miércoles, 28 de mayo de 2008

Sobre la estupidez occidental

Es este un tema que ya he tocado con anterioridad: la incapacidad de muchísimos occidentales por asumir la magnitud de los crímenes de los regímenes comunistas. O mejor: la negativa por parte de muchas personas de esta parte del mundo, para entender que en "la escala del Mal" (si, si, del Mal) debería haber cierta proporcionalidad entre el número de crímenes que comete un regimen determinado y el juicio que tal régimen merece. Esto es, que no es lo mismo, por muy presente que tengamos la terrible "aritmetica de la compasión", 50.000 personas asesinadas que 20.000.000, o un 3% de población de un país pasada por las armas que un 20% y así todo... Por supuesto, todo intento por juzgar bajo un mismo rasero tales asuntos, contarán con la oposición de quienes, ya sea desde la soflama sentimental-autobiográfica, ya sea desde la muy socorrida agitación del espantajo de la colaboración con la odiosa -pero no tan distinta- ideología "contraria", intentarán chantajear, enborrar el juicio, desdibujar los límites del drama. Aún peor, sin embargo, son aquellos que intentan encubrir su irresponsabilidad ante tales asuntos, negando la misma noción de verdad (Ver aquí). Auténtica hez del siglo, tales sujetos, muy presentes en las cátedras universitarias y en los "puestos de responsabilidad", verbigracia, en los "medios de comunicación", encubren, cabe sospechar, en su relativismo, más que una opción intelectual, un pasado de colaboración con tales ideologías.

¿Cuando nos daremos cuenta que tales posturas son propias de una sociedad enferma, vanagloriada en su incapacidad de concebir -si quiera- el Bien y el Mal, la realidad y la mentira, lo justo y lo injusto? ¿Cuando se tendrá la suficiente FUERZA para alejar tales temas de la pura polémica partidista? Sospecho que nunca, o por lo menos, no por mucho tiempo, pero no creo que valga la pena desanimarse.

En apoyo de tan "extremistas" posturas os traigo una pequeña parte de la entrevista que Gabriel Insausti realizó a Adam Zagajewski hace un mes para la Revista de Occidente. Como siempre espero que os interese.



—En Marca de agua, Brodski expresaba su exasperación cuando oía a los intelectuales de izquierdas hablar en términos elogiosos del régimen soviético que lo habla expulsado, sin conocerlo desde dentro. A todos los trataba con desprecio por su ingenuidad o su tozuda ceguera... salvo a una chica que conoció en Venecia, cuya hermosura no de veía empañada por el hecho de ser miembro del Partido Comunista italiano. Usted ha vivido el estalinismo y ha exiliado a París y ha regresado luego a Polonia. ¿Percibe todavía en nodotros, los europeos occidentales, esa ceguera que exasperaba a Brodski ante los nuevos acontecimientos de su país y de toda Europa del Este?
—Creo que es un verdadero problema. En cierto lugar de En la belleza ajena digo que «hay que ir a Italia y admirar el frágil milagro de esa nación llena de talento, pero, volviendo de Italia, es preciso ser consciente de nuevo de que Europa se compone del sur latino y del norte bárbaro y que esa división es más vieja que Yalta y otros alevosos tratados». Hay una división que es la huella del Imperio romano y la frontera de la latinidad, y hay otras que son fruto de acontecimientos más modernos. También suelo decir que ese norte «está aún dividido, y yo también estoy dividido». Y es que lo creo de veras. Europa está todavía muy profundamente dividida: los europeos occidentales, en especial la gente de izquierdas, no han hecho sus deberes. No entendían el horror de la experiencia soviética, del mundo soviético. He vivido durante mucho tiempo en Francia y he conocido muchas personas muy agradables y civilizadas, amantes del arte y la poesía, pero en cuanto se traía a colación el tema político parecía surgir un abismo entre nosotros. No podían entender por qué yo era tan vehemente cuando se hablaba del comunismo, debido a categorías prefabricadas como «reaccionario» o «anticomunista». Son, sencillamente, categorías inservibles o equivocadas, porque niegan la experiencia real de las cosas. No sé si ha visto usted una película alemana, La vida de los otros: es muy didáctica, muestra muy bien el horror de la vida en el Este en la era soviética, aunque no hubiera campos de concentración. No soy un escritor político y no voy a escribir sobre el tema, pero me entristece que exista ese abismo.
-Algunos fenómenos no ayudan mucho. Y no pienso únicamente en el prejuicio que anida en países que, como España, han vivido en el siglo xx una dictadura de digno contrario. Pienso también en la frivoliad con la que de reciclan como kitsch algunos simbolos siniestros. Hace apenas dos semanas, en una tienda de alimentación muy cercana a mi casa, al llegar al mostrador para pagar recordé que tenía que comprar un mechero. Pregunté si tenían, y cuando me los mostraron tuve dos reacciones sucesivas. La primera, un pequeño respingo; la segunda, la sensación de haberme convertido en un dinosaurio, un ser de una época pasada. Los mecheros tenían como motivo decorativo las siglas CCCP y la hoz y el martillo en rojo.
—Sí, algunos occidentales no se percatan de hasta qué punto puede resultar doloroso todo esto. Alguien —creo que una periodista norteamericana- escribió un libro muy bien documentado sobre el Gulag y en el prefacio describía cómo los turistas occidentales compran en Praga todo tipo de objetos de quincalla de la antigua URSS: viejos cascos de soldados, estrellas rojas... Lo que esta periodista observaba era que esa misma gente nunca compraría objetos, souvenirs, con la esvástica o con otro signo nazi o fascista. Hay un justificado odio contra los nazis, que no va acompañado de una visión ecuánime de lo que fue el mundo soviético. Y el caso es que había muchas semejanzas entre ambos totalitarismos y muchos izquierdistas occidentales casi parecen creer que los disidentes deseábamos,un regreso de la ocupación nazi, cosa que no tengo que decir que es absolutamente descabellada. La cuestión es que hubo dos sistemas de opresión sistemática y para muchos parece que aún no ha llegado el momento de revisar con justicia uno de ellos. Hoy en día, el gobierno de Putin hace cuanto puede por borrar o al menos maquillar la memoria de aquellos años terribles.

