasos del primer hombre, huella a huella, se formará un sendero visible pero difícilmente transitable y estrecho: una trocha y no un camino, lleno de hoyos por los cuales es más difícil avanzar que por la nieve virgen.
El trabajo más duro es para el primero, y cuando a este se le agotan las fuerzas, lo reemplaza otro, de aquel mismo quinteto de cabeza. De entre los que siguen los pasos del primero, cada uno de ellos, incluso el más pequeño, el más débil, debe pisar un pedazo del manto nevado y no alguna otra huella.
Y sobre los tractores y a caballo no viajan los escritores, sino los lectores.

(Traducción Ricardo San Vicente)

domingo, 25 de noviembre de 2007

José María Álvarez

¡Este si que es un descubrimiento! Paseando el otro día por la benemérita librería de Antonio Machado me topé con uno de los -hasta ahora- mejores libros que he leído sobre la subida al poder del nazismo. Siguiendo la línea trazada por Hayek en Camino de servidumbre, el autor, hace un recorrido por los últimos años meses antes del triunfo nazi en 1933. Lo interesante del libro es que parte de una aterradora premisa inicial: nuestras democracias “están preparadas” para que algo parecido pueda volver a ocurrir.
Más sorprendente fue para mi leer que el autor de este libro -Jose María Álvarez- es, además, poeta (uno de los novísimos del libro de Castellet), traductor de Eliot, Kavafis, Hölderlin, ganador del premio “La sonrisa vertical” etc, etc, etc.
Días más tarde, encandilado por el personaje, me compré un pequeño opúsculo -lo último que ha editado JMA- titulado La insoportable levedad de la libertad, una transcripción de un curso de verano organizado el El Escorial en julio del 2003, del que os ofrezco esta pequeña muestra.
[Quienes me conozcan y lean esto, adivinaran que no estoy del todo de acuerdo con lo que dice el autor. Pués bueno, queridos míos, con los escritores que me gustan, me ocurre algo parecido que con los amigos; esto es, no busco fotocopias, no busco que sean de “los míos” (eso se lo dejo a sectarios varios, de los políticos o de los otros).]


"Si esta sociedad, la Democracia de Masa, persiste, no creo que sobrevivamos. Y sin duda es ella la que va a sobrevivir. Y en esta sociedad no habrá poder creador. Estamos contemplando ese desolado paisaje. Puede que aún se siga representando a Shakespeare, y la gente irá a los museos. Tácito y Montesquieu, “la cultura entera” -¡hasta los filósofos griegos! ¡Y Schopenhauer!-, música, etc... están hasta en los quioscos... junto a Cosmopolitan, o Playboy. Pero un Shakespeare “democrático, “solidario”, “políticamente correcto”, limpiado, disecado, ante un auditorio sin vinculaciones emocionales con lo que se representa. Contemplarán El rey Lear o Hamlet como pueden asistir a un concierto de Sabina. Pasearán por los museos como el que se pasea ante un acuario muerto. Ya sin lazo con la vida. Un entretenimiento, y sin duda, programado: por la mañana aeróbic y shopping, por la tarde La traviata y por la noche cena turística. Y todo sin excesos.
Durante un tiempo aún se mantendrá -como rarezas, incluso como un consumo de buen tono, dentro de lo que ahora se llama “calidad de vida”- todo esto. Pero dudo que en esa sociedad pueda madurar un Mozart, un Rilke, un Rafael, un Leonardo. Y a la larga, exangüe, inane, también esa sociedad sucumbirá. Porque lo que cada época ha llegado a ser, el horizonte de sus ilusiones, el legado común de la Humanidad, vivía, paradójicamente, en la altura donde habían colocado el listón de nuestros sueños esos artistas marginados y marginales. Porque, como dijo Hugo, contienen lo ignorado.
Porque Beethoben o Borges, o Stendhal o Baudelaire, no son, en ese legado, sólo música o literatura. Significaban también que había una sociedad palpitante donde su obra florecía. Ningún deseo social ni decisión de las instituciones pueden hacer que se produzca un Mozart o un Plutarco. Sólo en un mundo libre libre en su alma, aunque padezca los rigores de una tiranía-, donde habita la primacía de lo mejor sobre lo peor, en todos los órdenes y en el corazón, en todos los órdenes y en el corazón de sus hijos, sólo allí pueden darse esos ilustres alumbramientos.
Con su luz gozará una parte de esa sociedad, un número limitado de seres humanos -y aquí sí que en su incremento pueden influir los logros de una Educación mejor-, pero lo que emana de esas exigencias produce el mejoramiento de toda la sociedad. Porque los más profundos mensajes de tolerancia y comprensión, la busca de lo excelente, de sueños, de imaginación, de libertad, es en sus obras donde anidan, donde nos aguardan, donde nos hacen mejores. Porque esos “pocos” son la carne de la Civilización, de la única, desde el primer vagido.
No quiero entrar en el análisis de lo que acaso, con la destrucción de la Enseñanza, sea el abismo bestial desde donde nuestra sociedad ha decidido suicidarse: el asolamiento de las grandes lenguas, nuestro español, el inglés, el francés, el alemán, etc. Proceso astutamente vinculado a la degradación del ser humano, y que iniciado por comunistas y nazis, alcanza en la Democracia de Masas, sus más pérfidas y salvajes conclusiones. Sería tema para un curso entero.
Creo que muchos de nosotros debemos acostumbrarnos a que seremos zombis en un mundo ordenada e igualitario, y muy infantilizado, absolutamente controlado por la televisión u otros inventos que vengan acaso más decisivos. La barbarie en sus múltiples formas, nacionalismo, multiculturalismo, posmodernismo, Izquierda en cualquiera de sus formulaciones, ha triunfado sobre la Cultura. Su labor de destrucción es inexorable. Los asesinos de la Cultura ya están instalados. Preparan, aunque algunos no lo hagan voluntaria o conscientemente, el camino a los asesinos de personas. Como escribió Nadiezhda Mandelstam, “
llena de horror me decía a mí misma que entraríamos en el futuro sin testigos capaces de testimoniar lo que fue el pasado. Tanto fuera como dentro de las alambradas, todos habíamos perdido la memoria”. Hace ya mucho, en un poema de Museo de Cera, vi ese futuro:

