Aqui os presento parte de una de esas entrevistas que siempre me han gustado, de vez en cuando, releer: la que realizó en 1966 Salvador Pániker a Josep Pla para el fantástico libro Conversaciones en Cataluña. Viene, además, muy a cuento, después de la reedición que Kairós realizó, hace cuatro años, seleccionando algunas de las entrevistas de este libro y de su continuación, Conversaciones en Madrid. Espero que os interese.
JP Es muy ingenioso este aparato
SP Es un aparato alemán.
JP Los alemanes son muy ingeniosos; fabrican unos tornillos excelentes. Ello es una prueba de la inteligencia humana, que como sabe usted muy bien, es muy poca cosa.
SP Los alemanes han hecho algo más que tornillos.
JP Han hecho el idealismo alemán.
SP ¿Qué opina del idealismo alemán?
JP Que se puede interpretar de muchas maneras. Como la poesía de Riba.
SP ¿Usted cómo lo interpreta?
JP ¿La poesía de Riba?
SP El idealismo alemán.
JP Cuando se pone el artículo al final de la frase, el verbo se puede poner en presente, en pasado, en futuro o en lo que quiera, y entra usted en un galimatías espantoso. Es muy divertido.
SP No le gustan los alemanes.
JP Los alemanes son unos grandes científicos.
SP ¿Usted vive aquí todo el año?
JP Todo el año.
SP ¿No se encuentra muy aislado?
JP Yo tengo una edad descarada, tengo sesenta y ocho años; una edad absolutamente escandalosa. A esta edad todo es diferente.
SP Usted viaja bastante.
JP Me gustaría viajar más. Ahora estoy muy cansado ; mi madre murió hace quince días, y esto, claro, siempre produce una cierta cosa extraña. Pruebe este vino; no se si le gustará. ¿Le gusta? Lamento no poder ofrecerle otro; este año el vino no salió muy bueno. Llovió demasiado.
SP Es un vino excelente, y con su permiso me iré sirviendo a discreción.
JP Pues claro, beba hombre, beba.
SP Su madre tendría muchos años.
JP Ochenta y nueve. Mujer de gran carácter; una de estas mujeres de Palafrugell, que con el tiempo se vuelven morenas y un poco jorobadas. Una mujer de aquí. Típica. Pesaba treinta y seis kilos, por esto ha durado tanto. Comprendo el horror que le inspiran a usted los gordos. Es evidente que no le gustan los gordos. Pero usted trae unos papeles y querrá tocar una temática : venga, lea.
SP Le advierto que lo que quiero es charlar.
JP Y yo le advierto que soy un tipo —y perdone— bastante anticonvencional. No tiene usted que confundirme; a mí todo este mito del hombre de letras y la vida del intelectual de París, no me interesa nada. Lo odio. Al intelectual, en tanto que intelectual, lo odio. Es un ente que no tiene nada que ver con nada. Es un monstruo.
SP Funciona en el vacío.
JP No es nada. Nada. Y dentro sólo tiene una inmensa vanidad. Sin embargo, dicen que para vivir todo esto es útil.
SP No lo crea. Ni siquiera es útil para vivir.
JP Tampoco para vivir. Se engañan, pues.
SP No se lo digo con ánimo de halagarle ; pero, a mí, su posición me parece muy plausible.
JP Es que si usted se propusiera halagarme tampoco lo conseguiría.
SP Yo me he dedicado bastante a la filosofía y puedo asegurarle que la pura especulación es una trampa. Ahora me dedico también a la acción. Claro que una trampa la hay en todas partes, ¿no le parece?
JP Seguro
SP ¿Pero no estaremos hablando como si estuviéramos frente a un auditorio?
JP No le preocupe, esto. Es la única manera de hablar : con una cierta afectación, con un énfasis intelectual notorio, porque el léxico lo trae. Usted, en este momento, se ha convertido en un elemento del léxico. Contrariamente no nos entenderíamos y entraríamos en un extraño y confuso cachondeo. Me parece a mí.
SP A mí también me lo parece.
JP ¿Y usted ha publicado alguna cosa?
SP Artículos en revistas de filosofía.
