miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dos poemas de Novalis y una reflexión de Zagajewski

Hoy me voy a permitir una licencia. Ayer mirando libros de poesía en la nueva Casa del Libro que han abierto en Fuencarral, me topé con un autor que -todavía no sé de que manera- marcó una parte de mi vida: Novalis. Creo que leí por primera vez a Novalis cuando estudiaba segundo de Geografía e Historia en la Autónoma de aquí, Madrid. Juraría -además- que fue una tarde a última hora buscando en la base de datos de la antigua biblioteca que había en uno de los departamentos del interior de la facultad (antes de ser trasladada a la gran biblioteca que hay ahora al lado de la estación de tren.) No lo recuerdo muy bien, pero el caso es que cayo en mis manos un volumen con los Himnos a la noche y Enrique de Ofterdingen, estoy casi seguro que en la edición que Eustaquio Barjau realizó para la Editora Nacional.
Sería la edad, las hormonas, las “cosas del corazón” o todo a la vez, pero aún recordaba antes de mi reencuentro con Novalis, por lo menos tres lustros después, algunos párrafos de sus Himnos a la Noche. No hay que dudar que ayer me compré el libro. La edición es diferente (Poesías completas. Los discipulos de Sais. Editorial DVD), pero la traducción me parece que es la misma (tendré que consultarlo). Sea como sea aquí, para quien quiera leerlo, una muestra. Espero que lo disfrutéis:
"Dejándola atrás me dirijo hacia la sagrada, inefable y misteriosa noche. Lejos yace el mundo -sumido en honda cripta- desierto y solitario es el lugar. Una profunda melancolía vibra por las cuerdas del pecho. Quiero descender en gotas de rocío y mezclarme con la ceniza- -Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la infancia, breves alegrías y vanas esperanzas de una larga vida acuden cubiertas de grises ropajes, como niebla en el ocaso a la puesta del sol. En otros espacios ha levantado la luz sus alegres tiendas. ¿No regresará al lado de sus hijos que esperan su retorno con la fe de la inocencia?”

(Del canto primero de Los Himnos a la noche”)

Antaño, cuando derramaba amargas lagrimas, cuando disuelta en dolor mi esperanza se desvanecía, estando en la estéril colina que en estrecho y oscuro lugar albergaba la imagen de mi vida -solo, como jamás estuvo nunca un solitario, hostigado vivía por un miedo indecible- sin apenas fuerzas, sólo un reflejo de la miseria. -Cuando buscaba auxilio a mi alrededor -avanzar no podía, retroceder tampoco- y un anhelo infinito me aferraba a la vida fugaz, apagada -entonces, desde la distancia azul -desde la altura de mi antigua dicha descendió un estertor de desfallecimiento -y de repente de rompió el vínculo del nacimiento -las ataduras de la luz. Se desvaneció la gloria terrena y con ella mi tristeza -la melancolía se fundió en un mundo insondable y nuevo- y tú entusiasmo de la noche, sueño del cielo, viniste sobre mi -el entorno se fue levantando lentamente sobre el paisaje, suspendido flotaba mi espíritu, libre vuelto a nacer. La colina se convirtió en una nube de polvo -a través de la nube vi los rasgos transfigurados de la amada. En sus ojos descansaba la eternidad -cogí sus manos, y las lágrimas se convirtieron en vinculo centelleante, inquebrantable. Pasaron milenios huyendo hacia la lejanía, como tempestades. Abrazando su cuello lloré lágrimas extasiadas por la nueva vida. -Fue el primero el único sueño -y desde entonces sólo vivo un fe eterna e inalterable en el cielo de la noche y en su luz, la amada


(Tercer canto de Los Himnos a la noche)

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"Me rebelo... contra la reducción de la realidad, contra la instauración de una franja estrecha para la vida -¡y para el arte!-, una franja donde no hay lugar ni para el heroe, ni para el santo. No es que quiera hacer propaganda del heroísmo o escribir vidas de santos; me interesa otra cosa: lo que en el plano estético corresponde al "héroe" y al "santo" es el encuentro con lo sublime. Un encuentro que nunca es esclusivo... pero no deja de ser imprescindible...

...lo que esperamos de la poesía no es el sarcasmo, la ironía, la distancia crítica, la sabia dialéctica ni el chiste inteligente (aunque todas estas virtudes de la mente cumplen su papel a la perfección siempre que se hallen en su sitio, en un tratado lleno de erudición, un ensayo o un artículo publicado en un periódico de oposición), sino la visión, el fuego y la llama que acompaña los descubrimientos a los descubrimientos espirituales. En otros terminos, lo que esperamos de la poesía es la poesía"

Adam Zagajewski

5 comentarios:

  1. Al leer tu narración sobre el libro de Novalis/Barjau he recordado otra muy parecida, que un día te contaré, sobre un Rilke/Barjau. Las Elegías de Duino. (Barjau las tiene en Cátedra, aunque hay quien defiende, quizá con razón, las que tradujo Valverde para Lumen.)
    Sé poco de Novalis, así que poco puedo decir. Creo, de todos modos, que suyo es el lema que Octavio Paz le puso a uno de los mejores poemas que he leído en mi vida: Piedra de Sol.

    Salute

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  2. Novalis es uno de los primeros romanticos ya no solo como poeta sino como "romanico" (amores desgarradores, muerte joven, poemas a la noche, a los amores sublimes, cosmicos, metafísicos.) Vamos lo tiene todo
    para ser un poeta "pasado de moda." Alguien alejadísimo de la -como dicen los cursis.
    - sensibilidad actual.
    .....
    CONCLUSIÓN
    ¡Hay que reinvindicarle!

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  3. Amigo Ricky. Tu página me parece un lugar espléndido para dar la espalda a tanta vulgaridad. Eliges los materiales con el cuidado y el gusto con que el artesano realiza su labor. Te felicito sinceramente.

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  4. Gracias Borja. Viniendo de alguien como tu es un auténtico piropo.

    Saludos

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  5. En un todo de acuerdo contigo y cada una de tus palabras para con la poesía de Novalis Adam Zagajewski. Infinitas gracias. Concepción Bertone

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