Lo que hemos amado como Historia
será como el paso de la Luna
entre Horda y Horda."

sábado, 24 de noviembre de 2007

La Vulgata

Hoy me he levantado absolutamente herético. Después de desayunar con una amiga me he ido hasta la librería San Pablo que hay en la calle de San Bernardo. Y ahí estaba, en la estantería que hay a la derecha con el resto de los volúmenes de la Biblioteca de Autores Cristianos. Es el volumen de color burdeos. Titulo: Biblia sacra juxta vulgatam clementia. Esto es, la Biblia Vulgata de toda la vida. Leo:

In principio creavit Deus caelum et terram.Terra autem erat inanis et vacua, et tenebrae erat faciem abyssi, et Spiritu Dei ferebatur super aquas. Dixitque Deus:Fiat lux. Et facta est lux.

O
Vanitas vanitatum, dixit Eclesiastes, Et omnia vanitas.

O eso de

In principio erat Verbum, Et Verbum erat apud Deum Et Deus erat Verbum

Leía esto en una de las cafeterías más progresistas -y más bonitas, todo hay que decirlo- de toda la plaza del 2 de mayo (no había más periódicos que varios ejemplares de “El País” y alguno de "Publico"). “Estoy condenado- pensé-, tengo la “almita sucia”, esta vez voy directo a las calderas de Pepe Botero.”
Pero qué belleza. Qué placer.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dos poemas de Novalis y una reflexión de Zagajewski

