...ciertas amistades, como buena parte de las estructuras más intimas de nuestra arquitectura espiritual, se forman en la primera juventud -cuando el desconocimiento de los límites de la vida, tiende a mezclar sin distinción y radicalmente, lo más noble con lo más descerebrado. Pasado los años, nos cuesta creer que nuestra ya formada arquitectura espiritual, tan diferente de la de entonces ("¿Cómo podía YO ser así?"), tenga gran parte de sus raíces, en aquella época... sin embargo, esa continuidad existe, formada por el espíritu...
LLego aquí a través de Majao Público, y a fe que es buena la recomendación.
ResponderEliminarBien por Shestov, que a ver cuándo lo traducen y editan en español.
Y sobre el café como seña de identidad europea, con todos mis respetos para Steiner, pensador a quien aprecio en general, me parece una gilipolluá. Francamente.
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ResponderEliminarMuchas gracias por escribir en este blog.
ResponderEliminarShestov es uno de los más interesantes pensadores olvidados no sólo en español, sino en francés o en inglés, aún cuando todavía se publique en francés bastante asiduamente su estudio sobre Kierkegaard. Sospecho que tendrá que venir algún escritor de relumbrón de París o de alguna universidad americana para que se vuelva a poner sobre el mapa al pensador ruso y alguien en este país nuestro tenga la genial idea de traducirle y publicarle.
En cuanto al texto de Steiner, como comprenderás(por algo lo he puesto... aunque no esté de acuerdo en todo -esa referencia a Lenin me parece penosa-) no me parece una "gilipolluá" -como dices- aunque reconozco que estas líneas están incluidas en uno de los libros más flojos que se han editado de Steiner: una conferencia que pronunció sobre Europa y que edito hace unos años Siruela. De todas maneras, reconozco los cafés me pierden y que este vicio haya nublado mi juicio.
Saludos
Sí, D. cogito, la amistad está vinculada a ese mundo complejo y desordenado de los afectos y los sinsabores, pero ocurre a veces que, guiada por intuiciones y quién sabe qué casualidades, logra sobreponerse a lo amorfo y se realiza como una arquitectura que siempre hubiera estado prevista. ¡Brindo por esa obra y por las cenas en las que florece!
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