JP Ah. ¿Conoce a aquel señor, aquel que ahora está en Madrid?
SP ¿Zubiri?
JP Vaya libro complicado el que ha escrito últimamente.
SP Muy escolástico.
JP ¿Usted ha estudiado a Santo Tomás?
SP Sí, lo he estudiado.
JP Buen asunto Santo Tomás.
SP Buen asunto.
JP Más buen asunto que el idealismo alemán.
SP El idealismo alemán también es importante.
JP También. Seguro.
SP Y Kant.
JP Seguro; pero Kant no era idealista.
SP Si me lo permite le diré que Kant es importantísimo porque lo cambia todo; Kant lleva el hombre al quirófano, lo desmonta pieza por pieza y lo vuelve a montar de una manera diferente, aunque por fuera todo quede igual que antes. En mi opinión, el que no ha presenciado esta operación quirúrgica no puede entender una palabra del mundo moderno.
JP Kant viene de los ingleses.
SP A usted le gustan los ingleses.
JP Tenemos mucho que aprender de ellos.
SP Ahora dígame: de la función del escritor, en el mundo actual, ¿qué opina?
JP En baja, en franca baja. ¿No le parece?
SP No lo sé.
JP Me parece que es una cosa tan agotada como la escultura griega. Teniendo en cuenta esta especie de media cultura que se va implantando por el mundo, la gente sólo leerá novelas policíacas. Cuando digo la gente quiero decir la masa. No creo en la igualdad humana; creo que la cosa funciona de otro modo. Éste es un tema sobre el cual nunca se habla; pero tenemos que reconocer que hay gente absolutamente cerrada. Y es que el hombre no es un animal racional; el hombre es un animal sensual. Por esto yo estoy en favor de las religiones.
SP ¿En favor de las religiones?
JP En el sentido de que la religión es una cosa antisensual.
SP ¿Cree usted?
JP Vaya si lo creo. ¿Usted no? Hablo de las religiones que conozco. No de las grandes religiones del Oriente. Aunque en la escultura religiosa hindú hay mucha sensualidad.
SP Mucha sensualidad. Pero se trata de una sensualidad mística. Igual que hay un misticismo que va hacia el cielo, hay un misticismo que va hacia la tierra. Son dos maneras de neutralizar la soledad del hombre.
JP Esta es la posición, sí señor. El recurso de la sensualidad es un admirable recurso, tan importante como el del idealismo alemán. La gente encuentra un camino en el comer, en las mujeres y en todo esto. Seguro. Un camino importantísimo, enorme. Yo todo esto sólo lo sé por lo que he leído.
SP Es un camino válido.
JP Usted dirá. Y quizás un camino mucho más humano que los otros caminos. Quizá. Es un camino que debe dar una cierta tranquilidad. Yo, desgraciadamente, he sido un hombre poco sensual. Es una cosa de la cual me arrepiento profundamente.
SP ¿Usted podría resumirme, en pocas palabras, las fases más importantes de su vida?
JP Sí. París : cinco años, ninguna relación con el mundo exterior, salvo el periodismo y la lectura. Me he pasado la vida leyendo. Sin resultado alguno, porque he leído a tontas y a locas. He leído cuanto me ha caído a mano.
SP ¿En qué época todo esto?
JP Yo llegué a París por primera vez el año 19, recién terminada la primera guerra mundial. Es el momento más grande de la historia de Francia.
SP ¿Y después de estos cinco años?
JP Me fui a Italia. Luego hice un viaje a Rusia; viví en Alemania durante la inflación ; estuve en Inglaterra, volví a España, y así hasta que llegó la guerra civil española.
SP Siempre como periodista.
JP Puramente como periodista. A base de mandar un telegrama diario a los periódicos. Cuando llegó la República me enviaron a Madrid, donde viví el experimento republicano español día a día, los años que duró. Ya sabe usted cómo acabó todo aquello. Ya sabe lo mal que acabó todo aquello. Horrible. La gente más inteligente del país, la gente oficialmente más inteligente del país, y ya sabe usted cómo acabó.
SP ¿Por qué fracasó la República?
