viernes, 21 de junio de 2019

Santiago Martínez entrevista a Enrique Badosa (La Vanguardia, 14 de marzo de 1998)


Entrevista a Enrique Badosa, poeta
Cuando critico a los demás, me incluyo en la diana a la que lanzo las flechas
Un viaje interior
Nacido en Barcelona en marzo de 1927, Enrique Badosa ha llevado a cabo una actividad amplia y diversificada, que incluye el ejercicio del periodismo (hace años, en el desaparecido “El Noticiero Universal” y ahora en “ABC”) y distintas tareas editoriales. En este terreno, dirigió las colecciones "Selecciones de Poesía Española” y “Selecciones de Poesía Universal”, de la editorial Plaza & Janés. Ha traducido a autores como Horacio, Foix o Espriu. En su poesía se ha interesado tanto por lo lírico -en obras como “Baladas para la paz” o “Historias en Venecia”- como por lo crítico y social -destacando especialmente “Epigramas confidenciales” (premio Ciudad de Barcelona)-. Es, en fin, uno de los poetas más destacados en el ámbito de la poesía de viajes, con obras como “Mapa de Grecia” o “Relación verdadera de un viaje americano”, en las que el viaje alcanza un claro carácter introspectivo. Un viaje que concluye ahora en “Marco Aurelio, 14”, su domicilio particular, metáfora de su vivencia interior.
Enrique Badosa pertenece a esa estirpe de poetas solitarios que se constituyen a lo largo de su obra en auténticos “corredores de fondo” de la poesía. Siempre celoso de su independencia, personal y poética, no suele figuraren nóminas generacionales -pertenecería, en todo caso, a la de los cincuenta- y aunque frecuentó la llamada Escuela de Barcelona, se alejó de ella por no compartir “los postulados estéticos de la poesía social ni sus postulados políticos”. Su obra, en todo caso, se ha ido acrecentando con profundidad y rigor. Una buena muestra es su nuevo libro, “Marco Aurelio, 14” (DVD Ediciones), que permite acercarse a la condición humana del poeta y su poesía.
-En 1958, usted publica el artículo “Primero hablemos de Júpiter”, donde interviene en una famosa polémica entre la poesía como comunicación y como conocimiento. ¿Sigue siendo válida esa división?
-Indudablemente. Para mí, como para muchos otros poetas, poesía es medio de conocimiento. Claro que es comunicación, pero ¿cómo puedes comunicar lo que no conoces? O sea, inicialmente poesía es medio de conocimiento que se plasma en el poema y una vez el poema conseguido, lo comunicas.
-Una parte fundamental de su producción está relacionada con la idea del viaje. ¿Es el viaje una forma de conocimiento?
-Todo viaje es iniciático por cuanto siempre te lleva no sólo a un lugar lejano, sino a un posible lugar lejano dentro de ti mismo. Por lo tanto, lodo viaje es también un medio o forma de conocimiento. En mi caso, ese autoconocimiento se ha producido siempre, aunque no siempre haya escrito sobre los lugares que he visitado.
-También ha cultivado con éxito el género epigramático. ¿Qué importancia tiene para usted?
-Siempre digo que el tema me da el artículo, pero no me da el poema, es el poema que, conforme lo vas escribiendo, se va revelando en su temática. Precisamente cuando había empezado un libro de mucho más aliento, “Historias en Venecia”, fueron apareciendo diversos poemas críticos, con un estilo muy directo, casi prosaico, que dieron lugar a “En román paladino”. Al cabo de unos años volvió a aparecer esa “musa pedestre”, que diría Horacio, y surgió “Epigramas confidenciales”. El objeto de estos epigramas no siempre es la sociedad o los otros, también soy yo mismo. Cuando critico a los demás, me incluyo en esa diana a la que lanzo las flechas.
-Con el último libro. “Marco Aurelio, 14”, da un giro más intimista a su poesía. ¿Por qué este cambio?
-Vas viviendo, vas acumulando experiencias que más o menos se organizan y un buen día te sorprendes componiendo, como en este caso, un libro que en cierto modo estaba latente. Por experiencias personales, se me impuso la necesidad de un poemario muy íntimo, elegiaco tanto por lo que atañe a lo más personal del yo, elegiaco-amoroso, como por lo que atañe a la vida en colectividad. El resultado ha sido un conjunto de 49 poemas que agrupo en cuatro secciones de 12 más un epifonema. Estos cuatro grupos alternan poemas que sitúan la angustia existencial en el espacio urbano con otros poemas amoroso-elegíacos, hasta llegar al poema número 12, que es religioso. El libro tiene una arquitectura sutil, interna. Rescaté el título de “Marco Aurelio, 14”, que yo tenía para otro libro, porque la metáfora de una casa en la ciudad se acomodaba a una imagen de vida interior, lírica.
-¿Es su libro más personal o autobiográfico?
-No, éste es el más declaradamente personal, pero en mi obra hay otros poemas de amor, otros poemas existenciales.
-Pero sí es quizás el más desesperanzado...
-No. En el libro me refiero a una esperanza humana paradójicamente propiciada por la ausencia, porque amar es siempre tener esperanza, tanto en lo que uno no puede tener como en el más allá.
Santiago Martínez, La Vanguardia, 14 MARZO 1998, p. 39

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