6 comentarios:

  1. "la estupidez no es mi fuerte", decía el Monsieur Teste de Valéry ante las masas moqueantes que se identificaban con el protagonista de la representación operística. Pero estupidez habrá siempre porque ninguna sustancia se reproduce con mayor vigor. No sé si consuela pensar que la occidental no es precisamente de las peores.

    salut

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  2. zápiro...

    la verdad es que tengo muy mala opinión de gran parte de los pensadores e intelectuales occidentales desde el siglo XX hasta ahora; no sólo veo a gran parte de estos responsables de masacres (justificaron irresponsablemente partidos asesinos o propagaron la pasividad ante ello) que sufrieron mucha gente inocente, sino que además gran parte de ellos -algo muy común ahora- adoptan un "pensamiento muerto" incapaz (muchas veces voluntariamente) de asumir las consecuencias de todo aquello.

    Pero vamos hay que seguir pensando (pero con mucha más responsabilidad), en eso tienes toda la razón.

    PD: tengo que reconocer que en el origen de esta entrada está ver como se vendían camisetas de la CCCP en la estación de Gran Via. No me lo podía creer.

    Muchos saludos

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  3. "El culto del recuerdo es, en primer lugar, por supuesto, el homenaje que debemos a la memoria de las víctimas, pero debe ser también la fuente de una vigilancia creciente contra la repetición de los genocidios, y no solamente en los mismos lugares contra las mismas personas, sino donde sea y contra quien sea [...] lo que se ha banalizado, para nosotros,no es el genocidio de la Segunda Guerra Mundial en nuestra memoria; son, salvo raras excepciones, los genocidios que se están perpetrando en el mundo contemporáneo, ante nuestros ojos. Tratar lo pasado como actual y lo actual como pasado me parece una mala manera de preparar el futuro".
    Jean-François Revel

    En el libro "El conocimiento inútil" también expone la masacre y criba que hubo en Francia tras la 2GM en la que se fusilaba día sí día también a todo lo que olía a nazi.

    Otra cosa que dice: "Occidente ha comprendido desde hace tiempo que en una sociedad que respira gracias a la circulación de la información, regular esta circulación constituye un elemento determinante del poder". "Los emisores de información del mundo libre se desbordan cada vez más sobre el mundo totalitario... en sentido inverso, la propaganda del mundo totalitario penetra sin obstáculos en el mundo libre, el cual a menudo se muestra muy receptivo"..

    saluditos...

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  4. Pues si casanueva... como en muchos casos Revel da en el clavo.

    Sobre lo que me cuentas de Francia ha salido hace poco (creo que en Tusquets) un libro muy interesante que juraría que se llama "La depuración". Sobre Vichy y todas sus implicaciones politicas y culturales está el de Paxton "La Francia de Vichy".
    Esos libros son muy interesantes ya que parten de una perspectiva que se soslaya muy a menudo: que los ultimos años de Guerra mundial y los primeros de posguerra tuvieron en muchos países (Francia, Italia, Grecia, Yugoslavia...) trazos de Guerra Civil.

    Muchos saludos como siempre

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  5. Estimado Cógito
    Es posible que muchas personas de izquierdas no pudieran ver. Sencillamente no pudieran ver. Muchas veces nos falta (me incluyo) capacidad de análisis suficiente, y capacidad suficiente para tomar distancia respecto a la opinión mayoritaria en “nuestro” clan, por que ello puede conducir a la pérdida del clan. Y fuera suele hacer mucho frío.
    Si te pones en la piel de algunas de esas personas, si empatizas con ellas, puedes llegar a entender el mecanismo. Es cierto si, que también en la izquierda se “manofactura el consentimiento”. También.
    Un abrazo.

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  6. Victor...

    El post, no va exclusivamente contra las izquierdas, sino contra esa tendencia a anteponer las ideas propias a sus resultados. Sin embargo, es cierto que en España -y en gran parte de Europa occidental- tal tendencia se da mucho respecto a "lo que sucedio" en Europa del Este y el comunismo. Pero como te puedes imaginar tales cosas no se tan exclusivamente en la izquierda, ni, por supuesto, toda la gente de izquierdas han apoyado y apoyan tales barbaridades (tu mismo demuestras ser un buen ejemplo de una persona de izquierdas crítica y responsable).

    Símplemente me gustaría demandar un poco de resposabilidad (o un mucho)de todos, sean de derechas, izquierdas, centro-reformistas o Testigos de Jehová....

    Como siempre, muchos saludos

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