JP Porque al parecer, en el mundo hay una especie de hombres, que los castellanos llaman tontos, pero que son muy listos, y otra especie muy lista, que son unos puros tontos. Esto ocurre en política. Creo yo. El nivel medio político del mundo es muy bajo; pero contiene cierto sentido común, un cierto instinto de no molestar a los demás y de no ocasionarles más sufrimientos del que ya tienen. Éste es el objetivo general de la política en el mundo. Éste y el mantenimiento de la paz.
SP ¿El pueblo desea la paz?
JP El pueblo desea que los restaurantes estén abiertos, que las cloacas funcionen y que haya sitio en los autobuses. Yo he visto a las amas de casa alemanas volverse histéricas en las colas del pan durante la inflación. Porque el caso es que todo tiene un límite. Esto de que el hombre posee una resistencia ilimitada es una leyenda, que probablemente inventó Plutarco, pero totalmente falsa y totalmente estúpida.
SP El hombre desea unas cuadrículas.
JP El hombre es un ser limitado, muy limitado. Creo yo.
SP Y después de la guerra, ¿usted qué ha hecho?
JP Después de la guerra, durante diecisiete años he vivido aquí porque no tenía pasaporte.
SP ¿Por qué no tenía pasaporte?
JP Por lo que sea. Un día se lo explicaré, porque es una historia divertida.
SP Sin embargo, usted ha viajado y ha publicado crónicas desde el exterior.
JP Cierto. Al cabo de diecisiete años saqué un pasaporte y entonces me llamó Vergés, el dueño de «Destino», que es un chico de Palafrugell, muy amigo mío, y me dijo: «¿Por qué no hace usted un viaje por Europa y nos cuenta cómo se vive por ahí?» Y salí y demostré que en Europa se vivía muy bien. Ésta es una de las pocas cosas positivas que yo he hecho en esta vida.
SP Recuerdo que usted enfatizaba la influencia de lord Keynes.
JP Seguro. La inmensa prosperidad europea es hija de lord Keynes. Esto lo entiende hasta una criatura.
SP ¿Por qué?
JP Porque si usted tiene una fábrica de pañuelos y sus propios obreros no tienen facilidad para comprar, tarde o pronto tendrá usted que cerrar la fábrica ; pero si usted va subiendo los jornales usted irá fabricando pañuelos indefinidamente. Es la manera de acabar con las crisis del capitalismo antiguo.
SP Si tuviera que citar a gente importante de nuestra época, ¿a quién citaría?
JP Primero Lenin. O, si lo prefiere, Marx. Después Freud : el descubrimiento de la sensualidad ha sido un fenómeno antibarroco muy importante. Luego Einstein. Y probablemente Keynes. ¿Está conforme? Y el papa Juan XXIII, que ha sido un tipo considerable. No le hablo del mundo oriental, porque lo desconozco. Siento gran simpatía por la India y por China. En cambio me atraen escasamente los japoneses.
SP Ah, caramba.
JP Japón me parece un país más bien desagradable; creo que los japoneses no tienen sentido moral. Pero darán guerra porque son muchísimos. Usted no puede llegar a imaginar la cantidad de japoneses que hay. Un amigo, que estuvo en el Japón hace poco, me dijo que siempre tenía la impresión de encontrarse delante de mil quinientos japoneses. Tanto si iba al campo como si daba un paseo en autobús, siempre había mil quinientos japoneses delante. Algo tremendo.
JP Es muy ingenioso este aparato
SP Es un aparato alemán.
JP Los alemanes son muy ingeniosos; fabrican unos tornillos excelentes. Ello es una prueba de la inteligencia humana, que como sabe usted muy bien, es muy poca cosa.
SP Los alemanes han hecho algo más que tornillos.
JP Han hecho el idealismo alemán.
SP ¿Qué opina del idealismo alemán?
JP Que se puede interpretar de muchas maneras. Como la poesía de Riba.
SP ¿Usted cómo lo interpreta?
JP ¿La poesía de Riba?
SP El idealismo alemán.
JP Cuando se pone el artículo al final de la frase, el verbo se puede poner en presente, en pasado, en futuro o en lo que quiera, y entra usted en un galimatías espantoso. Es muy divertido.