Hoy me voy a permitir una licencia. Ayer mirando libros de poesía en la nueva Casa del Libro que han abierto en Fuencarral, me topé con un autor que -todavía no sé de que manera- marcó una parte de mi vida: Novalis. Creo que leí por primera vez a Novalis cuando estudiaba segundo de Geografía e Historia en la Autónoma de aquí, Madrid. Juraría -además- que fue una tarde a última hora buscando en la base de datos de la antigua biblioteca que había en uno de los departamentos del interior de la facultad (antes de ser trasladada a la gran biblioteca que hay ahora al lado de la estación de tren.) No lo recuerdo muy bien, pero el caso es que cayo en mis manos un volumen con los Himnos a la noche y Enrique de Ofterdingen, estoy casi seguro que en la edición que Eustaquio Barjau realizó para la Editora Nacional.
Sería la edad, las hormonas, las “cosas del corazón” o todo a la vez, pero aún recordaba antes de mi reencuentro con Novalis, por lo menos tres lustros después, algunos párrafos de sus Himnos a la Noche. No hay que dudar que ayer me compré el libro. La edición es diferente (Poesías completas. Los discipulos de Sais. Editorial DVD), pero la traducción me parece que es la misma (tendré que consultarlo). Sea como sea aquí, para quien quiera leerlo, una muestra. Espero que lo disfrutéis:
"Dejándola atrás me dirijo hacia la sagrada, inefable y misteriosa noche. Lejos yace el mundo -sumido en honda cripta- desierto y solitario es el lugar. Una profunda melancolía vibra por las cuerdas del pecho. Quiero descender en gotas de rocío y mezclarme con la ceniza- -Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la infancia, breves alegrías y vanas esperanzas de una larga vida acuden cubiertas de grises ropajes, como niebla en el ocaso a la puesta del sol. En otros espacios ha levantado la luz sus alegres tiendas. ¿No regresará al lado de sus hijos que esperan su retorno con la fe de la inocencia?”

(Del canto primero de Los Himnos a la noche”)

Antaño, cuando derramaba amargas lagrimas, cuando disuelta en dolor mi esperanza se desvanecía, estando en la estéril colina que en estrecho y oscuro lugar albergaba la imagen de mi vida -solo, como jamás estuvo nunca un solitario, hostigado vivía por un miedo indecible- sin apenas fuerzas, sólo un reflejo de la miseria. -Cuando buscaba auxilio a mi alrededor -avanzar no podía, retroceder tampoco- y un anhelo infinito me aferraba a la vida fugaz, apagada -entonces, desde la distancia azul -desde la altura de mi antigua dicha descendió un estertor de desfallecimiento -y de repente de rompió el vínculo del nacimiento -las ataduras de la luz. Se desvaneció la gloria terrena y con ella mi tristeza -la melancolía se fundió en un mundo insondable y nuevo- y tú entusiasmo de la noche, sueño del cielo, viniste sobre mi -el entorno se fue levantando lentamente sobre el paisaje, suspendido flotaba mi espíritu, libre vuelto a nacer. La colina se convirtió en una nube de polvo -a través de la nube vi los rasgos transfigurados de la amada. En sus ojos descansaba la eternidad -cogí sus manos, y las lágrimas se convirtieron en vinculo centelleante, inquebrantable. Pasaron milenios huyendo hacia la lejanía, como tempestades. Abrazando su cuello lloré lágrimas extasiadas por la nueva vida. -Fue el primero el único sueño -y desde entonces sólo vivo un fe eterna e inalterable en el cielo de la noche y en su luz, la amada


(Tercer canto de Los Himnos a la noche)

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"Me rebelo... contra la reducción de la realidad, contra la instauración de una franja estrecha para la vida -¡y para el arte!-, una franja donde no hay lugar ni para el heroe, ni para el santo. No es que quiera hacer propaganda del heroísmo o escribir vidas de santos; me interesa otra cosa: lo que en el plano estético corresponde al "héroe" y al "santo" es el encuentro con lo sublime. Un encuentro que nunca es esclusivo... pero no deja de ser imprescindible...

...lo que esperamos de la poesía no es el sarcasmo, la ironía, la distancia crítica, la sabia dialéctica ni el chiste inteligente (aunque todas estas virtudes de la mente cumplen su papel a la perfección siempre que se hallen en su sitio, en un tratado lleno de erudición, un ensayo o un artículo publicado en un periódico de oposición), sino la visión, el fuego y la llama que acompaña los descubrimientos a los descubrimientos espirituales. En otros terminos, lo que esperamos de la poesía es la poesía"

Adam Zagajewski

lunes, 19 de noviembre de 2007

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????????


