miércoles, 7 de diciembre de 2022

"Una obra poética y curiosa: El Diccionario de Símbolos". Entrevista de Antonio Molina a Juan Eduardo Cirlot (Antonio MOLINA, Baleares, 25 de mayo de 1969.)

 


JUAN EDUARDO CIRLOT

CON SUS MISMAS PALABRAS

UNA OBRA POETICA Y CURIOSA: EL DÍCCIONARIO DE SIMBOLOS

ENTRE la abundante labor literaria de Juan Eduardo Cirlot, destacado poeta y crítico de arte, sobresale especialmente su preocupación y su conocimiento de la simbología de la que hay constantes muestras en su obra, tanto en sus estudios y comentarios de pintura, como en su poesía, íntimamente publica con mucha frecuencia, una serie de libros que sitúan a su poesía dentro de la corriente universa] que desde hace siglos viene sustentando estas preocupaciones. La serie de 8 libros dedicados a Bronwyn (la que renace eternamente de las aguas) es un caso excepcional y sobresaliente en nuestra poesía.

Recientemente ha publicado en la Editorial Labor la segunda edición de su «Diccionario de Símbolos». Esta edición, revisada y ampliada, es el libro, de todos los publicados por el autor y de cualquiera de los géneros que ha tratado, que goza de sus preferencias. No es solo un libro de consulta sino que, además de un diccionario, es un libro de lectura, un libro de lectura apasionante como lo pueda ser una bella y poética, a la par que pavorosa, novela de ciencia-ficción. En este libro el poeta y el científico se dan la mano. El intuitivo y el erudito conviven, pero siempre guían el poeta y el intuitivo, pues es un libro al que precisamente la intuición es la que le da ese hálito de misterio, de poesía y de alucinación que trasmite su lectura, libro, también que hubiera sido imposible hacer, sin una larga dedicación y sin muy vastos conocimientos pero cobre todo, sin una decidida vocación y atracción hacia el tema.

El libro, además, está magníficamente ilustrado a lo que ha contribuido el extenso conocimiento, en el tiempo y en el espacio que su autor tiene, en et terreno de las artes plásticas.

Nos entrevistamos con el autor para que nos explique y aclare algo del cómo y el qué de este libro, nuevo en la bibliografía hispana, aparecido recientemente en la Editorial Labor, S. A. de Barcelona.

—¿Cómo surgió en ti la idea de hacer un diccionario de símbolos?

—La forma alfabetizada me pareció la más clara para el lector, pero desearía que mi libro no se considerase obra de consulta sino de lectura, y que se leyera como una novela desde el principio al final. Muchos símbolos tienen relaciones profundas entre sí, y no es posible llegar a comprender a fondo su sentido más que en el contexto general de la obra y dentro de la corriente de la simbología tradicional y científica.

—¿Tradicional y científica se diferencian?

—No. Se complementan. La simbología es, de un lado, una herencia recibida de las religiones antiguas a través de la cultura alejandrina (s. III D.J.) y de diversos centros de la Cristiandad occidental, Bizancio e Islam. De otro lado, es una propensión del pensamiento: pensar por imágenes, o ideación mítica. En este sentido, la simbología fue redescubierta desde finales del siglo pasado por esotéricos (Guenon, Enel), antropólogos (J. Frazer. Eliade, Schneider) y por los psicoanalistas (Freud y Jung, entre otros).

—¿Puedes señalar razones subjetivas para tu libro?

—Sin duda y varias. 1) Mis frecuentes sueños, más bellos y prometedores que angustiosos; 2) Mis poemas, que me ponen en contacto con un «idioma» que creo espontáneamente cargado de símbolos e imágenes; 3) El arte, en el que siempre me ha interesado más a trasfondo que el valor estético. Así hice mi libro «Significación de la pintura de Tapies» (1962) para esclarecer qué pueden significar las imágenes abstracto-informales de ese artista; 4) Mis años de amistad con el eminente antropólogo y simbólogo Dr. Marius Schneider, que residió en Barcelona en 1944-1952, y cuyas obras me afectaron intensamente.

—¿Has escrito obras simbológicas?

—Libros no todavía, pero si artículos, sobre Símbolos cósmicos: «El ojo en la mitología y su simbolismo», «Simbolismo de la esvástica», «Bronwyn». Recientemente di una conferencia sobre la aplicación del simbolismo a un argumento cinematográfico.

—¿Qué relación hay entre signo y símbolo?

—La diferencia es más de uso que de fondo, aunque el empleo repercute en la «forma» del hecho. El signo es utilitario; por ejemplo, los signos convencionales de las diversas técnicas, desde las matemáticas a la arquitectura o la señalización del tráfico. El símbolo es una vivencia, un medio de conocimiento, y presupone una concepción del mundo por la cual el universo se hace transparente: cada cosa es un símbolo, o sea, un puente hacia la trascendencia y el mundo del espíritu.

—¿Proyectas más libros sobre el tema?

—Desearía escribir tres libros más sobre símbolos. Uno sobre lenguaje, en el que trataría del pensamiento poético y su empleo del símbolo; otro sobre el simbolismo gráfico (no la Semiología, que se ocupa de los signos gráficos); y un tercero sobre simbolismo y expresión en música, desde el acorde a la polifonía.

—¿Has trabajado mucho tiempo en el Diccionario de Símbolos?

—Para la primera edición varias horas al día durante cuatro años (1954-1958), entre lecturas —necesarias para invocar el principio de autoridad, lo que es necesario en una ciencia sin arraigo en España— y luego, para la segunda, un tiempo equivalente pero no sistemáticamente aplicado entre 1958 y 1968; escribir un libro obliga a leer cuanto de importante se va conociendo en la materia. Máxime cuando ésta se halla en una zona que se aparta de ese conocer informe que nos llega sin advertirlo, cual sucede, por ejemplo, en arte actual, o en hechos sociopolíticos.

Según nos dice Cirlot, la finalidad de su libro es aclarar la «sintaxis simbólica» que se produce en el pensamiento humano, o en sus obras. Lo que significa el rojo, el cuatro, el águila, la espada, por oposición al verde, al círculo, al león, al puñal. Lo que significan las zonas del espacio, los números, los signos zodiacales, etc. Es un libro que interesará a los poetas, literatos en general, artistas e historiadores del arte. Y, naturalmente, a los psicólogos, psicoanalistas y simbólogos principalmente.

La primera edición se publicó en 1958 y la obra, fundamental en la bibliografía dedicada al tema se publicó traducida al inglés en 1962.

Antonio MOLINA, Baleares, 25 de mayo de 1969, p. 25.

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