SP No le gustan los alemanes.
JP Los alemanes son unos grandes científicos.
SP ¿Usted vive aquí todo el año?
JP Todo el año.
SP ¿No se encuentra muy aislado?
JP Yo tengo una edad descarada, tengo sesenta y ocho años; una edad absolutamente escandalosa. A esta edad todo es diferente.
SP Usted viaja bastante.
JP Me gustaría viajar más. Ahora estoy muy cansado ; mi madre murió hace quince días, y esto, claro, siempre produce una cierta cosa extraña. Pruebe este vino; no se si le gustará. ¿Le gusta? Lamento no poder ofrecerle otro; este año el vino no salió muy bueno. Llovió demasiado.
SP Es un vino excelente, y con su permiso me iré sirviendo a discreción.
JP Pues claro, beba hombre, beba.
SP Su madre tendría muchos años.
JP Ochenta y nueve. Mujer de gran carácter; una de estas mujeres de Palafrugell, que con el tiempo se vuelven morenas y un poco jorobadas. Una mujer de aquí. Típica. Pesaba treinta y seis kilos, por esto ha durado tanto. Comprendo el horror que le inspiran a usted los gordos. Es evidente que no le gustan los gordos. Pero usted trae unos papeles y querrá tocar una temática : venga, lea.
SP Le advierto que lo que quiero es charlar.
JP Y yo le advierto que soy un tipo —y perdone— bastante anticonvencional. No tiene usted que confundirme; a mí todo este mito del hombre de letras y la vida del intelectual de París, no me interesa nada. Lo odio. Al intelectual, en tanto que intelectual, lo odio. Es un ente que no tiene nada que ver con nada. Es un monstruo.
SP Funciona en el vacío.
JP No es nada. Nada. Y dentro sólo tiene una inmensa vanidad. Sin embargo, dicen que para vivir todo esto es útil.
SP No lo crea. Ni siquiera es útil para vivir.
JP Tampoco para vivir. Se engañan, pues.
SP No se lo digo con ánimo de halagarle ; pero, a mí, su posición me parece muy plausible.
JP Es que si usted se propusiera halagarme tampoco lo conseguiría.
SP Yo me he dedicado bastante a la filosofía y puedo asegurarle que la pura especulación es una trampa. Ahora me dedico también a la acción. Claro que una trampa la hay en todas partes, ¿no le parece?
JP Seguro
SP ¿Pero no estaremos hablando como si estuviéramos frente a un auditorio?
JP No le preocupe, esto. Es la única manera de hablar : con una cierta afectación, con un énfasis intelectual notorio, porque el léxico lo trae. Usted, en este momento, se ha convertido en un elemento del léxico. Contrariamente no nos entenderíamos y entraríamos en un extraño y confuso cachondeo. Me parece a mí.
SP A mí también me lo parece.
JP ¿Y usted ha publicado alguna cosa?
SP Artículos en revistas de filosofía.
JP Ah. ¿Conoce a aquel señor, aquel que ahora está en Madrid?
SP ¿Zubiri?
JP Vaya libro complicado el que ha escrito últimamente.
SP Muy escolástico.
JP ¿Usted ha estudiado a Santo Tomás?
SP Sí, lo he estudiado.
JP Buen asunto Santo Tomás.
SP Buen asunto.
JP Más buen asunto que el idealismo alemán.
SP El idealismo alemán también es importante.
JP También. Seguro.
SP Y Kant.
JP Seguro; pero Kant no era idealista.
SP Si me lo permite le diré que Kant es importantísimo porque lo cambia todo; Kant lleva el hombre al quirófano, lo desmonta pieza por pieza y lo vuelve a montar de una manera diferente, aunque por fuera todo quede igual que antes. En mi opinión, el que no ha presenciado esta operación quirúrgica no puede entender una palabra del mundo moderno.
JP Kant viene de los ingleses.
SP A usted le gustan los ingleses.
JP Tenemos mucho que aprender de ellos.
SP Ahora dígame: de la función del escritor, en el mundo actual, ¿qué opina?
JP En baja, en franca baja. ¿No le parece?
SP No lo sé.