Dejando totalmente al margen las virtudes o defectos del político recientemente fallecido Gregorio Lopez Raimundo -del que no opino porque no sé practicamente nada- me sigue asombrando leer cosas como la que sigue. Hoy en el Periodico de Cataluña:

"Adiós a un histórico líder del comunismo catalán y a uno de los protagonistas de la transición democrática en España. El que fuera secretario general del PSUC de 1965 a 1977, Gregorio López Raimundo, uno de los más destacados luchadores antifranquistas, falleció ayer en Barcelona a los 93 años de edad. López Raimundo, que fue galardonado en enero del 2006 con la Medalla d'Or de la Generalitat, sufría graves problemas circulatorios. Su funeral transcurrirá hoy a mediodía en la intimidad familiar. Será incinerado.La vida de López Raimundo, nacido en la localidad zaragozana de Tauste en 1914, se centró en la defensa del comunismo y de las libertades en España, y su trayectoria estuvo marcada por el exilio y la actividad clandestina. Casado con la escritora Teresa Pàmies, tuvieron dos hijos, uno de ellos, Sergi Pàmies, escritor, como su madre."

domingo, 11 de noviembre de 2007

Zbigniew Herbert


Uno de los modestísmos objetivos de este blog es propagar -en la medida de lo posible- la cultura y literatura polaca. Para ello hoy os presento al -quizá- más importante poeta de todo el siglo XX en Polonia: Zbigniew Herbert (pinchar aquí.) Espero que disfrutéis del GRAN poema que os transcribo a continuación


Anunciación del Maestro de la Sagrada Sangre (S XV)Museo del Prado
Los Antiguos Maestros

Los Antiguos Maestros
prescindían de nombres,

sus firmas eran
blancos dedos de Madonna

o las rosadas torres
di città sul mare


y también escenas de la vida
della Beata Umiltà


se diluían
en el sogno
miracolo
crocifissione.

encontraban refugio
bajo párpados de ángeles

tras colinas de nubes
en la espesa hierba del paraíso,

naufragaron sin dejar rastro
en áureos firmamentos

sin gritos de espanto
sin invocar un recuerdo.


la superficie de sus cuadros
es lisa como un espejo

no son espejos para nosotros
son espejos para los elegidos.


Yo os invoco Viejos Maestros
en los duros momentos de la duda

haced que de mí caiga
la reptil escama del orgullo

que sordo quede
la tentación de la fama.

yo os invoco Antiguos Maestros,

Pintor de la Lluvia de Maná,
Pintor de los Arboles Bordados,
Pintor de la Visitación,
Pintor de la Sagrada Sangre.



(traducción de Xaviero Ballester)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Un poco de musica (dedicado al feacio Borja)



(entrevista con Juan Pedro Quiñonero)

Le Monde de la Musique me recuerda que Mstislav Rostropóvich cumple 80 años… ojeo el número, que está muy bien: una cosa pedagógica con ribetes eruditos, destinados al gran público. Finalmente, me digo, mi vieja entrevista con el Maestro me parece ¡mucho más interesante…!

Con motivo de no recuerdo qué premio castellano, en una fecha que no consigo precisar, estuve dialogando con él durante una hora larga. Me queda este recuerdo escrito:
A quinientos metros muy cortos del antiguo palacio de la princesa de Polignac-Singer, donde se estrenaron algunas obras maestras de don Manuel de Falla, Rostropóvich me recibe en su domicilio parisino, rodeado de estatuas, cuadros e imágenes muy antiguo régimen, con una humildad de visionario y profeta convencido que el arte salvará a la humanidad y a un mundo amenazado de desertización espiritual.

Consagrado, una vez más, como el violonchelista más importante del siglo XX, ¿cual es visión personal de su propio puesto en la historia de su arte?

No soy la persona más adecuada para responder esa pregunta. Por otra parte, el violonchelo, y la música, son, para mí, algo esencial de mi vida: sin ellos no hubiera podido vivir, ¿a que plantearme ese tipo de preguntas?


¿Cómo se llega a ser Rostropóvich?


¡No lo se…! Dios debió crearme de una cierta manera, o darme ciertos dones.


¿Cree usted en Dios?, ¿cree que Dios se ocupó de su nacimiento y carrera?


¡Por supuesto..! Dios nos ha creado a todos.


Pero no todos llegamos a ser Rostropóvich.


¡Afortunadamente…! En mi caso, supe, desde niño, que estaba «condenado» a la música, al violonchelo. Fue algo muy natural. No podía ser de otra manera. Toda mi vida ha estado consagrada a la música, al violonchelo. Ha sido mi manera de llegar a ser feliz. La justificación de mi vida. Se lo debo todo. Lo he dado todo. Ha sido y es mi manera de comunicarme con Dios, de comunicarme con el orden supremo de todas las cosas creadas.


¿Cual es la parte del dolor, el sufrimiento, en la obra y la carrera de un artista?