JP Me parece que es una cosa tan agotada como la escultura griega. Teniendo en cuenta esta especie de media cultura que se va implantando por el mundo, la gente sólo leerá novelas policíacas. Cuando digo la gente quiero decir la masa. No creo en la igualdad humana; creo que la cosa funciona de otro modo. Éste es un tema sobre el cual nunca se habla; pero tenemos que reconocer que hay gente absolutamente cerrada. Y es que el hombre no es un animal racional; el hombre es un animal sensual. Por esto yo estoy en favor de las religiones.
SP ¿En favor de las religiones?
JP En el sentido de que la religión es una cosa antisensual.
SP ¿Cree usted?
JP Vaya si lo creo. ¿Usted no? Hablo de las religiones que conozco. No de las grandes religiones del Oriente. Aunque en la escultura religiosa hindú hay mucha sensualidad.
SP Mucha sensualidad. Pero se trata de una sensualidad mística. Igual que hay un misticismo que va hacia el cielo, hay un misticismo que va hacia la tierra. Son dos maneras de neutralizar la soledad del hombre.
JP Esta es la posición, sí señor. El recurso de la sensualidad es un admirable recurso, tan importante como el del idealismo alemán. La gente encuentra un camino en el comer, en las mujeres y en todo esto. Seguro. Un camino importantísimo, enorme. Yo todo esto sólo lo sé por lo que he leído.
SP Es un camino válido.
JP Usted dirá. Y quizás un camino mucho más humano que los otros caminos. Quizá. Es un camino que debe dar una cierta tranquilidad. Yo, desgraciadamente, he sido un hombre poco sensual. Es una cosa de la cual me arrepiento profundamente.
SP ¿Usted podría resumirme, en pocas palabras, las fases más importantes de su vida?
JP Sí. París : cinco años, ninguna relación con el mundo exterior, salvo el periodismo y la lectura. Me he pasado la vida leyendo. Sin resultado alguno, porque he leído a tontas y a locas. He leído cuanto me ha caído a mano.
SP ¿En qué época todo esto?
JP Yo llegué a París por primera vez el año 19, recién terminada la primera guerra mundial. Es el momento más grande de la historia de Francia.
SP ¿Y después de estos cinco años?
JP Me fui a Italia. Luego hice un viaje a Rusia; viví en Alemania durante la inflación ; estuve en Inglaterra, volví a España, y así hasta que llegó la guerra civil española.
SP Siempre como periodista.
JP Puramente como periodista. A base de mandar un telegrama diario a los periódicos. Cuando llegó la República me enviaron a Madrid, donde viví el experimento republicano español día a día, los años que duró. Ya sabe usted cómo acabó todo aquello. Ya sabe lo mal que acabó todo aquello. Horrible. La gente más inteligente del país, la gente oficialmente más inteligente del país, y ya sabe usted cómo acabó.
SP ¿Por qué fracasó la República?
JP Porque al parecer, en el mundo hay una especie de hombres, que los castellanos llaman tontos, pero que son muy listos, y otra especie muy lista, que son unos puros tontos. Esto ocurre en política. Creo yo. El nivel medio político del mundo es muy bajo; pero contiene cierto sentido común, un cierto instinto de no molestar a los demás y de no ocasionarles más sufrimientos del que ya tienen. Éste es el objetivo general de la política en el mundo. Éste y el mantenimiento de la paz.
SP ¿El pueblo desea la paz?
JP El pueblo desea que los restaurantes estén abiertos, que las cloacas funcionen y que haya sitio en los autobuses. Yo he visto a las amas de casa alemanas volverse histéricas en las colas del pan durante la inflación. Porque el caso es que todo tiene un límite. Esto de que el hombre posee una resistencia ilimitada es una leyenda, que probablemente inventó Plutarco, pero totalmente falsa y totalmente estúpida.
SP El hombre desea unas cuadrículas.
JP El hombre es un ser limitado, muy limitado. Creo yo.
SP Y después de la guerra, ¿usted qué ha hecho?
JP Después de la guerra, durante diecisiete años he vivido aquí porque no tenía pasaporte.
SP ¿Por qué no tenía pasaporte?
JP Por lo que sea. Un día se lo explicaré, porque es una historia divertida.
SP Sin embargo, usted ha viajado y ha publicado crónicas desde el exterior.
JP Cierto. Al cabo de diecisiete años saqué un pasaporte y entonces me llamó Vergés, el dueño de «Destino», que es un chico de Palafrugell, muy amigo mío, y me dijo: «¿Por qué no hace usted un viaje por Europa y nos cuenta cómo se vive por ahí?» Y salí y demostré que en Europa se vivía muy bien. Ésta es una de las pocas cosas positivas que yo he hecho en esta vida.
SP Recuerdo que usted enfatizaba la influencia de lord Keynes.
JP Seguro. La inmensa prosperidad europea es hija de lord Keynes. Esto lo entiende hasta una criatura.
SP ¿Por qué?
JP Porque si usted tiene una fábrica de pañuelos y sus propios obreros no tienen facilidad para comprar, tarde o pronto tendrá usted que cerrar la fábrica ; pero si usted va subiendo los jornales usted irá fabricando pañuelos indefinidamente. Es la manera de acabar con las crisis del capitalismo antiguo.
SP Si tuviera que citar a gente importante de nuestra época, ¿a quién citaría?
JP Primero Lenin. O, si lo prefiere, Marx. Después Freud : el descubrimiento de la sensualidad ha sido un fenómeno antibarroco muy importante. Luego Einstein. Y probablemente Keynes. ¿Está conforme? Y el papa Juan XXIII, que ha sido un tipo considerable. No le hablo del mundo oriental, porque lo desconozco. Siento gran simpatía por la India y por China. En cambio me atraen escasamente los japoneses.
SP Ah, caramba.
JP Japón me parece un país más bien desagradable; creo que los japoneses no tienen sentido moral. Pero darán guerra porque son muchísimos. Usted no puede llegar a imaginar la cantidad de japoneses que hay. Un amigo, que estuvo en el Japón hace poco, me dijo que siempre tenía la impresión de encontrarse delante de mil quinientos japoneses. Tanto si iba al campo como si daba un paseo en autobús, siempre había mil quinientos japoneses delante. Algo tremendo.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Qué grande, Josep Pla! Es el mejor prosista catalán del siglo XX, sin duda. Oiga, don Cógito, le escribo para informarle, por si no lo sabía, que unos amigos míos han añadido su blog a su página, que se llama 'esunmomento.es'. Puede consultarlo, claro, en www.esunmomento.es, en la sección de enlaces. Lo dicho: gran Pla y no menos grande don Cógito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Madre mia!! Muchas gracias, oye. Todo un detalle!!!
ResponderEliminarPD: Lo que comentas sobre Pla no tiene mucha vuelta de hoja...
Muchos saludos
Una curiosidad malsana, Don Cogito... ¿haces "copia y pega", o pasas los textos a pedal? Te lo curras bastante...
ResponderEliminar¿A pedal? No lo entiendo muy bien esta expresión (a mano?).... busco un texto, y lo copio ya sea con el escaner (si en texto es muy grande como este) o a mano si es más pequeño. De todas maneras, aún con escaner, tengo que retocarlo (sale defectuoso o con errores la mayor parte de las veces), después busco una buena imagen y enlaces (intento siempre, cuando copio el texto de un libro, buscar un enlace que facilite su compra...)Es todo un trabajo, pero lo hago con mucho gusto....tengo la ilusión que, lo que hago, por lo menos, despierte el interes sobre ciertos temas o autores... me considero un intermediario
ResponderEliminarun interés que se te agradece, un saludo...
ResponderEliminarMuchas saludos a ti Casanueva...
ResponderEliminarInterés indudable, con escáner o sin escáner, a pedal o sin pedal...
ResponderEliminarInteresantes comentarios e interesante forma de ver la vida. Hay que "escuchar" muy bien lo que tienen que decirnos hombres y mujeres de cierta edad...
ResponderEliminar... y más cuando tal persona se llama Josep Pla...
ResponderEliminarSaludos
Increiblemente aqui en Santa Fe (Argentina) es casi imposible conseguir sus libros. Gracias por el post, excelente blog!!!!
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