Enorme. Y, al mismo tiempo, el dolor, el sufrimiento, son una parte esencial en la formación y la liberación del alma de un artista. En mi infancia, en mi juventud, cuando estudiaba, tenía compañeros que estudiaban mucho más que yo. Los había, por ejemplo, que eran capaces de pasarse horas estudiando, trabajando, mientras seguían, en la radio, o la televisión, un partido de fútbol. Yo consagraba menos horas al trabajo, quizá, pero sabía que el arte, la música, el violonchelo, eran una manera que permitiría llegar a ser yo mismo, me permitirían alcanzar un mundo mejor, a través del arte. De ahí que, al final, he llegado a ser feliz. Y el sufrimiento, en mi caso, queda en un segundo plano.

Esa capacidad de interpretar una misa de Bach, al mismo tiempo que se contempla un partido de fútbol, en la televisión, me recuerda el caso de los grandes criminales nazis, o comunistas, capaces de dirigir inmensos campos de concentración y tortura de otros hombres, mientras ellos escuchaban a Mozart.


Algo espantoso, desalmado. Pero, al final, el gran arte acabará triunfando.


¿Cree usted que el arte tiene alguna utilidad práctica?, ¿puede el arte combatir la miseria del mundo, de alguna manera?


El arte es una parte esencial de la vida humana. Como la religión. Es una fuente de libertad y enriquecimiento moral. La salvación misma del hombre, de la humanidad, entera, dependen de la belleza y el arte. Es la belleza la que da un sentido a la vida humana. A través del arte, nos comunicamos con nuestros antepasados, con nuestros muertos, y transmitimos a los hombres que vendrán el legado de nuestra vida espiritual.


Salvamos nuestras almas, pero estamos indefensos ante la inmensidad de la miseria física universal.


¡No…! Siempre podemos hacer algo. Yo he ganado mucho dinero con la música. Pero también doy mucho. He creado una fundación. Ayudo a crear hospitales. La solidaridad, la fraternidad, son cosas espirituales y materiales, al mismo tiempo.


Cioran decía que los castellanos y los rusos tenían en común una cierta locura mística, y citaba el caso de Teresa de Ávila y de Dostoievski.


¡Llevaba razón….! Esa locura mística es una formidable riqueza espiritual.


¿No cree usted que el arte, la cultura, la vida del espíritu, están hoy amenazados por la colonización industrial del planeta?


Hay muchos riesgos, pero el arte, la belleza, nos harán libres. Recuerde los Evangelios.


Usted sufrió en su carne algunas de las páginas más dolorosas y endemoniadas de la vida del hombre del siglo XX, ¿cuales son sus esperanzas y temores ante el siglo que comienza?


Mire, hace poco estuve en el norte de Alemania, en un lugar desde donde los nazis lanzaban sus bombas teledirigidas contra Londres… en ese mismo lugar, yo estuve dirigiendo el Réquiem de mi amigo Benjamín Brittain. Al acabar la interpretación, estaba llorando. Y había otros espectadores, ingleses y alemanes, que también lloraban. En el mismo lugar desde donde se fabricaban instrumentos de muerte y destrucción, el hombre, ingleses, alemanes, un ruso como yo, interpretábamos una obra de perdón y misericordia, de memoria y reconciliación. El hombre del siglo XX bajó a los infiernos más atroces de la historia; pero, finalmente, a través del arte, a través del perdón y la compasión, nosotros podemos seguir viviendo y transmitiendo nuestra fue, nuestra confianza y nuestra esperanza en el arte y la belleza, que nos harán libres.

lunes, 5 de noviembre de 2007

O música o revolución


"No conozco nada más bello que la Appassionata y podría escucharla todos los días. Música maravillosa, inmortal. Siempre pienso, con un orgullo infantil e ingenuo: ¿Cómo puede el hombre crear tales maravillas?... pero no puedo escuchar música muy a menudo. Me hace decir “palabras bonitas”, acariciar la cabeza de personas que [aun] viviendo en el sucio infierno pueden todavía crear tal belleza. Pero en estos días no se puede acariciar la cabeza de nadie, sino quieres que te muerdan. Tienes que aplastarles la cabeza -aplastarles sin compasión-aunque, en teoría, estemos en contra de toda forma de opresión a la humanidad. . . la nuestra es una tarea infernal”
Lenin